IV. Discusión 4.1. Desarrollo general del organismo

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IV. Discusión
4.1. Desarrollo general del organismo
Como hemos comprobado en las tablas 1,2 y 3 y la figura 2, un tratamiento
prolongado con Dexametasona (sola o acompañada de Kanamicina) induce un poderoso
efecto adelgazante en el sujeto experimental. Esto es un resultado que ya esperábamos,
pues ya se puso de manifiesto en la introducción que la Dexametasona produce
adelgazamiento del organismo en general a través de dos factores: la movilización de
reservas proteicas y lipídicas desde el músculo y tejido adiposo hacia los hepatocitos
para sostener un aumento colosal de la gluconeogénesis y la posible inducción de una
anorexia nerviosa debida a sus efectos sobre el sistema nervioso central.
La tendencia natural de las ratas, si no estuviesen tratadas con ningún medicamento,
es engordar, como comprobamos en el grupo de control. Esto se debe a que en el
laboratorio jamás les falta el alimento y llevan una vida totalmente sedentaria
encerradas en sus jaulas. Sin embargo, aquellas ratas tratadas únicamente con
Kanamicina en un primer momento engordan más rápidamente que las del grupo de
control, para, al final, terminar con un ritmo de engorde igual o incluso inferior al de las
ratas control. Esto es fácilmente distinguible en la figura 2 y sobre todo en las tablas 2 y
3. ¿A qué puede deberse este efecto? Analicemos un poco más de cerca la acción de la
Kanamicina: la Kanamicina mata bacterias, y por la vía por la que la hemos
administrado mata bacterias intestinales. Esto en un primer momento parece tener un
valor adaptativo positivo para la rata. Este hecho puede deberse a que en un primer
momento la Kanamicina elimina posibles patógenos intestinales, permitiendo que la rata
asimile mejor y por tanto engorde más rápido. Pero, ¿porqué entonces este beneficio se
pierde al avanzar el tratamiento? Puede que al empezar con el tiempo la Kanamicina a
atacar bacterias de la propia flora intestinal de la rata (como vemos en la tabla 23 y
discutiremos más adelante) dificulte por este lado la absorción de nutrientes,
contrarrestando este nuevo efecto negativo el anterior efecto positivo.
Por último, la tabla 3 sugiere cierta interacción entre los efectos de ambos fármacos:
en la figura 2 y las tablas 2 y 3 observamos como los efectos del doble tratamiento no
parecen distinguirse en un principio de los de la Dexametasona sola. Sin embargo, al
final del tratamiento, parece que aquellos tratados con doble tratamiento adelgazan
menos que los tratados únicamente con el glucocorticoide. Esto puede deberse a una
cierta compensación entre los efectos de ambos medicamentos o podría ser un simple
error en el análisis, pues como ya hemos comentado, existía una gran heterogeneidad en
las varianzas de estos resultados, por lo que no podemos fiarnos del análisis estadístico
realizado.
4.2. El Cariotipo
El cariotipo del animal (Figura 4) nos ha proporcionado información a través de la
comparación con otros cariotipos de la misma especie y de especies relacionadas.
Así, hemos podido corroborar el sexo del animal e identificar su especie, lo primero
al identificar la presencia de un cromosoma Y en la figura y lo segundo por asimilación
a la especie de cariotipo más similar.
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Además, hemos podido comprobar que ninguno de los dos tratamientos alteran el
material genético del animal a nivel de la morfología o número de los cromosomas. Esto
era algo que también esperábamos, sabiendo el mecanismo de actuación de ambos
medicamentos. Sí es verdad que ambos tienen en parte efectos sobre el material
genético, pero siempre a nivel transcripcional o traduccional, por lo que no alteran en
ningún caso la macroestructura del DNA y por tanto los cromosomas aparecen
completamente normales.
4.3. Órganos del sistema inmune: el Bazo y el Timo
Como se observa en las tablas 7, 10 y 11, el tratamiento con Dexametasona, sola o
conjuntamente al antibiótico, produce una disminución en el peso del bazo y del timo.
Esta disminución sigue presente en el índice organosomático de ambos (peso referido al
peso total del animal), lo que quiere decir que se debe a algo más que al simple efecto
de adelgazamiento general producido por el glucocorticoide. Sabemos que la
Dexametasona es u inmunodepresor. Por tanto, el bazo y el timo se ven afectados por la
atrofia que este medicamento provoca sobre los órganos linfoides al provocar la
destrucción de linfocitos, tal y como vimos en la introducción.
La Kanamicina, por su parte, no afecta en modo alguno al peso de ninguno de los
dos órganos. Esto es también esperable si pensamos un poco en la vía por la que hemos
administrado este medicamento: sabemos que el animal a tomado el antibiótico por vía
oral y también sabemos que los aminoglucósidos se absorben pobremente en el tracto
intestinal. Por tanto, al elegir esta vía de administración hemos limitado los efectos de la
Kanamicina a aquellos relacionados con la flora del intestino, no pudiendo actuar sobre
ningún otro órgano del sujeto. No hay tampoco por lo tanto fenómenos de interacción
entre los dos medicamentos.
En cuanto al tratamiento histológico, comprobamos que la Kanamicina sigue sin
ejercer efecto alguno, mientras que la Dexametasona sola o en combinación reduce de
manera drástica el porcentaje de pulpa blanca en el bazo (tablas 18 y 19). Esto se debe a
que la pulpa blanca se constituye principalmente de linfocitos, que acabamos de
confirmar que son suprimidos por efecto de los glucocorticoides. Este mismo principio
nos llevaría a pensar que en presencia de Dexametasona notaríamos una drástica
disminución en el número de células productoras de inmunoglobulina G, que son
linfocitos. Sin embargo, el análisis estadístico sobre la media general de datos de todos
los grupos (tabla 21) nos dice que no se aprecian cambios significativos respecto del
control al aplicar ninguno de los tratamientos. Esto contradice los datos individuales de
nuestro laboratorio, en los que sí es observable esa disminución esperada en las células
IgG+ (tabla 20) en los tratamientos con Dexametasona. Sin duda existe un error en el
análisis, probablemente debido a las enormes diferencias que se dan entre los resultados
de los distintos laboratorios. La acumulación de errores entre los distintos laboratorios
ha terminado provocando la aparición de unos resultados erróneos.
También realizamos un estudio bioquímico del bazo. Dentro de dicho estudio, la
tabla 14 nos indica que ninguno de los tratamientos parece afectar significativamente a
la concentración de proteínas en el bazo, que permanece similar a la que habría sin
tratamiento alguno (concentración control). Quizás cabría esperar una cierta
disminución en el caso de la Dexametasona, pero el análisis parece ser correcto. En el
caso de los datos de nuestro laboratorio, aparece una clara reducción de la concentración
proteica en la rata tratada con Kanamicina (tabla 12). Como sabemos que tal efecto es
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imposible, debemos reconocer que este resultado extraño se debe a un mero fallo
experimental.
4.4. Estudio del Hígado
Al analizar la tabla 7, observamos que el peso del hígado disminuye en aquellos
sujetos tratados con Dexametasona. Éste es un dato que puede inducirnos a engaño. Al
calcular el índice organosomático, nos damos cuenta de que en realidad el dato anterior
se debía tan sólo al efecto de adelgazamiento general que produce el glucocorticoide en
el organismo. Como comprobamos en la tabla 8, en realidad la Dexametasona induce
hipertrofia en el hígado. El peso del hígado aumenta con respecto al del resto del cuerpo
debido a que toda la ingente movilización de nutrientes que realiza la Dexametasona se
dirige hacia el tejido hepático, donde se da una excesiva glucogenogénesis. Como
siempre, la Kanamicina no afecta a este parámetro al no poder llegar al torrente
sanguíneo, y por tanto tampoco se dan fenómenos de interacción.
En cuanto al estudio bioquímico del hígado, cabría esperar un aumento de la
concentración de proteínas en el hígado de aquellas ratas en cuyo tratamiento se incluya
la Dexametasona, ya que la reserva proteica corporal se moviliza como ya hemos dicho
hacia tejido hepático. Sin embargo este efecto no queda retratado en los resultados, ni en
los generales ni en los particulares de nuestro laboratorio (tabla 12): el análisis
estadístico de la tabla 13 nos indica que ninguno de los tratamientos parece tener un
efecto significativo sobre este parámetro. Quizás esto se deba a que estando tan
avanzado el tratamiento casi toda la reserva proteica movilizada al hígado ha sido
utilizad ya para producir glucosa. De esta manera, el hígado en presencia de
Dexametasona crecería (como lo hace) por acumulación de glucógeno, pero la
concentración proteica se mantendría similar a la de un hígado control, al gastarse el
exceso de proteínas.
4.5. El Plasma
Nuestro estudio bioquímico termina en el plasma sanguíneo. En las tablas 12 y 15
observamos como la Dexametasona, tanto sola como unida a la Kanamicina, produce un
aumento en la concentración de las proteínas circulantes en el plasma. Esta actuación de
la Dexametasona cae dentro de lo esperado, ya que, como venimos comentando en esta
discusión y desde la introducción del trabajo, los glucocorticoides promueven ala
movilización de proteínas extrahepáticas. También cae dentro de lo esperado el hecho
de que la Kanamicina no parezca afectar a este parámetro, pues no puede llegar al
torrente sanguíneo por vía oral y por tanto no puede producir efectos diferentes a no
aplicar ningún tratamiento.
Sin embargo, nos sorprende la figura 15 al señalar un posible fenómeno de
interacción entre ambos medicamentos con respecto a este efecto, ya que el aumento de
concentración proteica parece menor en el caso de tratamiento doble. Como ya hemos
comprobado que la Kanamicina no actúa aquí, este análisis debe ser erróneo. Puede que
hallamos tenido la mala suerte de caer en el escaso margen de error que posee la prueba
ANOVA, y demos por válido un efecto que en realidad no existe.
En cuanto a la proporción de inmunoglobulinas G dentro de esas proteínas
plasmáticas, las tablas 16 y 17 nos muestran que ninguno de los tratamientos produce
cambios significativos en este parámetro con respecto a lo medido en el control. Sin
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embargo, cabría esperar que la presencia de Dexametasona, ya sea sola o en
combinación disminuyera dichos niveles, ya que los glucocorticoides inhiben la
producción de anticuerpos como uno de sus efectos inmunodepresores. Aunque esta
disminución se nota en nuestros datos experimentales, no parece ser suficiente como
para que el análisis estadístico la de por significativa, seguramente debido a la gran
variación que existe entre los resultados de los diferentes laboratorios.
4.6. El Desarrollo de las glándulas adrenales
El peso y el índice organosomático de estos órganos se ve claramente disminuido
por actuación de la Dexametasona, ya sea sola o en tratamiento doble junto a la
Kanamicina (tablas 7 y 9). Esta disminución viene causada por la atrofia que sufren las
adrenales debida a la administración continuada de glucocorticoides exógenos. Como
explicamos en la introducción, esta atrofia se produce al inhibir los glucocorticoides
exógenos la producción de CRH y ACTH por retroalimentación negativa del eje
hipotálamo – adenohipófisis – suprarrenales. Sin CRH y ACTH la producción de
glucocorticoides endógenos no se estimula y las glándulas adrenales terminan por
atrofiarse.
La Kanamicina vuelve a no tener efecto alguno sobre este parámetro externo al tubo
digestivo, y por tanto tampoco hay interacción alguna entre los fármacos.
4.7. Efectos sobre la flora intestinal
El estudio microbiológico de la flora intestinal se ha llevado a cabo de forma
meramente descriptiva. No hemos aplicado el análisis estadístico porque los datos son
muy variados entre laboratorios y en ocasiones pocos o con grandes errores estándar,
por lo que la ANOVA nos daría resultados extraños y contradictorios.
Un ejemplo de esta gran confusión en los resultados es el estudio de la flora del
intestino delgado. Lo primero que nos llama la atención en la tabla 22 es que los niveles
de microorganismos por gramo salen demasiado elevados, en ocasiones llegando a
alcanzar los valores para el intestino grueso (tabla 23). Esto es de todo punto imposible,
pues sabemos que el intestino delgado, dado su carácter básico y al ser la zona de
absorción de nutrientes, posee una flora microbiana mucho menor en número y variedad
que el intestino grueso. Además, se esperaría que la concentración de microorganismos
fuera menor en aquellas ratas tratadas con Kanamicina, ya que se trata de un antibiótico
bastante eficaz para las bacterias aerobias del intestino. Sin embargo, en nuestros datos
experimentales las bacterias tratadas con el aminoglucósido presentan una
concentración microbiana muy superior a las tratadas con Dexametasona, a las de doble
tratamiento o al grupo control. Esto también es imposible, y tiene que constituir un error
de contaje: durante la fase experimental muchos grupos sufrieron problemas con el
contaje de microorganismos, ya que la presencia de burbujas e impurezas y burbujas en
los medios inducía a errores al contarlas como colonias. Además, existe una gran
variación de rango entre los resultados de cada laboratorio tanto para la concentración
por gramo como por centímetro de intestino delgado, y los errores estándar igualan en
rango en muchos casos a los resultados. Por tanto, careciendo además de datos propios
de nuestro laboratorio con los que comparar, no podemos más que rechazar los datos
para el intestino delgado como erróneos.
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Los datos para el intestino grueso (tabla 23) son sin embargo mucho más
reveladores. Aunque subsiste el problema de la enorme variabilidad de rango entre los
resultados de diferentes laboratorios y los enormes errores estándar, al menos estos
resultados son más acordes con lo que cabría esperar conociendo las actuaciones de
ambos medicamentos.
Sin embargo, como ya comentamos en los resultados, debemos rechazar la
información para doble tratamiento debido a que, a parte de faltar para muchos grupos
(lo que nos deja un rango mucho menor de resultados con los que trabajar y, por lo
tanto, mayores probabilidades de error), en las media general de laboratorios se observa
una concentración mayor de clostridios que de organismos totales, lo cual es erróneo sin
ninguna duda. La posible causa de esto serían errores en el recuento de unidades
formadoras de colonias en el medio de los clostridios. Este error posiblemente haya sido
inducido por la difusión por dicho medio del sulfuro de hierro producido por la
actividad metabólica de los clostridios en presencia de sales de hierro. Al oscurecerse
todo el medio por acción de esta sustancia, el recuento de colonias se volvería mucho
más dificultoso. Lo que no puedo imaginar es porque este efecto se ha notado más en el
caso del doble tratamiento.
En cuanto al tratamiento con Dexametasona, se observa un crecimiento en la
concentración general de todos los microorganismos, sin importar a que tipo
pertenezcan. Esto es un efecto esperable si recurrimos otra vez a las propiedades
inmunomoduladoras de los glucocorticoides: el individuo tratado con Dexametasona se
encuentra inmunodeprimido y, por tanto, no puede combatir eficazmente la
proliferación de microorganismos en el tracto de su intestino grueso. Así, los
microorganismos pueden crecer por encima de los niveles control.
Por último, en las ratas tratadas con Kanamicina, comprobamos que el nivel general
de microorganismos se mantiene similar o incluso superior en el intestino grueso que en
las ratas control. Sin embargo, no existe presencia alguna de enterobacterias, estando
formada la flora bacteriana del intestino grueso prácticamente en su totalidad por
enterococos. Esto también era algo que esperábamos: como dijimos en la introducción,
la Kanamicina es muy efectiva sobre bacterias aerobias Gram negativas, como las
enterobacterias, por lo que inhibe su crecimiento. Sin embargo, posee muy poca acción
sobre los enterococos, microorganismos Gram positivos de la línea de los estreptococos,
sobre la que ya vimos en la introducción que la Kanamicina no posee actividad. Por
tanto, la inhibición de las enterobacterias por parte del aminoglucósido incide de manera
positiva en el crecimiento de los enterococos, que aprovechan para ocupar el nicho
ecológico abandonado por las enterobacterias y al no tener ya que competir con éstas
por los nutrientes, proliferan de forma espectacular. En cuanto a los clostridios, como ya
imaginábamos, la Kanamicina no posee ningún efecto sobre ellos al ser organismos
anaerobios (el transporte de Kanamicina al interior celular depende de oxígeno en una
de sus partes, como ya comentamos en la introducción).
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