Derecho Procesal, concursal y arbitraje Newsletter trimestral (enero – marzo 2015) Autor: Deborah Olavarria y Marta Villarino Las cláusulas de vencimiento anticipado: ¿refuerzo de la seguridad jurídica o estipulaciones abusivas? En el último lustro, y como consecuencia de la crisis económico-financiera, se ha hecho patente la controversia sobre ciertas cláusulas dirigidas a reforzar la seguridad jurídica, en torno al cumplimiento de las obligaciones contraídas mediante contracto, entre las que destacan las de vencimiento anticipado. No obstante, éstas pueden convertirse en un arma de doble filo. Es decir, que mientras de un lado son el medio del que se vale la parte cumplidora para resolver el contrato que está siendo infringido en alguna de sus pretensiones por la otra parte suscriptora, de otro, el deudor puede alegar abuso en su redacción, y valerse de este pretexto para continuar vulnerando lo pactado. En observancia a este debate, se ha pronunciado la Sala 1ª. del Tribunal Supremo en su Sentencia núm. 792/2009 de 16 diciembre, en relación a la referida cláusula inserta en un contrato de préstamo: “(…) Que la doctrina jurisprudencial más reciente ha declarado con base en el art. 1.255 CC la validez de las cláusulas de vencimiento anticipado en los préstamos cuando concurra justa causa -verdadera y manifiesta dejación de las obligaciones de carácter esencial, como puede ser el incumplimiento por el prestatario de la obligación de abono de las cuotas de amortizació n del préstamo-. (…) Cuando se produzca el embargo de bienes del prestatario o resulte disminuida la solvencia por cualquier causa. El art. 1.129 CC establece que perderá el deudor todo derecho a utilizar el plazo: 1º. Cuando, después de contraída la obligación, resulta insolvente, salvo que garantice la deuda; 2º. Cuando no otorgue al acreedor las garantías a que estuviere comprometido; 3º. Cuando por actos propios hubiese disminuido aquellas garantías después de establecidas, y cuando por caso fortuito desaparecieran, a menos que sean inmediatamente sustituidas por otras nuevas e igualmente seguras”. Sin embargo, y pese a que en un principio el Alto Tribunal parece posicionarse a favor de este tipo de cláusulas, finalmente concluye, que tras llevar un análisis de la misma en el caso concreto, ésta concedería a las entidades financieras una facultad discrecional de resolución del contrato por vencimiento anticipado que resultaría desproporcionado. Y es que, la meritada resolución no estaría justificada por una evidente insolvencia del deudor, sino por una hipotética disminución de su solvencia, produciendo con ello un desequilibrio contractual que la convertiría en abusiva. Asimismo, la Dirección General de los Registros y del Notariado, dicta a 24 de octubre de 2014, su Resolución 12511, en la que hace un extenso análisis sobre este tipo de cláusulas, concluyendo lo siguiente (en base a lo ya sentenciado por diversos tribunales a este respecto): “Por tanto, no basta con afirmar que el artículo 1.129 del Código Civil tiene carácter dispositivo, admitiendo la configuración convencional de nuevos supuestos de vencimiento anticipado además de los previstos legalmente (…) sino que será necesario que la cláusula concreta supere el test de legalidad en función de los límites y exigencias legales señalados, lo que no puede realizarse de forma abstracta o general, sino particularizada respecto del contenido de cada una de tales cláusulas”. Como consecuencia de todo ello, hemos de estar a que para considerar válida esta cláusula, es necesario tener en cuenta una serie de criterios, tales como (i) mayor o menor relevancia con el crédito garantizado, (ii) vinculación a comportamientos ajenos a la voluntad del deudor, (iii) carácter de facultad discrecional y desproporcionada, (iv) falta de previsión de la posibilidad para el prestatario de la constitución de nuevas garantías que puedan atenuar el riesgo de disminución de las pactadas, (v) supeditación del vencimiento anticipado a actos u omisiones contrarios a los principios de libertad de contratación y de empresa, (vi) concreción suficiente. A mayor abundamiento, ha de tenerse muy presente también, que el incumplimiento de obligaciones accesorias, puede originar la inejecutabilidad de la cláusula, ya que, en principio, y tal y como destaca el Tribunal Supremo, sería la infracción de una obligación principal la que llevaría a resolver el contrato. Buen ejemplo de ello, sería el impago por parte de una de las partes. Por último, ha ser evitado el deterioro de las garantías, siendo para ello interesante que en la propia cláusula se establezca que el deudor pueda otorgar nuevas garantías que igualen a las ya puestas. En definitiva, y en tanto en cuanto los meritados requisitos sean observados uno por uno en el seno de estas cláusulas, así como éstas sean analizadas de manera independiente y en relación a las circunstancias de cada contrato, - sin que sean tratadas como de adhesión -, aquéllas serán o no ejecutables, ya que los referidos requisitos no resultan, por sí mismos, definitivos. Más Información: Ramón Fernández-Aceytuno Socio de Procesal [email protected] www.ramonycajalabogados.com Deborah Olavarria [email protected] Almagro, 16-18 28010 Madrid T +34 91 576 19 00 F +34 91 575 86 78 Caravel•la La Niña, 12, 5ª planta 08017 Barcelona T +34 93 494 74 82 F +34 93 419 62 90 Emilio Arrieta, 6 1º Derecha 31002 Pamplona T +34 94 822 16 01 © 2011 Ramón y Cajal Abogados, S.L.P. 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