PIZARRO, Cynthia Presentación en LASA2009 ORGANIZACIONES DE INMIGRANTES BOLIVIANOS EN ÁREAS PERIURBANAS ARGENTINAS: ENTRE LA DEMANDA CONTRA DISCRIMINACIÓN Y LA REPRODUCCIÓN DE LA SUBALTERNIDAD Dra. Cynthia Pizarro Investigadora Adjunta Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) Docente de la Universidad de Buenos Aires (UBA), de la Universidad Católica de Córdoba (UCC) y de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) Prepared for delivery at the 2009 Congress of the Latin American Studies Association, Rio de Janeiro, Brazil June 11-14, 2009 (Preparado para presentar en el Congreso 2009 de la Asociación de Estudios Latinoamericanos, Río de Janeiro, Brasil, del 11 al 14 de junio de 2009) Página 1 de 25 PIZARRO, Cynthia Presentación en LASA2009 Introducción En esta ponencia comparo algunas organizaciones de inmigrantes bolivianos con diverso grado de institucionalización, localizadas en áreas peri-urbanas de Córdoba y Buenos Aires. Para ello, considero algunos aportes realizados por diferentes teorías que, en el marco de los estudios migratorios, pretenden dar cuenta de la especificidad de los procesos asociativos impulsados por inmigrantes, principalmente internacionales, en las sociedades en las que residen. Remarco la necesidad de considerar que las estrategias asociativas están orientadas hacia múltiples dimensiones y que pueden yuxtaponer, con diferente grado de explicitación en sus objetivos manifiestos, finalidades económicas, sociales, culturales y políticas. Además, señalo la necesidad de considerar los contextos, tanto los más inmediatos como los más globales, para comprender las maneras en que los inmigrantes interpretan las estructuras de oportunidades, movilizan sus recursos, articulan identidades colectivas y orientan sus acciones asociativas en el marco de luchas hegemónicas. Este trabajo es un avance de la investigación que estoy desarrollando en dos áreas periurbanas argentinas en donde la principal inserción laboral de los inmigrantes bolivianos es en la producción y comercialización hortícola. Desde 2006 estoy desarrollando trabajo de campo etnográfico en el norte del área metropolitana de la ciudad de Buenos Aires y, a partir de 2008, lo hago también en la ciudad de Córdoba y su zona periurbana. Estos estudios se desarrollan en el marco de diversos proyectos de investigación 1 lo que me ha permitido contar con la colaboración de diversas personas 2 en la realización de entrevistas y observación participante en Córdoba. Así, en virtud del conocimiento etnográfico de los procesos asociativos de los bolivianos que residen en las zonas hortícolas surgió mi interés por sistematizar algunas similitudes y diferencias observadas, cuyos avances provisorios desarrollo a continuación. En primer lugar sistematizo algunos debates sobre las asociaciones de inmigrantes con el objeto de configurar un entramado analítico pertinente. Luego desarrollo el contexto socio-histórico en el que tuvieron lugar los procesos asociativos de inmigrantes bolivianos que residen en Argentina. En tercer término esbozo algunas características de la trayectoria socio-económica de los inmigrantes bolivianos en las áreas hortícolas, focalizándome en las de los peri-urbanos de las ciudades de Córdoba y Buenos Aires. A continuación presento los procesos asociativos que se dieron en el norte del área metropolitana de la ciudad de Buenos Aires para luego hacer lo propio con aquellos del peri-urbano cordobés. Finalmente comparo el grado de institucionalización y las finalidades de las asociaciones de ambas zonas, remarcando la importancia que tiene el análisis de los campos de fuerza en los que se despliegan los procesos asociativos en el marco de luchas hegemónicas. 1 Proyecto de Investigación 2008-2010. Tema: Ser boliviano en Córdoba. Discriminación, ilegalidad y precariedad laboral de los inmigrantes bolivianos que residen en la Ciudad de Córdoba y en el Gran Córdoba. Directora: Cynthia Pizarro. Sede: Facultad de Filosofía y Humanidades. Universidad Nacional de Córdoba. Aprobado y financiado por UNC-SECyT. Proyecto de Investigación 2009-2011: PIP 112200801-02070: Mercados de trabajo estacionales agropecuarios y desplazamientos territoriales. ¿Circuitos migratorios estables o asentamientos definitivos? Director: Roberto Benencia. Aprobado y financiado por la Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas.. 2 Agradezco a algunos de los investigadores del equipo que colaboraron en el trabajo de campo para esta ocasión: Pablo Fabbro, Mariana Ferreira, Desirée D’Amico, Silvia Fontana, Estela Humerez, Ayelén Naranjo, Evangelina Pérez, Valeria Maurizzi y Víctor Mazzalay. Página 2 de 25 PIZARRO, Cynthia Presentación en LASA2009 Las asociaciones de inmigrantes: algunos debates Los procesos asociativos que desarrollan los inmigrantes han sido objeto de interés para diversas teorías migratorias. Desde una perspectiva sistémico-funcional, los enfoques asimilacionistas se preguntaron si las organizaciones retardan la asimilación/adaptación o promueven la integración de los inmigrantes a las sociedades de destino. En un intento por resolver este dilema, Schoeneberg (1985), siguiendo a Eisenstad, plantea que los efectos integrativos o segregativos de las asociaciones étnicas dependerán en gran medida del tipo de orientaciones y actividades que ofrecen a sus miembros y de la posición que toman con respecto al resto de la sociedad. Así, aquellas que dirigen sus esfuerzos a preservar las tradiciones y a defender la cultura del país de origen de sus integrantes estarían orientadas hacia la segregación, mientras que las asociaciones que instan a sus miembros a relacionarse con los miembros de la sociedad receptora favorecerían su asimilación. Por su parte, las teorías de la adaptación económica debatieron sobre el rol que tienen las organizaciones de inmigrantes en relación a la inserción de sus miembros en los mercados laborales de las sociedades en las que residen. Así, se discute si los enclaves de economía étnicos constituyen un vehículo de adaptación económica positiva de los inmigrantes a la sociedad local, permitiendo su progresiva movilidad social, o si estos enclaves disfrazan la explotación capitalista, organizando las relaciones laborales en términos de reciprocidades étnicas que ocultan o minimizan las desigualdades de clase (Portes y Jensen 1989). Más recientemente, los estudios migratorios han sido influenciados por algunos desarrollos teóricos del marxismo humanista que incitan a considerar a las migraciones desde un marco más amplio, considerando que la movilidad de las personas está condicionada por el contexto socio-económico, político e ideológico de las sociedades de las que provienen y por el de aquellas en las que se articulan. Basch et al. (2003) sintetizaron esta propuesta señalando la necesidad de tomar en cuenta la manera en que los procesos hegemónicos configuran las prácticas (laborales, organizativas, identitarias, políticas, etc) de los inmigrantes. Según estas autoras, las estructuras clasificatorias de las sociedades de origen son re-significadas por los inmigrantes quienes ponen en juego, a la vez, las estructuras clasificatorias de las sociedades en las que residen. Estas interrelaciones, por su parte, condicionan sus representaciones y orientan sus prácticas. Así, este abordaje permite analizar a los procesos asociativos desde una mirada más amplia que no se limita a determinar su potencialidad para la integración económica, social o cultural de los inmigrantes a las sociedades en las que residen. Más bien, implica considerar los contextos en los que estos procesos tienen lugar. Estos contextos abarcan el campo de fuerzas inmediato en el que surgen las asociaciones y un nivel más amplio que supone las características que asumen los procesos migratorios en contextos espacio-temporales determinados. Así, las estrategias organizativas y sus posibilidades de integrar o segregar a los inmigrantes están condicionadas por dichos contextos y por las maneras en que los participantes los interpretan y orientan sus comportamientos. En esta dirección González Gil (2007), en su estudio sobre las organizaciones de los ecuatorianos en España, remarca la necesidad de considerar la importancia del contexto en el que las migraciones se producen, tanto aquel que se relaciona con la Página 3 de 25 PIZARRO, Cynthia Presentación en LASA2009 decisión/necesidad de migrar como aquel que incide en el lugar al que se migra en el marco de las desigualdades estructurales producidas por los actuales procesos de globalización. Propone analizar las condiciones, motivaciones y perfil de los inmigrantes en el marco de dichos contextos, los que condicionan, detonan o inhiben los procesos asociativos. Atendiendo también al contexto, Gavazzo (2008) propone el concepto de estructura de oportunidades políticas para dar cuenta de las dimensiones del ambiente político que incentivan a los inmigrantes a iniciar acciones políticas en su estudio sobre las organizaciones bolivianas y paraguayas en Argentina. Además, González Gil (2007) propone tres niveles de análisis para el estudio de las organizaciones de inmigrantes que, al igual que el concepto de estructura de oportunidades arriba mencionado, provienen de las teorías de movilización de recursos y fueron utilizados para el estudio de los movimientos sociales. Estas dimensiones analíticas son: las formas organizativas de las asociaciones y los recursos que movilizan, sus prácticas socio-políticas (formas de acción y perspectivas políticas que las orientan) y, sus dinámicas culturales. Esta última dimensión remite a los procesos identitarios, o de formación de grupo, a través de los cuales se construye un sentido de pertenencia y de devenir colectivo (Brow 1990). Estos procesos incluyen la alineación de los marcos de referencia de los integrantes de la organización y la demarcación de un colectivo de identificación – nosotros- en relación a otro (Hunt et al. 1994). En el caso de las asociaciones de inmigrantes, la construcción de una identidad colectiva supone la re-creación de criterios de pertenencia basados en la nacionalidad, la región o la etnia, homogeneizando las posibles diferencias al interior del grupo. Algunos autores han profundizado el estudio de esta dimensión identitaria de las organizaciones de inmigrantes, destacando los aspectos afectivos que implica el asociacionismo como antídoto contra el aislamiento que supone para los inmigrantes la llegada y la instalación en una sociedad que los considera como extraños. Rex (1994), en su análisis sobre los movimientos étnicos en Gran Bretaña, plantea que las asociaciones de inmigrantes tienen cuatro funciones: ayudar a vencer el aislamiento social; afirmar los valores y las creencias del grupo; proporcionar un apoyo asistencial a sus miembros; y, actuar en defensa de sus intereses y en la resolución de conflictos con la sociedad receptora. Gadea y Carrasquilla (2007) analizan las asociaciones de indígenas ecuatorianos en la región de Murcia, España, en torno a los conceptos de sociabilidad, identidad, solidaridad y participación, los que se refieren a cada una de las funciones planteadas anteriormente. Diversos estudios han resaltado los aspectos vinculados con la sociabilidad, la identidad y la solidaridad de las redes sociales étnicas con diversos grados de formalización (Giorgis 2004, Llopis y Moncusí 2005, Ortiz 2005, Pizarro 2007 y 2009, Rivero Sierra 2008, Torres Perez 2008, entre otros). La última función propuesta por Rex (1994) y articulada alrededor del concepto de participación por Gadea y Carrasquilla (2007) supone la participación política estratégica puesto que la acción social se articula en torno a reivindicaciones que pretenden modificar cierto estado de cosas de manera manifiesta. En esta línea se inscriben muchos de los estudios sobre asociaciones de inmigrantes que se realizan desde el enfoque del transnacionalismo y que señalan el activismo político de los líderes de las asociaciones tanto en el país de origen como en el de destino (Basch et al. 2003, Goldring 2002, Pereyra 2005, entre otros) Página 4 de 25 PIZARRO, Cynthia Presentación en LASA2009 Cabe señalar que las otras tres funciones, si bien orientadas hacia cuestiones más socioculturales, muchas veces ponen en juego estrategias de resistencia que desafían oblicuamente a los modelos hegemónicos de estados nacionales culturalmente homogéneos al poner en evidencia la existencia de otras pertenencias e identidades que distan de ser reconocidas. Por otra parte, a nivel empírico, las cuatro dimensiones se encuentran solapadas e interrelacionadas, por lo que no se excluyen mutuamente. Más bien, constituyen una propuesta analítica que permite categorizar los objetivos de los procesos asociativos, aún cuando estos no sean demasiado explícitos para sus integrantes. De este modo, en un nivel analítico se puede plantear, en términos weberianos, un continuum que va desde la acción social orientada a valores –o acción comunicativa- a la acción social orientada a fines –acción racional o estratégica-. En donde las dos primeras funciones señaladas por Rex (1994): ayudar a vencer el aislamiento social y afirmar los valores y las creencias del grupo, estarían más cerca del primer polo; mientras que las funciones de brindar asistencia a sus miembros y actuar en defensa de sus intereses y en la resolución de conflictos se acercarían más al último. Avila Molero (2001), al analizar las redes étnicas con diverso grado de formalización de los inmigrantes peruanos, plantea un continuum que permite caracterizar a los objetivos o finalidades de dichas redes y que va desde un polo más pasivo con respecto a la sociedad receptora, que él denomina identidad reactiva, a un polo más activo que considera identidad proactiva. Teniendo en cuenta estos aportes, a continuación analizaré algunas organizaciones de inmigrantes bolivianos localizadas en áreas peri-urbanas de las ciudades de Buenos Aires y de Córdoba, Argentina. Las consideraré como espacios sociales múltiples en los que sus integrantes, que comparten la experiencia de residir en el extranjero, articulan un sentimiento de pertenencia y de devenir de una nación, región o etnia. Así, despliegan una serie de acciones que yuxtaponen dimensiones económicas, políticas y culturales. Estas acciones, comunicativas y estratégicas, pueden estar más orientadas hacia valores o hacia fines, y las finalidades pueden estar más o menos explicitadas en sus objetivos. Las formas asociativas pueden variar según el grado de institucionalización lo que incidirá también en el tipo de estrategias organizativas. Finalmente, estas asociaciones despliegan su acción en el marco de luchas hegemónicas movilizando diversos recursos en interacción con contextos situados, tanto inmediatos como más amplios, que condicionan las maneras en que los inmigrantes interpretan las estructuras de oportunidades y orientan su acción. El contexto socio-histórico de las organizaciones de inmigrantes bolivianos en Argentina Si bien las migraciones provenientes de países limítrofes en Argentina se han mantenido estables a lo largo de los últimos cien años, su mayor visibilidad en las postrimerías del siglo XX se debe –entre otras cosas- a que ha aumentado su peso relativo en comparación con las migraciones transatlánticas de fines del siglo XIX y principios del XX, y con las migraciones internas campo-ciudad de mediados del siglo XX. Por otra parte, en las últimas décadas la inmigración boliviana se ha incrementado en comparación a la proveniente de otros países limítrofes, llegando a ser en la actualidad el tercer grupo en importancia luego de los paraguayos y peruanos (Cerrutti y Bruno Página 5 de 25 PIZARRO, Cynthia Presentación en LASA2009 2006). Asimismo, a partir de 1985, la implementación de políticas neoliberales en Bolivia redundó en un aumento del flujo de emigrantes hacia el exterior (Domenech y Magliano 2007). Los destinos principales fueron, en orden de importancia, Argentina, Estados Unidos y Brasil. A principios del siglo XXI España se convirtió en un poderoso centro de atracción para la migración boliviana, aún cuando el flujo hacia la Argentina se mantuvo constante. Las características de los contingentes poblacionales que migraron de Bolivia a Argentina han cambiado a lo largo de los años así como se modificaron sus principales destinos. En términos generales, hasta la década de 1970, los relativamente pocos bolivianos que llegaban a las grandes metrópolis, tales como Buenos Aires, Córdoba y La Plata, provenían de clases medias y altas residentes en áreas urbanas bolivianas. Algunos eran exiliados políticos y otros migraban con el objeto de realizar estudios universitarios. La mayoría de los que se establecieron definitivamente alcanzaron una posición socio-económica relativamente acomodada, ya sea como profesionales o como comerciantes. En contraste, durante la primera mitad del siglo XX, gran parte de los inmigrantes bolivianos procedía de áreas rurales y eran mayoritariamente varones con baja calificación laboral. Estas personas, atraídas entre otras cosas por posibilidades laborales, se localizaron en las provincias del noroeste argentino colindantes con Bolivia (Salta y Jujuy) para trabajar en las plantaciones de caña de azúcar, algodón y tabaco. La mayor parte de este contingente poblacional era campesino-indígena, provenía de áreas rurales, estaba compuesto mayoritariamente por varones con baja calificación laboral y migraba temporariamente de acuerdo a los períodos de mayor demanda de mano de obra en el sector agrícola. Gradualmente, a partir de mediados del siglo XX, este flujo migratorio de origen campesino e indígena se desplazó hacia la zona de la Pampa Húmeda en virtud de distintos factores tales como la mecanización y la introducción de nuevas tecnologías en las explotaciones agrícolas del noroeste, la relativa pérdida de importancia de algunos cultivos de dichas economías regionales, la industrialización de algunos centros urbanos y la paulatina atracción que ejercía la vida urbana en virtud de la creciente globalización del consumo, entre otros. De este modo, nuevos lugares de Argentina comenzaron a ser atractivos para los bolivianos que, en su mayoría, migraban por razones laborales. Así, se produjo un desplazamiento de los trabajadores bolivianos al sur, sobre todo a la zona metropolitana de la ciudad de Buenos Aires, pero también a la provincia de Mendoza, donde comenzaron a ocuparse de las cosechas fruti-hortícola y de la vendimia (Benencia 2002). Esta diversificación de los destinos para quienes migraban buscando trabajo de baja calificación incluyó a los barrios periféricos de las ciudades de Buenos Aires y de Córdoba, que se convirtieron en centros de desarrollo industrial a partir de la década de 1940. Tal como lo plantea Ortiz (2005) para el caso de Córdoba, este fenómeno de industrialización creciente resultó un fuerte impulso para los procesos migratorios rurales-urbanos hacia dicha ciudad. A pesar de esto, en el transcurso de la década de 1970 este paisaje se revirtió, en gran parte debido a las políticas tendientes a favorecer la importación de productos, que conllevaron una des-industrialización creciente. A partir de dicho momento, si bien la posibilidad de insertarse en los mercados laborales vinculados con la industria dejó de ser una opción para algunos inmigrantes bolivianos, Página 6 de 25 PIZARRO, Cynthia Presentación en LASA2009 esto no redundó en que se detuviera el flujo migratorio a las áreas metropolitanas sino que motivó la elección de otros lugares a donde dirigirse. De este modo, a partir de 1970 comenzó una etapa de ampliación y generalización de los circuitos migratorios de los bolivianos en Argentina. Así, algunos de quienes venían a “vivir mejor” y a “conseguir trabajo” se dirigieron a las áreas peri-urbanas de numerosas ciudades dispersas por todo el país con el objeto de desarrollar diversas tareas agrícolas de manera permanente, generalmente en la producción horti-florícola localizada en los cinturones verdes. Otros, optaron por apostar a la posibilidad de conseguir empleos urbanos, generalmente asociados a los sectores de la construcción, la confección de indumentaria, los servicios y la comercialización de productos hortícolas. Durante las décadas de 1980 y 1990, la dispersión de los inmigrantes bolivianos hacia distintas localidades de la Argentina: Mendoza, Córdoba, Rosario y algunas ciudades de la Patagonia fue aumentando progresivamente, así como disminuía la concentración en las provincias colindantes con Bolivia. Paralelamente, más de la tercera parte de los inmigrantes bolivianos se concentraba en el área metropolitana de la ciudad de Buenos Aires. A lo largo de este proceso, los inmigrantes bolivianos residentes en Argentina se han organizado en asociaciones con diversos grados de formalidad, siendo las más institucionalizadas las asociaciones civiles y las cooperativas. En el año 2004 la Organización Internacional para las Migraciones y el Centro de Estudios Migratorios Latinoamericanos realizaron un relevamiento y diagnóstico de las asociaciones de la comunidad boliviana en la Argentina (OIM-CEMLA 2004). Ese informe destaca una aceleración en el surgimiento de asociaciones de inmigrantes bolivianos en los últimos diez años, considerando el período que va desde el año de fundación de la primera (1924) hasta el período de fundación de las más recientes (2003-2004). Además, coincidentemente con los cambios en los lugares de destino, mientras que hasta 1980 la mayor parte de las asociaciones se concentraba en las provincias de Salta y Jujuy, entre 1981 y 1995 se observó un incremento notable en la cantidad de asociaciones en el área metropolitana de la ciudad de Buenos Aires que pasó a concentrar el 39% del total en Argentina, superando el porcentaje de las que se ubican en las provincias antes mencionadas. En el período 1996-2004 la cantidad de asociaciones en el área metropolitana de la ciudad de Buenos Aires continuó aumentando, alcanzando el 46% del total. Por otra parte, en relación a la distribución de las asociaciones en las distintas zonas de la Argentina de acuerdo con su finalidad principal, dicho informe señala que en la ciudad de Buenos Aires predominan las de carácter deportivo y social, en la zona de Salta y Jujuy las de carácter cultural y religioso, en el área metropolitana de la ciudad Buenos Aires y en la ciudad de La Plata las de finalidad económica, mientras que en la ciudad de Córdoba las de carácter deportivo y cultural. La diferencia en las finalidades de las organizaciones de inmigrantes bolivianos en Argentina se debe a una serie de factores que conjugan, por un lado, las cambiantes estructuras de oportunidades políticas, socioculturales y económicas de los contextos espacio-temporales en los que los inmigrantes se articulan y, por otro lado, las resignificaciones que ellos realizan de estas estructuras en el marco de luchas hegemónicas, poniendo en juego sus propios marcos interpretativos como resultado de Página 7 de 25 PIZARRO, Cynthia Presentación en LASA2009 sus trayectorias sociales tanto en la sociedad de origen como en los contextos migratorios por donde transitaron. A continuación, daré textura a este argumento a través de la presentación de los avances de una investigación etnográfica que estoy desarrollando en las áreas peri-urbanas de las ciudades de Buenos Aires y Córdoba en donde la principal inserción laboral de los inmigrantes bolivianos ha sido –hasta el momento- la producción hortícola. En ambas áreas se puede apreciar que los inmigrantes han logrado un similar proceso de movilidad socio-económica a lo largo de los años. Veamos. La trayectoria socio-económica de los inmigrantes bolivianos en las áreas hortícolas de los peri-urbanos de la ciudad de Buenos Aires y de Córdoba Durante gran parte del siglo XX, la producción horti-florícola en los cinturones verdes de ambas ciudades fue realizada por inmigrantes transoceánicos tales como portugueses, italianos, japoneses y españoles. A medida que éstos dejaron la actividad fueron reemplazados por inmigrantes procedentes de diversas áreas rurales bolivianas, nacidos en familias campesinas e indígenas y con baja calificación laboral. Así, de manera progresiva a partir de fines de la década de 1970 numerosos potosinos, cochabambinos y tarijeños, comenzaron a trabajar como tanteros 3 . Gran parte de los primeros en asentarse en la zona habían trabajado de manera temporaria en el sector agropecuario de otras provincias argentinas. A lo largo de los años, y en virtud de las cadenas migratorias, fueron llegando familiares, amigos y conocidos procedentes de las mismas regiones y sectores sociales de Bolivia. Algunos procedían de otros lugares de Argentina mientras que otros viajaban directamente desde sus comunidades, atraídos – entre otras cosas- por la posibilidad de conseguir trabajo en las quintas. Al tiempo que las áreas hortícolas de ambos peri-urbanos fueron sufriendo transformaciones territoriales, reduciéndose en las zonas en las que antiguamente se había concentrado la producción de verduras y expandiéndose hacia otras 4 , los trabajadores bolivianos que lograban “ponerse por su cuenta” como arrendatarios o propietarios de sus propias explotaciones se fueron “corriendo” junto con la zona de quintas. En los 2000s algunos de estos “patrones” habían incrementado su capital económico hasta convertirse en comercializadores ya sea como consignatarios, como fleteros y, en algunos casos, como vendedores en los mercados concentradores de fruta y verdura de la zona 5 . 3 Trabajadores rurales a quienes no se les paga salario mensual, quincenal ni semanal; sino que se les paga por el trabajo realizado, por ejemplo, por cantidad de cajones cosechados. 4 Por ejemplo, en el norte del peri-urbano de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, los primeros inmigrantes bolivianos llegaron al partido de Escobar en la década de 1970 y fueron contratados como mano de obra en las quintas horti-florícolas. Progresivamente, la zona de quintas se fue desplazando hacia el partido de Pilar, en el oeste y hacia los partidos de Zárate, Campana y Exaltación de la Cruz, hacia el norte; en las mismas direcciones se fue expandiendo la población boliviana. Por otra parte, en la ciudad de Córdoba se observan procesos similares ya que en la década de 1970 las quintas hortícolas se concentraban en la zona de Chacras de la Merced, produciéndose un progresivo corrimiento hacia las zonas de Villa Esquiú y Villa Retiro en los 1990s –que se encuentran en los límites noreste del ejido municipal de la Ciudad de Córdoba, a unos 25 km del centro. En la actualidad, la productores hortícolas se están moviendo hacia las ciudades de Río Primero y Río Segundo, ubicadas aproximadamente a unos 50 km de la ciudad de Córdoba. 5 Benencia denominó escalera boliviana al proceso de movilidad socio-productiva de los bolivianos que residen en el área hortícola del peri-urbano de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que se evidencia en el pasaje de algunos de ellos de trabajadores rurales (peones o medieros) a productores (arrendatarios o Página 8 de 25 PIZARRO, Cynthia Presentación en LASA2009 A pesar de estas similitudes en cuanto a la trayectoria socio-económica de los productores bolivianos en ambas áreas, existen ciertas diferencias que ameritan ser consideradas para comprender las particularidades de sus procesos organizativos. A continuación trataré de dar cuenta de las mismas. Los procesos organizativos de los inmigrantes bolivianos en la zona norte del área metropolitana de la ciudad de Buenos Aires La década de 1990: La discriminación de los productores hortícolas Tal como dije más arriba, durante los últimos 20 años en la zona norte del área metropolitana de la ciudad de Buenos Aires se apreció un corrimiento del cinturón verde junto con un proceso de “bolivianización” de la horticultura (Benencia 2006). Además, no todos los inmigrantes bolivianos que residen en los partidos que conforman el cinturón verde se vinculan con el mercado laboral agropecuario. Esto se relaciona, entre otras cosas, con las características territoriales de este amplio peri-urbano que combina diversos tipos de paisajes, los que van desde los muy urbanizados y que configuran ciudades -por lo general las capitales de los partidos-, pasando por barrios cerrados, barrios suburbanos, asentamientos precarios hasta áreas destinadas a la producción agropecuaria y centros industriales. Así, muchos de los bolivianos que residen en los partidos de Pilar, Escobar, Exaltación de la Cruz, Campana y Zárate se insertaron, en el marco de los procesos de flexibilización y precarización laboral, como mano de obra no calificada en otros “rubros de la informalidad” tales como el trabajo doméstico, la construcción, la producción textil y el comercio informal. Si bien unos pocos viajan a la ciudad de Buenos Aires para sus actividades laborales, la mayoría de ellos trabaja dentro del perímetro de los partidos en los que residen. Con respecto a los inmigrantes bolivianos que se vincularon a la horticultura, cabe señalar la importancia que adquirieron no solo en la producción sino también en la comercialización y en la administración de los mercados concentradores –este último aspecto, como veremos, presenta ciertas notas distintivas con sus co-nacionales del cinturón verde de Córdoba. Por otra parte, esta importancia en la producción y comercialización hortícola local junto con sus estrategias organizativas han coadyuvado a que los emprendimientos económicos y socio-culturales gestionados por sus asociaciones (Pizarro 2007 y 2009) los constituyera en interlocutores que merecen ser tenidos en cuenta 6 por parte de las autoridades de diversos niveles estatales argentinos y bolivianos, en el marco de su articulación subalterna en la sociedad argentina en la que constituyen una minoría discriminada a través de estrategias racializantes. propietarios). El hecho de que algunos han logrado ingresar en los últimos años en la cadena de comercialización como puesteros en mercados fruti-hortícolas es denominado como nueva escalera boliviana (Benencia y Quaranta, 2006). 6 Según Rancière, “… la política es en primer lugar el conflicto acerca de la existencia de un escenario común, la existencia y la calidad de quienes están presentes en él…” (1996: 41). En esta línea, el reconocimiento de aquellos que no “tienen derecho a ser contados como seres parlantes” (ibidem: 42), es decir, de aquellos que no son concebidos como parte de la comunidad política por quienes sí lo son, constituye la instauración de un escenario político en el que se dirimen nuevos sentidos para delimitar quiénes son las “partes” de dicha comunidad. Página 9 de 25 PIZARRO, Cynthia Presentación en LASA2009 Así, si bien se podría considerar que a lo largo de los últimos 20 años algunos bolivianos que residen en el norte del peri-urbano de la ciudad de Buenos Aires lograron convertirse en lo que Portes, Guarnizo y Haller (2002) denominan empresarios exitosos, es necesario relativizar este éxito individual en dos aspectos. Por un lado, si bien algunos de ellos lograron cierta movilidad económica convirtiéndose en productores o en comercializadores de frutas y verduras, en dueños de talleres textiles o en propietarios de puestos, comercios e, incluso, de mercados y ferias, esto no implica que hayan tenido un éxito similar en su aceptación sociocultural por parte de la sociedad auto-definida como argentina y, mucho menos, que puedan llegar a ejercer una ciudadanía plena en el país en donde residen. Por otra parte, el relativo éxito económico de estos inmigrantes debe ser considerado desde una perspectiva colectiva. Es decir, estas trayectorias individuales sólo pueden ser comprendidas si se tiene en cuenta la articulación de ciertos espacios sociales en los que estas actividades económicas pudieron ser desarrolladas. Espacios que, a su vez, postulan la existencia de un colectivo social que debe ser contado como interlocutor en el escenario de la ciudadanía argentina. Veamos. Diversos autores señalan que durante la década de 1990 los inmigrantes bolivianos cobraron mayor visibilidad en el discurso público del área metropolitana de la ciudad de Buenos Aires, por lo general en términos de “problema” (Benencia 2002, Caggiano 2005, Casaravilla 2000, Grimson 1999, entre otros). Frente al discurso del crisol de razas y del europeo como buen inmigrante, la inmigración proveniente de países latinoamericanos se convirtió en el prototipo de la inmigración no deseada. Por un lado, la prensa gráfica nacional tematizó a los “inmigrantes limítrofes” (homogeneizando las diferencias en este colectivo de identificación) como problema explícitamente vinculado a la crisis que atravesaba la Argentina. A través de diversas estrategias discursivas discriminatorias, los medios los estigmatizaron como actores peligrosos, conflictivos e ilegales. También, los medios reprodujeron acríticamente los discursos institucionales gubernamentales. De este modo, los inmigrantes fueron definidos como culpables de diversas problemáticas estructurales vinculadas a los efectos de las políticas neoliberales tales como el desmantelamiento de los sistemas de salubridad, agua potable, vivienda, seguridad y educación, junto con la precarización y flexibilización laboral. Así, se facilitaron diversas prácticas represivas racializantes por parte de los diferentes niveles gubernamentales. Por otra parte, durante la década de 1990 se presentaron varios proyectos de ley migratoria. Casaravilla (2000) remarca que el presentado en 1999 era aún más estricto que la ley migratoria que estaba vigente en ese momento. Este autor considera que este acontecimiento marca el momento de mayor visibilidad y de mayor discriminación racializadora de los inmigrantes regionales en la opinión pública del área metropolitana de la ciudad de Buenos Aires. Esta iniciativa del poder Ejecutivo fue acompañada de detenciones de extranjeros y de declaraciones del entonces Presidente y de funcionarios del Ministerio del Interior y de la Dirección Nacional de Migraciones. Finalmente, la ley no se aprobó, hecho en el que tuvo influencia la resistencia de diversos organismos de derechos humanos, de sectores políticos opositores y de la Iglesia Católica. En esa escalada racializante de 1999, los inmigrantes regionales fueron criminalizados y estereotipados con una serie de características morales indeseables vinculadas a ciertas disposiciones naturales de sus cuerpos (olores, suciedad), a sus costumbres (ruidos Página 10 de 25 PIZARRO, Cynthia Presentación en LASA2009 molestos, bajo nivel cultural) y a sus prácticas laborales (prostitución, comercio informal/clandestino) –entre otras. En este marco se puede entender que en la década de 1990, los bolivianos que residían en el partido de Escobar hayan ocultado o minimizado ciertos marcadores visibles de su “bolivianidad” como el idioma quechua o la vestimenta, puesto que son indicadores objetivos de su pertenencia a un colectivo de identificación estigmatizado por la sociedad local. Si bien este hecho no es exclusivo de quienes residen en dicho partido, en Escobar las estrategias racializantes fueron tan intensas que motivaron a las autoridades del gobierno provincial a intervenir y a los legisladores nacionales a expedirse sobre el tema. Fue así que a fines de la década de 1980 algunos referentes de la colectividad boliviana en dicho partido comenzaron a movilizarse, poniendo en juego redes de parentesco y paisanaje preexistentes, con el objetivo de “aunar fuerzas” para “representar a los paisanos” ante las autoridades locales para reclamar por la “discriminación que sufrían” y mejorar su integración (Pizarro 2009). Según el mito de fundación que es relatado 15 años después por sus socios fundadores, en 1991 “la entidad se formalizó” urgida por la necesidad de defender a un paisano que fue víctima de un hecho delictivo. Paralelamente, otras redes informales –algunos bolivianos de la zona que organizaban campeonatos de fútbol los días domingos y otros que habían conformado una incipiente feria ambulante en donde algunos productores vendían su verdura- estaban sufriendo los embates de diversas prácticas racializantes tanto por parte de los vecinos “criollos” como de las autoridades locales. De este modo, surgió la necesidad de institucionalizar las actividades de la organización con el objeto de ser escuchados por distintas autoridades. Los dirigentes de aquel momento tuvieron el asesoramiento de personas “con estudio” que los orientaron en las cuestiones legales de la organización y en los reclamos a las autoridades locales. Cabe señalar que los asesores en cuestión eran paisanos procedentes de Santa Cruz que habían migrado a la ciudad de Buenos Aires a mediados del siglo XX, eran profesionales y estaban muy vinculados con las autoridades consulares en aquel momento. Por lo tanto, eran admirados por los promotores de la organización ya que las diferencias sociales eran sumamente marcadas. A fin de ir señalando algunas cuestiones vinculadas con las diferencias entre los procesos organizativos en las áreas peri-urbanas bajo estudio, es necesario remarcar el asesoramiento que recibieron los “socios fundadores” de la Colectividad Boliviana de Escobar. Este asesoramiento está relacionado con el activismo político transnacional que implementaron algunos dirigentes bolivianos que residían en la ciudad de Buenos Aires, que coadyuvó a que esta asociación de inmigrantes se convirtiera en la “más importante de Argentina”, según el punto de vista de bolivianos que residen en distintos puntos del país. Veamos. Durante la década de 1980, algunos dirigentes bolivianos de la ciudad de Buenos Aires lanzaron una convocatoria para crear una organización de segundo grado que aglutinara a todas las asociaciones de inmigrantes de la Argentina. Es posible que uno de estos dirigentes, quien fue el asesor de la Colectividad Boliviana de Escobar desde sus inicios hasta el 2001, estuviera también interesado en ser reconocido por las autoridades estatales bolivianas y en lograr ocupar algún cargo consular. La iniciativa para crear esta Página 11 de 25 PIZARRO, Cynthia Presentación en LASA2009 federación de asociaciones de inmigrantes bolivianos no tuvo éxito ya que en ese momento no había asociaciones constituidas jurídicamente que estuvieran en condiciones de federarse. Cabe pensar que las vinculaciones de los “socios fundadores” de la Colectividad Boliviana de Escobar con los asesores y distintos diplomáticos que la “apoyaron para que se formalice” a fines de de los 1980s pueden estar vinculadas con este “movimiento federacionista”. Es destacable en este sentido que algunos dirigentes que motorizaron la conformación de la federación de asociaciones consideran que durante dicha década “se sembró la semilla de la organización comunitaria” con éxito ya que “a fines de 1989 había más de cuarenta Asociaciones Civiles en la Argentina”. Finalmente, la organización de segundo grado logró constituirse a mediados de los 1990s y se denominó Federación de Asociaciones Civiles Bolivianas (FACBOL). Esta organización se escindió en 1998 y, como consecuencia de dicha ruptura, surgió otra: FIDEBOL. En 1999 esta institución recibió “la visita de la comisión de la Honorable Cámara de Diputados (de Bolivia) que vinieron a Buenos Aires con motivo de fortificar la predisposición del senado y cámara baja argentina a la firma del convenio migracional” (Vía Internet: http://bolarg.tripod.com, consulta realizada el 1 de noviembre de 2006). Además, los dirigentes de esta asociación mantuvieron relaciones con legisladores y funcionarios del poder ejecutivo nacional de Argentina. Finalmente, cabe señalar que, si bien el asesor de la Colectividad Boliviana de Escobar que era uno de los dirigentes de estas federaciones no ha tenido ningún cargo consular hasta el presente, ha sido promotor de una demanda al estado boliviano que pretende que éste reconozca el derecho a votar de los compatriotas que viven en el exterior. En estos momentos continúa impulsando esta lucha desde la ciudad de Buenos Aires a través de diversas estrategias. De este modo, durante la década de 1990 se produjo una efervescencia de asociaciones de inmigrantes bolivianos en el área metropolitana de la ciudad de Buenos Aires. Por otra parte, cabe agregar que este proceso de emergencia de organizaciones, se enmarca en un contexto histórico de la Argentina signado por la aparición de diversas organizaciones de inmigrantes latinoamericanos (Pereyra 2005), por la emergencia de movimientos sociales o de protesta por el reconocimiento de derechos humanos (Schuster y Pereyra 2001) y por el reconocimiento que diversas instituciones internacionales hicieron sobre los derechos humanos y, en particular, sobre los derechos de los inmigrantes (Domenech y Magliano 2007). Una vez hecha esta alusión a la manera en que algunos activistas bolivianos que residían en la ciudad de Buenos Aires junto con los funcionarios consulares apoyaron la institucionalización de la Asociación Civil Colectividad Boliviana de Escobar, es necesario señalar para continuar puntualizando ciertas especificidades de este proceso organizativo que, en sus comienzos, no contó con el apoyo de las autoridades argentinas municipales ni provinciales. Por el contrario, y posiblemente debido la orientación ideológica del intendente de este municipio, si bien los objetivos de la asociación eran deportivo-culturales, amparó bajo su estructura legal a los insipientes emprendimientos económicos que sus socios habían comenzado a realizar: la venta de verdura y la feria de ropa. Esto se debió, por un lado, a que los comerciantes informales eran perseguidos sistemáticamente por la policía y los funcionarios municipales y, por el otro, a que la Página 12 de 25 PIZARRO, Cynthia Presentación en LASA2009 administración de esos emprendimientos constituía una estrategia económica para que la organización pudiera disponer de los fondos necesarios para su funcionamiento. Poco a poco, los funcionarios gubernamentales aumentaron su presión a la asociación a través de diversas modalidades que iban desde el cobro de coimas hasta la persecución policial, el desalojo y la negación de la habilitación. Para entonces, los directivos de la organización se propusieron el desafío de construir un mercado que cumpliera con los requerimientos de la normativa estatal. Así, aproximadamente en 1995 compraron el predio en donde funciona actualmente el Mercado Concentrador de Frutas y Verduras. En los años siguientes la visibilidad económica y social de la institución creció alrededor de la comercialización de la producción frutihortícola. Esto fue posible gracias al esfuerzo de los socios de la entidad, quienes no dejan de recalcar que lo lograron “sin la ayuda de ningún político”. Este hecho, a su juicio, los diferencia de otro mercado que fue creado en 2001 por la Colectividad Boliviana de Pilar con el apoyo tanto de la Municipalidad como del Gobierno Provincial, tal como veremos más adelante. Pero, también, este crecimiento confluyó con cierta estructura de oportunidades en el contexto económico nacional que impactó en la comercialización frutihortícola regional. Los 2000s: Los mercados concentradores de frutas y verduras El contexto político, económico y social tanto nacional como provincial y local en el que se articularon los inmigrantes bolivianos fue distinto a partir de 2001. Esto incide en las diferencias en los tipos de finalidades de las asociaciones que señala el informe de la OIM-CEMLA que señalamos más arriba. La emergencia de entidades de inmigrantes bolivianos con fines económicos que se observa en el área metropolitana de la ciudad de Buenos Aires está vinculada con las transformaciones en la producción y comercialización hortícola y con las políticas estatales dirigidas a ese sector. En la década de 1990, en el marco de las políticas económicas neoliberales del momento, la desregularización permitió la aparición de una serie de mercados mayoristas en el área hortícola bonaerense, paralelamente al ya existente Mercado Central ubicado en el oeste del periurbano de la ciudad de Buenos Aires, que hasta el momento había sido monopólico. El Mercado Frutihortícola de la Colectividad Boliviana de Escobar fue el pionero en la zona norte del área hortícola bonaerense y, conforme los quinteros bolivianos se expandieron hacia otros partidos, fueron surgiendo mercados similares en diversas localidades administrados por los propios productorescomercializadores. Así, la creación de cooperativas de productores hortícolas bolivianos con una finalidad explícitamente económica se acentuó en la década de 2000 y fue incentivada por autoridades de diversos niveles estatales argentinos debido a diversos factores. Veamos. Hacia fines de la década de 1990 se puso en evidencia la co-existencia de diversos mercados mayoristas horti-florícolas que cumplían de manera diferencial con las normativas en materia fito-sanitaria. Esos mercados fueron cobrando visibilidad progresivamente a los ojos de las autoridades gubernamentales locales, provinciales y nacionales en consonancia con el interés por desarrollar estrategias de comercialización internacional –por lo menos a nivel del MERCOSUR. Y así como cobraron mayor Página 13 de 25 PIZARRO, Cynthia Presentación en LASA2009 visibilidad los mercados, lo hicieron los productores hortícolas de origen boliviano que cultivan gran parte de las frutas y verduras que allí se comercializan. Desde el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires se implementaron diversas acciones tendientes a apoyar a las cooperativas de productores que administran mercados mayoristas fruti-hortícolas así como a otros productores que no necesariamente están vinculados con dichos mercados. Desde el programa Cambio Rural Bonaerense, dependiente de la Dirección Provincial de Desarrollo Rural del Ministerio de Asuntos Agrarios del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, se asistió a varias cooperativas de productores hortícolas en distintas localidades del área metropolitana de la ciudad de Buenos Aires, en particular en aquellas municipalidades cuyas autoridades compartían la orientación político-partidaria de las autoridades provinciales. En la zona norte, cabe señalar el apoyo que recibieron los productores de los partidos de Luján, Pilar y Moreno. Este apoyo, por otra parte, también estuvo vinculado con la preocupación creciente que comenzó a manifestarse en diversos niveles gubernamentales argentinos y bolivianos sobre la situación de los inmigrantes bolivianos. La progresiva importancia que fue teniendo la temática migratoria en la agenda política de los gobiernos nacionales de Argentina y Bolivia, del gobierno de la Provincia de Buenos Aires y de los municipios bonaerenses afines con la línea político-partidaria nacional se debió a un cúmulo de factores. Entre ellos podemos señalar la asunción de Evo Morales como presidente de Bolivia en 2005, la importancia que se le dio al tema a nivel internacional en los 2000s y la modificación en la restrictiva política migratoria argentina en 2004. Así, en el año 2006, luego de que murieran varios trabajadores bolivianos a raíz del incendio de un taller textil clandestino en la ciudad de Buenos Aires, el entonces Embajador de Bolivia realizó diversas visitas a algunos de los partidos bajo estudio junto con autoridades nacionales y provinciales, en el marco de las cuales se visitaron a las asociaciones de inmigrantes locales, se firmaron acuerdos y se sembraron las bases para la implementación de políticas de apoyo. De este modo, los intendentes de las municipalidades afines con la línea políticopartidaria nacional y provincial incorporaron en su agenda la problemática de los inmigrantes junto con aquella específica del sector hortícola. Así, los inmigrantes bolivianos se convirtieron en sus interlocutores obligados. En el caso del partido de Luján, los productores hortícolas bolivianos de la Cooperativa Frutihortícola Copacabana recibieron asistencia técnica del Programa Cambio Rural Bonaerense a partir de 2003. En 2007 comercializaban sus productos y los de terceros en un mercado local, bajo la normativa del SENASA. Además de la asistencia del programa provincial, la cooperativa recibió el apoyo oficial de la municipalidad a través de la Dirección de Producción del Municipio de Luján y del Consejo Municipal de Acción Cooperativa. Asimismo, recibieron un crédito del Banco Nación para la compra de un predio para construir un mercado propio. En el partido de Moreno, el Programa Cambio Rural Bonaerense trabajó de manera articulada con el Instituto Municipal para el Desarrollo Económico Local (IMDEL), implementando asistencia técnica a los productores hortícolas (entre otros) en el marco de las políticas de desarrollo territorial definidas por el gobierno municipal a través del Página 14 de 25 PIZARRO, Cynthia Presentación en LASA2009 Programa de Incentivo al Sector Rural (Pro.In.Se.R.). De manera similar a Luján, se apoyó la conformación de procesos asociativos que cristalizaron en un mercado mayorista, administrado por inmigrantes bolivianos articulados en la Cooperativa Frutihortícola Norchichas. En ese contexto, se otorgaron créditos a los productores en el marco de un sistema rotativo y se desarrollaron diversas líneas de comercialización. También, se proyectó la implementación de un laboratorio de análisis con el objetivo de brindar un servicio local y regional que permita mejorar los controles sanitarios y calidad de la producción. En el Partido de Pilar existen tres asociaciones de inmigrantes bolivianos: una en la localidad de Derqui, otra en la de Villa Rosa y otra en la ciudad de Pilar. Las dos primeras tienen finalidades culturales, mientras que las de la Asociación Civil Colectividad Boliviana 2 de Septiembre de Pilar fueron variando a lo largo del tiempo. Al igual que la de Escobar, esta asociación comenzó con el objetivo de luchar contra la “discriminación” y organizando actividades deportivas, pero la importancia que fue adquiriendo su actividad económica motivó la creación de una cooperativa para poder administrar el mercado fruti-hortícola. Para esto, y a diferencia del caso de la asociación de Escobar, el presidente de la de Pilar contó con el apoyo y asesoramiento de las autoridades municipales, provinciales y nacionales. Así, en 2003 la Cooperativa Frutihortícola 2 de Septiembre de Pilar recibió asistencia técnica del Programa Cambio Rural Bonaerense tanto para asesorar a los productores como para fortalecer la organización y asesorar al mercado mayorista en materia de la normativa del SENASA. Al igual que en el caso de Luján, el Municipio de Pilar apoyó al sector hortícola y a la cooperativa, y la adecuación de las instalaciones del mercado fue realizada con un subsidio otorgado por el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. Además, en 2004 la Secretaría de Calidad de Vida y Medio Ambiente del Municipio suscribió un convenio con el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) para la implementación del Programa de Promoción de la Actividad Agropecuaria Sustentable, que fue reglamentado en 2006 y presentado públicamente en junio de 2007, y que está destinado a los productores hortícolas del partido –la mayoría inmigrantes bolivianos-, con el objeto de que mejoren sus procedimientos productivos a través de “buenas prácticas agropecuarias” (Barsky 2008). En el caso de Pilar se puede apreciar que las políticas impulsadas desde diversos niveles gubernamentales argentinos no operaron sobre el vacío. Por el contrario, pudieron viabilizarse en tanto se articularon con procesos asociativos pre-existentes. Quienes impulsaban estos procesos contaban con una trayectoria organizativa previa puesto que habían sido dirigentes mineros en Bolivia y en Argentina habían participado en la asociación de inmigrantes bolivianos del Partido de Escobar. Además, también habían contado con el apoyo de los asesores bolivianos vinculados con el Consulado que habían motorizado el “despertar federacionista” mencionado más arriba. Otro aspecto que los ayudó en el proceso asociativo fue el hecho de que conocían de las dificultades por las que la Colectividad Boliviana de Escobar había atravesado a lo largo de los años tanto en lo referido a la organización de la asociación como a lo vinculado al funcionamiento del mercado frutihortícola. Hasta aquí analicé las particularidades de algunas asociaciones de inmigrantes bolivianos de la zona norte del área metropolitana de la ciudad de Buenos Aires. Señalé algunos aspectos que considero relevantes a los fines de dar cuenta de la diferencia que Página 15 de 25 PIZARRO, Cynthia Presentación en LASA2009 existe entre los procesos organizativos en esta zona peri-urbana con los del peri-urbano de la ciudad de Córdoba y que se refieren a la preeminencia de asociaciones más institucionalizadas y con finalidades económicas a partir del año 2000. Con respecto a la cantidad y grado de institucionalización de las asociaciones es importante considerar que durante la década de 1990 los inmigrantes bolivianos eran objeto de prácticas y procesos racializantes por parte de las sociedades locales en las que se articulaban. En este contexto, la emergencia de procesos de comunalización fue posible gracias a la movilización de las redes de parentesco y paisanaje preexistentes que realizaron algunos referentes que contaban con una trayectoria organizativa previa. Por otro lado, contaron con el apoyo de dirigentes bolivianos “con estudio” que estaban promoviendo la articulación de asociaciones de sus co-nacionales en todo el país, pero cuya influencia fue más fuerte en la ciudad de Buenos Aires y el área metropolitana de la misma. Estos dirigentes orientaban su acción tanto hacia las autoridades nacionales argentinas como hacia las consulares bolivianas. Así, es comprensible la emergencia de numerosas asociaciones institucionalizadas reconocidas por el estado argentino. Hasta aproximadamente el año 2000 las finalidades de estos procesos organizativos continuaron siendo deportivas y culturales ya que la importancia económica de los emprendimientos bolivianos en el peri-urbano del área metropolitana de la ciudad de Buenos Aires recién se puso de relieve cuando los productores hortícolas bolivianos comenzaron a incursionar en la comercialización, desplazando progresivamente no sólo a los productores, a los consignatarios y a los transportistas criollos sino que también lograron controlar de manera competitiva los lugares de comercialización mayorista. Esto es, los mercados concentradores de frutas y verduras que emergieron en distintas localidades tales como Escobar, Pilar, Moreno, Morón y Luján son administrados por bolivianos y, en algunos de ellos, los criollos no pueden ser dueños de los puestos. Este éxito económico ha sido logrado de manera colectiva, merced a la existencia de procesos organizativos previos que requirieron de una adecuación de las estructuras asociativas para fines comerciales. Así surgieron las cooperativas con el apoyo y promoción de las políticas productivas y sociales de distintos niveles del gobierno argentino que, a partir de 2002, modificó progresivamente su actitud hacia los inmigrantes antes considerados “indeseados”. De este modo, las asociaciones de inmigrantes bolivianos en la zona norte del área metropolitana de la ciudad de Buenos Aires se convirtieron en sujetos que merecen ser tenidos en cuenta por parte de las autoridades de diversos niveles estatales argentinos y bolivianos. Cabe señalar que este proceso no es mecánico ni lineal, ni que dejaron de existir prácticas racializantes o que los inmigrantes bolivianos gocen en la actualidad de todos los derechos ciudadanos. En realidad, la nueva Ley de Migraciones sólo garantiza el cumplimiento de los derechos civiles y sociales de los ciudadanos extranjeros, no así los derechos políticos en su totalidad. Por otra parte, el hecho de que se haya cambiado el espíritu de la norma no implica que lo hayan hecho las estrategias racializantes que se han sedimentado históricamente en el sentido común de los argentinos. Señalé estas cuestiones como nodos que permiten realizar una comparación con los procesos asociativos de los inmigrantes bolivianos en otras zonas peri-urbanas como la de la ciudad de Córdoba, que desarrollaré a continuación. Página 16 de 25 PIZARRO, Cynthia Presentación en LASA2009 Los procesos organizativos de los inmigrantes bolivianos en el peri-urbano de la ciudad de Córdoba Tal como ya lo he planteado, durante los últimos 20 años se apreció un corrimiento del cinturón verde de Córdoba junto con un proceso de “bolivianización” de la horticultura, del mismo modo que sucedió en el peri-urbano del área metropolitana de la ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, una de las principales diferencias entre ambas zonas hortícolas y que incide notablemente en los procesos asociativos de los bolivianos que residen en ellas se relaciona con una cuestión de escala geográfica. La actual articulación de los productores hortícolas bolivianos en la comercialización que se realiza principalmente en el Mercado de Abasto Municipal a través de la Asociación de Productores Hortícolas en donde participan pero en franca minoría. Este es uno de los factores que limita las posibilidades de emergencia de asociaciones o cooperativas de productores integradas por inmigrantes bolivianos con una finalidad económica orientada hacia la comercialización, a diferencia de lo que sucede en el norte del área metropolitana de la ciudad de Buenos Aires. La mayor cantidad de quintas hortícolas están localizadas en un área que dista aproximadamente 25 km de la ciudad de Córdoba, principalmente dentro de los límites del ejido municipal de dicha ciudad. Aún cuando se extienden a algunos de los ejidos municipales colindantes y se observa un gradual corrimiento hacia localidades ubicadas a unos 50 km de la ciudad de Córdoba, por el momento, el principal centro comercializador de la producción hortícola es el Mercado de Abasto Municipal que se encuentra emplazado muy cerca tanto de las quintas como de la ciudad. Las frutas y verduras que allí se comercializan son suficientes para abastecer al mercado interno de la ciudad. A juicio de un productor y comercializador criollo, el mercado municipal está sobredimensionado porque los pueblos del interior de Córdoba a los que antes abastecía este mercado ahora están siendo abastecidos por los productores bolivianos localizados en los peri-urbanos de dichos pueblos. Otro de los factores que inciden en los procesos asociativos de los productores hortícolas bolivianos en el peri-urbano de Córdoba se relaciona con su peso relativo en comparación a los comercializadores criollos en el marco del monopolio del Mercado de Abasto Municipal. Este mercado es propiedad del municipio que concede su administración a dos entidades. Por un lado, los puestos fijos distribuidos en 4 naves son administrados por una cooperativa denominada Mercoop, la que está íntegramente conformada por puesteros criollos que se dedican exclusivamente a la comercialización y que es un desprendimiento de la Cámara de Operadores Frutihortícolas de Córdoba. Por otro lado, el sector de los puestos temporarios es administrado por la Asociación de Productores Hortícolas, que se creó en el año 2000. En las 2 naves que corresponden a esta asociación los puestos se alquilan diariamente a los productores que lo deseen. Si bien el 70% de los 220 productores que venden en dichos puestos son bolivianos, sólo son bolivianos uno o dos integrantes de la comisión directiva que está conformada por aproximadamente 18 productores. El actual presidente de la asociación es un productor criollo y, si bien según un trabajador de seguridad del Mercoop es quien “más sabe sobre los bolivianos en el mercado porque cuida que no les falte nada y se encarga de Página 17 de 25 PIZARRO, Cynthia Presentación en LASA2009 hacer lavar las naves en donde ellos están”, su discurso sobre los productores bolivianos es sumamente racializante al punto de plantear que: “… el interés del boliviano, por su cultura, es ahorrar. A ellos no les interesa vivir con comodidades como a los criollos. Uno ve que salen chanchos de sus casas pero ahorran para tener un vehículo. Es porque por su cultura no están tan enganchados con el consumo (…) [Aseguró haber visto] chanchos que salen de la casa de los bolivianos (…) A los bolivianos les gusta trasladarse por naturaleza (…) Por cultura son callados, reservados, no roban, no hacen juicios laborales pero son inteligentes (…) Se explotan entre ellos más de lo que los podría explotar un patrón argentino (…) [como presidente de la asociación de productores buscaba] integrarlos, pero les llevó años para relacionarse”. (Fragmento del registro de la entrevista del 23 de enero de 2009). Como se desprende de estas palabras, si bien los bolivianos participan –de manera minoritaria- en la comisión directiva de la asociación, muy probablemente no tienen muchas posibilidades de participar en términos de igualdad con sus pares criollos. Esto fue ejemplificado por el empleado de la Mercoop a través de la siguiente teoría sobre cómo se estructuran las relaciones sociales en ese lugar de trabajo: “El mercado está dividido en cinco estamentos, de los cuales los bolivianos ocupan el cuarto. El primero, el segundo y el tercero están conformados por los puesteros que son miembros de la Cámara y de la Cooperativa [Mercoop]. Ellos tienen puesto fijo en las naves 2, 3, 4, 6, 7 y 8, por los que pagan un canon mensual a la municipalidad y también anualmente pagan la renovación. Estos puesteros no son productores, son dueños de camiones y manejan más dinero. El primer estamento está conformado por unos veinte que tienen el toro por las dos astas, el segundo por unos 100 que tienen el toro por un asta y el tercero por unos sesenta que no tendrían ningún asta. El cuarto estamento está conformado por los productores, que tienen puesto temporario en las naves 1 y 5, en donde se encuentran los bolivianos. [El quinto estamento al que no se refirió explícitamente estaría conformado por los changarines y por los cuidadores de autos]” (Fragmento del registro de la entrevista del 23 de enero de 2009). Entonces, por el momento, la posibilidad de asociarse con una finalidad económica para la comercialización de la producción hortícola no sería muy atractiva para los productores bolivianos del peri-urbano de la ciudad de Córdoba debido a que no constituye un nicho económico potencialmente rentable, a diferencia de lo que sucede en los casos que analizamos en el peri-urbano de la ciudad de Buenos Aires. Aún así, no es menor el hecho de que participen de la asociación de productores hortícolas local y que algunos de ellos sean miembros de la comisión directiva, aún cuando aparentemente las relaciones con los criollos se den en términos de desigualdad y estén atravesadas por prácticas racializantes. Aún cuando no haya asociaciones de inmigrantes bolivianos jurídicamente constituidas en el peri-urbano de la ciudad de Córdoba, existen otro tipo de procesos asociativos no institucionalizados de los que participan los productores hortícolas. La Asociación de Página 18 de 25 PIZARRO, Cynthia Presentación en LASA2009 Fútbol Amateur Boliviano tiene una finalidad deportiva y cultural ya que organiza campeonatos de fútbol y peñas folklóricas y carnavales en un complejo deportivo localizado en Villa Esquiú, en el noreste del cinturón verde. Así, los domingos por la tarde se congregan en torno a estos campeonatos diversas personas que asisten al lugar para practicar y observar dicho deporte. Pero también lo hacen para “olvidarse de los problemas” y de la dureza de sus trabajos, principalmente vinculados con la horticultura y la construcción. Así, además de los jugadores de los equipos de fútbol y de los árbitros, se observa la presencia de familiares, amigos y otras personas atraídas por la posibilidad de conversar con amigos y, sobre todo en el caso de los jóvenes, de conocer gente nueva. Quienes no juegan al fútbol se ubican en los costados de las canchas, debajo de los árboles o en las mesas ubicadas al lado de los puestos que venden bebidas y comidas. Las mujeres jóvenes se visten con ropas atractivas –posiblemente para buscar novio-, los muchachos presumen con sus habilidades deportivas y las parejas más grandes con hijos disfrutan compartiendo con sus amigos y parientes. Todo esto acompañado de productos “típicos bolivianos” tales como música y algunas comidas. Además de la posibilidad de consumir estos productos en el lugar también se puede comprar ropa y cds y dvds en algunos puestos que conforman una incipiente feria. Estas prácticas recreativas articulan ciertos eventos y prácticas deportivas y musicales con formas culturales y experiencias sociales particulares, conformando lo que Grossberg (1997) denomina un agente afectivo. Así, ciertas cogniciones y afectos se articulan con un sentido de pertenencia y de devenir de una comunidad (Brow 1990) boliviana en quienes experimentan los campeonatos de fútbol en el complejo deportivo. Estos procesos de comunalización suponen la implementación de ciertas prácticas bolivianas de sí, tales como la organización de los partidos a través de equipos conformados por redes parentales que marcan la pertenencia a un pueblo, región o departamento. En estas prácticas recreativas se re-significan algunos estereotipos racializantes con los que el sentido común hegemónico cordobés tipifica a los inmigrantes. Así, se limita la participación de los argentinos y de los peruanos en dichos campeonatos re-centrando ciertas características bio-psíquicas a unos y a otros. Algunos de los estereotipos hegemónicos que re-centraron mis interlocutores bolivianos durante nuestro trabajo de campo plantean que los argentinos juegan mejor al fútbol que los bolivianos y que los peruanos tienden a provocar peleas y no son tranquilos a diferencia los bolivianos. El argumento esgrimido para justificar la limitación que la asociación hace con respecto a la participación de los peruanos fue que es necesario que los paisanos se esfuercen por “portarse bien” para no generar más motivos para que los “aislen y discriminen”. Por otra parte, algunos de quienes asisten a estos encuentros señalan que les gusta participar porque cuando van a bares o lugares de entretenimiento a donde asisten los criollos se sienten discriminados. Así, esta asociación, aunque no lo plantee de manera explícita entre sus objetivos, promueve un ámbito de sociabilidad y de creación de un sentido de pertenencia y de devenir nacional para los inmigrantes bolivianos del peri-urbano de la ciudad de Córdoba. De este modo, se caracteriza por ser un espacio en donde la posición de subalternidad y de discriminación en la que se encuentran sus participantes cotidianamente, más allá de su posible éxito socioeconómico, se revierte los días Página 19 de 25 PIZARRO, Cynthia Presentación en LASA2009 domingos a la manera del carnaval. Tal como lo manifestó el presidente de la asociación: “Yo creo que [mis paisanos] encontraron [en los campeonatos de fútbol que se organizan en “La Docta”] un pedacito de Bolivia dentro de lo que es Córdoba…” (Entrevista realizada el 8 de noviembre de 2008, el resaltado es mío). El proceso organizativo de la Asociación de Fútbol Amateur Boliviano de Villa Esquiú presenta algunas similitudes y diferencias con los que se dieron en el norte del área metropolitana de la ciudad de Buenos Aires durante la década de 1990. En cuanto a las similitudes cabe señalar que en ambos peri-urbanos se aprecia un contexto discriminatorio racializante de los inmigrantes bolivianos y la emergencia concomitante de estrategias asociativas como una manera de revertir la condición de subalternidad en el marco de la vida cotidiana. En cuanto a las diferencias entre ambos peri-urbanos, están marcadas por la escala geográfica en tanto que los lazos de parentesco y paisanaje con los co-nacionales que residen en otras zonas de la ciudad son mucho más fuertes, lo que acentúa la lucha por el reconocimiento y legitimación por parte de las otras asociaciones de inmigrantes bolivianos en Córdoba así como por parte de los funcionarios consulares. Cabe señalar, además, que la trayectoria de los procesos organizativos de los inmigrantes bolivianos en la ciudad de Córdoba ha tenido una dinámica propia que estuvo signada por la historia del Centro de Residentes Bolivianos, entidad que durante largo tiempo ha sido la única legitimada por los paisanos y por los funcionarios consulados (Ortiz 2005). En estos momentos esta asociación se encuentra atravesando un momento de crisis de representatividad, y muchos de sus dirigentes históricos operan por fuera de la misma tratando de promover la emergencia de nuevas asociaciones que ocupen el rol protagónico que tuvo anteriormente el Centro de Residentes o buscando dirigentes que puedan revitalizarlo. Otro factor relevante en estas diferencias se relaciona con el contexto de creciente activismo transnacional que se ha desencadenado en la ciudad de Córdoba y su zona peri-urbana en el marco de los enfrentamientos que se dieron en Bolivia a raíz del proceso de reforma constitucional durante el año 2008. A diferencia de lo sucedido en el norte del área metropolitana de la ciudad de Buenos Aires, los miembros de distintas asociaciones de inmigrantes bolivianos en la ciudad de Córdoba siguieron estos acontecimientos de cerca e, incluso, algunos manifestaron públicamente su apoyo al gobierno de Evo Morales. Esta posición no era compartida por todos los bolivianos que residen en Córdoba, entre los cuales se encuentran muchos de los productores hortícolas que, en su mayoría, proceden de Tarija. Este fue otro de los factores que incidió en la crisis de representatividad del Centro de Residentes Bolivianos y que impactó también en las alianzas entre las otras asociaciones. Reflexiones finales En esta ponencia analicé algunas organizaciones de inmigrantes bolivianos localizadas en áreas peri-urbanas de las ciudades de Buenos Aires y de Córdoba, Argentina. Tuve en cuenta los aportes realizados por diferentes teorías que, en el marco de los estudios migratorios, pretenden dar cuenta de la especificidad de los procesos asociativos Página 20 de 25 PIZARRO, Cynthia Presentación en LASA2009 impulsados por inmigrantes, principalmente internacionales, en las sociedades en las que residen. Considerando los desarrollos de las teorías que estudian los movimientos sociales, señalé la relevancia de hacer hincapié tanto en los aspectos organizativos como en los identitarios de las asociaciones. Por otra parte, remarqué la necesidad de considerar que las estrategias asociativas están orientadas hacia múltiples dimensiones y que pueden yuxtaponer, con diferente grado de explicitación en sus objetivos manifiestos, finalidades económicas, sociales, culturales y políticas. Asimismo, planteé que sus acciones pueden ser tanto comunicativas como estratégicas y que pueden tener diferentes grados de institucionalización. Además, y considerando los aportes del marxismo humanista, remarqué la importancia que tiene el análisis de los campos de fuerza en los que se despliegan los procesos asociativos. La consideración de los contextos, tanto los más inmediatos como los más globales, permite comprender las maneras en que los inmigrantes interpretan las estructuras de oportunidades sociales, económicas, políticas y culturales, movilizan sus recursos, articulan identidades colectivas y orientan sus acciones asociativas en el marco de luchas hegemónicas. Teniendo en cuenta la importancia de los diferentes niveles contextuales, caractericé el contexto socio-histórico de las organizaciones de inmigrantes bolivianos en Argentina. Sostuve que este flujo migratorio ha sido permanente desde por lo menos mediados del siglo XIX. Sin embargo, existieron variaciones tanto en los lugares de destino como en las características socio-económicas y culturales de los inmigrantes. Así, hasta los 1970s la mayor parte de las asociaciones se localizaron en las provincias de Salta y Jujuy, mientras que en los últimos años éstas fueron sobrepasadas cuantitativamente por las del área metropolitana de la ciudad de Buenos Aires. Por otra parte, en consonancia con los diferentes perfiles de los inmigrantes, mientras que los procesos asociativos desarrollados en las ciudades de Buenos Aires, Córdoba y La Plata fueron principalmente liderados por bolivianos provenientes de familias acomodadas de áreas urbanas bolivianas, quienes disponen en Argentina de un capital económico, social, cultural, político y simbólico marcadamente diferencial con respecto a sus compatriotas que residen en el peri-urbano de dichas ciudades y en otras zonas de Argentina. En estos lugares, los procesos asociativos han sido motorizados por inmigrantes provenientes de familias indígena-campesinas de áreas rurales bolivianas, que migraron en búsqueda de trabajo, entre otros factores. En líneas generales, se puede decir que los procesos asociativos impulsados por los residentes en áreas urbanas, que están mejor posicionados a nivel estructural en relación a sus compatriotas residentes en áreas suburbanas o peri-urbanas y que tienen una trayectoria de permanencia en Argentina de más antigua data, estarían orientados hacia la promoción de la cultura y/o la participación política, desarrollando acciones estratégicas con el objeto de poner en evidencia la no sutura de los modelos hegemónicos de estados nacionales culturalmente homogéneos o políticamente igualitarios. Con respecto a los procesos asociativos impulsados por los bolivianos residentes en las áreas peri-urbanas, que están peor posicionados a nivel estructural en relación a sus compatriotas residentes en áreas urbanas y que tienen una trayectoria de permanencia en Argentina más reciente, estarían orientados hacia la creación de espacios de sociabilidad, la asistencia a los compatriotas, la resolución de problemas vinculados con las estrategias racializantes perpetradas por la sociedad local en la que residen y/o la defensa de sus intereses. Página 21 de 25 PIZARRO, Cynthia Presentación en LASA2009 Como resultado de la discusión de los casos de procesos asociativos de los inmigrantes bolivianos que residen en los peri-urbanos de las ciudades de Buenos Aires y de Córdoba emergieron algunas cuestiones relevantes. En el caso de las asociaciones del norte del peri-urbano bonaerense es destacable el surgimiento de la Colectividad Boliviana de Escobar como caso paradigmático de las acciones estratégicas que sus promotores desarrollaron con el objeto de resistir los embates de la discriminación racializante de los 1990s. Además, se puede observar la manera en que se movilizaron recursos externos, es decir, se apeló a asesores “con estudio” en el marco de las redes étnicas desarrolladas luego de haber migrado. Y aquí emerge una vez más la importancia del contexto, en este caso en el nivel de la estructura de oportunidades inmediata, en tanto y en cuanto coincidieron los procesos asociativos de los bolivianos que residían en Escobar que se aglutinaron para defender sus intereses con aquellos motorizados por compatriotas que operaban desde Buenos Aires con una orientación más vinculada a una participación política estratégica bi-nacional. La Colectividad Boliviana de Escobar encontró un nuevo escenario en los 2000s en el que pudo posicionarse favorablemente en el contexto local a pesar de que fue sistemáticamente perseguida por diversas estrategias racializantes que contaban con la anuencia de las autoridades políticas locales. Sin embargo, no sólo contaba con una trayectoria socio-económica relevante, debido a que encontró de manera no intencional un nicho en la comercialización de verdura –y también de ropa- sino que también cambió la estructura de oportunidades ya que los inmigrantes bolivianos fueron objeto de consideración para diferentes niveles gubernamentales argentinos y bolivianos. Así, la Colectividad Boliviana de Escobar había logrado erigirse en un agente social importante puesto que administraba de manera monopólica un mercado concentrador de frutas y verduras que constituía una alternativa relevante para los comerciantes mayoristas y minoristas de un amplio territorio. Los productores bolivianos que residían en otros partidos y que habían logrado ingresar en la comercialización hortícola apreciaron la trayectoria de esta asociación tanto en la defensa de los compatriotas como en la conformación de un nicho económico, y promovieron procesos asociativos similares. A diferencia de la asociación de Escobar, estos otros procesos asociativos contaron con el apoyo de las autoridades argentinas y bolivianas, en el marco de la importancia que cobró el tema migratorio y laboral y de la orientación que se le pretendía dar a la producción hortícola hacia los mercados internacionales. Entonces, las asociaciones de inmigrantes bolivianos en el norte del peri-urbano de la ciudad de Buenos Aires se caracterizan en la actualidad por su alto nivel de institucionalización y por preeminencia de acciones estratégicas tendientes a la defensa de intereses de tipo económico, lo que no quiere decir que no constituyan ámbitos de sociabilidad, solidaridad y participación política estratégica. Con respecto al caso de las asociaciones en el peri-urbano de la ciudad de Córdoba he señalado que no existen organizaciones similares en las que participen los productores hortícolas con una finalidad prominentemente económica. He planteado que esto se podría deber, entre otros factores, a una cuestión de escala geográfica ya que, en la medida en que el abastecimiento de fruta y verdura a la ciudad de Córdoba y localidades cercanas es ampliamente cumplimentado por los mercados concentradores existentes, la existencia de otro mercado en la zona no constituiría un nicho económico potencialmente rentable. Por otra parte, señalé que los productores bolivianos Página 22 de 25 PIZARRO, Cynthia Presentación en LASA2009 comercializan en el mercado y participan de la asociación de productores hortícolas local. El hecho de que constituyan el 70% de los productores del mercado y de que algunos sean miembros de la comisión directiva no es menor, aún cuando aparentemente las relaciones con los criollos se den en términos de desigualdad y estén atravesadas por prácticas racializantes. En el peri-urbano de la ciudad de Córdoba existe una asociación informal –no está constituida jurídicamente- de la que participan exclusivamente inmigrantes bolivianos que residen en la zona. El objetivo fundamental es organizar campeonatos de fútbol y, además, desarrolla otras actividades recreativas que articulan un componente afectivo vinculado con procesos identitarios. En lo que refiere a sus relaciones con el contexto he señalado que los lazos de parentesco y paisanaje con los compatriotas que residen en otras zonas de la ciudad son mucho más fuertes que en el caso de las asociaciones del peri-urbano bonaerense, lo que acentúa la lucha de los dirigentes de la asociación de fútbol por lograr el reconocimiento y legitimación por parte de las otras asociaciones de inmigrantes bolivianos de Córdoba así como por parte de los funcionarios consulares. Además, se observa una preocupación de sus dirigentes por la problemática política boliviana. Ambas cuestiones son indicativas de una posible tendencia hacia la participación política estratégica de sus dirigentes. En síntesis, a diferencia de las asociaciones de inmigrantes bolivianas del peri-urbano de la ciudad de Buenos Aires, la del peri-urbano cordobés se caracteriza por su bajo nivel de institucionalización y por la preeminencia de acciones comunicativas tendientes a construir ámbitos de sociabilidad y de solidaridad entre los participantes, lo que no quiere decir que, como he señalado, se descarte la participación política o la defensa de los intereses de manera estratégica. Bibliografía Avila Molero, Javier. 2001. “Globalización, identidad, ciudadanía, migración y rituales andinos des/localizados: el culto al Señor de Qoyllur Ritti en Cusco y Lima”. Informe final del concurso: Culturas e identidades en América Latina y el Caribe. Programa Regional de Becas CLACSO. 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