Quiste broncógeno cervical

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Acta Otorrinolaringol Esp. 2013;64(5):379---381
www.elsevier.es/otorrino
CASO CLÍNICO
Quiste broncógeno cervical
Cervical bronchogenic cysts
Jorge Crespo Del Hierro a,∗ , Vanesa Esteban Álvarez b , Manuel Ruiz Gonzalez a
y Rafael Lopez Perez c
a
Servicio de Otorrinolaringología, Hospital General Universitario de Ciudad Real, Ciudad Real, España
Servicio de Cirugía Vascular, Hospital General Universitario de Ciudad Real, Ciudad Real, España
c
Servicio de Anatomía Patológica, Hospital General Universitario de Ciudad Real, Ciudad Real, España
b
Recibido el 8 de diciembre de 2011; aceptado el 21 de febrero de 2012
Introducción
Los quistes broncógenos son malformaciones benignas de
origen congénito derivadas del árbol traqueobronquial que
corresponden a tejido pulmonar no funcionante1,2 , diagnosticándose mayoritariamente en la población pediátrica3 .
En los adultos se localizan fundamentalmente en mediastino y el parénquima pulmonar3 , pudiendo ocasionalmente
localizarse en la pared torácica, abdomen o región cervical4 ;
estos últimos pueden confundirse con otro tipo de lesiones
cervicales más comunes.
Presentamos el caso de una paciente adulta que debutó
con una masa cervical y cuyo diagnóstico definitivo fue el de
quiste broncógeno.
Caso clínico
Paciente de 67 años, sin antecedentes de interés, que acude
a nuestra consulta por presentar molestias fluctuantes laterocervicales izquierdas de 10 años de evolución, sin otra
sintomatología acompañante.
En la exploración se palpaba un nódulo de consistencia
blanda y no adherido a planos profundos de aproximadamente 2 centímetros de diámetros en área IIA izquierda; el
Autor para correspondencia.
Correo electrónico: [email protected]
(J. Crespo Del Hierro).
∗
resto de la exploración otorrinolaringológica se encontraba
dentro de la normalidad.
La ecografía informaba de un conglomerado adenopático
a la altura del cartílago hioides (algunas con calcificaciones
en su interior).
En la TC cervical se objetivó una masa de 26 × 20 mm
hipodensa, lobulada, y con alguna calcificación en su interior en la región submandibular izquierda, con ausencia de
relleno de la vena yugular izquierda en la práctica totalidad
de su trayecto que sugería trombosis de la misma.
La RM cervical (fig. 1) detectó una imagen quística polilobulada, multiseptada con captación tenue de su fina pared
de 23 × 26 mm situada delante del espacio yugulo-carotídeo,
medial al músculo esternocleidomastoideo izquierdo. Así
mismo, se confirmó la trombosis de la vena yugular interna.
Ante la presencia de una lesión cervical de origen dudoso
se procedió a realizar exéresis quirúrgica y posterior estudio
anatomopatológico.
Durante la cirugía se extirparon varias lesiones redondeadas y de aspecto gelatinoso en áreas cervicales ii y iii
izquierdas.
El estudio anatomopatológico describe la existencia de
varias lesiones quísticas con paredes formadas por epitelio
cilíndrico mucosecretor y por músculo liso, así como glándulas mucosas en el espesor de la pared quística, compatible
con el diagnóstico de quiste broncogénico (fig. 2).
La paciente fue dada de alta a las 72 horas de la cirugía sin tratamiento anticoagulante tras ser diagnosticada
de trombosis yugular crónica por el Servicio de Cirugía
Vascular.
0001-6519/$ – see front matter © 2011 Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados.
doi:10.1016/j.otorri.2012.02.009
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J. Crespo Del Hierro et al
Figura 1
RM cervical.
Actualmente la paciente no presenta recidiva de las lesiones, siendo la palpación cervical no patológica.
Discusión
Los quistes broncógenos son malformaciones congénitas del
árbol traqueobronquial que se ubican en la mayoría de los
casos en la cavidad torácica, en relación con el árbol bronquial, en la periferia del parénquima pulmonar o en el
mediastino1,2,8 ; sin embargo, existen algunos casos en que se
localizan en la pared torácica, principalmente en el tejido
celular subcutáneo preesternal, en la región cervical o el
abdomen.
Se postula que los quistes broncogénicos se originan entre
la 5.a y 7.a semana de gestación4 , estos, se forman por alteraciones en el desarrollo del intestino primitivo, el cual se
divide en 2, una división ventral originará la tráquea y otra
Figura 2 (H-E). Lesión quística con pared formada por epitelio cilíndrico mucosecretor (1) y por músculo liso (2), así como
glándulas mucosas (3) en el espesor de la pared quística.
dorsal de la que derivará el esófago8 . Si el anormal brote
se reabsorbe, no producirá problemas, sin embargo si persiste puede llegar a desarrollar un quiste broncógeno9 . Estos
brotes tienen la capacidad de migrar durante el curso de
su desarrollo, pudiendo asentar en diferentes localizaciones
tanto intra como extratorácicas9,12 .
Maier, en 1948, clasificó los quistes broncogénicos de
acuerdo a su ubicación en paratraqueales, carinales, hiliares, paraesofágicos y atípicos (localización diafragmática,
abdominal, cutánea o en tejidos subcutáneos como en la
región cervical2,5,9 )
De alrededor de 70 casos publicados de quistes broncogénicos cervicales, 75% se ubicaron en la línea media del
cuello, habitualmente en el tercio superior y los restantes
en las líneas laterales, en su mayoría en el tercio inferior2,9 .
Esta diferente localización puede ser debida al desarrollo
embriológico del árbol traqueobronquial. Según la literatura, se localizarían en línea media si el brote ocurre durante
el desarrollo de la tráquea; y sin embargo se localizará laterocervical si su origen se produce durante el desarrollo del
árbol bronquial9 .
En adultos los quistes broncógenos cervicales generalmente se presentan como una masa asintomática sin
aparente conexión con el árbol respiratorio o el tracto
digestivo12 , pero si son de gran tamaño pueden producir
disnea o disfagia3 .
Son típicamente blandos, redondeados u ovalados, y con
contenido mucoide. Cuando se infectan suele ser como
resultado de la existencia de una comunicación con el árbol
traqueobronquial10 .
Esta situación conlleva que, ante una masa cervical de
esta naturaleza, se postulen diferentes diagnósticos clínicos de lesiones cervicales más habituales, tales como
quiste tiroideo, quiste tirogloso, quiste branquial, quiste
dermoide, linfangioma, higroma quístico, teratoma y quiste
tímico cervical1---3 .
Respecto a las pruebas de imagen, la ecografía nos
da información sobre la naturaleza quística de la lesión
y su tamaño. La TC nos ayuda a una mejor localización
de la lesión y su relación con otras estructuras cervicales; sin embargo no hay criterios radiológicos específicos
que nos permitan sospechar la presencia de un quiste
bronquial8 .
La RM sería la prueba radiológica de elección debido
a su alta resolución en la valoración de tejidos blandos,
aportando información sobre la relación de la lesión con
estructuras vitales cervicales. En la mayoría de los casos se
objetiva una lesión con alta intensidad de señal en T1 y T2
que se cree debido a la presencia de alto contenido de material proteico, aunque tampoco existen criterios radiológicos
específicos para este tipo de patología con esta prueba de
imagen3 .
Durante la intervención quirúrgica tampoco es posible
establecer el diagnóstico, puesto que la masa simula los
quistes cervicales congénitos más frecuentes2. En nuestro
caso durante la intervención, se sospechó que la lesión se
pudiera corresponder con un higroma quístico debido al
aspecto «gelatinoso» de la lesión.
El diagnóstico definitivo requiere confirmación histopatológica, la que muestra un quiste de pared delgada con
revestimiento interno de epitelio cilíndrico ciliado pseudoestratificado4 que contiene líquido mucoso o aire, además
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Quiste broncógeno cervical
de uno o más elementos bronquiales (glándulas mucosas,
fibras de músculo liso y cartílago1,2 ).
Anatomopatológicamente se debe realizar diagnóstico
diferencial con los quistes del conducto tirogloso y los quistes branquiales, los cuales pueden tener zonas con epitelio
respiratorio, pero no contienen cartílago, tejido muscular
liso y tampoco glándulas seromucinosas4 .
En cuanto al hallazgo de la trombosis yugular en nuestro caso, al repasar la literatura encontramos como posibles
causas las siguientes: lesión de la pared vascular (iatrógena, por consumo de drogas por vía parenteral o por
traumatismos cervicales), infecciones en área otorrinolaringológica, estados de hipercoagulabilidad congénitos o
adquiridos (uso de anticonceptivos orales, síndrome antifosfolípido, síndrome paraneoplásico), estasis venoso por
compresión secundaria a tumores de cabeza y cuello o
mediastino, e idiopática5,6 .
La recomendación clásica sobre el tiempo que debe ser
mantenida la anticogulación en la trombosis venosa profunda (TVP) es de un período de 3 meses. En los últimos años
se han realizado distintos estudios prospectivos dirigidos
a evaluar la duración adecuada del tratamiento anticoagulante dependiendo de la etiología de dicha trombosis.
Centrándonos en pacientes con un primer episodio de TVP
se demuestra que la incidencia de recurrencia es significativamente menor cuando se administra la anticoagulación
durante períodos largos de tiempo, siendo semejante esta
en el grupo sin anticoagulación y el grupo con anticoagulación durante 6-12 m. Por tanto, se aconseja que en aquellos
pacientes con un primer episodio de trombosis venosa con
factores de riesgo transitorios, la duración del tratamiento
sea de 3 meses7 .
Hay consenso general en que los quistes broncógenos en
los adultos deben tratarse con escisión quirúrgica, incluso
si son asintomáticos. Además de confirmar que la masa es
benigna, una intervención temprana puede prevenir futuras
complicaciones como infecciones, síntomas compresivos,
malignización y la poco frecuente, pero grave, embolia
gaseosa11,12 .
Respecto a la potencial malignización de estas lesiones han sido descritos diversos casos de carcinomas con
origen en quiste broncógeno, el primer caso publicado en
la literatura fue descrito por Moersch y Clagget en 1947,
desde entonces han sido descritos diversos casos bien documentados de malignización de este tipo de patología hacia
carcinoma broncoalveolar, adenocarcinoma e incluso carcinoma escamoso. No existe hasta la fecha evidencia sobre
la carcinogénesis de estas lesiones, pero se postula que una
inestabilidad en las células epiteliales de las paredes del
quiste serian responsables de la malignización de estas13 .
381
Conclusión
Aunque los quistes broncógenos cervicales son muy poco frecuentes, creemos que deben ser considerados como parte
del diagnóstico diferencial de las lesiones cervicales, tanto
las de localización cervical media como las de localización
laterocervical.
Conflicto de intereses
Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
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