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Conservacion y Comunidades
... en Mexico
Renata Schneider
CNCPC-INAH
El patrimonio cultural tangible que se encuentra en localidades con altos índices de marginación
económica ha logrado sobrevivir a lo largo de los años fundamentalmente gracias a su importante
papel como medio de cohesión regional, social y cultural. Esto, a pesar de ser generalmente
olvidado por las instituciones gubernamentales o las empresas privadas, mismas que comúnmente
lo se consideran un "arte menor" y por tanto no invierten en su preservación y conservación.
Desafortunadamente, y últimamente cada día con mayor violencia, sus custodios tradicionales se
han visto en la necesidad de migrar, en México, o bien han ido poco a poco dejando a un lado las
festividades o celebraciones que hacían mención o uso directo de bienes sacros o simbólicos, en
México u otros países. También, poblaciones de todo el mundo han decidido "progresar" y con ello
transformar -o incluso destruir- sus viviendas, templos, objetos religiosos e instrumentos de
trabajo.
Desde la década de los ochenta, y con mayor énfasis hacia el fin del siglo pasado, tanto los museos
comunitarios como los talleres de empoderamiento en México han sido una vía importante para la
valoración local de las tradiciones vivas de cada pueblo o ejido. En nuestro país, y otros, ONG´s
preocupadas por estos aspectos han logrado también grandes avances en este sentido. Sin
embargo, la conservación en sitios indígenas y rurales, abordada desde una perspectiva integral
que incluya aspectos pedagógicos, valorativos, de desarrollo social y de preservación, restauración
y mantenimiento de bienes culturales, que coadyuve a las comunidades a protagonizar los
cambios culturales que sean precisos pero desde una perspectiva y caminos propios, no tiene más
de dos décadas como lo demuestran publicaciones generadas desde el propio ICCROM, como es el
caso, por ejemplo de los textos reunidos en varios títulos de la colección Iccrom Conservation
Studies como son “Traditional Conservation Practices in Africa” (Thierry Joffroy, 2005),
“Conservation of Living Religious Heritage” (Herb Stovel, 2005) o “The Preservation of Great
Zimbabwe Your Monument, our Shrine" (Webber Ndoro, 2005), entre otros.
En lo particular mi trabajo se ha abocado a intentar lograr proyectos integrales, en el sentido
descrito arriba, en tres localidades de México y dos del suroeste de Estados Unidos, donde fui
invitada por la ONG Cornerstones: San Miguel Ixtla, Guanajuato (1997-2004), Cocospera, Sonora
(1998-2005), Santa María Acapulco, SLP (2006 a la fecha) y San José de la Laguna y San Esteban de
Ácoma, Nuevo México. En todos los casos he participado dentro de equipos interdisciplinarios
conformados por especialistas –antropólogos, restauradores, historiadores- tanto del INAH,
Institución dentro de la que laboro, como de otras dependencias académicas y de investigación;
además de personas de los niveles administrativos locales, municipales y estatales relacionadas
con cada caso. Asimismo, he tomado cursos sobre técnicas etnográficas en campo y sobre manejo
de conflictos que considero me han ayudado en gran medida a trabajar con mejores resultados en
comunidades rurales de México.
Creo que un grupo latinoamericano que se preocupe en conjunto por estas problemáticas y donde
se revisen, entre otras cosas, los retos y las necesidades que se precisan para una adecuada y
cabal preservación de los bienes materiales que se esconden a todo lo largo y ancho de este
continente es una iniciativa más que fundamental. Estos objetos, que si bien conforman un legado
sustancial para todos nosotros y que por razones económicas, de marginación social, de planes de
desarrollo cultural inadecuados y parciales y/o de discriminación cultural inexorablemente
desaparecen día a día, sin duda se verían beneficiados por acciones conjuntas y planificadas a nivel
latinoamericano.
Links: http://www.culturayrs.org.mx/revista/num8/Schneider.pdf
Rest. Blanca Noval Vilar
Desde hace más de diecinueve años trabajo como restauradora de bienes muebles e inmuebles
por destino en la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural, dependencia del
Instituto Nacional de Antropología e Historia, que tiene dentro de sus responsabilidades la
importante tarea de proteger y conservar el patrimonio cultural que albergan muchas
comunidades en México. El trabajo que he venido desarrollando, actualmente como
coordinadoradel Área de Atención Técnica a Grupos Sociales, es atender a las comunidades que
se acercan a la Coordinación solicitando apoyo y orientación para la conservación de los valiosos
bienes culturales albergados en muchos recintos religiosos. Nuestro objetivo es apoyarloscon
asesorías, y supervisiones para la conservación de sus bienes; básicamente lo que buscamos es
lograr laincorporación de estos grupos en todo el proceso del cuidado y protección de estos bienes
que permita garantizar el cuidado de los mismos. Trabajamos apoyándonos con talleres de
conservación preventiva y valoración del patrimonio; damos pláticas de acercamiento con las
comunidades y elaboramos material didáctico e informativo; los apoyamos para procesos de
gestión y asesorías a municipios y comités; llevamos a cabo investigación y talleres de
recuperación de la historia de las comunidades, así como talleres de creación artística “La herencia
cultural a través de la imagen”. Todas estas acciones están encaminadas a fortalecer los lazos de
las comunidades con su patrimonio y que aprendan medidas de conservación preventiva para que
sepan cómo cuidarlo.
Es importante resaltar que en todo el proceso de atención que se les ha dado a más de cien
comunidades con las que se ha trabajado dentro de este programa, uno de los principios
fundamentales ha sido comprender la forma en que cada comunidad percibe sus bienes culturales
y respetar el hecho de que esos objetos significan algo especial para ellos, son objetos que
cumplen una función esencialmente simbólica o documental y debemos partir de eso para la toma
de cualquier decisión.
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