¡un hurra por los profesores de primero de primaria! - ANPE

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Revista “ EL DOCENT ”
DL PM 104 - 2012
ISSN 2254 - 1055
¡UN HURRA POR LOS PROFESORES
DE PRIMERO DE PRIMARIA!
Estoy convencido de no descubrir nada nuevo al afirmar
que “Primero de Primaria” es un curso clave, vital, decisivo
es importante. Es el curso por excelencia, donde se
descubre capacidad y posibilidades, donde se RAMIRO CABELLO
adquieren hábitos y formas, donde afloran y modelan
personalidad y carácter, donde se aprenden y adquieren la base y los cimientos
de todo el aprendizaje posterior: LA LECTURA Y LA ESCRITURA.
De lo que no estoy tan convencido es de si todos los profesores estáis o no de
acuerdo conmigo. Posiblemente, cada profesor, defienda su curso como el más
importante, y hacen bien, pero con el corazón en la mano y la conciencia limpia
de subjetividades… ¿A que tengo bastante razón y fundamento al afirmar,
cuando menos, que Primero de Primaria es muy diferente a cualquier otro
curso?
Desde la década de los sesenta la ley de enseñanza ha cambiado varias
veces, han aparecido nuevas terminologías pero, en la práctica, en el primer
curso de primaria siempre se ha enseñado lo mismo: A leer y a escribir. Y año
tras año ha sido y sigue siendo una gran aventura, un apasionante reto donde
la experiencia del profesor juega un papel decisivo y facilita mucho el éxito.
Es cierto que hace ya unos años, con la llegada de las enseñanzas tempranas,
los niños empiezan el aprendizaje de la lectura y la escritura a partir de los tres,
cuatro años y muchos, al terminar su tercer curso de infantil “leen”.
Desde aquí, toda mi admiración para los profesores de infantil. Porque se
necesita ser valiente, tenaz, optimista y muy cariñosos para permanecer en
estos cursos donde todo está absolutamente por hacer. Pero vosotros, mejor
que nadie, sabéis que no todos los alumnos que pasan a primero saben leer y
mucho menos escribir. Por muy buen método que se aplique, por mucha
experiencia que se tenga, lo cierto es que, independientemente de la edad que
se empiece a enseñar a leer a un niño, este no aprenderá hasta no tener la
madurez y capacidad necesaria para ello.
Por todo ello, cada comienzo de curso, cada primer día de clase el profesor de
primero de primaria se encuentra con:
-Niños que leen.
-Niños que desconocen las sílabas trabadas o mixtas.
-Niños que sólo dominan las sílabas directas.
-Niños que sólo conocen algunas letras del abecedario.
-Niños que sólo conocen las vocales.
Y esto es lo más frecuente y no debe extrañarnos porque, gracias a Dios,
nosotros, los profesores, no trabajamos frente a un ordenador, aplicando un
determinado programa que al dar a la tecla del “intro” automáticamente todos
los niños aprenden las sílabas directas; un nuevo espacio, damos al “intro” y
todos los niños aprenden las sílabas inversas y un nuevo espacio, seguimos el
programa y todos los niños leen.
¡Ya nos gustaría! Lo bonito y lo difícil es que trabajamos con personas,
pequeñas, sí, pero con una personalidad, carácter e inteligencia muy
diferentes. Y lo primero que el profesor tiene que lograr es que TODOS lean y
escriban. ¿Cómo conseguirlo? ¿Verdad que es un reto apasionante?
No es propósito mío dar lecciones ni pautas a nadie en este apartado, porque
aquí el tradicional y famoso dicho “cada maestrillo tiene su librillo” es
rigurosamente cierto y se cumple al pie de la letra. Un mismo método de
lectura, aplicado en varias clases y por distintos profesores, su metodología
sería completamente diferente, aunque tuviese los mismos resultados. Y creo
que debe ser así. Me atrevería a decir que desconfío del profesor que no
aporta algo personal al método que utiliza, que no hace “suyo” el propio
método. Porque eso indica que no se involucra, que no conecta, que no se une
a sus alumnos. No importa qué método se utilice, porque los alumnos aprenden
con cualquiera. Quien tiene que dominar el método es el profesor, de lo
contrario será una dificultad más para los alumnos, porque rápidamente se dan
cuenta de ello.
Me gustaría subrayar un factor decisivo, que a mi modo de ver, debe ir implícito
en la actitud del profesor de primero: Demostrar cariño y entrega a todos los
alumnos. Porque es la mejor manera de lograr una gran exigencia en el día a
día. Un alumno de seis, siete años, que se siente atendido y querido por su
profesor, responde con todo su esfuerzo y posibilidades a las exigencias que
se le pidan. Es mucho más eficaz que una regañina.
Por último, quiero invitaros a considerar que cuando en tercero, quinto, sexto y
todos los demás cursos, el profesor ordena abrir el libro por la página ciento
treinta y cinco para empezar a leer, su profesor de primero, les ha tenido que
enseñar las unidades, decenas, centenas… y por supuesto enseñar, afianzar y
reforzar todo su proceso de aprendizaje de la lectura.
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