Anormalidades cerebrales en la esquizofrenia antes y después del tratamiento ■ Desde hace más de un siglo, Kraepelin se preguntó si existían alteraciones en el cerebro de los esquizofrénicos y si estas alteraciones evolucionaban con el curso de la enfermedad. En la actualidad, y gracias a los estudios sistemáticos de imágenes cerebrales, estas preguntas empiezan a contestarse. Los estudios acerca del primer episodio de la enfermedad han sido particularmente importantes, ya que dan la oportunidad de estudiar a los sistemas cerebrales sin los cambios producto del efecto de los medicamentos antipsicóticos, además de facilitar el seguimiento longitudinal de casos para poder identificar si las alteraciones se modifican con el tiempo. Por otra parte, también permiten estudiar lo que sucede en el cerebro a corto plazo por el efecto de la medicación. De acuerdo a la información obtenida hasta el momento actual, hay evidencia consistente de que al iniciarse la enfermedad ya existen cambios cerebrales tanto funcionales como estructurales, y que éstos sirven para predecir la evolución clínica. También hay datos que indican que los antipsicóticos producen cambios agudos en la anatomía y en el funcionamiento del cerebro y que las alteraciones identificadas en los casos de un primer episodio difieren de lo que se observa en pacientes crónicos, lo cual indica que estos cambios tienen un curso progresivo. Para muchos expertos en este tema, en la medida en que se avance en el conocimiento de estos aspectos se podrá diferenciar la enfermedad en subtipos basándose en las diferencias biológicas identificadas. Los primeros estudios con resonancia magnética (RM) se llevaron a cabo en esquizofrénicos crónicos, lo cual dejó sin contestar muchas preguntas consideradas como básicas. Para abordarlas se determinó estudiar a sujetos con el primer episodio psicótico y sin medicamento. En este proceso, la aparición de procedimientos de RM más complejos ha permitido la identificación de cambios más precisos. Por ejemplo, en los estudios de la materia gris, los datos del grosor de la corteza dan más precisión que la simple información de cambios de volumen regional. De igual forma, los estudios de volumen regional de materia blanca ahora se complementan por las imágenes obtenidas por tensor de difusión, que permiten tener información más precisa sobre la integridad y mielinización de los principales tractos. Todos estos procedimientos se complementan con la metodología basada en tareas, la cual permite identificar, junto Vol. 27, Número 4, Abril 2016 con la de los de estado de reposo, cambios regionales de la actividad cerebral. Estos trabajos han dado lugar a lo que se conoce como “la conectividad funcional” que identifica cómo trabaja el cerebro por medio de circuitos para poder integrar los procesos sensoriales, cognitivos, motores y afectivos. Un reciente trabajo de revisión sobre este tema seleccionó los hallazgos más relevantes para discutir sus implicaciones tanto clínicas como de investigación. Analizaron 40 estudios de RM de pacientes con esquizofrenia en su primer episodio y antes de recibir tratamiento. Además analizaron 12 estudios más que compararon con el mismo procedimiento a esquizofrénicos antes y después del tratamiento. Los estudios más recientes con RM de alta resolución identifican deficiencias de la materia gris en pacientes con un primer episodio y libres de medicamento. Estos estudios muestran una gran variedad de anormalidades volumétricas, principalmente en las regiones fronto-temporales, tálamo-corticales y en los circuitos límbico-subcorticales. Hay que mencionar que no todos estos trabajos dan resultados consistentes y esto se puede explicar debido a que es muy posible que la enfermedad sea una condición heterogénea con expresiones sintomáticas similares pero de diferente origen neuropatológico. Los datos que muestran una reducción del volumen de la materia gris en pacientes tratados con medicamentos, identifican estas alteraciones en regiones como la corteza prefrontal dorsolateral y en la corteza anterior del cíngulo, lo cual da sustento a la hipótesis de que en la enfermedad se presenta una condición de “hipofrontalidad adicionada a anormalidades en las redes fronto-temporales”. Se postula que este incremento volumétrico, que aparece al inicio de la enfermedad en algunas de estas regiones cerebrales, puede ser consecuencia de alteraciones del neurodesarrollo tales como un crecimiento neuronal excesivo debido a fallas en los procesos de poda durante la neurogénesis o que pueda deberse a efectos fisiopatológicos en etapas tempranas del desarrollo. Estos hallazgos apuntan a la necesidad de efectuar más estudios de este tipo en pacientes en etapas tempranas de la enfermedad y compararlos con sujetos en etapas crónicas. Por otra parte, los resultados de estudios de este tipo en pacientes con un primer episodio, sugieren la participación de mecanismos fisiopatológicos complejos incluyendo fenómenos inflamatorios, además de otros que afectarían la anatomía y la función cerebral. Es interesante el que se identifiquen diferencias de volumen de acuerdo a la prevalencia del tipo de síntomas psicóticos. Por ejemplo, la mayoría de los trabajos encuentran que en los pacientes con predominio de síntomas negativos hay una reducción mayor de volumen de la sustancia gris en el lóbulo temporal, mientras que 29 Figura 1. En punto amarillo: regiones alteradas mostradas en estudios funcionales. En punto morado: lesiones alteradas mostradas en estudios estructurales. Línea superior izquierda: Estriado. Línea media izquierda: Núcleo accumbens. Línea inferior izquierda: Amígdala. Línea superior derecha: Hipocampo. Línea media derecha: Sustancia nigra. Línea inferior derecha: Área ventral tegmental. Abajo del punto morado añadir una flecha roja con la leyenda: Proyecciones dopaminérgicas). en quienes tienen predominio de alucinaciones y delirios las reducciones más importantes se ubican en las regiones frontales bilaterales. Por otra parte, aún sabemos poco respecto a la relación que pueda existir entre las alteraciones morfométricas y las alteraciones neuroquímicas. La distribución regional de los defectos encontrados con técnicas de RM indica que es poco factible que dichas anormalidades estén relacionadas con un solo sistema de neurotransmisión. Por ejemplo, si bien se han identificado regiones tales como la corteza medial prefrontal, el estriado y el tálamo, las cuales contienen vías dopaminérgicas, se identifican también otras alteraciones en zonas ausentes de innervación dopaminérgica como es el caso de las regiones parietales y occipitales. Esto se ejemplifica en la figura 1 reproducida del artículo. Los puntos diferenciados por color representan las zonas en donde se han reportado alteraciones volumétricas y funcionales en los estudios de RM. Como se observa claramente, no todas esas zonas son dopaminérgicas. De igual forma, los estudios de la materia blanca en pacientes en un primer episodio indican una amplia distribución de anormalidades. Con técnicas de anisotropía fraccional se han encontrado reducciones de tractos en zonas como el cíngulo, fórnix, cuerpo calloso y fascículos longitudinales inferiores. Estos trabajos también han dado resultados variables. Es posible que estas variaciones se deban a factores tales como diferencias en las técnicas de adqui- 30 sición de imágenes, muestras pequeñas, variaciones en la duración de la enfermedad y en la heterogeneidad clínica de los sujetos estudiados. Finalmente, otro aspecto a considerar es que estas alteraciones estructurales y funcionales no son específicas de un solo diagnóstico. Se han encontrado alteraciones similares en otras enfermedades tales como la depresión, el trastorno bipolar y el obsesivo compulsivo. Esto lleva a la reflexión de si estos padecimientos comparten alteraciones neuropatológicas o bien si las clasificaciones nosológicas siguen diferenciando a casos en función a la expresión sintomática y no a los factores biológicos subyacentes. En conclusión, los hallazgos anatómicos y funcionales que se identifican con la RM en pacientes al inicio de la esquizofrenia revelan alteraciones que no tienen mucha correlación con los síntomas. Sin embargo, cuando estos resultados se comparan con los de pacientes crónicos, se observa que sucede una progresión de cambios cerebrales con la evolución de la enfermedad. También los resultados indican que no hay una correlación entre las alteraciones anatómicas y las funcionales, ya que ambas pueden ocurrir en regiones diferentes. Otro dato a resaltar es el que estos cambios no se modifican con el tratamiento a pesar de que exista una mejoría clínica. Algunos estudios identifican que los antipsicóticos pueden generar pérdida de materia gris, pero es claro que esta deficiencia se compensa con incrementos en otras regiones tales como el estriado. Se puede Vol. 27, Número 4, Abril 2016 decir entonces que los efectos de los antipsicóticos sobre la anatomía y las funciones del cerebro, al menos con las detectadas con estos procedimientos, aún no se identifican con claridad. El futuro de estos estudios deberá dirigirse a correlacionarlos con factores ambientales y genéticos y a tratar de buscar poblaciones de sujetos que sean más homogéneas en cuanto a sus manifestaciones clínicas. Sin embargo, no Vol. 27, Número 4, Abril 2016 hay duda de que los resultados de los estudios de imágenes con elementos estructurales y funcionales darán mucha información en el futuro. Bibliografía GONG Q, LUI S, SWEENEY JA: A selective review of cerebral abnormalities in patients with first-episode schizophrenia before and after treatment. Am J Psychiatry, 173(3):232-243, 2016. 31