La pareja detrás de las sospechas

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R6 b PODER
LATERCERA Domingo 21 de septiembre de 2014
acceder al subsidio y al crédito hipotecario
con que está pagando su casa. Ahí vivía
con su anterior pareja y la hija de ambos,
que hoy tiene 7 años.
Pero eso fue antes, hasta que decidió “salirse del sistema”. “Fue hace como dos
años”, cuenta su hermana Gertrudis, “ahí
ella empezó con toda esa cosa de los ideales, que no quería tener patrones y terminó
renunciando a su trabajo. También comenzó a tener dramas con su pareja, que al final se terminó yendo”, dice. Con el tiempo
ese espacio terminaría siendo ocupado por
Juan Flores, a quien habría conocido en
una fiesta el año pasado. “Él es un andante, un pinche”, dice Gertrudis, tratando de
restarle formalidad al vínculo que une a su
hermana con quien, según la fiscalía, fue
el encargado de colocar las bombas.
La pareja
La pareja detrás
de las sospechas
Sea cual sea la naturaleza de la relación, lo
cierto es que Flores llegó a ella también
luego de un fracaso amoroso que, según
sus cercanos, lo marcó notoriamente. Sus
vecinos aseguran que el joven incluso intentó quitarse la vida luego que su ex pareja -con quien vivía en casa de su madre- lo
dejó, llevándose con ella al hijo de ambos y
que actualmente tiene 3 años. “Ahí tuvo un
primer cambio. Un cambio pequeño”, dice
Dynis Flores.
Después de terminar el cuarto medio en
el liceo Olof Palme, de La Cisterna, Flores
solo alcanzó tener algunos trabajos esporádicos antes de resolver “dejar el sistema”.
No usaba celular. Dynis dice que le habían
regalado uno y que lo había perdido; Carabineros piensa que es parte de su modus
“Llegar a ese nivel. Poner
esas bombas. Yo pienso que
él nica porque también tiene
un hijo, tiene a toda su
familia”, dice Dynis Flores.
Nataly Casanova se desempeñaba como contadora cuando decidió dejar su trabajo.
“Ella era piolita, a veces hacía
Juan Flores terminó cuarto medio y eligió no ejercer ningún oficio. “No querían tener
sus carretes, traía a sus
jefes”, dicen sus cercanos. Su pasado está marcado por duras rupturas sentimentales. amigos medios hippies y
escuchaban música reggae”,
dice un vecino de Nataly.
TEXTO: Anita Puelma Silva FOTOGRAFÍA: La Tercera
Satanás fue el primer rebelde, el
primer librepensador y emancipador de los mundos”, escribió
en su muro de Facebook Juan
Alexis Flores, el 25 de octubre
de 2013.
-Dios no existe, el diablo tampoco -le responde Nataly Casanova.
- ¿Lo dices tú, la dueña de la verdad?
- La mía.
“
Él
Apoyado contra un poste, vestido con una
tenida deportiva azul y descalzo, Dynis
Flores Riquelme (20) fuma un cigarro al
frente de su casa en la calle Cerro Marmolejo en la comuna de San Bernardo, la misma que 24 horas antes fue allanada por carabineros que buscaban computadores y
todo lo que sumara pistas sobre las actividades de su hermano mayor, Juan (22), detenido y sindicado como el principal sospechoso detrás de los atentados en las estaciones de metro de Los Dominicos y
Escuela Militar.
“Nunca nos habló mucho del anarquismo”, dice, aunque reconoce que frecuentemente lo veía con literatura subversiva.
“Yo pienso que creen que fue él porque lo
han pillado mucho en protestas, igual iba
harto”, agrega antes de la última bocanada. Le palpita un ojo. “Igual estoy un poco
nervioso, no se sabe qué va a pasar con
Juanito, no se sabe si él fue o no”, explica
medio resignado. La madre de ambos,
Treyssie Riquelme, también lo está. Poco
antes le ha reconocido a su vecino estar
“dolida”. Cree que el que su hijo haya aparecido en televisión gritando “¡abajo el estado policial!”, después de su captura, es
una mala señal.
Pese a todo, Dynis prefiere no precipitar
juicios sobre su hermano. “Llegar a ese
nivel. Poner esas bombas. Yo pienso que
él nica porque también tiene un hijo, tiene a toda su familia”, dice, como tratando
de convencerse. Y busca una explicación
para todo lo que está pasando: los cinco
meses que Juan pasó en prisión en 2013
por robo con intimidación. “A lo mejor
fue la cárcel (...) siempre una persona
cambia harto en la cárcel. Igual lo pueden
meter de nuevo, porque tenía una condena, así que es más probable”.
Ella
Gertrudis Casanova (32) rompe en llanto
en cuanto pone un pie en el desmantelado
ante jardín de la propiedad de su hermana
menor, Nataly Casanova (25). Los destrozos
tras la detención de la dueña de casa, su
pareja y Guillermo Durán (25) le generan
una mezcla de pena y rabia, lo que la lleva
a abrir las puertas y mostrar los rincones
del lugar que estuvo en manos de la policía
por más de diez horas.
“¡Pero y por qué sacar la manija, por qué
rompieron la cerámica del suelo!”, dice
Gertrudis alterada. “¡Mira, le destruyeron
todo el compost (cultivo en base a reciclaje
de material orgánico) y dicen los pacos que
acá encontraron la pólvora!”, exclama
cuando llega al patio, lleno de palos, plásticos y sillas desparramadas.
Pese a que han pasado ya varias horas, el
barrio entero sigue conmocionado. “Ella
era piolita, a veces hacía sus carretes, traía
a sus amigos medios hippies y escuchaban
música reggae”, dice Rubén, quien vive a
dos casas de distancia, en el pasaje Poeta
Juan Ruiz Peña, en La Pintana. “Cuando
llegó, siempre la veía vestida como secretaria”, recuerda el vecino de la mujer que
hoy es acusada de haber participado en al
menos uno de los atentados explosivos.
Esa imagen es de la época en que Nataly
Casanova trabajaba como contadora en una
empresa, labor en la que se especializó en
el Liceo Comercial UTEM y que ejerció por
casi seis años. Un trabajo que le permitió
operandi “hermético”. “No le gusta tener
un jefe, le gusta ser independiente”, opina
su hermano.
La idea de sumarse al negocio que ya había iniciado Nataly, entonces, le resultaba
ideal. Juntos fabricaban las hamburguesas
de soya y los panes integrales que vendían
en estaciones del Metro y a la salida de algunos colegios. Ella es vegetariana; él trató
por un tiempo, pero cedió.
Tanto los vecinos de La Pintana como los
de San Bernardo, concuerdan en que si
bien se notaba una pareja distinta al resto,
no parecía problemática. Que Nataly siempre saludaba e iba con su hija a todos lados, que Flores iba de negro y usaba bototos, que ambos suelen organizar juntas con
grupos de amigos en la casa de La Pintana.
Que entre sus grupos musicales favoritos
están algunos de street punk, como D-linkir, pero también de lo que algunos llaman
“rap combativo”, como Portavoz.
“La última vez que estuve con los dos
compartimos un mariscal”, dice Gertrudis.
Dynis, en cambio, prefiere guardarse los
recuerdos. “Yo he ido como dos veces no
más a la casa de ellos. No cacho lo que estaban haciendo tampoco”, afirma, mientras bota la colilla al suelo y vuelve a entrar
a la casa de su madre. R
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