R e v is ta C h ile n a d e H is to ria N a tu ra l 71: 5 9 3 -6 1 7 , 1998 Los ecosistemas del desierto de Atacama y área andina adyacente en el norte de Chile Ecosystem s of the Atacam a D esert and adjacent andean area in northern Chile PA BLO A. M A R Q U ET1*, FRANCISCO B O ZIN O V IC 1, GAY A. BRA D SH A W 2, CIN TIA C O R N ELIU S1, HECTOR GO NZA LEZ3, JULIO R. GU TIERREZ4, ERN ST R. H A JE K 1, JORGE A. L A G O S1, FRANCISCO LO PEZ-CO RTES4, LA UTA RO N U ÑEZ5, EU GEN IA F. RO SELLO3, CA LOG ERO SA N TO RO 3, H O RA CIO SA M A N IEG O 1, VIVIEN G. STANDEN3, JUAN C. TO RRES-M U RA 6 y FA BIAN M .JA K S IC 1 'D ep a rtam en to de E co lo g ía, F acultad de C ien c ia s B io ló g icas, P on tificia U niversidad C a tó lica de C hile, C a silla 1 14-D, S an tiag o , C hile 2P acific N orthw est R esearch S tation, U SD A F orest S ervice, C o rv allis, O regon 97331, U .S.A ^D epartam ento de A rq u eo lo g ía y M useología, F acu ltad de C iencias S ociales, U niversidad de T arapacá, C asilla 6-D , A rica, C hile 4D ep artam en to de B iología, F acu ltad de C iencias, U niversidad de L a S erena, C asilla 599, L a S erena, C hile in s t i t u t o de In v estig acio n es A rq u eo ló g icas y M useo, U niversidad C a tó lica del N o rte, San P edro de A tacam a, C hile 6S ección Z o o lo g ía, M useo N acional de H istoria N atural, C a silla 787, S antiago, C hile R ESU M EN E n este tra b a jo sin tetizam o s la in form ación resu ltan te de dos años de in v estig ac io n e s en el d esierto de A tacam a y área an d in a ad y ace n te (L atitu d 2 l° - 2 6 ° S) en el m arco de un proyecto de in v estig ac ió n del P ro g ram a S ectorial B iom as y C lim as T errestres y M arinos en el N orte de C hile. En p rim e r lugar se provee de un contexto clim ático d el área resaltan d o la am p lia v a riab ilid a d ex iste n te en las precip itacio n es y en las tem peraturas a d istin tas escalas de tiem p o y espacio. D e p articu lar im p o rta n c ia es la v ariab ilid a d altitu d in al en esta variable. E ste análisis provee el m arco ab ió tico en el cual caracterizar los eco sistem as de L om as, R iparianos y P una p resen tes en el área de estu d io en relació n a sus c a racterísticas m ás relevan tes, co m o son ub icació n , co n d icio n es ab ió ticas dom in an tes, especies com ponentes y tram as tró ficas rep resen tativ as. E n el m arco de la v ariab ilid a d o b se rv ad a en las co n d icio n es abióticas del área se caracterizan las estra te g ia s fisio ló g icas p re se n ­ tes en dos esp ecies de roedores que les p erm itirían h acer frente a un am b ien te flu ctu an te, im p re d ecib le y riguroso. E n el m ism o co n tex to se sin te tiz a la info rm ació n resp ec to de patrones en la e s tru ctu ra de esto s eco sistem as, p rin cip alm en te en relació n a la d iv ersid ad y ab u n d an cia de roedores, aves, insectos y p lantas. Por últim o, se caracteriza la interacción h o m b re-am b ien te en el área en base a in form ación arqueológica, p alin o ló g ica y an tro p o ló g ic a, d istin g u ién d o se distin to s ep iso d io s de interacció n . En form a d etallad a se p resen ta la h isto ria de in teraccio n es para el caso de la localidad de B eter. P a la b r a s c la v e : d esierto de A tacam a, río L oa, A ndes, biom as, im pacto hum ano. ABSTRA CT In th is p a p e r w e sy n th e size the inform ation obtained from a resea rch p ro ject w ithin the P ro g ram a S ectorial B iom as y C lim as T errestres y M arinos en el N orte de C hile carried out during tw o years in the A tacam a D esert and adjacent A ndean area (L atitu d e 2 1°-26° S). W e start by pro v id in g a clim atic co n tex t for the study area em p h asizin g the high variab ility o b se rv ed in ra in fa ll and tem p eratu re at d ifferen t spatial and tem p o ral scales. O f g reat im p o rtan c e is the altitu d in al v ariab ility in both v ariab les. W e continué by ch aracterizin g the L om as, R iparian and P una eco sy stem s w ithin the area, in term s o f th e ir lo catio n , d o m inant ab io tic conditions, com ponent species and rep re sen tativ e food w ebs. In the co n tex t o f the o b serv ed v ariab ility in ab io tic co n d itio n s w ithin the area, w e ch aracteríze the p h y sio lo g ical strateg ies o f tw o rodent species th at en ab le th em to su rv iv e in a fluctuating, unpredictable, and harsh env iro n m en t. In th e sam e co n tex t w e sy n th esize the av ailab le in fo rm atio n on p attern s in eco sy stem stru ctu re, m ainly in relatio n to species d iv ersity and abundance o f rodents, b ird s, in sects, and plants. F in ally , w e ch aracterize the h u m an-environm ent interactio n in the area based on archeolog ical, p aly n o lo g ical, and an th ro p o lo g ic al data. T hese d ata allow ed us to d istin g u ish several ep iso d es o f in teractio n . As a detailed stu d y case w e p re se n t th e histo ry o f h u m an-environm ent interactions for the lo cality o f B eter. K ey w o r d s : A tacam a D esert, Río L oa, A ndes, ecosystem s, hum an im pacts. (R ecib id o el 6 de agosto 1998; acep tad o el 6 de o ctubre 1998; m anejado po r F ra n cisco B ozinovic) MARQUET ET AL. 594 IN T R O D U C C IO N L a gran m ayoría de los ecosistem as de nuestro planeta se encuentra en distintos grados de degradación, producto de la ac­ ción directa e indirecta del hom bre (Vitousek 1994, Hannah et al. 1995, Leemans & Z uidem a 1995). Parte de esta degrada­ ción se verifica en m odificaciones sustan­ ciales a la com posición, estructura y fun­ cionam iento de los ecosistem as, ligado a problem as tales com o la extinción local y global de especies (e.g., crisis de la biodiversidad, W ilson 1992) y la alteración de los ciclos biogeoquím icos producto de un cam bio global en el am biente. Dentro de este contexto, es im periosa la necesidad de contar con el conocim iento básico de los distintos ecosistem as que perm ita, por un lado, identificar los com ponentes y los pro­ cesos que dan cuenta de su funcionam iento y variabilidad tem poral y espacial, y por otro, diagnosticar y anticipar potenciales si­ tuaciones de cambio que podrían devenir en irreversibles de no ser identificadas a tiem ­ po. Lo anterior es especialm ente aplicable a los ecosistem as de la II Región en el norte de Chile, dada su extrem a fragilidad, pro­ ducto de condiciones climáticas de tem pera­ turas y aridez extremas, y al largo registro de ocupación humana (más de 10 000 años). Los ecosistem as del norte de Chile co­ rresponden a ecosistem as desérticos. Estos se caracterizan principalm ente por (véase N oy-M eir 1973, 1985): 1) baja productivi­ dad, 2) productividad altam ente variable y dependiente de las precipitaciones y la dis­ ponibilidad de nutrientes, principalm ente nitrógeno, 3) alto cuociente productividad / biom asa (tasa de recam bio o producción re­ lativa), 4) alto cuociente entre la biom asa sobre y bajo el suelo, 5) baja eficiencia de utilización de la producción de plantas por parte de los herbívoros, 6) la m ayor parte de la biom asa de plantas es rem ovida por erosión física y/o por detritívoros, 7) la ri­ queza de especies es baja y está correlacio­ nada con las precipitaciones. Aunque es probable que estas generalizaciones acerca de los ecosistem as desérticos se verifiquen para el caso del norte de Chile, no se cono­ ce hasta el m om ento cómo estas se m ani­ fiestan, cuáles son los com ponentes más im portantes involucrados, ni su grado de im portancia relativa en la estructura y fun­ cionam iento del ecosistem a. Tal como lo expresara Rauh (1985: p. 260)... “In contrast to other deserts of the world there are no investigations concerning the ecosystems of the Atacam a. The ecologists have here a wide open field for their research.” En el presente trabajo se sintetiza la in­ form ación disponible respecto de la estruc­ tura, com posición y funcionam iento de los ecosistem as terrestres en un gradiente cli­ m ático (altitudinal) en el norte de Chile en­ tre las latitudes 21° y 26°S, en la II Región de A ntofagasta. Esta inform ación fue obte­ nida com o resultado de un proyecto de in­ vestigación en el m arco del Program a Sec­ to ria l B io m a s y C lim a s T e r re s tr e s y M arinos del Norte de Chile. Los ecosistem as del desierto de Atacama y área andina adyacente: Contexto geográfico clim ático e histórico El desierto de A tacam a form a parte de una unidad geom orfológica mayor, el desierto costero peruano-chileno. Este desierto se extiende bordeando el Océano Pacífico por más de 3 500 km entre las latitudes 5o y 26°S (véase Rauh 1985 para una descrip­ ción general de sus lím ites). Su existencia es el resultado del establecim iento de la co­ rriente fría de H um boldt, el efecto sombra de lluvia producido por la cordillera de los A ndes, y su posición latitudinal (Logan 1968, Solbrig 1976, W eischet 1975). La fi­ siografía de esta región está com puesta por tres grandes unidades que se disponen en sentido longitudinal, las cuales de Oeste a Este son: la C ordillera de la Costa, la De­ presión Interm edia en su zona m eridional y el m acizo Andino. D isectando estas form a­ ciones se encuentra el río Loa, cuya cuenca exorreica transporta recursos hídricos desde la cordillera hasta el océano Pacífico, con ECOSISTEMAS DEL DESIERTO DE ATACAMA un cauce de 440 km de longitud y una hoya hidrográfica de 33 570 km 2 (Niem eyer & C ereceda 1984). Este río y sus tributarios son de gran im portancia para la mantención de ecosistem as riparianos y de oasis y re­ presentan el sustento de la actividad bioló­ gica y hum ana en el desierto. En la zona m eridional del desierto cos­ tero peruano-chileno, zona conocida como el desierto de Atacam a, el límite en altura de la zona de aridez experim enta un abrup­ to increm ento en su penetración altitudinal, desde una estrecha franja que asciende has­ ta los 1 500 m a la latitud de A rica hasta una elevación m áxim a de 3 000 m a la lati­ tud 24o- 25° Sur. Al sur de la latitud 25° S la aridez decrece nuevam ente. La zona de Puna de la II Región se denom ina Puna Sa­ lada (Troll 1968) y representa uno de los ecosistem as andinos más frágiles e inhóspi­ tos, debido a los efectos com binados de ba­ jas tem peraturas y extrem a aridez. A diferencia de la m ayoría de las áreas desérticas del mundo, la hiperaridez del de­ sierto de A tacam a es aparentem ente de gran antigüedad. Aunque no existen datos direc­ tos que perm itan una reconstrucción paleoclim ática exacta, la evidencia geológica sugiere que los clim as desérticos del norte de C hile han prevalecido desde al menos el Eoceno Tardío (M ortim er 1973, 1980, M ortim er & Saric 1975) con interm itencia de períodos más húm edos durante el Oligoceno y M ioceno y actividad pluvial durante el Plioceno y Pleistoceno (Alpers & Brimhall 1988). A los eventos glaciales Cuaternarios se encuentran asociadas la creación de ex­ tensas fases lacustres que dieron origen a grandes salares (Stoertz & Ericksen 1974, Ericksen 1983), uno de los elem entos más conspicuos del paisaje del Norte Grande de Chile. Por últim o, es necesario considerar que la evolución de las condiciones am ­ bientales en la zona altiplánica de la II Re­ gión, desde el Glacial tardío/H oloceno tem ­ p ra n o , h a in v o lu c r a d o c o n s id e r a b le s cam bios en los recursos hídricos, anim ales, suelos y vegetación (M esserli et al. 1993). Estos cam bios, de acuerdo a Grosjean et al. 595 (1995a,b) involucraron una intensificación del Invierno B oliviano (m onzón de verano) que significó un aum ento en las precipita­ ciones en la zona altiplánica hasta los 24°S, seguidas de condiciones de aridez extrema, m ayores que las actuales, entre los 8 400 a 3 000 a.P. aprox. Esta aridez fue interrum ­ pida por períodos discretos de intensa pluviosidad de origen tropical. Después de los 3 000 a.P. se instauró el régim en actual de precipitaciones que alcanza alrededor de 200 mm anuales en el altiplano (véanse tam bién G raf 1992, Grosjean 1994). Esta secuencia de eventos no sólo afectó profun­ damente la composición de los actuales eco­ sistemas presentes en esta área (Villagrán et al. 1983, M oreno et al. 1994, M arquet 1994), la que se caracteriza por una baja di­ versidad de especies y alto grado de endemismo (Rundel et al. 1991, M oreno et al. 1994), sino que tam bién los patrones de asentamiento, movilidad y uso de recursos por parte del hombre (Núñez 1983a,b, Lynch 1986, Núñez & Santoro 1988). La zona de estudio se ubica en la II Re­ gión (F ig .l). Esta área se caracteriza por una alta variabilidad tem poral y espacial en las características físicas del am biente que condicionan la existencia de distintos eco­ sistem as y que se asocian a las distintas unidades fisiográficas ya descritas y a la presencia del río Loa. La variabilidad espa­ cial en las características am bientales se expresa principalm ente a lo largo del gra­ diente altitudinal desde costa a cordillera y se caracteriza por un m arcada tendencia de increm ento en las precipitaciones anuales prom edio con la altura (Fig. 2c), desde m e­ nos de 2 mm en las zonas bajas hasta 150 mm en las tierras altas, y a un decrecim ien­ to en las tem peraturas prom edio anuales, tem peraturas m áxim as y tem peraturas m íni­ mas (Fig. 2 a,c,d). En térm inos tem porales, estas características son tam bién variables dentro y entre sitios. En la Fig. 3 se m ues­ tran las series de tiem po de precipitaciones anuales para cuatro localidades representa­ tivas situadas entre los 9 y 2 450 m. Casos extrem os en este sentido son las localidades 596 MARQUET ET AL. F i g . l : A re a de e s tudio en la II R egión, norte de C hile. L os sím b o lo s r ep rese n tan lo c alidades de m u e stre o ; los círc u lo s c o rre sp o n d e n a sitios riparianos a lo larg o del río L o a y sus tributarios, los c u a d ra d o s c o rre sp o n d e n a sitios no-riparianos. S tudy area in th e II R egión, northern C hile. S ym bols represent sam ple sites; circles co rresp o n d to riparian sites along the L o a R iv er and trib u taries, squares co rresp o n d to n on-riparian sites. de Q uillagua (802 m, Fig. 3b) y San Pedro de A tacam a (2 450 m, Fig. 3d). Para el caso de Q uillagua la serie de tiem po en precipi­ taciones desde 1959 a 1995 m uestra la casi total ausencia de precipitaciones y por tan­ to de variabilidad, que contrasta con la si­ tuación de San Pedro de Atacam a, donde el régim en de precipitaciones es altam ente va­ riable. U na situación sim ilar se observa dentro de cada sitio y a una escala estacio­ nal (Fig. 4), donde es aparente que las pre­ cipitaciones están concentradas durante el verano, sobre todo en las zonas cordillera­ nas (véanse Caviedes 1973, W eischet 1975, di Castri & H ajek 1976 para una descrip­ ción general del clim a del área). En general, podem os afirm ar que esta región posee características am bientales al­ tam ente variables en el tiem po y en el espa­ cio, que se m anifiestan en: 1) la existencia de un gradiente altitudinal que recorre dis­ tintas unidades fisiográficas y que afecta variaciones en tem peratura y precipitacio­ nes, 2) la existencia del río Loa y tributa­ rios que dan origen a un sistem a ripariano y subsidia sistem as de oasis y vegas, a los cuales se circunscribe gran parte de la acti­ vidad biológica, y 3) la existencia de varia­ bilidad tem poral en las precipitaciones a distintas escalas tem porales. Esta variabili­ dad espacial y tem poral en las característi­ cas am bientales de la región provee el m ar­ co básico para entender las características de los sistem as ecológicos en el área. E C O S IS T E M A S Y SUS C O M P O N E N T E S A L O L A R G O DE UN G R A D IE N T E A L T IT U D IN A L Dada las características del paisaje físico, régim en de precipitaciones y aportes hídricos, y vegetación y fauna dom inantes, es posible diferenciar en el área de estudio al menos tres grandes ecosistem as distribui­ dos a lo largo del gradiente altitudinal. Ecosistem a de Lomas El área de la costa entre los 8o y 30° S posee una hum edad relativa muy alta debi- ECOSISTEMAS DEL DESIERTO DE ATACAMA 597 O co E 'c ro D C LC _ < D Q_ E cu Altitud (m) Altitud (m) Altitud (m ) Altitud (m) Fig. 2: C a m b io s en la te m p e ra tu ra p r o m ed io (a), te m p e ra tu ra m ín im a (b), p re c ip ita c ió n (c) y te m p e ­ ratu ra m á x im a anual (d) en función de la altura. C h an g es in av erag e tem p eratu ra (a), m ínim um tem p eratu re (b), rainfall (c), and m áxim um annual tem p eratu re (d) as a fu n ctio n o f altitude. do a las neblinas m ojadoras (garúa o cam anchaca), cuyo origen reside en el enfria­ m iento, sobre las aguas frías de la corriente de H um boldt, de las masas de aire que flu­ yen hacia el continente. Este enfriam iento se ve acentuado por accidentes topográficos tales com o la C ordillera de la Costa y ce­ rros adyacentes, los cuales fuerzan el as­ censo de las m asas de aire, con lo cual la capacidad de retención de hum edad por parte de estas dism inuye, creándose un am ­ biente lo suficien tem en te húm edo como para sustentar ecosistem as cuyas com unida­ des vegetales son relativam ente diversas y altam ente especializadas a la vida de de­ sierto, denom inadas com unidades de Lo­ mas (e.g., Pefaur 1982, Rauh, 1985, Rundel et al. 1991). En la II Región (Antofagasta), estos ecosistem as se desarrollan sobre el perfil de la C ordillera de la Costa, abarcan­ do un rango altitudinal entre los 300 a 800 m (Rundel & M ahu 1976). Las com unida- MARQUET ET AL. 598 1956 1966 1976 1986 1996 banus) y las brom eliaceas Tillandsia geissei y Puya boliviensis. Uno de nuestros si­ tios de estudio para este ecosistem a corres­ ponde a Paposo (25°00’ 27” S, 70°26’ 43” O). Este sitio está localizado a 550 m de altura en una zona donde predom ina una vegetación con cactáceas (Eulychnia sp. y Trichocereus sp.) y grandes arbustos de Euphorbia lactiflua (Fig. 5a). La com posi­ ción de especies y las principales relacio­ nes de consum o que existen entre ellas se presenta a modo de una tram a trófica en la Fig. 6. Es destacable la alta diversidad de especies de plantas (39 especies) y la relati­ va sim plicidad de esta tram a en relación a las de los ecosistem as riparianos y de puna que se describen a continuación. Ecosistem as riparianos Año Fig. 3: Series de tiempo de precipitación total por año para sitios localizados a distintas alturas, (a) Taltal, 9 m, (b) Quillagua, 802 m, (c) Calama, 2 260 m, (d) San Pedro de Atacama, 2 450 m. T im e se rie s o f to tal annual rain fall for sites lo cated at d iffe re n t altitu d es, (a) T altal, 9 in, (b) Q uillagua, 802 m, (c) C alam a, 2 260 m, (d) San P edro de A tacam a, 2 450 m. des vegetales presentes en los ecosistem as de Lom as son ricas en géneros endém icos de liqúenes. Redon (1982) registró 28 espe­ cies de liqúenes epífitos entre Paposo y Taltal (25° 29' S) y Follm an (1967) registró 144 especies para Cerro M oreno (24° 03' S). En Sierra Las Tapias (25° 30' S), es ca­ racterística la presencia de densas agrupa­ ciones de liqúenes fructiculosos, creciendo epífitos sobre los cactus (Rundel 1978). Adem ás de los liqúenes, este ecosistem a se caracteriza por poseer gran núm ero de her­ báceas anuales ( Viola sp., Solanum remyanum, Oxalis breana, Chaetanthera c f moenchioides, Palana dissecta y Alstroem eria violáceo), arbustos (E uphorbia lactiflua, O xalis gigantea, B albisia peduncularis), cactáceas (Copiapoa haseltoniana, Eulychn ia iq u iq u e n sis, T ric h o c e re u s co q u im - Este tipo de ecosistem as corresponden a una zona de ecotono o transición entre un ecosistem a acuático y uno terrestre, que en nuestro caso corresponde a un desierto ab­ soluto entre los 0 y 3 000 m de altura. Las precipitaciones en esta área son práctica­ m ente inexistentes. Los ecosistem as ripa­ rianos son dependientes de la existencia de ríos y gran parte de su dinám ica y funcio­ nam iento es afectada por la existencia y m agnitud del flujo lateral de estos (Malason 1993). A nivel de paisaje, los sistemas riparianos funcionan como corredores para elem entos de flora y fauna (Form an & Godron 1986) y, para el caso del área de estu­ dio, son los que concentran gran parte de la actividad agropecuaria y por lo tanto están sujetos a una fuerte degradación producto del hombre. Tal es el caso de los sistemas riparianos a lo largo del río Loa y sus tribu­ tarios. Uno de estos sitios es Chiu-Chiu (22° 18’ 01” S, 68°38’ 26” O), que se loca­ liza a 2 534 m de altura, 10 km al Oeste del pueblo de Chiu-Chiu (Fig. 5b). En este sitio existe abundante vegetación y actividad agrícola en el banco del río Loa, que inclu­ ye cultivos de alfalfa, zanahoria, lechuga, apio, acelga y ajo. Una práctica común en esta área es la de quem ar el estrato herbá- ECOSISTEMAS DEL DESIERTO DE ATACAMA 30 y a 25 -u 20 - - Va s «h 15 -=. 4> O. S 10 H 5 --- 0 -Tem peratura Precipitaciones ■h -f 50 45 40 35 30 25 20 15 10 5 0 J A S O N D E F M A M J 599 -4 0 g A v co -- u J A S O N D E F M A M J 30 x E a a _e© ’O es uv >O. J A S O N D E F M A M J Fig. 4: V aria b ilid a d estacio nal en la precipitación y te m p e ra tu ra p ara sitios lo c a liz a ­ dos a distintas alturas, (a) A ntofag asta, 10 m, (b) C h iu -C h iu , 2 524 m, (c) San Pedro de A ta c a m a , 2 4 50 m, (d) El T atio 4 320 m. S easonal variab ility in rain fall and tem p eratu res for sites located at d ifferen t altitu d es, (a) A ntofagasta, lOm, (b) C h iu -C h iu , 2 524m , (c) San P edro de A tacam a, 2 450m , (d) El T atio 4 320m . ceo (com puesto principalm ente por la hier­ ba D istichlis spicata o gram a salada) y la cola de zorro (Cortaderia atacam ensis), li­ berando tierra para uso agrícola. Una carac­ terización de los com ponentes principales de este ecosistem a se presenta a modo de una tram a trófica basada en nuestras inves­ tigaciones para la localidad de Chiu-Chiu (G utiérrez et al. en prensa, M arquet et al. m anuscrito, Jaksic et al. m anuscrito, Fig.7). E cosistem as de Puna Este tipo de ecosistem a es com ún en los A ndes C entrales y se ubica en las m esetas desérticas ubicadas por sobre los 3 500 m de altura. Por sus características, la ecorregión puneña, a la cual estos ecosistem as pertenecen, ha sido catalogada por el Biodiversity Support Program et al. (1995) y por D inerstein et al. (1995) com o vulnera­ ble, y de la m ás alta prioridad para la con­ servación. La precipitación anual total en la Puna varía entre 150 y 1 000 mm, incre­ m entando en sentido sur a norte desde la latitud 27° a 5o S. Las precipitaciones en esta área se concentran en una única esta­ ción (verano) de longitud variable. En la II Región, y debido a la penetración altitudi­ nal del desierto de A tacam a (V illagrán et 600 MARQUET ET AL. Fig. 5: Sitios de e studio re prese ntativ os de los ec osistem a s de (a) L om a s, (b) R ip ariano s, (c) Puna. S tudy sites rep re sen tativ e o f (a) L om as, (b) R iparian, and (c) Puna ecosystem s. al. 1983), las precipitaciones son escasas y alcanzan un m áxim o de 150 mm. Las ca­ racterísticas del am biente físico son rigu­ rosas y se caracterizan por (véase Jaksic et al. 1997): (a) baja presión parcial de oxí­ geno y de dióxido de carbono, baja pre­ sión absoluta de vapor, y alta radiación so­ lar; (b) suelos pobrem ente desarrollados con baja disponibilidad de nutrientes; (c) bajas tem peraturas con m arcada variación diaria; (d) distribución irregular de preci­ pitaciones con m arcados períodos de a ri­ dez. E sta zona presenta una vegetación com puesta principalm ente de extensos m a­ torrales de arbustos enanos, form aciones v e g e ta c io n a le s a b ie rta s, d o m in ad as por gram íneas cespitosas y plantas en cojín y form aciones azonales de vegas (Troll 1968, M o lin a & L ittle 1981, V illag rán et al. 1982). D esde un punto de vista fisonóm i- co, esta área se caracteriza por la existen­ cia de varios cinturones vegetacionales: Prepuneño (con predom inio de un m atorral de baja cobertura y con abundantes cactá­ ceas), puneño (con predom inio de grandes extensiones arbustivas (“T olares”), altoandino (con dom inancia de gram íneas cespi­ tosas y plantas en cojín) y subnival (prác­ ticam ente sin vegetación) (V illagrán et al. 1981, 1982, 1983, A rroyo et al. 1988). Uno de los sitios de estudio dentro de este e c o siste m a c o rre sp o n d e a A rroyo C oya (22° 16’ 37” S, 68° 13’ O). Este sitio se encuentra a 3 782 m de altura. La vegeta­ ción dom inante corresponde a form aciones arbustivas dom inadas por Parastrephia lu­ cida y P. quadrangularis (Fig. 5c). Una tram a trófica representativa de esta locali­ dad, basada en nuestras investigaciones en el área, se presenta en la Fig. 8. ECOSISTEMAS DEL DESIERTO DE ATACAMA 601 G eranoaetus m elanofeucus P seudalopex griseus A v e s in se ctív o r a s T. a e d o n L a e g ila lo id e s C h ir o p ter o s M . r u fiv e rte x A. p a r u lu s D e sm o d u s r o tu n d u s [ d u m e ta ria A. m o d e sta In secto s C o le ó p te ra (1 2 ) H v m c n o p te ra (3) D íp tera {9) L e p id o p te ra (4) O rth o p te ra (1) N e u ro p le ra (1) H e m ip te ra (2) P lan tas B o ra g in a c e a e (1) B ro m cliac e a e (1) C a c tac e a e (4) C a p p a rac e a e (1) C h e n o p o d ia ce a e (2) C o m p o sita e (6) C o n v o lv u la c e a e (2) E u p lio rb iac e a e (2) F ra n k e n ia c e a e ( I ) G ra m in e a e (1) L e d o c a rp a c e a e (1) M a lv a c e ae (1) N ic ta g in a c e a e (1) N o la n a c e a c (1) O x a lid a c e a e (2) P h y to la c c a cc a c (1) P lu m b a g in a ce a e (1) P o rtu la c ac e a e (2) S c ro p h u la ria c e a e (1) S o la n ac e a e (6) Z y g o p h y lla c e a e (1) Fig. 6: T r a m a trófica sim p lifica d a para la lo calidad de P ap o so ( e c o siste m a de L om as). S im p lified tro p h ic w eb for the locality o f P aposo (L om a ecosystem ). Otro ecosistem a im portante dentro del área de estudio corresponde a ecosistem as de lagunas y salares. Estos no serán aborda­ dos en el presente trabajo. Tal como se se­ ñala en la descripción de los ecosistem as presentes en el área, las condiciones abióticas en las cuales estos ecosistem as se desa­ rrollan son extrem as. En este contexto es esperable encontrar que las especies com ­ ponentes de los ecosistem as del área pre­ senten características fisiológicas que les perm ita hacer frente a am bientes rigurosos, principalm ente en relación a la disponibili­ dad de agua, cantidad y calidad de recursos y tem peraturas extrem as (e.g., Bozinovic & M arquet 1991). A continuación se resumen nuestras investigaciones a este respecto, centradas en pequeños roedores. Patrones ecofisiológicos de roedores: bioenergética en un gradiente altitudinal árido La variabilidad geográfica intraespecífica es característica de rasgos ecológicos y de his­ toria de vida (Roff 1992). Esto se debe a que, en parte, las poblaciones naturales están expuestas y responden a gradientes ambien­ tes. Algunos autores han demostrado que los pequeños mamíferos pueden incrementar su capacidad de soportar ambientes estresantes, desarrollando m ecanism os fisiológicos que les perm itan sobrevivir en dichos ambientes (e.g., S chm idt-N ielsen 1990, M acM illen 1983, M acM illen & Hinds 1983). Esta capa­ cidad de aumentar su resistencia a ambientes desfavorables está dada por una variación genética y/o fenotípica en el intercambio de MARQUET ET AL. 602 B. polyosoma P. culpaeus ¡\ peregrinas Anim ales dom ésticos O v e ja s T. c ie g a n . ( 'a b a tio s C a m é lid o s A ves insectívoras M . n tfiv c r tc x I. i n o c it / ir o s ir is X ( - v a n o /c u c a '/'. a e iio n L. a c g ita lo ir fe s I \ d u m c to r ia Insectos . i a lh ic a m la C o lc o p ie ra (1 2 ) H y m c n o p lc ra (1 0 ) Dipicrn (9) L e p id o p lc ra (! H c m ip tc ra ( U M in io s a c c a c (1) A n a c a r d ia c c a c (1) Juucaccac( 1 P a p ilo n a c c a c (1) C h c iio p o d ta c c a e (1) P la n ia g in a c c a c (1) A s tc ra c c a c (6) S o la n a c c a e (1) C o n v o lv u la c c a c {1) P o a c c a e (4) Fig. 7: Trama trófica simplificada para la localidad de Chiu-Chiu (ecosistema Ripariano). S im p lified tro p h ic w eb for th e lo cality o f C hiu-C hiu (R iparian ecosystem ). la energía. En efecto, una tasa metabólica baja im plica una baja tasa de producción de calor y de esta m anera los animales pueden conservar el agua requerida para disipar el calor, lo cual sería ventajoso para la sobrevi­ vencia en ambientes áridos. Asimismo, la capacidad term orregulatoria de los endotermos a diferentes temperaturas ambientales depende del balance entre la tasa de produc­ ción y pérdida de calor. Una baja tasa de m etabolism o energético implica una reduc­ ción en la dem anda por alimento (Degen & Kam 1986, Haim & Izhaki 1995). Además, para roedores que habitan ambientes poco productivos, tales como desiertos (Marquet 1994), la eficiencia de los procesos digesti­ vos del alimento pueden afectar las tasas de sobrevivencia (Rickelfs 1996). De esta ma­ nera, una alta tasa m etabólica basal (BMR) y una baja conductancia térm ica (C), que im plica una regulación continua de la tem ­ peratura corporal (Tb), probablem ente es ventajosa para la sobrevivencia en ambien­ tes fríos (M cNab 1992). El estudio de poblaciones de la misma región geográfica, pero de diferentes hábi­ tats, puede p ro v ee r de una h erram ienta efectiva para el entendim iento de la varia­ bilidad de características fisiológicas que perm iten la sobrevivencia en ambientes es­ tresantes, tales com o am bientes muy áridos, de altura, o muy fríos. Hasta el momento, prácticam ente no se han llevado a cabo es­ tudios en hábitats sudam ericanos, tomando en consideración la variabilidad fisiológica entre poblaciones que habitan diferentes hábitats en el mism o rango geográfico (M a­ res 1985, Bozinovic et al. 1995). Como parte de este proyecto del Progra­ ma Sectorial Biom as y Climas Terrestres y M arinos del N orte de Chile, estudiam os la ecología fisiológica de diferentes poblacio­ nes del roedor Sigm odontino Phyllotis xanthopygus (Rodentia) a lo largo de un gra­ ECOSISTEMAS DEL DESIERTO DE ATACAMA 603 P. m eg a lo p teru s P. cu lp a eu s B. polyosoma V- vicugna Aves insectívoras M. rufivertex N. cyanoleuca T. aedon A. modesta L. aegitaloides M. maculirostris C. atacamensis U. validirostris M. macloviana M. flavinucha Plantas Cactaceae (1) Umbelliferae (2) Juncaceae (1) Verbenaceae (1) Papilonaceae (1) Urticaceae (1) Caryophyllaceae (2) Scrophulariaceae (1) Cyperaceae (2) Poaceae (2) Asteraceae (3) Valerianaceae (1) Fig. 8: Trama trófica simplificada para la localidad de Arroyo Coya (ecosistema de Puna). S im p lified tro p h ic w eb for the lo cality o f A rroyo C oya (P u n a ecosystem ). diente altitudinal en el desierto de Atacam a y área andina adyacente, que difiere en gra­ dos de aridez y características de hábitat. Adem ás exam inam os la variabilidad espa­ cial y tem poral en la energética del ratón andino (A brothrix andinus) en diferentes poblaciones a lo largo de este gradiente (véase B ozinovic et al. en prensa). Así, para el caso de Phyllotis m edim os diferen­ cias en m asa corporal, tasa m etabólica de reposo, ingesta de energía digerible y la masa de los órganos m etabólicam ente acti­ 604 MARQUET ET AL. vos (corazón, hígado, riñones e intestino delgado) en cuatro poblaciones entre los 2 500 a los 3 100 m. Para las poblaciones de A brothrix estudiam os la variabilidad en m asa corporal (m b), BM R, C y capacidad term orregulatoria en individuos de tres po­ blaciones de A. andinus entre los 2 500 a los 4 200 m de altura (variabilidad geográ­ fica) y la com param os con la inform ación de datos previam ente docum entados sobre cam bios estacionales en la energética de esta especie en la C ordillera de los Andes de C hile central (variabilidad tem poral). Com o el diferencial m ínim o de tem peratura entre cuerpo y am biente (Tm) es igual a BM R/C (°C) = 3.42 m b0-25 (M cNab 1979), predecim os que bajos valores de C masaindependiente (alta aislación térm ica) aco­ plados a altos valores de BM R m asa-indep e n d ie n te c o n tr ib u ir ía n a u n a m a y o r capacidad term orregulatoria, perm itiendo la conservación de calor en A. andinus. Esta p re d ic c ió n es e sp ec ialm en te im p o rtan te p ara estas especies de tam año pequeño, porque el costo de la endoterm ia continua es más alto para los cuerpos pequeños y el ratón andino habita am bientes fríos. Las com paraciones de las variables estu­ diadas en Phyllotis, indican diferencias sig­ nificativas en m b entre localidades (F 1>3 = 7.287, n = 11, P = 0.006). Sin embargo, no se encontraron diferencias significativas en ingesta de energía digerible (F 13 = 2.234, n = 11, P = 0.142), peso seco de corazón (F 13 = 1.159, n = 11, P = 0.369) y del intestino delgado (F u = 2.243, n = 11, P = 0.379), entre individuos de diferentes hábitats. La tasa m etabólica de reposo fue m arginal­ m ente significativa (F 1>3 = 3.191, n = 11, P = 0.066). Adem ás, para los órganos metab ó lic a m e n te a c tiv o s, tales com o el h í­ gado, se encontraron diferencias significati­ vas entre los individuos (F 13 = 4.676, n = 11, P = 0.024), pero no para el caso de los riñones (F Ij3 = 2.904, n = 11, P = 0.083). Dado que todas las variables estudiadas son funciones alom étricas de m b (Peters 1983) y encontram os diferencias en mb entre los individuos, realizam os relaciones de esca­ lam iento (“scaling”) entre BMR, ingesta di­ gerible, m asa de órganos y mb. No se en­ contraron diferencias significativas para los residuos de BM R (F[ 3 = 2.101, n = 11, P = 0.158), de ingesta de energía digerible (F 13 = 0.410, n = 11, P = 0.749), m asa seca del corazón (F 13 = 10.532, n = 11, P = 0.669), m asa seca del in testin o delgado ( F 13 = 20.087, n = 11, P = 0.965), m asa seca del hígado (F 1>3 = 2.799, n = 11, P = 0.089) ni m asa seca de los riñones (F, 3 = 0.290, n = 11, P = 0.832). Algo sim ilar se observó para A. andinus donde a pesar de encontrar­ se diferencias significativas en m b entre po­ blaciones, no se encontraron diferencias significativas en los valores m asa-indepen­ diente de BM R, valores de C, o en los valo­ res de ATm (para más inform ación véase B ozinovic et al. en prensa). Cabe hacer no­ tar que no se han encontrado evidencias de sopor o hipoterm ia natural en A brothrix (Bozinovic & Rosenm ann 1988). Los resultados perm iten concluir que los individuos de los diferentes hábitats son buenos term orreguladores, poseen un BMR m ayor que lo esperado y una C m enor a la esperada, lo que les perm ite sobrevivir a las tem peraturas frías que ocurren durante la noche en los hábitats cordilleranos. C lásicam ente, los estudios en ecofisiología com parada dan énfasis a los análisis de especies com o una unidad. Sin em bar­ go, se ha puesto poca atención sobre la variabilidad fisiológica entre poblaciones de la m ism a especie que habitan en d ife­ rentes hábitats dentro de un área geográfi­ ca. De acuerdo a R icklefs (1996), hay dos m odelos posibles en la regulación del pre­ supuesto de energía. Por una parte, deter­ m inaciones de orden descendente de gasto de energía por consideraciones de oferta de energía; por otra, determ inaciones as­ c e n d en te s dadas p o r req u e rim ie n to s de energía. Sin em bargo, am bas, oferta y de­ m anda de energía determ inarían el balance de energía de los anim ales y su éxito eco­ lógico, aunque la m agnitud de la oferta y de la dem anda de energía pueden cam biar en el tiem po y en el espacio. En este senti­ ECOSISTEMAS DEL DESIERTO DE ATACAMA do, no se observaron diferencias en inges­ ta de energía digerible entre diferentes po­ blaciones de P hyllotis, tam poco hubo d ife­ rencias en la m asa del intestino delgado (sitio de proceso el alim ento y absorción de n u trie n te s /e n e rg ía ). P o stu la m o s que dada una adecuada disponibilidad am bien­ tal de recursos, m ayores m asas de órganos perm iten altos gastos de energía m etabólica, lo que a su vez determ inaría una m ayor independencia a las condiciones físicas del am biente, aunque con costos energéticos altos. Por otro lado, tam bién postulam os que anim ales con bajos gastos de energía m eta b ó lic a req u ieren m enos alim ento y p odrían so b re v iv ir en am bientes im p ro ­ ductivos, pero con bajas tasas reproducti­ vas. A nim ales que habitan am bientes po­ bres podrían reducir sus costos energéticos gracias a m asas bajas de órganos m etabólicam ente activos. O bservam os que los re­ siduos de la relación entre BM R y mb no fueron significativam ente diferentes entre P hyllotis en los hábitat estudiados. A de­ m ás, residuos de la relación entre m b y la m ayoría de los órganos m etabólicam ente activos no fueron significativam ente d ife­ rentes entre hábitats. La ausencia de diferencias en las varia­ bles m edidas entre poblaciones, podría es­ tar dada por la sim ilitud en las condicio­ nes m icro clim áticas de los m icrohábitat seleccionados por los roedores. Basado en estos resultados, podem os hipotetizar que: 1) La observación de respuestas fisiológi­ cas están dadas por una aclim atación a microam bientes que no son m icroclim áticam e n te d if e r e n te s d e n tr o d e l ra n g o geográfico estudiado. Esto es, poblaciones que son expuestas a sim ilares factores am ­ bientales causarían sim ilares rendim ientos fisiológicos. 2) A pesar de las diferencias en hábitat, la inercia filogenética no per­ m itiría detectar diferencias fisiológicas o cam bios m icroevolutivos entre p o b lacio­ nes de P hyllotis. Un fénom eno sim ilar se observó al estudiar A brothrix, donde las poblaciones de este género en un gradiente altitudinal en la C ordillera de los Andes 605 m uestran altas tasas de m etabolism o basal m asa-in d ep en d ien te y baja conductancia térm ica m asa-independiente, con poca va­ riación intraespecífica en el nivel al cual ATb es regulada. Aún no se sabe si la endoterm ia rígida (según M cN ab 1992) ob­ servada en esta especie es genéticam ente fija o representa una aclim atización a há­ bitats fríos. La evidencia m uestra que la energética de A brothrix, así com o la de P hyllotis, no varían en respuesta a diferen­ tes condiciones del gradiente clim ático es­ tudiado, favoreciendo la hipótesis de que es un carácter fijo, probablem ente refle­ jando un ancestro com ún de origen andino con radiación adaptativa a lo largo de la C ordillera de los A ndes (Reig 1987). PA T R O N E S EN LA E S T R U C T U R A DE L O S E C O S IS T E M A S En la presente sección se sintetizan nues­ tros resultados respecto a las variaciones en la estructura de los ecosistem as presen­ tes en el área. Por estructura entendem os a ciertas características de los com ponentes de los ecosistem as, a saber, su diversidad, su abundancia y su distribución tanto en el espacio com o en el tiem po. M am íferos El análisis de la fauna de m am íferos se res­ tringió a las especies de pequeños roedores y a los m arsupiales. Estas fueron m uestreadas en grillas de 48 tram pas Sherman colo­ cadas en terreno por tres noches consecuti­ vas y cebadas con avena. Para el registro del núm ero de especies presentes se coloca­ ron además líneas de tram pas Sherman. En total se capturaron 8 especies (incluyendo dos especies introducidas, M us musculus y Rattus norvegicus). La riqueza de especies por sitio varió entre una y cinco especies. En relación a la abundancia, las especies que alcanzaron m ayor abundancia lo cal­ m ente fueron E ligm odontia puerulus con 26 individuos en la localidad de Toconce 606 MARQUET ET AL. (3 412m ) y Phyllotis xanthopygus con 21 individuos en la localidad de B eter (2 380 m). En general, la diversidad de especies no estuvo correlacionada con la altura. Sin em bargo, esta fue m áxim a a alturas inter­ m e d ia s, en la lo c a lid a d de C h iu -C h iu (2 534 m). De m anera sim ilar, la abundan­ cia total por sitio no fue afectada por la altura. En general no se observó d iferen­ cias en d iv ersid a d ni en ab u n d an cia al c o m p a ra r e c o sis te m a s rip a ria n o s y de puna. En el ecosistem a de lom as, y a pesar de la alta diversidad de plantas presentes, no se capturaron roedores. Aves El m uestreo de la avifauna se basó princi­ palm ente en la realización de transectos de 300 m de longitud y 50 m de ancho realiza­ dos durante tres m añanas consecutivas. En total se realizaron 52 transectos en 17 si­ tios. A dicionalm ente, en seis sitios se reali­ zaron m uestreos con redes de niebla. En to­ tal se re g is tra ro n 39 e sp ec ies de aves (excluidas las acuáticas), variando local­ m ente entre dos y 13 especies por sitio. En general, la riqueza de especies de aves ten­ dió a increm entarse con la altura, aunque esta relación no fue significativa (M arquet et al. m anuscrito). Al incluir otras variables en el análisis, m ediante un procedim iento de regresión paso a paso, sólo la altitud y la cobertura de plantas resultaron significati­ vas, explicando en conjunto un 90% de la varianza (M arquet et al. m anuscrito). Sin em bargo, se observó una relación positiva y significativa entre la diversidad de especies y la altura para el caso de los sistemas ripa­ rianos asociados al río Loa. En relación a la abundancia, esta no se correlacionó con la altura, ni varió en función del tipo de eco­ sistem a (ripariano vs no-ripariano), sin em ­ bargo, al distinguir las especies de acuerdo a grupo trófico (consum idores prim arios vs secundarios) se observó que las especies consum idoras secundarias (principalm ente insectívoras) alcanzaron m ayor abundancia en sistem as riparianos. Insectos La abundancia relativa de insectos se eva­ luó en 11 sitios por m edio de dos transectos de 20 m etros de longitud, a lo largo de los cuales cada arbusto interceptado fue gol­ peado en cinco puntos distintos del dosel con una red entom ológica. A dicionalm ente, se utilizó una línea de diez tram pas Barber colocadas por un lapso de tres días. Cada insecto capturado fue transferido a un fras­ co y llevado al laboratorio para su identifi­ cación. En total se capturaron 97 especies de insectos. La abundacia de insectos de­ c re c ió s ig n ific a tiv a m e n te con la altu ra (F] 9= 7,549, P= 0,023, Fig. 9), en tanto que la riqueza de especies fue una función no lineal de esta, con un m áxim o a alturas in­ term ed ias (F ig. 10). Flora, vegetación y suelos Se realizó un análisis exhaustivo de la flora y vegetación en las localidades muestreadas. En cada sitio se realizaron muestreos de co­ bertura vegetal, inventarios del total de es­ pecies de plantas vasculares en una área de Altitud (m) Fig. 9: Relación entre la abundancia de insec­ tos, expresada como número de individuos, y la altura. R e la tio n s h ip b e tw e e n in s e c t a b u n d a n c e , e x p re ss e d as num ber o f in d iv id u áis, and altitude. ECOSISTEMAS DEL DESIERTO DE ATACAMA 25 w ■§ 20 o Q_ W 4C LU 15 0 1 10 0 oE 2 5 ° Altura (m) Fig. 10: R ela ció n en tre la r iq u ez a de especies de inse ctos y la altura. R e la tio n sh ip betw een in se ct species richness and altitude. aproxim adam ente dos km 2, y mediciones de productividad. En form a paralela se realiza­ ron caracterizaciones de la composición quí­ m ica del suelo para seis localidades a lo lar­ go del gradiente altitudinal (Gutiérrez et al. en prensa). Utilizando estas seis localidades a lo largo del río Loa, entre los 39 a 3 782 m, se observó que la riqueza total de especies de plantas vasculares tiende a incrementarse con la altura. Sin embargo, el número de es­ pecies introducidas y malezoides se m antie­ ne relativam ente constante, aunque la razón entre estas y el número total de especies es m ayor para las localidades bajas, alcanzando un m áximo en la localidad de Chiu-Chiu, el sitio más perturbado por actividades agríco­ las. Por otro lado, se observa que la riqueza de especies m uestra una relación no lineal cuadrática con las precipitaciones, con un m áxim o a precipitaciones intermedias. En general, la riqueza de especies mostró una correlación negativa con todas las variables que caracterizan la composición quím ica del suelo, siendo m arginalm ente significativa sólo para el caso del potasio (Gutiérrez et al en prensa). En relación a la cobertura, esta fue > 50% en los sitios bajos (< 2 600 m) en tanto que en los dos sitios de altura esta fue 607 < 40%. Las especies dom inantes en los si­ tios bajos fueron la hierba perenne Distichlis spicata y el subarbusto herbáceo Pluchea absinthioides. En los sitios de altura dom i­ naron los arbustos Fabiana densa, Parastrephia lucida y P. quadrangularis. Respecto a las características químicas de los suelos, las concentraciones de calcio, boro y m agnesio decrecieron a medida que aumentaba la altura, con un máximo en las localidades de Q uillagua y Chiu-Chiu. Utili­ zando los sitios de altura como referencia, las concentraciones de estos elementos son un orden de m agnitud (dos para el caso del boro) mayor en las zonas bajas (principal­ mente Chiu-Chiu). Un patrón similar se ob­ serva para el potasio, con concentraciones extremadamente altas (> 1 000 ppm) en los suelos de los sitios bajos, y también para el litio. En relación al arsénico, las concentra­ ciones fueron menores a 50 |ig x k g 1 en los sitios de altura, pero alcanzaron valores ma­ yores en los sitios bajos, con un máximo de 3 000 |Xg x kg"1 en Quillagua. E L H O M B R E Y SU E F E C T O S O B R E LOS E C O S IS T E M A S EN EL AREA Tal como se planteara en la introducción, el hom bre ha sido y continúa siendo un com ­ ponente de gran im portancia en los ecosis­ tem as del desierto de A tacam a (Rauh 1985) y área andina adyacente (e.g., W interhalder & Thom as 1978, M olina & Little 1981, Little 1981, Bustos & Veloso 1982, Gunderm an 1984, Gutte 1988), sin embargo, su rol com o m odificador de la com posición, estructura y funcionam iento del ecosistem a no ha sido caracterizado hasta el momento. Esta caracterización pasa prim ero por con­ siderar al hom bre com o com ponente del ecosistem a y, segundo, por asum ir que para com prender su rol en afectar la estructura y función de los ecosistem as es necesario de­ sarrollar y hacer explícito el contexto histó­ rico en que tales cam bios han ocurrido (Cronon 1983, M cD onnell & Pickett 1993, Russell 1997). Desde esta perspectiva, la 608 MARQUET ET AL. historia de interacciones entre el hombre y el am biente puede proveer información muy im portante para com prender patrones ecoló­ gicos actuales y para prever futuros cambios y respuestas a nivel de paisajes y ecosiste­ mas. Esta es la aproxim ación que a conti­ nuación desarrollam os, basada en informa­ ción arquelógica obtenida de excavaciones estratigráficas en cinco sitios (Tulan-82, Tulan 83, Beter-1, Beter-2, Beter-3) y en infor­ m ación antropológica obtenida en terreno. Secuencia de interacciones hom bre-am biente en el área La secuencia de asentamientos humanos y culturales del norte de Chile y el área de estudio ha sido el foco de gran número de tra b a jo s (e .g ., Le P a ig e 1965, N ú ñ ez 1965a,b, Núñez & Varela 1967-1968, Núñez 1971, Núñez et al. 1975, Núñez & Dillehay 1978, Núñez 1980, 1983a,b, Sinclair 1985, Jackson & Benavente 1994). Durante los úl­ timos 10 000 años de ocupación humana y de interacción entre el hombre y los sistemas ecológicos presentes en el norte de Chile, se han detectado diversos episodios caracteri­ zados por distintos m odos de interacción hom bre-am biente condicionados por contex­ tos paleo am b ien tales co n trastantes (e.g., Núñez 1970, 1981,1992a,b, Pollard & Drew 1975, Druss 1977, Hesse 1982 a,b, Lavalle 1985, Lynch 1986, W ing 1986, Fernández et al. 1991, Núñez & Grosjean en prensa). Es­ tos se pueden resum ir en los siguientes: E pisodio 1: Caza-recolección arcaica (10 000-5 000 a.P.) La desaparición de la m egafauna pleistocénica y sus recursos asociados y la aparición y dom inancia de fauna y vegetación holocénica orientaron a las poblaciones hum a­ nas hacia la caza y consum o de cam élidos silvestres (Fernández 1985), recurso que fue com plem entado con aves, roedores y frutos (Núñez & Santoro 1988). En la m e­ dida que el régim en de aridez redujo la pro­ visión de recursos, las poblaciones hum a­ nas se desplazan a cotas más bajas para el aprovecham iento de ecorrefugios, a d v ir­ tiéndose la sobreexplotación de cam élidos en los depósitos arqueológicos de esta épo­ ca ubicados entre los 2 300 a 3 500 m de altura en las fases arcaicas Tuina, Tulán y Puripica (G rosjean & N úñez 1994, Núñez et al. m anuscrito). Episodio 2: Caza-recolección-dom esticación arcaica (5 000-4 000 a.P.) En este período se estructura un nuevo m o­ delo de interacción hom bre-am biente con un m anejo diversificado de los recursos (Druss 1977, H esse & Hesse 1979, Núñez 1981), incorporándose al ciclo anual transhum ántico, cacerías intensas de camélidos adultos (C artajena en prensa), producción de alim entos cárneos en paralelo con los hábitos de caza m enor y recolección. El uso de fauna silvestre m enor (roedores y aves), como com plem ento de la dieta, se ve inten­ sificado durante este período y se entiende como una adaptación propia a la Puna Sala­ da (Hesse 1984, 1986, Y acobaccio 19841985, Olm os 1985, Núñez & Grosjean en prensa). Estas prácticas arcaicas preagropecuarias condujeron a la obtención de recur­ sos más confiables con m enor desgaste de energía y m ovilidad. Episodio 3: Pastoralism o, caza, recolección y horticultura form ativa (4 000-2 000 a.P.) Las ocupaciones arcaicas tardías tienden a localizarse en ecorrefugios (i.e., loci de productividad excepcionales) a alturas m o­ deradas que gradualm ente transitan de un régim en de aridez regional (3 000 a.P.) a un clim a con m ayor hum edad (Núñez et al. m anuscrito). La explotación de áreas forra­ jeras entre las tierras m edias (Loa medio y borde de la cuenca de Atacam a) a las tie­ rras altas (alta Puna 4 000 a 4 500 m) acen­ túan la crianza de cam élidos dom ésticos, caza alternativa e inicio de prácticas hortí­ colas y recolección especializada en las quebradas interm edias y oasis piem ontanos. ECOSISTEMAS DEL DESIERTO DE ATACAMA La población es más densa, tiende a la sedentarización y se increm enta la produc­ ción de alim entos (Núñez 1992a,b). E pisodio 4: A gricultura intensiva, pastoralism o especializado y caza recolección com plem entaria (2 000 a.P. - S. XVI) El m anejo de técnicas de regadío y uso de suelos entre los 2 000 a 3 000 m de altura perm itió un desarrollo agrícola en las cuen­ cas del Loa y A tacam a (Núñez 1970), com ­ binada con prácticas pecuarias de crianza de llam as y alpacas entre los 2 500 a 3 500 m de altura. Sobre los 3 500-4 000 m de altura la actividad hum ana se lim itó a ocu­ paciones estacionales. De esta m anera, du­ rante este período, la m ayor concentración dem ográfica precolom bina habría ocurrido en los loci fluviales donde actualm ente se lo calizan los asentam ientos de tradición A tacam eña, a base del cultivo especializa­ do de maíz y pastoreo de cam élidos. Episodio 5: Interacción europea-indígena (S. XVI- S. X V III) y episodio industrial (S. XIX y XX) En sólo 300 años la colonización europea del área im puso un cam bio sustancial en el uso de los suelos (véase Crosby 1972 para una discusión general). El com plejo indíge­ na de cultivos sem itropicales (e.g., maíz, c u c u rb itá c e a s, P haseolus, C henopodium quinua, Capsicum ) es interferido por los cultivos dom inantes de trigo, alfalfa, ceba­ da y frutas de C astilla. La fauna local m a­ yor (cam élidos) fue reem plazada por equi­ nos, caprinos, ovinos, bovinos, porcinos y aves de corral. En form a paralela se genera­ ron nuevos patrones de m anejo de recursos y usos de la tierra que llevaron a la sobreexplotación de las praderas, una intensifica­ ción en el cultivo de alfalfa (para alimentar a la gran m asa de herbívoros introducidos), sobreexplotación y drástica reducción de las poblaciones de árboles y arbustos nati­ vos (e.g., P rosopis spp, Polylepis) usados 609 en fundiciones m ineras, construcciones y cocinas. Desde finales del siglo pasado hasta la década de los cuarenta, los efectos anterio­ res se intensifican con la dem anda generada por las nuevas ciudades del desierto, las oficinas salitreras, expresado en el tránsito y com ercialización del ganado en pie, y la regresión de las vegas y bofedales debido a la captación de aguas para la explotación m inera. A ello posteriorm ente se agrega el abandono de tierras y actividades agrícolas por la crisis relacionada al térm ino de las rem esas de ganado que pasaban por el área y la em igración del com ponente indígena a consecuencia de la atracción generada por los centros urbanos. UN C A S O D E E S T U D IO : E L A Y L L O D E BE TE R La localidad de San Pedro de A tacam a ha estado constituida históricam ente por va­ rios ayllos o sectores independientes de re­ sidencia y cultivo (Fig. 1 la), habitados por los descendientes de los antiguos indígenas atacam eños que hablaban la lengua conoci­ da com o kunza (Núñez 1992a). A ctualm en­ te se reconocen los ayllos de Cuchabrache, Catarpe, Tam billo, Guachar, Quitor, Condeduque, L arache, Solcor, Yaye, Checar, Sequitor, Solor, Coyo, Cucuter, Calar, Vilama, Poconche, B eter y Tulor. El poblado de San Pedro, alrededor del cual se ubican estos ayllos, en su crecim iento urbanístico ha abarcado terrenos de los ayllos Condeduque, Solor y Larache. Los ayllos más re­ levantes, tanto en térm inos dem ográficos como productivos, son los de Q uitor y Condeduque, ubicados al norte del poblado de San Pedro, y Solcor, Larache, Yaye, Checar, Sequitor, Solor y Coyo, al sur del m is­ mo. Los ayllos menos im portantes son los más alejados, que tienen muy pocos o nin­ gún residente perm anente y han visto dis­ m inuir notoriam ente su superficie de culti­ vo. En esta situación se encuentran cuatro ayllos ubicados al norte por el cajón que form a el río San Pedro (Cuchabrache, Ca- MARQUET ET AL. 610 ^ A ' t í fr> # ' i A*' **. x r W ' /S i / Canales de regadío Melgas de trigo abandonadas Pluchea Chañar Prosopis BH81 Atriplex -,■■■■■! Maiz j Alfalfa Pluchea Atriplex Chañar Alfalfa PUP H m 11 HHI 1000 0 ++ 1000 B J Í' ""i ItWi: ^ . ■i 2000 Metros Fig. 11: H e te ro g e n e id a d del paisaje para el ayllo de Beter, re p re se n ta d a por m e d io de un S istem a de In fo rm a c ió n G eo g ráfic o (SIG). a) V ista p a n o rá m ic a del área de San P ed ro de A ta c a m a y ay l ío s ; en el r e c u a d ro se m u e stra el ayllo de Beter. b) A y llo de Beter. c) E stru c tu ra del paisaje y uso del suelo en el ayllo de Beter. d) S istem as de can ales y m elgas de trigo. L an d scap e h etero g en eity for the ayllo o f B eter, represented by m eans o f a G eo g rap h ic Inform ation S ystem (GIS), a) P an o ram ic view o f the San Pedro area and ayllos; the inset show s the ayllo o f B eter. b) T he ayllo ot B eter. c) L andscape stru ctu re and land use at the ayllo o f B eter. d) C hannel system s and w heat beds. tarpe, Tam billo y Guachar); dos al noreste, en el curso del río Vilam a (Calar y Vilama); y cuatro ayllos que se ubican al sur, en­ tre los cuales se encuentra Beter (junto a Cúcuter, Poconche y Tulor). En la actualidad, la mayoría de los ocupantes de estos ayllos mar­ ginales residen en los ayllos más importantes o en el mismo poblado de San Pedro, desde donde acuden a trabajar sus predios. El ayllo de Beter se ubica en un típico am biente de oasis afectado en la actualidad por fuerte erosión y la acción de la depositación de arenas eólicas que han cubierto parcialm ente el poblado con dunas de va­ rios m etros de alto y de extensión. A pesar de su abandono actual, este ayllo fue esce­ nario de una serie de eventos de interacción hom bre-am biente, m anifiestos en la presen­ cia de ocupaciones precolom binas, colonia­ les y recientes. L as s o c ie d a d e s pre y p o sh isp á n ic a s adoptaron distintos sistem as de organiza­ ción política, económ ica y social, cuyos cambios a través del tiem po afectaron la es­ tructura del paisaje y el funcionam iento de sus ecosistem as. Por ejem plo, la expansión ECOSISTEMAS DEL DESIERTO DE ATACAMA de territorios dedicados a la agricultura in­ tensiva, con regadío superficial, debió afec­ tar procesos ecosistém icos y la diversidad y abundancia de especies nativas, acelerando los procesos de desertificación y erosión de los suelos. Por otro lado, los cam bios cli­ m áticos asociados a un franco proceso de desertización ocurrido en los últim os 3 000 años (G rosjean et al. 1995) fueron un im ­ portante factor de transform ación de las condiciones naturales, con efectos gatillantes en las econom ías y sistem as de vida de las poblaciones locales, dependientes de una base de recursos que se hacía cada vez más inestable. Con el objeto de evaluar las variaciones en el uso del espacio y de los recursos bióticos y abióticos, en los am bientes áridos del Salar de Atacam a, se practicaron una serie de excavaciones arqueológicas e inda­ gaciones antropológicas en los asentam ien­ tos catastrados en esta área. Las pesquisas arqueológicas estuvieron orientadas a de­ term inar, sobre la base de dataciones radiocarbónicas, la profundidad cronológica de la ocupación de Beter, la filiación cultural de los grupos que habitaron el lugar, su ám ­ bito espacial de interacción social (redes de intercam bio) y los cam bios ocurridos en sus m odos de vida a través del tiempo. En el distrito de B eter se inventariaron tres lo­ calidades arqueológicas contiguas: (a) Be­ ter 1, colonial y republicano, (b) Beter 2, prehispánico, al oeste de Beter 1, y (c) B e­ ter 3, prehispánico, al norte de Beter 1. E s­ tos sitios form an parte de una extensa área poblacional que encierra actividades hum a­ nas desde el siglo XII-X III de nuestra era, hasta com ienzos del siglo XX, cuando el lu g ar es p rác tic a m e n te abandonado por em igración de sus residentes, produciéndo­ se la invasión de las arenas eólicas en cier­ tos sectores. El área recibe escasa pluviosidad, por los tanto depende casi exclusivam ente de irrigación artificial para generar una agri­ cultura intensiva. Este riego tecnificado co­ rresponde a una com pleja red de canales de regadío (Fig. 1 Id), cuyo canal m atriz se co­ 611 necta con el río San Pedro, a unos 25 km de Beter, hasta 1965 y posteriorm ente con la red que viene del río Vilama. El sistem a de regadío sum a varios kilóm etros de largo y encierra varias etapas de expansión, vincu­ ladas a la incorporación de nuevos y más alejados cam pos de cultivos, dependientes de las fluctuaciones en el curso del río San Pedro y la napa freática. A base de las evi­ dencias arqueológica, antropológica y palinológica recopilada en terreno y fuentes etnohistóricas, se puede postular la siguiente secuencia de eventos de interacción hom ­ bre-am biente en el área de Beter. Evento prehispánico Los resultados radiocarbónicos de excava­ ciones estratigráficas en Beter-3, señalan un clím ax ocupacional en el período inter­ m edio tardío. Los asentam ientos debieron integrar áreas de cultivos ubicadas en áreas aledañas, que corresponderían al ayllo ac­ tual y eventualm ente el sector donde se lo­ caliza B eter-1 (poblado hispano-indígena). El cultivo predom inante fue el maíz, com ­ plem entado con la recolección de frutos de Prosopis sp. La ocupación debió iniciarse con la canalización de agua de regadío des­ de el río San Pedro. La alta densidad de fragm entos de cerám ica superficial (Beter -3 y Beter-2) señala que la ocupación po­ blacional cubrió una extensa área. El análisis palin o ló g ico del perfil de B eter-3, revela la dom inancia de Chenopodiaceas (aff. A triplex), Poaceae (aff. Distichlis), y la presencia discontinua de Mim osaceas (aff. P ro so p is ), A steraceas y Poaceas. Esto revela la existencia de un régim en clim ático árido sim ilar al actual, puntuado por eventos más húm edos, que perm itieron la presencia de Poaceas y A s­ teraceas, probablem ente asociados a una intensificación de la precipitación convec­ tiva de invierno y/o a crecidas del río San Pedro. En térm inos vegetacionales se in­ fiere una vegetación sim ilar a la actual, p ro b a b le m e n te d o m in a d a p o r A trip le x , D istichlis y Prosopis. 612 MARQUET ET AL. Evento hispánico-indígena Aunque el estudio de Casassas (1974) no señala la existencia del ayllo de B eter du­ rante el siglo XV II, es muy probable que desde fines de ese siglo hasta los años 1770-1775 (Hidalgo 1978), se haya desa­ rrollado com o “pueblo de indios” , siguien­ do un patrón arquitectónico español. A tra­ vés de este tipo de asentam iento, bajo una autoridad indígena, se introducían los cam ­ bios socioeconóm icos, culturales y religio­ sos que im pulsaba el sistem a colonial. A fines del siglo X V III se urbaniza San Pedro de A tacam a, im poniéndose una p o lític a o b lig a d a de c e n tra liz a c ió n d e m o g rá fic a orientada a acercar las poblaciones de los ayllos al nuevo centro poblado. D urante el desarrollo colonial de Beter, las excavaciones señalan la presencia de la m ayoría de los cambios introducidos por los europeos, en donde el trigo comenzó a reem ­ plazar la producción maicera, con una pro­ longación de la canalización aguas abajo del ayllo actual de Beter (Fig. 1 Id). Las siguien­ tes innovaciones guardan relación con la m odificación del paisaje y de la cultura lo­ cal: 1) La presencia de más de seis grandes hornos para la fundición de metales y even­ tualmente carbón de leña, señalaría la explo­ tación de los bosques aledaños de algarrobos y chañares, iniciándose así un proceso de degradación del paisaje y el avance de las dunas en ciertos sectores. 2) La presencia de basuras de fundición, escorias, municiones, m in erales de cobre, m oldes, incluyendo obras de orfebrería cívica y religiosa, de­ m ostraría un intenso uso de combustible de madera, paralelo al surgim iento de oficios no agrícolas de carácter artesanal (uso cons­ tatado de plomo, fierro y cobre). 3) La pre­ sencia de paja de trigo en todas las construc­ ciones de adobe y tapiaduras habla a favor de un intenso cultivo de trigo (que reem pla­ za en im portancia al maíz) en el ayllo actual y en los campos de melgas hoy observados al sur de Beter (Fig. 1 Id). La im plantación de este esquem a hispa­ no, aparte de la dom inancia de la produc­ ción triguera, m arca tam bién otras dim en­ siones de la vida cotidiana (inferida a tra­ vés de la presencia de cuentas de collares de vidrio, cerám ica esm altada, botones m e­ tálicos de origen o ancestro europeo) y eco­ nóm ica (restos de aves, caballos, vacunos, frutales y otros cultivos im portados). Para increm entar el cultivo triguero en los sectores aledaños se utilizaron aguas de “avenidas” aluvionales y crecidas esporádi­ cas del río. Este sistem a se favorece por la resistencia de la variedad de trigo utilizada, a un régim en de m enos turnos de riego. Cuando ocurrían estos eventos, se reactiva­ ban los canales que regaban los campos de melgas ubicados entre el ayllo de Beter y el borde del salar. La im portancia productiva de esta m odalidad de cultivo se expresa en su extensión, un cálculo estim ativo del área cubierta por los cam pos de melgas al sur de los ayllos de San Pedro de Atacam a podría quintuplicar las 143 ha que tiene, por ejem ­ plo, el actual ayllo de Larache. Esta experiencia de expansión agrícola tri­ guera hacia sectores de desagüe de río con aprovechamiento de aguas aluvionales, regis­ trado para el período colonial y republicano en esta zona, permite plantear la hipótesis que este sistema pudo tener un origen precolom­ bino para la siembra de maíz y otros produc­ tos del complejo indígena de cultivos semitropicales, siendo aplicable a otras áreas del norte de Chile, donde se repita este fenómeno (por ejemplo, Pampa Iluga). Estos amplios espacios, incultos por largos períodos de tiempos y, por tanto, no sujetos a un control territorial explícito como ocurría en los secto­ res de cultivo permanente en valles, oasis y quebradas, debieron transformarse en áreas de convivencia de grupos locales y foráneos durante las fases esporádicas de activación productiva generadas por eventos climáticos de aumento de las precipitaciones sobre la curva normal, en un posible marco de complementariedad (Murra 1972). Evento republicano El abandono del patrón residencial nucleado habría ocurrido a fines del siglo XVIII, des­ ECOSISTEMAS DEL DESIERTO DE ATACAMA articulándose la única aldea estructurada co­ lonial al sur de San Pedro. Con posteriori­ dad, siglos XIX y XX, se instala un esquema de asentam iento disperso, con viviendas ju n ­ to a las tierras de cultivo. Entre finales del S. XIX y prácticam ente la prim era mitad del S. XX, el área vivió un período de gran activi­ dad económica, vinculada al desarrollo mi­ nero de la pam pa salitrera. El ayllo de B eter estuvo sem brado con alfalfa, para sostener el ganado local y, es­ pecialm ente, las rem esas de ganado vacuno en tránsito desde el noroeste argentino ha­ cia las salitreras y centros urbanos. Dentro de los cultivos anuales, el trigo tenía la m ayor im portancia, aum entando su volu­ m en de producción ocasionalm ente cuando las condiciones clim áticas perm itían la ac­ tivación de las áreas de m elgas ubicadas al sur y regadas con aguas de avenidas. La crisis salitrera, la inauguración del ferro­ carril a A rgentina y la atracción m igracional ejercida por el enclave m inero cuprífe­ ro de C huquicam ata, produjeron una crisis agrícola y dem ográfica que afectó a toda la zona, y especialm ente a los ayllos más m arg in ale s com o B eter, in ic iá n d o se un proceso de abandono de este ayllo y el traslado de sus habitantes a sectores agrí­ colas más cercanos al poblado de San P e­ dro. F inalm ente, el año 1965 cam bia el sistem a de riego de San Pedro y estos ay­ llos em piezan a regarse con aguas del río V ilam a, de peor calidad, lo que term ina por agudizar esta situación. D urante su período activo, Beter sufrió la sobreexplotación de sus suelos, debido al increm ento de la fauna dom éstica europea que llevó asociado una política de im posi­ ción de cultivos de alfalfa, lo que tam bién afectó la pradera natural, en la m edida que el sistem a de m anejo tam bién incluía el aprovecham iento de la oferta de forraje na­ tural. A partir de su abandono productivo y de la dism inución de su población, se inau­ gura un proceso de desertización y el área es afectada por densas acum ulaciones de dunas favorecidas por la nula oposición de la actividad humana. 613 Los eventos señalados se verifican en la heterogeneidad del paisaje existente en el B eter actual (Fig. 11c), que representa una m atriz sem inatural donde existen diversas especies de vertebrados tales como roedo­ res (3 especies) y aves (13 especies). Dada las condiciones actuales, y el contexto his­ tórico que las sustentan, un escenario pro­ bable de cam bio a nivel de paisaje en esta área es hacia una eventual agudización de las condiciones de desertización por efecto del avance de las dunas. La histo ria de interacciones descritas para B eter pone de m anifiesto la fragilidad de estos sistem as, su suceptibilidad a pro­ cesos degradativos com o son el avance de las dunas asociados a la sobreexplotación de especies vegetales arbóreas y la intro­ ducción de especies exóticas. Sin embargo, lo im portante de este análisis es que hace explícita la com pleja tram a de interaccio­ nes que han afectado históricam ente a los ecosistem as del norte de Chile. Todo lo an­ terior hace suponer que el actual contexto de desarrollo social y económ ico, donde el agua es cada vez m ás un recurso lim itante debido al increm ento de las dem andas por la actividad m inera y turística, m erece un e scru tin io c ie n tífic o de sus p o ten c iale s efectos sobre los frágiles ecosistem as del área (e.g., Jaksic et al. 1997). Proyecciones de la investigación Una característica del proceso de conoci­ m iento científico reside en su carácter acu­ m ulativo y provisorio. Para nuestro caso, estam os lejos aún de haber acum ulado una base sólida de inform ación acerca del fun­ cionam iento de los ecosistem as en el norte de Chile. Se requieren más estudios, orien­ tados a procesos ecosistém icos y que abar­ quen sitios tipos y por períodos de tiempo que permitan caracterizar adecuadamente la variabilidad de estos. Con lo que actualm en­ te contamos es un catastro de los com ponen­ tes de los ecosistem as y sus características de distribución y abundancia. Conocem os los grandes patrones en la estructura de es­ 614 MARQUET ET AL. tos ecosistem as y tenem os una idea preli­ m inar de su funcionam iento, incluyendo al hom bre com o com ponente. Sin em bargo, existen aspectos que debieran ser considera­ dos en futuros estudios en el área y para los cuales nuestro trabajo, resumido en esta con­ tribución, representa un primer intento. Entre estos es necesario señalar: a) Com o resultado de este proyecto se cuenta con diversos sitios de estudio distri­ buidos en distintos ecosistem as y para los cuales existe información básica respecto de sus especies de flora y fauna componentes, así com o características quím icas de sus suelos. Sería deseable que futuros estudios en el área consideren estos sitios para, de esta m anera, poder establecer tendencias tem porales respecto de la estructura y fun­ cionam iento de los ecosistemas del área. Ac­ tualmente se reconoce en el monitoreo ecosistém ico una herram ienta necesaria para establecer tendencias y anticipar efectos ne­ gativos sobre los sistemas ecológicos. b) Si bien es cierto nuestros estudios proveen inform ación respecto de las tram as tróficas características de los distintos eco­ sistem as, es necesario profundizar este co­ nocim iento resolviendo con m ayor detalle las interacciones de transferencia de m ate­ ria y energía en estos sistem as. La relativa sim plicidad de estas representa una buena oportunidad para investigaciones futuras. De hecho, en Chile no se ha docum entado a la fecha una tram a trófica com pleta de un sistem a terrestre. c) La larga historia de ocupación hum a­ na de los ecosistem as del área, sumado a la gran cantidad de inform ación arqueológica y an tro p o ló g ica d isponible, ofrecen una oportu n id ad inm ejorable para estudiar y profundizar las consecuencias de esta inte­ racción hom bre-am biente y sus actuales efectos sobre la biodiversidad regional, es­ pecialm ente considerando el panoram a ac­ tual de cam bios sociales y económ icos que anticipan conflictos am bientales de propor­ ciones en relación al uso del agua. d) Los resultados de este estudio nos han perm itido conocer m ejor las especies de flora y fauna presentes en el área. Sin embargo, aún desconocem os aspectos bási­ cos de los factores que regulan sus pobla­ ciones naturales y sus interacciones. Este representa un cam po abierto para futuras investigaciones. e) F inalm ente, es necesario consignar que esta iniciativa de investigación secto­ rial, en la cual se reúne a un grupo de in­ vestigadores en diversas disciplinas para estudiar una región particular de nuestro territorio, debiera ser expandida e iterada al m enos a través de las distintas ecoregiones presentes en C hile, considerando, en lo posible, sitios com unes para las distin­ tas in v e s tig a c io n e s , e sta b le c ié n d o se de esta m anera sitios claves de investigación y futuro m onitoreo. A G R A D E C IM IE N T O S El presente trabajo fue financiado por el pro­ yecto FONDECYT 5960011, Programa Sec­ torial Biomas y Climas Terrestres y Marinos en el Norte de Chile. Agradecemos en parti­ cular la ayuda prestada por CONAF II Re­ gión y especialmente por Alejandro Santoro. Se agradece además la colaboración en terre­ no de Gina Arancio, Hernán Cofré, Claudio Latorre, Paula M inear y Roberto Néspolo. 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