La acusación RR Juan Flores (24) y Nataly

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LATERCERA Domingo 21 de agosto de 2016
RR Juan Flores (24) y Nataly Casanova (27) esperan que este 25 de agosto se
reabra la investigación o bien que comience la preparación del juicio oral.
ción, pero su participación le valdría ser
elegido presidente del centro de alumnos.
Finalmente, se graduó en 2010, con 19
años. Aquel fue el año que alcanzó su promedio de notas más alto, con 5,6. Unas horas antes de la entrega de su diploma, Flores comenzó a trabajar como reponedor en
una distribuidora de carnes. Se vio obligado a postergar su idea de estudiar Pedagogía en Historia, pues había sido papá apenas unas semanas antes.
Después del nacimiento de M., su hijo,
Flores vivió un par de años en casa de su
polola, Camila. Durante ese tiempo se
mantuvo trabajando en el rubro de las carnes y profundizó su participación en actividades de grupos de ideología anarquista.
“Sólo los peces muertos siguen la corriente”, decía un mensaje pintado en una pared que Flores publicó en Facebook por esa
época. “El se declara anarquista, en todos
los contextos lo ha dicho, Nataly también.
Tampoco vamos a decir que son blancas
palomas. A ninguna persona le pueden
cambiar su forma de pensar. Pero no porque piensen así van a ser terroristas”, comenta Flores padre.
A partir del quiebre con su novia -que
según su familia lo tuvo deprimido varios
meses- comenzaron los problemas judiciales de Flores. El 14 de diciembre de
2012 lo sorprenden robando una bolsa ziploc -de sólo $ 1.890- en un supermercado Tottus de San Bernardo. La fiscalía decide no perseverar. Algunas semanas después, la medianoche del 13 de enero de
2013 y luego de tomar unas cervezas en el
Parque O’Higgins, Flores y dos amigos se
encontraron a Miguel Garrido en calle San
Ignacio. Según la sentencia del juicio
abreviado, lo amenazaron con una pistola
y un arma blanca indeterminada –no habría sido un cuchillo-, robándole la mochila. Fueron detenidos por un radiopatrullas y permanecieron seis meses en
prisión preventiva. Alejandro García fue
su abogado en ese proceso: “Lo entrevisté
montones de veces. Juan era medio callado, bien reservado. Un gallo de bajo perfil, usaba el pelo largo en esa época. Los
tres cabros eran medio anarquistas, pero
todos primerizos”.
La falta de antecedentes penales les permitió a los tres jóvenes optar a un procedimiento abreviado. En esa audiencia de julio de 2013, la fiscalía fue representada por
Ximena Chong, hoy reconocida por su indagatoria en el caso Corpesca. El 7° Juzgado
de Garantía de Santiago determinó una
sentencia de tres años y un día con beneficio de libertad vigilada. El informe presentencial que le permitió a Flores mantenerse afuera de la cárcel lo evalúa positivamente, argumentando que posee
“capacidad reflexiva, con suficiente sentido común y juicio crítico para evaluar los
factores donde se torna vulnerable”, además de identificar su paternidad como
“elemento motivador”.
La última entrevista de seguimiento de
Gendarmería data del 21 de abril de 2014.
Fue por esos días que Flores formalizó su
relación amorosa con Nataly Casanova, a
quien había conocido en 2013. Cinco meses después, ambos serían detenidos en la
casa que compartían en la Villa San Matías, de La Pintana. “Yo creo que ningún
padre o madre nunca va a pensar que tiene
un hijo malo. Yo considero que Juan no actuó en este tema. No sabría decirte por qué
les asignan la culpabilidad a ellos”, dice su
padre.
La acusación
Un extintor de incendios cilíndrico, color
rojo, con capacidad de un kilo, con pólvora
negra y un mecanismo de activación eléctrico, con un reloj análogo y tres pilas. El
modelo se repite en los cuatro hechos que
el Ministerio Público les imputa a Juan
Flores, Nataly Casanova y Enrique Guzmán. También observan una dinámica de
operación similar, en la que los supuestos
autores habrían ocultado los artefactos explosivos en sus mochilas, trasladándose en
micro y metro para colocar las bombas en
distintos lugares de Santiago. “Ha sido una
investigación de largo aliento y lo suficientemente detallada a nuestro entender para
dar cuenta de aquella línea investigativa
que dio frutos. En definitiva, a dos años de
la formalización, todas las piezas de esta
historia se pueden hacer calzar suficientemente en un cuadro general”, comenta el
fiscal con dedicación exclusiva para causas
por artefactos explosivos e incendiarios de
la Metropolitana Sur, Claudio Orellana.
Esta “célula anarquista” habría actuado
en tres fechas distintas. Primero, el 13 de
julio de 2014, Flores y Casanova habrían
colocado un artefacto en un vagón del metro que detonó en la Estación Los Dominicos y que dejó a seis funcionarios con lesiones acústicas y daños materiales por $
18 millones. Luego, en la noche del 11 de
agosto de 2014, Flores, Casanova y Guzmán
se habrían concertado para plantar dos ex-
plosivos similares, que estallaron con 16
minutos de diferencia, en la Primera Comisaría de Santiago y la 39° Comisaría de
El Bosque, destruyendo el Kia Rio del teniente de Carabineros Oscar Andrade. Finalmente, en el caso de mayor gravedad,
Flores habría entrado a la galería Subcentro, que conecta la calle con el Metro, para
depositar un extintor cargado de pólvora
en un basurero. Este detonó a las 14.05,
deteniendo el reloj de pared de una tienda,
causando destrozos avaluados en más de $
12,5 millones y lesiones a 23 personas.
Diez de ellas sufrieron heridas graves.
La abogada María Elena Santibáñez, de la
Clínica Jurídica de la Universidad Católica,
representa a 22 víctimas de Subcentro y
otras tres de Los Dominicos como querellante en el proceso: “El basurero era de
madera y metal, era un arma premium. Los
que tuvieron más daño fueron los que recibieron esquirlas. Hubo una persona que
estuvo a punto de morir, así que vamos a
reformalizar por homicidio frustrado”.
Tanto querellantes como defensores
marcan diferencias entre la investigación
liderada por el fiscal regional de la Metropolitana Sur, Raúl Guzmán, y su adjunto
Orellana, con la que encabezó Alejandro
Peña hace seis años en el denominado
caso bombas. Ven una mayor prudencia
en los plazos de la indagatoria y argumentos más contundentes a la hora de invocar el delito terrorista, debido a la existencia de víctimas. “A diferencia del caso
anterior, acá se advierte una cabeza mucho más fría, metódica y cautelosa, que es
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