Entrevista a Angel Herbella (Director de la cárcel de Alhaurín de la

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Entrevista a Angel Herbella
(Director de la cárcel de Alhaurín de la Torre)
´La política de todos a la cárcel propicia que
el preso delinca otra vez al salir´
LAOPINIONDEMALAGA.ES (JOSÉ ANTONIO SAU)
JOSÉ ANTONIO SAU ¿Cómo se ha encontrado la cárcel después de cinco
años fuera de la dirección?
Parece que he estado cinco años de vacaciones y me he tenido que incorporar
otra vez. Es esa misma sensación, como si hubiera estado una semana fuera,
porque hay muchas mejoras, muchas cosas que han cambiado. Ves las mismas
caras, no voy a decir los mismos internos, pero algunos también. Y es una
sensación como de vuelta a casa, y sobre todo lo más gratificante es que te
encuentras una población con 1.275 internos, que está muy bien.
¿Cuando
dejó
la
cárcel
cuál
era
la
media
de
ocupación?
No me gusta hablar de masificación, el volumen de población cuando yo me fui
era de 1.400, que era una cifra asumible. Hubo un pico en 2007 y 2008, pero ha
sido un incremento nacional de la población penitenciaria, y en Alhaurín ese
pico llegó a las 1.800 personas.
¿En qué ha cambiado el penal?
Cuando me fui, desde Madrid ya se empezaban a implantar los módulos de
respeto, y la iniciativa a nivel tratamental fue que pusimos en marcha un
módulo de jóvenes, que sigue hoy en día y está dando muy buenos resultados
con los internos de 21 años, que son los que necesitan tratamiento específico;
pero posteriormente llegó el auge de los módulos de respeto, cuando yo me fui
eso no lo habíamos empezado a implantar. Afortunadamente, ahora se han
empezado a implantar esos módulos de respeto. Tenemos el ocho, va camino el
seis, mujeres, el módulo educativo... O sea que va camino de un cambio
tratamental a nivel de respeto, de buscar normas para los internos, o sea una
autogestión, una forma distinta de entender la vida en prisión...
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¿Incluso llegando a abrir las celdas?
Se puede llegar a eso. Pero en el módulo de respeto el interno se gana ese
respeto conforme a sus actuaciones, hay centros de España, no aquí, en los que
consiguen
tener
su
propia
disponibilidad
de
la
celda.
El director que le precedió aplicó un plan contra el menudeo de droga que ha
dado muy buenos resultados. ¿Sigue en marcha?
Soy partidario de mantener lo bueno e impulsarlo. El director que me precedía
llevaba treinta años en la Secretaría General y fue el creador de todo lo que se
ha hecho en seguridad en esta casa. Fue una persona que ha llegado a dirigir
este centro, y que ha reforzado la seguridad en cuanto al tratamiento, a la
persecución del menudeo de droga, con la entrada de perros de la Guardia
Civil, y esas medidas hay que mantenerlas. El éxito de los programas de
tratamiento en un centro penitenciario, su punto de partida, es la seguridad. Si
tú no tienes una seguridad garantizada, no puedes desarrollar el tratamiento.
No puedes eliminar lo que el anterior director hizo, que está funcionando muy
bien, porque tenía una experiencia consolidada de treinta años.
Ello propició que cayera la conflictividad de forma espectacular en la cárcel...
Tenga en cuenta que setecientos internos más son setecientos puntos
potenciales de conflicto. Entonces, la convivencia es mucho más normalizada
pero con una población en menor número. Es como un colegio, en el que un
profesor debe aguantar 40 ó 50 niños, siempre hay más conflictos. Siempre
identifico la prisión con el colegio entre comillas, porque hay muchas
similitudes, ya que esto no deja de ser una escuela.
Usted vivió de primera mano los picos de «Malaya», «Ballena Blanca» o
«Nilo» y la presión mediática que ineludiblemente generan estos temas. ¿Ha
pasado todo aquello?
Considero que esto es como el que acaba una carrera y tiene que hacer el
máster. Asumir la dirección de Alhaurín fue como hacer el trabajo de fin de
carrera, para ver si soy bueno o soy malo. Fue un hecho puntual, que la plantilla
solventó muy bien. El tiempo puso a cada uno en su lugar. Se ha visto que
aquello fue una forma de vender en televisión un producto mediático.
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Se habló de tratos de favor para determinados presos...
De lo que yo he visto en mi época anterior, lo que se hablaba de trato de favor,
después de cinco años, se ve que no. No hay trato de favor. Yo tengo a 1.300
personas que para mí son iguales, cada uno con sus problemas, con sus
miserias, con sus frustraciones, con sus ilusiones. Dar trato de favor a una
persona que sabes que está en el punto de mira sería de un director por lo
menos tonto. Sabes que te están mirando especialmente a ese personaje que está
en prisión como para encima darle un trato de favor. Los directores somos
profesionales y tratamos a todas las personas de igual forma.
¿Cuáles son las principales preocupaciones de los presos?
En un porcentaje altísimo, Málaga es un centro prioritariamente de preventivos
y cuando son condenados se produce su traslado a un penal de cumplimiento
próximo a Málaga como Algeciras, Granada, Jaén o Sevilla. Pero tienen que ir
allí a cumplir condena. La mayor petición es quedarse en Málaga, pero si todos
se quedan aquí no estaríamos hablando de 1.200, sino de 3.000. Se quieren
quedar aquí porque tienen su familia. Este problema con la apertura de
Archidona se paliará. En el 90% de los casos los ya condenados deben ser
trasladados a un centro de cumplimiento.
El problema básico de la población reclusa es la droga. El 80% de los internos
es adicto o ha sido condenado por un hecho relacionado con el tráfico de
sustancias prohibidas. ¿Cómo se aborda el problema?
La lucha contra la droga no puede ser represiva. La mejor lucha contra la droga
ha de ser una pelea preventiva. Contra la droga hacemos medidas represivas de
localización de la misma y los posibles puntos de tráfico, que disminuya la
oferta, eliminar la que viene del exterior, y programas preventivos. Muchísima
educación para la salud, muchísimos programas de tratamiento, grupos en
comunidades terapéuticas, de ayuda al dependiente, con asistencia de
muchísimas ONG como Proyecto Hombre, del Centro Provincial de
Drogodependencias, Concordia. Son muchas las que participan en esa pelea.
¿Por qué? Porque delincuentes hay de todo tipo y delitos también, pero el
ejemplo más claro de una delincuencia por marginalidad y por una situación
que él no ha buscado sino que le ha venido... Bueno, él fue libre para entrar en
el mundo de la droga, pero no es libre cuando quiere salir, esa situación le lleva
a delinquir. Son delincuentes fruto de ese consumo, y merece la pena apostar
por ellos porque cuando dejan el mundo de la droga nunca van a entrar en el
mundo de la delincuencia.
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Los aumentos de población de 2007 y 2008 se debieron a la violencia de
género y a los delitos de tráfico. La última reforma vuelve a suavizar el
castigo para el segundo grupo de ilícitos que le menciono. ¿Está de acuerdo
con llenar las cárceles de conductores reincidentes?
Ni de acuerdo ni en desacuerdo. No se sabía el volumen de gente que podía
ingresar en prisión, pero creo que lo importante era reducir las muertes en
carretera, eso se ha conseguido. Con un muerto menos, la política que se adopte
es un logro. A efectos penitenciarios, ha habido muchísima repercusión, no en
el medio cerrado, sino en el abierto, porque son condenas que llevan aparejados
trabajos en beneficios de la comunidad, eso generó un volumen muy
importante de gente que ingresó en el sistema penitenciario. Recientemente ha
habido otra reforma en la que la pena te permite optar entre multa y trabajo
social, entonces ha disminuido el número de personas que ingresan en el
sistema por estos delitos. Pero las leyes están para cumplirse.
Tampoco se puede utilizar la cárcel para todo, ¿no?
No habría cárceles suficientes. La cárcel es un mal necesario. No se puede ser
utópico y decir que las cárceles tienen que desaparecer. Las cárceles tienen que
estar para los delitos más graves. Pero luego hay un porcentaje altísimo de
delitos o de consecuencias que lleva aparejadas un delito que se puede tratar
desde otros puntos de vista, en el medio abierto o con penas alternativas que no
impliquen el ingreso en la cárcel.
Y eso permitiría reducir el hacinamiento en los presidios...
Sería potenciar el medio abierto, como el CIS que tiene 600 presos. El futuro
penitenciario debe ir encaminado a un aumento progresivo de la población en
medio abierto y una reducción del medio cerrado. Es decir, que en el medio
cerrado estén los que realmente tienen que estar apartados transitoriamente de
la sociedad y cumpliendo su condena y en el medio abierto tienen que estar
todos aquellos que podemos intentar que normalicen su vida, y salgan con el
convencimiento de que no van a cometer un nuevo delito. Eso es seguridad
para mí, eso es seguridad para todos. La política de todos los a la cárcel implica,
nos guste o no, que la gente al final sale. Y esa política de castigo propicia que la
persona salga frustrada con la sociedad, cometa otro delito o delitos más graves.
«La reinserción comienza al día siguiente de que una persona salga en
libertad»
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¿Existe la reinserción?
Depende el tipo de delito y del tipo de delincuente. Hay gente que ordena su
vida en torno al delito, y hay gente que comete los delitos por una ambición. Un
niño de 22 años que por mover un paquete en una playa se encuentra aquí. Yo
me saco una cantidad de dinero con esto, y cuando ve que lo detienen y que se
encuentra en prisión, su vida cambia, da un giro radical a nivel de concepción
de valores, de hundimiento de la familia, y esa persona hay que pelear por ella.
Que cumpla su condena pero que no vuelva a reincidir. De esos hay un nivel
altísimo de reinserción, al igual que con las drogas. La reinserción comienza al
día siguiente de que salga en libertad. A una persona que ingresa, con 40 kilos,
consumido por las drogas, aquí podemos poner todos los medios para que esté
abstinente, podemos darle un nivel educativo, que no tenía en la calle porque
no fue a la escuela.
¿Hay presos que son profesionales de entrar y salir continuamente?
Sí, sí. Hay grupos que los ves permanentemente, sobre todo delitos de hurtos,
robos, contra la salud pública. Incluso así desgasta mucho una persona con 19
años que entra y sale permanentemente de la prisión hasta los 40, ves lo que es
tu vida, y empieza a cambiar a esa edad. La sociedad tiene su castigo. Si no
aprendes de la conducta realizada vuelves al medio.
Cuando empiece a funcionar Archidona, ¿cómo quedará Alhaurín?
Pues los presos malagueños podrán cumplir la pena en su provincia. Alhaurín
será un centro de preventivos. Se dará un desahogo a los presos malagueños
fuera de la provincia.
¿Son recuperables los maltratadores?
Lo importante del medio es que haya programas de tratamiento, que el
programa de tratamiento no hablaría de recuperar, hay que tratarlas
psicológicamente, una conducta desviada que hay que tratar. Es fundamental el
tratamiento sobre maltratadores y agresores sexuales. Hay que buscar la no
reincidencia. No sé decir si se curan, eso es difícil, pero el trabajo es atacar de la
manera más eficaz posible.
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