Incluida en ISI-WOK, MEDLINE, EMBASE, IME, IBECS, SCIELO Vo l u m e n 3 1 - N ú m e r o 2 - 2 011 EVOLUCIÓN DE LAS PLAZAS ASIGNADAS A NEFROLOGÍA EN LAS CONVOCATORIAS MIR NEFROLOGÍA DIAGNÓSTICA E INTERVENCIONISTA AVANCES EN EL DIAGNÓSTICO DE INFECCIÓN TUBERCULOSA EN PACIENTES EN DIÁLISIS SUPERVIVENCIA EN DIÁLISIS PERITONEAL VS. HEMODIÁLISIS TIPOS Y MECANISMOS DE CALCIFICACIÓN VASCULAR RELATIONSHIP BETWEEN LEPTIN AND CARDIOVASCULAR MORTALITY IN HEMODIALYSIS PATIENTS NIVELES DE 25-HIDROXIVITAMINA D EN ENFERMOS EN PREDIÁLISIS COMUNICACIÓN PLEURO-PERITONEAL EN PACIENTES EN DIÁLISIS PERITONEAL Sociedad Española de Nefrología Órgano Oficial de la Sociedad Española de Nefrología Versión íntegra inglés y español en www.revistanefrologia.com Revista Nefrología Director: Carlos Quereda Rodríguez-Navarro Editor ejecutivo: Roberto Alcázar Arroyo Subdirectores: Andrés Purroy Unanua, Ángel Luis Martín de Francisco, Fernando García López Directores honorarios: Luis Hernando Avendaño, David Kerr, Rafael Matesanz Acedos COMITÉ DE REDACCIÓN (Editores de Área Temática) Nefrología experimental A. Ortiz* J. Egido de los Ríos S. Lamas J.M. López Novoa D. Rodríguez Puyol J.M. Cruzado Nefrología clínica M. Praga* J. Ara J. Ballarín G. Fernández Juárez F. Rivera A. Segarra Nefropatía diabética F. de Álvaro* J.L. Górriz A. Martínez Castelao J.F. Navarro J.A. Sánchez Tornero R. Romero Nefropatías hereditarias R. Torra* X. Lens J.C. Rodríguez Pérez M. Navarro E. Coto V. García Nieto Enfermedad renal crónica A.L. Martín de Francisco* A. Otero E. González Parra I. Martínez J. Portolés Pérez IRC-metabolismo Ca/P E. Fernández* J. Cannata Andía R. Pérez García M. Rodríguez J.V. Torregrosa Hipertensión arterial R. Marín* J.M. Alcázar L. Orte R. Santamaría A. Rodríguez Jornet Nefropatía y riesgo vascular J. Díez* A. Cases J. Luño Calidad en Nefrología F. Álvarez-Ude* M.D. Arenas E. Parra Moncasi P. Rebollo F. Ortega Fracaso renal agudo F. Liaño* F.J. Gainza J. Lavilla E. Poch Diálisis peritoneal R. Selgas* M. Pérez Fontán C. Remón M.E. Rivera Gorrin G. del Peso Hemodiálisis A. Martín Malo* P. Aljama F. Maduell J.A. Herrero J.M. López Gómez J.L. Teruel Trasplante renal J. Pascual* M. Arias J.M. Campistol J.M. Grinyó M.A. Gentil A. Torres Nefrología pediátrica I. Zamora* N. Gallego A.M. Sánchez Moreno R. Vilalta Nefropatología J. Blanco* I.M. García E. Vázquez Martul A. Barat Cascante Nefrología Basada en la Evidencia Vicente Barrio* (Director de Suplementos), Fernando García López (Asesor de Metodología). Editores: María Auxiliadora Bajo, José Conde, Joan M. Díaz, Mar Espino, Domingo Hernández, Ana Fernández, Milagros Fernández, Fabián Ortiz, Ana Tato. Formación Continuada (revista NefroPlus) Andrés Purroy*, R. Marín, J.M. Tabernero, F. Rivera, A. Martín Malo. * Coordinadores de área temática. COMITÉ EDITORIAL A. Alonso J. Arrieta F.J. Borrego D. del Castillo P. Gallar M.A. Frutos D. Jarillo V. Lorenzo A. Mazuecos A. Oliet L. Pallardo J.J. Plaza D. Sánchez Guisande J. Teixidó J. Alsina P. Barceló J. Bustamente A. Darnell P. García Cosmes M.T. González L. Jiménez del Cerro J. Lloveras B. Miranda J. Olivares V. Pérez Bañasco L. Revert A. Serra F.A. Valdés F. Anaya A. Barrientos A. Caralps P. Errasti F. García Martín M. González Molina I. Lampreabe B. Maceira J. Mora J. Ortuño S. Pérez García J.L. Rodicio L. Sánchez Sicilia A. Vigil J. Aranzábal G. Barril F. Caravaca C. de Felipe S. García de Vinuesa A. Gonzalo R. Lauzurica J.F. Macías E. Martín Escobar J.M. Morales R. Peces J.M. Tabernero A. Vallo G. de Arriba C. Bernis E. Fernández Giráldez F.J. Gómez Campderá P. Gómez Fernández E. Huarte E. López de Novales R. Marcén J. Montenegro A. Palma L. Piera J. Rodríguez Soriano A. Tejedor COMITÉ EDITORIAL INTERNACIONAL E. Burdmann (Brasil) B. Canaud (Francia) J. Chapman (Australia) R. Coppo (Italia) R. Correa-Rotter (México) F. Cosío (USA) G. Eknoyan (EE.UU.) A. Felsenfeld (EE.UU.) J.M. Fernández Cean (Uruguay) J. Frazao (Portugal) M. Ketteler (Alemania) Levin, Adeera (Canadá) Li, Philip K.T. (Hong Kong, China) L. Macdougall (Gran Bretaña) P. Massari (Argentina) SUSCRIPCIONES, PUBLICIDAD, EDICIÓN Información y suscripciones: Secretaría de la S.E.N. [email protected] Tel. 902 929 210 Consultas sobre manuscritos: [email protected] Avda. dels Vents 9-13, Esc. 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Barcelona Tel. 93 589 62 64 - Fax. 93 589 50 77 © Sociedad Española de Nefrología 2011. Reservados todos los derechos mundiales. No puede reproducirse, almacenarse en un sistema de recuperación o transmitirse en forma alguna por medio de cualquier procedimiento, sea éste mecánico, electrónico, de fotocopia, grabación o cualquier otro, sin el previo permiso escrito del editor. Distribuido por: E.U.R.O.M.E.D.I.C.E., Ediciones Médicas, S.L. La Revista Nefrología se distribuye exclusivamente entre los profesionales de la medicina. La Revista Nefrología está impresa en papel libre de ácido, norma ISO 9706. Dra. D.ª Elvira Fernández Giráldez Dr. D. Julio Pascual Dr. D. José María Portolés Web Nefrología: E-mail Dirección Editorial: Dr. D. Josep Maria Cruzado Responsable de la selección de trabajos: Dra. D.ª Rosa Sánchez Hernández Direcciones de interés: www.revistanefrologia.com [email protected] [email protected] Incluida en ISI-WOK, MEDLINE, EMBASE, IME, IBECS, SCIELO http://www.revistanefrologia.com Volumen 31 - Número 2 - 2011 NORMAS PARA LA PUBLICACIÓN DE UN ARTÍCULO EN NEFROLOGÍA RULES OF PUBLICATION IN NEFROLOGIAGÍA NEFROLOGÍA es la publicación oficial de la Sociedad Española de Nefrología y está referenciada en la Web of Knowledge del Institute for Scientific Information (ISIWOK). Está incluida en las bases de datos bibliográficas, MEDLINE, EMBASE, IME, IBECS y SCIELO. Los sumarios se reproducen en Current Contents-Clinical Practice, Current Advances in Biological Sciences y en otras publicaciones del ISI. Desde la propia Web de NEFROLOGÍA puede accederse a los textos íntegros, incluida la versión inglesa de los números ordinarios; también los textos íntegros originales están incluidos en SciELO (scielo.isciii.es/scielo.php). En Excerpta Medica y en PubMed se encuentran los resúmenes en inglés. NEFROLOGÍA publica artículos de investigación básica o clínica relacionados con nefrología, hipertensión arterial, diálisis y trasplante renal. Se rige por el sistema de revisión por pares, y todos los trabajos originales se someten a evaluación interna y a revisiones externas. NEFROLOGÍA suscribe las normas de publicación del International Committee of Medical Journal Editors (ICMJE). NEFROLOGÍA is the official publication from the Spanish Society of Nephrology (SEN) and is a cited reference in the Institute for Scientific Information Web of Knowledge (ISI-WOK). It is included in the bibliographic databases MEDLINE, EMBASE, IME, IBECS and SCIELO. The articles’ tables of contents are reproduced in Current Contents-Clinical Practice, Current Advances in Biological Sciences and other ISI publications. Full versions of the texts, (including English versions of regular issues) can be accessed from the NEFROLOGÍA Web site. Some full versions are also included in SciELO (scielo.isciii.es/scielo.php). The abstracts in English are found in Excerpta Medica and PubMed. NEFROLOGÍA publishes basic or clinical research papers associated with nephrology, arterial hypertension, dialysis and kidney transplantation. All articles undergo a peer revision process, and all original texts are both assessed internally and proof-read externally. NEFROLOGÍA endorses the publication rules used by the International Committee of Medical Journal Editors (ICMJE). El idioma de la Revista es el español, y se admiten artículos en inglés de autores que no son de habla hispana. Todos los contenidos de los números regulares disponen también de su versión a texto completo en inglés, de acceso libre en la Web de la Revista, al igual que la versión original. NEFROLOGÍA publica al año 6 números regulares, cada dos meses, y dispone de una edición de Formación Continuada (NEFROPLUS) y de una serie de suplementos y números extraordinarios sobre temas de actualidad, incluyendo los números de NEFROLOGÍA BASADA EN LA EVIDENCIA. The Journal’s main language of publication is Spanish, and articles written in English by non-Hispanic authors are accepted. All contents of the regular issues are also available in English, and are easily accessible on the Journal's Web site, along with the original version. NEFROLOGÍA publishes six issues per year (one every two months). There is also a Continuing Education edition (NEFROPLUS) and a series of special editions about topical subjects, such as EVIDENCE-BASED NEPHROLOGY issues. NEFROLOGÍA se encuadra en el Grupo Editorial Nefrología, órgano de la Sociedad Española de Nefrología que coordina la producción de ediciones impresas o en formato digital para transmisión de pensamiento científico nefrológico y formación continuada en Nefrología. NEFROLOGÍA belongs to the Grupo Editorial Nefrología publisher, which is a SEN member that manages printed and digital issues to publish scientific opinions regarding nephrology and continuing education in this area. Todos los contenidos y material complementario publicados en NEFROLOGÍA, NEFROPLUS y otras ediciones de NEFROLOGÍA o del Grupo Editorial Nefrología, se incluyen en el sitio Web de NEFROLOGÍA (www.revistanefrologia.com) de acceso libre y gratuito, en el que se especifican el procedimiento de envío y las normas completas requeridas para la publicación de un artículo en la Revista. All of the contents and additional material published in NEFROLOGÍA, NEFROPLUS and other editions from Nefrología or Grupo Editorial Nefrología are included on the NEFROLOGÍA Web site (www.revistanefrologia.com) (free access). Information regarding the method for sending papers and the complete rules of publication in the journal can be easily accessed from the site. ¡Visítanos en Internet! Inclui da en ISI-W OK, MED LINE , EM BASE , IME , IBE CS, S CIELO Vo l u m e n Entra en la Web y descubre las posibilidades de esta herramienta. 3 1 - N ú m e r o 1 - 2 0 11 Búsqueda instantánea de la colección completa de NEFROLOGÍA desde 1981 hasta la actualidad. Sociedad Española de Nefrología Soci ed Espa ad ñola Nef de rolo gía WORL D KID SAV NEY E YO DAY: UR H PRO EART TECT THE YOU FU R KID WEA TURE OF NEY RABL THE S, E AN ARTIF DM ICIAL PRO INIA KIDN YECTO TURI EY: M ZED NEFRO OVIN D EVIC EVID NA: G TO ES ENCI BAN WARD AS CL CO D EN EL S E DA TRASP ÍNICAS TOS SOBR LAN DE LI TE RE E EL DIAG BRE USO NAL UTILI NÓST DE FÁ ZACI ICO RENA ÓN MOLE RMA L AU COS CULA TOSÓ ANTI RD MICA INICIO -mTO DOM E LA PO R DE LA LIQU INAN DIÁLI ISTO TE A DO SIS SIS TR U AS TR NICO BLE-BLIN ASPLA D RA TINA NTE NDO MID RENA E IN MIZED PRO HEM L GRA CLIN ODIA MA ICAL Y ATE LYSIS TRIA NCIÓ DE COO PATI L OF RDIN ENTS N PR ORA ACIÓ IMA L RIA N EN TRE NEFRO LOG ÍA Órga V e rs no O ficia l ió n ín te g ra de la Socie in g lé s y e sp a dad ñol Espa en w ww ñola .r e v is ta de N efro n e fr o lo g logía ia .c om http://www.revistanefrologia.com sumario Incluida en ISI-WOK, MEDLINE, EMBASE, IME, IBECS, SCIELO Incluida en ISI-WOK, MEDLINE, EMBASE, IME, IBECS, SCIELO Vo l u m e n 3 1 - N ú m e r o 2 - 2 011 Volumen 31 - Número 2 - 2011 EDITORIALES EVOLUCIÓN DE LAS PLAZAS ASIGNADAS A NEFROLOGÍA EN LAS CONVOCATORIAS MIR 129 NEFROLOGÍA DIAGNÓSTICA E INTERVENCIONISTA • ¿Qué podemos hacer para que la nefrología sea una especialidad más atractiva para los residentes? AVANCES EN EL DIAGNÓSTICO DE INFECCIÓN TUBERCULOSA EN PACIENTES EN DIÁLISIS SUPERVIVENCIA EN DIÁLISIS PERITONEAL VS. HEMODIÁLISIS TIPOS Y MECANISMOS DE CALCIFICACIÓN VASCULAR RELATIONSHIP BETWEEN LEPTIN AND CARDIOVASCULAR MORTALITY IN HEMODIALYSIS PATIENTS F. Ortega Suárez 131 COMENTARIOS EDITORIALES • Poliquistosis renal autosómica dominante y hemoglobina con rasgo falciforme R. Peces, C. Peces 137 COMUNICACIÓN PLEURO-PERITONEAL EN PACIENTES EN DIÁLISIS PERITONEAL • Nefrología diagnóstica e intervencionista: una oportunidad para los nefrólogos españoles M. Rivera, C. Quereda 134 NIVELES DE 25-HIDROXIVITAMINA D EN ENFERMOS EN PREDIÁLISIS • Avances en el diagnóstico de la infección tuberculosa latente en pacientes en tratamiento renal sustitutivo M. Arias Guillén, R. Palomar, M. Arias Sociedad Española de Nefrología Órgano Oficial de la Sociedad Española de Nefrología Versión íntegra inglés y español en www.revistanefrologia.com Imágenes de portada. Ver en página 227 de este número. Martín M, et al. Hiperoxaluria primaria de diagnóstico tardío en paciente joven con insuficiencia renal crónica avanzada. Nefrologia 2011;31(2):227-9. Paneles A y B: Células gigantes multinucleadas englobando cristales de oxalato. Panel C: Cristales de oxalato birrefrigentes con luz polarizada. Panel D: Depósitos de cristales de oxalato en forma de estrella o roseta. Panel E: Refrigentes a luz polarizada. Panel F: Reacción periférica y destrucción de trabéculas óseas. REVISIONES CORTAS 142 • Calcificación vascular: tipos y mecanismos J.M. Valdivielso 148 • Avances en la fisiopatología del edema en el síndrome nefrótico H. Rondon-Berrios ARTÍCULO ESPECIAL 155 • Evolución de las plazas asignadas a nefrología en las convocatorias MIR (1985-2008) C. Bernis Carro, Comisión Nacional de la Especialidad de Nefrología en España ORIGINALES 162 • Co-herencia de poliquistosis renal autosómica dominante y hemoglobina con rasgo falciforme en afroamericanos R. Peces, C. Peces, E. Cuesta-López, C. Vega-Cabrera, S. Azorín, V. Pérez-Dueñas, R. Selgas 169 • Detección de la infección tuberculosa latente en pacientes en diálisis peritoneal: nuevos métodos R. Palomar, M. Arias Guillén, C. Robledo, R. Agüero, J. Agüero, C. Rodríguez, l. Molinos, E. Rodrigo, F. Ortega, M. Arias 174 • Diálisis peritoneal actual comparada con hemodiálisis: análisis de supervivencia a medio plazo en pacientes incidentes en diálisis en la Comunidad Canaria en los últimos años J.M. Rufino, C. García, N. Vega, M. Macía, D. Hernández, A. Rodríguez, B. Maceira, V. Lorenzo 185 • Características clínicas y bioquímicas de pacientes en prediálisis con respecto a los niveles de 25 hidroxivitamina D I. Rodríguez Villarreal, O. Ortega, P. Gallar, M. Sánchez, R. Callejas, C. Gracia, C. García la Calle, M. Ortiz, J.C. Herrero, C. Mon, A. Oliet, A. Vigil 192 • ¿Debe realizarse una cistografía a todos los lactantes con dilatación leve y moderada de las vías urinarias? Las pruebas de función renal pueden ayudar a responder esta pregunta V. García Nieto, S. González Cerrato, V.E. García Rodríguez, O. Mesa Medina, M.J. Hernández González, M. Monge Zamorano, M.I. Luis Yanes sumario Incluida en ISI-WOK, MEDLINE, EMBASE, IME, IBECS, SCIELO Volumen 31 - Número 2 - 2011 199 • Optimismo disposicional en pacientes en hemodiálisis y su influencia en el curso de la enfermedad A.I. Morales García, M.D. Arenas Jiménez, A. Reig-Ferrer, F. Álvarez-Ude, T. Malek, A. Moledous, M.T. Gil, E.M. Cotilla 206 • Relationship between leptin and all-cause and cardiovascular mortality in chronic hemodialysis patients J.J. Díez, M. Bossola, M.J. Fernández-Reyes, E. di Stasio, L. Tazza, G. Luciani, R. Codoceo, P. Iglesias, A. Rodríguez, E. González, R. Selgas 213 • Comunicación pleuro-peritoneal en pacientes en diálisis peritoneal. Experiencia en un centro y revisión de la literatura R. Díaz Mancebo, G. del Peso Gilsanz, M. Rodríguez, B. Fernández, M. Ossorio González, M.A. Bajo Rubio, R. Selgas Gutiérrez CARTAS AL DIRECTOR A) Comunicaciones breves de investigación o experiencias clínicas 218 • Factores de riesgo para desarrollar hernias abdominales en enfermos en diálisis peritoneal M. Gracia Toledo, M. Borràs Sans, A. Gabarrell, J. Durán, E. Fernández Giráldez 219 • Gestación con éxito en una paciente con insuficiencia renal crónica en programa de hemodiálisis K.R. Furaz Czerpak, A. Puente García, E. Corchete Prats, M.A. Moreno, R. Martín Hernández B) Casos clínicos breves 221 • Nefropatía tras la administración de inhibidores de la angiogénesis A. Vello Román, M. Samprón Rodríguez, B. Pazos Arias, C. Romero Reinoso, A. Peteiro Cancelo 223 • Primer caso de infección peritoneal por Oerskovia turbata (Cellulosimicrobium funkei) L. Betancourt Castellanos, E. Ponz Clemente, D. Fontanals Aymerich, C. Blasco Cabañas, D. Marquina Parra, C. Grau Pueyo, M. García García 225 • A patient with acute renal failure and episcleritis, is there more than meets the eye? A.P. Bernardo, J.M. Montalbán, E. Rocha 226 • Hemodiálisis en intoxicación severa por etanol J.O. Quispe Gonzales, B. Gómez Giralda, C. Ruiz-Zorrilla López, M.I. Acosta Ochoa, K. Ampuero Anachuri, A. Molina Miguel 227 • Hiperoxaluria primaria de diagnóstico tardío en paciente joven con insuficiencia renal crónica avanzada M. Martín, G. Martín Reyes, A. Torres de Rueda, R. Toledo Rojas, C. Jironda, I. García, T. García de la Oliva, M.L. Pérez Vaca, D. Hernández 229 • Diagnóstico de una hipertensión arterial secundaria en una gestante en el primer trimestre como causa de un aborto espontáneo O. Fikri Benbrahim, R. García Agudo, F. Cazalla Cadenas, A. Martínez Calero, J. González-Spínola 231 • Brote lúpico durante la inducción con ciclofosfamida en la nefropatía lúpica proliferativa difusa M. Heras, A. Saiz, M.J. Fernández-Reyes, R. Sánchez, P. Zurita, C. Urrego 233 • Mieloma múltiple, hipercalcemia severa, insuficiencia renal aguda y fallo multiorgánico por calcicosis J.G. Martínez Mateu, G.P. Losada González, M.A. Munar Vila, M. Uriol Rivera, G. Gómez Marqués, A.C. Tugores 234 • Insuficiencia renal rápidamente progresiva como comienzo de una nefropatía IgA en un anciano M. Heras, A. Saiz, J. Pardo, M.J. Fernández-Reyes, R. Sánchez, F. Álvarez-Ude 236 • Síndrome hemofagocítico reactivo a infección por citomegalovirus en paciente trasplantado renal 238 • Recuperación parcial de la función renal trasplante autólogo en paciente con enfermedad renal crónica y mieloma múltiple S. Bea Granell, I. Beneyto Castello, D. Ramos Escorihuela, J. Sánchez Plumed, P. Sánchez Pérez, J. Hernández-Jaras, S. Rivas R.M. de Alarcón Jiménez, S. Roca Meroño, G.M. Álvarez Fernández, M.A. García Hernández, M.J. Navarro Parreño, C. Jimeno Griñó, E. Zarco Pedrinaci, M. Molina Núñez Resúmenes de las Reuniones Científicas de la Sociedad Castellano Astur Leonesa de Nefrología (SCALN): XLV (Oviedo, 2008), XLVI (Zamora, 2009), XLVII (La Granja de San Ildefonso, Segovia, 2010) contents Included in ISI-WOK, MEDLINE, EMBASE, IME, IBECS, SCIELO Included in ISI-WOK, MEDLINE, EMBASE, IME, IBECS, SCIELO Volume 31 - Number 2 - 2011 V o l u m e 3 1 - N u m b e r 2 - 2 011 EDITORIALS TRENDS RELATED TO IMR PLACES ASSIGNED TO NEPHROLOGY DIAGNOSTIC AND INTERVENTIONAL NEPHROLOGY 129 • How can we make nephrology more appealing to junior doctors? ADVANCES IN THE DIAGNOSIS OF TUBERCULOSIS INFECTION IN DIALYSIS PATIENTS SURVIVAL FOR PERITONEAL DIALYSIS VS HAEMODILYSIS AND VASCULAR CALCIFICATION MECHANISMS F. Ortega Suárez RELATIONSHIP BETWEEN LEPTIN AND CARDIOVASCULAR MORTALITY IN HEMODIALYSIS PATIENTS 25 HYDROXY VITAMIN D LEVELS IN PREDIALYSIS PATIENTS 131 PLEUROPERITONEAL COMMUNICATION IN PATIENTS ON PERITONEAL DIALYSIS • Diagnostic and interventional nephrology: an opportunity for Spanish nephrologists Sociedad Española de Nefrología M. Rivera, C. Quereda • Autosomal dominant polycystic kidney disease and sickle cell trait R. Peces, C. Peces 137 • Advances in the diagnosis of latent tuberculosis infection in patients receiving renal replacement therapy M. Arias Guillén, R. Palomar, M. Arias SHORT REVIEWS 142 Full version in English and Spanish at www.revistanefrologia.com Front page images. See page 227 of this issue. M. Martín et al. Delayed diagnosis of primary hyperoxaluria in a young patient with advanced chronic renal failure Nefrología 2011;31(2):227-9. Panels A and B: Multinucleated giant cells with oxalate crystals. Panel C: Birefringent oxalate crystals under polarised light. Panel D: Star or rosette-shaped oxalate crystal deposits. Panel E: Refringent to polarised light. Panel F: Peripheral reaction and destruction of bone trabeculae. EDITORIAL COMMENTS 134 Órgano Oficial de la Sociedad Española de Nefrología • Vascular calcification: types and mechanisms J.M. Valdivielso 148 • New insights into the pathophysiology of oedema in nephrotic syndrome H. Rondon-Berrios SPECIAL ARTICLE 155 • Trends in resident positions offered in nephrology (1985-2008) C. Bernis Carro, Comisión Nacional de la Especialidad de Nefrología en España ORIGINALS 162 • Co-inheritance of autosomal dominant polycystic kidney disease and sickle cell trait in African Americans R. Peces, C. Peces, E. Cuesta-López, C. Vega-Cabrera, S. Azorín, V. Pérez-Dueñas, R. Selgas 169 • Detection of latent tuberculosis infection in peritoneal dialysis patients: new methods R. Palomar, M. Arias Guillén, C. Robledo, R. Agüero, J. Agüero, C. Rodríguez, l. Molinos, E. Rodrigo, F. Ortega, M. Arias 174 • Current peritoneal dialysis compared with haemodialysis: of incident dialysis patients in the Canary Islands in recent years medium-term survival analysis J.M. Rufino, C. García, N. Vega, M. Macía, D. Hernández, A. Rodríguez, B. Maceira, V. Lorenzo 185 • Clinical and biochemical characteristics of predialysis patients in terms of 25 hydroxy vitamin D levels I. Rodríguez Villarreal, O. Ortega, P. Gallar, M. Sánchez, R. Callejas, C. Gracia, C. García la Calle, M. Ortiz, J.C. Herrero, C. Mon, A. Oliet, A. Vigil 192 • Should a cystography be performed on all breastfeeding infants with mild to moderate dilatation of the urinary tract? Renal function can help to answer this question V. García Nieto, S. González Cerrato, V.E. García Rodríguez, O. Mesa Medina, M.J. Hernández González, M. Monge Zamorano, M.I. Luis Yanes contents Included in ISI-WOK, MEDLINE, EMBASE, IME, IBECS, SCIELO Volume 199 31 - Number 2 - 2011 • Dispositional optimism in patients on chronic haemodialysis and its possible influence on their clinical course A.I. Morales García, M.D. Arenas Jiménez, A. Reig-Ferrer, F. Álvarez-Ude, T. Malek, A. Moledous, M.T. Gil, E.M. Cotilla 206 • Relationship between leptin and all-cause and cardiovascular mortality in chronic hemodialysis patients J.J. Díez, M. Bossola, M.J. Fernández-Reyes, E. di Stasio, L. Tazza, G. Luciani, R. Codoceo, P. Iglesias, A. Rodríguez, E. González, R. Selgas 213 • Pleuroperitoneal communication in patients on peritoneal dialysis One hospital's experience and a review of the literature R. Díaz Mancebo, G. del Peso Gilsanz, M. Rodríguez, B. Fernández, M. Ossorio González, M.A. Bajo Rubio, R. Selgas Gutiérrez LETTERS TO THE EDITOR A) Brief papers on basic research and clinical investigation 218 • Risk factors for abdominal hernias in patients undergoing peritoneal dialysis M. Gracia Toledo, M. Borràs Sans, A. Gabarrell, J. Durán, E. Fernández Giráldez 219 • Successful pregnancy in a patient with chronic renal failure undergoing haemodialysis K.R. Furaz Czerpak, A. Puente García, E. Corchete Prats, M.A. Moreno, R. Martín Hernández B) Brief case reports 221 • Nephropathy following administration of angiogenesis inhibitors A. Vello Román, M. Samprón Rodríguez, B. Pazos Arias, C. Romero Reinoso, A. Peteiro Cancelo 223 • First case of peritoneal infection due to Oerskovia turbata (Cellulosimicrobium funkei) L. Betancourt Castellanos, E. Ponz Clemente, D. Fontanals Aymerich, C. Blasco Cabañas, D. Marquina Parra, C. Grau Pueyo, M. García García 225 • A patient with acute renal failure and episcleritis, is there more than meets the eye? A.P. Bernardo, J.M. Montalbán, E. Rocha 226 • Severe ethanol poisoning treated by haemodialysis J.O. Quispe Gonzales, B. Gómez Giralda, C. Ruiz-Zorrilla López, M.I. Acosta Ochoa, K. Ampuero Anachuri, A. Molina Miguel 227 • Delayed diagnosis of primary hyperoxaluria in a young patient with advanced chronic renal failure M. Martín, G. Martín Reyes, A. Torres de Rueda, R. Toledo Rojas, C. Jironda, I. García, T. García de la Oliva, M.L. Pérez Vaca, D. Hernández 229 • Diagnosis of secondary hypertension causing miscarriage during the first trimester of pregnancy O. Fikri Benbrahim, R. García Agudo, F. Cazalla Cadenas, A. Martínez Calero, J. González-Spínola 231 • Cyclophosphamide-induced lupus flare in diffuse proliferative lupus nephropathy M. Heras, A. Saiz, M.J. Fernández-Reyes, R. Sánchez, P. Zurita, C. Urrego 233 • Multiple myeloma, severe hypercalcaemia, acute renal failure and multiple organ failure due to calcicosis J.G. Martínez Mateu, G.P. Losada González, M.A. Munar Vila, M. Uriol Rivera, G. Gómez Marqués, A.C. Tugores 234 • Rapidly progressive renal failure as the onset of an IgA nephropathy in an elderly patient M. Heras, A. Saiz, J. Pardo, M.J. Fernández-Reyes, R. Sánchez, F. Álvarez-Ude 236 • Cytomegalovirus-associated haemophagocytic syndrome in a kidney transplant patient S. Bea Granell, I. Beneyto Castello, D. Ramos Escorihuela, J. Sánchez Plumed, P. Sánchez Pérez, J. Hernández-Jaras, S. Rivas 238 • Partial recovery of kidney function for an autologous transplant in a patient with chronic kidney disease and multiple myeloma R.M. de Alarcón Jiménez, S. Roca Meroño, G.M. Álvarez Fernández, M.A. García Hernández, M.J. Navarro Parreño, C. Jimeno Griñó, E. Zarco Pedrinaci, M. Molina Núñez http://www.revistanefrologia.com © 2011 Revista Nefrología. Órgano Oficial de la Sociedad Española de Nefrología editoriales Ver artículo especial en página 155 ¿Qué podemos hacer para que la nefrología sea una especialidad más atractiva para los residentes? F. Ortega Suárez Presidente de la Comisión Nacional de la Especialidad. Nefrología. Director del rÁea de Gestión Clínica de Nefrología, Urología y Metabolismo Óseo y Mineral. Hospital Universitario Central de Asturias. Oviedo Nefrologia 2011;31(2):129-30 doi:10.3265/Nefrologia.pre2011.Feb.10842 A lo largo de los últimos treinta y tantos años, se ha asistido en nuestro país a varios extremos: déficit, exceso, déficit y ahora nuevamente y, a partir de mediados de la década presente, exceso de especialistas de nefrología si no lo empezamos a corregir desde este momento. Ante esta situación la Comisión Nacional de Nefrología ha empezado a plantear que, por una parte, en función de la información de la que se dispone, se debe rebajar el número de MIR de manera drástica desde las 93 plazas actuales, número que se había preconizado como idóneo por la propia Comisión, a 59 en una primera instancia para seguir reduciendo hasta llegar a la cuarentena y, por otra parte, continuar haciendo estudios al respecto para tener una mejor base científica para tomar decisiones. En ese sentido, en el presente número de NEFROLOGIA se publica el artículo «Evolución de las plazas asignadas a nefrología en la convocatoria MIR (1985-2008)»1, cuya autora es Carmen Bernis Carro, por la Comisión Nacional de la Especialidad de Nefrología en España (Presidente: F. Ortega Suárez. Vicepresidente y Secretario: C. Quereda Rodríguez-Navarro. Vocales: A. Martínez Castelao, J.A. Górriz Teruel, R. Matesanz Acedos, A. Sans Boix, P. Abáigar Luquin, A. Sánchez Casajús, C. Bernis Carro, I. Auyanet Saavedra, M.J. Pérez Sáez). En el artículo, el objetivo primordial es referir la evolución de la importancia expresada hacia la especialidad de nefrología por los médicos que han de elegir el entrenamiento MIR a través de la priorización que realizan al elegir las plazas de formación de este sistema. Correspondencia: Francisco Ortega Suárez Presidente de la Comisión Nacional de la Especialidad. Nefrología. Director del rÁea de Gestión Clínica de Nefrología. Urología y Metabolismo Óseo y Mineral. Hospital Universitario Central de Asturias. Oviedo. [email protected] Así pues, una de conclusiones a las que llega el trabajo es el de la progresiva pérdida de interés hacia la nefrología en los últimos años por parte de los médicos con la carrera recién acabada que eligen especialidad. Este fenómeno, que ocurre también en EE.UU. y en varios países de la Unión Europea, ha sido atribuido a múltiples causas: 1. Falta o mala información en el período universitario. 2. Identificación de la especialidad de nefrología como compleja y con mucha exigencia de formación (sin embargo, los programas de formación de nefrología se perciben como un excelente entrenamiento para residentes en muchas áreas de conocimiento, aunque con algunas lagunas). 3. No bien remunerada, con escasas salidas hacia la práctica privada y con una importante carga de trabajo. 4. Además, ha sido señalado universalmente que, debido a la escasez de salida profesional hacia los servicios hospitalarios en los que se puede ejercer de una manera más completa la especialidad, pero cuyas plantilla están ya cubiertas, los jóvenes nefrólogos se ven obligados a trabajar en un porcentaje nada despreciable en los centros de hemodiálisis extrahospitalarios o en programas de guardias, en algunos casos lamentablemente con escasa conexión efectiva con los servicios hospitalarios. 5. También se ha calificado la diálisis como poco gratificante, ofreciendo una pobre calidad de vida a los pacientes (lo contrario se dice acerca del trasplante renal, de las glomerulonefritis y de los problemas de fisiología renal). 6. La dependencia respecto a otros servicios (p. ej., la cirugía vascular). Para revertir esta situación, no parece que tengan excesiva relevancia los aspectos económicos y sí los estilos de trabajo2-6, apoyados: 1. En la medicina basada en la evidencia. 2. En la investigación clínica y básica, incorporada al quehacer diario de los servicios de nefrología. 129 editoriales 3. En una mayor autonomía clínica, y en la recuperación de aspectos en ocasiones abandonados (fracaso renal agudo, biopsia renal, etc.). 4. En un mayor peso de los pacientes trasplantados, de las enfermedades nefrológicas primarias y secundarias, de los trastornos hidroelectrolíticos y del equilibrio ácido-base, de los problemas del metabolismo calcio-fósforo, junto a los pacientes en todas las modalidades de diálisis, etc. 5. En una mayor coordinación con los centros extrahospitalarios y con la atención primaria. 6. En una mejor docencia demostrando en las clases y en las prácticas a los alumnos de medicina lo que enseña la especialidad de nefrología, cuando su enseñanza es la adecuada (y es la que practican los que la enseñan). 7. En el ajuste de la oferta de puestos de trabajo de calidad a la demanda. F. Ortega Suárez. Nefrología más atractiva para residentes REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Bernis C por la Comisión Nacional de la Especialidad de Nefrología en España (F. Ortega Suárez, C. Quereda Rodríguez-Navarro, A. Martínez Castelao, JA Górriz Teruel, R. Matesanz Acedos, A. Sans Boix, P. Abáigar Luquin, A. Sánchez Casajús, I. Auyanet Saavedra, M.J. Pérez Sáez). Evolución de las plazas asignadas a nefrología en la convocatoria MIR (1985-2008). Nefrologia 2011;31(2):155-61. 2. Lane CA, Healy C, Ho MT, et al. How to attract a nephrology trainee: quantitative questionnaire results. Nephrology 2008;13:116-23. 3. Lane CA, Brown MA. Nephrology: a specialty in need of resuscitation? Kidney Int 2009;76:594-6. 4. Thornton J, Esposto F. How important are economic factors in choice of medical specialty? Health Econ 2003;12:67-73 5. De Francisco ALM, Piñera C. NEPHROLOGY AROUND EUROPE: Organization models and management strategies: Spain. J Nephrology (en prensa). 6. Berns JSA. Survey-Based Evaluation of Self-Perceived Competency after Nephrology Fellowship Training. Clin J Am Soc Nephrol 2010;5:490-6. NOTA DEL EDITOR Sin duda, el contenido de este «Editorial» y el del «Artículo Especial» reproducido en la página 155 son de gran importancia para el futuro de la nefrología española. Los editores invitan a los nefrólogos españoles a enviar sus opiniones y comentarios sobre este trascendente asunto utilizando el formato «Cartas al Director». Enviado a Revisar: 11 Feb. 2011 | Aceptado el: 11 Feb. 2011 130 Nefrologia 2011;31(2):129-30 http://www.revistanefrologia.com © 2011 Revista Nefrología. Órgano Oficial de la Sociedad Española de Nefrología editoriales Nefrología diagnóstica e intervencionista: una oportunidad para los nefrólogos españoles M. Rivera, C. Quereda Servicio de Nefrología. Hospital Ramón y Cajal. IRYCIS. Madrid Nefrologia 2011;31(2):131-3 doi:10.3265/Nefrologia.pre2011.Feb.10825 mediados del siglo XX, el nefrólogo protagonizó numerosos hitos que condujeron a lo que ahora conocemos como nefrología moderna. Procedimientos y herramientas inherentes a nuestra especialidad como la biopsia renal1, el primer shunt para hemodiálisis2, los catéteres de doble luz3, la primera fístula arteriovenosa para hemodiálisis4, el primer catéter tunelizado para diálisis peritoneal5 y la colocación laparoscópica de los catéteres6 fueron diseñados y desarrollados por nefrólogos. Es más, el Dr. J. Holmes, considerado el padre de la ecografía diagnóstica7, también era nefrólogo. A había desarrollado, así como mejorar el cuidado del paciente nefrológico. Esta Sociedad realiza grandes esfuerzos en promover la difusión de la nefrología intervencionista entre los servicios de nefrología, cuenta con un congreso anual desde 2005 y una sección en la revista Seminars in Dialysis donde se publican sus originales. Desde el año 2004, la Sociedad Internacional de Nefrología creó el Comité para la Nefrología Intervencionista con el fin de promover y tratar todos los asuntos (asistenciales y formativos) relacionados con esta nueva disciplina11. Sin embargo, conforme se generalizó el tratamiento dialítico, el nefrólogo abandonó el intervencionismo sobre sus pacientes en beneficio de otras especialidades (cirujanos y radiólogos, fundamentalmente) y en detrimento del cuidado integral de sus pacientes. Un claro ejemplo de esto último podría ser el aumento notable del número de pacientes que eran sometidos a diálisis con catéter permanente o a través de un bypass sintético frente a los que lo hacían a través de una fístula arteriovenosa en las dos últimas décadas8. NEFROLOGÍA INTERVENCIONISTA EN EL MUNDO El cuidado del paciente nefrológico quedó, pues, fragmentado, y a cargo de otras especialidades que no conocen a fondo la realidad del enfermo renal. Además, como escribe O’Neill9, los nefrólogos comenzamos a pasar más tiempo al teléfono, pidiendo pruebas, que resolviendo los problemas de nuestros enfermos. En el año 2000, un grupo de nefrólogos americanos, conscientes de esta problemática y venciendo inercias y prejuicios, crearon la Sociedad Americana de Nefrología Intervencionista10, con el objetivo de recuperar el liderazgo del nefrólogo en las técnicas que le son propias y que él mismo Correspondencia: Maite Rivera Servicio de Nefrología. Hospital Ramón y Cajal. IRYCIS. Carretera de Colmenar km 9,100. 28034 Madrid. [email protected] [email protected] En Estados Unidos, la nefrología diagnóstica e intervencionista está en expansión. Cada vez son más los cursos y congresos que incluyen esta disciplina como una sección fija, como el Congreso Anual de la Sociedad Americana de Nefrología, que lleva haciéndolo desde el año 200012. Los hospitales que ofrecen formación en esta subespecialidad han aumentado notablemente en Norteamérica. Sin embargo, según una reciente encuesta publicada al respecto13, el número es todavía insuficiente y aún menos los que tienen acreditada dicha actividad por la ASDIN14-16. En América Latina el interés es también creciente. Países como Puerto Rico, Perú, Brasil, México, Colombia, Argentina o Venezuela han incorporado la nefrología intervencionista a su rutina diaria y en sus reuniones científicas17,18. La Sociedad Latinoamericana de Nefrología e Hipertensión tiene a la nefrología intervencionista entre sus comités asesores o disciplinas19. Europa, en cambio, está más interesada en la vertiente diagnóstica (incorporación de la ecografía a la nefrología) que en la intervencionista, como se deduce de la ocasional presencia de la ecografía en los cursos precongresos de la EDTA, mientras que trabajos relacionados con el intervencionismo practicado por el nefrólogo están prácticamente ausentes, tanto en los congresos como en la revista Nephrology Dialysis and Transplantation. 131 editoriales M. Rivera et al. Nefrología diagnóstica e intervencionista NEFROLOGÍA INTERVENCIONISTA EN ESPAÑA ALGUNOS INCONVENIENTES U OBSTÁCULOS Esta subespecialidad, como tal, no está prácticamente desarrollada en nuestro país. Aunque nos consta que existen numerosos nefrólogos intervencionistas en España y que varios servicios poseen un ecógrafo, sólo algunos han publicado su experiencia en la realización de fístulas para hemodiálisis 20, colocación de catéteres tunelizados 21,22, biopsia renal ecodirigida 23, o colocación del catéter para diálisis peritoneal24,25. Existen brillantes y consolidadas iniciativas en la ecografía diagnóstica del acceso vascular26. El principal obstáculo con el que nos debemos enfrentar es vencer la idea de que estamos realizando intrusismo profesional acaparando terreno que es propio de otras especialidades. Todo lo contrario, descargamos a otras especialidades de numerosas exploraciones e intervenciones que si bien para nosotros son de vital importancia, para ellos son menos prioritarias. En cualquier caso, la implantación de intervencionismo nefrológico debe contar con el máximo consenso en el resto del hospital para que redunde en beneficio de los pacientes. Finalmente, en los últimos años hemos aprendido que la enfermedad renal es un factor independiente de riesgo cardiovascular y que la atención a este problema desde estadios precoces puede proporcionar al nefrólogo variables de tratamiento que influyan de forma decisiva en la supervivencia y calidad de vida de sus pacientes. Por tanto, las actividades encaminadas al diagnóstico y seguimiento de los enfermos renales no consisten sólo en el estudio del área anatómica renal, sino que incluirían también la valoración del riesgo cardiovascular del enfermo renal mediante el estudio, por ejemplo, del grosor íntima-medio carotídeo27-30. Este aspecto está siendo investigado de forma activa en un importante estudio multicéntrico español, que está actualmente en marcha y está avalado por la Sociedad Española de Nefrología (S.E.N.)31. El Servicio de Nefrología del Hospital Ramón y Cajal cuenta con la Unidad de Ecografía Diagnóstica e Intervencionista desde el año 199122-35. Desde ese momento comenzamos a estudiar a nuestros enfermos (afectados de nefropatías y trasplantados renales) mediante ecografía convencional y, posteriormente incorporamos el Doppler renal. La idea inicial era recuperar la técnica de la biopsia renal, pero, en nuestra experiencia, la incorporación de estos procedimientos diagnósticos en la rutina diaria de un servicio de nefrología trasciende esta importante utilidad, constituyéndose en una importante herramienta para el diagnóstico y control de enfermos afectados de nefropatías clínicas, trasplante renal o hipertensión arterial. Desde 1995, implantamos quirúrgicamente los catéteres para diálisis peritoneal y desde finales de 2010 evaluamos con ecografía el acceso vascular (pre y posrealización) y los catéteres centrales transitorios los colocamos mediante ecografía a tiempo real. Finalmente, en la unidad realizamos pequeñas intervenciones quirúrgicas como retirada de catéteres tunelizados tipo Schon (antes retirados por los cirujanos vasculares), reparación de catéteres peritoneales o drenaje de abscesos. El interés en España respecto a la nefrología diagnóstica e intervencionista es creciente, como lo demuestra la celebración de cursos en esta materia36,37. 132 Otro inconveniente, desde nuestro punto de vista, es la polarización del Nefrólogo sólo en intervencionismo. Nuestra fórmula es que haya un nefrólogo que coordine la Unidad de Nefrología Diagnóstica e Intervencionista, la cual está formada por el resto de nefrólogos del Servicio, que a la vez que son responsables de un área nefrológica, realicen intervencionismo. Al no perder el contacto con los pacientes, las técnicas se realizan con la mayor celeridad. La variabilidad de resultados se evita protocolizando todas y cada una de las actividades. Finalmente, la sobrecarga de trabajo es una de las consecuencias evidentes de la inclusión de la ecografía diagnóstica y las técnicas intervencionistas a nuestra rutina como nefrólogos. Esto lo han solventado otras especialidades (p. ej., cardiología) con un incremento de las plantillas. CONCLUSIÓN La nefrología diagnóstica e intervencionista permite ofrecer un tratamiento integral y sin dilación en la resolución de los problemas que plantean los enfermos renales. A los especialistas nos permite además recuperar técnicas de diagnóstico y tratamiento que nos son propias. Si nadie puede concebir la existencia de un cardiólogo sin su ecógrafo ni su sala de hemodinamia, quizá no sea difícil visualizar al «nuevo nefrólogo», quien dominará la técnica de los ultasonidos y hará las ecografías renales, el mapeo vascular de la extremidad superior para realizar el acceso vascular, hará la biopsia ecodirigida y diagnosticará precozmente las complicaciones del acceso vascular. También en sus manos estará el inicio programado de los enfermos en diálisis, ya que colocará los catéteres tunelizados para hemodiálisis y el catéter peritoneal o realizará la fístula arteriovenosa. Igualmente, será capaz de evaluar el riesgo vascular de sus enfermos portadores de una enfermedad renal crónica, para adecuar el tratamiento a la situación de estos parámetros a lo largo de toda su evolución. Para que este escenario se cumpla, es necesario que el nefrólogo se entrene debidamente en centros con experiencia, que las Sociedades científicas creen programas de entrenamiento y establezcan los mínimos necesarios para lograr la acreditación. En este sentido, conocemos el interés de la S.E.N. en la potenciación de este tipo de programas. En España, la comiNefrologia 2011;31(2):131-3 M. Rivera et al. Nefrología diagnóstica e intervencionista sión nacional de la especialidad podría valorar la inclusión de estas habilidades en el programa formativo de nefrología. Esta nueva visión de la nefrología quizá la haga más atractiva para los futuros residentes. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Iversen P, Brun C. Aspiration biopsy of the kidney. Am J Med 1951;11:324-30. 2. Quinton WE, Dillard DH, Cole JJ, Scribner BH. Eight months’ experience with silastic-teflon bypass cannulas. Trans Am Soc Artif Int Organs 1962:8:236-45. 3. Uldall PR, Dyck RF, Woods F, Merchant N, Martin GS, Cardella CJ, et al. A subclavian cannula for temporary vascular access for haemodialysis and plasmapheresis. Dial Transplant 1979;8:963-8. 4. Brescia MJ, Cimino JE, Appel K, Hurwich BJ. Chronic hemodialysis using venipuncture and surgically created arteriovenous fistula. N Engl J Med 1966;275:1089-92. 5. Tenckhoff H, Schechter H. A bacteriologically safe peritoneal access device. Trans Am Soc Artif Int Organs 1968;14:181-7. 6. Ash SR. Bedside peritoneoscopic peritoneal catheter placement of Tenckhoff and newer peritoneal catheters. Adv Peritoneal Dial 1998;14:759. 7. Holmes JH. 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Muchos de los pacientes con PQRAD presentan frecuentes episodios de hematuria o evidencias de hemorragias intraquísticas a lo largo de los años de evolución de la enfermedad1. La presencia de hemoglobina con rasgo falciforme (Hb AS) se acompaña de manifestaciones renales, especialmente hematuria, y la necrosis papilar es la causa más frecuente de hematuria macroscópica en los pacientes heterocigotos portadores de esta hemoglobinopatía2-6. Así, en un estudio la hematuria macroscópica constituyó el 4% de todos los ingresos hospitalarios en afroamericanos con hemoglobina con rasgo falciforme7. Por lo tanto, no es de extrañar que la co-herencia de ambas enfermedades genéticas pueda originar una sinergia en cuanto a la aparición de estas complicaciones hemorrágicas. A pesar de que la asociación de estas dos enfermedades hereditarias, PQRAD y hemoglobina con rasgo falciforme, se comunicó por primera vez en los años noventa del pasado siglo, cuando un estudio sugirió que los pacientes afroamericanos con PQRAD y hemoglobina con rasgo falciforme podían desarrollar precozmente insuficiencia renal crónica (IRC) 8,9, no ha sido hasta hace poco tiempo cuando se ha señalado que la hemoglobina con rasgo falciforme representa un factor de riesgo, predisponente, para el desarrollo de enfermedad renal crónica en una población de afroamericanos con IRC10,11. La hemoglobina S resulta de la sustitución de una valina por ácido glutámico, como el sexto aminoácido de la cadena de Correspondencia: Ramón Peces Servicio de Nefrología. Hospital Universitario La Paz. IdiPAZ. Madrid. [email protected] 134 la betaglobina, que produce un tetrámero de hemoglobina (α2/βS2) que es pobremente soluble cuando se desoxigena4. La polimerización de la desoxihemoglobina (Hb S) es esencial para los fenómenos vasooclusivos4,7,12,13. El polímero asume la forma de una fibra elongada parecida a una cuerda que habitualmente se alinea con otras fibras, resultando en distorsión del hematíe afectado en la clásica semiluna o forma de hoz y en una marcada disminución en la deformabilidad del mismo. La manifestación renal habitual de la enfermedad, en los homocigotos (Hb SS), incluye defectos en la concentración de la orina (alteración del mecanismo de contracorriente), acidosis tubular distal, anomalías de la función tubular proximal y, en estadios precoces, aumento de la tasa de filtración glomerular14,15. El evento primario parece ser la falciformación de los hematíes (adoptan forma de hoz) en los capilares vasa recta de la médula renal. Está bien establecido que la deshidratación, la acidosis, la disminución de la tensión de oxígeno y la osmolalidad alta son los principales desencadenantes de que los hematíes adopten la forma de hoz. El medio medular normal desempeña un papel importante en este proceso, ya que tiene una baja tensión de oxígeno y una alta osmolalidad. Además, dado que el flujo sanguíneo de los vasa recta es mucho más lento que en los vasos corticales, hay más tiempo de tránsito. La congestión y la estasis en los capilares vasa recta puede causar áreas focales de hemorragia o necrosis. Finalmente, estos hechos dan lugar a inflamación intersticial y fibrosis, atrofia tubular e infartos papilares debido a las lesiones vasculares. Estas lesiones son más intensas en los pacientes con Hb SS que en los portadores de Hb AS. Por otra parte, en estadios muy precoces, la fisiopatología de la hiperfiltración se cree que podría ser atribuible a la vasculopatía asociada a la hemólisis, más que a procesos vasooclusivos relacionados con la viscosidad14,15. Para el control de las hematurias derivadas de la necrosis papilar se han utilizado diferentes tratamientos médicos como la administración de vasopresina, el ácido tranexámico y la administración de R. Peces et al. PQRAD y Hb AS urea oral, o la hemostasia directa sobre la misma papila, incluyendo el láser 4,16-19. La enfermedad por anemia falciforme (Hb SS) afecta a unos 300.000 nacidos vivos por año4,7. La prevalencia de la hemoglobina con rasgo falciforme (heterocigotos) es aproximadamente del 8-10% en afroamericanos4 y tan alta como del 25-30% en ciertas áreas del oeste de África4,7. Hay aproximadamente 2,5 millones de personas en EE.UU. y 30 millones en el mundo que son heterocigotos para el gen de la drepanocitosis. La presencia de hemoglobina con rasgo falciforme (Hb AS), la hemoglobinopatía más frecuente en EE.UU., se estima que es 40 a 50 veces más común que la enfermedad por anemia falciforme (Hb SS), y es particularmente prevalente entre los individuos cuyos ancestros provienen del África subsahariana, India, Arabia Saudita y los países mediterráneos4,7. Con los patrones de emigración global, el número de portadores se está incrementando en Europa y se estima que alrededor del 1% de la población total europea puede ser portadora del gen de la hemoglobina falciforme. Por esta razón, muchos países europeos han introducido programas de detección precoz de hemoglobinopatías en recién nacidos. La hemoglobina con el rasgo falciforme (Hb AS) es un trastorno benigno del portador (heterocigoto), que no tiene manifestaciones hematológicas, ya que la morfología de los hematíes, los índices celulares, el recuento de reticulocitos y la extensión de sangre periférica son normales. A pesar de la naturaleza generalmente benigna de la hemoglobina con rasgo falciforme (Hb AS), se han descrito varias complicaciones potencialmente graves. Así, los pacientes portadores de Hb AS comentarios editoriales pueden desarrollar rabdomiólisis, golpe de calor, insuficiencia renal aguda, necrosis papilar, infartos esplénicos y muerte súbita4,7,12,13,20. Algunos de estos eventos pueden ocurrir bajo condiciones de estrés físico extremo y a menudo son atribuidos a crisis vasooclusivas, sugiriendo que aunque la hemoglobina con rasgo falciforme es frecuentemente quiescente, puede no ser siempre benigna. La hemoglobina con rasgo falciforme (Hb AS) se asocia con empeoramiento de la concentración urinaria, hematuria y necrosis papilar renal21. Otra causa más rara de hematuria en estos casos es el carcinoma medular renal, que es un tumor casi exclusivo de los pacientes con Hb AS22. Aunque la existencia de hemoglobina con rasgo falciforme, por sí misma, puede no ser suficiente para el desarrollo de enfermedad renal crónica, podría contribuir a la progresión de la IRC en presencia de factores adicionales como la PQRAD, la diabetes y la hipertensión arterial. Debido a que los pacientes con hemoglobina con rasgo falciforme y diabetes mellitus son propensos a la necrosis papilar y a los episodios de hematuria23,24, es posible que los cambios fisiopatológicos inducidos por la hemoglobina falciforme pudieran potenciar las complicaciones microvasculares de la diabetes mellitus. Por otra parte, se desconoce si los individuos con hemoglobina con rasgo falciforme se enfrentan con un riesgo aumentado para desarrollar las complicaciones microvasculares asociadas con la diabetes mellitus. Recientemente, entre los indicadores de mal pronóstico se ha señalado su asociación con la hemoglobina con rasgo falciforme y que en los pacientes de raza negra la insuficiencia renal se alcanza como promedio 10 años antes que en los de raza blanca. CONCEPTOS CLAVE 1. La hemoglobina con el rasgo falciforme (Hb AS) es un trastorno benigno del portador (heterocigoto) que no tiene manifestaciones hematológicas. La morfología de los hematíes, los índices celulares, el recuento de reticulocitos y la extensión de sangre periférica son normales. 2. La deshidratación, la acidosis, la disminución de la tensión de oxígeno y la osmolalidad alta son los principales desencadenantes de que los hematíes adopten la forma de hoz (falciformación) en los vasa recta. 3. La hemoglobina con rasgo falciforme (Hb AS) se asocia con empeoramiento de la concentración urinaria, hematuria y necrosis papilar renal. Nefrologia 2011;31(2):134-6 4. La co-herencia de hemoglobina con el rasgo falciforme y PQRAD puede originar una sinergia en cuanto a la aparición de hematuria recidivante. 5. En pacientes afroamericanos con PQRAD debe descartarse la presencia de hemoglobina con rasgo falciforme. 6. Aunque la existencia de hemoglobina con rasgo falciforme, por sí misma, puede no ser suficiente para el desarrollo de enfermedad renal crónica, podría contribuir a la progresión de la IRC en presencia de factores adicionales como la PQRAD, la diabetes y la hipertensión arterial. 135 R. Peces et al. PQRAD y Hb AS comentarios editoriales REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Masoumi A, Reed-Gitomer B, Kelleher C, Bekheirnia MR, Schrier RW. Developments in the management of autosomal dominant polycystic kidney disease. Ther Clin Risk Manag 2008;4:393-407. 2. De Jong PE, Statius Van Eps LW. Sickle cell nephropathy: new insights into its pathophysiology. Kidney Int 1985;27:711-7. 3. Allon M. Renal abnormalities in sickle cell disease. 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Universidad de Cantabria. ISCIII (REDINREN 06/16). Fundación Marqués de Valdecilla-IFIMAV. Santander 1 2 Nefrologia 2011;31(2):137-41 doi:10.3265/Nefrologia.pre2011.Feb.10823 D espués de muchos años de ausencia de novedades en este campo, recientemente se han incorporado nuevas herramientas diagnósticas de la infección tuberculosa, tanto en la fase latente como en la de infección activa. Si eran necesarios nuevos métodos en el estudio de población general que mejoraran el armamentario existente, en el caso del enfermo renal, sobre todo en fases avanzadas y en terapia sustitutiva, la necesidad de mejora era evidente. Con motivo de la publicación en este número de la Revista de un estudio analizando los resultados de la comparación de la prueba de la tuberculina (PT) y los nuevos métodos de diagnóstico in vitro, en la detección de la infección tuberculosa latente (ITL), resumimos en este Comentario editorial la posible repercusión de estos métodos en el tratamiento del paciente con enfermedad renal. LA ENFERMEDAD TUBERCULOSA HOY Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS)1, un tercio de la población mundial presenta actualmente ITL. En 2006, hubo en el mundo más de 9.200.000 casos nuevos de tuberculosis (TBC), con una prevalencia de más de 14 millones de personas y casi 1,7 millones de muertes, lo que supone una letalidad del 18%. La OMS considera que la tasa de incidencia mundial de TBC ha alcanzado su pico en 2002 con variaciones en relación con los cambios poblacionales. Según los últimos datos publicados por la Red de Vigilancia Epidemiológica de España2, en 2009 se registraron 6.070 casos de TBC. Sin embargo, estas cifras deben considerarse con reservas, ya que a pesar de que la TBC es una enfermedad de de- claración obligatoria, se estima que al menos una tercera parte de los casos no se notifican. Según el Registro de la Sociedad Española de Nefrología (S.E.N.) en el año 2009 la incidencia de pacientes con tratamiento renal sustitutivo (TRS) fue de 129 pacientes por millón de población (pmp), la mayoría en hemodiálisis (HD), un 85%, un 12% en diálisis peritoneal (DP) y el 2,8% con trasplante renal (TR) prediálisis. La prevalencia fue de 1.039, 4 pacientes pmp, estando un 47,67% en HD, un 4,8% en DP y un 47,51% con injerto funcionante. Aunque la incidencia de pacientes en TRS se ha mantenido estable en la última década en España, hay diferencias entre las distintas regiones de nuestro país. En Europa la incidencia varía entre 94,6-263 pacientes pmp, y la prevalencia entre 64,9-1.115,1 pacientes pmp, por lo que nos encontramos en la zona media respecto a los países de nuestro entorno3. Es evidente que tanto los pacientes trasplantados por la inmunosupresión como los que están en diálisis, por las alteraciones del sistema inmune asociadas con la uremia, presentan un estado de inmunodeficiencia que les hace más susceptibles a la infección. Estas alteraciones afectan principalmente a la inmunidad celular4, como la disminución en la respuesta proliferativa de los linfocitos, deficiencia de interleucina-2, déficit de linfocitos B periféricos y aumento de la apoptosis celular5-7. Puesto que la ITL se caracteriza por una importante respuesta inmune de tipo celular (en ausencia de micobacterias detectables), una alteración de la misma puede llevar a un aumento en la reactivación de la TBC en los pacientes urémicos y a una hiporrespuesta en las pruebas que se basan en la hipersensibilidad retardada. DIAGNÓSTICO DE LA INFECCIÓN TUBERCULOSA Correspondencia: Miguel Arias Guillén Servicio de Neumología. Hospital Universitario Central de Asturias-INS. Doctor Bellmunt, s/n. 33006 Oviedo. Asturias. [email protected] [email protected] La forma habitual para diagnosticar la infección tuberculosa es la PT que pone de manifiesto, tras la inyección de un derivado proteico purificado (PPD), un estado de hipersensibilidad previo del organismo frente a dicha sustancia. La tuberculina utilizada en Europa es la PPD RT-23. En los últimos 137 comentarios editoriales años se han investigado y aprobado nuevos métodos diagnósticos basados en la cuantificación in vitro de la respuesta inmune celular. Estos métodos, denominados genéricamente en la bibliografía anglosajona con el acrónimo de IGRA (Interferon-Gamma-Release Assays) detectan la liberación de interferón-gamma en respuesta a antígenos tuberculosos específicos8. El interferón-gamma es una molécula imprescindible en la respuesta inmune protectora frente a dicho microorganismo. Esta citoquina, producida por los linfocitos T CD4+, CD8+ y NK, activa a los macrófagos infectados con la consiguiente liberación de IL-1 y TNF-alfa, que limitan el crecimiento y multiplicación de las micobacterias. Los individuos con deficiencias en los receptores o en los genes que codifican la síntesis de esta molécula son más susceptibles de presentar infecciones micobacterianas con mayor frecuencia y de mayor gravedad, al igual que los pacientes sometidos a tratamientos inmunosupresores que interfieran con dichas vías de señalización de la respuesta inmune. ENSAYOS IN VITRO BASADOS EN LA PRODUCCIÓN DE INTERFERÓN (IGRA) Existen dos técnicas comercializadas para el diagnóstico in vitro de la infección tuberculosa: el QuantiFERON-TBGold In Tube (Cellestis®, Victoria, Australia)9 y el TSPOT.TB (Oxford Immunotec®, Oxford, Reino Unido)10. La primera generación de QuantiFERON TB, aprobada por la Food and Drugs Administration (FDA) de los estados Unidos en el año 2001, detectaba la liberación de interferóngamma en respuesta a PT. En el año 2004, la FDA aprobó la segunda generación de esta prueba diagnóstica, denominada QuantiFERON-TB Gold, que a diferencia de la primera generación, no utilizaba como antígenos micobacterianos los de la PT, sino péptidos sintéticos que simulan antígenos más específicos como son el Early Secreted Antigenic Target-6 (ESAT-6) y el Culture Filtrate Protein-10 (CFP-10). Estas dos moléculas están codificadas por la región RD-1 del genoma de Mycobacterium tuberculosis e incrementan significativamente la especificidad con respecto a la PT. Estos antígenos están ausentes en M. bovis y en la mayoría de las micobacterias no tuberculosas (excepto M. kansasii, M. marinum o M. szulgai). En la actualidad ya se encuentra comercializada la tercera generación de esta prueba, denominada QuantiFERON-TB Gold In Tube (QFT-GIT), que incorpora un tercer antígeno micobacteriano: el TB 7.7 y tubos específicamente diseñados para esta prueba en los que debe recogerse la muestra de sangre. VALOR DE QTF-GIT Y T.SPOT.TB EN LA PREDICCIÓN DEL DESARROLLO DE ENFERMEDAD TUBERCULOSA Para una persona con una PT positiva, el riesgo de desarrollar TBC activa se estima en un 5-10%11,12. Sin embargo, exis138 M. Arias Guillén et al. Tuberculosis y enfermedad renal ten pocos estudios longitudinales que nos permitan concluir la capacidad de los IGRA para predecir el riesgo de desarrollar TBC activa. En un estudio realizado en Alemania en que participaron 601 contactos cercanos a personas con baciloscopia y cultivo positivo para M. tuberculosis, el QFT-GIT obtuvo un mejor rendimiento en la predicción de TBC activa13 que la PT, utilizando un punto de corte de 5 mm. Cinco (2,3%) de los 219 contactos con induración >5 mm en la PT desarrollaron TBC, mientras que seis (14,6%) de los 41 contactos con resultados positivos para QFT-GIT desarrollaron la enfermedad. Sin embargo, un 59% de los contactos tenían una induración (PT) entre 5 y 9 mm. La proporción de los que se consideran positivos por PT con un corte de 10 mm que desarrollaron TBC activa (cinco de los 90 [5,6%]) fue similar a la proporción positiva de QFT-GIT (6 de 41 [14,6%]). Además, sólo en 2 de los 6 contactos con resultados positivos QFT-GIT que desarrollaron TBC activa hubo confirmación microbiológica. En otro estudio la sensibilidad para predecir la posterior TBC activa no fue diferente para las dos pruebas14. Otro estudio sobre 339 inmigrantes en los Países Bajos dio como resultado que la PT y el QFT-GIT tienen un valor similar en la predicción de TBC activa15. Se realizó un seguimiento durante 2 años a aquellos contactos con PT >5 mm entre los 0 y 3 meses después del diagnóstico del paciente índice. Nueve (3,1%) de 288 contactos con PT >10 mm desarrollaron TBC activa, siete (3,8%) de 184 con PT >15 mm, cinco (2,8%) de 178 con un resultado positivo QFT-GIT, y seis (3,3%) de 181 con un T-SPOT.TB positivo desarrollaron a su vez la enfermedad. La sensibilidad para la detección del desarrollo de TBC activa en el período de seguimiento fue del 100% para una PT con un punto de corte de 10 mm, del 88% para una PT con un punto corte de 15 mm, del 63% para QFT-GIT y del 75% para T-SPOT.TB. A pesar de que PT con un punto corte de 10 mm identificaba el mayor número de contactos que desarrollaron TBC activa (100%), y QFT-GIT identificaba el menor número de contactos que desarrollaron TBC activa (5/[63%]), la sensibilidad de las dos pruebas no fue diferente. A la vista de todo lo publicado no parece que los IGRA aporten grandes ventajas en la predicción del desarrollo de enfermedad tuberculosa en comparación con la PT. USO DE QTF-GIT Y T.SPOT.TB EN ESTUDIOS DE CONTACTOS Hasta el momento se han realizado numerosos trabajos basados en el estudio de contactos en TBC. Inicialmente se basaron en la PT; desde la incorporación de los IGRA, estos últimos han sido objeto frecuente de investigación en este grupo16, 7. En dos trabajos se observó que una mayor exposición reciente (mayor duración de la exposición o mayor número de bacilos ácidoalcohol resistentes en los esputos) se asociaba con más posiNefrologia 2011;31(2):137-41 M. Arias Guillén et al. Tuberculosis y enfermedad renal comentarios editoriales tivos para IGRA que con PT, lo que sugiere que los IGRA podrían ser mejores en la detección de infección reciente. Resultados indeterminados en pacientes inmunodeprimidos SENSIBILIDAD DE LOS TESTS DE CRIBADO En el caso del QTF-GIT aumentan hasta el 4,42% y en el caso del T.SPOT.TB hasta el 6,12%. Existen dos metanálisis18,1 9 que resumen los resultados que se han obtenido hasta ahora con los IGRA cuyas conclusiones quedan reflejadas en la tabla 1. VENTAJA DE LAS TÉCNICAS DE DETERMINACIÓN DE IGRA SOBRE LA PRUEBA DE LA TUBERCULINA Sobre un total de 21.922 pacientes, 469 (2,14%) presentaron resultados indeterminados (IC 95% 0,02-0,023). Estas técnicas ofrecen importantes ventajas sobre la PT: 1) no presentan interferencias con la vacuna BCG; 2) evitan la subjetividad de la interpretación y la visita de lectura, y 3) incorporan un control positivo que proporciona valiosa información a la hora de interpretar una prueba, aparentemente negativa, como verdadera negativa o indeterminada (errores técnicos o inmunosupresión). Resultados indeterminados para T-SPOT.TB Experiencia en pacientes en diálisis Sobre un total de 12.165 pacientes, 462 (3,80%) fueron indeterminados (IC 95% 0,035-0,042). Si se añadían 80 casos en los cuales no había suficientes células disponibles para realizar la prueba, el número de resultados indeterminados asciende a 4,46 (IC 95% 0,041-0,048). Debido a las alteraciones en el sistema inmunológico, los pacientes en diálisis son particularmente susceptibles a desarrollar TBC activa, llegando a tener TBC con una incidencia hasta ocho veces superior a la población20 y asociando una elevada mortalidad, por lo que la detección de la ITL en esta población es una cuestión importante. Durante décadas, la PT se ha utilizado para detectar la tuberculosis latente, con pobres resultados en estos pacientes con una tasa RESULTADOS NO VÁLIDOS PARA AMBAS PRUEBAS Resultados indeterminados para QTF-GIT La diferencia en la tasa de resultados indeterminados entre los dos IGRA es mayor para el QTF-GIT. Tabla 1. Resultados de los estudios sobre los distintos métodos diagnósticos en la detección de tuberculosis confirmada Objetivo Sensibilidad PT QFT-GIT T-SPOT.TB N.º de estudios >10 19 17 N.º de pacientes 1238 988 837 69,9% (0,67-0,72) 81% (0,78-0,83) 87,5% (0,85-0,90) 81,3% 77,5% 75,6% Especificidad PT QFT-GIT T-SPOT.TB N.º de estudios 6 5 3 N.º de pacientes 847 (No BCG) 513 255 97% 99,2% (0.98-1,00, 95%CI) 86,3% (0,81-0,90, 95% CI) QTF-GIT T-SPOT.TB Sensibilidad Heterogeneidad Objetivo Sensibilidad Objetivo Indeterminados N. de pacientes 21.922 12.165 Indeterminados 2,14% (0,02-0,02) 3,80% (0,03-0,04) ID: inmunodeprimidos. Nefrologia 2011;31(2):137-41 139 comentarios editoriales de anergia que puede llegar al 44%21-24. A pesar de que se están empezando a publicar estudios sobre el valor de los IGRA en la detección de la ITL, comparándolos en ocasiones con la tuberculina, disponemos de pocos datos sobre la sensibilidad y la tasa de resultados indeterminados en pacientes con enfermedades renales en general y en tratamiento con técnicas sustitutivas en particular. Hasta hoy no se disponía de estudios similares en la población en DP. En el estudio publicado en este número, se analiza en 54 pacientes en DP el valor de los IGRA frente a la PT en la detección de la ITL con resultados esperanzadores. Al igual que en los trabajos realizados en pacientes en HD, hay un porcentaje no despreciable de resultados indeterminados, por lo que es clave la acumulación de nuevas series para afianzar y matizar los resultados. En el artículo se utiliza como gold standard la valoración por un neumólogo experto en la detección de ITL y los autores llegan a la conclusión de que los IGRA pueden complementar a la prueba de la tuberculina, pero no hay evidencia suficiente todavía. Pacientes con trasplante renal La prevalencia de TBC entre los receptores de trasplante renal ha sido ampliamente publicada. La incidencia de ITL entre estos pacientes se estima que es de 20-70 veces superior a la de la población general25. En estos pacientes, la TBC contribuye a la disfunción del injerto, tanto a través de efectos directos sobre el injerto, como de las interacciones medicamentosas, y aumenta la mortalidad26. Reducir el riesgo de TB M. Arias Guillén et al. Tuberculosis y enfermedad renal es una prioridad importante en el trasplante de órganos, especialmente en los países en los que la enfermedad es endémica. El tratamiento antituberculoso es complicado, especialmente con los tuberculostáticos que inducen el citocromo P450 (rifampicina)27 o por la disfunción hepática inducida por la isoniacida28. Los resultados sobre IGRA en trasplante de órgano sólido son controvertidos, mientras en algunos estudiso es similar a la PT, en otros la sensibilidad es mayor25,29. Futuro del uso de los IGRA Con los conocimientos actuales, la cuestión es si los IGRA podrían sustituir a la PT para descartar infección tuberculosa en los pacientes inmunodeprimidos. En espera de nuevos estudios al respecto podemos afirmar que: 1) actualmente no se dispone de datos suficientes sobre el desarrollo de TBC a largo plazo que nos permitan tomar la decisión de tratar o no basándonos únicamente en el resultado de los IGRA en pacientes en TRS; 2) las bases teóricas de los IGRA indican que estas técnicas miden un tipo de respuesta inmunitaria diferente a la que interviene en la respuesta de hipersensibilidad retardada a la PT; 3) a diferencia de lo que ocurre en el estudio de contactos, en los pacientes inmunodeprimidos, es tan importante la infección tuberculosa reciente como la remota; 4) parece que no hay todavía evidencia suficiente para que los IGRA sustituyan a la prueba de la tuberculina, y 5) podemos concluir que los IGRA complementan a la prueba de la tuberculina, ya que la realización de ambas simultáneamente aumenta la probabilidad diagnóstica de TBC. En cualquier caso los IGRA representan un avance notable en el diagnóstico de la infección tuberculosa. CONCEPTOS CLAVE 1. El riesgo de tuberculosis está aumentado en los pacientes con insuficiencia renal crónica, diálisis y trasplante renal. 2. La prueba de la tuberculina presenta un elevado número de falsos positivos y falsos negativos en este tipo de pacientes. 3. Los IGRA mejoran el diagnóstico de infección tuberculosa latente al no verse influidos por la vacunación ni por el tipo de micobacteria. 4. Los IGRA actualmente son complementarios y no una alternativa a la prueba de la tuberculina. Usadas ambas técnicas en asociación aumentan el porcentaje de detección de infección tuberculosa latente tanto en la población general como en diálisis peritoneal. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. World Health Organization (2008) Global Tuberculosis Control-Surveillance, Planning, Financing. Geneva. www.who.int 2. Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica, Instituto de Salud Carlos III. 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Lleida Nefrologia 2011;31(2):142-7 doi:10.3265/Nefrologia.pre2010.Nov.10754 RESUMEN Vascular calcification: types and mechanisms Clásicamente se consideraba que la calcificación vascular era un proceso pasivo y degenerativo que frecuentemente ocurría con la edad avanzada, aterosclerosis, varias alteraciones metabólicas (como diabetes mellitus y estadios finales de enfermedad renal) y en raras enfermedades genéticas. Sin embargo, desde hace algunos años, la calcificación vascular es considerada como un proceso activo y regulado de manera semejante a la mineralización y metabolismo del hueso, en el que se encuentran implicadas diversas proteínas óseas. Resultados recientes cuestionan la clásica separación de la calcificación vascular en calcificación de la íntima y calcificación de la media, al menos en arterias de capacitancia. Mecanismos procalcificantes y anticalcificantes desempeñan un papel activo en la deposición de calcio en las células vasculares, por lo que su estudio se ha convertido en un área muy activa de investigación. La identificación de dianas terapéuticas que puedan enlentecer o incluso revertir la calcificación vascular podría suponer un avance muy importante en las estrategias terapéuticas para los pacientes afectados de enfermedades renales. ABSTRACT Palabras clave: Calcificación de la media. Calcificación de la íntima. Enfermedad renal crónica. Calcificación vascular. Keywords: Medial calcification. Intimal calcification. Endstage kidney disease. Vascular calcification. Vascular calcification has traditionally been considered to be a passive process that was associated with advanced age, atherosclerosis, uncommon genetic diseases and some metabolic alterations such as diabetes mellitus and end-stage kidney failure. However, in the last years, vascular calcification has been proven to be an active and regulated process, similar to bone mineralisation, in which different bone-related proteins are involved. Recent results question the classic classification of vascular calcification into intimal and medial calcification, at least in capacitance arteries. Pro and anti-calcifying mechanisms play an active role in calcium deposition in vascular cells, making this area an active focus of research. The identification of therapeutic targets which can slow down the progression or even reverse vascular calcification could be an important step forward in the treatment of patients with chronic kidney disease. INTRODUCCIÓN En la calcificación vascular la deposición de fosfato cálcico, en forma de cristales de bioapatita (similar al hueso), puede ocurrir en los vasos sanguíneos y en las válvulas cardíacas1. Clásicamente, se han distinguido los tipos de clacificación arCorrespondencia: José Manuel Valdivielso Servicio de Nefrología. Hospital Universitari Arnau de Vilanova. IRBLLEIDA. Rovira Roure, 80. 25198 Lleida. [email protected] 142 terial dependiendo de dónde se depositara el calcio. Así, la calcificación arterial se ha dividido en calcificación de la íntima (asociada a la placa de ateroma)2, y en calcificación de la media (conocida como esclerosis de Mönckeberg), ligada a la rigidez vascular por mineralización de las fibras elásticas y la arteriosclerosis observada con la edad, diabetes y enfermedad renal crónica (ERC)3. La primera estaría relacionada con un aumento de la deposición de lípidos y el infiltrado de células inflamatorias mientras que en la segunda tendría más influencia el cambio de fenotipo de las células de músculo J.M. Valdivielso. Calcificación vascular: tipos y mecanismos liso vascular hacia células parecidas a osteoblastos. En pacientes con ERC se observa una mezcla de ambas calcificaciones4,5. Sin embargo, resultados recientes parecen sugerir que esta clasificación no sería tan clara y que ambas serían manifestaciones del proceso aterosclerótico6, al menos en grandes arterias. La descripción original de Mönckeberg es del año 19037. En su artículo se describía la presencia de calcificaciones en la capa media de las arterias de 18 pacientes sin placa evidente. Sin embargo, la descripción se hizo sin la ayuda de técnicas actuales para medir deposición de lípidos, matriz extracelular, etc. No sería extraño pensar que lo que realmente estaba describiendo eran distintos grados de evolución de la placa aterosclerótica. Sin embargo, en los últimos años varios estudios han descrito pacientes con esclerosis de Mönckeberg8-12. Si analizamos detalladamente dichos estudios, podemos intuir que en la práctica totalidad se pueden apreciar características de lesiones ateroscleróticas, desde el aumento del grosor íntima-media, disrupción de la lámina elástica interna o incluso depósito de lípidos. Además, las grandes arterias presentan una capa media con un número muy bajo de células de músculo liso vascular, siendo más sensibles al proceso aterosclerótico que al cambio fenotípico hacia células parecidas a osteoblastos. Un reciente estudio de nuestro grupo usando el único método no invasivo para determinar la exacta localización de las calcificaciones vasculares (ecografía) demuestra que, en arterias de capacitancia, la calcificación vascular se produce asociada a la presencia de aterosclerosis13. En este trabajo estudiamos la presencia de calcificaciones vasculares y placa de ateroma en las arterias carótida, femoral y braquial de 232 pacientes y 208 controles. El tipo de calcificación vascular más común fue la calcificación lineal de la íntima, seguida de la calcificación de la placa de ateroma. Este aparente nuevo tipo de calcificación vascular en realidad no es tal. Histológicamente, la calcificación de la lámina elástica interna ya se había descrito en arterias coronarias11. Otro resultado importante de este trabajo es que la calcificación lineal de la íntima estaba íntimamente asociada con la presencia de placas, pues no se detectaba en arterias radiales (que no desarrollan aterosclerosis) y la ausencia de placa carotidea constituía un factor protector. Así pues, nuestros resultados parecen indicar que, en grandes arterias de pacientes en diálisis, la calcificación vascular predominante está asociada a la presencia de aterosclerosis. revisiones cortas Ca x P (prevalentes en pacientes con ERC y significativamente ligados a muerte por enfermedad cardiovascular [ECV] en estos pacientes15) promueven la formación de núcleos de cristales de bioapatita y su crecimiento16. La bioapatita es el principal componente mineral de huesos, espinas y conchas. En estudios in vitro se ha observado que al exponer las CMLV a altas concentraciones de calcio o fósforo se produce la deposición de bioapatita en la matriz extracelular. Cuando se incuba con ambos elementos a la vez se puede observar un efecto sinérgico de la calcificación17. Pero no se trata simplemente de un proceso pasivo de precipitación de los iones bivalente, sino que implica un cambio fenotípico de las CMLV y las up-regulation de genes comúnmente asociados con la diferenciación ósea18. Los efectos de la hiperfosfatemia están mediados por un contransportador de fosfato dependiente de sodio, el NPC, cuyo subtipo Pit-1 se ha encontrado en las CMLV. El alto fósforo estimula la actividad de la carga, mientras que el elevado calcio induce la expresión de ARNm de Pit-1. Este transportador permite la acumulación de fósforo dentro de la célula, que sirve como señal para la expresión de genes osteogénicos. Esto provoca la secreción de moléculas minerales (vesículas de matriz, proteínas ligadoras de calcio, fosfatasa alcalina y matriz extracelular rica en colágeno). La combinación de estos factores conlleva la transformación de la célula para ser susceptible de calcificación (figura 1). Muerte celular y apoptosis La calcificación vascular está relacionada con la aparición de vesículas matriz con contenido citoplásmico y membrana celular intacta (al igual que sucede en el desarrollo óseo); estas vesículas se forman a partir de células donde se origina mineralización o son el resultado del proceso de apoptosis celular (cuerpos apoptóticos). La pared del paciente urémico está lesionada por procesos de inflamación y estrés oxidativo, por MECANISMOS DE CALCIFICACIÓN VASCULAR La calcificación vascular es un proceso activo y regulado en el que intervienen diferentes mecanismos no excluyentes entre sí14. Calcio y fósforo Algunos autores se refieren a ellos como los «mecanismos pasivos de la calcificación». Los niveles elevados de Ca, P y Nefrologia 2011;31(2):142-7 Adaptado de Giachelli et al.1. Figura 1. Modelo de los efectos del calcio y el fósforo sobre la mineralización de las CMLV. 143 revisiones cortas lo tanto es razonable pensar que exista apoptosis celular. Proudfoot et al.19 muestran que la apoptosis regula la calcificación vascular in vitro. De acuerdo con estos autores, las vesículas de matriz son capaces de concentrar calcio en su interior y son el origen de los cristales de bioapatita. J.M. Valdivielso. Calcificación vascular: tipos y mecanismos acelerada que los que sólo son deficientes en MGP (MGP-/OPN+/+), por lo que estos estudios indican que OPN es un inhibidor inducible de la calcificación vascular in vivo. Osteoprotegerina Inhibidores de la calcificación La Matrix Gla Protein (MGP) fue el primer inhibidor de la calcificación identificado. Es una proteína dependiente de vitamina K que se expresa constitutivamente en CMLV y en células endoteliales de vasos normales, pero su expresión está muy disminuida en arterias calcificadas20. También se ha observado que su expresión disminuye en modelos in vitro de calcificación21. Los niveles séricos de MGP son menores en pacientes con calcificaciones que en los que no tienen22. Además, los ratones knock out para MGP desarrollan severas calcificaciones de la media y mueren por rotura aórtica23. La osteoprotegerina (OPG) es un miembro de la familia de receptores de los factores de necrosis tumoral que ha sido identificado como regulador de la resorción ósea31. La OPG es producida por una gran cantidad de tejidos, incluidos el sistema cardiovascular, pulmón, riñón y sistema inmune32. En las lesiones calcificadas avanzadas, la OPG se presenta alrededor del área calcificada. Se ha observado que los ratones deficientes en OPG desarrollan osteoporosis severa y calcificación de la media33, dejando clara su función como inhibidor de la calcificación vascular. Se ha estudiado el potencial de OPG como marcador de la enfermedad cardiovascular. Su nivel en suero se incrementa con la severidad de la calcificación vascular34. OPG funciona como un receptor soluble, señuelo de ligando (RANKL) del receptor activador del factor nuclear κB (RANK)32. RANKL es producido por las células T activadas y estimula RANK, y esta activación permite, entre otras, el aumento de expresión de los mediadores de inflamación. OPG es, además, receptora del ligando inductor de la apoptosis relacionada con el factor de la necrosis tumoral (TRAIL), que es un potente inductor de apoptosis. TRAIL se encuentra en gran variedad de tejidos, incluyendo las CMLV y las células endoteliales. En las lesiones ateroscleróticas humanas, TRAIL se ha localizado en torno a las áreas calcificadas9. Fetuína A Activadores de la calcificación Es una glicoproteína sérica que inhibe la calcificación vascular ectópica. Es un potente inhibidor de la formación de hidroxiapatita, reduciendo la formación de cristales en soluciones que contienen calcio y fósforo in vitro, sin afectar a los ya formados24. Los ratones deficientes en esta proteína desarrollan extensas calcificaciones de los tejidos blandos como miocardio, riñón, lengua y piel25. Además de la hiperfosfatemia y de la hipercalcemia existen estudios que sugieren la presencia de sustancias en el suero de los pacientes con ERC capaces de estimular la calcicación35. CMLV bovinas en presencia de suero urémico incrementan la expresión de proteínas relacionadas con el proceso de calcificación. Se ha identificado un amplio número de factores de la uremia que son capaces de inducir genes osteogénicos, de transformación osteoblástica y de secreción de algunas proteínas de la matriz ósea en la pared de los vasos y tejidos blandos. Algunos de estos factores son: el factor de necrosis tumoral (TNF)36, citoquinas inflamatorias37, fibronectina38, colágeno tipo I38 y 25-hidroxicolesterol39. Estas sustancias del suero urémico promueven la expresión de moléculas fundamentales para la calcificación vascular. Las células de los vasos expresan en condiciones normales moléculas inhibidoras de la mineralización. La pérdida de su expresión, como sucede en la ERC, provoca lo que se denomina «pérdida de la inhibición natural», dando lugar a una calcificación espontánea y a un aumento de la mortalidad. Mediante análisis mutacionales en ratones se ha elaborado una lista con estas moléculas inhibidoras de la calcificación, entre las que se incluyen a: Matrix Gla Protein Osteopontina La osteopontina (OPN) es una fosfoproteína que se encuentra normalmente en los tejidos mineralizados como hueso y dientes, y está implicada en la regulación de la mineralización al actuar como inhibidor del crecimiento de los cristales de apatita26. Aunque no se encuentra en arterias normales algunos autores han detectado su expresión en placas ateroscleróticas y válvulas aórticas calcificadas27-29. Giachelli et al.30 para examinar el papel de OPN en la calcificación vascular cruzaron ratones OPN-/- (que no muestran manifestaciones vasculares) con ratones MGP-/- (que sí desarrollan calcificaciones vasculares). Los ratones OPN-/- MGP-/- muestran una calcificación más 144 Fosfatasa alcalina La fosfatasa alcalina (ALP) es una de los marcadores fenotípicos de los osteoblastos y se considera que es esencial en el proceso de calcificación vascular. Se ha detectado su presencia en las calcificaciones vasculares y de válvulas cardíacas. Nefrologia 2011;31(2):142-7 J.M. Valdivielso. Calcificación vascular: tipos y mecanismos ALP expresada en la superficie celular puede actuar sobre los liberadores de fosfato, liberando fosfato inorgánico40. Las citoquinas inflamatorias y la vitamina D inducen su up-regulation y la mineralizazión40,41. Core binding factor alpha 1 Core binding factor alpha 1 (Cbfa1) es el principal regulador de la diferenciación ósea. Los ratones deficientes en Cbfa1 tienen problemas en la formación de cartílago y mineralización del hueso42. Actúa como un factor de transcripción que dispara la expresión de importantes genes de la línea osteoblástica como son la osteocalcina, la osteopontina, la ALP o el colágeno tipo I20. El fosfato43 y las toxinas urémicas35 ejercen la up-regulation en su expresión. Bone morphogenic proteins Las bone morphogenic proteins (BMPs) son un grupo de, al menos, 30 proteínas que reciben este nombre por sus propiedades osteoinductivas. Las BMPs forman parte de la superfamilia del factor de crecimiento transformante beta (TGF-β). Actúan a través de la unión a un complejo heterodímero de receptores de transmembrana (receptor BMP I y II) que trimeriza después de la señal. La unión de una BMP a su receptor específico II da como resultado la activación de los receptores tipo I. Esto provoca la fosforilación y la translocación nuclear de los factores de transcripción Smad modificando así la tasa de transcripción de los genes diana44. Inducen la formación ectópica de hueso45. BMP2 es un potente morfogénico óseo y su expresión desencadena programas de regulación transcripcional osteogénica en el árbol arterial. BMP2 induce tanto a Msx2 como a Cbfa1 en CMLV46. Msx2 es requerido para la formación de hueso intermembranoso y Cbfa1 es crítico para la diferenciación de osteoblastos, la formación de hueso endocondrial y la neovascularización. revisiones cortas clastos, permitiendo el aumento de la resorción y pérdida de hueso51. RANKL estimula a su receptor específico RANK, que se expresa en un número más reducido de células como los progenitores y osteoclastos maduros, las células T activadas y las células dendríticas52-54. La activación de RANK por RANKL inicia la cascada de señalización intracelular de NFκB. El paso final de activación de RANK es la translocación al núcleo de NF-κB, el cual puede tener lugar por la vía clásica o por la vía alternativa. Ambas vías están reguladas por sus quinasas que son, respectivamente, IKKβ e IKKα. La translocación al núcleo de NF-κB modula la expresión de diferentes genes como, por ejemplo, BMP455 (figura 2). Los efectos biológicos de OPG son opuestos a los mediados por RANKL, ya que OPG actúa como un inhibidor soluble que previene la interacción de RANKL y la subsiguiente estimulación de su receptor RANK56. La primera evidencia de que este sistema estaba implicado en la calcificación vascular derivó del estudio del ratón knock out para OPG, el cual presenta osteoporosis y calcificaciones de la aorta y arterias renales33. La expresión de OPG se puede encontrar en la media de arterias grandes31 y en varios tipos de células del vaso, como son las VSMC y las endoteliales57,58. En células endoteliales se ha demostrado que actúa como un factor autocrino de supervivencia58. Por el contrario, RANKL y RANK sólo se han podido localizar en las áreas calcificadas de los ratones transgénicos, pero en las arterias de ratones con el genotipo salvaje59. Otros estudios han demostrado que OPG inhibe la calcificación vascular en ratas in vivo provocada tanto por vitamina D como por warfarina60. La evidencia definitiva de que el RANKL promueve directamente la calcificación vascular llegó en 2009. En ese año, un trabajo de nuestro laboratorio demostró que el RANKL directamente aumenta la calcificación de las CMLV mediante un aumento de la expresión de BMP4. Este aumento de la expresión se debe a la activación de la vía alternativa de señalización de NFκB. Desde hace algún tiempo se las reconoce como mediadores de la calcificación vascular: BMP2 y BMP4 están implicadas en la mineralización y en la inducción de la inflamación local, mientras que BMP7 retrasa la calcificación vascular. Las BMPs se expresan en variedad de células en las lesiones ateroscleróticas como son en las endoteliales y en las CMLV47,48. El efecto de BMP2 en la calcificación vascular está inhibido por MGP49. RANKL RANKL (también denominada OPGL) es una proteína de 316 aminoácidos con un peso molecular de 38 kD. Su expresión está también modulada por varias citoquinas, glucocorticoides y PTH50. RANKL se produce por células de la línea osteoblástica y células T activadas. Promueve la formación, fusión, diferenciación, activación y supervivencia de osteoNefrologia 2011;31(2):142-7 La unión de RANKL a su receptor RANK provoca la translocación al núcleo de NFκB. Esta translocación puede tener lugar por dos vías: la clásica y la alternativa. En la vía clásica: ikkα, ikkβ e ikkγ. Figura 2. Esquema de la activación de RANK por RANKL. 145 J.M. Valdivielso. Calcificación vascular: tipos y mecanismos revisiones cortas CONCEPTOS CLAVE 1. Los resultados recientes parecen indicar que en grandes arterias, el fenómeno de calcificación vascular va siempre asociado a la presencia de placa de ateroma, más que a anomalías del metabolismo mineral. Esto no excluye que alteraciones del metabolismo mineral puedan estar agravando el fenómeno de calcificación vascular. 2. Mecanismos procalcificantes y anticalcificantes desempeñan un papel importante en la fisiopatología de la calcificación vascular. Las terapias orientadas a disminuir la calcificación vascular en pacientes en diálisis deberían ir orientadas tanto a hacer descender la carga aterosclerótica de dichos pacientes como a restaurar los mecanismos anticalcificantes o inhibir los procalcificantes. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Giachelli CM. Vascular calcification mechanisms. J Am Soc Nephrol 2004;15:2959-64. 2. Burke AP, Taylor A, Farb A, et al. Coronary calcification: insights from sudden coronary death victims. Z Kardiol 2000;89(Suppl 2):49-53. 3. Edmonds ME, Morrison N, Laws JW, Watkins PJ. Medial arterial calcification and diabetic neuropathy. Br Med J (Clin Res Ed) 1982;284:928-30. 4. Schwarz U, Buzello M, Ritz E, et al. 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Órgano Oficial de la Sociedad Española de Nefrología Avances en la fisiopatología del edema en el síndrome nefrótico H. Rondon-Berrios Division of Nephrology. Department of Internal Medicine. University of New Mexico School of Medicine. Albuquerque, Nuevo México (EE.UU.) Nefrologia 2011;31(2):148-54 doi:10.3265/Nefrologia.pre2010.Nov.10724 RESUMEN El edema es una manifestación clínica frecuente del síndrome nefrótico (SN); sin embargo, el mecanismo fisiopatológico responsable de la retención de sodio ha sido un tema de intenso debate durante décadas. Muchas observaciones clínicas y experimentales no apoyan a la hipótesis clásica o del underfill en la formación del edema nefrótico. En numerosos pacientes, el edema propio del SN se produce por un defecto renal intrínseco en la excreción de sodio y es independiente de factores sistémicos (p. ej., hipoalbuminemia, disminución del volumen arterial efectivo o hiperaldosteronismo secundario). El punto de la nefrona donde se produce la retención de sodio en el SN es el túbulo colector cortical. La activación del canal de sodio epitelial a ese nivel es responsable de la retención de sodio en la patología que nos ocupa. Una barrera glomerular defectuosa propia del SN permitiría el paso de enzimas proteolíticas o sus precursores que a su vez activarían el canal de sodio epitelial causando de esa manera su retención y consiguiente edema. Palabras clave: Edema. Síndrome nefrótico. Hipoalbuminemia. Canal epitelial de sodio. Plasmina. New insights into the pathophysiology of oedema in nephrotic syndrome ABSTRACT Oedema is a common clinical manifestation of nephrotic syndrome. However, the pathophysiological mechanism of sodium retention in nephrotic syndrome has been intensely debated for decades. Several clinical and experimental observations argue against the classic or "underfill" hypothesis of oedema formation in nephrotic syndrome. In many patients, oedema formation in nephrotic syndrome is due to the kidney being intrinsically unable to excrete salt and is unrelated to systemic factors (i.e. hypoalbuminaemia, decreased “effective” arterial blood volume, and secondary hyperaldosteronism). The cortical collecting duct is the nephron site of sodium retention in nephrotic syndrome. Activation of the epithelial sodium channel in the cortical collecting duct is responsible for sodium retention in nephrotic syndrome. In nephrotic syndrome, a defective glomerular filtration barrier allows the passage of proteolytic enzymes or their precursors, which have the ability to activate the epithelial sodium channel, thereby causing the the subsequent sodium retention and oedema. Keywords: Oedema. Nephrotic syndrome. Hypoalbuminemia. Epithelial sodium channel. Plasmin. INTRODUCCIÓN El edema se define como la acumulación de fluido en el espacio intersticial y es una manifestación clínica frecuente del síndrome nefrótico (SN). Sin embargo, su fisiopatología ha sido un área de intenso debate durante décadas. La hipótesis Correspondencia: Helbert Rondon-Berrios Division of Nephrology. Department of Internal Medicine. University of New Mexico School of Medicine, ACC 5. MSC10 5550. 1 University of New Mexico, 87131-0001. Albuquerque, New Mexico, USA. [email protected] 148 clásica o también llamada hipótesis del underfill postula que la retención de sodio en el SN es un fenómeno secundario a la disminución del volumen arterial efectivo (por ende el término underfill) y seguiría la siguiente secuencia de eventos (figura 1): la pérdida urinaria de proteínas propia del SN, especialmente de albúmina, produciría hipoalbuminemia, que a su vez causaría una disminución de la presión oncótica plasmática. Esta disminución en la presión oncótica plasmática ocasionaría un «imbalance» en las fuerzas de Starling, produciendo la translocación de fluido del espacio intravascular hacia el espacio intersticial, causando una disminución en el H. Rondon-Berrios. Edema en el síndrome nefrótico revisiones cortas experimentales y clínicas realizadas durante el transcurso de los años no apoyarían esta hipótesis. Síndrome nefrótico OBSERVACIONES CLÍNICAS Y EXPERIMENTALES EN CONTRA DE LA HIPÓTESIS DEL UNDERFILL1,2 (tabla 1) Albuminuria Hipoalbuminemia Disminución de la presión oncótica plasmática Traslocación de fluido del espacio intravascular al espacio intersticial Disminución del volumen arterial efectivo Pacientes y ratas con niveles bajos de albúmina sérica no desarrollan edema ni retención de sodio Joles et al.3 realizaron mediciones de la presión oncótica plasmática e intersticial en ratas Nagase, ratas mutantes que se caracterizan por presentar analbuminemia. Los investigadores no observaron signos de retención de sodio en estos animales. Lecomte et al.4 realizaron, a su vez, observaciones en pacientes con analbuminemia congénita y observaron que en su mayoría no presentaban edema. Muchas otras series publicadas de pacientes con analbuminemia congénita no comunican la aparición de edema como manifestación clínica principal5. Steyl et al. estudiaron a 50 pacientes hospitalizados en una sala de medicina general en Sudáfrica6. Observaron que 24 pacientes tenían una albúmina sérica menor de 3,5 g/dl, en su mayoría asociada con inflamación crónica (tuberculosis). De estos 24 pacientes, sólo seis presentaron edema. Estos 6 pacientes con edema tuvieron otro diagnóstico alternativo que explicaba la presencia de edema de forma clara (cor pul- Sistema renina-angiotensina-aldosterona Sistema nervioso simpático Arginina-vasopresina Péptido natriurético auricular Retención de sodio y agua por el riñón Edema Figura 1. Hipótesis clásica o del underfill de la formación del edema en el síndrome nefrótico. volumen arterial efectivo y, por consiguiente, hipovolemia relativa. Esta última produciría la activación del sistema renina-angiotensina-aldosterona y del sistema nervioso simpático, el incremento de la liberación de hormona antidiurética y la inhibición de la liberación del péptido natriurético auricular. La activación de todos estos sistemas produciría la retención de sodio y agua por parte del riñón con la consiguiente aparición del edema. Sin embargo, diversas observaciones Nefrologia 2011;31(2):148-54 Tabla 1. Argumentos en contra de la hipótesis del underfill de la formación del edema en el síndrome nefrótico 1. Pacientes y ratas con niveles bajos de albú mina sérica no desarrollan edema ni retención de sodio. 2. La natriuresis en la fase de de recuperación del síndrome nefrótico comienza cuando la proteinuria desaparece, pero antes de que la albú mina sérica vuelva a la normalidad. 3. La disminución absoluta en la presión oncótica plasmática no afecta al volumen sanguíneo en el síndrome nefrótico. 4. Los volú menes plasmático y sanguíneo son normales o se encuentran incrementados en el síndrome nefrótico. 5. Expansión del espacio intravascular con albú mina no aumenta la natriuresis en pacientes con síndrome nefrótico. 6. La activación del sistema renina-angiotensina-aldosterona no está implicada en la generación del edema en el síndrome nefrótico. 7. La adrenalectomía bilateral no previene la retención de sodio en el síndrome nefrótico experimental en ratas. 149 revisiones cortas monale). En el estudio, los investigadores encontraron algunos pacientes con albúminas séricas menores a 1,5 g/dl, pero ninguno de ellos presentó edema. La natriuresis en la fase de de recuperación del síndrome nefrótico comienza cuando la proteinuria desaparece, pero antes que la albúmina sérica vuelva a la normalidad7 La disminución absoluta en la presión oncótica plasmática no afecta al volumen del espacio intravascular en el síndrome nefrótico Estudios realizados en perros sugieren que la disminución absoluta en la presión oncótica plasmática no afectaría al volumen plasmático y sanguíneo8. Pacientes con SN producido por glomerulonefritis fueron estudiados mediante la medición de la presión oncótica plasmática e intersticial: 12 pacientes en fase activa, 3 pacientes en fase de remisión completa y 3 pacientes en fase de remisión parcial9. Los investigadores encontraron que la presión oncótica plasmática y la intersticial estaban disminuidas en la fase activa del SN, pero regresaron lentamente a valores normales durante la fase de remisión. Durante todo este tiempo el gradiente de presión oncótica entre el plasma y el intersticio fue constante9. Estos estudios demuestran que en realidad es el cambio en el gradiente de presión oncótica entre el plasma y el intersticio, y no solamente la disminución absoluta de la presión oncótica plasmática, el responsable de la translocación de fluido del espacio intravascular al espacio intersticial. Los volúmenes plasmático y sanguíneo son normales o se encuentran incrementados en el síndrome nefrótico Geers et al. realizaron medidas del volumen plasmático en 88 pacientes con SN y 51 pacientes control10. El volumen plasmático fue medido a través de la administración de albúmina radiactiva 131I y el volumen sanguíneo se calculó basándose en el volumen plasmático y en el hematocrito. En los pacientes con SN, el volumen plasmático y sanguíneo se encontraba elevado en el 14%, era normal en el 84% y era bajo en sólo el 2% de los casos. H. Rondon-Berrios. Edema en el síndrome nefrótico ron hasta quedar suprimidas. La excreción urinaria de sodio no cambió de manera significativa. La activación del sistema renina-angiotensinaaldosterona no está implicada en la generación del edema en el síndrome nefrótico Brown et al. administraron captopril a un grupo de pacientes con SN y no observaron ningún cambio en la excreción de sodio a pesar de suprimir la concentración de aldosterona sérica12. En otro estudio, Usberti et al. observaron hallazgos similares al usar espironolactona13. La adrenalectomía no previene la retención de sodio y el desarrollo de ascitis en el síndrome nefrótico experimental en ratas De Seigneux et al. estudiaron a un grupo de ratas a las que extrajeron la glándula adrenal de manera bilateral y que fueron suplementadas con dexametasona para evitar la insuficiencia adrenal14. Los investigadores indujeron el SN mediante la administración de puromicina. Los animales desarrollaron edema y retención de sodio a pesar de haber sido adrenalectomizados; estos hallazgos sugieren que la aldosterona no desempeña un papel fundamental en la retención de sodio propia del SN. HIPÓTESIS ALTERNA O HIPÓTESIS DEL OVERFILL DE LA FORMACIÓN DEL EDEMA EN EL SÍNDROME NEFRÓTICO Contraria a la hipótesis clásica, la hipótesis alterna, o también llamada hipótesis del overfill, postula que en muchos pacientes con SN la retención de sodio es un fenómeno renal primario y se produciría por un defecto renal intrínseco en la excreción de sodio, lo que a su vez produciría la expansión del volumen plasmático (por ende el término overfill). Aunque el mecanismo molecular de la retención de sodio en el riñón no ha sido dilucidado con claridad, existen varios estudios al respecto que describiremos a continuación. Mecanismos moleculares de la retención de sodio en el síndrome nefrótico La expansión del espacio intravascular con albúmina no aumenta la natriuresis en pacientes con síndrome nefrótico El efecto de una infusión intravenosa de albúmina hiperoncótica (75 g) se observó en pacientes con SN11. Después de la infusión de albúmina el volumen sanguíneo se incrementó hasta un 120% del valor basal. La actividad de renina plasmática y la concentración de aldosterona sérica disminuye150 Las primeras evidencias que apoyaron la hipótesis del overfill fueron las observaciones realizadas por Chandra15 e Ichikawa16. La mayor parte del conocimiento adquirido acerca de los mecanismos moleculares de la retención de sodio en el SN ha derivado del uso del modelo animal de SN inducido por la acción del aminonucleósido puromicina (PAN), el cual, al ser administrado a ratas, produce proteinuria masiva y retención de sodio. La histopatología renal del SN inNefrologia 2011;31(2):148-54 H. Rondon-Berrios. Edema en el síndrome nefrótico ducido por PAN se asemeja a la enfermedad de cambios mínimos17-19. Usando la técnica de la perfusión unilateral selectiva de la arteria renal izquierda con PAN descrita inicialmente por Bricker en perros20 y luego por Hoyer en ratas21, Chandra15 e Ichikawa16 demostraron que la proteinuria y la retención de sodio estaban confinadas al riñón perfundido con PAN (el modelo unilateral de SN permite el estudio de un riñón proteinúrico y un riñón control en el mismo animal). Es importante recalcar que la retención de sodio por parte del riñón perfundido con PAN ocurrió en la ausencia de una reducción en la concentración plasmática de proteínas, lo que sugiere que la retención de sodio observada en el SN se debe a un defecto renal intrínseco en la excreción de sodio y no a factores extrínsecos o sistémicos como la hipoalbuminemia. El túbulo colector cortical es el punto de reabsorción de sodio en el síndrome nefrótico Ichikawa, además, realizó estudios de micropunción de segmentos tubulares de nefronas superficiales en el modelo unilateral de SN en ratas y demostró que la cantidad de sodio al final del túbulo contorneado distal es igual en el riñón proteinúrico y en el riñón normal, pero la orina final del riñón nefrótico contenía tres veces menos sodio que la orina proveniente del riñón normal, lo que sugiere que la estimulación de la reabsorción de sodio en el SN ocurre en el túbulo colector cortical16. El papel de NHE3 en la retención de sodio en el síndrome nefrótico A pesar de los hallazgos realizados por Ichikawa et al., otros estudios han postulado que la retención de sodio en el SN podría ocurrir en otros segmentos de la nefrona. El 66% del sodio filtrado por el glomérulo es reabsorbido en el túbulo proximal gracias a la acción del cotransportador Na+-H+ (NHE3); entonces sería razonable pensar que este segmento contribuiría, al menos en parte, a la retención de sodio observada en el SN. Besse-Eschmann et al. encontraron que la actividad de NHE3 (normalizada para la cantidad de proteína) estaba aumentada en un 88% en ratas tratadas con PAN comparadas con ratas control22. NHE3 está presente formando oligómeros en dos localizaciones del borde «en cepillo» del túbulo proximal: 1) en la región intervellosa, donde está asociado al receptor megalina (proteína responsable de la reabsorción de albúmina y otras sustancias filtradas por el glomérulo), representando la forma inactiva de NHE3, y 2) en la región microvellosa, donde se encuentra libre y representa la forma activa del transportador23. Los investigadores también observaron que en ratas tratadas con PAN existía movimiento de NHE3 de la región intervellosa a la región microvellosa22 y sugirieron que la albúmina filtrada por la barrera glomerular defectuosa propia del SN podría disociar a NHE3 de la meNefrologia 2011;31(2):148-54 revisiones cortas galina e incrementar el movimiento de NHE3 a las microvellosidades para que pueda ejercer desde ahí su función de retención de sodio22. El papel de la bomba Na+/K+-ATPasa en la retención de sodio en el síndrome nefrótico Otro transportador de sodio que ha sido implicado en la retención de sodio en el SN es la bomba Na+/K+-ATPasa. Deschenes et al. observaron que la actividad de esta bomba estaba aumentada en ratas tratadas con PAN comparadas con ratas control24. Estos autores también observaron que el incremento en la actividad de la bomba se encontraba confinado al túbulo colector cortical24. Sin embargo, muchos estudios posteriores han demostrado que la actividad de esta bomba, así como la de otros transportadores de sodio (como NHE3), en ratas tratadas con PAN, están disminuidas si se comparan con las de ratas control25. El papel de ENaC en la retención de sodio en el síndrome nefrótico Otro de los transportadores de sodio que ha sido implicado con bastante fuerza en la retención de sodio en el SN es el canal de sodio epitelial o canal de sodio sensible a amilorida (ENaC). ENaC está compuesto de tres subunidades: α, β y γ. Los primeros estudios llevados a cabo sobre el papel de ENaC en la retención de sodio en el SN demostraron que no se producía un incremento de la expresión de las proteínas (y del ARN mensajero) de ninguna de las tres subunidades de ENaC en ratas tratadas con PAN si se comparaban con ratas control26. Sin embargo, estudios posteriores han demostrado un incremento en la expresión de las proteínas de las tres subunidades de ENaC14,25, así como un aumento en el tráfico de estas subunidades del citosol hacia la membrana plasmática apical25. ENaC es regulado por diversos factores; uno de ellos es la enzima 11-β-hidroxiesteroide deshidrogenasa tipo 2 (11βHSD2). La activación del receptor mineralocorticoide produce un incremento en la actividad de ENaC mediante el aumento en la expresión del gen que codifica la subunidad α ENaC y una disminución en su reciclado intracelular mediado por la ligasa de ubiquitina Nedd4-227. El cortisol tiene la misma afinidad que la aldosterona por el receptor mineralocorticoide; sin embargo, la aldosterona actúa como el único agonista de este receptor a pesar de que la concentración de cortisol en el plasma es 100 veces la concentración de aldosterona. La enzima 11βHSD2 suele proteger al receptor mineralocorticoide de la activación por cortisol al transformarlo localmente en cortisona, la cual es inactiva sobre este receptor. No obstante, en estados patológicos, como en el síndrome de exceso aparente de mineralocorticoides, la actividad de la enzima 11βHSD2 se encuentra disminuida, lo que permite que el cortisol sea capaz de activar el receptor mineralocorticoide y 151 H. Rondon-Berrios. Edema en el síndrome nefrótico revisiones cortas producir retención de sodio28. Kim et al. mostraron en un estudio que la actividad de la enzima 11βHSD2 estaría disminuida en ratas con SN producido por nefropatía membranosa inducida por cloruro de mercurio comparadas con ratas control, lo cual podría explicar la retención de sodio en estos animales29. Sin embargo, otros estudios no han confirmado estos hallazgos14,30. Otro factor importante en la regulación de ENaC son las serina proteasas. Éstas son un grupo de enzimas proteolíticas que van a escindir las subunidades α y γ de ENaC en sitios específicos y, de esta manera, aumentarán la conductancia al sodio a través del canal31,32. En condiciones experimentales, la conductancia al sodio en ENaC que no ha sido expuesto a proteólisis por las serina proteasas es baja. El primer paso en la activación de ENaC por serina proteasas ocurre en el complejo de Golgi, donde una proteasa llamada furina escindirá a la subunidad α en los sitios R205 y R231 (liberando así un péptido inhibidor de 26 aminoácidos) y a la subunidad γ en el sitio R14333. Si en condiciones experimentales se midiera la conductancia de este ENaC ésta sería intermedia. Después de este paso enzimático, el canal es ensamblado en la membrana plasmática apical. Para que ENaC esté totalmente activo y con una conductancia de sodio alta, éste deberá ser activado por una segunda proteasa (como prostasina, elastasa de neutrófilo o elastasa pancreática)34. na proteasas responsables de la activación de ENaC en la orina de estas ratas nefróticas eran plasminógeno y/o plasmina37. La orina de ratas nefróticas contenía ambas sustancias, pero el plasma de estos animales sólo contenía plasminógeno, lo que sugeriría que la plasmina era formada en la orina in situ y no era filtrada del plasma37. Se sabe que la plasmina proviene de la activación de plasminógeno a través de la acción enzimática de la urokinasa que se encuentra normalmente presente en el túbulo colector40. Svenningsen et al. observaron que las células del túbulo colector cortical de las ratas nefróticas tenían actividad de urokinasa37. Estos investigadores, además, observaron que mientras que la combinación de plasminógeno con urokinasa incrementaba las corrientes de ENaC en oocitos, el plasminógeno y la urokinasa eran incapaces de hacerlo de manera aislada37. Otro hallazgo importante de este grupo de investigadores es que la amilorida no sólo bloquea ENaC sino que también bloquea la enzima urokinasa responsable de la conversión de plasminógeno a plasmina37. Cabe resaltar que Svenningsen et al. fueron capaces de reproducir todos los hallazgos descritos anteriormente con orina proveniente de pacientes con SN37. En resumen, el plasminógeno presente en el plasma probablemente se filtra a través de la barrera glomerular defectuosa propia del SN y es luego convertido en plasmina por la acción de la urokinasa presente en el túbulo colector. La plasmina posteriormente activaría ENaC y se produciría retención de sodio con la consiguiente aparición de edema (figura 2). Las primeras observaciones acerca de la activación de ENaC por serina proteasas en estados proteinúricos fueron realizadas por Kastner et al.35. Passero et al.36 encontraron que las corrientes de ENaC aumentaban cuando ENaC se exponía a plasmina, lo que sugeriría que la plasmina actuaría como una segunda proteasa y sería capaz de activar ENaC. Passero también descubrió que la plasmina activa ENaC escindiendo la subunidad γ en el sitio K19436. La evidencia quizás más convincente hasta la actualidad acerca del papel de las serina proteasas en la activación de ENaC en el SN es la recientemente publicada por Svenningsen et al.37. Estos investigadores observaron que la orina de ratas nefróticas (tratadas con PAN) incrementaba las corrientes de ENaC y que la amilorida las abolía. Svenningsen et al. investigaron la razón por la cual la orina de estas ratas nefróticas activaba ENaC y encontraron que las corrientes de ENaC eran abolidas cuando ENaC era expuesto a aprotinina, un inhibidor conocido de serina proteasas. Otra observación importante fue que la orina de ratas nefróticas no incrementaba las corrientes de ENaC cuando era sometida a calor. Cuando se midió la actividad de serina proteasas en esta orina, la actividad resultó elevada. Todos estos hallazgos sugerían que la orina de ratas nefróticas contenía una serina proteasa capaz de activar ENaC37. Varios estudios anteriores realizados en pacientes con SN han documentado la presencia de plasminógeno en la orina de dichos pacientes38,39. Después de varios pasos de purificación y espectrofotometría de masa (MALDI-TOF), Svenningsen et al. encontraron que las seri152 Plasminógeno Barrera glomerular defectuosa Célula principal Tú bulo colector Plasminógeno uPA Plasmina Célula principal ENaC inactivo Plasmina ENaC Activo Na+ uPA: urokinasa Figura 2. Plasmina en el tú bulo colector cortical activa ENaC. Nefrologia 2011;31(2):148-54 H. Rondon-Berrios. Edema en el síndrome nefrótico revisiones cortas CONCEPTOS CLAVE 1. En un gran número de pacientes con SN, la fisiopatología del edema no estaría relacionada con la presencia de hipoalbuminemia, disminución del volumen del espacio intravascular o hiperaldosteronismo secundario. 2. El edema propio del SN se produciría por un defecto renal intrínseco en la excreción de sodio. 3. La retención de sodio en el SN ocurriría en el túbulo colector cortical. 4. ENaC, uno de los transportadores de sodio presentes en el túbulo colector cortical, estaría implicado en la retención de sodio en el SN. Uso de amilorida en el tratamiento del edema nefrótico El tratamiento del edema en el SN se basa tradicionalmente en una dieta hiposódica (2,3 g de sodio al día o 6 g de cloruro de sodio al día) y el uso de diuréticos de asa. La amilorida es un diurético ahorrador de potasio y su uso clásicamente ha sido restringido para la prevención de la hipopotasemia asociada con el uso de diuréticos de asa. Sin embargo, de acuerdo con los hallazgos descritos anteriormente, el uso de amilorida podría desempeñar un papel importante en el tratamiento del edema en el SN. En nuestra experiencia clínica, el empleo de amilorida potencia la diuresis producida por los diuréticos de asa. Esto ha sido reproducido de manera experimental 41 y también ha sido comunicado en otros estudios clínicos42. Usualmente comenzamos el tratamiento del edema nefrótico con bumetanida a dosis de 1 mg por vía oral dos veces al día y amilorida a dosis de 5 mg por vía oral una vez al día. La amilorida no debe usarse de manera aislada sino más bien en combinación con los diuréticos de asa, puesto que aunque el papel del túbulo colector es clave en la retención de sodio en el SN, en términos absolutos éste sólo contribuye al 4% de la reabsorción del sodio filtrado total. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Deschenes G, Guigonis V, Doucet A. Molecular mechanism of edema formation in nephrotic syndrome. Arch Pediatr 2004;11:108494. 2. Doucet A, Favre G, Deschenes G. Molecular mechanism of edema formation in nephrotic syndrome: therapeutic implications. Pediatr Nephrol 2007;22:1983-90. Nefrologia 2011;31(2):148-54 5. La barrera glomerular defectuosa propia del SN permitiría el paso de muchas proteínas, entre ellas el plasminógeno. 6. La urokinasa, enzima presente de manera natural en el epitelio del túbulo colector cortical, sería la responsable de la conversión de plasminógeno a plasmina 7. La plasmina, formada in situ en el túbulo colector cortical, activaría ENaC causando, por ende, retención de sodio y formación de edema. 8. La amilorida potenciaría la diuresis producida por los diuréticos de asa en el SN. 3. Joles JA, Willekes-Koolschijn N, Braam B, et al. Colloid osmotic pressure in young analbuminemic rats. Am J Physiol 1989;257:F23-28. 4. Lecomte J, Juchmes J. So-called absence of edema in analbuminemia. Rev Med Liege 1978;33:766-70. 5. Koot BG, Houwen R, Pot DJ, et al. Congenital analbuminaemia: biochemical and clinical implications. A case report and literature review. Eur J Pediatr 2004;163:664-70. 6. Steyl C, Van Zyl-Smit R. Mechanisms of oedema formation: the minor role of hypoalbuminaemia. S Afr Med J 2009;99:57-9. 7. Oliver WJ. 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Hospital Universitario La Princesa. Madrid Nefrologia 2011;31(2):155-61 doi:10.3265/Nefrologia.pre2011.Feb.10829 RESUMEN Analizamos la evolución de las plazas asignadas a nefrología en la convocatoria MIR desde 1985 a 2008. Se recoge el número de plazas y se calculan la calificación media anual y el número de orden promedio. El número de plazas adjudicadas ha aumentado un 464% (de 17 a 96), con una progresiva feminización que llega al 72,5% en los últimos años. La calificación media anual de los candidatos ha disminuido de 435 a 377 puntos y el puesto medio de elección se ha ido retrasando del 233 al 3.457. Los datos sugieren una pérdida de atractivo de la especialidad que debe llevar a examinar y corregir los factores implicados. Palabras clave: Docencia. Especialización. Nefrología. Educación. Feminización. Trends in resident positions offered in nephrology (1985-2008) ABSTRACT This article reviews the trends in positions of internal medicine resident (IMR) assigned to nephrology in Spain from 1985 to 2008. We analyse the number of positions, the changes of average points received (435 to 377), and the average position for nephrology (253 to 3457). We also observed the distribution by sex for the candidates (from 42% to 72% feminisation) over the 24 years examined. Nephrology is positioned 29th of the 47 specialities offered on Spanish IMR training programmes. These data should be an indication to all nephrologists that change is needed. We must examine which factors are involved in the lessening interest in Nephrology as a career among medical graduates and then strive to resolve the problems. Keywords: Teaching. Fellowship. Nephrology. Education. Feminisation. INTRODUCCIÓN El futuro de la nefrología depende, en gran parte, de la capacidad de desarrollar programas atractivos con capacidad de interesar a candidatos motivados1. En el presente trabajo nos proponemos aportar al debate los datos concretos de la evolución de la adjudicación de plazas MIR de nefrología en España en los últimos 24 años. Recientemente, el acceso y la formación en la especialidad de nefrología han suscitado importantes reflexiones, tanto en nuestro país2,3 como fuera de él4-6. MATERIAL Y MÉTODOS Correspondencia: Carmen Bernis Carro Servicio de Nefrología. Hospital Universitario La Princesa. Diego de León, 62. 28002 Madrid. [email protected] Recogemos los datos proporcionados por el Ministerio de Sanidad sobre las plazas adjudicadas desde 1985 a 2008. Sobre estos datos desagregados individualmente calculamos cada año la calificación media (incluye suma de nota y currículum) y el número de orden promedio. Recogemos el número de orden del primero y del último residente que elige la especialidad cada año, así como la cantidad de plazas adjudicadas y su distribución por sexos. * Grupo formado por: Presidente: F. Ortega Suárez. Vicepresidente y Secretario: C. Quereda Rodríguez-Navarro. Vocales: A. Martínez Castelao, J.L. Górritz Teruel, R. Matesanz Acedos, A. Sanz Boix, P. Abáigar Luquin, A. Sánchez Casajús, C. Bernis Carro, I. Auyanet Saavedra, M.J. Pérez Sáez. 155 C. Bernis Carro et al. Evolución de las plazas asignadas a nefrología artículo especial RESULTADOS En la tabla 2 se recoge la relación de los hospitales pedidos por los cinco primeros puestos del MIR de nefrología durante el período estudiado. En la tabla 1 puede verse el resumen de datos. El número de plazas adjudicadas a nefrología se ha incrementado de 17 a 96, un 464% a lo largo del período (figura 1). Existe una importante variación en la composición por sexos (figura 2). Considerando todo el período, las nefrólogas suponen el 65,1%. En los primeros 5 años el porcentaje representaba un 42,2% frente al 72,4% de los últimos 10 años, en los que la proporción parece bastante estabilizada. La calificación media anual de las plazas adjudicadas a nefrología ha ido disminuyendo de 435 a 377 puntos (figura 3). El puesto medio según el año tiene una clara tendencia a irse retrasando del 253 al inicio del período hasta el 3.457 al final (figura 4). La evolución del número de orden del primer MIR que elige la especialidad de nefrología es sumamente variable (figura 5). La evolución del último número que elige la especialidad se ha movido siempre hacia atrás pasando del puesto 937 al puesto 5.485 (figura 6). DISCUSIÓN El número de plazas MIR de nefrología adjudicadas a lo largo del período se ha incrementado de forma notable hasta el año 2009. Este incremento del 464% está en el contexto general de las plazas de especialista convocadas dentro de la política del Ministerio de Sanidad7 y las Comisiones Clínicas Nacionales de la Especialidad2. Es destacable que dicho incremento hace que la especialidad se sitúe entre las tres especialidades médicas que más han aumentado8. Existía recientemente un déficit de nefrólogos para cubrir las necesidades estimadas2 y unas previsiones de crecimiento de la demanda en el escenario de cambios poblacionales con importante envejecimiento2,3. No obstante, este ritmo de incremento de especialistas podría, de mantenerse, llevar a un «superávit» de nefrólogos según el último informe actualizado en 2009 de González Ló- Tabla 1. Evolución de las plazas adjudicadas a nefrología en las convocatorias MIR (1985-2008) N H M Cociente V/M Nota media Puesto medio N.º primero N.º último 1985 17 9 8 1,8 434,5 252,5 16 937 1986 21 15 6 2,5 421,6 502,2 2 854 1987 44 28 16 1,7 456,2 714,5 2 1.512 1988 36 19 17 1,1 434,8 880,1 63 1.666 1989 43 22 21 1,07 403,7 857,9 47 2.175 1990 46 25 21 1,1 400,6 1199 139 3.243 1991 48 24 24 1 433,8 887,8 41 1.876 1992 57 21 36 0,56 415,5 1708 114 3.027 1993 69 24 45 0,53 410,8 1.938,4 222 3.303 1994 59 23 36 0,63 443,7 1.956,4 625 2.956 1995 36 12 24 0,5 489,3 1591 87 2.399 1996 31 8 23 0,3 394,1 1.748,7 136 2.830 1997 29 10 19 0,52 482,4 1.607,4 870 3.140 1998 35 12 23 0,52 446 1.819,5 551 2.759 1999 32 7 25 0,28 442,3 1.702,6 731 2.372 2000 52 16 36 0,44 433,8 2.007,3 304 2.762 2001 50 16 34 0,47 405,1 2.108,7 440 2.851 2002 65 9 56 0,17 376,7 2352 241 3.463 2003 84 15 69 0,21 367,4 3072 463 4.194 2004 83 20 63 0,31 356,3 2.927,9 381 4.210 2005 87 26 61 0,42 347,1 3.196,4 608 5.027 2006 90 30 60 0,5 367,8 3.117,9 197 5.630 2007 94 33 61 0,54 360,1 3.834,1 1.429 5.330 2008 96 30 66 0,45 377,1 3.457,3 149 5.485 156 Nefrologia 2011;31(2):155-61 C. Bernis Carro et al. Evolución de las plazas asignadas a nefrología 100 artículo especial NÚMERO DE PLAZAS MIR NEFROLOGÍA SEGÚN EL AÑO 90 80 70 60 50 40 30 20 10 2008 2007 2006 2005 2004 2003 2002 2001 2000 1999 1998 1997 1996 1995 1994 1993 1992 1991 1990 1989 1988 1987 1986 1985 0 Figura 1. Evolución de las plazas MIR de nefrología adjudicadas 1985-2008. 80 70 60 Hombres Mujeres 50 40 30 20 10 0 Hombres Mujeres Figura 2. Distribución por sexos de las plazas MIR de nefrología adjudicadas 1985-2008. pez Valcárcel y Barber sobre la «Oferta y necesidad de médicos especialistas en España 2008-2025»8. En este sentido, la Comisión de la Especialidad ha aprobado una reducción de la oferta de plazas convocadas. El cálculo de las necesidades es siempre aproximado y difícil2,7,9, ya que se establece en parte en función de la población activa de nefrólogos o su edad2,7,8, pero Nefrologia 2011;31(2):155-61 también dependiendo de las previsiones de crecimiento poblacional y de las decisiones de prioridad en salud, lo que lleva a varios escenarios posibles. En cuanto a la composición por sexos, existe un incremento importante de las mujeres. La feminización de la medicina es 157 C. Bernis Carro et al. Evolución de las plazas asignadas a nefrología artículo especial 2008 2007 2006 2004 2004 2005 2003 2003 2002 2001 2000 1999 1998 1997 1996 1995 1994 1993 1992 1991 1990 1989 1988 1987 1986 1985 MIR NEFROLOGÍA: NOTA MEDIA POR AÑOS Figura 3. Calificación media de los MIR de nefrología 1985-2008. MIR NEFROLOGÍA: PUESTO MEDIO SEGÚN AÑO 4.000 3.500 3.000 2.500 2.000 1.500 1.000 500 2008 2007 2006 2005 2002 2001 2000 1999 1998 1997 1996 1995 1994 1993 1992 1991 1990 1989 1988 1987 1986 1985 0 Figura 4. Puesto medio de los MIR de nefrología 1985-2008. un proceso conocido que se ha consolidado en todos los países a lo largo de los últimos 30 años9-11. Considerando todo el período, las mujeres que acceden al MIR de nefrología suponen el 65,1%. En los primeros 5 años del período representa158 ron un 42,2% frente al 72,4% de los últimos 10 años, con una proporción que parece bastante estabilizada. Considerando toda la población MIR, la feminización es del 80%8. En los datos de formación en EE.UU. de nefrología las mujeres son Nefrologia 2011;31(2):155-61 C. Bernis Carro et al. Evolución de las plazas asignadas a nefrología artículos especiales MIR NEFROLOGÍA N.º PRIMERO POR AÑO 1.400 1.200 1.000 800 600 400 200 2008 2007 2006 2005 2004 2003 2002 2001 2000 1999 1998 1997 1996 1995 1994 1993 1992 1991 1990 1989 1988 1987 1986 1985 0 Figura 5. MIR de nefrología: evolución del primer puesto 1985-2008. MIR NEFROLOGÍA N.º ÚLTIMO POR AÑO 6.000 5.000 4.000 3.000 2.000 1.000 2008 2007 2006 2005 2004 2003 2002 2001 2000 1999 1998 1997 1996 1995 1994 1993 1992 1991 1990 1989 1988 1987 1986 1985 0 Figura 6. MIR de nefrología: evolución del ú ltimo puesto 1985-2008. el 30%5. Los datos europeos de formación en nefrología no están desagregados de los de medicina interna, en los que se recoge un fenómeno similar14. La aportación de las mujeres al total de la nefrología activa profesionalmente en España es Nefrologia 2011;31(2):155-61 del 42,8%8, en un rango alto sólo inferior en las especialidades médicas a hematología (52%), medicina de familia (49,2%) o pediatría (60,1%)8. En Francia, la participación de las mujeres en nefrología es aún mayor13. Sobre las formas de integración 159 artículo especial C. Bernis Carro et al. Evolución de las plazas asignadas a nefrología Tabla 2. Resumen de los centros pedidos en los cinco primeros puestos en el MIR de nefrología (1985-2008) rea Especializada de Albacete Á Ciutat Sanità ria i Università ria de Bellvitge Albacete Barcelona 3 7 C.H. Ourense Orense Fundación Jiménez Díaz Madrid 1 Barcelona 2 Fundación Puigvert Hospital Carlos Haya 1 Málaga 6 Hospital Clínic de Barcelona Barcelona 16 Hospital Clínico San Carlos Madrid 1 Hospital Clínico Universitario Nalencia Valencia 1 Hospital de Cruces Barakaldo 2 Hospital del Mar Barcelona 1 Hospital Doctor Peset Valencia 5 Hospital Universitario Central Asturias Oviedo 2 Hospital General Universitario Gregorio Marañón Madrid 10 Hospitalgeneral Universitario de Alicante Alicante 4 La Coruña 3 Hospital Universitario la Fe Valencia 11 Hospital Universitario La Paz Madrid 2 Hospital Universitario 12 de Octubre Madrid 12 Hospital Universitario Germans Trias i Pujol Badalona 3 Hospital Universitario Marqués de Valdecilla Santander 3 Hospital Universitario Miguel Servet Zaragoza 4 Hospital Universitario Reina Sofía Hospital Universitario A Coruña Córdoba 5 Hospital Universitario Ramón y Cajal Madrid 9 Hospital Universitario Virgen de la Macarena Sevilla 3 Hospital Universitario Virgen del Rocío Sevilla 1 Hospital Universitario Virgen de las Nieves Granada 1 Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca Murcia 5 Barcelona 2 Hospital Vall d´Hebron y participación en la especialidad de las nefrólogas en España existe un trabajo reciente en la revista NEFROLO GIA 15. En nuestro análisis, la calificación media anual de las plazas adjudicadas a nefrología ha ido disminuyendo de 435 a 377 puntos (figura 3). El puesto medio según el año tiene una clara tendencia a irse retrasando del 253 al inicio del período hasta el 3.457 (figura 4); la evolución del último número que elige la especialidad se ha movido siempre hacia atrás pasando del puesto 937 al puesto 5.485 (figura 6). Todos estos datos nos muestran que nuestra especialidad está resultando cada vez menos atractiva para los jóvenes profesionales. La nefrología se elige en el puesto 29 de las 47 especialidades ofertadas en el MIR8. En el análisis de la formación en EE.UU. llama la atención de la dificultad de cubrir los puestos de formación de nefrología con médicos del país, siendo una de las especialidades que tienen mayor número de profesionales extranjeros, con un 41%5. 160 En los últimos años ha destacado la alta tasa de abandonos en algunas especialidades después de su adjudicación. En este aspecto, parece que una vez captados para los programas de nefrología el abandono de nuestros residentes no es alto. Así, entre los abandonos de plazas adjudicadas, la nefrología representa un 6%, similar al porcentaje de medicina interna, con el 5,8%, inferior al de bioquímica (40%) y superior al de cardiología (1,4%)8. Los datos en cuanto al primer puesto pedido (figura 5) y a los hospitales más demandados en los primeros cinco puestos son curiosos, pero bastante anecdóticos (tabla 2). En la elección personal de estos pocos puestos pueden influir múltiples causas, desde el tamaño de la población del centro, la existencia de universidad con facultad de medicina o el número de plazas ofertadas, entre otros. En resumen, nuestro trabajo sugiere una pérdida de atractivo de la especialidad en España, que también se recoge y preoNefrologia 2011;31(2):155-61 C. Bernis Carro et al. Evolución de las plazas asignadas a nefrología cupa en otros países4-6,16. Los factores sin duda son múltiples, desde las perspectivas del mercado de trabajo hasta los contenidos y las formas del programa docente. Conocer la situación de la especialidad y recabar las opiniones de los implicados es un paso importante3,6. Como nefrólogos en activo tenemos que ser capaces de desarrollar programas atractivos con capacidad de interesar a candidatos motivados, introduciendo innovación, entusiasmo, intensidad e integridad16. Se ha producido un cambio en la concepción de la enseñanza médica hacia una formación basada en evaluación de competencias, nuevas técnicas que incluyen la simulación y la incorporación de la evidencia como instrumento docente1,3,4,18. Aunque en la especialidad de nefrología aún hay pocas publicaciones, existen oportunidades para desarrollar nuevas técnicas de educación. Destaca que la nefrología intervencionista ha aportado trabajos interesantes que relacionan el proceso de aprendizaje con los resultados19-21. artículos especiales 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Perazella MA. Nephrology fellowship training in the 21st century: where do we stand? Clin J Am Soc Nephrol 2010;5(3):387-9. 2. Ortega Suárez F. Situación de la especialidad de Nefrología en relación a las necesidades de nefrólogos y a su formación. Nefrologia 2008;28(3):241-4. 3. Quereda C, por la Comisión Nacional de la Especialidad de Nefrologia en España (Presidente: F. Ortega Suárez. Vicepresidente y Secretario: C. Quereda Rodríguez-Navarro. Vocales: A.L. Martín de Francisco Hernández, R. Matesanz Acedos, R. Alcázar Arroyo, A. Sanz Boix, C. Bernis Carro, P. Abaigar Luquin, A. Sánchez Casajú s, E. Mérida Herrero, M.A. García Pérez). Algunos aspectos de la situación de la formación de especialistas en España. Nefrologia 2008;28(3):263-71. 4. Parker MG. 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Madrid rÁea de Tecnología de la Información. SESCAM. Toledo 3 Servicio de Radiología. Hospital Universitario La Paz. IdiPAZ. Madrid 1 2 Nefrologia 2011;31(2):162-8 doi:10.3265/Nefrologia.pre2010.Dec.10660 RESUMEN Antecedentes: La hematuria macroscópica derivada de la rotura de quistes renales es una manifestación habitual en la poliquistosis renal autosómica dominante (PQRAD). La enfermedad por células falciformes es una anomalía de la hemoglobina, que se hereda con carácter autosómico recesivo, consistente en la sustitución de la valina por el ácido glutámico en la posición 6 del gen de la 3-globina en el brazo corto del cromosoma 11. La gravedad de la enfermedad es proporcional a la cantidad de hemoglobina S (Hb S) en los hematíes: los heterocigotos con hemoglobina con rasgo falciforme (Hb S <50%) y los homocigotos con enfermedad por células falciformes (Hb S >75%). La presencia de hemoglobina con rasgo falciforme (Hb AS) se acompaña de manifestaciones renales, especialmente hematuria, y la necrosis papilar es la causa más frecuente de hematuria macroscópica en los pacientes heterocigotos portadores de esta hemoglobinopatía. La asociación de estas dos enfermedades hereditarias, PQRAD y hemoglobina con rasgo falciforme, se ha comunicado raramente. Se ha sugerido que los pacientes con PQRAD y hemoglobina con rasgo falciforme podían desarrollar precozmente insuficiencia renal crónica (IRC). Recientemente, se ha comunicado que la hemoglobina con rasgo falciforme es un factor de riesgo predisponente para el desarrollo de enfermedad renal crónica en afroamericanos. Pacientes y métodos: Se estudiaron 2 familias de origen afroamericano (4 pacientes) que co-heredaron la PQRAD y la hemoglobina con rasgo falciforme (heterocigotos). El diagnóstico de hemoglobina falciforme (Hb S) se realizó por electroforesis de la hemoglobina. El volumen renal se midió mediante resonancia magnética (RM). Resultados: La paciente índice, perteneciente a una de las familias, presentó episodios de hematuria macroscópica recidivantes, asociados con incremento del volumen renal y desarrollo precoz de IRC avanzada, precisando tratamiento con diálisis a los 39 años de edad. Las 3 pacientes pertenecientes a la otra familia, de tres generaciones diferentes, presentaron distintos grados de función renal. Conclusiones: En los pacientes afroamericanos y del África subsahariana con PQRAD, debe determinarse la presencia de hemoglobina falciforme, porque ésta puede ser un importante factor pronóstico. La co-herencia de PQRAD y hemoglobina con rasgo falciforme puede influir en la evolución hacia la IRC y en el desarrollo de complicaciones, como el sangrado quístico. La imagen de RM es una herramienta de utilidad para identificar las hemorragias quísticas y para medir el volumen renal. Palabras clave: Co-herencia. Hemoglobina falciforme. Hemoglobina S. Heterocigoto. Poliquistosis renal autosómica dominante. Insuficiencia renal crónica. Co-inheritance of autosomal dominant polycystic kidney disease and sickle-cell trait in African Americans ABSTRACT Correspondencia: Ramón Peces Servicio de Nefrología. Hospital Universitario La Paz. IdiPAZ. Paseo de la Castellana, 261. 28046 Madrid. [email protected] 162 Background: Macroscopic haematuria secondary to renal cyst rupture is a frequent complication in autosomal dominant polycystic kidney disease (ADPKD). Sickle-cell disease is an autosomal recessive haemoglobinopathy that R. Peces et al. PQRAD y hemoglobina falciforme involves a qualitative anomaly of haemoglobin due to substitution of valine for the glutamic acid in the sixth position of 3-globin gene on the short arm of chromosome 11. For the full disease to be manifested, this mutation must be present on both inherited alleles. The severity of the disease is proportional to the quantity of haemoglobin S (Hb S) in the red cells; sickle-cell trait (Hb S <50%) and homozygous sickle-cell disease (Hb S >75%). In sickle-cell disease, the abnormal Hb S loses its rheological characteristics and is responsible of the various systemic manifestations including those of the kidney, such as macroscopic haematuria secondary to papilar necrosis. Despite the generally benign nature of the sickle-cell trait, several potentially serious complications have been described. Metabolic or environmental changes such as hypoxia, acidosis, dehydration, hyperosmolality or hyperthermia may transform silent sickle-cell trait into a syndrome resembling sickle-cell disease with vasoocclusive crisis due to an accumulation of low deformable red blood cells in the microcirculation originating haematuria from papilar necrosis. On the other hand, it has been demonstrated an earlier onset of end-stage renal disease (ESRD), in blacks with ADPKD and sickle-cell trait when compared with blacks with ADPKD without the trait. Patients and methods: We studied 2 africanamerican families (4 patients) which presented with both ADPKD and sickle-cell trait (Hb S <50%). The diagnosis of sickle-cell trait was confirmed by haemoglobin electrophoresis. The renal volume was measured by magnetic resonance (MRI). Results: The proband subject in family 1 presented frequent haematuria episodes, associated to increase of renal volume, developed very early ESRD and was dialyzed at the age of 39 years. The other 3 patients in family 2 presented different degree of renal function. Conclusions: The presence of sickle haemoglobin should be determined in african-american and west-african patients with ADPKD because it is an important prognostic factor. Co-herence of sickle-cell trait may have influence on ADPKD evolution to ESRD and other complications, such as cystic haemorrhages. MRI can identify intracystic haemorrhage and permit renal volume measure. Keywords: Co-inheritance. Sickle-cell haemoglobin. Haemoglobin S. Heterozygous. Autosomal dominant polycystic kidney disease. Chronic renal failure. INTRODUCCIÓN La poliquistosis renal es una enfermedad hereditaria, autosómica dominante, producida por mutaciones en dos genes, PKD1 (brazo corto del cromosoma 16) y PKD2 (brazo largo del cromosoma 4), que se caracteriza por la presencia de quistes renales que aumentan de forma progresiva en número y tamaño, conduciendo a la insuficiencia renal terminal entre los 50-60 años de media. En la poliquistosis renal autosómica dominante (PQRAD), la hematuria macroscópica derivada de la rotura de quistes renales es una manifestación habitual1. Nefrologia 2011;31(2):162-8 originales La drepanocitosis o enfermedad por células falciformes es una hemoglobinopatía, que se hereda con carácter autosómico recesivo, consistente en una anomalía de la hemoglobina debido a la sustitución de la valina por el ácido glutámico en la posición 6 del gen de la 3-globina en el brazo corto del cromosoma 11. La gravedad de la enfermedad es proporcional a la cantidad de hemoglobina S (Hb S) en los hematíes: los heterocigotos con hemoglobina con rasgo falciforme (Hb S <50%) y los homocigotos con enfermedad por células falciformes (Hb S >75%). En la enfermedad por células falciformes, la Hb S anormal pierde sus características reológicas y es responsable de varias manifestaciones sistémicas, incluyendo las propiamente renales, como los infartos papilares debido a las lesiones vasculares. En la enfermedad por células falciformes, la insuficiencia renal crónica (IRC) puede ser una complicación hasta en el 4-20% de los casos. La presencia de hemoglobina con rasgo falciforme puede estar asociada también con manifestaciones renales, especialmente hematuria, y la necrosis papilar es la causa más frecuente de hematuria macroscópica en los pacientes heterocigotos portadores de hemoglobina con rasgo falciforme2-6. La asociación de estas dos enfermedades hereditarias, PQRAD y hemoglobina con rasgo falciforme, ha sido raramente comunicada en la bibliografía. En los años noventa, se comunicó que los pacientes afroamericanos con PQRAD, que presentaban, además, la hemoglobina con rasgo falciforme, podían desarrollar más precozmente IRC terminal7,8. Desde entonces no existen referencias a familias o series con esta asociación genética, a pesar de la frecuencia relativa de ambas enfermedades hereditarias. Se presentan 4 pacientes, pertenecientes a 2 familias de origen afroamericano, con co-herencia de PQRAD y hemoglobina con rasgo falciforme (heterocigotos). Una de las pacientes, tras presentar numerosos episodios de hematuria macroscópica recidivante, como hecho peculiar, desarrolló IRC avanzada a los 39 años de edad. Las otras 3 pacientes presentaron distintos grados de función renal. PACIENTES Y MÉTODOS El diagnóstico de PQRAD se realizó por la historia clínica familiar y las correspondientes pruebas de imagen que incluyeron ecografía, resonancia magnética (RM) y en algunos casos también tomografía computarizada (TC). Aunque no se realizaron estudios genéticos de ADN, teniendo en cuenta las características clínicas, la forma de presentación y el tiempo del diagnóstico, la PQRAD en estas familias fue, con toda probabilidad, PKD1 (cromosoma 16). La primera familia estaba formada por dos generaciones y la segunda por tres. El diagnóstico de hemoglobina falciforme (Hb S) se realizó por electroforesis de la hemoglobina en medio ácido y alcalino. El volumen renal total se determinó mediante RM sin contraste, en secuencias potenciadas T1 y T2, y mediante técni163 originales R. Peces et al. PQRAD y hemoglobina falciforme Caso clínico índice (caso 1) El nú mero es fecha de nacimiento. Figura 1. Á rbol genealógico de la familia 1. ca de segmentación manual, sumando los volúmenes de ambos riñones. En todos los pacientes que presentaron hematuria recidivante se descartó la presencia de un carcinoma medular renal. En las figuras 1 y 2 se representan los árboles genealógicos de ambas familias. En las figuras 3, 4 y 5 se exponen imágenes representativas de los riñones poliquísticos. En la tablas 1 y 2 se resumen las características clínicas y los datos evolutivos de los pacientes. Mujer nacida en el año 1968, afroamericana (natural de Santo Domingo) quien, a la edad de 35 años, tras presentar un episodio de cólico nefrítico con expulsión de varios coágulos, al realizarle una ecografía renal fue diagnosticada de PQRAD. En los antecedentes familiares refería que su padre, diagnosticado de PQRAD, estaba en tratamiento con hemodiálisis desde los 55 años de edad. Una hermana menor también había sido diagnosticada de PQRAD, auqnue se desconocía el grado de función renal. La madre, la hermana menor y la propia paciente eran portadoras del rasgo de hemoglobina falciforme (Hb AS). En abril de 2005, cuando se encontraba estudiando en Alemania, comenzó con dolor en fosa renal derecha, hematuria oscura con coágulos, que requirió ingreso hospitalario, siendo diagnosticada de quiste renal complicado. En ese momento tenía Crs 2 mg/dl y Hb 5,2 g/dl, por lo que precisó la transfusión de 4 concentrados de hematíes. Una semana después reingresó por dolor recidivante en la fosa renal derecha, precisando analgesia potente. Tras la realización de cistoscopia le objetivaron una masa vesical compatible con coágulos, y requirió 2 transfusiones más. Recibió tratamiento antibiótico y sintomático, presentando mejoría de la anemia hasta Hb 13,6 g/dl y la Crs 1,9 mg/dl. En octubre 2006, en una analítica de control presentaba Crs 2,4 mg/dl y aclaramiento de Cr de 29 ml/min. En la RM el volumen de los riñones fue RD = 1.392 ml y RI = 1.485 ml (volumen renal total = 2.877 ml), con varios quistes con signos de sangrado intraquístico. La electroforesis de la hemoglobina demostró la siguiente distribución: Hb S 40%, Hb A 57%, Hb A2 3% (tabla 1). Entre los años 2006 y 2008 presentó va- El nú mero es fecha de nacimiento. Figura 2. Á rbol genealógico de la familia 2. 164 Nefrologia 2011;31(2):162-8 R. Peces et al. PQRAD y hemoglobina falciforme originales Figura 3. RM del caso 3 en la que se observan riñones que conservan su forma, con mú ltiples quistes pequeños (VRT = 603 ml). A) Corte coronal. B) Corte axial. Figura 4. RM del caso 2 en la que se observan riñones aumentados de tamaño, con mú ltiples quistes grandes, con varios de ellos con signos de hemorragia intraquística (VRT = 1.322 ml). A) Corte coronal. B) Corte axial. rios episodios de hematuria recidivante con coágulos acompañados de anemización, que precisaron tratamiento con múltiples transfusiones. En junio 2008 presentaba en la analítica: Crs 4,4 mg/dl y aclaramiento de Crs de 15 ml/min. En la RM el volumen de los riñones fue RD = 2.748 ml y RI = 2.076 ml (volumen renal total = 4.824 ml). Tras presentar repetidos episodios de hematuria, unos espontáneos y otro tras una caída accidental, con anemización, que no respondieron al tratamiento médico, incluyendo ácido tranexámico, se planteó una embolización que no fue aceptada por la paciente, y en septiembre de 2008 se realizó nefrectomía izquierda. A continuación precisó tratamiento con hemodiálisis a través de un catéter yugular permanente. Los intentos (en dos oca- siones) de realizar una fístula arteriovenosa interna para hemodiálisis resultaron infructuosos, al producirse la trombosis de la misma. Después de 2 años en hemodiálisis, por presentar de nuevo hematurias incoercibles, en septiembre de 2010, tuvieron que practicarse embolización y nefrectomía derecha. En ninguna de las dos piezas de nefrectomía se observaron cambios compatibles con carcinoma medular renal. Nefrologia 2011;31(2):162-8 DISCUSIÓN En la PQRAD la hematuria macroscópica derivada de la rotura de quistes renales es una manifestación habitual. Así, la 165 R. Peces et al. PQRAD y hemoglobina falciforme originales inequívoca una asociación precisa. Actualmente, con la extensión del uso de las técnicas de imagen, y en concreto con la RM, pueden observarse hemorragias intraquísticas que en muchos casos habían pasado totalmente desapercibidas. Estos hechos tienen gran importancia, ya que se conoce que los pacientes con PQRAD que presentan frecuentes episodios de hematuria o evidencias de hemorragias intraquísticas tienen una evolución más rápida hacia la IRC. Por otra parte, la presencia de hemoglobina con rasgo falciforme (Hb AS) se acompaña de manifestaciones renales, especialmente hematuria, siendo la necrosis papilar la causa más frecuente de hematuria macroscópica en los pacientes heterocigotos portadores de esta hemoglobinopatía9-12. No es de extrañar, por lo tanto, que la co-herencia de ambas enfermedades genéticas origine una sinergia en cuanto a la aparición de estas complicaciones hemorrágicas y en la evolución a la IRC. Figura 5. Corte axial de TC del caso 1 en el que se observan riñones muy aumentados de tamaño, con mú ltiples quistes con signos intraquísticos de hemorragia-hematoma (VRT = 2.877 ml). En la familia 1, una de las enfermedades de herencia autosómica dominante, la PQRAD, se transmitió por línea paterna y la otra recesiva, hemoglobina con el rasgo falciforme, lo hizo por línea materna (figura 1). En esta familia, el caso índice (caso 1) fue una mujer con ambas enfermedades genéticas, que desarrolló una IRC de evolución rápida y que tuvo que comenzar tratamiento con hemodiálisis a los 39 años de edad. En esta paciente la formación y el desarrollo de los quistes renales fue muy precoz y, muy probablemente, la asociación del rasgo falciforme (Hb AS) favoreció los episodios de hematuria macroscópica recidivantes, las hemorragias intraquísticas y el desarrollo temprano de IRC hematuria es el signo de presentación en el 35% de los casos, y en el 50% de los pacientes se observa hematuria macroscópica o microscópica1. El riesgo de hematuria parece asociarse con la presencia de hipertensión arterial y con el aumento del tamaño de los quistes. Aunque la mayoría de los pacientes refieren posibles causas precipitantes como traumastismos y ejercicios violentos, no se ha demostrado de forma Tabla 1. Características clínico-hematológicas de las 4 pacientes con PQRAD y HbAS Caso Año nacimiento/sexo Electroforesis (pH ácido) Electroforesis (pH alcalino) Hb F Hb A2 Hb S Hb A HbS Hb A2 Falciformación 1 1968/mujer 0,7% 4,0% 40% 57% 40% 3% + 2 1944/mujer 0,4% 3,8% 44% 57% 42% 1% + 3 1971/mujer 0,1% 3,6% 44% 63% 37% – + 4 1998/mujer 0,8% 4,1% 42% 57% 41% 2% + Tabla 2. Datos evolutivos renales de las 4 pacientes con PQRAD y HbAS Caso Edad al estudio/sexo Crs CCr Proteinuria VRT mg/dl ml/min/1,73 m g/día ml 1 38/mujer 2,40 29 0,28 2877 2 65/mujer 1,68 56 0,15 1322 3 38/mujer 0,85 131 0,23 603 4 11/mujer 0,44 145 0,12 4 quistes 2 VRT: volumen renal total. 166 Nefrologia 2011;31(2):162-8 R. Peces et al. PQRAD y hemoglobina falciforme avanzada. Es de destacar, en este caso, que los episodios de hematuria, en ocasiones, se vieron precedidos de un viaje en avión de varias horas de duración (lógicamente en condiciones de hipoxia relativa) o por mínimos traumatismos. Por otra parte, las imágenes secuenciales de RM con la medición de los volúmenes renales pusieron de manifiesto un extraordinario incremento de los mismos en un tiempo relativamente corto (un 68% en 2 años). Este hecho, sin duda, se debió al sangrado intraquístico y a los hematomas intrarrenales que fueron detectados en las fases más avanzadas de su enfermedad, se confirmaron con la TC y finalmente en la anatomía patológica. Esta evolución contrastó con la de su padre, que no era portador de la hemoglobina con rasgo falciforme y precisó tratamiento con hemodiálisis a partir de los 55 años. En la familia 2, ambas enfermedades, la PQRAD y la hemoglobina con rasgo falciforme, se heredaron por la misma línea (materna) (figura 2). En esta familia, la PQRAD se diagnosticó en uno de los individuos precozmente en la infancia, a los 11 años de edad (caso 4). Esta paciente y su madre (caso 3) presentaron hiperfiltración glomerular. La abuela (caso 2), que tuvo algunos episodios de hematuria macroscópica, desarrolló IRC, presentando en la RM imágenes de sangrado intraquístico y un volumen renal total moderadamente elevado. Hasta donde conocemos, éste es el primer estudio que ha evaluado a familias con esta asociación genética en Europa. Resulta sorprendente que, hasta ahora, sólo existan en la bibliografía médica dos comunicaciones previas, las dos pertenecientes al mismo grupo, en las que se describe la asociación de ambas enfermedades genéticas, PQRAD y hemoglobina con rasgo falciforme en afroamericanos7,8. En una de ellas, los pacientes afroamericanos con PQRAD y hemoglobina con rasgo falciforme (Hb AS) mostraron una progresión más rápida hacia la IRC terminal que aquellos individuos sin el rasgo falciforme7. Por otra parte, existen muy pocos datos en la bibliografía que hayan examinado la relación entre hemoglobina con rasgo falciforme y enfermedad renal crónica. Sólo recientemente, en un estudio realizado en EE.UU., se ha comunicado una prevalencia un 50% más alta de hemoglobina con rasgo falciforme entre una población de afroamericanos con IRC terminal, comparada con la inferida del programa de detección de hemoglobinopatías en el recién nacido, hecho que sugiere que puede representar un factor de riesgo para el desarrollo de enfermedad renal crónica13,14. El mecanismo por el que la hemoglobina con el rasgo falciforme contribuiría a la progresión de la enfermedad renal crónica en la PQRAD puede ser multifactorial15. La aparición repetida de áreas localizadas de falciformación y oclusión venosa, dando lugar a daño microvascular crónico, podría producir hipoxia crónica y fibrosis túbulo-intersticial. Es posible que la hemoglobina con rasgo falciforme, coexistiendo con otras situaciones que afectan a la microvasculatura renal, Nefrologia 2011;31(2):162-8 originales como la PQRAD, pudiera actuar sinérgicamente para acelerar el daño renal. En este sentido, hay que tener en cuenta que los niveles séricos de factores angiogénicos indicarían un estado proangiogénico en los adultos con enfermedad de células falciformes16. Cabe la posibilidad de que la producción de factores proangiogénicos estimulantes, presentes en ambas enfermedades y actuando de forma sinérgica, fueran responsables de las hemorragias quísticas y de la rápida evolución hacia la IRC en algunos casos de PQRAD. La presencia de hemoglobina con rasgo falciforme (Hb AS) puede afectar también al curso y al cuidado de los pacientes con IRC terminal, puesto que puede ser un factor de riesgo independiente de tromboembolismo venoso entre los afroamericanos13. Esta predisposición a la trombosis podría afectar al fallo de la fístula arteriovenosa y a la pérdida de accesos vasculares, como ocurrió en nuestro caso índice. En conclusión, en los pacientes afroamericanos y en los procedentes del África subsahariana con PQRAD debe determinarse la existencia de hemoglobina falciforme, ya que su presencia puede ser un importante factor pronóstico. La co-herencia de hemoglobina con rasgo falciforme puede influir en las complicaciones de los pacientes con PQRAD y en la evolución a la IRC. Probablemente lo mismo podría ser aplicable a otras patologías renales de gran prevalencia como la hipertensión arterial y la diabetes mellitus. Agradecimientos Este estudio se llevó a cabo, en parte, con una ayuda del Instituto de Salud Carlos III, Ministerio de Ciencia e Innovación (EC08/00236) y el Programa Intensificación Actividad Investigadora (Agencia Laín-Entralgo/CM) a R.P. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. 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Fundación Marqués de Valdecilla-IFIMAV. Santander 2 Servicio de Neumología. Hospital Universitario Central de Asturias-INS. Oviedo 3 Servicio de Neumología. Hospital Universitario Marqués de Valdecilla. Santander 4 Servicio de Microbiología. Hospital Universitario Marqués de Valdecilla. Santander 5 Servicio de Nefrología. Hospital Universitario Central de Asturias. Oviedo 1 Nefrologia 2011;31(2):169-73 doi:10.3265/Nefrologia.pre2011.Jan.10765 RESUMEN Detection of latent tuberculosis infection in peritoneal dialysis patients: new methods Introducción: El riesgo de tuberculosis (TB) está aumentado en pacientes con insuficiencia renal crónica y en diálisis. La prueba de la tuberculina (PT) es el test de cribado clásico en estos pacientes, a pesar de su baja sensibilidad. En los últimos años se han desarrollado nuevos métodos diagnósticos que se basan en la producción de interferón gamma tras la estimulación con antígenos de M. tuberculosis. El objetivo de este estudio fue evaluar si el Quantiferon® TB-gold In Tube (QFT-GIT) puede contribuir en el diagnóstico de la infección tuberculosa en pacientes en diálisis peritoneal (DP). Pacientes y métodos: Se incluyeron 54 pacientes en DP. Se valoró la posibilidad de infección tuberculosa latente mediante el QFT-GIT, la PT y la valoración clinicorradiológica por parte de un neumólogo experto. Se estudiaron las concordancias entre los tests. Resultados: La prevalencia de un resultado positivo para el test de la tuberculina fue del 29,6% para el primer test y del 31,5% para el segundo (valorando el efecto booster). Una radiografía de tórax positiva aumentaba la detección de infección tuberculosa latente hasta un 42,6% y la del neumólogo hasta un 44,4%. El nivel de correlación entre el QFT-GIT y la PT fue moderado (kappa = 0,36; p = 0,006), al igual que entre la PT y la valoración del neumólogo (kappa = 0,257, p = 0,06). Conclusiones: El QFT-GIT aporta algunas ventajas en el diagnóstico de la infección tuberculosa en pacientes con insuficiencia renal crónica en DP, y puede complementar a la prueba de la tuberculina. Objective: The risk for tuberculosis (TB) is increased in patients with chronic renal failure and dialysis. Tuberculin skin test (TST) is the classical diagnostic method for screening despite its low sensitivity. New methods based on interferon-gamma have been developed. The aim of this study was to evaluate if Quantiferon® TB-gold In Tube (QFTGIT) could be useful in the diagnosis of TB infection in patients on peritoneal dialysis (PD). Patients and methods: Fifty-four patients on PD were included in the study. They were evaluated for latent tuberculosis with QFT-GIT, TST and an assessment by an expert pulmonologist using patient’s medical history and x-rays. Agreement between test results was determined. Results:The prevalence of a positive TST was 29.6% for the first test and 31.5% for the second (booster effect). A positive chest x-ray increased the rate of detection of patients with latent TB infection up to 42.6% and the expert physician’s evaluation to 44.4%. The correlation between QFT-GIT and TST was fair (κ=0.36; P=.006), as it was between TST and expert physician’s evaluation (κ=0.257; P=.06). Conclusions: According to our experience QFT-GIT represents an important advantage in the diagnosis of latent TB infection in chronic renal failure patients on PD. It may complement but not replace TST. Palabras clave: Insuficiencia renal crónica. Diálisis peritoneal. QuantiferonTB-gold In Tube. Prueba de la Tuberculina. Tuberculosis. Keywords: Chronic renal failure. Peritoneal dialisis. QuantiferonTB-gold In Tube. Tuberculin Skin Test. Tuberculosis. Correspondencia: Rosa Palomar Fontanet Servicio de Nefrología. Hospital Marqués de Valdecilla. Universidad de Cantabria. ISCIII (REDINREN 06/16). Fundación Marqués de Valdecilla-IFIMAV. Avda. Valdecilla, s/n. 39008 Santander. [email protected] INTRODUCCIÓN ABSTRACT La prevalencia de tuberculosis (TB) en España varía dependiendo de las regiones. Durante la última década la incidencia de enfermedad tuberculosa ha descendido en 169 originales nuestro país; sin embargo, es importante saber que, incluso en áreas con baja prevalencia, la incidencia de TB en pacientes inmunocomprometidos es una causa importante de morbilidad y mortalidad1. Se sabe que la uremia se asocia con numerosas alteraciones del sistema inmune, la mayoría relacionadas con la alteración de la inmunidad celular2. La infección tuberculosa latente se caracteriza por una fuerte respuesta inmune de tipo celular en ausencia de micobacterias detectables. Ya que esta infección está controlada por la respuesta inmune celular, una alteración de la misma puede llevar a la reactivación de la infección tuberculosa latente1. En la actualidad la sensibilidad cutánea al antígeno de la tuberculina (PT) es el método utilizado para detectar infección tuberculosa latente. La respuesta a este antígeno depende de la carga de infección y el estado de inmunidad celular individual, tiene baja sensibilidad y especificidad. Además, en los pacientes urémicos hay una disminución de la respuesta inmune retardada a los tests cutáneos3 y del funcionamiento de los macrófagos2, que pueden provocar anergia cutánea y alterar la respuesta al test de la tuberculina. Por esta razón, la PT no se realiza de forma rutinaria en los pacientes en diálisis. Al no existir una prueba gold standard para el diagnóstico de la TB, algunos grupos han estudiado los tests que utilizan los Interferon Gamma Release Aassays (IGRA) comparándolos con la PT, para clarificar su sensibilidad y especificidad en diferentes subconjuntos de población1,4-6. Las diferentes normativas en lo que se refiere al uso de los IGRA dependen de cada país; así, por ejemplo, el CDC (Center for Diseases Control) en EE.UU. recomienda sustituir la PT por los IGRA en todos los casos; por el contrario, en el Reino Unido, el Nacional Institute of Health and Clinical Excellence (NICE) recomienda el uso de los IGRA en combinación con la PT sólo en aquellos casos en los que la tuberculina haya sido positiva. Otros países como Francia o Canadá han adoptado dichas recomendaciones. Sin embargo, están basadas en estudios de costeefectividad, comparando PT con uno de los IGRA (QFTGIT o T-SPOT.TB) disponibles en el mercado. En un estudio publicado recientemente, Pooran, et al.7 comparan los dos tipos de IGRA, llegando a la conclusión de que usar la estrategia PT/IGRA de forma conjunta es más económico que emplear T-SPOT.TB o QFT-GIT o PT de forma aislada para el estudio de contactos, mientras que T-SPOT.TB y QFT-GIT aisladamente previenen más casos de TB activa, pero no superan al menor coste de la utilización conjunta PT/IGRA. Sin embargo, estas conclusiones dependen en gran medida de la población estudiada. El objetivo de nuestro estudio fue comparar el QFT-GIT con el test de la tuberculina como método de cribado para la detección de infección tuberculosa latente en pacientes en DP. 170 R. Palomar et al. Detección de TB latente en diálisis peritoneal PACIENTES Y MÉTODOS Pacientes Se incluyeron en el estudio los pacientes con insuficiencia renal crónica en programa de DP de los Hospitales Marqués de Valdecilla en Santander y Central de Asturias, en Oviedo, que no presentaran signos ni síntomas de enfermedad tuberculosa activa o extrapulmonar (entre diciembre de 2007 y julio de 2008) y que aceptaron participar en el estudio. Se realizaron la prueba de la tuberculina y el test de QFTGIT a todos los pacientes incluidos. Se consideraron como pacientes de alto riesgo para la infección tuberculosa latente aquellos que vivían en áreas endémicas para TB, que refirieron haber estado en contacto con afectados de TB o con antecedentes de enfermedad tuberculosa y aquellos que tenían una radiografía de tórax compatible con una TB previa. Test de la tuberculina El test de la tuberculina fue realizado por personal de enfermería especializado en TB. A todos los pacientes se les administró 2UI PPD Rt-23, en la región volar del antebrazo. Los resultados fueron evaluados 72 horas después de acuerdo con las normas establecidas. El test se consideró positivo con una induración >5 mm. Para los pacientes que se habían vacunado previamente con BCG, la prueba de la tuberculina se consideró positiva con induración >10 mm (excepto en aquellos casos con contacto previo con infección tuberculosa, radiografía de tórax sugestiva, infección por el virus de la inmunodeficiencia humana [VIH] o silicosis reconocida). A los pacientes que no presentaron induración en el primer test se les repitió el test a los 10 días para descartar un posible efecto booster. Quantiferon®-TB Gold In Tube El test de QFT-GIT (Cellestis, Carnegie, Victoria, Australia) se realizó según las instrucciones del fabricante. Las muestras de sangre se obtuvieron previamente a la realización de la PT y se procesaron de 6 a 8 h después de la extracción. La sangre se introdujo en 3 tubos diferentes, uno de ellos no contenía antígeno (control), el segundo tubo contenía antígenos de TB y el tercero contenía fitohematoglutinina (mitógeno o control positivo). El tiempo de incubación fue de 18-24 h a 37 ºC. Los resultados fueron considerados positivo, negativo o indeterminado según la interpretación de los criterios que se establecen en el software del fabricante. La PT y el QFT-GIT se realizaron en el mismo día. Nefrologia 2011;31(2):169-73 R. Palomar et al. Detección de TB latente en diálisis peritoneal originales Valoración por parte del neumólogo PT, QFT-GIT y la valoración por el neumólogo Dos neumólogos expertos en TB (uno en cada hospital) evaluaron los factores de riesgo para infección tuberculosa latente, que incluyeron: antecedentes personales de TB activa o contacto con un caso activo, vacunación o haber nacido en una área endémica para TB. Los resultados de la PT y la radiografía de tórax también se valoraron. Para determinar si el paciente había sido infectado previamente con M. tuberculosis se valoraron todos los datos. La prevalencia de positividad para la PT fue del 29,6% (16 pacientes) para el primer test y del 31,5% (17 pacientes) para el segundo. Hubo un 5,8% de falsos positivos y tres falsos negativos (8,1%) para la PT. Análisis estadístico En el QFT-GIT hubo 10 resultados positivos (18,5%), 34 negativos (62,96%) y 10 indeterminados. Nueve (26%) de los negativos tenían antecedentes personales de TB, radiografía de tórax o valoración por el neumólogo positiva. De los indeterminados, cinco fueron revaluados (uno se mantuvo negativo y los otros cuatro indeterminados). De los 9 resultados indeterminados, un paciente tenía una PT positiva y los otros tenían 0 mm de induración. Tres de los pacientes presentaban un bajo riesgo para TB y seis un riesgo alto. Los factores asociados con un resultado indeterminado de QFTGIT se exponen en la tabla 2. Los datos se analizaron con el programa estadístico SPSS (SPSS versión 12.0, Chicago, IL) y valores de p menores a 0,05 se consideraron significativos. Para calcular el grado de concordancia entre las dos pruebas (PT y QFT-GIT) se utilizó en índice de kappa de Cohen. Se usaron los siguientes criterios para la interpretación (según Landis y Koch): kappa menor de 0,00 pobre, 0,00-0,20 débil, 0,21-0,40 razonable, 0,41-0,60 moderada, 0,61-0,80 buena y 0,81-1,00 muy buena. Una radiografía de tórax positiva aumentó la detección TB latente hasta 6 (42,6%) y la valoración por el neumólogo hasta 7 (44,4%). En 14 casos (26,5%) el neumólogo encontró evidencia de enfermedad tuberculosa previa. RESULTADOS Características de la población estudiada (tabla 1) Se incluyeron un total de 54 pacientes entre diciembre de 2007 y julio de 2008. Todos los participantes en el estudio dieron un resultado negativo para el test del VIH. Ocho de los pacientes tuvieron niveles de albúmina séricos inferiores a 3,20 mg/dl. La mayoría (31, 57,4%) no habían recibido la vacuna BCG. Diez de los pacientes tenían antecedentes personales de TB, dos de ellos se trataron de forma inadecuada y uno sufrió una recidiva de la enfermedad tuberculosa. A lo largo del seguimiento no se detectaron casos de primoinfección o de reactivación tuberculosa. Tabla 1. Características de los pacientes Características Edad (años; media ± DE) Sexo (H/M) Etiología de la insuficiencia renal - Glomerulonefritis crónica - Enfermedad poliquística del adulto - Nefritis intersticial - Neuropatía diabética - Nefropatía isquémica - Otras - Desconocida Tiempo en DP (meses) No enfermedad TB previa Inmunosupresión DP: diálisis peritoneal; TB: tuberculosis. Nefrologia 2011;31(2):169-73 n = 54 57,2 ± 16,1 34/20 10 (18,5%) 2 (3,7%) 9 (16,7%) 14 (25,9%) 7 (13%) 2 (3,7%) 10 (18,5%) 26,4 ± 18,5 9 (18%) 7 (14,3%) Pacientes de alto riesgo frente a pacientes de bajo riesgo Un total de 32 pacientes (59%) tenían alto riesgo y los otros 22 (41%), bajo riesgo para infección tuberculosa latente. Ninguna de las dos pruebas (PT/QFT-GIT) fue capaz de distinguir entre pacientes de alto o bajo riesgo. Concordancia entre PT, QFT-GIT y el neumólogo La concordancia entre las tres modalidades diagnósticas se expone en la tabla 3. Un análisis posterior entre pruebas discordantes mostró que el QFT-GIT fue positivo en 3 pacientes que fueron negativos para tuberculina y fue negativo en 9 pacientes que fueron positivos para tuberculina. El test de la tuberculina fue positivo en 10 pacientes con valoración positiva por el neumólogo y negativo en 7 pacientes considerados positivos para TB por el neumólogo. DISCUSIÓN Como no existe un gold standard para diagnosticar la infección tuberculosa latente, varios autores han comparado la utilidad de los IGRA con la PT en diversos grupos de pacientes (población general, niños, pacientes hospitalizados de riesgo e inmunocomprometidos)1,4-5. La PT se ha utilizado de forma rutinaria a pesar de su baja especificidad, gran número de falsos positivos (vacunación previa con BCG o infección por micobacterias no tuberculosas), y una baja sensibilidad, con 171 R. Palomar et al. Detección de TB latente en diálisis peritoneal originales Tabla 2. Análisis univariante de los factores de riesgo para resultado de Quantiferon-TB gold (QTF-G) indeterminado Variable Indeterminado No indeterminado QFT-G (n = 9) QFT-G (n = 45) Edad (años) 50,2 58,6 0,15 Tiempo en DP (meses) 33,9 24,8 0,18 Albú mina (g/dl) 3,4 3,6 Leucocitos (células/ml) 7211 7494 0,80 15 21 0,04 6 (66,6%) 26 (57,8%) 0,62 8 (90%) 29 (64,4%) 0,15 3 (33,3%) 20 (44,4%) 0,54 Linfocitos (%) Alto riesgo para TB (%) TST negativo (%) Vacunación BCG (%) un alto número de falsos negativos (pacientes inmunocomprometidos o con anergia cutánea). En el artículo de Woeltje, et al. se estudiaron 307 pacientes en hemodiálisis, el 32% de los cuales presentaron anergia cutánea a tres tipos de alergenos diferentes y un 9% de los pacientes sin anergia fueron positivos para la PT8. En nuestro estudio, la respuesta positiva a p 0,17 la PT fue similar a la descrita para pacientes en hemodiálisis2. El hallazgo de 6 pacientes PT negativos con radiografía de tórax positiva se puede explicar por la tasa de anergia cutánea previamente descrita en pacientes en hemodiálisis. Se han descrito alteraciones de la inmunidad en relación con la uremia que condicionan una alta incidencia de infecciones y Tabla 3. Concordancia entre la prueba de la tuberculina, Quantiferon-TB Gold y valoración por el neumólogo, excluyendo a los pacientes con resultado indeterminado para QFT-GIT* * PT positivo PT negativo Total QFT-GIT positivo 7 (13%) 3 (5,5%) 10 (18,5%) QFT-GIT negativo 9 (16,6%) 26 (48,2%) 35 (64,8%) Total 16 (35,5%) 29 (64,5%) 45 (100%) Neumólogo negativo Total Concordancia % 73,3 Coeficiente κ 0,36 p 0,006 * Neumólogo positivo QFT-GIT positivo 4 (7,4%) 6 (11,1%) 10 (18,5%) QTF-GIT negativo 8 (14,8%) 27 (48,1%) 35 (63%) Total 12 (26,7%) 33 (73,3%) 45 (100%) Concordancia % 68 Coeficiente κ 0,15 p 0,330 * Neumólogo positivo PT positivo PT negativo Total 7 (13%) 7 (13%) 14 (26%) Neumólogo negativo 10 (16,6%) 30 (55,5%) 40 (72,2%) Total 17 (31,5%) 37 (68,5%) 54 (100%) Concordancia % 70 Coeficiente κ 0,257 p 0,060 PT: prueba de la tuberculina; QFT-GIT: Quantiferon-TB Gold. 172 Nefrologia 2011;31(2):169-73 R. Palomar et al. Detección de TB latente en diálisis peritoneal mortalidad9. Esta alteración de la inmunidad retardada conlleva déficit de interleucina-2, linfopenia B, incremento de la apoptosis celular, alteración en la activación de los linfocitos T y más de las células presentadoras de antígenos10-15. Todos estos cambios en las respuestas del huésped pueden justificar los resultados negativos para la PT, independientemente de la anergia cutánea. Se ha investigado la utilidad de los IGRA en pacientes en hemodiálisis con resultados similares a los nuestros. Uno de estos estudios fue diseñado específicamente para comparar PT con QFT-GIT en 203 pacientes en hemodiálisis, encontrando una correlación razonable entre ellas, por lo que recomendaron no utilizar la PT para el cribado de TB en esta población sin la valoración de un clínico, pero sí una combinación de IGRA con la valoración del clínico16. Más recientemente, Torres, et al. demostraron un nivel de concordancia moderado entre ambas pruebas con un tamaño muestral parecido al nuestro. Este trabajo incluyó a pacientes hospitalizados con alto riesgo de sufrir TB (algunos en hemodiálisis), recomendando el uso de QFT-GIT de forma rutinaria en este tipo de pacientes, al menos en los casos en hemodiálisis, para intentar establecer cuándo tratar la tuberculosis4. En los pacientes en diálisis peritoneal, estos resultados pueden explicarse tanto por anergia cutánea como por baja producción de QFT-GIT y otras citokinas. En este trabajo, un 16% de los pacientes fueron indeterminados para QFT-GIT. Nuestros resultados coinciden con los de Manuel, et al., aunque estos autores estudiaron a un grupo diferente de pacientes inmunocomprometidos (con enfermedad hepática crónica)5. Analizando estos datos en conjunto, podríamos asumir que los resultados indeterminados probablemente estén relacionados con el déficit inmunológico. Este trabajo explora por primera vez la contribución del QFTGIT a mejorar las posibilidades diagnósticas de la infección tuberculosa en pacientes en diálisis peritoneal. Su principal debilidad es el número de pacientes con prueba cutánea y/o QTF-GIT positivos. Nuestros resultados se correlacionan bien con el porcentaje de positividades observadas en las escasas publicaciones existentes y el número de pacientes estudiados es relativamente alto dada la baja incidencia y prevalencia de pacientes en DP en España17. En conclusión, creemos que los IGRA representan un avance notable en el diagnóstico de la infección tuberculosa, que en el momento actual pueden complementar pero no sustituir a la PT. El lugar que deben ocupar en el cribado de las personas de riesgo, entre ellas los pacientes diagnosticados de insuficiencia renal crónica en programa de diálisis peritoneal, está aún por definir. Para ello se precisan estudios longitudinales que proporcionen evidencia sólida sobre su valor pronóstico sobre el desarrollo de TB a largo plazo. originales REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Sester U, Junker H, Hodapp T, et al. Improved efficiency in detecting cellular immunity towards M. tuberculosis in patients receiving immunosuppressive drug therapy. Nephrol Dial Transplant 2006;21:3258-62. 2. Wauters A, Peetermans WE, Van der Brande P, et al. The value of tuberculin skin testing in hemodialysis patients. Nephrol Dial Transplant 2004;19:433-8. 3. Sester M, Sester U, Clauer P, et al. Tuberculin skin testing underestimates a high prevalence of latent tuberculosis infection in hemodialysis patients. Kidney Int 2004;65:1826-34. 4. Torres HE, Zapico M, Vivas S, et al. Aplicación clínica de una prueba de producción de interferón gamma para el diagnóstico de tuberculosis latente en poblaciones hospitalarias de riesgo. Med Clin (Barc) 2008;130(20):761-6. 5. Manuel O, Humar A, Preiksaitis J, et al. Comparison of QuantiferonTB gold with tuberculin skin test for detecting latent tuberculosis infection prior to liver transplantation. Am J Transplant 2007;7:2797801. 6. Winthrop KL, Daley CL. A novel assay for screening patients for latent tuberculosis infection prior to anti-THF therapy. Nature Clin Prac 2008;4(9):456-7. 7. Pooran A, Booth H, Miller RF, et al. Different screening strategies (single or dual) for the diagnosis of suspected latent tuberculosis: a cost effectiveness analysis. BMC Pulm Med 2010;10:7. 8. Woeltje KF, Mathew A, Rothstein M, Seiler S and Fraser VJ. Tuberculosis infection and anergy in hemodialysis patients. Am J Kidney Dis 1998; 31: 848-52. 9. U.S. Renal Data System. 1999 Annual Data Report. Am J Kidney Dis 1999;34:S9-S19. 10. Descamps-Latscha B, Chatenoud L. T cells and B cells in chronic renal failure. Semin Nephrol 1996;16:183-91. 11. González-Gutiérrez M, De Francisco ALM, Sanz S, et al. 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Hospital Universitario de Gran Canaria Dr. Negrín. Las Palmas de Gran Canaria, Las Palmas 4 Servicio de Nefrología. Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria. Santa Cruz de Tenerife 5 Servicio de Nefrología. Hospital Universitario Carlos Haya. Málaga 6 Dirección General de Programas Asistenciales. Coordinación Autonómica de Trasplante de Órganos y Tejidos. Santa Cruz de Tenerife 1 2 Nefrologia 2011;31(2):174-84 doi:10.3265/Nefrologia.pre2011.Jan.10743 RESUMEN Introducción: Existen importantes diferencias en los resultados de supervivencia de paciente y técnica entre diálisis peritoneal (DP) y hemodiálisis (HD) en las distintas series publicadas. Varios estudios han demostrado que la DP tiene mejor supervivencia que la HD en el primer y segundo año de tratamiento, sobre todo en los pacientes más jóvenes, no diabéticos y con menor comorbilidad, mientras que la HD parece mejor en los pacientes diabéticos, de más edad y mayor comorbilidad. En la Comunidad Canaria, en los últimos años se han ido realizando cambios asistenciales interesantes en las unidades de DP, como son la introducción de las soluciones de DP con baño de diálisis con bicarbonato y con bajo contenido en productos de degradación de la glucosa, la extensión del uso de la diálisis automatizada y la continuidad del médico y de la enfermera en las unidades de DP, además de la potenciación de las consultas de enfermedad renal crónica avanzada (ERCA). Objetivo: Esta situación nos condujo a realizar nuestro estudio con el objetivo principal de comparar la supervivencia a medio plazo entre pacientes incidentes en HD frente a DP en los últimos años en Canarias y como objetivos secundarios comparar la supervi- Correspondencia: Juana Margarita Rufino Hernández Servicio de Nefrología. Hospital Universitario de Canarias. Ofra, s/n. La Cuesta. 38320 La Laguna. Santa Cruz de Tenerife. [email protected] 174 vencia entre dichas modalidades por subgrupos definidos por edad, sexo y diabetes. Material y métodos: Se trata de un trabajo de cohorte retrospectivo que compara la supervivencia entre HD y DP de pacientes que inician diálisis en la Comunidad Canaria entre el 1-1-2006 y 31-12-2009, con ajuste basado en el análisis de propensión. Se analizaron los datos de la base de datos RERCAN (Registro de Enfermos Renales de Canarias) que recoge variables demográficas, cambios de modalidad de diálisis, provincia y hospital de procedencia del paciente, mortalidad y causas de mortalidad. Se calcularon las estimaciones de Kaplan-Meier de supervivencia comparada en la cohorte global y por estratos definidos por la edad, sexo y diabetes. Aplicamos el modelo de riesgos proporcionales de Cox de supervivencia para estimar los riesgos relativos de mortalidad de la DP en comparación con la HD, utilizando como variables independientes de ajuste la edad, el sexo, el score de propensión por cuartiles, la provincia de procedencia del paciente y la diabetes. Finalmente, se aplicó un modelo de Cox estratificado en el tiempo (Cox time-dependent effects) usando como factor de riesgo fijo la modalidad inicial de diálisis, para valorar el efecto en la supervivencia, a corto y medio plazo, de la DP comparada con la HD. Resultados: La cohorte incluyó a 1.469 pacientes (173 en DP y 1.296 en HD), con una edad media de 62,5 años, el 65% hombres. El seguimiento medio fue de 16,2 ± 12,4 meses. Los factores asociados con una mayor probabilidad de elegir DP fueron la menor edad y la provincia de Las Palmas. J.M. Rufino et al. Supervivencia comparada DP frente a HD La mortalidad acumulada, en el análisis por intención de tratar, fue en el grupo de HD del 27,1% y en el grupo de DP de 8,7 % (p <0,0001). La probabilidad acumulada de supervivencia por intención de tratar para DP y HD fue del 96,6 frente al 89% a los 6 meses (p <0,001), del 96 frente al 80% a los 12 meses (p <0,001), del 90 frente al 65% a los 24 meses (p <0,001), del 82 frente al 58% a los 36 meses (p <0,001) y del 73 frente al 45% a los 46 meses (p <0,001). En el análisis por subgrupos, la supervivencia fue también mayor en los pacientes en DP con respecto a los de HD tanto en los mayores de 65 años como en los menores, en los diabéticos y en los no diabéticos, y tanto en hombres como en mujeres. El mismo análisis a partir de los 90 días mostró resultados muy similares. En el análisis por intención de tratar, el riesgo de mortalidad ajustado por el modelo de Cox para la DP en comparación con la HD fue un 61% menor que para HD (RR: 0,398; IC 95%: 0,237-0,669; p = 0,001), ajustado para edad, diabetes, sexo, provincia y score de propensión. Desglosado por años de supervivencia en técnica, el riesgo relativo de mortalidad para la DP en comparación con la HD en el primer año fue también significativamente inferior (RR: 0,509; IC 95%: 0,259-0,999; p = 0,049). A partir del segundo año, sólo la edad se mostró como factor de riesgo de mortalidad (RR: 2,785; IC 95%: 1,525-5,086; p = 0,001) y no hubo diferencias entre las dos técnicas de diálisis. Conclusión: En Canarias, la DP ha demostrado ventajas de supervivencia a corto y medio plazo respecto a la HD. Resulta notable que este beneficio se ha constatado en pacientes jóvenes y de edad avanzada, diabéticos y no diabéticos, hombres y mujeres, así como que esta ventaja se mantenga incluso tras años después de aplicar la técnica. Palabras clave: Supervivencia en diálisis. Soluciones biocompatibles. Diálisis peritoneal. Hemodiálisis Current peritoneal dialysis compared with haemodialysis: medium-term survival analysis of incident dialysis patients in the Canary Islands in recent years ABSTRACT Introduction: Important differences in patient survival exist between peritoneal dialysis (PD) and haemodialysis (HD). Several different studies have shown that PD yields a better survival rate than HD in the first and second years of treatment, especially in younger patients and non-diabetic patients with low comorbidity, whereas HD produces better results in diabetic patients, elderly patients, and in patients with greater comorbidity. In recent years, interesting changes have occurred in PD units in the Canary Islands, such as the introduction of peritoneal dialysis solutions with bicarbonate dialysate and low content of glucose degradation products, extended use of automated dialysis, and continuity of physicians and nurses in PD units, in addition to enhancing visits for advanced chronic kidney disease (ACKD). Objective: This situation led us to perNefrologia 2011;31(2):174-84 originales form our study with the primary objective of comparing medium-term survival among incident dialysis patients on HD versus PD in recent years in the Canary Islands, and as a secondary objective, to compare survival between these two types of dialysis by subgroups as defined by age, sex and diabetes. Material and methods: This was a retrospective cohort study comparing survival between HD and PD patients starting dialysis in the Canary Islands between 01/01/2006 and 31/12/2009, with adjustment based on the propensity score analysis. We analysed data from the RERCAN database, which collects data on demographic variables, changes in type of dialysis, province and hospital of the patient, and mortality and its causes. We calculated KaplanMeier estimates of survival based on the overall population and stratified by age, sex and diabetes. We applied a Cox proportional hazards model for survival to estimate the relative mortality risk of PD compared with HD, using as independent variables: age, sex, quartiles of propensity score, the province of the patient, and diabetes. Finally, we applied a Cox model with time-dependent effects, using as a fixed risk factor the initial type of dialysis in order to assess the effect of PD versus HD on short and medium-term survival. Results: The cohort included 1469 patients (173 PD and 1296 HD), with a mean age of 62.5 years, 65% male. Mean follow-up was 16.2±12.4 months. Factors associated with greater probability of choosing PD were younger age and living in the province of Las Palmas. The cumulative mortality in the intention to treat (ITT) analysis was 27.1% in the HD group and 8.7% in the PD group, P<.0001. The cumulative probability of survival by ITT using PD vs HD was 96.6% versus 89% at 6 months (P<.001), 96% versus 80% at 12 months (P<.001), 90% versus 65% at 24 months (P<.001), 82% versus 58% at 36 months (P<.001) and 73% versus 45% at 46 months (P<.001). In the subgroup analysis, survival was also higher in PD patients compared to HD patients both over and under 65 years old, in both diabetic and non-diabetic patients, and in both genders. The same analysis from the 90th day onward produced similar results. In the ITT analysis, the Cox-adjusted mortality risk for PD was 61% lower than for HD (RR: 0.398, 95% CI 0.237-0.669, P=.001), adjusted for age, diabetes, sex, patient’s province and propensity score. Broken down by years of survival on the technique used, the relative risk of death for PD compared with HD in the first year was also significantly lower (RR 0.509, 95% CI: 0.259-0.999, P=.049). From year 2 onwards, only age was a risk factor for mortality (RR: 2.785, 95% CI: 1.5255.086, P=.001) and no differences were shown between the two dialysis techniques. Conclusion: In the Canary Islands, PD has demonstrated survival advantages over HD in the short and medium term. It is remarkable that this benefit was found in young and old patients, men and women, and diabetic and non-diabetic patients, and that this advantage was maintained even after years of being on dialysis. Keywords: Survival on dialysis. Biocompatible peritoneal solutions. Peritoneal dialysis. Haemodialysis. 175 J.M. Rufino et al. Supervivencia comparada DP frente a HD originales INTRODUCCIÓN A pesar de las innovaciones tecnológicas en el tratamiento sustitutivo de la enfermedad renal crónica (ERC), existen importantes diferencias sobre los resultados de supervivencia entre la diálisis peritoneal (DP) y la hemodiálisis (HD). Posiblemente, la comorbilidad inicial, la experiencia del centro y los factores de confusión para la indicación de la técnica en el marco de estudios observacionales retrospectivos justifiquen esta controversia1-7. Así, diferencias metodológicas como la ausencia de diseños de estudios prospectivos, pequeño tamaño muestral y la no inclusión de métodos estadísticos basados en scores de propensión en la mayoría de los estudios publicados pudieran sesgar los resultados de supervivencia1,8-10. El score de propensión puede ser una herramienta muy útil en este tipo de estudios observacionales en los que la distribución de variables clínicas como la edad, el sexo o la comorbilidad puede ser muy diferente entre los grupos de estudios, y se define como la probabilidad que tiene un paciente de ser asignado a un determinado tratamiento, en este caso, modalidad de diálisis, en función de sus características clínicas en ese momento. Con todo, varios estudios han demostrado que con la DP se obtiene una mejor supervivencia que con la HD en el primer y el segundo años de tratamiento, sobre todo en los pacientes más jóvenes, no diabéticos y con menor comorbilidad, mientras que la HD parece mejor en los pacientes diabéticos, de mayor edad y comorbilidad superior11-22. Sin embargo, en los últimos años se han ido introduciendo cambios asistenciales interesantes en las unidades de DP como son las soluciones de DP con baño de diálisis con bicarbonato y con bajo contenido en productos de degradación de la glucosa, la extensión del uso de la diálisis automatizada y la continuidad del médico y de la enfermera en las unidades; además, se han potenciado de manera destacable las consultas de ERC avanzada (ERCA). Esta situación de cambio nos llevó a realizar este trabajo con el objetivo principal de comparar la supervivencia a medio plazo entre pacientes incidentes en HD frente a DP en los últimos años en la Comunidad Canaria y como objetivos secundarios comparar la supervivencia entre dichas modalidades por subgrupos definidos por edad, sexo y diabetes. MATERIAL Y MÉTODOS Se trata de un trabajo de cohorte retrospectivo para comparar la supervivencia en pacientes adultos que inician diálisis en la Comunidad Canaria entre el 1-1-2006 y 31-12-2009, con ajuste basado en el análisis de propensión para atenuar la influencia de las diferencias en las características basales entre los pacientes que eligen una u otra modalidad. Se analizaron los datos de la base de datos RERCAN (Registro de Enfermos Renales de Canarias). Este registro recoge variables demográficas como la edad, el sexo, la enfermedad de base, cambios de modalidad de diálisis, hospital y provincia de procedencia del paciente, mortalidad y causa de mortalidad. Los pacientes que procedían de HD o del trasplante fueron excluidos. Método estadístico Se compararon los diferentes parámetros recogidos en el estudio entre los pacientes de HD y DP. Las variables continuas se compararon inicialmente mediante la prueba de la t de Student y las diferencias entre proporciones se estimaron mediante el test de la chi-cuadrado. Para equilibrar las diferencias en las características basales de los pacientes y reducir así un posible sesgo a favor de una y otra modalidad, se realizó un análisis de propensión para usarlo posteriormente como variable de ajuste en el análisis de Cox. Se estimó la puntuación de propensión para la elección de DP al inicio con un modelo de regresión logística que incluyó todas las covariables que figuran como predictoras después de comparar las diferencias estandarizadas en las características basales de los pacientes según la modalidad de diálisis (tablas 1 y 2). Tabla 1. Comparación de las características basales de los pacientes que inician DP frente a los que inician HD Pacientes incidentes en DP Pacientes incidentes en HD Valor de p (n = 173) (n = 1.296) 56,6 ± 15,1 63,4 ± 15,1 0,0001 Sexo masculino 68,2% 64,5% 0,338 Diabetes mellitus 62,4% 44% 0,106 Provincia TFE/LP 65/108 688/608 0,0001 Edad De forma significativa, los pacientes de DP eran más jóvenes y procedían principalmente de la provincia de Las Palmas. TFE: provincia de Santa Cruz de Tenerife; LP: provincia de Las Palmas; DP: diálisis peritoneal; HD: hemodiálisis. 176 Nefrologia 2011;31(2):174-84 J.M. Rufino et al. Supervivencia comparada DP frente a HD originales Tabla 2. Regresión logística. Factores asociados a elegir DP como técnica de primera elección B IC 95% Exp(B) Valor de p Edad >65 años –0,940 0,278-0,550 0,391 0,0001 Provincia LP 0,550 1,246-2,413 1,734 0,001 Los factores asociados a elegir DP como técnica de primera elección fueron los menores de 65 años y los pacientes de la provincia de Las Palmas. TFE: provincia de Santa Cruz de Tenerife; LP: provincia de Las Palmas. Ajustado para sexo y diabetes. Las causas de final de seguimiento eran la muerte del paciente, el trasplante renal, la pérdida de seguimiento, la transferencia a otra técnica o la fecha de fin de estudio, que era el 31 de diciembre de 2009. El análisis primario fue el de supervivencia comparada por modalidad de diálisis, según análisis por intención de tratar (a partir del día 0) y los análisis secundarios incluyeron análisis de supervivencia comparada por modalidad a partir del día 90 y análisis por estratificación definidos por la edad (tomando como punto de corte la mediana de edad de la muestra, es decir, 65 años), sexo y diabetes. Se calcularon las estimaciones de Kaplan-Meier de supervivencia comparada en la cohorte global y por los estratos previamente definidos. Posteriormente se elaboró un modelo de regresión proporcional de Cox de supervivencia para estimar los riesgos relativos de mortalidad de la DP en comparación con la HD, utilizando como variables independientes de ajuste la edad, el sexo, el score de propensión por cuartiles, la provincia del paciente, la diabetes y la enfermedad de base. Finalmente, aplicamos un modelo de Cox estratificado en el tiempo (Cox time-dependent effects) usando como factor de riesgo fijo la modalidad inicial de diálisis, para valorar el efecto en la supervivencia con el tiempo, a corto y medio plazo, de la DP comparada con la HD18. Una p <0,05 se consideró estadísticamente significativa. El programa informático utilizado para el análisis estadístico fue el SPSS 13.0 software (SPSS Inc., Chicago, IL). RESULTADOS La cohorte incluyó a 1.469 pacientes adultos, de los cuales 1.235 (84%) sobrevivieron más de 90 días después del inicio de diálisis. La edad media era de 62,5 ± 15,3 años (7 a 94 años, mediana 65 años) y el 65% eran hombres. La proporción de pacientes que recibieron DP al inicio de diálisis fue del 11,8% (n = 173/1.469). El seguimiento medio fue de 16,2 ± 12,4 meses (de 1 a 47 meses, mediana: 13 meses, percentil 75: 24 meses). La enfermedad de base que presentaba la población era: 7% glomerulonefritis crónica, 4,3% nefropatía Nefrologia 2011;31(2):174-84 intersticial, 44,3% nefropatía diabética, 0,7% nefropatía familiar, 11,1% nefropatía isquémica, 15,3% no filiada, 7,5% poliquistosis renal, 2,6% enfermedad sistémica y el resto, otras. La distribución fue similar en ambos grupos de técnica. En la tabla 1 se comparan las características del paciente según la modalidad de diálisis inicial en el día 0. De forma significativa, los pacientes de DP eran más jóvenes y procedían principalmente de la provincia de Las Palmas. Los factores asociados con mayor probabilidad de elegir DP fueron la menor edad y la provincia de Las Palmas (tabla 2), y éstos fueron utilizados para elaborar el score de propensión a partir del valor beta de las variables significativas en el análisis de regresión logística. Distribuimos los valores por cuartiles de score de propensión, de manera que el 26% (n = 380) tenía una puntuación de +0,55 (score 4); el 22% (n = 323) una puntuación de 0 (score 3); el 23% (n = 336) una puntuación de –0,39 (score 2) y el 29% (n = 430) tenía una puntuación de –0,94 (score 1). Cuanta más alta era la puntuación, score 4, más probabilidades había de elegir DP. La mortalidad acumulada, en el análisis por intención de tratar fue en el grupo de HD del 27,1% y en el grupo de DP de 8,7 % (p < 0,0001). De igual modo, en el análisis a partir de los 90 días de tratamiento dialítico la mortalidad acumulada en el grupo de HD fue del 13,5% y en el grupo de DP del 5% (p < 0,0001). En la figura 1 observamos las curvas de supervivencia comparada de Kaplan-Meier en la cohorte global desde el día 0 (figura 1a) y desde el día 90 (figura 1b). De forma pormenorizada, la probabilidad acumulada de supervivencia por intención de tratar para DP y HD fue del 96,6 frente al 89% a los 6 meses (p <0,001), del 96 frente al 80% a los 12 meses (p <0,001), del 90 frente al 65% a los 24 meses (p <0,001), del 82 frente al 58% a los 36 meses (p <0,001) y del 73 frente al 45% a los 46 meses (p <0,001). El mismo análisis a partir de los 90 días mostró resultados muy similares. En cuanto al análisis por subgrupos, la supervivencia fue sorprendentemente mayor en los pacientes en DP con respecto a los de HD tanto en los mayores de 65 años como en los menores, en los diabéticos y en los no diabéticos, en las mujeres y en los hombres (figuras 2 a 4). En el grupo de score 1 (el 177 J.M. Rufino et al. Supervivencia comparada DP frente a HD originales B % Supervivencia % Supervivencia A Tiempo Tiempo Figura 1. A) Supervivencia comparada de pacientes incidentes entre DP (-■-) y HD (-•-), por intención de tratar desde el día 0. B) Supervivencia comparada de pacientes incidentes entre DP (-■-) y HD (-•-), desde el día 90. Tiempo: meses desde el inicio de técnica. DP: diálisis peritoneal. HD: hemodiálisis. A % Supervivencia % Supervivencia B Tiempo Tiempo Figura 2. A) Supervivencia comparada de pacientes incidentes mayores de 65 años entre DP (- ■-) y HD (-•-), por intención de tratar desde el día 0. B) Supervivencia comparada de pacientes incidentes menores o iguales a 65 años entre DP (- ■-) y HD (-•-), por intención de tratar desde el día 0. Tiempo: meses desde el inicio de técnica. DP: diálisis peritoneal. HD: hemodiálisis. de mayor probabilidad de elegir HD, n = 430), la mortalidad para los pacientes en HD fue del 40% (168/412) y para los de DP del 22,2% (4/18) (p = 0,08). Para el grupo de score 4 (el de mayor probabilidad de elegir DP, n = 380), la mortalidad para los de HD fue del 12,3% (38/308) y para los de DP del 5,6% (4/72) (p = 0,06). te al 8,7%). En el grupo de HD, el 10,2% de los pacientes fueron sometidos a trasplante y sólo el 1,7% de los pacientes (n = 22) fueron transferidos a DP y la mortalidad para estos pacientes fue algo menor, del 9,1%, comparada con el resto de los pacientes, en quienes no cambió (27,4%; p = 0,055). Las causas de mortalidad principales fueron: 41% de causa cardiovascular, 19% infecciosa, 7,7% neoplasia y 3% de causa gastrointestinal o hepática. No hubo diferencias en la distribución de causas de mortalidad entre ambas modalidades de diálisis. El 26,6% de los pacientes de DP fueron sometidos a trasplante y un 14% de los pacientes fueron transferidos a HD y, en estos últimos, la mortalidad no fue diferente comparada con los que no cambiaron (el 8,8 fren- En el análisis por intención de tratar, el riesgo de mortalidad ajustado por el modelo 1 para la edad, el sexo, la provincia de procedencia del paciente y la diabetes de la DP en comparación con la HD fue un 61% menor que para HD (0,398; IC 95%: 0,237-0,669; p = 0,001; tabla 3). Destaca también, de forma significativa, la edad como factor de riesgo de mortalidad. En el modelo 2 de la tabla 3 se han utilizado como variables independientes de ajuste: el 178 Nefrologia 2011;31(2):174-84 J.M. Rufino et al. Supervivencia comparada DP frente a HD originales B % Supervivencia % Supervivencia A Tiempo Tiempo Figura 3. A) Supervivencia comparada de pacientes incidentes diabéticos entre DP (-■-) y HD (-•-), por intención de tratar desde el día 0. B) Supervivencia comparada de pacientes incidentes no diabéticos entre DP (-■-) y HD (-•-), por intención de tratar desde el día 0. Tiempo: meses desde el inicio de técnica. DP: diálisis peritoneal. HD: hemodiálisis. A % Supervivencia % Supervivencia B Tiempo Tiempo Figura 4. A) Supervivencia comparada de pacientes incidentes mujeres entre DP (-■-) y HD (-•-), por intención de tratar desde el día 0. B) Supervivencia comparada de pacientes incidentes varones entre DP (-■-) y HD (-•-), por intención de tratar desde el día 0. Tiempo: meses desde el inicio de técnica. DP: diálisis peritoneal. HD: hemodiálisis. sexo, la diabetes y el score de propensión. En este modelo, el riesgo de mortalidad ajustado por el modelo de Cox para la DP en comparación con la HD fue igualmente un 61% menor que para HD (RR: 0,398; IC 95%: 0,237-0,669; p = 0,0001) y el riesgo de mortalidad para los pacientes del grupo 4 del score de propensión (el de mayor probabilidad de elegir DP) fue un 63% menor que para los del grupo 1 (el de mayor probabilidad de elegir HD) (RR: 0,278; IC 95%: 0,198-0,390; p = 0,0001). Desglosado en los primeros 3 años, el riesgo relativo de mortalidad para la DP en comparación con la HD en el primer año fue de 0,334 (IC 95%: 0,136-0,818; p = 0,016). A partir del primer año de supervivencia en la técnica, los predictores de mortalidad fueron: la edad, la diabetes y la técnica de diálisis (tabla 4). A partir del segundo año en adelante sólo la edad se mostró como factor de riesgo de mortalidad (2,785; IC 95%: 1,525-5,086; p = 0,001) y no hubo diferencias entre las dos técnicas de diálisis. Nefrologia 2011;31(2):174-84 DISCUSIÓN Nuestro trabajo demuestra que la DP en Canarias ha demostrado poseer ventajas de supervivencia a medio plazo respecto a la HD. Los múltiples trabajos que revisan la supervivencia comparada de pacientes y técnica entre HD y DP muestran resultados diferentes, y en ocasiones, contradictorios, probablemente por la heterogeneidad de factores que condicionan el pronóstico de estos pacientes3,10-22,33-41: la comorbilidad inicial, la experiencia del centro, el inicio programado o urgente de la diálisis, las complicaciones del acceso vascular o peritoneal, el tiempo en técnica y también porque aplican diferentes diseños, muestras y metodologías estadísticas al análisis de resultados. Los estudios de cohorte prospectivos son, en principio, los de mejor diseño para poder estudiar la relación entre dos variables (tipo de tratamiento y pronóstico) a lo largo del tiempo. Sin embargo, son escasos los estudios de este tipo pu179 originales J.M. Rufino et al. Supervivencia comparada DP frente a HD Tabla 3. Modelo de regresión proporcional de Cox de supervivencia para estimar los riesgos relativos de mortalidad de la DP en comparación con la HD RR (IC 95%) Valor de p Edad >65 años 2,989 (2,342-3,816) 0,0001 Técnica DP frente a HD 0,398 (0,237-0,669) 0,001 Modelo 1 Diabetes 1,155 (0,939-1,420) 0,173 Sexo 0,991 (0,802-1,226) 0,936 Provincia LP/TFE 0,829 (0,672-1,023) 0,080 Modelo 2 Score de propensión (con respecto al score 1) Score 2 0,827 (0,650-1,053) 0,123 Score 3 0,333 (0,239-0,466) 0,0001 Score 4 0,278 (0,198-0,390) 0,0001 Técnica DP frente a HD 0,398 (0,237-0,669) 0,0001 Sexo 0,991 (0,802-1,226) 0,173 Diabetes 1,155 (0,939-1,420) 0,937 Se utilizan como variables independientes de ajuste en el modelo 1: la edad, el sexo, la provincia de procedencia del paciente y la diabetes. En este modelo, el riesgo de mortalidad ajustado por el modelo de Cox para la DP en comparación con la HD fue un 61% menor que para HD (0,398; IC 95%: 0,237-0,669; p = 0,001). Destaca también, de forma significativa, la edad como factor de riesgo de mortalidad. En el modelo 2 se han utilizado como variables independientes de ajuste: el sexo, la diabetes y el score de propensión. En este modelo, el riesgo de mortalidad ajustado por el modelo de Cox para la DP en comparación con la HD fue igualmente un 61% menor que para HD (RR: 0,398; IC 95%: 0,237-0,669; p = 0,0001) y el riesgo de mortalidad para los pacientes del grupo 4 del score de propensión (el de mayor probabilidad de elegir DP) fue un 63% menor que para los del grupo 1 (el de mayor probabilidad de elegir HD) (RR: 0,278; IC 95%: 0,198-0,390; p = 0,0001). DP: diálisis peritoneal; HD: hemodiálisis; LP: provincia de Las Palmas; TFE: Provincia de Santa Cruz de Tenerife. blicados para el análisis de supervivencia comparada entre HD y DP, ya que precisan de una muestra elevada para conseguir una adecuada estratificación y ajuste de la población, lo que obliga mayormente a un diseño multicéntrico1,7. Por ello, los estudios observacionales de grandes registros son los más útiles en el análisis comparativo de los resultados entre las diferentes técnicas de diálisis. En nuestro caso hemos añadido el análisis de propensión para incrementar la robustez de nuestro análisis8,10. Varios estudios han demostrado que la DP tiene mejor supervivencia que la HD en el primer y segundo año de tratamiento, sobre todo en los pacientes más jóvenes, no diabéticos y con menor comorbilidad, mientras que la HD parece mejor en los pacientes diabéticos, de más edad y mayor comorbilidad3,10,21,40,42,54; sin embargo, estos trabajos están referidos a pacientes incidentes hace casi 10 años, concretamente en los años noventa y principios del 2000, cuando la DP no estaba tan desarrollada y no se habían introducido las mejoras técnicas que ha experimentado esta modalidad en los últimos años. De hecho, se ha publicado recientemente un estudio americano de Mehrotra, et al., con casi 700.000 pacientes incidentes en diálisis, comparando la mortalidad entre HD y DP a largo plazo, y estos autores observan que la supervivencia es similar entre ambas modalidades, tanto en la cohorte global como 180 en la ajustada por grupos según la edad, diabetes y comorbilidad5. Observan, además, cómo la supervivencia de los pacientes en DP ha mejorado de forma espectacular en los últimos años, concretamente en la cohorte 2002-2004 con respecto a las previas. En la investigación de la supervivencia comparativa de técnicas de diálisis es importante también hacer el análisis por segmentos de tiempos de supervivencia en técnica. Varios estudios observacionales y de grandes registros2,42 muestran que el riesgo relativo de muerte de DP sobre HD no es estable en el tiempo, de manera que la ventaja en la supervivencia de la DP comparada con la de HD disminuye con el tiempo de permanencia en el tratamiento, con la edad más avanzada y con la presencia de diabetes. Sin embargo, en nuestro trabajo, a partir del segundo año hacia el tercer o cuarto año de entrada en técnica, sólo la edad resultó ser el único factor de riesgo de mortalidad entre nuestros pacientes, y previo a los 2 años, fue la HD (no la DP), junto con la diabetes mellitus y la edad la que resultó ser un factor de riesgo significativo de mortalidad. Esta observación está apoyada por el estudio de Yeates35 en 2008 (abstract) que afirma que la ventaja inicial para la DP se mantiene durante más tiempo, e incluso demuestra que no existen diferencias estadísticamente significativas a favor de la HD ni siquiera al final del Nefrologia 2011;31(2):174-84 J.M. Rufino et al. Supervivencia comparada DP frente a HD Tabla 4. Modelo de regresión proporcional de Cox de supervivencia para estimar los riesgos relativos de mortalidad de la DP en comparación con la HD, a partir del primer año de supervivencia en técnica RR (IC 95%) Valor de p Edad >65 años 2,250 (1,572-3,220) 0,0001 Diabetes 1,590 (1,145-2,208) 0,006 Técnica DP frente a HD 0,509 (0,259-0,999) 0,049 Sexo 0,920 (0,664-1,273) 0,613 Provincia LP/TFE 0,941 (0,681-1,300) 0,712 Se utilizan como variables independientes de ajuste la edad, el sexo, la diabetes y la provincia del paciente. El riesgo de mortalidad ajustado para la DP en comparación con la HD fue un 49% menor que para HD (RR: 0,509; IC 95%: 0,259-0,999; p = 0,049). Destacan también, de forma significativa, la edad y la diabetes como factores de riesgo de mortalidad tras el primer año en técnica de diálisis. DP: diálisis peritoneal; HD: hemodiálisis; LP: provincia de Las Palmas; TFE: provincia de Santa Cruz de Tenerife. seguimiento1,35. Y recientemente, en la publicación del Registro de la EDTA con datos del Reino Unido, Austria, España, Italia y Noruega, ajustada para comorbilidad (edad, enfermedad renal primaria, sexo y país) se muestra que no existen diferencias significativas entre las dos modalidades de tratamiento9,38. Se podría argumentar razonablemente que la educación prediálisis, ampliamente desarrollada en nuestra Comunidad en los últimos años, podría condicionar estos resultados en la mejora de la supervivencia de la DP, pero parecería lógico pensar que realmente el impacto positivo de mejora de la supervivencia por la existencia de las consultas de ERCA beneficiaría a ambas técnicas, no sólo a la DP. Es más, es conocido que uno de los mayores impactos que tiene la implantación de consulta ERCA afecta a la mejora de la supervivencia en HD, ya que mejora notablemente el número de pacientes que inician la misma con acceso vascular desarrollado48; en lo que sí podrían influir las consultas de ERCA es en la elección de DP por parte de un mayor número de pacientes49. Otra hipótesis que pudiera explicar estos resultados a favor de la DP podría ser la del desarrollo en la última década de nuevas soluciones de DP para intentar reducir su bioincompatibilidad y mejorar los resultados clínicos en los pacientes en DP. En modelos animales, la exposición a largo plazo de las soluciones biocompatibles supone una menor expresión del factor de crecimiento endotelial vascular, un incremento de la masa celular mesotelial, una reducción de marcadores proinflamatorios, una reducción de la proliferación microvascular y de la fibrosis submesotelial comparada con las soluciones convencionales de glucosa23-32,43-47. Los beneficios clínicos que están relacionados con la mayor bioNefrologia 2011;31(2):174-84 originales compatibilidad de estas soluciones han sido referidos en no pocos trabajos y son, entre otros, una reducción del dolor y de las molestias abdominales durante la infusión, una reducción de la incidencia de peritonitis y de su duración, una menor formación de productos finales de la glicosilación avanzada, así como una mayor supervivencia de técnica y paciente comparada con las soluciones convencionales23-27,43-47. Sin embargo, hasta ahora, que sepamos, carecemos de estudios comparativos de mortalidad a medio plazo de pacientes incidentes en diálisis entre HD y DP, esta última utilizando desde el principio las nuevas soluciones más biocompatibles. Nuestro trabajo no tiene recogido en el Registro la variable «tipo de solución de diálisis peritoneal» utilizada (estándar o biocompatible) por los pacientes de DP, pero, desde principios de 2006, aproximadamente un 70% de los pacientes que iniciaban DP en Canarias lo hacían con soluciones de diálisis biocompatibles, esto es, con soluciones con pH fisiológico y tampón de bicarbonato, con bajo contenido en productos de degradación de glucosa, soluciones de aminoácidos y soluciones con polímeros de glucosa, lo que quizás ha podido influir en los buenos resultados observados en el grupo de los diabéticos. El papel que desempeñan estas nuevas soluciones en esta mejora de supervivencia de la DP se demostraría con un estudio específico diseñado para ello. Este estudio tiene sus limitaciones. En primer lugar, debido a que las modalidades de diálisis no fueron asignadas al azar, la causalidad no puede ser evaluada, y aunque el análisis de propensión es una herramienta estadística útil, no sustituye a la aleatorización. En segundo, el estudio fue retrospectivo, sobre la base de datos del Registro Canario de Enfermos Renales y las covariables o biomarcadores pronósticos sólo se midieron al inicio de la diálisis. Además, hubo variables importantes que no estaban recogidas en el registro; la más importante, la comorbilidad, siendo necesario, por tanto, profundizar con futuros trabajos en el efecto beneficioso que pudiese tener, por ejemplo, la DP con soluciones biocompatible en los pacientes con riesgo cardiovascular elevado. No obstante, los pacientes mayores y diabéticos suelen tener una comorblidad importante sobreañadida y en nuestro trabajo, incluso en este tipo de pacientes, la DP mostró mejores resultados de supervivencia. En tercer lugar, tampoco están recogidas variables como dosis de diálisis, tipo de HD (on-line o estándar), DP manual o automatizada, diuresis residual o inicio de diálisis con catéter venoso central. Con respecto a este último punto, la dependencia del catéter venoso central sigue siendo elevada entre los pacientes de HD durante los primeros meses y su uso se asocia con una elevada morbilidad y mortalidad. De hecho, la mortalidad en HD fue mayor en los primeros 3 meses, pasando del 27,1% al inicio al 13,5% pasados los 3 meses; esto pudiera estar en relación con el inicio de HD con catéter venoso en lugar de fístula arteriovenosa (FAV). En DP, la mortalidad analizada desde el día 0 fue del 8,7% y tras los primeros 90 días descendió al 5%, en cualquier caso menor que la de HD. 181 originales A pesar de estas limitaciones, nuestro trabajo tiene, como argumentos a favor, que los datos de todos los pacientes están recogidos con supervivencia analizada, habiéndose aplicado un buen análisis de Cox y el análisis de propensión para incrementar la fortaleza metodológica. A modo de resumen, hemos encontrado que la supervivencia fue mayor para los pacientes que iniciaron tratamiento renal sustitutivo con DP comparada con la de los que iniciaron con HD, incluso en los pacientes mayores y diabéticos, en los que se espera una expectativa de vida menor y una mayor comorbilidad, pacientes éstos en los que hasta el momento, la mayoría de los datos referidos indicaban que la DP ofrecía desventajas respecto a la HD. Aunque este estudio puede tener implicaciones clínicamente relevantes para el ámbito de nuestra Comunidad, estos resultados deben ser verificados con mayor número de pacientes y en otras poblaciones, en las que factores como la geografía, la raza o los sistemas de sanidad pueden influir en los resultados de trabajos con diseño similar. Finalmente, en el ámbito de las consideraciones de tipo económico, la DP también ofrece ventajas respecto a la HD. Arrieta, en su revisión sobre el coste-efectividad de modalidades de diálisis, describió que el coste de HD está alrededor de 47.000 euros por paciente/año mientras que el de DP es de 32.000, aproximadamente50. Obviamente, estas diferencias de coste no son triviales y deben tenerse en cuenta en las decisiones relativas a la elección de técnica o instalación de centros de diálisis52-54. En relación con este punto, es interesante también el trabajo de Berger, et al.53, en el que comparan los costes de la DP frente a la HD en pacientes incidentes desde enero de 2004, con un seguimiento mínimo de un año, utilizando el emparejamiento de propensión entre pacientes de DP y los de HD. Los pacientes de HD tuvieron más del doble de hospitalizaciones que los de DP y la media de los costes sanitarios en los 12 meses de seguimiento fue de 43.510 dólares más que la de DP. Y es más, el trabajo de Mendelsson, et al.22, que recoge una amplia serie de encuestas realizadas a nefrólogos sobre sus pacientes, observaba que el 78% de los pacientes que iniciaban diálisis no tenían contraindicación alguna para la DP, por lo que parece que es necesaria una distribución más óptima y rentable de las modalidades de diálisis para aquellos pacientes que inician tratamiento sustitutivo renal. CONCLUSIONES En conclusión, en este análisis verificamos ventajas de supervivencia de la modalidad de DP respecto a HD y cobra especial interés constatar que estos resultados se repiten cuando estratificamos por edad, diabetes y sexo. Debido a que ambas modalidades siguen evolucionando año tras año, las revisiones periódicas de supervivencia comparada nos pueden ayudar a la hora informar a los pacientes sobre la decisión de elegir una u otra modalidad. 182 J.M. Rufino et al. Supervivencia comparada DP frente a HD Agradecimientos Los autores agradecen a toda la comunidad nefrológica que ha vertido los datos de los Enfermos Renales de Canarias en el Registro RERCAN. También a Don Marcos Getino Melián, técnico de la Dirección General de Programas Asistenciales, Servicio Canario de la Salud, por su supervisión en la correcta recogida de datos del Registro. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Remón Rodríguez C, Quirós Ganga PL, Portolés J, Marrón B. 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Leganés, Madrid Nefrologia 2011;31(2):185-91 doi:10.3265/Nefrologia.pre2011.Jan.10560 RESUMEN Introducción: Se ha descrito una disminución de los niveles de 25 hidroxivitamina D (25[OH]D), en los pacientes con enfermedad renal crónica (ERC). Conocemos que el efecto pleiotrópico de la vitamina D va más allá del metabolismo mineral. Objetivos: Los objetivos del estudio fueron: 1) determinar los niveles de 25(OH) D en pacientes con ERC seguidos en consulta de prediálisis. 2) Analizar características clínicas y bioquímicas de los pacientes con respecto a los niveles de 25(OH)D y los posibles factores predictivos de la deficiencia en 25(OH)D. Pacientes y métodos: Realizamos un estudio obsevacional en 79 pacientes con ERC. Analizamos datos clínicos y parámetros bioquímicos en cuanto a nutrición, inflamación y metabolismo mineral en relación con los niveles de 25(OH)D. Se consideró deficiencia de 25(OH)D si los niveles eran inferiores a 15 ng/ml. Resultados: Cuarenta y un pacientes (52%) presentaron deficiencia de 25(OH)D. Comparando los datos analizados según los niveles de vitamina 25(OH)D mayores o menores de 15 ng/ml, el grupo de pacientes con deficiencia en 25(OH)D tenían: más edad (70 ± 11,97 frente a 61 ± 14,5; p = 0,005), mayor índice de masa corporal (IMC) (30 ± 4,06 frente a 27,1 ± 5,08; p = 0,017), y mayor proteinuria (1,42 g/24 h [0,53-2,96] frente a 0,51 [0,20-1,48]; p = 0,009). La hormona paratiroidea (PTH) se encontraba más elevada (359 [239-658] frente a 233 [129-323]; p = 0,000), y más pacientes recibieron tratamiento con calcitriol oral (28 [62%] frente a 17 [37,8%]; p = 0,024). El porcentaje de diabéticos fue mayor en este grupo (20 [76,9%] frente a 6 [23%]; p = 0,002). En el análisis multivariante, la presencia de diabetes (OR: 5,713; IC95% [1,43-22,77]; p = 0,014), el aumen- Correspondencia: Isabel Rodríguez Villarreal Sección de Nefrología. Hospital Severo Ochoa. Avda de Orellana, s/n. 28911 Leganés. Madrid. [email protected] to de PTH (OR: 13,38; IC95% [2,94-60,89]; p = 0,001), y la proteinuria más elevada (OR: 4,41; IC95% [1,12-17,25]; p = 0,033) fueron factores predictivos independientes de la deficiencia en 25(OH)D. Conclusiones: Los pacientes con ERC tienen alta prevalencia de deficiencia de 25(OH)D. El aumento de PTH, la elevación de la proteinuria, y la presencia de diabetes fueron factores predictivos independientes de la deficiencia en 25(OH)D. Palabras clave: Enfermedad renal crónica. Prediálisis. Niveles de 25 hidroxivitamina D. Clinical and biochemical characteristics of predialysis patients in terms of 25 hydroxy vitamin D levels ABSTRACT Introduction: Decreased levels of 25 hydroxyvitamin D (25[OH]D) have been reported in patients with chronic kidney disease (CKD). The pleiotropic effects of vitamin D are known to go beyond mineral metabolism. Objetives: The aims of this study were to: 1) Determine the 25(OH)D levels in predialysis outpatients. 2) Find out the clinical and biochemical characteristics of patients with 25(OH)D deficiency, and predictive factors for the deficiency. Patients and methods: An observational study in 79 predialysis outpatients was performed. Clinical and biochemical parameters were analysed in terms of nutrition, inflammation and mineral metabolism in relation to serum levels of 25(OH)D. Levels of 25(OH)D lower than 15ng/ml were considered to be deficient. Results: Serum levels of 25(OH)D were deficient in 41 patients (52%). The comparative study regarding levels of vitamin 25(OH)D showed the group of patients with a deficiency, i.e. those with less than 185 originales 15ng/ml, were older (70 ± 11.97 vs. 61 ± 14.5; p = 0.005), had a greater body mass index, BMI, (30±4.06 vs. 27.1 ± 5.08; p = 0.003) and increased proteinuria (1.42g/24h (0.532.96) vs. 0.51 (0.20-1.48), p = 0.009). This group included a greater number of diabetic patients: 20 (76.9%) vs. 6 (23%), p = 0.002. They had a higher level of parathyroid hormone (PTH): 359 (239-658) vs. 233 (129-323), p = 0.000; and more patients were under treatment with Calcitriol: 28 (62.2%) vs. 17 (37.8%), p = 0.024. In the multivariate analysis, high levels of PTH (OR 13.38; CI 95% [2.94-60.89]; p=0.001), increased proteinuria (OR 4.41; CI 95% [1.12-17.25]; p = 0.033); and being diabetic (OR 5.713; CI 95% [1.43-22.77]; p = 0.014) were independent predictor factors for patients with 25(OH)D deficiency. Conclusions: In our study, we observed a high prevalence of 25(OH)D deficiency among patients with CKD. The increased levels of PTH, the increase of proteinuria and the presence of diabetes were independent predictors for 25(OH)D deficiency. Keywords: Chronic kidney disease. Predialysis. 25 hydroxy vitamin D levels. INTRODUCCIÓN La piel y determinados alimentos son las fuentes de la vitamina D. La acción de los rayos UV sobre la piel produce provitamina D (colecalciferol D3). En este proceso intervienen factores como la edad y la pigmentación de la piel1. La vitamina D a partir de la dieta depende de la ingestión de productos lácteos, pescado y cereales enriquecidos, produciéndose ergocalciferol D22. Posteriormente, la vitamina D se transporta en la sangre unida a proteínas y en el hígado se produce la hidroxilación en el carbono 25, con la formación de (25[OH]D) calcidiol. Este último no está regulado hormonalmente; los niveles sólo dependen de la disponibilidad del sustrato, siendo el 25(OH)D (calcidiol), el indicador de la deficiencia de vitamina D. En un segundo paso, se produce una segunda hidroxilación en el riñón, mediante la enzima 1-alfahidroxilasa, que da lugar a la formación de (1-25[OH]2 D) (calcitriol), la forma activa de la vitamina D3. Tanto el calcidiol como el calcitriol pueden activar los receptores de vitamina D difundidos ampliamente en el organismo, ejerciendo su acción prodiferenciación, antiproliferativa e inmunomoduladora, produciéndose múltiples efectos fisiológicos4. El 80% de la vitamina D se utiliza en estas acciones, aunque la acción más conocida de la vitamina D es la regulación del metabolismo mineral. El conocimiento de la vitamina D, sustrato 25(OH)D y la forma activa 1-25 (OH)2 D cobra mayor interés debido a sus acciones pleiotrópicas. La implicación de la vitamina D en el estado de salud de la población general es cada vez más conocido5,6. 186 I. Rodríguez Villarreal et al. 25 hidroxivitamina D en la ERC La deficiencia de 25(OH)D se ha relacionado con la enfermedad cardiovascular, con la diabetes, con la progresión de la enfermedad renal crónica (ERC) y con alteraciones del sistema inmunológico7. Los pacientes con ERC tienen déficit del sustrato 25(OH) D y de la forma activa 1-25(OH)2D. El déficit del sustrato 25(OH)D en la ERC8-11, como en la población general12, se ha relacionado con la edad, con la pérdida del apetito y con factores que afectan a la síntesis cutánea, como son la baja exposición solar13 y el tipo de pigmentación de la piel14. El déficit de la forma activa 1-25(OH)2 D se produciría por disminución del sustrato 25(OH)D y por disminución de la actividad de la enzima 1-alfahidroxilasa al disminuir la masa renal15. Actualmente, con el descubrimiento del factor de crecimiento de fibroblasto (FGF)-23, se han abierto otras vías para entender las alteraciones del metabolismo mineral desde estadios iniciales de la ERC. El FGF-23 es un aminoácido-proteína producido en los huesos, que actúa en los riñones produciendo fosfaturia y suprimiendo la expresión de la enzima 1-alfahidroxilasa con la disminución de la producción de 1-25(OH)2D16,17. El FGF-23 aumenta en paralelo a la disminución de la función renal; el aumento del fósforo derivado de la dieta estimularía el FGF-23 y se produciría una disminución de 1-25(OH)2D desde estadios iniciales de la ERC. Por otra parte, la presencia de actividad de la enzima 1-alfahidroxilasa en otros tejidos nos hace pensar en la conveniencia de mantener los niveles óptimos de 25(OH)D. Los objetivos del estudio fueron los siguientes: 1. Determinar los niveles de 25(OH)D en pacientes estables con ERC seguidos en la consulta de prediálisis. 2. Comparar datos clínicos y analíticos respecto a nutrición, inflamación y metabolismo mineral con respecto a los niveles de 25(OH)D. 3. Analizar los posibles factores predictivos de la deficiencia en 25(OH)D. MATERIAL Y MÉTODOS Población estudiada Se realizó un estudio observacional que incluyó a un total de 79 pacientes estables con ERC seguidos en la consulta de prediálisis. El período de inclusión de los pacientes fue el comprendido entre marzo y septiembre de 2008; se excluyeron aquellos pacientes con un proceso infeccioso o una patología vascular durante dicho período. Entre febrero y marzo de 2008 se realizó la medición de 25(OH)D por su carácter estacional. Nefrologia 2011;31(2):185-91 I. Rodríguez Villarreal et al. 25 hidroxivitamina D en la ERC El tiempo medio de seguimiento en la consulta de prediálisis fue de 33 meses, con un rango de 12-196 meses. Veintiséis pacientes (33%) eran diabéticos y 76 (97,4%) eran hipertensos. Treinta y dos pacientes (40,5%) habían presentado algún evento cardiovascular y 23 pacientes presentaron sólo eventos cardíacos (29%). Estos últimos fueron: angina (10 pacientes), infarto agudo de miocardio (3 pacientes), episodios de insuficiencia cardíaca (4 pacientes), taquiarritmias (5 pacientes) y pericarditis (un paciente). Recibieron tratamiento con quelantes del fósforo (hidróxido de aluminio, 23 pacientes [29%], sevelamer, 10 pacientes [13%] y carbonato cálcico, 20 [25%]). Recibieron calcitriol oral como única forma de vitamina D 45 pacientes (57%). Parámetros analizados Del metabolismo mineral determinamos: niveles de 25(OH)D, el análisis incluía D2 y D3. También analizamos calcio (Ca), fósforo (P), fosfatasa alcalina (FA) y hormona paratiroidea (PTH). Parámetros de función renal Se midieron creatinina plasmática (crp), aclaramiento de creatinina (Ccr) y proteinuria de 24 horas. Parámetros nutricionales Obtuvimos en todos los pacientes el peso y talla para calcular el índice de masa corporal (IMC), y determinamos los niveles de albúmina, prealbúmina y transferrina (TF). El estado inflamatorio fue determinado por la proteína C reactiva (PCR) por inmunotubidimetría. Los valores de referencia fueron 0-10 mg/l. originales 8-60 ng/ml. Consideramos deficiencia de 25(OH) D niveles menores de 15 ng/ml; insuficiencia si los niveles estaban comprendidos entre 15 y 30 ng/ml, y valores normales cuando los niveles eran mayores de 30 ng/ml, según las Guías K-DOQI18. Análisis estadístico Se determinó la normalidad de las variables mediante el test de Kolmogorov-Smirnov. Las variables que siguieron una distribución normal se expresaron como media ± DE y las variables que siguieron una distribución no normal como mediana y percentiles 25-75. Las variables categóricas se expresaron como número y porcentaje. La comparación entre variables continuas se realizó mediante el test de la U de Mann-Whitney. Cuando existían más de dos grupos se compararon mediante el test de Kruskal-Wallis. Las variables categóricas se compararon mediante el test de la chi cuadrado. La correlación bivariada de Spearman se utilizó para determinar la asociación de los datos analizados con los niveles de 25(OH)D. Las variables que alcanzaron significación estadística fueron seleccionadas como posibles variables predictivas independientes de la deficiencia de 25(OH)D para el análisis multivariante de regresión lineal logística binaria, siendo la variable dependiente la deficiencia o no de 25(OH)D. Las variables independientes introducidas con los siguientes puntos de corte fueron: la mediana de PTH 291 pg/ml, la mediana de la proteinuria 0,98 g/24 h, la edad mayor de 65 años, el IMC mayor de 30 kg/m2, el sexo femenino y la presencia de diabetes. Todos los análisis estadísticos se realizaron con el programa estadístico SPSS versión 15 (SPSS). Los valores de p <0,05 se consideraron significativos. RESULTADOS La comorbilidad fue analizada mediante el índice de comorbilidad de Charlson. El análisis de sangre se obtuvo en todos los pacientes en ayunas, tras la recogida de orina las 24 horas previas. Los datos bioquímicos fueron analizados en el laboratorio central del hospital. La PTH se midió por quimioluminiscencia y los valores de referencia fueron 16-87 pg/ml. Los niveles de vitamina 25(OH)D se midieron por radioinmunoanálisis quimioluminiscente (CLIA) (Dia-Sorin LIAISON); su concentración es nanomolar, sólo un 3% se encuentra libre, circula en suero mayoritariamente unida a proteínas de naturaleza lipofílica. Los valores de referencia fueron Nefrologia 2011;31(2):185-91 Los estadios de la ERC en los 79 pacientes fueron: estadio 3: 6 pacientes (8%), estadio 4: 50 pacientes (63%) y estadio 5: 23 pacientes (29%). Los datos clínicos y bioquímicos de los 79 pacientes se exponen en la tabla 1. Los niveles de 25(OH)D en los 79 pacientes seguían la siguiente distribución: 41 pacientes (52%) tenían niveles deficientes (menores de 15 ng/ml), 33 (42%), niveles insuficientes (entre 15 y 30 ng/ml), y en sólo 5 pacientes (6%), los niveles fueron normales (mayores de 30 ng/ml) (figura 1). Los niveles de 25(OH)D, en los estadios 3, 4 y 5 de ERC, expresados en mediana y rango intercuartil, fueron: estadio 3,19,8 187 I. Rodríguez Villarreal et al. 25 hidroxivitamina D en la ERC originales Tabla 1. Características clínicas y bioquímicas de los pacientes Variables n = 79 Edad (años), media (rango) 66 ± 14 (33-92) Tiempo seguimiento en prediálisis (meses) 33 (12-196) Hombres (%) 50 (63,3%) IMC (kg/m ) 28,47 ± 4,8 Diabetes (%) 26 (33%) Evento cardíaco (%) 23 (29%) 2 Comorbilidad (índice de Charlson) Calcio (mg/dl) 25(OH)D (ng/ml) Fósforo (mg/dl) 3 (2-4) 9,3 ± 0,66 4,6 ± 1,09 92,14 ± 37,66 PTH (pg/ml) 291 (193-454) 32,8 ± 8,2 Albúmina (g/dl) 3,9 ± 0,3 Transferrina (mg/dl) 209 ± 35,30 PCR (mg/l) 4,3 (2-9,6) Creatinina (mg/dl) Ccr (ml/min) Proteinuria (g/día) 3,6 ± 0,96 18 ± 7,3 0,98 (0,30-2,07) Tratamiento con calcitriol 45 (57%) Tratamiento con hidróxido de aluminio 23 (29%) Tratamiento con carbonato cálcico 20 (25%) Tratamento con sevelamer 10 (13%) Los datos se expresan como media ± DE o rango, mediana (rango intercuartil) o porcentaje. IMC: índice de masa corporal; PTH: hormona paratiroidea; Ccr: aclaramiento de creatinina. ng/ml (12,3-33,7), estadio 4, 15 ng/ml (4-34,6) y estadio 5, 12,5 ng/ml (4-23,8). Observamos niveles disminuidos en todos los estadios de ERC, con una tendencia a disminuir según avanza el grado de ERC (p = 0,097) (figura 2). En la tabla 2 comparamos los datos analizados con respecto a los niveles de 25(OH)D con el punto de corte mayor o menor de 15 ng/ml. El grupo de pacientes con deficiencia en 25(OH) D tenían más edad (70 ± 11,97 frente a 61 ± 14,5 años; p = 0,005) y mayor IMC (30 ± 4,06 frente a 27 ± 5,08; p = 0,017). El porcentaje de diabéticos fue mayor 20 (76,9%) frente a 6 (23%) (p = 0,002), sin diferencias en el número de eventos cardíacos 10 (43,5%) frente a 13 (56,5%) (p = 0,598). No existían diferencias en la función renal, medida por la creatinina plasmática y el aclaramiento de creatinina; la proteinuria fue mayor en este grupo, 1,42 g/24 h (0,53-2,96) frente a 0,51 (0,20-1,48) (p = 0,009). 188 Figura 1. Distribución de los pacientes según los niveles de 25(OH)D. 14,3 (9,7-21,7) Fosfatasa alcalina (U/l) Prealbúmina (mg/dl) n: número de pacientes en cada grupo. Resultados de 25(OH)D (ng/ml) expresados como mediana y rango intercuartil. Figura 2. Niveles de 25(OH)D en los estadios 3-4 y 5 de ERC. En cuanto al metabolismo mineral, las cifras de PTH fueron más elevadas, 359 (239-658) frente a 234 (129-323) (p = 0,000), sin diferencias en los niveles de calcio, fósforo y fosfatasa alcalina. Más pacientes recibieron tratamiento con calcitriol, 28 (62,2%) frente a 17 (37,8%) (p = 0,024), sin diferencia en la dosis recibida. Los parámetros nutricionales, albúmina (3,9 ± 0,34 frente a 4 ± 0,3) (p = 0,086), prealbúmina (32 ± 8,4 frente a 34 ± 8) (p = 0,087) y transferrina (205 ± 33 frente a 212 ± 38) (p = 0,477) no mostraron diferencias con respecto a los niveles de 25(OH)D. El estado inflamatorio medido por la PCR, 4 (2-9) frente a 5,75 (2-10) (p = 0,790), tampoco fue diferente con respecto a los niveles de 25(OH)D. En el análisis univariante (tabla 3), los niveles de 25(OH) D se correlacionaban de forma inversa con la PTH (r = –0,355; Nefrologia 2011;31(2):185-91 I. Rodríguez Villarreal et al. 25 hidroxivitamina D en la ERC originales Tabla 2. Comparación de datos clínicos y bioquímicos respecto a los niveles de 25(OH)D Datos clínicos y analíticos Tiempo de seguimiento (meses) 25(OH)D 25(OH)D >15 ng/ml <15 ng /ml n = 38 (48%) n = 41 (52%) 15 (12-42) 24 (12-48) p 0,181 Edad (años), media 61 ± 14,5 70 ± 11,97 0,005 Sexo (hombre/mujer) 25/13 25/17 0,657 30 ± 4,06 0,017 IMC (kg/m ) 2 27 ± 5,08 Diabetes (%) 6 (23,1%) 20 (76,9%) Evento cardíaco (%) 10 (43,5%) 13 (56,5%) 0,598 2,5 (2-4) 4 (2-4) 0,047 Comorbilidad de Charlson Creatinina (mg/dl) Ccr (ml/min) Proteinuria (g/día) PTH (pg/ml) 0,002 3,6 ± 1,08 3,6 ± 1,08 0,821 19,76 ± 8,04 18,38 ± 6,83 0,387 0,51 (0,20-1,48) 1,42 (0,53-2,96) 0,009 233 (129-323) 359 (239-658) 0,000 Calcio (mg/dl) 9,3 ± 0,7 9,3 ± 0,6 0,885 Fósforo (mg/dl) 4,6 ± 1,1 4,6 ± 1,02 0,866 FA (U/l) 85,45 ± 33,06 97,85 ± 40,71 0,223 Tratamiento con calcitriol (%) 17 (37,8%) 28 (62%) 0,024 Dosis de calcitriol (µg/semana) 1,34 ± 0,46 1,32 ± 0,40 0,902 3,9 ± 0,34 0,086 Albúmina (g/dl) 4 ± 0,3 Prealbúmina (g/dl) 34 ± 8 32 ± 8,4 0,087 Transferrina (mg/dl) 212 ± 38 205 ± 33 0,477 Proteína C reactiva (mg/l) 4,2 (2-9) 5,7 (2-10) 0,790 Los datos se expresa como media ± DE, mediana (rango intercuartil) o porcentaje; IMC: índice de masa corporal; PTH: hormona paratiroidea; Ccr: aclaramiento de creatinina; FA: fosfatasa alcalina. p = 0,001), con la edad (r = –0,297; p = 0,008), con el IMC (r = –0,327; p = 0,004) y con la proteinuria (r = –0,291; p = 0,009). tricción alimentariía y la pérdida de apetito por la uremia pueden ser factores más determinante del déficit en 25(OH)D. En el análisis multivariante (tabla 4), la presencia de diabetes (OR: 5,713; IC95% [1,43-22,77]; p = 0,014), el aumento de PTH (OR: 13,38; IC95% [2,94-60,89]; p = 0,001), y más proteinuria (OR: 4,41; IC95% [1,12-17,25]; p = 0,033) fueron factores predictivos independientes de la deficiencia en 25(OH)D. Los niveles de 25(OH)D no podemos considerarlos un marcador de malnutrición global; los parámetros nutricionales analizados no diferían con respecto a los niveles de 25(OH)D. El IMC fue más elevado en los pacientes con niveles de 25(OH)D disminuidos; la obesidad se ha asociado con disminución de 25(OH)D19, aunque la causa no es bien conocida. DISCUSIÓN Confirmamos una alta prevalencia de insuficiencia de 25(OH)D en los pacientes con ERC 7,10,11; sólo un 6% de los 79 pacientes tenían niveles considerados como normales. Tabla 3. Correlación bivariada (Spearman) entre niveles de 25(OH)D y variables estudiadas Variables En la ERC existe una asociación del déficit de 25(OH)D con la edad, como ocurre en la población general12; esto se explicaría por un conjunto de factores como son mala alimentación, trastornos gastrointestinales o falta de síntesis en la piel por baja exposición solar1. En los pacientes con ERC, la resNefrologia 2011;31(2):185-91 Rho p PTH (pg/ml) 0 – ,355 0,001 IMC (kg/m2) 0 – ,327 0,004 Edad (años) 0 – ,297 0,008 Proteinuria (g/día) 0 – ,291 0,009 189 I. Rodríguez Villarreal et al. 25 hidroxivitamina D en la ERC originales Tabla 4. Análisis multivariante de regresión lineal logística: posibles factores predictivos de la deficiencia en vitamina 25(OH)D Variables independientes Sexo (mujer) Odds ratio (IC 95%) p 0,766 (0,165-3,54) 0,733 Edad > 65 años 3,44 (0,919-12,89) 0,066 PTH > 291 pg/ml 13,38 (2,94-60,89) 0,001 Diabetes mellitus 5,713 (1,43-22,77) Proteinuria (g/día) > 0,98 IMC (kg/m2) 3 >0 0,014 4,41 (1,12-17,25) 0,033 3,34 (0,929-12,029) 0,065 Ajuste del modelo r = 0,54. Variable dependiente: deficiencia de 25(OH)D <15 ng/ml. 2 La vitamina D es liposoluble y podría ser metabólicamente activa dentro de la grasa almacenada (adipocitos) y, por ello, a mayor IMC los niveles plasmáticos de vitamina 25(OH)D estarían disminuidos; por lo contrario, en un estudio realizado en pacientes obesos y con sobrepeso20, se ha encontrando una relación inversa de los niveles de vitamina D3 con el peso y con el IMC, pero no con la grasa corporal medida por bioempedancia. El número de paciente diabéticos en el grupo con deficiencia de 25(OH)D fue mayor y la diabetes fue, entre otros, un factor predictivo de la deficiencia en 25(OH)D. Se han demostrado receptores de vitamina D en las células beta del páncreas endocrino, asociándose el déficit de vitamina D con alteraciones celulares en el páncreas endocrino, que darían lugar a obesidad y resistencia a la insulina, lo cual favorecería el estado diabético21-23. La proteinuria fue mayor en el grupo de pacientes con deficiencia en 25(OH) D y también fue un factor predictivo del déficit de vitamina D. Sabemos que la vitamina D circula mayoritariamente unida a proteínas; por ello, a mayor proteinuria los niveles de 25(OH)D estarán más disminuidos24. Se ha documentado una deficiencia de 25(OH) D en otros estados con pérdidas proteicas, como el síndrome nefrótico25 y el tratamiento con diálisis peritoneal26,27. En los pacientes diabéticos con nefropatía diabética, la proteinuria sería un factor que debe tenerse en cuenta en la deficiencia de 25(OH)D que presentan. En la última década, la enfermedad cardiovascular se ha asociado con el déficit de 25(OH)D28. El efecto inhibitorio de los receptores de vitamina D sobre la expresión del sistema renina-angiotensina-aldosterona protegería contra la hipertrofia cardíaca, aumentando la contractibilidad del ventrículo izquierdo29,30. En los pacientes estudiados no encontramos dife190 rencias en el número de eventos cardíacos en relación con los niveles de 25(OH)D, probablemente las características del diseño del estudio y el número de pacientes determinen estos resultados. El déficit de 25(OH)D no pareció influir en el estado inflamatorio de los pacientes medido por la PCR. En cuanto al metabolismo mineral, las cifras de calcio y fósforo estaban controladas. En el grupo con deficiencia en 25(OH)D, la PTH estaba más elevada y más pacientes habían recibido tratamiento con calcitriol oral. Los niveles aumentados de PTH fueron otro factor independiente predictivo de la deficiencia. Se ha demostrado que el déficit de 25(OH) D produce, por un lado, alteraciones de la mineralización ósea que son independientes de las cifras de PTH y de la forma activa 125(OH)2D31, y, por otro lado, los niveles de 25(OH)D regulan directamente la PTH con independencia de la forma activa 1-25(OH)2D32. A partir de nuestros resultados llegamos a la conclusión de que existe una alta prevalencia de deficiencia y de insuficiencia de 25(OH)D en pacientes con ERC y que el aumento de PTH y proteinuria y la presencia de diabetes fueron factores predictivos independientes de la deficiencia en 25(OH)D. El déficit de 25(OH)D debería ser corregido en los diferentes estadios de ERC33,34, con especial atención a los pacientes diabéticos y con más proteinuria. Si el déficit de 25(OH)D se mantiene, estaremos despreciando sus acciones pleiotrópicas y potenciaremos el desarrollo del hiperparatiroidismo secundario. Son necesarios estudios a largo plazo para evaluar el impacto de mantener los niveles adecuados de 25(OH)D en los distintos estadios de ERC. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Sherman SS, Hollis BW, Tobin JD. Vitamin D status and related parameters in a healthy population: the effects of age, sex, and season. J Clin Endocrinol Metabol 1990;71:405-13. 2. Van Dam RM, Snijder MB, Dekker JM, et al. Potentially modifiable determinants of vitamin D status in an older population in the Netherlands: The Hoorn Study. Am J Clin Nutr 2007;85:755-61. 3. Jones G. Expanding role for vitamin D in chronic Kidney disease importance of blood levels and extrarenal 1 alpha hydroxylase in the classical and non classical actions of 1 alpha 25,dihydroxy vitamin D. Semin Dial 2007;20(4):316-24. 4. Szeto CC, Kam-Tao Li P. 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Santa Cruz de Tenerife Nefrologia 2011;31(2):192-8 doi:10.3265/Nefrologia.pre2011.Feb.10766 RESUMEN Introducción: La ectasia piélica puede definirse como la dilatación leve-moderada de las vías urinarias diagnosticada mediante ecografía (0,5-2 cm de diámetro transversal en la primera ecografía realizada después de nacer). Existe una cierta divergencia sobre si la cistografía se debe indicar de forma universal. El objetivo del estudio fue conocer si las pruebas de función renal son útiles para decidir, en los casos de dilatación leve y moderada de las vías urinarias, aquellos en los que no se debe solicitar la cistografía inicialmente. Pacientes y métodos: Se estudiaron 79 niños (57 niños, 22 niñas) con ectasia piélica (73, diagnosticadas intraútero y seis después de nacer). A todos se les realizaron, al menos, una cistografía y una prueba de concentración con estímulo de desmopresina antes del año de edad. Resultados: En relación con los niños sin reflujo vesicoureteral (RVU) (n = 68), los niños con RVU (n = 11; dos de grado I, tres de grado II, cinco de grado III, dos de grado IV) mostraron una osmolalidad urinaria máxima significativamente inferior (p = 0,006) y un cociente microalbúmina/creatinina (p <0,001) y un cociente NAG/creatinina (p = 0,003) significativamente superiores. El valor predictivo negativo de las dos primeras pruebas fue del 93%. La sensibilidad de la osmolalidad urinaria máxima para detectar RVU fue del 72,7% (especificidad 63,2%). La sensibilidad del cociente microalbúmina/creatinina para detectar RVU fue del 62,5% (especificidad 75%). El cociente de probabilidad (CP) positivo para el cociente NAG/creatinina fue 1,29, para la osmolalidad urinaria máxima 2,03 Correspondencia: Víctor García Nieto Servicio de Nefrología Pediátrica. Hospital Nuestra Señora de Candelaria. Carretera del Rosario, 145. 38010 Santa Cruz de Tenerife. [email protected] 192 y para el cociente microalbúmina/creatinina 2,5. El CP negativo para el cociente NAG/creatinina fue 0,95, para la osmolalidad urinaria máxima 0,43 y para el cociente microalbúmina/creatinina 0,5. Conclusiones: La ectasia piélica es una condición benigna. Sólo 2 pacientes requirieron una intervención médica de índole farmacológica (tratamiento profiláctico al ser portadores de RVU grado IV). Al menos, la cistografía no se debe indicar inicialmente en los casos de microalbuminuria y/o concentración urinaria normales. Palabras clave: Cistografía. Microalbuminuria. Defecto de la capacidad de concentración. Pielectasia renal. Should a cystography be performed on all breastfeeding infants with mild to moderate dilatation of the urinary tract? Renal function tests can help to answer this question ABSTRACT Introduction: Pyelectasis could be defined as mild to moderate dilatation of the urinary tract and is diagnosed by means of an ultrasound (0.5-2cm transverse diameter in the initial ultrasound performed after birth). There is some disagreement about whether cystography should be indicated as standard practice. The aim of this study was to establish if renal function tests are useful in determining which cases of mild to moderate dilatation of the urinary tract do not require an initial cystography. Patients and Methods: The study was conducted on 79 infants (57 males, 22 females) with pyelectasis . Seventy-three were diagnosed in V. García Nieto et al. Cistografía y ectasia piélica utero and 6 after birth. All infants underwent, at least, one cystography and one desmopressin urine concentration test before one year of age. Results: Compared to infants without vesicoureteral reflux (VUR) (n=68), infants with VUR (n=11; two with Grade I, three with Grade II, five with Grade III, two with Grade IV) showed a significantly lower (P=.006) maximum urine osmolality and a significantly higher microalbumin/creatinine ratio(P<.001) and NAG/creatinine ratio (P=.003). The negative predictive value of the first two tests was 93%. Sensitivity of the maximum urine osmolality to detect VUR was 72.7% (specificity 63.2%). Sensitivity of the microalbumin/creatinine ratio to detect VUR was 62.5% (specificity 75%). The positive probability ratio (PR) was 1.29 for the NAG/creatinine ratio, 2.03 for the maximum urine osmolality and 2.5 for the microalbumin/creatinine ratio. The negative PR was 0.95 for the NAG/creatinine ratio, 0.43 for the maximum urine osmolality and 0.5 for the microalbumin/creatinine ratio. Conclusions: Pyelectasis is a benign condition. Only 2 patients required pharmacological intervention (prophylatic treatment for VUR Grade IV patients). Cystography should not be indicated initially, at least, in cases of microalbuminuria and/or normal urine concentrations. Keywords: Micturating cystography. Microalbuminuria. Concentrating capacity defect. Renal pyelectasis. INTRODUCCIÓN La dilatación de las vías urinarias se diagnostica mediante ecografía en el 1-5% de los embarazos1,2. En algunas ocasiones, puede ser la expresión de sendas malformaciones del tracto urinario como las que cursan con obstrucción o reflujo vesicoureteral (RVU)3,4. En la literatura actual se utilizan dos términos para nombrar la dilatación de las vías urinarias, con lo que se genera una cierta confusión. Nos referimos a la ectasia piélica5, 6 (del latín ectasis, dilatación) y al término más clásico de hidronefrosis7,8. Algunos grupos prefieren emplear el término ectasia para designar a la dilatación leve y moderada y el de hidronefrosis para las dilataciones graves o, lo que es lo mismo, aquellas en las que el diámetro anteroposterior de la pelvis renal es de, al menos, 2 cm, dado que la mayoría de los niños que precisan tratamiento quirúrgico están incluidos en esta última condición9,10. Nosotros, para los casos (la mayoría) en los que la dilatación no es secundaria a una malformación hemos acuñado el término de ectasia renal simple11 y hemos sugerido que podría indicar una predisposición genética para formar cálculos renales en la edad adulta12. El riesgo de presentar RVU de cualquier grado es del 4,4% en la hidronefrosis prenatal leve y del 14% en la moderada13. Nefrologia 2011;31(2):192-8 originales Aunque existen autores que indican la cistografía en todos los casos de dilatación de la vía urinaria14,15, nosotros, dada la baja frecuencia de asociación con RVU grave, creemos que, inicialmente, deben diferenciarse los pacientes que se beneficiarían de su diagnóstico en los primeros meses de la vida de aquellos que pueden esperar la decisión de su indicación evitando, en lo posible, la práctica de un procedimiento innecesario, molesto y con un riesgo asociado de causar una infección urinaria secundaria16-19. En este trabajo, presentamos nuestro concepto de que pruebas de función renal sensibles (osmolalidad urinaria máxima y cocientes microalbúmina/creatinina y NAG/creatinina) son útiles para decidir, en los casos de dilatación leve y moderada, aquellos en los que se puede obviar, inicialmente, la solicitud de la cistografía. PACIENTES Y MÉTODOS Se trata de un estudio prospectivo transversal en el que se incluyeron 79 lactantes (57 niños, 22 niñas) diagnosticados de ectasia piélica leve y moderada. En 73 de ellos, el diagnóstico se hizo intraútero y, en los otros seis, después de nacer. La confirmación del diagnóstico intraútero se realizó cuando en la primera ecografía efectuada después del nacimiento, el diámetro anteroposterior de la pelvis renal estaba comprendido entre 0,514 y 2 cm9,10. El mismo criterio se aplicó a los niños detectados después de nacer. Se excluyeron los pacientes con un diámetro anteroposterior superior a 2 cm. La edad de realización de la primera ecografía fue de 32,6 ± 56,1 días (rango: 1-240). En el 32,9% de los casos (n = 26), la ectasia estaba localizada en el lado izquierdo, en el 17,7% en el lado derecho (n = 14) y en el 49,3% de los casos era bilateral (n = 39). La media y DE del diámetro longitudinal de la pelvis en el lado izquierdo fue 1,01 ± 0,57 cm y en el lado derecho 0,75 ± 0,64 cm. Los criterios de inclusión fueron, además de los criterios ecográficos antes mencionados, el que se hubieran realizado la cistografía y, al menos, una prueba de concentración urinaria con estímulo de desmopresina dentro del primer año de la vida. Cuando el RVU fue bilateral, se dio como valor el de mayor grado. En 64 de los pacientes se determinó el cociente microalbúmina/creatinina en una muestra de orina aislada. Además, en 53 de los niños, se recogió el valor del cociente NAG/creatinina correspondiente, asimismo, a una muestra aislada. A 26 de los 79 pacientes (32,9%) se les solicitó, durante el seguimiento, un renograma con estimulo de furosemida para descartar la existencia de una obstrucción del tracto urinario. En todos los casos fue normal. 193 V. García Nieto et al. Cistografía y ectasia piélica originales Prueba se concentración con desmopresina (DDAVP) A primera hora de la mañana, se administraron 10 µg de desmopresina por vía intranasal20, 21. Se recogieron las tres orinas emitidas a continuación. En caso de disponerse de únicamente de dos orinas, la prueba se interrumpió 8 horas después. Se dio como resultado de la prueba el valor mayor de osmolalidad obtenido. Al tratarse de lactantes, se restringieron los biberones a la mitad de su contenido desde la primera toma de la mañana hasta las 18 horas para evitar el riesgo de intoxicación hídrica22. Tabla 1. Valores normales de osmolalidad urinaria máxima en el primer año de la vida obtenidos tras estímulo con desmopresina23 Edad Límite bajo de la normalidad 0-7 días 443 mOsm/kg 8-21 días 457 mOsm/kg 22-51 días 549 mOsm/kg 52-165 días 562 mOsm/kg 166-266 días 635 mOsm/kg 267-359 días 740 mOsm/kg Técnicas de laboratorio La creatinina urinaria se determinó con el método de la creatininasa utilizando un autoanalizador Modular Analytics (Roche/Hitachi, Mannheim, Alemania). La osmolalidad urinaria se cuantificó mediante la determinación de la depresión del punto de congelación en un osmómetro Osmo Station OM-6050 (Menarini Diagnostics, Florencia, Italia). La microalbúmina se midió mediante una técnica nefelométrica (Array). La N-acetilglucosaminidasa se determinó mediante un método colorimétrico enzimático basado en la hidrólisis de la NAG-diclorofenolsulfoftaleína (Boehringer Mannheim). RESULTADOS De las 79 cistografías realizadas, 68 fueron normales. En 11 de ellas se observó RVU (13,9 %) (un caso grado I, tres grado II, cinco grado III, dos grado IV). Los diámetros longitudinales de las pelvis de los dos pacientes con este último grado de RVU eran 1,2 y 1,34 cm, respectivamente; ambos, recibieron tratamiento profiláctico. En cuatro niños, el RVU se localizó en el lado izquierdo, en dos en el derecho y, en cinco, era bilateral. En 33/79 casos existía defecto de la capacidad de concentración renal (41,7%). En 19/64, la eliminación urinaria de mi- Valores de normalidad Los valores de normalidad utilizados con respecto a la osmolalidad urinaria máxima23, al cociente microalbúmina/creatinina 24 y al cociente NAG/creatinina25 figuran en las tablas 1 a 3, respectivamente. Tabla 2. Valores normales del cociente microalbúmina/creatinina en el primer año de la vida24 Edad Métodos estadísticos Las variables cuantitativas se expresaron en términos de mediana y rango intercuartil. Técnicas bivariantes se utilizaron para la evaluación inicial de contrastes. De este modo, la prueba exacta de Fisher se utilizó para la comparación de frecuencias entre las variables cualitativas y el test de la U de Mann-Whitney para la comparación de las medias de dos variables cuantitativas. Se calcularon la sensibilidad, especificidad, valor predictivo positivo (VPP) y valor predictivo negativo (VPN) de los tres parámetros funcionales estudiados para detectar RVU. Asimismo, se calcularon para los mismos parámetros, los cocientes de probabilidad (CP) positivo y negativo. Un valor de probabilidad menor de 0,05 fue considerado estadísticamente significativo. Estos análisis se realizaron mediante el programa de estadística SPSS (SPSS V 17.0, SPSS Inc., EE.UU.). 194 Límite alto de la normalidad Neonatos 14,95 µg/µmol 1-3 meses 17,16 µg/µmol 4-6 meses 10,98 µg/µmol 7-23 meses 4,14 µg/µmol Tabla 3. Valores normales del cociente NAG/creatinina en el primer año de la vida25 Edad Límite alto de la normalidad 0-3 meses 46 U/g 3-6 meses 20 U/g 6 meses-1 año 11 U/g Nefrologia 2011;31(2):192-8 V. García Nieto et al. Cistografía y ectasia piélica originales croalbúmina estaba elevada (29,7%) y en 10/53 lo estaba el cociente NAG/creatinina (18,8%). Distribuidos los pacientes según la existencia o ausencia de RVU, los valores de los tres parámetros funcionales fueron significativamente diferentes en ambos grupos (tabla 4). La osmolalidad urinaria máxima de los 3 niños con RVU y prueba de concentración normal fue 529 mOsm/kg (grado I), 599 mOsm/Kg (grado II) y 665 mOsm/kg (grado III). Los dos lactantes con RVU grado IV mostraron tanto defecto de la capacidad de concentración como incremento de la eliminación urinaria de microalbumina (254 mOsm/kg, microalbúmina/creatinina 21,9 µg/µmol y 382 mOsm/kg, microalbúmina/creatinina 8,7 µg/µmol, respectivamente). No se comprobaron diferencias en la función renal al dividir la muestra en dos subgrupos según el diámetro longitudinal de la pelvis (mayor y menor de 1 cm). En la tabla 5 figura la comparación de frecuencias entre la ausencia o presencia de RVU con respecto al resultado de la prueba de concentración urinaria. El 36,7% de los niños con ectasia renal simple (sin RVU) tenían defecto de la capacidad de concentración. En la tabla 6 aparece la comparación de frecuencias entre la ausencia o presencia de RVU en relación con la eliminación urinaria de microalbúmina. El 25% de los niños con ectasia renal simple tenían incremento en la eliminación urinaria de microalbúmina. Tabla 5. Comparación entre los resultados obtenidos en la prueba de concentración y los de la cistografía (prueba exacta de Fisher p = 0,02) Reflujo vesicoureteral Ausencia de reflujo vesicoureteral Osmolalidad urinaria máxima normal 3 43 Osmolalidad urinaria máxima reducida 8 25 Tabla 6. Comparación entre los resultados de la eliminación urinaria de microalbúmina y los de la cistografía (prueba exacta de Fisher p = 0,001) Reflujo vesicoureteral Ausencia de reflujo vesicoureteral 3 42 5 14 Microalbúmina/ creatinina normal Microalbúmina/ creatinina elevada DISCUSIÓN En la tabla 7 figura la comparación de frecuencias entre la ausencia o presencia de RVU con respecto a la eliminación urinaria de NAG. El 18,2% de los niños con ectasia renal simple tenían incremento en la eliminación urinaria de NAG. En la mayoría de los protocolos de estudio de las ectasias piélicas, además de la ecografía, se recomienda inicialmente la realización de una cistografía14,15,26 o de un renograma27. Es sorprendente que en ninguno de los protocolos existentes se mencione, incluso en aquellos recomendados por nefrólogos pediátricos, el estudio de la función renal. Los valores de la sensibilidad, la especificidad, el valor predictivo positivo y negativo, así como del cociente de probabilidad positivo y negativo de los tres parámetros funcionales estudiados para detectar RVU, figuran en la tabla 8. En el protocolo inicial que utilizamos en nuestro hospital, solicitamos conjuntamente tanto el estudio morfológico (ecografía) como el funcional renal28. El presente estudio es, pues, un intento de confirmar que el estudio funcional renal puede Tabla 4. Valores de osmolalidad urinaria máxima y de los cocientes microalbúmina/creatinina y NAG/creatinina al distribuir la muestra según la presencia o ausencia de reflujo vesicoureteral Osmolalidad urinaria máxima (mOsm/kg) Microalbúmina/ creatinina (µg/µmol) NAG/creatinina (U/g) Nefrologia 2011;31(2):192-8 Reflujo vesicoureteral Ausencia de reflujo vesicoureteral p 427,2 ± 133,7 560,2 ± 140,5 0,006 (n = 11) (n = 68) 52,1 ± 49,5 9,3 ± 16,3 (n = 8) (n = 56) 41,2 ± 23,1 21,9 ± 18,9 (n = 9) (n = 44) <0,001 0,003 195 V. García Nieto et al. Cistografía y ectasia piélica originales de la vía urinaria y en los de RVU, sobre todo cuando existe nefropatía cicatrizal32,35. Tabla 7. Comparación entre los resultados de la eliminación urinaria de NAG y los de la cistografía (prueba exacta de Fisher p = 0,32) Reflujo vesicoureteral Ausencia de reflujo vesicoureteral 7 36 2 8 NAG/ creatinina normal NAG/ creatinina elevada ser útil en los casos diagnosticados de dilatación leve y moderada de la vía urinaria con la intención de seleccionar a los niños a los que se debe solicitar una cistografía. En el estudio funcional inicial no incluimos parámetros que miden la función glomerular renal tales como los niveles de creatinina o de cistatina C. Éstos son muy específicos de daño renal pero muy poco sensibles pues, cuando se alteran, el daño en el parénquima renal es ya considerable. La microalbúmina elevada de forma mantenida es un signo precoz de daño glomerular en procesos que cursan con hiperfiltración como la nefropatía diabética; también, es un adecuado marcador de hiperfiltración sobre el parénquima renal sano, ya que se incrementa en los casos de ausencia significativa de parte del resto del parénquima. Asimismo, se reconoce que la microalbúmina es un marcador de daño endotelial como ocurre, por ejemplo, en la hipertensión arterial29-31. Una cuestión no bien aceptada pero harto interesante es si, también, puede elevarse en respuesta a situaciones en las que existe hiperpresión en la vía urinaria, como ocurre en los casos de RVU32,33. Nuestros resultados parecen confirmar esta tercera utilidad de la determinación de la microalbuminuria. Además, nosotros hemos confirmado que una vez curado el RVU, la eliminación urinaria de microalbúmina se reduce con respecto a los valores iniciales34. La NAG es una enzima propia de las células del túbulo proximal renal que pasa a la luz tubular y, por tanto, a la orina en cantidades elevadas cuando existe una agresión celular. Sus niveles pueden estar elevados en los casos de obstrucción La prueba de concentración renal se basa en que la osmolalidad urinaria máxima se alcanza gracias a un complejo mecanismo que culmina con la acción de la arginina-vasopresina en los túbulos colectores renales al estimular la actividad de las acuaporinas. Cuando alguno de los diversos componentes de este mecanismo se altera, se observa un defecto en la capacidad de concentración que se acompaña de poliuria, aunque defectos leves pueden pasar inadvertidos. Muchos trastornos renales que cursan con filtrado glomerular renal normal, especialmente muchas de las tubulopatías, las uropatías obstructivas36-38 y el RVU34,39-41, cursan con una osmolalidad urinaria máxima reducida y, por ende, con defecto en la capacidad de concentración. En la tabla 3 se observa cómo los niños con RVU, con respecto a aquellos con ectasia renal simple, mostraron valores de osmolalidad urinaria máxima significativamente reducidos y de los cocientes NAG/creatinina y microalbúmina/creatinina significativamente elevados. Esto es la expresión del daño funcional que produce la hiperpresión de la vía urinaria en el parénquima renal. En nuestros resultados, puede observarse como el cociente NAG/creatinina es el menos sensible de los tres estudiados, pero el más específico, algo similar a lo ya mencionado para los niveles de creatinina plasmática27. A la inversa, la osmolalidad urinaria máxima es el parámetro más sensible para detectar la presencia de RVU (72,7%), aunque es el menos específico. El cociente microalbúmina/creatinina mostró una sensibilidad y especificidad intermedias entre los dos parámetros anteriores. Las características de cada uno de los tres parámetros estudiados se manifiestan muy bien al calcular los cocientes de probabilidad (CP). Éstos resumen información de la sensibilidad y de la especificidad e indican la capacidad de la prueba para incrementar o disminuir la verosimilitud de un determinado diagnóstico. Cuanto más elevado sea el CP por encima de 1, más se incrementará la probabilidad del diagnóstico. Así, el CP de cada uno de los parámetros estudiados se va incrementando, 1,29 para el Tabla 8. Resultados de los índices de calidad y eficiencia diagnóstica de los tres parámetros estudiados para detectar RVU S E VPP VPN CPP CPN Osmolalidad urinaria máxima 72,7% 63,2% 24,2% 93,4% 2,03 0,43 Cociente microalbúmina/ creatinina 62,5% 75% 26,3% 93,3% 2,5 0,5 Cociente NAG/ creatinina 22,2% 81,8% 20% 83,7% 1,29 0,95 196 Nefrologia 2011;31(2):192-8 V. García Nieto et al. Cistografía y ectasia piélica cociente NAG/creatinina, 2,03 para la osmolalidad urinaria máxima y 2,5 para el cociente microalbúmina/creatinina. Los resultados reseñados demuestran la validez que las pruebas funcionales pueden tener a la hora de decidir la indicación de una cistografía. Al menos, dos de las pruebas funcionales empleadas son útiles para saber a quién no se le debe solicitar. Aunque puede observarse que no hay ningún parámetro funcional que garantice al 100% la ausencia de RVU, lo que se puede afirmar a partir de nuestros resultados, es que si el paciente tiene una capacidad de concentración normal y/o el cociente microalbúmina/creatinina no está elevado, existe una alta probabilidad (93%) de que se trate de una ectasia piélica simple. Únicamente, 3 niños con RVU tenían la capacidad de concentración renal normal; en todo caso, se trata de pacientes en los que por su grado de RVU, según criterios actuales, no precisaron la instauración de profilaxis antibiótica42,43 ni tampoco tratamiento quirúrgico. Por otra parte, entre los 3 niños que tenían RVU y el cociente microalbúmina/creatinina era normal, había uno con un grado IV, aunque al tener la capacidad de concentración urinaria claramente alterada hubiera sido diagnosticado. En otro orden de cosas, nuestro estudio ha detectado un hecho hasta ahora no citado. Nos referimos a la existencia, en algunos niños con ectasia renal simple, de defecto en la capacidad de concentración renal y/o incremento de la microalbuminuria. Así, el 25% de los niños mostraban un discreto incremento en la eliminación urinaria de microalbúmina y el 36,7% un defecto de la capacidad de concentración leve. Este hallazgo es una incógnita al tratarse de una malformación leve. No obstante, nuestro grupo ha demostrado, en un estudio longitudinal, que ambos defectos funcionales van normalizándose progresivamente con la edad44. En resumen, al tratarse con alta probabilidad de una malformación leve, creemos que en los casos de dilatación de la vía urinaria, los estudios morfológicos (ecografía) y funcionales no precisan ser realizados siempre inmediatamente después del nacimiento; en concreto, cuando el diámetro longitudinal de la pelvis renal es inferior a 1 cm podrían efectuarse, incluso, entre el tercero y el sexto mes de vida, al existir un riesgo muy bajo de detectar reflujos graves. Entonces, de acuerdo con los resultados funcionales, se solicitaría o no la cistografía. Creemos que es aceptable que se solicite esa prueba radiológica, inicialmente, sólo si ambos parámetros, osmolalidad máxima y microalbúmina, están alterados. Esta recomendación inicial puede ser reversible puesto que si se incrementa de forma progresiva el diámetro piélico, si los niños presentan una pielonefritis aguda o si las sucesivas pruebas de función renal son anormales, serían revaluados para solicitar nuevos estudios morfológicos (cistografía y/o renograma con estímulo de furosemida). En fin, creemos que lo realmente importante es el seguimiento adecuado de estos niños para que no pase desapercibido Nefrologia 2011;31(2):192-8 originales ningún cuadro patológico potencialmente grave pero, siempre, con una actitud médica que produzca las menores molestias y los menores efectos secundarios posibles. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Gunn TR, Mora JD, Pease P. Antenatal diagnosis of urinary tract abnormalities by ultrasonography after 28 weeks’ gestation: incidence and outcome. Am J Obstet Gynecol 1995;172:479-86. 2. Livera LN, Brookfield DS, Egginton JA, Hawnaur JM. 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Órgano Oficial de la Sociedad Española de Nefrología originales Optimismo disposicional en pacientes en hemodiálisis y su influencia en el curso de la enfermedad A.I. Morales García1, M.D. Arenas Jiménez2, A. Reig-Ferrer3, F. Álvarez-Ude4, T. Malek2, A. Moledous2, M.T. Gil2, E.M. Cotilla2 Servicio de Nefrología. Centro de Hemodiálisis Nevada. Granada Servicio de Nefrología. Hospital Perpetuo Socorro. Alicante 3 Departamento de Psicología de la Salud. Universidad de Alicante 4 Servicio de Nefrología. Hospital General de Segovia 1 2 Nefrologia 2011;31(2):199-205 doi:10.3265/Nefrologia.pre2011.Feb.10534 RESUMEN Introducción: El optimismo disposicional es un rasgo de personalidad que se relaciona significativamente con el empleo de estrategias positivas de afrontamiento y con el grado de bienestar psicológico y físico percibidos por el paciente, y que parece ser, también, un importante predictor de enfermedad. Objetivo: Analizar si el optimismo disposicional guarda relación con el número de ingresos hospitalarios que han presentado en el último año los enfermos renales crónicos estadio Vd en nuestros centros. Material y métodos: Se estudiaron 239 pacientes en hemodiálisis que fueron categorizados en dos grupos respecto a las variables ingresos /no ingresos hospitalarios en el último año y optimismo/pesimismo disposicional. Se utilizaron los siguientes cuestionarios y variables: 1) O/P disposicional mediante el LOT-R de Scheier (1994) en su versión española: a mayor puntuación, mayor grado de optimismo disposicional. 2) Calidad de vida relacionada con la salud (CVRS) mediante las láminas COOP/WONCA: a mayor puntuación peor calidad de vida referida. 3) Índice de comorbilidad de Charlson (ICM). 4) Edad, tiempo en HD y sexo. Resultados: La edad media fue de 64,8 ± 14,3 años; la mediana de tiempo en hemodiálisis de 2,9 años (rango: 0-32), y la mediana en el LOT-R 21 (rango: 6-30). Los pacientes optimistas (OD) presentaban un menor riesgo de ser ingresados que los pesimistas (PD) (OR: 0,55; IC 95%: 0,32-0,94; p <0,05) y los pacientes con ingresos hospitalarios mostraron una puntuación en el LOT-R significativamente menor que los que no ingresaron (19,4 ± 5,7 frente a 22,3 ± 4,6; p = 0,001). No se encontraron diferencias significativas en cuanto a edad, tiempo en hemodiálisis, e índice de comor- Correspondencia: Ana Isabel Morales García Servicio de Nefrología. Centro de Hemodiálisis Nevada. Granada. [email protected] [email protected] bilidad de Charlson entre los pacientes que ingresaron y los que no ingresaron. Los pacientes que ingresaron mostraban peor calidad de vida relacionada con la salud que los pacientes que no ingresaron (CW total: 22,37 frente a 19,42; p <0,001). Los pacientes PD puntuaban significativamente más alto que los pacientes OD en las láminas COOP/WONCA en todas las dimensiones exploradas, excepto en las dimensiones 1 (estado físico) y 5 (cambios en el estado de salud). Conclusiones: El rasgo de personalidad pesimista se asocia con los ingresos hospitalarios independientemente de la edad, el tiempo en diálisis y el grado de comorbilidad del paciente. Por otra parte los pacientes con un rasgo de personalidad optimista tienen una mejor salud percibida. Palabras clave: Optimismo disposicional. Hemodiálisis. Ingreso hospitalario. Mediador pronóstico. Dispositional optimism in patients on chronic haemodialysis and its possible influence on their clinical course ABSTRACT Introduction: Dispositional optimism is a personality trait significantly associated with the use of positive adaptive coping strategies as well as with perceived psychological and physical well-being, and it appears to be an important predictor of illness. Objectives: To analyse if dispositional optimism is significantly associated with the number of hospital admissions of our chronic haemodialysis patients, as well as its relationship with perceived state of health. Methods: We studied 239 patients on chronic haemodialysis. Patients were categorised into two groups according to the variables: hospital admissions/no. of admissions in the last year and 199 originales A.I. Morales García et al. Optimismo disposicional, mediador pronóstico en HD dispositional optimism (DO). We used the following variables and questionnaires: 1) Dispositional O/P using the Spanish-validated cross-cultural adaptation of the revised version of the Life Orientation Test (LOT-R) (Scheier, 1994): higher scores mean a higher degree of dispositional optimism. 2) Health-related quality of life (HRQoL) using the different aspects of the COOP/WONCA (CW) charts and its total score. In this case higher scores mean lower HRQoL. 3) Modified Charlson Comorbidity Index (mCCI). 4) Age, gender, and time on dialysis. Results: Mean age was 64.8±14.3 years; median time on dialysis 2.9 years (range: 0-32); and median LOT-R 21 (range 6-30). Patients considered DO had a lower risk of hospital admissions than pessimists (DP) (OR: 0.55; IC 95%: 0.320.94; P<.05). PD Patients that were admitted in the last year showed a significantly lower score on LOT-R (they were more pessimistic) than those that had no hospital admissions (19.4±5.7 vs 22.3±4.6; P=.001). We found no significant differences between admitted and not admitted patients in age, gender, time on haemodialysis and comorbidity. Admitted patients showed worse HRQoL (higher scores in total CW) than those that were not (Total CW: 22.37 vs 19.42; P<.001). PD patients had significantly higher scores than OD patients in all COOPWONCA aspects except in aspect 1 (physical fitness) and 5 (change in health). Conclusions: Pessimistic personality trait is significantly associated with hospital admissions in chronic haemodialysis patients, regardless of age, gender and comorbidity. Optimistic patients perceived a better state of health. Keywords: Dispositional optimism. Haemodialysis. Hospital admissions. Prognostic mediator. INTRODUCCIÓN Varios estudios han puesto de manifiesto que determinados rasgos de personalidad se relacionan con el pronóstico de la enfermedad, incluso parece que algunos de ellos pueden ser, por sí mismos, predictores de enfermedad 1. Uno de los rasgos que está acaparando mayor interés es el optimismo disposicional, que hace referencia a expectativas positivas generalizadas. El optimismo disposicional, propuesto e investigado inicialmente por Scheier, et al. (1986, 1992), es uno de los recursos personales de protección del bienestar y se evalúa mediante el Life Orientation Test (LOT-R)2, del que se dispone de una adaptación transcultural validada al castellano. Este rasgo consiste en tener una visión general positiva y unas expectativas positivas sobre los resultados; en otras palabras, la tendencia a esperar acontecimientos positivos en el futuro. Las personas con optimismo disposicional tienen menos probabilidades de hacer atribuciones internas («es culpa mía»), estables («soy así, es mi modo de ser, y no puedo cambiar»), y globales de los sucesos negativos, por lo que es más probable que valoren el estrés como algo que se puede cam200 biar, que es específico y que proviene fundamentalmente de fuentes externas que potencialmente se pueden modificar o ignorar. Este rasgo de personalidad ha sido identificado en varios trabajos como un índice de buen pronóstico o recuperación en pacientes coronarios3-5 y oncológicos6-8, lo cual parece estar relacionado con el empleo de estrategias de afrontamiento al estrés positivas, o lo que es lo mismo, más adaptativas. Los pacientes con este rasgo de personalidad optimista afrontan mejor las situaciones de estrés y se adaptan mejor a la enfermedad y, en consecuencia, a los tratamientos derivados de ella. La insuficiencia renal avanzada que requiere tratamiento renal sustitutivo es una enfermedad que afecta al estado de salud físico y emocional del paciente. El inicio de la hemodiálisis (HD) supone un cambio importante en los hábitos de vida del sujeto, lo que repercute en su calidad de vida y probablemente en su evolución posterior en la técnica. La capacidad del sujeto de autorregular su propia conducta utilizando conductas de afrontamiento adaptativas va a ser fundamental en todo el proceso de integración a la diálisis. Este modelo de «autorregulación de conducta» asume que, cuando surgen dificultades, las expectativas favorables incrementan los esfuerzos de las personas para alcanzar objetivos, en tanto que las expectativas desfavorables reducen tales esfuerzos, a veces hasta el punto de desentenderse totalmente de la tarea. Dentro de este modelo, el optimismo y el pesimismo serían considerados como expectativas generalizadas (favorables y desfavorables, respectivamente) acerca de las cosas que le suceden a uno en la vida. Tales expectativas se consideran, además, como disposiciones estables (es decir, rasgos de personalidad del individuo), por lo que se denomina «optimismo disposicional»9. El «pensamiento positivo» u «optimismo» parece desempeñar un importante papel en el uso de estas conductas de afrontamiento adaptativas10,11, así como en el bienestar psicológico y físico12, y parece ser un importante predictor de enfermedad, tanto psicológica como física13,14. El objetivo principal de este estudio fue analizar la asociación entre los rasgos de personalidad optimista disposicional y el número de ingresos hospitalarios en un año, en nuestra población en tratamiento renal sustitutivo mediante HD. También se estudió la relación entre el optimismo disposicional y la calidad de vida relacionada con la salud (CVRS). MATERIAL Y MÉTODOS Pacientes Se trata de un estudio transversal, observacional y retrospectivo en 239 pacientes en tratamiento renal sustitutivo mediante hemodiálisis pertenecientes a tres centros. Nefrologia 2011;31(2):199-205 A.I. Morales García et al. Optimismo disposicional, mediador pronóstico en HD Criterios de inclusión y exclusión originales administradas por los nefrólogos de las unidades entrenados para ello. Las otras variables se obtuvieron de la historia clínica de los pacientes. La recogida de estos datos se realizó de forma transversal en un período de tiempo de un mes. De un total de 249 pacientes en programa de HD en nuestras unidades, se incluyeron 239 que, tras ser informados de la naturaleza y objetivos del estudio, aceptaron participar. Se excluyeron aquellos pacientes que previamente hubieran sido diagnosticados de trastorno psicótico, neurológico o retraso mental; los que no podían contestar al cuestionario por problemas de comprensión, y los que hubiesen padecido una descompensación en su estado físico que motivase un ingreso hospitalario o la presencia de un acontecimiento vital estresante (muerte de un familiar/amigo, enfermedad personal, accidente propio/ser cercano, cambio de situación financiera, cambio de trabajo/casa, divorcio/separación, matrimonio, pérdida de trabajo) en los 30 días previos al estudio. De los 10 pacientes excluidos, tres eran de nacionalidad extranjera y no dominaban el castellano, por lo que no podían contestar adecuadamente el test, y otros siete habían ingresado recientemente. Durante el año posterior se registró el número de ingresos hospitalarios por paciente. Instrumentos de medida Optimismo disposicional: test de orientación vital-revisado. La variable optimismo disposicional fue obtenida mediante el test de orientación vital-Revisado (LOT-R) de Scheier (1994)2 en su versión española de Otero-López (1998)15. Este cuestionario está compuesto por 10 ítems, cuatro de los cuales son de relleno (ítems 2, 5, 6, 8), es decir, sirven para hacer menos evidente el contenido del test y no tienen validez para el análisis. Los 6 ítems restantes pretenden medir la dimensión de optimismo disposicional: tres están redactados en sentido positivo (dirección optimismo) y tres en sentido negativo (dirección pesimismo). Se pregunta a los sujetos que indiquen el grado de acuerdo o desacuerdo con afirmaciones como «en tiempos difíciles, generalmente espero lo mejor» usando una escala de 5 puntos, donde 1 (muy en desacuerdo) y 5 (muy de acuerdo). De los 6 ítems de contenido, los ítems redactados en sentido negativo se revierten y se obtiene una puntuación total orientada hacia el polo de optimismo. Los ítems redactados en senti- Procedimiento de recogida de datos Todos los participantes fueron informados de la naturaleza y los objetivos del estudio y firmaron hojas de consentimiento informado. Tanto el test de orientación vital-Revisado (LOT-R) como las láminas de calidad de vida relacionada con la salud (COOPWONCA) se cumplimentaron durante una de las sesiones de HD, estando el paciente en situación clínica estable, y fueron Tabla 1. LOT-Revisado (adaptación transcultural) Muy en desacuerdo Algo en desacuerdo Indiferente Algo de acuerdo Muy de acuerdo 1. Cuando no se sabe qué va a suceder, normalmente espero lo mejor. 1 2 3 4 5 2. Me resulta fácil relajarme. 1 2 3 4 5 3. Cuando algo malo puede ocurrirme, termina sucediéndome. 1 2 3 4 5 4. Siempre soy optimista sobre mi futuro. 1 2 3 4 5 5. Disfruto mucho con los amigos. 1 2 3 4 5 6. Para mí es importante mantenerme ocupado/a. 1 2 3 4 5 7. Casi nunca espero que las cosas vayan a ir como yo deseo. 1 2 3 4 5 8. No me enfado demasiado fácilmente. 1 2 3 4 5 9. Pocas veces cuento con que vayan a sucederme cosas buenas. 1 2 3 4 5 10. En general, espero que me ocurran más cosas buenas que malas. 1 2 3 4 5 Traducción y adaptación de Carmelo Vázquez y Montserrat Giménez (Facultad de Psicología, Universidad Complutense de Madrid). Adaptación al castellano de Otero JM, et al., 1998. Nefrologia 2011;31(2):199-205 201 originales A.I. Morales García et al. Optimismo disposicional, mediador pronóstico en HD do negativo se revierten y se obtiene una puntuación total orientada hacia el polo de optimismo. La adaptación del LOTR utilizada en el presente trabajo se incluye en la tabla 1. Este test mide rasgos estables de personalidad y la predisposición generalizada del individuo hacia resultados positivos o negativos sobre el futuro. A mayor puntuación obtenida en el LOT-R mayor grado de optimismo disposicional y viceversa. Al no disponer de puntuaciones estandarizadas del cuestionario se ha decidido utilizar la mediana como punto de corte para diferenciar optimismo y pesimismo disposicional. Se clasificaron como pesimistas disposicionales (PD) todos aquellos pacientes que presentaron una puntuación igual/inferior a la mediana de la distribución y como optimistas disposicionales (OD) los que presentaron puntuaciones superiores a la mediana. Calidad de vida relacionada con la salud (CVRS): láminas COOP-WONCA (CW) La CVRS se ha estimado mediante las láminas COOP-WONCA (CW) en su versión española16,17 (figura 1). La elección de estas láminas en lugar de otros cuestionarios como el NHP (Nottingham Health Profile), SIP (Sickness Impact Profile), Kidney Disease Quality of Life (KDQOLTM) o SF-36, se ha basado en que teniendo similar validez18 son más sencillas de contestar y han sido utilizadas previamente en pacientes en diálisis18-20 . W1 FORMA FÍSICA Durante las 2 últimas semanas… ¿Cuál ha sido la máxima actividad que pudo realizar durante al menos 2 minutos? Las láminas COOP-WONCA se caracterizan por su brevedad, facilidad de compresión y por presentar unos buenos criterios métricos de calidad. En comparación con el SF-36 (ampliamente utilizado en la población en diálisis) muestran una validez convergente de 0,57, una validez discriminativa de 0,22, y un alfa de Cronbach de 0,7618. Son nueve láminas y cada una de ellas explora una dimensión de la calidad de vida del paciente de manera completa. Cada dimensión tiene un título y responde a la cuestión en relación con lo sucedido en las dos últimas semanas: 1) Forma física. 2) Sentimientos. 3) Actividades cotidianas. 4) Actividad social. 5) Cambio del estado de salud. 6) Estado de salud. 7) Dolor. 8) Apoyo social. 9) Calidad de vida en general. Para cada pregunta los pacientes seleccionan cinco posibles respuestas que están acompañadas de un dibujo o signo. Las posibles respuestas siguen una escala ordinal del 1 al 5, y a mayor puntuación peor CVRS. Aunque se ha usado poco en la bibliografía por la merma de información que supone, si no va acompañada de las puntuaciones individuales de cada una de las láminas, se ha aceptado la posibilidad de utilizar un índice (COOP WONCA total) que sea el sumatorio de todas las viñetas, a excepción de la lámina 5 (cambio en el estado de salud), ya que al poseer una estructura bipolar tiene una lectura diferente a las demás. W4 ACTIVIDADES SOCIALES Durante las 2 últimas semanas… ¿Su salud física y estado emocional han limitado sus actividades sociales con la familia, amigos, vecinos o grupos? Muy intensa (por ejemplo, correr deprisa) 1 No, nada en absoluto 1 Intensa (por ejemplo, correr con suavidad) 2 Ligeramente 2 Moderada (por ejemplo, caminar a paso rápido) 3 Moderadamente 3 Ligera (por ejemplo, caminar despacio) 4 Bastante 4 Muy ligera (por ejemplo, caminar lento o no poder caminar) 5 Muchísimo 5 Figura 1. Láminas de medición de calidad de vida COOP-WONCA. 202 Nefrologia 2011;31(2):199-205 A.I. Morales García et al. Optimismo disposicional, mediador pronóstico en HD originales Comorbilidad: índice de comorbilidad de Charlson RESULTADOS La comorbilidad se obtuvo mediante el índice de comorbilidad original de Charlson21 (con inclusión de la edad del paciente como un ítem más, de manera que la puntuación se incrementa en un punto por cada década de edad por encima de los 40 años), modificado de acuerdo con la propuesta de Beddhu, et al.22. La edad media era de 64,8 ± 14,3 años. El 62,5% eran hombres. La distribución de hombres y mujeres fue similar en ambos grupos de pacientes (63% de hombres frente a 37% de mujeres y 60% de hombres y 40% de mujeres; p = 0,45). La mediana de tiempo en HD era de 2,9 años (rango: 0-32), la media en el LOT-R fue 21,1 ± 5,3 y la mediana 21 (rango: 6-30). Variables analizadas Del total de 239 pacientes en HD estudiados, 65 habían tenido algún ingreso en el año previo. No existían diferencias significativas entre los pacientes considerados PD (puntuación igual/inferior a la mediana de la distribución) y OD (puntuación superior a la mediana de la distribución) en cuanto a edad (64,1 ± 16,1 frente a 61,6 ± 17,0; p = 0,42), tiempo en HD (15,3 ± 32,1 frente a 15,5 ± 30,3; p = 0,97) y comorbilidad según el ICC (6,76 ± 2,4 frente a 7,33 ± 2,88; p = 0,32). Los pacientes considerados OD presentaban un menor riesgo de ser ingresados que los pesimistas (OR:0,5; IC 95% 0,30,9; p <0,05). Los pacientes con ingresos hospitalarios mostraron una puntuación en el LOT-R significativamente menor (pesimista) que los que no ingresaron (19,4 ± 5,7 frente a 22,3 ± 4,6; p = 0,001). No se encontraron diferencias significativas en cuanto a edad, tiempo en HD e ICC entre los pacientes que ingresaron y los que no ingresaron (tabla 2). Se analizaron los resultados obtenidos en el LOT-R de acuerdo con las siguientes variables: 1. Edad. 2. Sexo. 3. Tiempo medio en HD. 4. Índice de comorbilidad de Charlson (ICC). 5. CVRS según las láminas COOP-WONCA. 6. Ingresos hospitalarios por paciente en el último año. Análisis estadístico El análisis estadístico se realizó con el programa SPSS 12.1. Se ha utilizado la prueba de la t de Student para muestras independientes para la comparación de muestras cuando los datos seguían una distribución normal, y el test de Wilcoxon en los casos en que las muestras no la seguían. Para comparar variables cualitativas se utilizó el test de la chi cuadrado y la magnitud de la asociación se ha cuantificado con el cálculo de las odds ratio y su intervalo de confianza al 95%. La magnitud de la asociación entre los resultados obtenidos mediante el test de LOT-T y el cuestionario de CVRS (COOP-WONCA) se evaluó mediante el coeficiente de correlación lineal de Pearson. El grado de significación estadística se obtuvo con una p <0,05. Tabla 2. Relación de las distintas variables analizadas con el ingreso hospitalario Ingresos N=65 No ingresos N=75 p LOT-R 19,4 ± 5,7 22,3 ± 4,6 0,001 Edad (años) 66,1 ± 12,1 63,4 ± 16,3 0,27 ICM Charlson 7,3 ± 2,9 7,40 ± 2,6 0,90 Tiempo en HD (años) 5,2 ± 6,3 5,8 ± 7,1 0,59 CW-total 23,4 ± 6,9 19,36 ± 5,0 <0,001 CW-total: puntuación total en las láminas COOP-WONCA. ICM: Indice de Comorbilidad. A mayor puntuación obtenida en el LOT-R mayor grado de optimismo disposicional y viceversa. A mayor puntuación en las láminas CW, peor calidad de vida relacionada con la salud percibida. Nefrologia 2011;31(2):199-205 Los pacientes que ingresaron mostraban peor CVRS (mayores puntuaciones en CW total) que los pacientes que no ingresaron (CW total: 22,37 frente a 19,42, respectivamente; p <0,001) (tabla 2). En la figura 2 se observa cómo los pacientes considerados PD, según la puntuación del LOT-R, puntuaban significativamente más alto que los pacientes OD en las láminas COOPWONCA en todas las dimensiones exploradas, excepto en las dimensiones 1 (estado físico) y 5 (cambios en el estado de salud), indicando que los pacientes «pesimistas» perciben un peor estado de salud. La correlación existente entre las puntuaciones del LOT-R y las de CVRS (COOP-WONCA total) fue –0,47 (p <0,001). DISCUSIÓN En este estudio hemos valorado el OD en los pacientes en HD, un rasgo de personalidad que actualmente está siendo muy estudiado en otros ámbitos de la medicina, pero del que aún se desconoce su influencia en los pacientes con enfermedades renales. Nuestros resultados ponen de manifiesto que los pacientes en HD con un rasgo de personalidad pesimista presentan un mayor riesgo de ser ingresados que los optimistas, y estos ingresos no dependen de la edad, del sexo, del tiempo en HD ni de la patología asociada. Autores como Hudetz23, King y Karensen, entre otros, han identificado en el optimismo disposicional un índice de buen pronóstico y recuperación tanto en pacientes sometidos a cirugía cardiovas203 A.I. Morales García et al. Optimismo disposicional, mediador pronóstico en HD originales p = 0,32 p <0,001 p <0,001 p <0,001 p = 0,45 p <0,001 p <0,001 p = 0,03 p <0,001 Figura 2. Calidad de vida relacionada con la salud y el optimismo. cular como en pacientes coronarios y oncológicos, respectivamente. Se ha sugerido que esta relación entre OD y una evolución más favorable de la enfermedad radica en un mejor afrontamiento de los problemas. El optimismo tiene mucho que ver con la autoeficacia (la creencia de que uno es capaz de hacer lo que se requiere en una situación dada). Hay varios estudios que relacionan determinados rasgos de personalidad con distintas estrategias de afrontamiento de las situaciones estresantes. Según los datos publicados por Carver24 en 2001, las personas con un rasgo de personalidad optimista presentan un estilo de afrontamiento del estrés activo o más adaptativo (planificación, reinterpretación positiva, crecimiento personal y resolución de problemas) frente a los pesimistas cuyo estilo es pasivo (negación, centrarse en las emociones y distanciamiento conductual). El hecho de que los PD presenten este tipo de estrategias de afrontamiento hace que eviten la resolución de los problemas y los perpetúen. Los trabajos realizados por Chico en 20029 y Roy en 201025 van en esta línea al señalar que, además del afrontamiento del estrés, el mantenimiento de hábitos nocivos para la salud puede ser otro mecanismo en la vinculación del pesimismo disposicional con la sintomatología física. El tratamiento sustitutivo renal supone un importante cambio en todas las esferas de la vida de los pacientes y una adecuada adaptación al mismo es esencial para una buena evolución. En el día a día vemos cómo los pacientes que mejor se adaptan son capaces de llevar a cabo las dietas restrictivas bajas en potasio y en fósforo; son capaces de aportar un 204 peso óptimo entre diálisis; son más cumplidores con los tratamientos farmacológicos; acuden a las revisiones recomendadas, etc. En definitiva, presentan actitudes que, en principio, desembocan en una mejor evolución del paciente. Una de las limitaciones de nuestro estudio es que es un corte transversal y no es posible valorar la relación entre el OD/PD y la morbimortalidad a largo plazo. Este ítem podría ser el objetivo de un próximo trabajo. En nuestro estudio hemos observado cómo los pacientes con un rasgo de personalidad optimista presentaban una mejor CVRS, y esto sucedía tanto a nivel global (CW total) como en todas las dimensiones de las láminas COOPWONCA (sentimientos, actividades cotidianas, actividades sociales, salud, dolor, apoyo social y calidad de vida) excepto en dos: estado físico y cambios en el estado de salud. Este dato parece indicar que el grado de OD se relaciona en mayor medida con las dimensiones más psicológicas y sociales del estado de salud percibido y no tanto con la dimensión física (estado físico) y con la observación de cambio en el estado de salud. Los estudios realizados por Chang 26 y Martínez-Correa1 muestran una asociación entre OD/PD y estado de salud física; los sujetos optimistas presentaban, en el último año evaluado, menor número de síntomas inmunológicos, gastrointestinales, cardiovasculares, neurosensoriales, genitourinarios y dermatológicos, en comparación con los pesimistas; no se encontraron diferencias en los síntomas respiratorios y musculoesqueléticos. Nefrologia 2011;31(2):199-205 A.I. Morales García et al. Optimismo disposicional, mediador pronóstico en HD En conclusión, el OD es otro factor a tener en cuenta en la evolución de los pacientes en diálisis; en efecto, el pesimismo parece asociarse con un mayor número de ingresos hospitalarios, independientemente de la edad, el tiempo en diálisis y el grado de comorbilidad del paciente. Por otra parte, los pacientes con un rasgo de personalidad optimista refieren una mejor CVRS. 14. 15. 16. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 17. 1. 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Madrid 1 2 Nefrologia 2011;31(2):206-12 doi:10.3265/Nefrologia.pre2010.Dec.10629 ABSTRACT Relación entre leptina y mortalidad global y cardiovascular en pacientes en hemodiálisis Background: We aimed to evaluate the relationship between serum leptin and the leptin/body mass index (BMI) ratio with prevalent cardiovascular disease (CVD), and their influence on all-cause and CVD-related mortality in patients on hemodialysis (HD). Methods: 118 stable HD patients (50 women, median [interquartile range] age, 65.1 [54.7-72.2] years) were studied. All patients had baseline measurement of serum leptin concentrations. Relationships between leptin and all-cause and CVD mortality were studied by means of survival analysis and Cox regression analysis. Results: The leptin/BMI ratio was similar in patients with and without CVD at baseline (0.65 [0.29-2.23] vs. 0.68 [0.29-1.49] ng·m2/ml·kg, respectively, NS). Multiple logistic regression analysis showed that there was not an independent association between leptin/BMI ratio and prevalent CVD. During the follow-up time, 52 (44.1%) patients died. CVD was the cause of death in 27 out of 52 (51.9%) deceased patients. Survival analysis and Cox proportional multivariate regression analysis showed that there were no significant relationships between leptin levels or the leptin/BMI ratio and all-cause and CVD-related mortality. Conclusion: These results do not support that, in stable HD patients, serum leptin concentrations and the leptin/BMI ratio are related with prevalent CVD. Leptin/BMI ratio seems not to be a risk factor for mortality in these patients. RESUMEN Introducción: El objetivo del presente estudio ha sido evaluar la relación entre la leptina sérica y el cociente leptina/índice de masa corporal (IMC) con la enfermedad cardiovascular (ECV) prevalente y su influencia en la mortalidad global y en la mortalidad por ECV en pacientes en hemodiálisis (HD). Métodos: Se estudiaron 118 pacientes estables en HD (50 mujeres, edad mediana [recorrido intercuartílico], 65,1 [54,772,2] años). En todos los pacientes se cuantificó la concentración basal de leptina. La relación entre leptina y la mortalidad se evaluó mediante análisis de supervivencia y análisis de regresión de Cox. Resultados: El cociente leptina/IMC fue similar en pacientes con y sin ECV prevalente (0,65 [0,29-2,23] frente a 0,68 [0,29-1,49] ng·m2/ml·kg, respectivamente, NS). El análisis de regresión logística mostró que no existía una asociación independiente entre el cociente leptina/IMC y la enfermedad cardiovascular prevalente. Durante el seguimiento 52 pacientes fallecieron (44,1%). La ECV fue causa de muerte en 27 de 52 pacientes fallecidos (51,9%). El análisis de supervivencia y el análisis multivariante de Cox mostraron que no hubo relación significativa entre los niveles de leptina o el cociente leptina/IMC y la mortalidad global o por causa de ECV. Conclusión: Estos resultados no apoyan la hipótesis de que, en pacientes estables en HD, las concentraciones de leptina y el cociente leptina/IMC estén relacionados con la ECV prevalente. Más aún, el cociente leptina/IMC no parece ser un factor de riesgo de mortalidad en estos pacientes. Keywords: Leptin. End-stage renal disease. Hemodialysis. Mortality. Cardiovascular disease Palabras clave: Leptina. Enfermedad renal terminal. Correspondence: Juan José Díez Gómez Servicio de Endocrinología. Hospital Ramón y Cajal. Madrid. [email protected] INTRODUCTION 206 Hemodiálisis. Mortalidad. Enfermedad cardiovascular. Cardiovascular disease (CVD) is the major cause of death in chronic hemodialysis (HD) patients1. According to two of the J.J. Díez et al. Leptin and mortality in HD largest end-stage renal disease (ESRD) registries, the US Renal Data System (USRDS) and the European Registry of patients on renal replacement therapy (ERAEDTA), the estimated risk for cardiac events such as myocardial infarction is 3.5-50 times higher among HD patients than in the general population 2,3. In the last two decades, it has become evident that the increased frequency of CVD observed in HD patients is secondary to the combination of many traditional and novel and uremia-related risk factors4. originales Hemodialysis All patients were receiving conventional 4-hour hemodialysis, three times a week. The blood flow ranged from 250 to 400 ml/min with a dialysis rate flow of 500 ml/min. All patients were treated with high-permeability membranes. Most patients were taking recombinant human erythropoietin and antihypertensive medications. Cardiovascular disease definition Leptin promotes atherosclerosis, thrombosis, and vascular smooth muscle cell proliferation and migration 5. In addition, clinical studies have demonstrated a significant correlation between leptin levels and hypertension, hyperlipidemia, perturbed fibrinolysis and chronic inflammation 6,7. Leptin levels are significantly higher in HD patients than in healthy subjects 8,9. Thus, it has been suggested that such high leptin levels may contribute to the increased cardiovascular risk of HD patients. The present study aimed at evaluating the relationship between serum leptin concentrations and the leptin/body mass index (BMI) ratio with prevalent CVD and their influence on all-cause and CVD-related mortality in ESRD patients undergoing maintenance HD. METHODS Patients and design This is a prospective observational study in which we measured leptin levels and the leptin/BMI ratio and correlated with prevalent CVD and all-cause and CVDrelated mortality. The study was performed in the Hemodialysis Units from the Università Cattolica del Sacro Cuore of Rome (Italy) and from the Hospital General of Segovia (Spain). Italian patients (n = 53) were recruited in March 2004 (cohort 1). Spanish patients were recruited in two phases. A group of 38 patients were studied between 1998 and 2002 (cohort 2), and a second group of 27 patients were evaluated in April 2008 (cohort 3). Incident patients considered eligible and included in the study were evaluated after at least 6 months of hemodialytic treatment. Patients were followed until census date (December 31 st, 2009), renal transplantation or death. Median time of follow-up was 24.7 (interquartile range 15.7-68.0) months. As expected, time of follow-up in cohort 3 (20.1 [20.1-20.4] months) was significantly (P = 0.002) lower than those found in cohorts 1 (46.5 [15.0-76.3] months) and 2 (40.2 [12.3-73.7] months). The study was approved by the local ethics committees and written informed consent was obtained from all patients before enrollment in the study. Nefrologia 2011;31(2):206-12 Patients were stratified according to the presence of cardiovascular diseases. Patients defined as having prevalent CVD included those with a documented history of angina pectoris, myocardial infarction, stroke, coronary revascularization procedures, transient cerebral ischemia, peripheral artery surgery, and peripheral vascular disease. Laboratory analyses Serum leptin concentrations were measured by using a polyclonal antibody RIA raised in rabbits against highly purified recombinant human leptin (Linco Research, St Louis, MO, USA). The sensitivity for this leptin assay was 0.5 ng/ml, and the coefficients of variation intra- and interassay were 4.8% and 3.5%, respectively. The normal values of serum leptin concentrations in a group of healthy subjects, aged 28-70 years, was 10.0 (5.6-27.8) ng/ml. Other laboratory measurements were performed through certified methods in the Departments of Clinical Chemistry of the Università Cattolica del Sacro Cuore of Rome (Italy) and the Hospital General of Segovia (Spain). Statistical analysis For mean comparisons the Kruskal-Wallis non parametric test was used for non-normally distributed continuous variables and analysis of variance was used for normally distributed variables. Correlations were calculated with the Spearman correlation coefficient. Survival time was estimated by the Kaplan-Meier method, with the log-rank test used to compare arms. Multivariate Cox regression models were used to assess the independent effects of several quantitative and qualitative variables on the risk of death. Statistical significance was set at the level of P <0.05. RESULTS A total of 118 patients (50 women) were included in this study (table 1). Italian patients showed higher levels of leptin/BMI in comparison with Spanish patients. 207 J.J. Díez et al. Leptin and mortality in HD originales Leptin and leptin/BMI ratio The demographic, clinical and laboratory characteristics of patients stratified according to the leptin/BMI ratio are reported in table 2. In univariate analysis, the leptin/BMI ratio was positively correlated to total cholesterol (rho = 0.298, P = 0.001) and creatinine (rho = 0.183, P = 0.047). The multiple regression analysis confirmed that creatinine and total cholesterol were independent factors associated with the leptin/BMI ratio (R2 = 0.146, P = 0.015). Leptin/BMI and prevalent cardiovascular disease Forty seven (39.8%) and 33 (27.9%) patients had prevalent CVD and coronary disease, respectively, at baseline. The prevalence of CVD and of ischemic heart disease at baseline was similar between patients with leptin/BMI under the median value and above the median value. The results of the multivariate logistic regression analysis showed that there was not an independent association between leptin/BMI ratio and CVD (table 3). Moreover, this multivariate analysis did not show a significant association between cohort and prevalent CVD. Leptin/BMI and survival During the follow-up period, 52 (44.1%) patients died. CVD was the cause of death in 27 out of 52 (51.9%) deceased patients. The median serum leptin concentrations and the median leptin/BMI ratio was similar in patients who survived (18.0; 7.0-39.1 ng/ml, and 0.73; 0.29-1.50 ng·m2/ml·kg, respectively) and in those who died (12.0; 4.944.8 ng/ml, P = 0.524, and 0.49; 0.26-1.94 ng·m2/ml·kg; P = 0.529, respectively). No differences were found in serum leptin concentrations and leptin/BMI ratio between patients who died by CVD (9.6; 4.8-57.9 ng/ml, and 0.42; 0.25-1.99 ng·m2/ml·kg, respectively) and those who did not (16.1; 6.139.0 ng/ml, P = 0.863, and 0.68; 0.28-1.49 ng·m2/ml·kg, P=0.985, respectively). We repeated this analysis in the three cohorts of studied patients and found that there were no significant relationships between leptin or leptin/BMI and mortality (data not shown). Kaplan-Meier analysis (figure 1) showed that patients with leptin levels above the median values showed mean survival times for all-cause mortality and for CVD-related mortality which did not significantly differ from those found in patients with leptin concentrations under the median value. In a similar way, patients with leptin/BMI above the median values showed a mean survival times for all-cause mortality and for CVD-related mortality similar to those found in patients with leptin/BMI under the median value. We performed a Cox proportional hazards regression multivariate analysis including the covariate cohort because of the significant differences found among cohorts in leptin/BMI levels and mortality rates (table 1).This analysis Table 1. Demographic, clinical and laboratory characteristic of the three cohorts of studied patients Variable Cohort 1 Cohort 2 Cohort 3 Italy 2004 Spain 1998 Spain 2008 (n = 53) (n = 38) (n = 27) 62 (51-72) 64 (55-68) 73 (68-78) 0.001 21 (39.6) 16 (42.1) 13 (48.1) 0.766 36 (12-90) 31 (14-62) 35 (17-60) 0.995 Diabetes mellitus 7 (13.2) 10 (26.39) 10 (37.0) 0.033 Cardiovascular disease 18 (34.0) 16 (42.1) 13 (48.1) 0.444 Coronary artery disease 15 (28.3) 11 (28.9) 7 (25.9) 0.962 Hypertension 37 (69.8) 29 (76.3) 22 (81.5) 0.504 Age (yr) Female sex Duration of dialysis (mo) Body mass index (kg/m2) Creatinine (mg/dl) C-reactive protein (mg/l) Albumin (g/dl) Total cholesterol (mg/dl) P 23.7±3.8 25.2±3.9 24.4±4.3 0.197 10.7 ± 2.6 9.2 ± 2.2 7.1±1.5 <0.001 3.7 (2.2-8.4) 7.3 (2.7-18.3) 0.9 (0.3-1.7) <0.001 3.8 ± 0.3 3.9 ± 0.4 3.7±0.3 0.060 154 (130-185) 178 (137-199) 142 (128-179) 0.023 Leptin (ng/ml) 23.4 (7.0-64.2) 9.7 (4.7-31.9) 12.3 (5.8-31.1) 0.113 Leptin/BMI (ng·m2/ml·kg) 1.02 (0.34-2.55) 0.39 (0.22-1.17) 0.51 (0.25-1.17) 0.044 All-cause deaths 23 (43.4) 24 (63.2) 5 (18.5) 0.002 CVD deaths 15 (28.3) 11 (28.9) 1 (3.7) 0.016 Data are presented as number of patients (percentage), median (interquartile range) or mean ± SD. 208 Nefrologia 2011;31(2):206-12 J.J. Díez et al. Leptin and mortality in HD originales Table 2. Demographic, clinical and laboratory characteristic of the patients included in the study stratified according to the leptin/BMI ratio Variable All patients Leptin/BMI Leptin/BMI (n = 118) <median >median (n = 59) (n = 59) 65.1 (54.7-72.2) 64.2 (54.0-72.5) 66.0 (56.0-72.0) 50 (42.4) 15 (25.4) 35 (59.3)c Hypertension 21 11 10 Glomerulonephritis 22 10 12 Diabetes 23 7 16 Interstitial nephritis 9 5 4 Age (yr) Female sex Primary cause of ESRD: Polycystic renal disease 9 7 2 Unknown 22 14 8 Other etiologies Duration of dialysis (mo) 12 5 7 36.0 (12.9-61.5) 28.9 (12.0-71.4) 36.0 (15.0-60.8) Diabetes mellitus 27 (22.8) 9 (15.3) 18 (30.5)a Cardiovascular disease 47 (39.8) 25 (42.4) 22 (37.3) Coronary artery disease 33 (27.9) 16 (27.1) 17 (28.8) Hypertension 88 (74.6) 47 (79.7) 41 (69.5) Body mass index (kg/m2) 24.3±3.9 22.8±3.4 25.8±4c Creatinine (mg/dl) C-reactive protein (mg/l) Albumin (g/dl) Total cholesterol (mg/dl) 9.38 ± 2.66 8.96 ± 2.64 9.80 ± 2.63 3.82 (1.2-8.3) 4.63 (1.26-10.79) 2.95 (0.96-7.52) 3.83 ± 0.33 3.82 ± 0.36 3.83 ± 0.30 153 (134-188) 145 (128-179) 176 (141-192)b Data are presented as number of patients (percentage), median (interquartile range) or mean ± SD. a P <0.05; b P <0.001; c P <0.001. showed that leptin/BMI was not an independent risk factor for all-cause and CVD-related mortality (table 4). DISCUSSION Our results show that there is no significant relationship between serum leptin or the leptin/BMI ratio and the presence of CVD or coronary artery disease at baseline. Moreover, our follow-up data also show a lack of relationship between serum leptin or the leptin/BMI ratio and all-cause and cardiovascular mortality. Our crosssectional data are in agreement with our previous study that showed that leptin/BMI was not related to prevalent CVD10. On the contrary, our longitudinal study results clearly differ from those reported by Scholze et al.11. Discrepancies may be accounted for by differences in the genetic background of studied patients, confounding influences of covariates, and different laboratory procedures. Furthermore, we used leptin values corrected by BMI because leptin is a sensor of body fat mass and a correlation between leptin levels and BMI has been demonstrated both in healthy subjects12 and in uremic patients10. Nefrologia 2011;31(2):206-12 Leptin increases sympathetic activity13, promotes vascular smooth muscle cells proliferation, increases oxidative stress and has prothrombotic activity5. Furthermore, leptin has been related to coronary artery calcification in type 2 diabetic patients14 and with several CV risk factors and vascular dysfunction in humans15. The WOSCOP study16 have reported an association between leptin and the risk of CVD. However, a recent meta-analysis showed only a moderate association between leptin levels and the risk of coronary heart disease, which is largely dependent of BMI17. In agreement with this we could not demonstrate any significant association of leptin/BMI with CVD mortality. A possible explanation to the lack of relationship between leptin and mortality in HD patients might be found in the reverse epidemiology of the cardiovascular risk factors which is frequently observed in patients with ESRD18. Numerous reports have suggested that an increase in BMI is correlated with an increased survival in HD patients 19,20. In fact, recent European guidelines consider that BMI under 23 kg/m2 is suggestive of malnutrition in HD patients21. In this context, high leptin levels can be considered as a marker of overnutrition and, therefore, associated to a favourable 209 J.J. Díez et al. Leptin and mortality in HD originales Table 3. Multivariate logistic regression analysis showing the influence of several qualitative and quantitative variables on the presence of CVD at the time of inclusion in the study Independent Variables Odds ratio 95% CI P value Age (yr) 1.08 1.03-1.13 0.001 Diabetes 6.41 2.08-19.77 0.001 Hypertension 3.45 1.14-10.44 0.028 Leptin/BMI (ng·m /ml·kg) 1.04 0.76-1.43 0.802 Cohort Spain 1998 1.15 0.41-3.26 0.789 Cohort Spain 2008 0.58 0.16-2.02 0.390 2 Data are odds ratios and 95% confidence intervals. prognosis. Another possible explanation is that the actions of leptin on the cardiovascular system are not always detrimental. For example, although elevated leptin levels have been associated with poor vascular compliance in adolescents15 and impaired coronary vasoreactivity in otherwise healthy young obese subjects 22, some evidences suggest that leptin may have both vasoconstrictor and vasodilator effects through endothelium- dependent mechanisms23. Lastly, it is also conceivable that the prognostic value of serum leptin is different in the general population than in dialysis patients, as it has been suggested for adiponectin24. Our study has some strengths and limitations. First, this is the first multicenter study assessing leptin values in HD patients and is also the first study that analyzes corrected Figure 1. Kaplan-Meier survival analysis for all-cause mortality (left panels) and CVD-related mortality (right panels) in 118 HD patients stratified according to the serum leptin concentrations (upper panels) and the leptin/BMI ratio (lower panels). 210 Nefrologia 2011;31(2):206-12 J.J. Díez et al. Leptin and mortality in HD originales Table 4. Multivariate Cox regression analysis for all-cause and cardiovascular disease-related mortality Covariates Sex All-cause Mortality CVD Mortality Hazard ratio (95% C.I.) P value Hazard ratio (95% C.I.) P value 1.66 (0.81-3.40) 0.170 1.77 (0.61-5.17) 0.297 Age (yr) 1.03 (0.99-1.06) 0.108 1.04 (0.99-1.10) 0.147 Diabetes 3.11 (1.45-6.66) 0.004 6.33 (2.09-19.20) 0.001 Hypertension 0.33 (0.16-0.68) 0.003 0.24 (0.08-0.72) 0.011 Cardiovascular disease 3.36 (1.66-6.70) 0.001 8.29 (2.63-26.15) <0.001 Leptin/BMI (ng·m2/ml·kg) 0.90 (0.71-1.14) 0.392 0.80 (0.54-1.17) 0.239 Cohort Spain 1998 1.24 (0.65-2.37) 0.510 0.74 (0.27-1.98) 0.545 Cohort Spain 2008 0.48 (0.14-1.60) 0.231 0.06 (0.01-0.66) 0.022 For categorical variables, reference hazard ratio (HR = 1) for female sex, absence of diabetes, hypertension and cardiovascular disease, and cohort Italy 2004. leptin values in relation to all-cause and CVD-related mortality in these patients. A limitation of our study comes from the fact that classification of cardiovascular disease was made on the basis of clinically manifest event, and therefore the true prevalence of atherosclerotic disease may be underestimated. We could not correct leptin concentrations by fat mass, although we did correct for BMI values. Another limitation is its low statistical power and the fact that we studied three cohorts of patients at three different baseline times and, therefore, with different times of followup and mortality rates, and also with differences in some clinical and biochemical characteristics. In fact, in comparison with cohorts 1 and 2, cohort 3 patients had older age, higher proportion of diabetes and lower levels of creatinine and cholesterol. All-cause and CVD mortality was lower in cohort 3, a fact in direct relationship with the lower follow-up period in this cohort. However, laboratory procedures for leptin measurement and clinical protocols for patients follow-up were the same. Furthermore, survival analysis performed in the three cohorts of patients separately did not show any significant relationship between leptin/BMI and all-cause or cardiovascular mortality. leptin and leptin/BMI ratio are related with prevalent CVD and are risk factors for all-cause and cardiovascular mortality. The clinical corollary of our study would be stopping the qualification of leptin as a cardiovascular risk factor in HD patients. In a similar way, leptin has been considered by some authors as a causal factor of cachexia in uremic patients. However, previous data from our group showed not only a correlation between leptin and BMI, but also a direct relationship between this hormone and albumin, transferrin and cholesterol10,25,26. Besides, our patients with anorexia exhibited low, rather than high, serum leptin levels26. REFERENCES In conclusion, in this population of stable HD patients, obtained results do not support the hypothesis that serum Nefrologia 2011;31(2):206-12 CONFLICT OF INTEREST STATEMENTS R. Selgas has received a non-restricted grant by Baxter to support part of this investigation. Acknowledgements The authors are especially indebted to the nurses of our dialysis units for their collaboration. This study has been partially supported by grants by Baxter (Extramural Grant Program, 2008), ISCIII by support to RS (PS 09/00641) and Rio Hortega Grant (2009) for EG. Several authors are integrated in REDinREN (RETICS 06/0016 from ISCIII,) supported by FEDER European Funds. 1. Rucker D, Tonelli M. Cardiovascular risk and management in chronic kidney disease. Nat Rev Nephrol 2009;5:287-96. 2. Brunner FP, Selwood NH on behalf of the EDTA Registry Committee. Profile of patients on RRT in Europe and death rates due to major causes of death groups. Kidney Int 1992;42:S4-15. 3. 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Sent for review: 5 Sep. 2010 | Accepted: 13 Dic. 2010 212 Nefrologia 2011;31(2):206-12 http://www.revistanefrologia.com © 2011 Revista Nefrología. Órgano Oficial de la Sociedad Española de Nefrología originales Comunicación pleuro-peritoneal en pacientes en diálisis peritoneal. Experiencia en un centro y revisión de la literatura R. Díaz Mancebo, G. del Peso Gilsanz, M. Rodríguez, B. Fernández, M. Ossorio González, M.A. Bajo Rubio, R. Selgas Gutiérrez Servicio de Nefrología. Hospital Universitario La Paz. Madrid Nefrologia 2011;31(2):213-7 doi:10.3265/Nefrologia.pre2011.Jan.10762 RESUMEN La diálisis peritoneal es una alternativa de tratamiento en los pacientes con enfermedad renal crónica avanzada. La infusión de líquido en la cavidad peritoneal conlleva un aumento de presión intraabdominal que, en algunas ocasiones, puede producir la fuga del mismo hacia el tórax dando lugar a una comunicación pleuro-peritoneal. Es una complicación poco frecuente, pero supone una alta tasa de abandono de la técnica. El diagnóstico es sencillo y se debe sospechar ante la existencia de disnea súbita con baja ultrafiltración y derrame pleural en la radiografía de tórax. El descanso peritoneal, con transferencia temporal a hemodiálisis, y la pleurodesis pueden ser estrategias eficaces para su tratamiento. Palabras clave: Diálisis peritoneal. Comunicación pleuro-peritoneal. Hidrotórax secundario. Pleurodesis. Pleuroperitoneal communication in patients on peritoneal dialysis. One hospital's experience and a review of the literature ABSTRACT Peritoneal dialysis is a treatment alternative in patients with advanced chronic kidney disease. The infusion of liquid into the peritoneal cavity leads to an increase in intra-abdominal pressure, which can sometimes produce leaks to the chest, giving rise to pleuroperitoneal communication. This is not a common complication, but it brings about high drop-out rates among patients using the technique. Diagnosis is easy and must be suspected in patients with sudden dyspnoea with low ultrafiltration and pleural effusion in the chest x-ray. Peritoneal rest and a temporary transfer to haemodialysis, and pleurodesis can be effective treatment strategies. Keywords: Peritoneal dialysis. Pleuroperitonal communication. Secondary hydrothorax. Pleurodesis. INTRODUCCIÓN La diálisis peritoneal (DP) es una de las alternativas de tratamiento sustitutivo en pacientes con enfermedad renal crónica avanzada. Durante la realización del procedimiento se produce un incremento de la presión intraabdominal1,2 debido a la acumulación de líquido de diálisis en la cavidad peritoneal. Entre las complicaciones secundarias a dicho incremento de presión se encuentra la fuga de líquido peritoneal a través del diafragma hacia el tórax, lo que se denomina comunicación pleuro-peritoneal3 o hidrotórax secundario, que fue descrito en 1967 por Edward y Unger4. La inCorrespondencia: Raquel Díaz Mancebo Servicio de Nefrología. Hospital Universitario La Paz. Paseo de la Castellana 261. 28046 Madrid. [email protected] cidencia media se estima en un 1,6-10%5,6, aunque puede ser mayor debido a la dificultad de diagnóstico de los hidrotórax de escasa cuantía. La etiopatogenia no está del todo clara; se ha relacionado con defectos pleuro-peritoneales congénitos o adquiridos7 y con alteraciones del drenaje linfático. El objetivo de este artículo es analizar la incidencia de esta complicación en nuestro medio, así como mostrar nuestra experiencia en su diagnóstico y tratamiento. CASOS CLÍNICOS Hemos revisado la historia clínica de todos los pacientes tratados con DP en nuestra unidad desde 1997 hasta 2010. Durante este período, 328 pacientes iniciaron esta terapia en el 213 R. Díaz Mancebo et al. Comunicación pleuro-peritoneal originales Hospital La Paz de Madrid; seis de ellos fueron diagnosticados de comunicación pleuro-peritoneal. Presentamos los casos en orden cronológico, desde el primero que se diagnosticó en la unidad al más reciente. La tabla 1 muestra un resumen de los mismos incluyendo el método de diagnóstico y el tratamiento inicial. confirmándose el diagnóstico de comunicación pleuro-peritoneal. El paciente fue transferido de forma temporal a HD durante 3 meses, después de los cuales reinició DPA. Tras 5 meses de tratamiento con DPA se objetiva recidiva de la comunicación, por lo que se programa realización de pleurodesis con talcaje. Tras 2 meses en HD el paciente regresa a DP, sin presentar en los siguientes 3 años ninguna otra complicación relacionada. Caso 1 Mujer de 55 años con insuficiencia renal crónica (IRC) secundaria a nefropatía por reflujo que inició tratamiento renal sustitutivo con DP automatizada (DPA) en 1983. Cuatro años después recibió un trasplante renal de donante cadáver sobre el que desarrolló nefropatía crónica del injerto, requiriendo tratamiento renal sustitutivo 11 años después del mismo. Inicia nuevamente DPA y, tras 7 meses de tratamiento, presenta cuadro de disnea con importante sobrecarga de volumen y disminución de la ultrafiltración en los días previos. En la radiografía de tórax presenta un derrame pleural bilateral de predominio derecho. Ante la sospecha de comunicación pleuro-peritoneal se realiza peritoneograma isotópico confirmándose el diagnóstico. Dada la severidad del cuadro se decidió transferencia definitiva a hemodiálisis (HD). Caso 3 Hombre de 52 años con IRC secundaria a glomerulonefritis (GN) membrano-proliferativa en tratamiento con DP continua ambulatoria (DPCA) desde febrero de 2001. A los 2 meses del inicio presenta cuadro de insuficiencia respiratoria aguda con sobrecarga de volumen. Se realizan radiografía de tórax, toracocentesis y peritoneograma isotópico, diagnosticándose de comunicación pleuro-peritoneal. Se practica pleurodesis con talcaje y descanso peritoneal durante 2 meses. Un mes tras el reinicio de la DPCA presenta una recidiva de la comunicación, por lo que se realiza nueva pleurodesis. Tres meses después comienza de nuevo tratamiento con DPCA, continuando en la técnica 6 meses más hasta que recibe un trasplante renal, sin presentar durante ese período nuevas complicaciones. Caso 2 Hombre de 60 años con IRC de etiología no filiada en tratamiento con DPA desde el año 2000. Al mes del inicio presenta cuadro de disnea progresiva, disminución de ultrafiltración y sobrecarga de volumen. Se realiza radiografía de tórax donde se observa derrame pleural derecho masivo. Se practica toracocentesis, objetivándose en el análisis del líquido pleural una concentración de glucosa mayor que la plasmática, lo que sugería posible comunicación pleuro-peritoneal. Se realizó un peritoneograma isotópico con albúmina marcada con 99Tc, Caso 4 Hombre de 74 años con IRC secundaria a nefroangioesclerosis en tratamiento con DPCA desde septiembre de 1998. A los 2 años de tratamiento, en octubre de 2001, comienza con clínica de disnea, objetivándose derrame pleural bilateral en la radiografía de tórax. El peritoneograma isotópico aportó el diagnóstico de confirmación mediante imágenes con captación del trazador en base del hemitórax izquierdo. Es trans- Tabla 1. Descripción de la serie Caso 1 Caso 2 Caso 3 Caso 4 Caso 5 Modalidad DP DPA DPA DPCA DPCA DPA Caso 6 DPA Tiempo en DP 7 meses 1 mes 2 meses 2 años 9 meses 5 meses Radiografía de tórax Radiografía de tórax Radiografía de tórax Radiografía de tórax Radiografía de tórax Radiografía de tórax Toracocentesis Toracocentesis Toracocentesis Toracocentesis Toracocentesis Peritoneograma Peritoneograma Peritoneograma Peritoneograma Peritoneograma Bilateral Derecho Derecho Bilateral Derecho Derecho Transferencia HD 3 meses Pleurodesis con HD 4 meses Pleurodesis con Pleurodesis con talcaje + HD 2 meses talcaje + HD 2 meses No recidiva Recidiva a los 6 meses No recidiva hasta diagnóstico Diagnóstico Localización derrame Tratamiento inicial definitiva a HD Evolución Tratamiento posterior a la recidiva 214 HD talcaje + HD 2 meses Recidiva a los 5 meses Recidiva al mes Pleurodesis Pleurodesis HD 6 meses con talcaje + HD. con talcaje + HD No nueva recidiva No nueva recidiva No nueva recidiva Peritoneograma Nefrologia 2011;31(2):213-7 R. Díaz Mancebo et al. Comunicación pleuro-peritoneal ferido de forma temporal a HD durante 4 meses, tras los cuales se realiza peritoneograma de control en el que persiste llenado de ambos hemitórax con el trazador, aunque de muy escasa cuantía, por lo que reinicia DP, dada la solicitud del paciente. Seis meses después es transferido definitivamente a HD por peritonitis por Candida albicans, sin que hasta ese momento se objetivara recidiva de la comunicación. Caso 5 Hombre de 51 años con IRC secundaria a pielonefritis crónica por vejiga neurógena y reflujo vesicoureteral. Tras diez años de tratamiento con HD es transferido a DPA en junio de 2006 por múltiples problemas con accesos vasculares. A los 9 meses de tratamiento con DP comienza con cuadro de disnea progresiva, objetivándose mediante tomografía computarizada (TC) toracoabdominal un derrame pleural derecho moderado. Se realiza toracocentesis diagnóstica que objetiva concentración de glucosa aumentada en líquido peritoneal con respecto al plasma. Se confirma el diagnóstico de comunicación pleuro-peritoneal mediante peritoneograma con albúmina marcada con 99Tc. Se realiza tratamiento inicial con pleurodesis con talco y transferencia temporal a HD. Tras 2 meses de descanso peritoneal comienza nuevamente DPA con día seco. Seis meses más tarde, tras iniciar diálisis peritoneal continua cíclica (DPCC), acude con cuadro de disnea, objetivándose en radiografía de tórax derrame pleural derecho, en probable relación con recidiva de la comunicación previa, por lo que es transferido a HD durante un período de 6 meses. En el momento actual se encuentra en tratamiento con DPA con día seco sin objetivarse nueva complicación tras 2 años de seguimiento. originales do una incidencia del 1,84%, que representa un porcentaje ligeramente inferior comparando con otras series publicadas5,6. A pesar de que en la mayor parte de los casos se han descrito tradicionalmente en mujeres, en nuestra experiencia sólo una paciente era mujer, existiendo además en este caso la peculiaridad de que había estado 4 años en tratamiento con DP en una etapa previa sin presentar esta complicación. La etiología de la IRC también se ha relacionado con esta complicación, siendo más frecuente en pacientes con poliquistosis hepatorrenal9 por un aumento añadido de presión intraabdominal. En la presente serie ningún paciente presentaba poliquistosis. En relación con su localización, en dos de nuestros pacientes la comunicación pleuro-peritoneal fue bilateral, hecho muy poco frecuente según la bibliografía médica, en la que se describe una mayor prevalencia de comunicación aislada en el lado derecho10, la cual se ha sugerido que pudiera estar relacionada con alguna malformación en dicha localización1, 6,11. Gagnon y Daniels propusieron la existencia de un remanente embrionario, denominado agujero neumonetérico persistente, que permitiría el paso del líquido desde la cavidad peritoneal hasta el espacio pleural derecho3. Caso 6 El diagnóstico de esta entidad es sencillo y lo más importante es su sospecha clínica. Ante un paciente tratado con DP que presenta disnea de aparición más o menos brusca, pérdida de ultrafiltración y derrame pleural hay que descartar la existencia de una comunicación pleuro-peritoneal7. El análisis de una muestra de líquido pleural obtenida mediante toracocentesis, en la que se demuestre una concentración de glucosa mayor que la plasmática12,13, es de gran ayuda. Como diagnóstico de confirmación de la alteración anatómica ha demostrado alta eficacia el peritoneograma isotópico14,15 en el que se demuestra paso del isótopo radiactivo desde la cavidad peritoneal a través de la pleura hacia el tórax. La figura 1 muestra diferentes imágenes correspondientes a un peritoneograma isotópico de un paciente con esta complicación. Mujer de 47 años con IRC secundaria a nefroangioesclerosis en tratamiento con DPCC desde junio de 2009. Cinco meses después del inicio, acude por cuadro de disnea de mínimos esfuerzos con incapacidad para tolerar el decúbito. Se le realiza una radiografía de tórax en la que se objetiva un derrame pleural derecho masivo. El diagnóstico se confirma mediante peritoneograma, donde se observa paso de líquido peritoneal desde cavidad abdominal a campo pulmonar derecho. Se practica pleurodesis con talcaje y transferencia temporal a HD durante 2 meses, tras los cuales la paciente vuelve a DP, sin recidiva de la comunicación pleuro-peritoneal, tras 10 meses en la técnica. Existen diversas opciones de tratamiento como el conservador, la pleurodesis o la cirugía. Ninguna de ellas ha demostrado superioridad con respecto a las demás, por lo tanto la decisión depende de la situación clínica y preferencia del paciente, informándole previamente de los riesgos y beneficios de las distintas opciones existentes16. La comunicación pleuro-peritoneal es una situación clínica de escasa relevancia fuera de la DP; por ello, el tratamiento conservador, en los pacientes que vayan a ser transferidos a hemodiálisis, puede ser la opción más adecuada. En nuestra serie, uno de los pacientes no ha tenido recidivas posteriores desde que inició la HD. DISCUSIÓN La comunicación pleuro-peritoneal es una complicación poco frecuente en pacientes en DP, pero que conlleva una tasa alta de abandono de la técnica. En nuestra serie, hemos observaNefrologia 2011;31(2):213-7 Una vez confirmado el diagnóstico, la medida más importante que debe tomarse es la interrupción de manera temporal, o incluso definitiva, de la DP y esto viene determinado por la magnitud de la comunicación y las necesidades de cada paciente. Se ha visto que en aproximadamente el 50% de los pacientes el tratamiento conservador ha resultado efectivo5; 215 R. Díaz Mancebo et al. Comunicación pleuro-peritoneal originales sin embargo, en nuestra serie se intentó tratar sólo con descanso peritoneal a un paciente sin que éste fuera efectivo. En algunos pacientes con diuresis residual conservada se podría mantener la DPCA con bajos volúmenes17,18 o la DPA con bajos volúmenes y día seco19,20. Sin embargo, esta alternativa podría conllevar una infradiálisis y no sería válida para pacientes anúricos. En nuestro centro, en todos los casos se ha procedido al tratamiento mediante descanso peritoneal con transferencia transitoria a HD21, decisión imprescindible especialmente si el derrame pleural conlleva afectación respiratoria. La pleurodesis con talco es un método seguro y eficaz en el tratamiento de la comunicación pleuro-peritoneal22. En nuestra serie a 3 pacientes se les realizó pleurodesis con talcaje, en dos de ellos de forma inicial y en uno tras la recidiva, siendo necesario en un paciente realizar el procedimiento en dos ocasiones, pero en ninguno de ellos se constataron complicaciones durante el procedimiento. Estos pacientes querían continuar en DP y por ello se optó por la pleurodesis, en ningún caso se mantuvo la DP porque existiera alguna contraindicación para la transferencia definitiva a HD, como podría ser la falta de acceso vascular. Existen, además, otras posibilidades terapéuticas como la pleurodesis con tetraciclinas, que ofrece un resultado similar al talco23, o la pleurodesis con sangre del propio paciente con resultados dispares24-26. La utilización de videotoracoscopia permite la visualización directa del diafragma y de malformaciones en dicha zona27. En casos de alteraciones morfológicas asociadas, la práctica de toracotomía y reparación directa, a pesar de ser un tratamiento cruento, es obligatoria, pero ofrece unas altas garantías de éxito. Sin embargo, la cirugía, aun siendo muy eficaz28, se reserva como última alternativa de tratamiento, ya que no está exenta de riesgos. A B En general, con ambos tratamientos, conservador o quirúrgico, hasta un 58% de los pacientes puede continuar en tratamiento con DP21. Sin embargo, la tasa de recidiva es alta en general, por ello los resultados con los distintos tratamientos no son muy alentadores6,29 y en una alta proporción de casos se decide la transferencia definitiva a HD30. Esto hace que tampoco pueda establecerse una clara indicación a favor de uno u otro tratamiento. CONCLUSIÓN La aparición de una comunicación pleuro-peritoneal es una complicación poco frecuente en pacientes en DP, pero que conlleva una alta tasa de abandono de la técnica. Su diagnóstico es sencillo y resulta de gran importancia la sospecha clínica. El tratamiento se realiza mediante descanso peritoneal acompañado o no de pleurodesis. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Mahale AS, Katyal A, Khanna R. Complications of peritoneal dialysis related to increased intra-abdominal pressure. Adv Perit Dial 2003;19:130-5. 2. García R, Miguel A. Hidrotórax secudnariio: una complicación de la diálisis peritoneal poco frecuente. Diagnóstico y tratamiento. Nefrologia 1998;28:2. 3. 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El objetivo de este estudio es conocer los factores de riesgo que contribuyen al desarrollo de las hernias abdominales en DP, con el fin de aportar información relevante para el clínico en su prevención. También revisamos el tratamiento y la evolución de las hernias. El estudio incluye a todos los pacientes incidentes y prevalentes en DP del Hospital Arnau de Vilanova de Lleida de los últimos 6 años (2003-2009). Se analizaron las siguientes variables: edad, sexo, nefropatía primaria, diabetes mellitus (DM), índice de masa corporal (IMC), modalidad de DP, tiempo en DP, tiempo de inicio de diálisis desde la colocación del catéter, volumen de infusión máximo diurno (VMD) y ajustado por SC (VMC/SC), volumen de infusión máximo nocturno (VMN) y ajustado por SC (VMN/SC), cirugía abdominal y hernias previas a la inclusión en DP. nencia en DP 26,26 ± 22,75 meses. Modalidad de DP: 73 (50%) tratados con DP continua ambulatoria (DPCA) y 73 (50%) con DP automática (DPA). La nefropatía primaria de nuestros pacientes ha sido: nefropatía diabética (26,71%), nefroangiosclerosis (24%), enfermedades sistémicas (19,86%), nefropatía intersticial (14%), desconocida (12,31%), poliquistosis renal (2%) y otros (2%). Doce (8,3%) de los pacientes incluidos en el estudio desarrollaron hernias abdominales (siete inguinales, cuatro umbilicales y una crural). En el período de seguimiento no se ha observado ninguna hernia de la incisión quirúrgica ni pericatéter. La tasa de hernias ha sido de 0,04/paciente/año. La media de tiempo en DP hasta la aparición de la hernia ha sido de 5,3 meses. Todas las hernias fueron intervenidas con colocación de malla sin observarse recidivas. En la tabla 1 se exponen los datos comparativos en la población con hernias y sin hernias. La tasa de hernias en nuestra población de DP es comparable a las publi- Tabla 1. Datos comparativos de población con hernia y sin hernia Edad (años) Sexo (% hombres/% mujeres) 218 Sin hernia (n = 134) Hernia (n = 12) p 57,44 ± 17,16 66,16 0,09 92,1/91,2 7,9/8,8 0,84 IMC (kg/m2) 25,71 24,49 0,33 Diabetes (%) 35,33 18,18 0,33 Hernia previa (%) 8,95 41,6 0,01 Cirugía abdominal previa (%) 20,3 8,3 0,92 27 27,66 NS 50,7 41,6 0,76 VMD (ml) 1.768,44 ± 40,42 1.658,33 ± 110,41 0,36 VMN (ml) 2.206,40 ± 108,02 1.833,33 ± 108,24 0,19 VMDSC (ml/m ) 1.040,97 ± 191,99 951 ± 368,56 0,16 VMNSC (ml/m ) 1.193,72 ± 191,97 1.104,81 ± 184,54 0,12 Tiempo inicio DP DPA (%) 2 Se incluyeron un total de 146 pacientes con una edad media de 58,15 ± 1,4 años, 101 hombres (69,2%) y 45 mujeres (30,8 %); el 33,56% eran diabéticos. Tiempo de seguimiento acumulado en DP de 3.738,2 meses, tiempo de perma- cadas en otras series1,2. Cabe destacar que el único factor que predispone al desarrollo de hernias en DP es haber presentado otras hernias abdominales previas a la inclusión. Sin embargo, los pacientes con hernias tienen una edad más avanzada, casi una década, respecto a los enfermos que no desarrollaron hernia en DP. Al igual que otros estudios1,3, el volumen de infusión no influye en la aparición de hernias abdominales en DP. La presión hidrostática intraperitoneal aumenta proporcionalmente al incremento del volumen peritoneal infundido. Sin embargo, la presión hidrostática intraperitoneal no puede predecir la aparición de hernias abdominales3, aunque se recomienda no superar la presión de 20 cmH2O. A pesar de estos resultados parece razonable limitar el incremento del volumen infundido, especialmente en pacientes con antecedentes de hernia abdominal, de edad avanzada o con dificultades de ultrafiltración. En nuestra unidad la prescripción de volumen varía, según las necesidades, de 1 a 1,5 l/m2 de superficie corporal. 2 IMC: índice de masa corporal; DP: diálisis peritoneal; DPA: diálisis peritoneal automática; VMD: volumen de infusión máximo diurno; VMN: volumen de infusión máximo nocturno; VMDSC: volumen de infusión máximo diurno ajustado a la superficie corporal; VMNSC: volumen de infusión máximo nocturno ajustado a la superficie corporal. Nefrologia 2011;31(2):218-40 cartas al director Se ha descrito una mayor incidencia de hernias en los pacientes en DP con enfermedad poliquística 4,5 por incremento de la presión intraabdominal debido a los riñones poliquísticos o a anormalidades primarias del colágeno. En nuestro estudio únicamente 2 pacientes tenían enfermedad poliquística, número que no permite analizar el efecto de la poliquistosis en el riesgo de desarrollar hernia en DP. Algunos estudios 1,2 refieren una menor prevalencia de hernias en pacientes tratados con DPA respecto a los tratados con DPCA. En el estudio no hemos observado diferencias estadísticamente significativas entre ambas técnicas. Sin embargo, cabe señalar que los pacientes en DPA utilizaban el mismo volumen en el período diurno que los pacientes en DPCA (1.756 + frente a 1.763 + ml, respectivamente; p = 0,92/0,45), a diferencia de otros estudios en los que los pacientes en DPA emplean menores volúmenes durante el día. Este hecho podría explicar la diferencia de resultados. Además, reafirma la hipótesis de que el aumento de la presión intraabdominal en posición sentada y en decúbito puede ser la causa de un incremento de hernias en DPCA. El tratamiento de las hernias siempre ha sido quirúrgico, con colocación de malla y la evolución ha sido correcta sin recidivas. En pacientes con riesgo de otras hernias o recidivas, como son los pacientes en DP, es recomendable utilizar malla en la reparación de las mismas puesto que se reducen significativamente las recidivas6. En resumen, los pacientes en DP con antecedentes previos de hernias tienen un riesgo mayor de presentar hernias abdominales al iniciar el tratamiento. Es recomendable la búsqueda sistemática de hernias abdominales previas a la inclusión y la sospecha de las mismas ante clínica compatible. Al hacer la reparación quirúrgica es conveniente la colocaNefrologia 2011;31(2):218-40 ción de malla. Aunque las hernias abdominales son una complicación relativamente frecuente en DP, la buena evolución con un correcto tratamiento hace que no sean un motivo de exclusión de la técnica. 1. Del Peso G, Bajo MA, Costero O, Hevia C, Gil F, Díaz C, et al. Risk factors for abdominal wall complications in peritoneal dialysis patients. Perit Dial Int 2003;23(3):249-54. 2. Hussain SI, Bernardini J, Piraino B. The risk of hernia with large exchange volumes. Adv Perit Dial 1998;14:105. 3. Durand FY, Chanliau J, Gamberoni J, Hestin D, Kessler M. Routine Measurement of Hydrostatic Intraperitoneal Pressure. Perit Dial Int 1996(Issue Suppl 1):S84-S87. 4. Morris-Stiff G, Coles G, Moore R, Jurewicz A, Lord R. Abdominal wall hernia in autosomal dominant polycystic disease. Br J Surg 1997;84:615-7. 5. Modi K, Grant AC, Garret A, Rodger RS. Indirect inguinal hernia in CAPD patients with polycystic kidney disease. Adv Perit Dial 1989;5:84-6. 6. Martínez-Mier G, García-Almaza E, Reyes-Devesa HE, García-García V, Cano-Gutiérrez S, Mora R, et al. Abdominal wall hernias in end-stage renal disease patients on peritoneal dialysis. Perit Dial Int 2008;28(4):391-6. M. Gracia Toledo1, M. Borràs Sans2, A. Gabarrell3, J. Durán4, E. Fernández Giráldez2 1 Servicio de Nefrología. Institut de Recerca Biomèdica de Lleida. Hospital Universitari Arnau de Vilanova. Universitat de Lleida. 2 Unidad de Nefrología. Hospital Universitari Arnau de Vilanova. Lleida. 3 Servicio de Cirugía General. Hospital Santa Maria. Lleida. 4 Servicio de Nefrología. Hospital Universitari Arnau de Vilanova. Lleida. Correspondencia: M. Gracia Toledo Servicio de Nefrología Institut de Recerca Biomèdica de Lleida. Hospital Universitari Arnau de Vilanova. Universitat de Lleida. Doctora Castells, 42, 1.º A, 25001 Lleida. [email protected] [email protected] Gestación con éxito en una paciente con insuficiencia renal crónica en programa de hemodiálisis Nefrologia 2011;31(2):219-21 doi:10.3265/Nefrologia.pre2010.Dec.10741 Sr. Director: La frecuencia de embarazos en mujeres sometidas a hemodiálisis es baja (entre un 0,3 y un 0,75% al año en mujeres en edad fértil)1. Este hecho se atribuye a diferentes factores hormonales que producen amenorrea2-4. Entre las complicaciones maternas se incluyen las siguientes: aborto espontáneo, desprendimiento placentario, anemia, infección, rotura prematura de membranas, polihidramnios, parto pretérmino, descontrol de hipertensión arterial, preeclampsia-eclampsia, hemorragia, necesidad de practicar cesárea y muerte materna. Y, entre las fetales, restricción del crecimiento intrauterino, sufrimiento fetal agudo y crónico, prematuridad, dificultad respiratoria del recién nacido, incremento de la estancia en la una unidad de cuidados intensivos neonatales y muerte in utero o neonatal5,6. Presentamos el caso de una paciente de 31 años con insuficiencia renal crónica (IRC) secundaria a nefropatía túbulo-intersticial por vejiga neurógena, que inicia tratamiento renal sustitutivo con hemodiálisis hace 15 meses. Entre sus antecedentes destacan los siguientes: lipomielomeningocele, síndrome de cola de caballo; vejiga neurógena; 3 embarazos (2 abortos espontáneos y un feto vivo). En abril del 2010 refiere amenorrea de una semana, confirmándose mediante ecografía un embarazo de 10 semanas. En este momento, la paciente presentaba un aclaramiento de creatinina de 10 ml/minuto y diuresis residual de 2.000 ml/día (mediante autosondajes que rea219 cartas al director liza desde los 5 años debido a su vejiga neurógena). Se estableció el siguiente plan: Aumento de la dosis de hemodiálisis a seis sesiones semanales de 180 minutos de duración, que nos permitió: un mejor manejo de la volemia (con ningún episodio de hipertensión ni hipotensión arterial), menor restricción en la ingestión de líquidos, evitar fluctuaciones en los solutos, reducir los episodios de bajo flujo fetoplacentario, reducir los niveles de urea prediálisis y aumentar la ingestión proteica. El dializador utilizado fue una polisulfona con kuf de 82, grosor del poro de 40 µ. El Qb se estableció en 300-350 ml/minuto y Qd 500 ml/minuto. La ultrafiltración máxima por hora se estableció en 400 ml/hora, para prevenir hipotensiones. El ajuste de peso se realizaba según tensiones y clínica de la paciente. Se realizaron analíticas semanales. El tratamiento farmacológico fue: eritropoyetina, hierro i.v., bicarbonato oral y ácido fólico. Se retiró paracalcitol por ausencia de experiencia con este fármaco en pacientes embarazadas. En las cifras de glucemia no se observaron alteraciones; los tres tests de Sullivan fueron normales. Su tasa de catabolismo proteica ajustada era de 0,8 (valor similar al previo al embarazo) y su KTV estándar promedio de los 9 meses: 3,16. El incremento ponderal fue de 9 kg. La evolución del resto de parametros analíticos, tensión arterial, peso seco y dosis de eritropoyetina se pueden observar en la tabla 1. No se presentaron complicaciones en el funcionamiento de la fístula.No precisó en ningún momento medicación antihipertensiva. 220 La muestra fue de 1.281 mujeres con edades comprendidas entre 18 y 44 años. Casi el 70% de embarazos previos a 1990 terminaron en abortos espontáneos, mientras que menos del 40% de los posteriores a 1990 acabaron en abortos espontáneos o electivos2. Se presentaron las siguientes complicaciones: apendicitis aguda flemonosa intervenida con éxito; hematuria con sedimento urinario patológico, iniciándose tratamiento antibiótico con desaparición de la misma y normalización del sedimento, y tres episodios de infección urinaria tratados con antibioticoterapia. Existen pocas series de casos descritos en los últimos años, principalmente recogidos de experiencias aisladas de algunos centros; la mayoría refieren tasas de gestaciones con éxitos superiores al 70%7,8. La paciente fue ingresada a las 36 semanas de gestación, con parto por vía vaginal asistido con fórceps, con un recién nacido de 2,9 kg y Apgar de 9/10 En el año 2005, Haase et al. publicaron el primer estudio prospectivo de 5 pacientes tratadas entre los años 2000 y 2004 en el Hospital Universitario Charité de Berlín, con una tasa del 100% de recién nacidos vivos9. La evolución materna fue satisfactoria; la diuresis residual y el aclaramiento de creatinina un mes después se mantuvieron similares a los que presentaba antes del embarazo: 2.000 ml/día y 9 ml/min, respectivamente; el resto de los parámetros bioquímicos se encontraban en cifras normales; volvió a someterse a diálisis tres veces a la semana con buena tolerancia en las sesiones. Recientemente, Luders publicó en el AMJ una serie de casos recogidos de todos los embarazos ocurridos entre 19882008 (el registro más numeroso hasta el momento) en mujeres en hemodiálisis en la Unidad de Nefrología del Hospital Universitario de Sao Pablo, Brasil; se analizaron 52 embarazos y el 86,5% concluyó con éxito10. En 1980 se publicó en la European Dialysis Transplant Association (EDTA) una serie de casos recogidos a 13.000 mujeres en edad fértil; en ellas hubo 115 concepciones, 45 abortos terapéuticos y 53 espontáneos. De los embarazos que continuaron, la tasa de natalidad fue del 23%2. La supervivencia de los bebés nacidos vivos de mujeres en hemodiálisis ha mejorado desde un 23 % en 198011 hasta cerca del 90% en la última década9,10. Sin embargo, la mortalidad fetal en mujeres embarazadas de HDI es más alta que en la población general5-9. En 1994 Hou publicó otra series de casos realizados en 206 unidades de diálisis norteamericanas en 1990 y 1991. Tabla 1. Variables clínicas y analíticas, y dosis de fármacos durante la gestación Mes 1 2 3 4 5 6 7 8 Tensión arterial 110/75 115/70 110/75 115/70 105/75 110/75 110/70 120/80 prediálisis (mmHg) Tensión arterial 100/65 100/65 105/75 100/70 95/70 100/80 100/70 110/75 posdiálisis (mmHg) Peso seco (kg) 83 83 83,5 84 85 88,5 91 92 Hemoglobina (g/dl) 11,6 10,6 10,3 10,7 11 11,4 11,7 12 EPO 2.000 6.000 10.000 15.000 20.000 20.000 20.000 18.000 (unidades/semana) Dosis semanales de hierro 100 100 100 100 100 100 100 100 Calcio (mg/dl) 9,4 9,9 9,8 9,8 9,7 9,8 9,9 9,9 Fósforo (mg/dl) 3,9 4,1 2,6 3,2 3 2,4 3,2 3 Urea prediálisis (mg/dl) 119 90 60 61 70 61 64 57 Nefrologia 2011;31(2):218-40 cartas al director Hasta el día de hoy no se ha encontrado en la bibliografía médica un tratamiento sistemático nefrológico y ginecológico en este tipo de pacientes9. Entre las medidas referidas en las diferentes publicaciones se incluyen incremento de la dosis de eritropoyetina, aumento del tiempo de diálisis, tasas bajas de ultrafiltración para lograr un mejor manejo de la volemia, evitar episodios de hipotensión, disminuir la restricción en cuanto a la ingesta de líquidos y mantener bajos niveles de urea prediálisis9,10,12,13. Los embarazos en pacientes en diálisis continúan siendo raros y difíciles de estudiar, y ocurren en diferentes unidades14, pero existen y es de suma importancia establecer un registro de los mismos dentro de la comunidad, a ser posible homologado con los de otras Sociedades y la EDTA. 1. López Menchero R, Albero MD, Cabeza B, Álvarez L, Del Pozo C, Sánchez L. Successfull pregnancy in a patient with systemic lupus erythematosus on hemodialysis. Nefrologia 2004;24(1):70-4. 2. Luque Vadillo E, Matamala Gastón A, Places Balsalobre J, Alconchel Cabezas S, Torres Jansá M, Días Cocera M. Gestación en una paciente con IRC en programa de hemodiálisis. Rev Soc Esp Enf Nefrol 2002;19:47-9. Swaroop R, Zabaneh R, Parimoo N. Pregnancy in end-stage renal disease patients on hemodialysis: two case reports. Cases J 2009;12(2):8139. Gangji AS, Windrim R, Gandhi S, Silverman JA, Chan CT. Successful pregnancy with nocturnal hemodialysis. Am J Kidney Dis 2004;44(5):912-6. Okundaye l, Abrinko P, Hou S. Registry of pregnancy in dialysis patients. Am J Kidney Dis 1998;31(5):766-73. Vázquez-Rodríguez JG. Hemodiálisis and pregnancy: technical aspects. Cir Cir 2010;78(1):99-102. Piccoli GB, Conijn A, Consiglio V, Vasario E, Attini R, Deagostini MC, et al. Pregnancy in dialysis patients: is the evidence strong enough to lead us to change our counseling policy? Clin J Am Soc Nephrol 2010;5(1):62-71. Barua M, Hladunewich M, Keunen J, Pierratos A, McFarlane P, Sood M, et al. Successful Pregnancies on Nocturnal Home Hemodialysis. Clin J Am Soc Nephrol 2008;3(2):392-6. Haase M, Morgera S, Bamberg CH, Halle H, Martini S, Hocher B, et al. A Systematic approach to managing pregnant dialysis patients-the importance of an intensified haemodiafiltration protocol. Nephrol Dial Transplant 2005;20:2537-42. 10. Luders C, Castro MC, Titan SM, De Castro I, Elias RM, Abensur H, Romão JE. Obstetric Outcome in Pregnant Women on Long-term Dialysis: A Case Series. Am J Kidney Dis 2010;56(1):77-85. 11. Report from the Registration Committee of the EDTA. Successful pregnancies in women treated by dialysis and kidney transplantation. Br J Obstet Gynecol 1980;87(10):839-45. 12. Giatras I, Levy DP, Malone FD, Carlson JA, Jungers P. Pregnancy during dialysis: case report and management guidelines. Nephrol Dial Transplant 1998;13:3266-72. 13. Hou S. Pregnancy in chronic renal insufficiency and end-stage renal disease. Am J Kidney Dis 1999;33(2):235-52. 14. Hou S. Pregnancy in women treated with dialysis: lessons from a large series over 20 years. Am J Kidney Dis 2010;56(1):5-6. procesos tumorales por inducir la angiogénesis. Presentamos el caso de un hombre de 42 años de edad diagnosticado de fibrosarcoma grado II en muslo y área escapular izquierda en noviembre de 1999, indicándose en ese momento resección quirúrgica del tumor. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. K.R. Furaz Czerpak, A. Puente García, E. Corchete Prats, M.A. Moreno, R. Martín Hernández Servicio de Nefrología. Centro Los Llanos. FRIAT. Móstoles, Madrid. Correspondencia: K.R. Furaz Czerpak Servicio de Nefrología. Centro Los Llanos. FRIAT. C/Río Segura, Nº 5. 28935 Móstoles, Madrid. [email protected] [email protected] B) CASOS CLÍNICOS BREVES Nefropatía tras la administración de inhibidores de la angiogénesis doi:10.3265/Nefrologia.pre2010.Nov.10729 Diversos estudios han demostrado que el anticuerpo monoclonal dirigido contra VEGF, bevacizumab, puede reducir la angiogénesis e inhibir el crecimiento de tumores sólidos1. Sr. Director: La angiogénesis tiene un papel fundamental en el desarrollo de enfermedad metastásica. En los últimos años, el factor de crecimiento endotelial (VEGF) se ha convertido en uno de los principales objetivos en el tratamiento de los Se han descrito diversos efectos secundarios con el uso del bevacizumab. Dos de los más comunes son la aparición de proteinuria moderada (hasta en un 64% de los casos) y la hipertensión. La proteinuria en rango nefrótico sólo ocurre en el 1-2% de los pacientes tratados con bevacizumab2. Nefrologia 2011;31(2):221-2 Nefrologia 2011;31(2):218-40 Tres años después desarrolla enfermedad pulmonar metastásica progresiva tratada con cirugía y quimioterapia (protocolo MAID: mesna, adriamicina, ifosfamida y dacarbacina). En mayo de 2004 presenta nuevamente enfermedad pulmonar metastásica progresiva y es tratado con taxotere y gemcitabina, completando 6 ci221 cartas al director clos. Posteriormente se continúa con 21 ciclos de tratamiento sólo con gemcitabina. En agosto de 2008 se inicia tratamiento con gemcitabina y bevacizumab debido a nueva progresión de la enfermedad. Tras la segunda dosis de bevacizumab, el paciente ingresa por cefalea, hipertensión arterial (HTA) (TA 190/100 mmHg) y edemas generalizados. Al ingreso se objetivan creatinina de 1,8 mg/dl, proteinuria en rango nefrótico y microhematuria. Anemia normocítica normocrómica moderada sin esquistocitos en sangre periférica. La ecografía renal fue normal. El estudio inmunológico presentaba únicamente niveles bajos de C3. No constaba historia previa de HTA ni de enfermedad renal. Al sexto día del ingreso se realiza biopsia renal con hallazgos histológicos compatibles con glomerulonefritis mesangiocapilar tipo II. Se suspenden la gemcitabina y el bevacizumab y se inicia tratamiento con ARA II, con mejoría progresiva de la función renal, alcanzando finalmente cifras de creatinina de 1,1 mg/dl, disminución significativa de la proteinuria y un óptimo control tensional. La proteinuria en pacientes que reciben tratamiento con anti-VEGF se ha relacionado con el daño en el eje VEGF-podocito-endotelio. La producción de VEGF por los podocitos es necesaria para el mantenimiento íntegro del endotelio glomerular2. VEGF se expresa en los podocitos y sus receptores se encuentran en las células endoteliales de los capilares glomerulares normales3. Cuando VEGF se une a su receptor promueve un incremento de la permeabilidad de la microvasculatura, migración y división de las células, inhibición de la apoptosis y reparación del daño endotelial4. En estudios realizados con animales se ha visto que el defecto en la expresión de VEGF da lugar a glome222 rulopatías caracterizadas por proteinuria en rango nefrótico, endoteliosis y depósitos hialinos que recuerdan al daño renal que presentan pacientes con preeclampsia 5. Solamente unos pocos casos de glomerulonefritis asociadas con anticuerpos anti-VEGF están recogidos en la bibliografía médica y en la mayoría se trata de casos de microangiopatías trombóticas. La aparición de glomerulonefritis mesangiocapilar en relación con bevacizumab parece una asociación muy poco frecuente. Coincidiendo con el aumento del uso de estos anticuerpos en oncología en los últimos años, creemos que aparecerán más casos progresivamente. La proteinuria que aparece como consecuencia del daño glomerular producido por bevacizumab parece ser reversible, al menos parcialmente, con la suspensión de este agente quimioterápico. Es importante destacar que nuestro caso y otros casos similares recogidos en la bibliografía médica de pacientes con enfermedad metastásica que desarrollan proteinuria en relación con bevacizumab habían sido tratados con otros agentes potencialmente nefrotóxicos. Nuestro paciente recibió también altas dosis de gemcitabina durante mucho tiempo. El mecanismo de daño renal de la gemcitabina continúa sin estar aclarado, aunque sabemos que es dosis-dependiente. En la mayoría de los casos recogidos se asocia con síndrome hemolítico-urémico6, aunque también hemos encontrado casos aislados asociados con glomerulonefritis mesangiocapilar7. Dado que la biopsia renal no se realizó antes del comienzo del tratamiento con bevacizumab, no podemos excluir que la gemcitabina sea la responsable del cuadro, pero dado que el daño renal no se produjo hasta el inicio de tratamiento con estos anticuerpos antiVEGF, nos inclinamos porque el agente responsable del cuadro sea bevacizumab. Es posible que el tratamiento con gemcitabina produzca un daño renal inicial que se haya exarcebado por la administración de dicho fármaco. Recomendamos un control estricto de la tensión arterial y de la función renal en los pacientes sometidos a tratamientos con anticuerpos monoclonales. 1. Rugo HS. Bevacizumab in the treatment of breast cancer: rationale and current data. The Oncologist 2004;9(Suppl 1):439. 2. Eremina V, Jefferson JA, Kowalewska J, et al. VEGF inhibition and renal thrombotic microangiopathy. N Engl J Med 2008;358:1129-36. 3. Stokes M, Erazo M, D’Agati V. Glomerular disease related to anti-VEGF therapy. Kidney Int 2008;74:1487-91. 4. Zhu X, Wu S, Dahut WL, Parikh CR. Risks of proteinuria and hypertension with bevacizumab, an antibody against vascular endothelial growth factor: systematic review and meta-analysis. Am J Kidney Dis 2007;49:186-93. 5. George BA, Zhou XJ, Toto R. Nephrotic syndrome after bevacizumab: case report and literature review. Am J Kidney Dis 2007;49:E23-E29. 6. Saif MW, McGee PJ. Hemolytic-uremic syndrome associated with gemcitabine: a case report and review of literature. J Pancreas 2005;6(4):369-74. 7. Fracasso PM, Tan BR, Grieff JM, et al. Membranoproliferative glomerulonephritis following gemcitabine and vinorelbine chemotherapy for peritoneal mesothelioma. Journal of the National Cancer Institute 1999;91(20):1779-80. A. Vello Román1, M. Samprón Rodríguez1, B. Pazos Arias1, C. Romero Reinoso2, A. Peteiro Cancelo3 1 Servicio de Nefrología. Hospital Povisa. Vigo, Pontevedra. 2 Servicio de Oncología. Hospital Povisa. Vigo, Pontevedra. 3 Servicio de Anatomía Patológica. Hospital Povisa. Vigo, Pontevedra. Correspondencia: A. Vello Román Servicio de Nefrología. Hospital Povisa. Salamanca 5. 36211 Vigo. Pontevedra. [email protected] Nefrologia 2011;31(2):218-40 cartas al director Primer caso de infección peritoneal por Oerskovia turbata (Cellulosimicrobium funkei) Nefrologia 2011;31(2):223-5 doi:10.3265/Nefrologia.pre2010.Nov.10508 Sr. Director: La infección peritoneal (IP) o peritonitis es una complicación frecuente en diálisis peritoneal (DP). Puede lesionar la membrana peritoneal, compromete la supervivencia de la técnica y es la principal causa de transferencia a hemodiálisis1. La mayoría de episodios de IP se deben a cocos grampositivos, aunque se está observando un aumento de IP por bacilos gramnegativos con peor pronóstico clínico2. Las infecciones por Oerskovia son raras en humanos, sólo hay cuatro casos publicados de IP por este género3-6. El género Oerskovia comprende dos grandes especies: Oerskovia xanthineolytica (O. xanthineolytica) y Oerskovia turbata (O. turbata) denominadas actualmente según análisis filogenético comparativo de la secuencia de genes 16S ARNr como Cellulosimicrobium cellulans7 y Cellulosimicrobium funkei, respectivamente8. Son bacilos grampositivos presentes en el suelo, los pastos y las aguas de diversas partes del mundo. Las colonias se caracterizan por presentar un pigmento de color amarillo con hifas vegetativas que forman ramas y que penetran en el agar9,10. A continuación describimos el primer caso de peritonitis por O. turbata en un paciente sometido a diálisis peritoneal automática (DPA), así como una revisión de los casos publicados. Hombre de 62 años con antecedentes de hipertensión arterial, dislipemia, accidente vascular cerebral y cardiopatía isquémica. Inicia DPA en agosto del 2006 tras nefrectomía bilateral por carcinoma transicional. Presentó un primer episodio de IP por Pasteurella multocida en Nefrologia 2011;31(2):218-40 octubre de 2008 que se relacionó con el contacto con un gato. En julio de 2009 presentó la segunda IP; se inició tratamiento empírico con vancomicina y gentamicina intraperitoneal y ciprofloxacino por vía oral. Al tercer día se informó del crecimiento de un bacilo grampositivo con una identificación preliminar de Oerskovia sp. Al sexto día, el antibiograma mostró una sensibilidad intermedia al ciprofloxacino y sensible al cotrimoxazol, por lo que se cambió el ciprofloxacino por cotrimoxazol por vía oral, manteniéndose la pauta de vancomicina por vía intraperitoneal cada 5 días y se retiró la gentamicina. Al décimo día de tratamiento el líquido peritoneal era claro. El tratamiento antibiótico se mantuvo 22 días. A los 13 días de finalizar el tratamiento antibiótico el paciente presentó una recaída de la IP. Se reinició el tratamiento con vancomicina, gentamicina intraperitoneal y cotrimoxazol por vía oral, con profilaxis con fluconazol. Al tercer día el aspecto del líquido era claro y se informó del crecimiento de Oerskovia sp. resistente a cotrimoxazol y sensible a ciprofloxacino, por lo que se cambió la pauta antibiótica, se retiró la gentamicina y se mantuvo el tratamiento con vancomicina. Después de 21 días de tratamiento antibiótico presentó una segunda recaída de IP por lo que se retiró el catéter de DP y el paciente fue transferido para hemodiálisis. El cultivo del catéter fue negativo. Microbiología Los líquidos peritoneales se cultivaron en botellas aerobias y anaerobias para hemocultivo BacT/Alert (bioMérieux, Durham, NC, EE.UU.). Entre las 23 y las 24 horas se detectaron ambas botellas como positivas y en la tinción de Gram se visualizaron bacilos grampositivos ramificados. Se realizaron resiembras en placas de agar sangre, agar chocolate y agar sangre ANC que se incubaron a 35 ºC en un 5% de CO2, observándose crecimiento a las 48-72 horas de unas colonias con una coloración amarilla pastel característica (figura 1). Las colonias eran catalasa positivas y Figura 1. Cultivo de Oerskovia en agar sangre. oxidasa negativas, y se identificaron con galerías API Coryne (bioMérieux Marcy L’Etoile, Francia), en las que se obtuvo el código 7572727 que presentaba un porcentaje del 99,9% como Oerskovia sp. Posteriormente se estudiaron por la técnica de secuenciación 16S ARNr, y el análisis filogenético de la secuencia de genes dio como resultado Cellulosimicrobium funkei. Revisión de los casos publicados de IP por Oerskovia Se han publicado 4 casos de IP por O. xanthineolytica en DP y en dos de ellos fue necesaria la retirada de catéter3,6. Los casos con buena evolución han sido tratados con dos antibióticos intraperitoneales durante 15 días4,5 (tabla 1). Presentamos el primer caso de IP por O. turbata. Esta especie es menos frecuente en infecciones humanas que O. xanthineolytica según la revisión publicada en el año 20067. Se trata del primer caso de infección por Oerskovia diagnosticada en nuestro centro. Actualmente, según el análisis filogenético comparativo de la secuencia de genes 16S ARNr, se denomina Cellulosimicrobium. Las infecciones humanas producidas por Oerskovia se presentan en pacientes inmunodeprimidos y portadores de cuerpos extraños: catéteres centrales, prótesis valvulares y articulares y catéteres de diálisis peritoneal3-7,9,11. En algún caso el origen de la infección se ha relacionado con trabajar o vivir en áreas rurales 5,10. El tratamiento puede requerir más de un antibiótico y la retirada del cuerpo ex223 cartas al director Tabla 1. Resumen de los casos publicados de IP por Oerskovia Referencia bibliográfica Rihs JD, CM 1990 Paciente Especie Tiempo en DP Tratamiento Tipo de DP antibiótico Hombre 70 años O. xanthineolytica Borra S, AJKD 1996 Mujer 59 años O. xanthineolytica Lujan-Zilbermann, J PIDJ 1999 Moyano MJ, Reunión anual del DP 2010 Presente caso, 2010 Hombre 13 años O. xanthineolytica Hombre 75 años O. xanthineolytica Hombre 62 años O. turbata traño. En todos los casos el germen ha sido sensible in vitro al antibiótico, aunque los resultados in vivo han sido pobres7. Nuestro caso, a pesar del tratamiento antibiótico correcto, no consiguió erradicar la infección y requirió la retirada del catéter de DP. Esta bacteria es resistente, aunque no especialmente virulenta, ya que no se han registrado casos de fallecimiento7,12. La mayoría de infecciones por O. turbata eran pacientes en inmunodeprimidos13-15. Nuestro paciente vivía en un área urbana y convivía con un gato, pero no hay referencias que relacionen la infección por Oerskovia con los animales domésticos. El género Oerskovia suele ser resistente in vitro a la penicilina, aminoglicósidos, macrólidos y cefalosporinas, y presenta resistencia intermedia al ciprofloxacino. Se considera sensible in vitro a la vancomicina y a la rifampicina7,12. En este caso, el germen era sensible a la vancomicina, rifampicina, meropemen y cotrimoxazol, con sensibilidad intermedia al ciprofloxacino. Debido a la inexistencia de unos puntos de concentración inhibitoria mínima estandarizados para el estudio de la sensibilidad de esta bacteria, en nuestro hospital se utilizaron las CIM para el género Corynebacterium sp. En conclusión, las IP por Oerskovia son infrecuentes a pesar de ser un germen 224 Retirada de catéter Sí 11 años DPCA 6 semanas DPCA 11 meses DPCA 4 años DPCA Vancomicina y gentamicina Vancomicina y Doxaciclina Vancomicina Vancomicina Sí 3 años DPA Vancomicina ciprofloxacino y cotrimoxazol Sí 7. No No ampliamente distribuido en la naturaleza. Puede afectar a pacientes inmunodeprimidos e inmunocompetentes portadores de cuerpos extraños. La respuesta al tratamiento antibiótico suele ser mala y puede requerir la retirada del catéter. Es posible que en un futuro esta bacteria sea más común en humanos por su distribución en la naturaleza y el aumento de pacientes inmunodeprimidos portadores de material protésico. 1. Davenport A. Peritonitis remains the major clinical complications of peritoneal dyalisis: the London, UK, peritonitis audit 2002-2003. Perit Dial Int 2009;29:297302. 2. Jarvis EM, Hawley CM, McDonald SP, Brown FG, Rosman JB, Wiggins KL, et al. Predictors, treatment and outcomes of nonPseudomona Gram-negative peritonitis. Kidney Int 2010; May 26 (epub). 3. Rihs JD, McNeil MM, Brown JM, Yu VL. Oerskovia xanthineolytica Implicated in Peritonitis Associated with Peritoneal Dialysis: Case Report an review of Oerskovia Infections in Humans. J Clin Microbiol 1990;27:1934-7. 4. Borra S, Kleinfeld M. Peritonitis caused by Oerskovia xanthineolytica in a patient on chronic ambulatory peritoneal dialysis (CAPD). Am J Kidney Dis 1996;27:458. 5. Lujan-Zilbermann J, Jones D, DeVincenzo J. Oerskovia xanthineolytica peritonitis: Case Report and Review. Pediatr Infect Dis J 1999;18:738-9. 6. Moyano MJ, Aresté N, Suárez A, Páez C, Ortega R, Milán JA. Peritonitis por 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. Oerskovia xanthineolytica en paciente en diálisis peritoneal. Publicación Póster. La Coruña: VII Reunión nacional de Diálisis Peritoneal, 4-6 de febrero de 2010. Rowlinson MC, Bruckner DA, Hinnebusch C, Nielsen K, Deville JG. Clearance of Cellulosimicrobium cellulans bacteriemia in a Child without Central Venous Catheter Renoval. J Clin Microbiol 2006;44:2650-4. Brown JM, Steigerwalt AG, Money RE, Daneshvar MI, Romero LJ, McNeil MM. Characterization of clinical isolates previously identified as Oerskovia turbata: proposal of Cellulosimicrobium funkei sp. Nov. and emended description of the genus Cellulosimicrobium. Intern J Syst Evol Microbiol 2006;56:801-4. Reller LB, Maddoux GL, Mark MD, Eckman R, Pappas G. Bacterial Endocarditis Caused by Oerskovia turbata. Ann Intern Med 1975;83:664-6. Cruickshank JG, Gawler AH, Shaldon C. Oerskovia species: Rare opportunistic pathogens. J Med Microbiol 1979;12:5135. Harrington RD, Lewis CG, Aslanzadeh J, Stelmach P, Woolfrey AE. Oerskovia xanthineolytica Infection of a Prosthetic Joint: Case report and Review. J Clin Microbiol 1996;34:1821-4. Tucker JD, Montecino R, Winograd JM, Ferraro MJ, Michelow IC. Pyogenic Flexor Tenosynovitis Associated with Cellulosimicrobium cellulans. J Clin Microbiol 2008;46:4106-8. LeProwse CR, McNeil MM, Mc Carty JM. Catheter-Related Bacteriemia Caused by Oerskovia turbata. J Clin Microbiol 1989;27:571-2. Reina J, Llompart I, Altes J. Absceso axilar producido por Oerskovia turbata en un paciente de SIDA. Rev Clin Esp 1991;188:485-6. Lair MI, Bentolila S, Grenet D, Cahen D, Honderlick P. Oerskovia turbata and Comamonas acidovorans Bacteremia in a Patient with AIDS. Eur J Clin Microbiol Infect Dis 1996;15:424-6. L. Betancourt Castellanos1, E. Ponz Clemente1, D. Fontanals Aymerich2, C. Blasco Cabañas1, D. Marquina Parra1, C. Grau Pueyo1, M. García García1 Nefrologia 2011;31(2):218-40 cartas al director 1 Servicio de Nefrología. Corporación Sanitaria Parc Taulí. Institut Universitari Parc Taulí (UAB). Sabadell, Barcelona. 2 Laboratorio de Microbiología. Corporación Sanitaria Parc Taulí. Institut Universitari Parc Taulí (UAB). Sabadell, Barcelona. Correspondencia: L. Betancourt Castellanos Servicio de Nefrología. Corporación Sanitaria Parc Taulí. Institut Universitari Parc Taulí (UAB), Parc Taulí s/n. 08203 Sabadell. Barcelona. [email protected] [email protected] A patient with acute renal failure and episcleritis, is there more than meets the eye? Nefrologia 2011;31(2):225-6 doi:10.3265/Nefrologia.pre2010.Dec.10753 Dear Editor: The kidney and the eye, with their characteristic vascular anatomy, are vulnerable to vasculitis syndromes like antineutrophil cytoplasmic antibodies (ANCA) associated small vessel vasculitis1-3. Here we present a case of a 44 year old male patient complained of asthenia for one month. Two weeks before he developed bilateral subconjunctival hemorrhage without photophobia or ocular pain. The patient denied epistaxis, hemoptysis, abdominal pain, arthralgias or myalgias. On examination he had subconjunctival bleeding due to bilateral difuse episcleritis (Figure 1). There were no cardiopulmonary auscultatory findings, no purpura and no signs of arthritis. The patient past medical history was remarkable for chronic sinusitis with frequent episodes of epistaxis. The blood panel showed severe azotemia (serum creatinine 11,2 mg/dl, BUN 100 mg/dl), normocytic normochromic anaemia (Hb 11,3 g/dl; Ht 33,3%), C-reactive protein 16,9 mg/L (0-10 mg/L), active urinary sediment (30 red blood cells per highNefrologia 2011;31(2):218-40 Figure 1. Subconjunctival bleeding due to difuse episcleritis. power field, 4 red blood cell casts), and a 24 hour proteinuria of 2,2 g. Renal imaging revealed normal size kidneys and normal corticomedular diferentiation. Hemodialysis was initiated due to uremic syndrome. Chest X-ray and chest CT scan did not show any evidence of active disease in the lower respiratory tract. Nasal sinus CT scan was compatible with a previous history of chronic sinusitis involving right etmoidal and both maxillary sinus. Nasal mucosa biopsy showed a non-specific inflammatory process. Serologic panel was negative for HIV1 and 2, HBV and HCV infection, complement fractions were within normal range. The immunological study was positive for circulating C-ANCA with antiproteinase 3 (PR3) activity confirmed by enzimatic imunoassay (ELISA), and negative for anti-nuclear, anti DNAds and anti- glomerular basement membrane (anti-GBM) antibodies. The renal biopsy revealed a segmentar necrotizing glomerulonephritis with circumferential crescents in more than 80% of glomeruli (Figure 2). Immunofluorescence microscopy was compatible with a pauci-imune glomerulonephritis The above investigation confirmed the diagnosis of ANCA associated small vessel vasculitis and the patient initiated treatment with cyclophosphamide (100 mg id po), methylprednisolone (1 g id ev) changed to prednisolone (70 mg id po) after 3 days, and prophylactic antibiotherapy with trimethoprim/sulfamethoxazole. On hospital day four, he had a complete remission of the oftalmic disease, maintaining severe renal failure. Three months later, our patient Figure 2. Cellular circumferential crescents in more than 80% of glomeruli (Silver stain, x100). remained on hemodialysis due to severe azotemia, without glomerular hematuria. Since renal function did not recover and there was no evidence of active extrarenal disease, immunesupressors were discontinued. The authors present a case report of systemic vasculitis associated with ANCAs with specificity for antiproteinase 3 (PR3), with renal, upper respiratory tract and eye involvement suggestive of Wegener granulomatosis. The specificity of ANCA and its role on prognosis was shown by a retrospective study by Sven Weidner, involving 80 patients with confirmed pathological diagnosis of pauci-imune glomerulonephritis. In this study, patients with PR3 ANCAs had a higher risk of progressing to end-stage renal disease (ESRD)4. The patient in our case report, besides having PR3 ANCAs, also presented with a pretreatment serum creatinine above 500 µmol/L (5,7 mg/dl), which also 225 cartas al director predicts a worse outcome4. As for the type and number of crescents, the presence of circumferencial crescents in more than 80% of glomeruli, determines a dismal prognosis, indicating a worse response to immunesupressor treatment5. Our case report illustrates that an uncommon extra-renal involvement like an episcleritis, can be the form of presentation of a systemic disease with lethal potential. Although the prognosis in terms of progression for ESRD is mainly determined by the renal histology, the type of ANCA involved and serum creatinine value when treatment is begun, the patient survival is still dependent on the level of clinical suspicion leading to an early diagnosis and treatment. 1. Falk R, Nachman P, Hogan S, Jennette JC. ANCA Glomerulonephritis and Vasculitis: A Chapel Hill Perspective. Semin Nephrol 2000;20:233-43. 2. Savige J, Davies D, Falk R, Jennette JC, Wiik A. Antineutrophil cytoplasmic antibodies and associated diseases: a review of the clinical and laboratory features. Kidney Int 2000;57:846-62. 3. Harper SL, Letko E, Samson CM, Zafirakis P, Sangwan V, Nguyen Q, et al. Wegener’s granulomatosis: the relationship between ocular and systemic disease. J Rheumatol 2001;28(5):1025-32. 4. Weidner S, Geuss S, Hafezi-Rachti S, Wonka A, Rupprecht H. ANCA-associated vasculitis with renal involvement: an outcome analysis. Nephrol Dial Transplant 2004;19:1403-11. 5. Jennette JC. Rapidly progressive crescentic glomerulonephritis. Kidney Int 2003; 63:1164. A.P. Bernardo, J.M. Montalbán, E. Rocha Department of Nephrology. Hospital Amato Lusitano. Castelo Branco, Castelo Branco (Portugal). Correspondencia: A.P. Bernardo Department of Nephrology. Hospital Amato Lusitano. Quinta Dr. Beirão, n.º 27, 5.º D. 6000-140 C. Castelo Branco. Castelo Branco. Portugal. [email protected] 226 Hemodiálisis en intoxicación severa por etanol Nefrologia 2011;31(2):226-7 doi:10.3265/Nefrologia.pre2010.Dec.10738 Sr. Director: El tratamiento estándar de la intoxicación grave por etanol consiste en un tratamiento agresivo con soporte cardiovascular, respiratorio y un estrecho control de los electrolitos, evitando la hipotermia y la hipoglucemia. Existen varios casos de pacientes que han sido tratados satisfactoriamente sólo con tratamiento conservador por intoxicaciones severas por etanol; la hemodiálisis se recomienda en pacientes con signos severos de intoxicación y niveles séricos altos de etanol superiores a 600 mg/dl, siendo menores en casos de adolescentes1. Presentamos el caso de un paciente con intoxicación severa por etanol tratado con hemodiálisis, con disminución rápida de los niveles séricos del mismo. Hombre de 57 años de edad, con antecedentes de epilepsia desde hace 30 años, ex-enolismo, traumatismo craneoencefálico grave en 2008 como consecuencia de una crisis epiléptica. Fue hallado inconsciente en su domicilio, con 2 botellas de whisky vacías y sospecha de ingesta de 4 g de carbamazepina. En la exploración se encontraba en estado de coma, con pupilas ligeramente anisocóricas, pulso 67 lat/min, tensión arterial 80/50 mmHg, temperatura 36,2 ºC; en la auscultación pulmonar presentó murmullo vesicular disminuido en hemitórax izquierdo. El resto de examen no era reseñable. Hemodinámicamente inestable, a su ingreso en la unidad de cuidados intensivos precisó tratamiento vasopresor y soporte respiratorio. Se hallaron niveles tóxicos de etanol de 650 mg/dl. En la analítica: Na 137 mmol/l; K 4 mmol/l; Cl 106 mmol/l; glucosa 173 mg/dl; urea 42 mg/dl; creatinina 1,39 mg/dl; anión gap de 18 mOs/kg; hiato osmolar 126 mOs/kg. Gasometría arterial, pH 7,05; HCO3 16,6 mmol/l; pCO2 60 mmHg; pO2 47 mmHg. Debido a la inestabilidad y a la mala respuesta al tratamiento conservador, se decidió realizar hemodiálisis de 3 horas de duración con un dializador de polisulfona a un flujo sanguíneo de 250 ml/min. Tras dicha sesión, los niveles séricos de etanol disminuyeron a 373 mg/dl y se corrigió la acidosis metabólica. El paciente presentó, posteriormente, un cuadro de broncoaspiración y pancreatitis aguda que se resolvieron con tratamiento antibiótico y conservador. La diálisis fue sugerida por primera vez en 1960 como tratamiento de la intoxicación grave por etanol, ya que ésta es cuatro veces más rápida que la eliminación fisiológica del etanol2. Sin embargo, existe la controversia de decidir qué pacientes con intoxicación grave son subsidiarios de hemodiálisis. Algunos autores sugieren que es suficiente con un tratamiento conservador3, aunque otros indican que la hemodiálisis debe ser considerada con un nivel sérico mayor de 600 mg/dl4, ya que puede acortar la duración del estado de coma, disminuir el riesgo de broncoaspiración, corregir la hipotermia e hipoglucemia, mejorar la acidosis metabólica y reducir el riesgo de arritmias. Además, dicho alcohol es fácilmente eliminado por la hemodiálisis al ser una molécula pequeña, hidrosoluble y no estar unido a proteínas, además de tener un limitado volumen de distribución. Nosotros recomendamos plantearse la hemodiálisis como opción terapéutica en aquellos pacientes con signos graves de intoxicación por etanol que no mejoran clínicamente tras un tratamiento conservador, valorando las conocidas complicaciones agudas de la hemodiálisis. 1. Morgan D, Durso M, Rich B, Kurt T. Severe ethanol intoxication in a adolescent. Am J Emerg Med 1995;4:416-8. 2. Atassi W, Noghnogh A, et al. Hemodialysis as a treatment of severe Nefrologia 2011;31(2):218-40 cartas al director ethanol poisoning. Int J Artif Organs 1999;1:18-20. 3. Kraut J, Kurtz I. Toxic alcohol ingestions: clinical features, diagnosis, and management. Clin J Am Soc Nephrol 2008;3:208-25. 4. Adinoff B, Bone H, Linnoila M. Acute ethanol poisoning and the ethanol withdrawal syndrome. Medical Toxicology 1988;3:172-93. J.O. Quispe Gonzales, B. Gómez Giralda, C. Ruiz-Zorrilla López, M.I. Acosta Ochoa, K. Ampuero Anachuri, A. Molina Miguel Sección de Nefrología. Hospital Universitario Río Hortega. Valladolid. Correspondencia: C. Ruiz-Zorrilla López Sección de Nefrología. Hospital Universitario Río Hortega. Dulzaina, 2. 47012 Valladolid. [email protected] Hiperoxaluria primaria de diagnóstico tardío en paciente joven con insuficiencia renal crónica avanzada Nefrologia 2011;31(2):227-9 doi:10.3265/Nefrologia.pre2010.Nov.10725 Sr. Director: La hiperoxaluria primaria (HOP) es una alteración metabólica bastante infrecuente, con una incidencia anual de 0,11-0,26/100.000 niños nacidos y una prevalencia de 1-2,9/1.000.000 habitantes, aproximadamente1. En España existe un número relativamente elevado de casos a expensas de un aumento en la incidencia en las Islas Canarias (específicamente en La Gomera)2. El diagnóstico suele hacerse de forma tardía, existiendo un promedio de 3,4 años desde el comienzo de los síntomas hasta el diagnóstico. Sólo el 30% de los casos son diagnosticados de forma precoz3. Esto conduce a que, en la mayoría de los casos, en el momento del diagnóstico definitivo los pacientes presenten depósitos universales de oxalato, incluyendo el sistema cardiovascular, que conducen inexorablemente a la muerte. Nefrologia 2011;31(2):218-40 La patogenia de la enfermedad viene dada por la existencia de un defecto enzimático situado en el perixosoma del hepatocito, que aumenta la conversión de glioxilato a oxalato poco soluble4. El gen afectado en la tipo I es el AGXT, que se encuentra situado en el cromosoma 2q36-37 y que corresponde a la enzima alanina-glioxilato aminotransferasa (proteína de 43 kDa)2, que necesita de la vitamina B6 (piridoxina) para su adecuado funcionamiento. Se han observado diferentes mutaciones en el gen de la AGXT que conllevan múltiples defectos, entre los que el más frecuente es la ausencia de actividad inmunorreactiva y catalítica de la proteína (42%)5. El único tratamiento realizado con éxito en estos pacientes consiste en el trasplante hepático o hepatorrenal que pueda suplir la actividad enzimática y función renal, respectivamente. Hombre de 24 años de origen magrebí, con antecedentes personales de insuficiencia renal crónica (IRC) secundaria a nefrocalcinosis. Había presentado múltiples infecciones, dos abscesos en psoas derecho y unión esternoclavicular izquierda, aunque en ninguno de los dos casos se pudo identificar el germen etiológico. Ese mismo año presentó un accidente cerebrovascular isquémico talámico y perimesencefálico derecho. Ingresa en el hospital de su comunidad por cuadro de deterioro severo del estado general, fiebre recurrente y episodios reincidentes de artritis de hombro derecho por S. epidermidis y de articulación esternoclavicular izquierda por enterococo, ambos secundarios a bacteriemia por catéter permanente yugular derecho (previamente presentó trombosis de varios accesos vasculares). Durante el ingreso, que duró un año, surgieron innumerables complicaciones entre las que destacan: anemia severa de procesos crónicos, hemorragia digestiva alta, pericarditis urémica y neumonía con derrame pleural. En las últimas semanas de estancia en dicho hospital comienza con clínica de cervicalgia de localización izquierda, importante limitación funcional, fasciculaciones y fiebre con hemocultivos negativos. Se realizó resonancia magnética (figura 1) y con la sos- pecha de espondilodiscitis secundaria el paciente fue trasladado a nuestro centro para realización de laminectomía descompresiva. En la exploración física realizada a su llegada destacaban deterioro del estado general y caquexia con atrofia muscular que le impedían caminar, hipotensión, taquicardia y febrícula. En la auscultación presentaba ritmo normal y un soplo pansistólico con hipoventilación en bases pulmonares. Se palpaba gran hepatoesplenomegalia no dolorosa. Aumento del tamaño de ambas rodillas y hombro derecho con visibles signos de inflamación. En la analítica destacaban anemia (Hb: 8,3 g/dl), leucocitosis (18.900), PTH de 83 pg/ml y alteración de los parámetros inflamatorios y nutricionales (GGT: 544 U/l, FA: 531 U/l, albúmina: 0,7 g/dl y ferritina: 5,93 ng/ml PCR). Se realizó mapa óseo cuyas principales alteraciones pueden observarse en la figura 1 y que fueron informados como signos de hiperparatiroidismo secundarios muy avanzados. En la TC cervical se detecto una importantecifosis a la altura de los cuerpos vertebrales C5-C6, alteración en la morfología de los mismos y disminución muy severa del diámetro antero-posterior que producía una importante compresión de la medula a dicho nivel, así como estenosis foraminal. Se realizaron biopsia y aspirado de medula ósea que presentaba células gigantes multinucleadas pertenecientes a la serie macrofagomonocítica y que englobaban cristales de oxalato con birrefrigencia a la luz polarizada. En la médula ósea había sustitución del espacio medular por depósitos de cristales dispuestos concéntricamente, agrupándose en forma de estrella o roseta, que refringían bajo luz polarizada, con reacción periférica de células gigantes y destrucción de trabéculas óseas (figura 2). Con estos hallazgos el paciente fue diagnosticado de hiperoxaluria primaria. Se instauró tratamiento paliativo con vitamina B6 y diálisis de forma intensiva, pese a lo cual falleció 30 días después de su ingreso. 227 cartas al director Este caso ilustra las consecuencias nefastas del diagnóstico tardío de esta infrecuente enfermedad que es mortal si no se instauran de forma precoz tratamientos agresivos. Una vez que el paciente presenta IRC las alternativas terapéuticas actuales son paliativas (trasplante renal) o curativas, aunque con una elevada morbilidad (trasplante combinado hígado-riñón)2. En 1997 Hoppe encontró una frecuencia muy baja de HOP en la población en diálisis; el diagnóstico tardío se observó en el 42% de los pacientes y el 30% fueron diagnosticados cuando ya tenían una enfermedad renal terminal3. Las manifestaciones más frecuentes y precoces de la enfermedad son la presencia de nefrocalcinosis (por formación de cristales de oxalato en el parénquima renal) y urolitiasis (al excretarse por el sistema pielocalicial). Las distintas formas de manifestación se agrupan según la edad de presentación. La forma infantil se caracteriza por IRC con oxalosis parenquimatosa masiva. En los niños algo más mayores, se presenta con síntomas de urolitiasis y en algunos casos obstrucción completa con fracaso renal agudo. En la edad adulta, cursa frecuentemente con enfermedad renal terminal6. Por desgracia, el diagnóstico de HOP fue tardío en nuestro paciente, lo que condujo a su muerte. Un método sencillo para la detección de esta enfermedad puede ser la medición de la excreción urinaria de oxalato. En condiciones normales se suelen excretar 0,5 mmol/1,73 m2/día o 45 mg/1,73 m2/día; las personas afectadas de HOP presentan un importante incremento en la excreción urinaria de oxalato (> 1 mmol/1,73 m2/día o 90 mg/1,73 m2/día)6. Esta excreción es menos útil en pacientes con insuficiencia renal como en nuestro caso ya que el paciente presentaba IRC avanzada. En estos casos, el incremento de oxalato en plasma ayudaría a alcanzar un diagnóstico, junto con el depósito de oxalato cálcico en los tejidos7, si bien no está al alcance de todos los laboratorios. La biopsia hepá228 Figura 1. tica es la única prueba que confirma el diagnóstico definitivo de la HOP. Dependiendo del laboratorio, puede aportar información acerca de la existencia o no de proteína inmunorreactiva (Western blot), la localización subcelular A D B (IF) e incluso el tipo de mutaciones (secuenciación)9. En nuestro caso, el diagnóstico se realizó mediante la biopsia y el aspirado de médula ósea. Por regla general, los de- C E F Figura 2. Células gigantes multinucleadas englobando cristales de oxalato (paneles A y B). Cristales de oxalato birrefrigentes con luz polarizada (panel C). Depósitos de cristales de oxalato en forma de estrella o roseta (panel D), refrigentes a luz polarizada (panel E). Reacción periférica y destrucción de trabéculas óseas (panel F). Nefrologia 2011;31(2):218-40 cartas al director pósitos de oxalato aparecen en la fase terminal de la insuficiencia renal, evolucionando con mayor rapidez en hemodiálisis crónica. Estos depósitos de oxalato con reacción circundante inducen lesiones semejantes a las del hiperparatiroidismo secundario8 y anemia severa resistente a la EPO, como se ha descrito previamente10. Por último, hay que incidir en la importancia de la detección de la enfermedad de forma precoz, ya que la efectividad del tratamiento depende de la rapidez en el diagnóstico de la misma. En efecto, un diagnóstico tardío conduce a IRC y depósito masivo de oxalato en órganos y tejidos. Hay que tenerlo presente en la población de riesgo, como son canarios y magrebíes. La población canaria con HOP no es magrebí es caucásica, pero al ser una isla se ha producido cruzamiento. 1. Levy M, Feingold J. Estimating prevalence in single gene kidney diseases progressing to renal failure. Kidney Int 2000;58:925. 2. Santana A, Torres A, Salido E. Patología molecular de la hiperoxaluria primaria. Nefrologia 2003;23(Supl 1):90. 3. Hoppe B, Langman CB. A United States Surrey on diagnosis, treatment, and outcome of primary hyperoxaluria. Pediatr Nephrol 2003;18:986. 4. Danpure CJ. Metabolic and clinical heterogeneity of primary hyperoxaluria type I. Am J Kidney Dis 1991;17:366. 5. Danpure CJ. Advances in the enzymology and molecular genetics of primary hyperoxaluria type 1. Prospects for gene therapy. Neprol Dial Trasplant 1995;10(Suppl 8):24. 6. Hoppe B, Leumann E. Diagnostic and therapeutic strategies in hyperoxaluria: a plea for early intervention. Neprol Dial Trasplant 2004;19:39. 7. Hoppe B, Kemper MJ, et al. et all. Plasmacalcium-oxalate saturation in children with renal insufficiency and in children with primary hyperoxaluria. Kidney Intern 1998;54:921. 8. Lorenzo V, Torres A, Hernandez D, et al. Evolución de la enfermedad ósea en pacientes con hiperoxaluria primaria en hemodiálisis. Nefrologia 1990;10(1):53. 9. Lorenzo V, Álvarez, A, Torres A, et al. Nefrologia 2011;31(2):218-40 Presentation and role of trasplantation in adult patients with type 1 primary hyperoxaluria and the I244T AGXT mutation: Single-center experience. Kidney Int 2006;1115-9. 10. Lorenzo V, Hernández D, Domínguez M, et al. Oxalosis as a cause of absolute resistance to EPO in chronic hemodialysis patients. Neprol Dial Trasplant 1992;7:1163-4. M. Martín1, G. Martín Reyes1, A. Torres de Rueda1, R. Toledo Rojas1, C. Jironda1, I. García2, T. García de la Oliva3, M.L. Pérez Vaca4, D. Hernández1 1 Servicio de Nefrología. Hospital Regional Universitario Carlos Haya. Málaga. 2 Servicio Anatomía Patológica. Hospital Regional Universitario Carlos Haya. Málaga. Servicio de Radiología. Hospital Regional Universitario Carlos Haya. Málaga. 4 Servicio de Hematología. Hospital Regional Universitario Carlos Haya. Málaga. Correspondencia: G. Martín Reyes Servicio de Nefrología. Hospital Regional Universitario Carlos Haya. Almirante Enríquez 10, Bajo D. 29017 Málaga. [email protected] HTA detectada durante la octava semana de gestación. Acudió en varias ocasiones al servicio de urgencias por metrorragia y astenia, objetivándose cifras de presión arterial (PA) en torno a 160170/100-110 mmHg. Se prescribió alfametildopa a razón de 500 mg cada 8 horas y dosis progresivamente crecientes sin conseguir un control adecuado de su HTA. En la décima semana de gestación la paciente sufre un aborto espontáneo y es remitida a la consulta externa de nefrología. En la exploración física presentaba PA de 162/100 mmHg y FC de 74 sístoles, sin edemas distales ni otros datos de interés. Pruebas complementarias 3 Diagnóstico de una hipertensión arterial secundaria en una gestante en el primer trimestre como causa de un aborto espontáneo Nefrologia 2011;31(2):229-31 doi:10.3265/Nefrologia.pre2010.Dec.10677 Sr. Director: La presencia de una HTA no controlada durante el embarazo compromete al buen desarrollo de la gestación. Describimos el caso de una gestante de 41 años que es remitida a nuestra consulta tras sufrir un aborto espontáneo en la décima semana de gestación. Mujer de 41 años sin antecedentes personales ni familiares de interés, con una 1. Hemograma: sin anormalidades. 2. Bioquímica: creatinina 0,92 mg/dl, filtrado glomerular por MDRD-4 67 ml/min, sodio 140 mEq/l, potasio 3,3 mEq/l, calcio 9,7 mg/dl, ácido úrico 4,7 mg/dl, GOT 26 U/dl, GPT 21 U/dl, LDH 337 U/l, bilirrubina total 0,3 mg/dl, coagulación normal, test de Coombs indirecto negativo. 3. Gasometría venosa: normal. 4. Orina: sistemático y sedimento negativos, índice de microalbuminuria/creatinina 8 µg/mg, uricosuria 0,3 g/24 h. 5. Radiografía de tórax: sin hallazgos patológicos. 6. Electrocardiograma: ritmo sinusal, sin bloqueos ni signos de isquemia. 7. Fondo de ojo: normal. 8. Estudio anatomopatológico de la placenta: normal. La ecografía abdominal y el Doppler renal fueron normales. Se inició tratamiento farmacológico con antagonistas del calcio y doxazosina, consiguiéndose un mejor control tensional, aunque insuficiente. En un segundo análisis se observó una aldosterona plasmática de 1.161 pg/ml y urinaria de 22,68 µg/24 h, con una actividad de renina plasmática basal de 0,6 ng/ml/h y una ratio aldosterona/renina de 193,3. El resto de los parámetros (catecolaminas en orina, hormonas tiroideas y cortisol plasmáti229 cartas al director co) estaban dentro de la normalidad. En función de la sospecha de un hiperaldosteronismo primario (HAP), se realizó un test de sobrecarga salina con la administración de 2 litros de suero fisiológico en 4 horas. No fue necesaria la modificación previa del tratamiento; sin embargo, conviene recordar que es recomendable suspender los IECA, ARA-II, betabloqueantes y diuréticos con antelación1. Tras la sobrecarga salina no se suprimió la aldosterona, siendo de 27,6 ng/dl (normal si <10 ng/dl). Se confirmó un HAP como etiología de su HTA secundaria y se inició tratamiento con espironolactona, consiguiendo mejor control tensional y alivio de su astenia. Se completó el estudio con la realización de una TC con contraste y posterior resonancia magnética, que revelaron un adenoma de 1 cm en la glándula suprarrenal izquierda (figura 1). En la actualidad, la paciente mantiene una PA controlada con 50 mg de espironolactona al día, a la espera de una suprarrenalectomía izquierda programada, de cara a evitar complicaciones en futuros embarazos. Este caso ilustra las graves complicaciones secundarias a una HTA mal controlada durante la gestación, como un aborto espontáneo, entre otras (abruptio placentae, crecimiento intrauterino retardado), en probable relación con la vasoconstricción y disfunción endote- lial placentarias2. El diagnóstico diferencial de una HTA durante la gestación implica el estudio de una HTA esencial previa, una HTA puramente gestacional, una preeclampsia o una etiología secundaria3. HTA esencial. Su diagnóstico en el embarazo es difícil si la paciente no ha sido diagnosticada de HTA previamente o no tiene tomas de PA. Las gestantes diagnosticadas de una HTA crónica presentan cifras de PA igual o mayor de 140/90 mmHg en dos ocasiones antes de la vigésima semana de gestación y persistentes más allá de las 6 semanas posparto. Nuestra paciente negaba antecedentes personales de HTA y no se objetivaron lesiones de órgano diana ocasionadas por la HTA. HTA gestacional. Es la principal causa de un estado hipertensivo durante el embarazo4, aparece en la segunda mitad de la gestación en pacientes que previamente eran normotensas. No suele asociarse con edemas ni proteinuria y la PA se normaliza tras el parto, aunque pueden persistir cifras elevadas de PA hasta de 10 días después del alumbramiento. Se observa una glándula adrenal izquierda de aspecto globuloso y una lesión de 1 cm indicativa de adenoma (flecha). Preeclampsia. Es una patología específica de la gestación, aparece a partir de las 20 semanas de embarazo y se compone de un cuadro de hipertensión arterial y proteinuria mayor de 0,3 g/24 h5. Esta última puede manifestarse en fases avanzadas de la gestación, por lo que en principio no debe descartarse una preeclampsia si la proteinuria está ausente, sobre todo en el contexto de una HTA diagnosticada a partir de las 20 semanas de gestación, con cefalea o edemas o pruebas de laboratorio alteradas (plaquetopenia, alteración de las enzimas hepáticas, hiperuricemia). Se ha sugerido que los niveles bajos de calciuria pueden constituir un marcador precoz de preeclampsia6. La paciente del caso presentó una HTA antes de las 20 semanas de gestación, no se objetivaron alteraciones analíticas que hicieran sospechar una preeclampsia. Figura 1. RM de glándula adrenal izquierda. HTA secundaria. Algunos autores recomiendan el análisis de metanefrina y 230 normetanefrina en orina y el estudio ecográfico de las glándulas suprarrenales en gestantes con HTA recién diagnosticada5, porque un feocromocitoma puede ser completamente asintomático y letal si no se diagnostica antes del parto. En el caso que nos ocupa, habiéndose descartado una HTA esencial previa y una preeclampsia, se indagó la posibilidad de una HTA de etiología secundaria llegando al diagnóstico de un hiperaldosteronismo primario mediante las pruebas complementarias citadas en el caso. El tratamiento de elección de la HTA secundaria a un HAP es la eplerenona o la espironolactona, quedando el uso de ambas limitado en la gestación debido al potencial efecto feminizante de la aldosterona en los fetos hombres7; no se tiene experiencia con el uso de eplerenona en el embarazo8. Como alternativas terapéuticas se cuenta con alfametildopa, labetalol y amlodipino. La indicación de cirugía durante la gestación debe reservarse para los casos refractarios al tratamiento convencional9 o los adenomas mayores de 4 cm9. Nuevas técnicas quirúrgicas laparoscópicas en el embarazo han permitido alcanzar una mayor efectividad y un menor riesgo quirúrgico para la madre y para el feto. El abordaje retroperitoneal respecto a un abordaje transperitoneal aporta más ventajas, debido a una menor movilización de los órganos durante el acto quirúrgico y el uso de presiones intraabdominales más bajas10,11. En conclusión, el diagnóstico de un HAP es poco frecuente durante la gestación, pero ha de considerarse, ya que un tratamiento precoz puede reducir las graves complicaciones relacionadas con un inadecuado control de la PA. 1. Young WF Jr, Kaplan N, Rose B. Approach to the patient with hypertension and hypokalemia. UpToDate 2010. Available at: http://www.uptodate.com. 2. Saito Y, Omoto T, Fukuda M. Lobular pattern of choriocapillaris in pre-eclampsia with aldosteronism. Ophthalmol 1990; 74(11):702-3. 3. Matsumoto J, Miyake H, Isozaki T, Koshino T, Araki T. Primary aldosteronism in Nefrologia 2011;31(2):218-40 cartas al director 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. pregnancy. J Nippon Med Sch 2000; 67(4):275-9. Marín R, et al. Hipertensión arterial en el embarazo: estudio 864 casos consecutivos observados durante un período de 24 años. Revista Nefrología 1999;19(4):30817. Mancia G, Grassi G, Kjldsen S. Manual de hipertensión de la European Society of Hipertensión. J & C Ediciones Médicas, S.L., 2009;281-7. Conde-Agudelo A, Belizán JM, Lede R, Bergel E. Prediction of hypertensive disorders of pregnancy by calcium/creatinine ratio and other laboratory tests. Int J Gynaecol Obstet 1994;47:285-6. Okawa T, Asano K, Hashimoto T, Fujimori K, Yanagida K, Sato A. Diagnosis and management of primary aldosteronism in pregnancy: case report and review of the literature. Am J Perinatol 2002;19(1):31-6. Villa Alcázar L. Indicación de la eplerenona en la gestación: no hay experiencia, evitar o sopesar riesgo/beneficio de su uso. Medimecum 2008. Young WF Jr, Kaplan NM. The adrenal incidentaloma: treatment, unilateral adrenal masses. UpToDate 2010. Available at: http://www.uptodate.com. Kosaka K, Onoda N, Ishikawa T, Iwanaga N, Yamamasu S, Tahara H, et al. Laparoscopic adrenalectomy on a patient with primary aldosteronism during pregnancy. Endocr J 2006;53(4):461-6. Epub 2006 Jul 5. Zafer Nursal T, Caliskan K, Ertorer E, Parlakgumus A, Moray G. Laparoscopic treatment of primary hyperaldosteronism in a pregnant patient. Can J Surg 2009;52(5):E188E190. PMCID: PMC2769106. O. Fikri Benbrahim1, R. García Agudo1, F. Cazalla Cadenas1, A. Martínez Calero1, J. González-Spínola2 1 Sección de Nefrología. Hospital La Mancha Centro. Alcázar de San Juan, Ciudad Real. 2 Servicio de Radiología. Hospital La Mancha Centro. Alcázar de San Juan, Ciudad Real. Correspondencia: O. Fikri Benbrahim Sección de Nefrología. Hospital La Mancha Centro. Avenida de La Constitución, 3. 13600 Alcázar de San Juan. Ciudad Real. [email protected] Nefrologia 2011;31(2):218-40 Brote lúpico durante la inducción con ciclofosfamida en la nefropatía lúpica proliferativa difusa Nefrologia 2011;31(2):231-3 doi:10.3265/Nefrologia.pre2010.Nov.10674 Sr. Director: La nefropatía lúpica (NL) tiene un impacto directo en la supervivencia de los pacientes con lupus eritematoso sistémico (LES)1. Un 20% de pacientes con NL pueden acabar desarrollando una enfermedad renal crónica terminal al cabo de 5-10 años del diagnóstico2. Para el tratamiento de la NL se han establecido dos fases: una terapia de inducción y una de mantenimiento3. Comunicamos el caso de un paciente diagnosticado de LES con afectación renal severa que en pleno tratamiento de inducción de la NL con esteroides y ciclofosfamida sufrió un empeoramiento renal al aparecer un síndrome nefrítico severo. Hombre de 22 años con antecedentes personales de migrañas, extrasistolia ventricular y fumador. Había sido estudiado en reumatología y hematología por presentar una trombopenia. Sin alergias a medicamentos. El paciente acudió a urgencias por presentar fiebre de >38 ºC de 10 días evolución, junto con astenia y artromialgias. En la exploración física presentaba buen estado general, estaba consciente y orientado. La presión arterial fue de 120/80 mmHg, temperatura de 38 ºC, frecuencia cardíaca de 90 lat/min. Destacaba un eritema malar bilateral junto con una palidez mucocutánea. Era portador de piercings y tatuajes. No tenía ingurgitación yugular ni adenopatías, y el resto de la exploración física fue normal. La bioquímica (sangre): creatinina 1,3 mg/dl, ácido úrico 7,2 mg/dl, albúmina 1,7 g/dl, proteínas totales 4,2 g/dl, resto normal. En el hemograma se constató un hematocrito del 31,3% y una plaquetopenia de 52.000, con una VSG de 22 mm/primera hora. En el sistemático de orina hematuria y leucocituria, la cuantificación de proteínas en orina de 24 horas fue de 5,90 g/24 h y el aclaramiento de creatinina fue de 71 ml/min. En el estudio inmunológico había hipocomplementemia C3 45 mg/dl (VN: 79152); C4 6 mg/dl (VN: 16-38), las inmunoglobulinas normales, y la proteína C reactiva de 1,23 mg/dl (VN: 0-0,8). El estudio de autoinmunidad ANA + 1/160 (patrón moteado); anti-ADN >400; resto de anticuerpos, negativos. El test de Coombs fue negativo. En el espectro electroforético en sangre se detectaron hipoproteinemia e hipoalbuminemia. El estudio de coagulación fue normal, con positividad de anticardiolipinas IgG e IgM. En la radiografía de tórax no había hallazgos relevantes. En la ecografía renal se observaron unos riñones de 14,5 cm, hiperecogénicos. Se estableció el diagnóstico de LES y para valorar la afectación renal se realizó una biopsia renal: 40 glomérulos por plano de corte de los que uno estaba esclerosado. Todos los glomérulos presentaban un aspecto histológico similar, proliferativo difuso y en más del 50% (36 glomérulos) asociaban proliferación extracapilar (semilunas celulares). Se observó también necrosis fibrinoide en algunos glomérulos, asas de alambre y cuerpos hematoxinófilos, siendo la inmunofluorescencia positiva: IgG (+++), IgM (+++), IgA (+++) y C3 (+++); en el intersticio no se observaban fibrosis ni atrofia, pero sí un discreto infiltrado linfocitario inespecífico. El índice de actividad fue de 18/24 y de cronicidad 1/12, siendo el diagnóstico definitivo de nefropatía lúpica tipo IV. Con los hallazgos de la biopsia se indicó tratamiento con 1 g i.v. de 6-metilprednisolona (tres pulsos), seguidos de 231 cartas al director prednisona 1 mg/kg/día p.o. y 1 g de ciclofosfamida, siendo dado el paciente de alta y con seguimiento ambulatorio. Tras el alta hospitalaria (a los 14 días de haber recibido el primer pulso de ciclofosfamida), el paciente acude nuevamente a urgencias refiriendo aparición de artromialgias de 2-3 días de evolución, aparición de edemas en miembros inferiores y edema facial; orinas hematúricas francas (color «coca-cola»), y febrícula; el paciente refería haber cumplido el tratamiento prescrito al alta y no refería otra clínica que indicara infección. En la exploración física el paciente tenía un regular estado general, estaba consciente y orientado. La presión arterial era de 161/83 mmHg, la temperatura de 36,5 ºC y la frecuencia cardíaca de 95 lat/min. Persistía el eritema malar bilateral y seguía con palidez mucocutánea. En el resto de la exploración sólo cabe señalar los edemas en los miembros inferiores hasta la raíz del muslo. La bioquímica (sangre): creatinina 1,2 mg/dl, albúmina 2,7 g/dl, proteínas totales 4,6 g/dl. En el hemograma había disminuido el hematocrito al 24,4%, persistiendo la plaquetopenia de 51.000 y el resto era normal. En el nuevo sedimento se comprobaban hematuria macroscópica y cilindros hemáticos. La cuantificación de proteínas en orina de 24 horas se había incrementado a 31 g. En el estudio inmunológico se detectó disminución de inmunoglobulina G a 55 mg/dl, con C3 83 mg/dl (VN: 79-152); C4 1,6 mg/dl (VN: 16-38), y proteína C reactiva 0,12 mg/dl. En el estudio de autoinmunidad ANA+ 1/80 (moteado), anti-ADN negativo y crioglobulinas negativas. En la radiografía de tórax y en la ecografía-Doppler renal no hubo hallazgos patológicos. Los hemocultivos, cultivo de orina y cultivo de líquido articular (rodilla) fueron igualmente negativos. 232 Dada la presencia de un síndrome nefrítico florido en un paciente con datos de actividad del lupus con los hallazgos del ingreso previo donde se había diagnosticado de una nefropatía lúpica grado IV y habiendo descartado razonablemente trombosis de vena renal, proceso infeccioso e incumplimiento terapéutico, se repitió tratamiento con pulsos de 1 g de 6-metilprednisola (tres pulsos) seguidos de prednisona a dosis de 1 mg/kg/día y se adelantó el pulso de ciclofosfamida con incremento de la dosis a 1,5 g. En la evolución posterior el paciente ha recibido pulsos de 1,5 g/mensuales de ciclofosfamida (6 meses) y 1,5 g de ciclofosfamida (trimestral, dos ciclos), con esteroides en pauta descendente y posteriormente se ha realizado el tratamiento de mantenimiento con azatioprina. Con este tratamiento la evolución ha sido favorable, sin nuevos ingresos, con normalización de la función renal (creatinina plasmática 1,1 mg/dl) y proteinuria negativa, aunque persiste una discreta microhematuria, el hemograma y estudio inmunológico se han normalizado. La ciclofosfamida se considera como el inmunosupresor con mejor resultado en la inducción en las formas graves de NL proliferativa4. Tras haber completado el tratamiento de inducción, hasta un 20% de los pacientes con NL pueden no responder adecuadamente al tratamiento inmunosupresor de inducción5. En el caso que comunicamos habían pasado menos de 2 semanas desde el tratamiento instaurado para poder considerar al paciente no respondedor. Entre los pacientes que no responden es importante asegurar buen cumplimiento, descartar trombosis vena renal o infecciones3. En nuestro caso, el paciente había recibido en el hospital 1 g de ciclofosfamida (junto con pulsos de glucocorticodes i.v. y esteroides orales que el paciente refería no haber abandonado), se descartaron también procesos infecciosos, así como trombosis vena renal y, sin embargo, el paciente había comenzado de nuevo con manifestaciones sistémicas junto con un agravamiento de las manifestaciones renales con presencia de un síndrome nefrítico florido. Para los casos refractarios se indican diferentes opciones terapéuticas, incluyendo aumentar dosis de glucocorticoides (repetir pulsos de 6-metilprednisolona), repetir el tratamiento de inducción con ciclofosfamida, utilizar inhibidores de la calcineurina, ácido micofenólico, recambios plasmáticos, depleción de linfocitos con rituximab3. Recientes metaanálisis consideran la terapia de inducción con micofenolato más eficaz que la ciclofosfamida en la NL grave6; sin embargo, estos resultados deben ser interpretados con precaución debido a las limitaciones3: aunque la mayoría de los estudios incluían NL grave también se incluyeron otras formas de NL tipo III y V. Por eso, la ciclofosfamida es el mejor inmunodepresor con mejor resultado en la inducción de la remisión en formas graves de NL4. En nuestro caso, dada la severidad del proceso unido a los hallazgos de la biopsia decidimos repetir la pauta establecida inicialmente con pulsos de 1 g i.v. de 6-metilprednisola y un pulso de ciclofosfamida i.v., en este caso incrementando la dosis a 1,5 g, siendo a partir de ese momento la evolución satisfactoria. Respecto a la dosis de ciclofosfamida, la pauta de oro promovida por el National Institutes of Health (NIH) 7 es de 0,75-1 g/m 2, mientras que en Euro-Lupus Nephritis Trial 2 la dosis que debe administrarse es de 500 mg cada 15 días: en este caso habíamos administrado 1 g de ciclofosfamida al inicio del tratamiento y en menos de 15 días el paciente presentaba nuevamente datos de actividad sistémica y renal; dada la respuesta favorable posterior tras incrementar el pulso de ciclofosfamida a 1,5 g/mes es posible que este brote lúpico podría haberse debido a la infradosificación inicial de ciclofosfamida. En conclusión, la dosis administrada de ciclofosfamida es un importante factor a tener en cuenta antes de considerarla ineficaz y/o valorar otros regímenes terapéuticos alternativos: la Nefrologia 2011;31(2):218-40 cartas al director infradosificación de ciclofosfamida puede ser una causa en pacientes no respondedores. 1. Cervera R, Khamastha MA, Font J, Sebastián GD, Gil A, Lavilla P, et al. Morbidity and mortality in systemic lupus erythematosus during a 10-year period: a comparison of early and late manifestations in a cohort of 1,000 patients. Medicine (Baltimore) 2003; 82:299-308. 2. Houssiau FA, Vasconcelos C, D’Cruz D, Sebastiani GD, De Ramón Garrido E, Danieli MG, et al. Immunosupressive therapy in lupus nephritis:the Euro-lupus Nephritis Trial, a randomized trial of low-dose versus high dose intravenous cyclophosphamide. Arthritis Rheum 2002;46:2121-31. 3. Espinosa Garriga G, Cervera Segura R. Nuevos conceptos en el tratamiento de la nefropatía lúpica. Rev Clin Esp 2007; 207:570-2. 4. Burchardi C, Schlöndorff D. Induction theraphy for active lupus nephritis: mycophenolate mofetil versus cyclophosphamide. Nat Clin Pract Nephrol 2006;2:314-5. 5. Mok CC, Ying KY, Ng WL, Lee KW, To CH, Lau CS, et al. Long term outcome of diffuse proliferative lupus glomerulonephritis treated with ciclophosphamide. 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[email protected] Nefrologia 2011;31(2):218-40 Mieloma múltiple, hipercalcemia severa, insuficiencia renal aguda y fallo multiorgánico por calcinosis Nefrologia 2011;31(2):233-4 doi:10.3265/Nefrologia.pre2010.Nov.10668 Sr. Director: La insuficiencia renal en el mieloma múltiple es un hecho frecuente; está presente en un 20-40% de los casos en el momento del diagnóstico, y es un factor de mal pronóstico. El riñón de mieloma y la hipercalcemia son las causas más frecuentes; otros factores que pueden contribuir son la deshidratación, hiperuricemia, fármacos nefrotóxicos y contrastes yodados. Episodios repetidos de hipercalcemia pueden producir depósitos de sales de calcio en los tejidos, especialmente en aquellos con un medio alcalino como son los riñones, los pulmones o la mucosa gástrica. Presentamos el caso de un hombre de 38 años con mieloma múltiple, hipercalcemia severa, insuficiencia renal aguda, calcinocis metastásica y fallo multiorgánico. Hombre de 38 años, sin antecedentes patológicos, fumador de 40 cigarrillos/día, con hábito enólico, que acude a urgencias por cuadro de polimialgias generalizadas, nicturia y edematización de tobillos de una semana de evolución; en las últimas 48 horas había consumido paracetamol cada 8 horas. En la exploración física destaca palidez mucocutanea. Presión arterial 120/70, temperatura 37,4. Auscultación cardiorrespiratoria y palpación del abdomen sin hallazgos. Miembros inferiores sin edemas. Las pruebas del laboratorio mostraban creatinina de 9,8 mg/dl, urea de 198 mg/dl, hemoglobina de 9,8 g/l, potasio 4,7 meq/l, sodio 134 meq/l, hemoglobina 9,6 mg/dl, hematocrito 27%, leucocitos 15.900 con 71% de neutrófilos, plaquetas 135.000, CPK 4,62 U/l, cal- cio 15 mg/dl, calcio iónico 7,71 mg/dl. Sedimento: proteinuria de 300 mg/dl, hematíes 5-10/campo, leucocitos 05/campo. En la ecografía renal los riñones son de tamaño normal, sin hidronefrosis, con aumento de la ecogenicidad. La radiografía de tórax es normal. Se orienta como insuficiencia renal aguda con hipercalcemia severa, se inicia hemodiálisis diaria con calcio bajo en el baño y calcitonina subcutánea. Al tercer día del ingreso el paciente desarrolla insuficiencia respiratoria aguda y deterioro neurológico, por lo que fue trasladado a la UCI, con la sospecha de hipercalcemia tumoral se solicita TC torácica y craneal y proteinograma. En la TC se objetiva ocupación alveolar bilateral, hematoma subdural frontotempoparietal derecho con herniación subfalcinar y transtentorial. Se evacua quirúrgicamente el hematoma falleciendo a las 8 horas postintervención. En el proteinograma destaca componente monoclonal IgG kappa. Se solicita la autopsia con el diagnóstico de mieloma múltiple kappa con afectación de médula ósea y calcificación metastásica predominantemente en riñones, estómago, pulmones, hígado y vasos, hemorragia pulmonar con distrés respiratorio. En el mieloma múltiple la hipercalcemia se produce por aumento de la resorción ósea por activación de los osteoclastos debido sobre todo a una hiperactividad del receptor RANK/RANK-L. El fallo renal se produce por lesión en el epitelio tubular renal que altera la capacidad de concentrar la orina y en ocasiones causa necrosis de las células epiteliales y obstrucción de los túbulos, pudiéndose producir estasis y depósitos de calcio en el riñón. El tratamiento debe instaurarse rápidamente con hidratación y terapia antimieloma, incluyendo los esteroides. La calcitonina inhibe la resorción ósea sin el riesgo de nefrotoxicidad, pero su efecto hipocalcemiante es modesto y transitorio. Los bifosfonatos son potentes inhibidores de los osteoclastos, son muy efectivos en la hipercalcemia severa, pero presentan el riesgo de toxicidad renal e hipocalcemia; los más utilizados son el pamidronato y el ácido zoledrónico, este último no se recomienda cuando 233 cartas al director los niveles de creatinina son mayores de 3 mg/dl. Hay algunos estudios que aconsejan la utilización de ibandronato al ser el menos nefrotóxico en pacientes con insuficiencia renal, incluso algunos autores han utilizado el ibandronato en pacientes con mieloma e insuficiencia renal por hipercalcemia o nefrocalcinosis, con recuperación de la función renal y de los niveles de calcio. En caso de insuficiencia renal oligúrica hay que iniciar hemodiálisis. En el caso que presentamos iniciamos tratamiento con calcitonina y hemodiálisis diaria, pero el paciente presentó una evolución rápida con fallo multiorgánico y distrés respiratorio por calcinosis tumoral. Concluimos en la necesidad de monitorizar estrechamente los niveles de calcio en los pacientes con mieloma múltiple e iniciar tempranamente las medidas terapéuticas. En los casos de hipercalcemia maligna se recomiendan los bifosfonatos como terapia más efectiva y en la insuficiencia renal, utilizar los menos nefrotóxicos a dosis ajustadas. 1. Dimopulos MA, Kastritis E, Rosnol L, Blade J, Ludwig H. Pathogenesis and treatment of renal failure in multiple myeloma. Leukemia 2008;22:1485-93. 2. Weber CK, Prummer O, Frickhofen N, Friedrich JM, Hoffmeister A, Merkle E, et al. Reversible metastatic pulmonary calcification in a patient with multiple myeloma. Ann Hematol 1996;72:329-32. 3. García-Sanz R, Mateos MV, San Miguel JF. Mieloma múltiple. Med Clin (Barc) 2007;129(3):104-15. 4. Triner WR, Birdwell MD. Severe Hypercalcemia presenting with multisystem organ failure. Am J Emerg Med 13(6):6736. 5. Weide R, Koppler H, Antras L, Smith M, Chang E, Green J, et al. Renal toxicity in patients with multiple myeloma receiving zoledronic acid vs ibandronate: A retrospective medical records review. J Can Res Ther 2010;6:31-5. 6. Henrich D, Hoffmann M, Uppenkamp M, Bergner R. Ibandronate for the Treatment of Hypercalcemia or Nephrocalcinosis in Patients with Multyple Myeloma and Acute Renal Failure: Case Reports. Acta Haematol 2006;116:165-72. 234 J.G. Martínez Mateu, G.P. Losada González, M.A. Munar Vila, M. Uriol Rivera, G. Gómez Marqués, A.C. Tugores Departamento de Nefrología. Hospital Son Dureta. Palma de Mallorca, Islas Baleares Correspondencia: J.G. Martínez Mateu Departamento de Nefrología. Hospital Son Dureta. Palma de Mallorca, Islas Baleares. [email protected] Insuficiencia renal rápidamente progresiva como comienzo de una nefropatía IgA en un anciano Nefrologia 2011;31(2):234-6 doi:10.3265/Nefrologia.pre2010.Nov.10661 Sr. Director: La nefropatía IgA es la glomerulopatía primaria más frecuente en el mundo1,2. Las formas de presentación más frecuentes incluyen la hematuria macroscópica (generalmente precedida de un episodio de infección respiratoria de vías altas, sobre todo en niños) y la microhematuria persistente con proteinuria leve, siendo el síndrome nefrótico y el fracaso renal agudo formas menos habituales de manifestación. Describimos el caso de un anciano que fue diagnosticado de nefropatía IgA a raíz de iniciar una insuficiencia renal rápidamente progresiva (IRRP). Hombre de 78 años con antecedentes personales de carcinoma de próstata tratado con braquiterapia, con revisiones semestrales en radioterapia; síndrome del túnel carpiano; intervenido de cadera derecha; sin alergias medicamentosas conocidas. Fue remitido por su médico a urgencias por cansancio y dolor en los miembros inferiores. En la anamnesis refería nicturia de dos veces. En la exploración física realizada al ingreso el paciente presentaba un regular estado general. Estaba consciente y orientado. No había ingurgitación yugular. La presión arterial era de 135/85 mmHg, la frecuencia cardíaca de 82 lat/min y la SatO2 del 92%. La auscultación cardíaca era rítmica y en la auscultación pulmonar había hipoventilación con sibilancias aisladas. Resto de exploración sin interés. La analítica en sangre (en urgencias) fue: creatinina 2,9 mg/dl (previamente creatinina 1,2 mg/dl), potasio de 5,3 mEq/l, hemoglobina 11,5 g/dl, hematocrito 34,7%, resto de analítica, incluyendo gasometría venosa y estudio de coagulación, normales. El sistemático de orina tenía proteínas +++, sangre ++ ; en el sedimento había hematuria, con cilindros hialinos aislados. En la radiografía de tórax y en la ecografía abdominal no hubo hallazgos patológicos; los riñones eran de tamaño normal, sin dilatación de vía excretora. En la analítica en sangre posterior (ordinaria) se detectó creatinina 3,9 mg/dl, urea 181 mg/dl, albúmina 2,7 g/dl, proteínas totales 5 g/dl, calcio 6,9 mg/dl, fósforo 8,1 mg /dl, ácido úrico 8,3 mg/dl, sodio 132 mEq/l. En orina de 24 horas se determinó la microalbuminuria, que fue de 620 µg/min (rango normal: 0-15). Otras pruebas complementarias realizadas (incluyendo serología de virus, hemocultivos, marcadores tumorales y hormonas tiroideas) fueron normales. El estudio inmunológico únicamente mostró una disminución de IgG de 574 mg/dl (valor normal 751-1.560) y un aumento de la proteína C reactiva a 8,7 mg/dl. El espectro electroforético en sangre descartó un pico monoclonal. El paciente había sido ingresado en el servicio de medicina interna, donde se constataron el deterioro progresivo de la función renal y oligoanuria, siendo preciso iniciar terapia sustitutiva renal con hemodiálisis. Ante la presencia del fracaso renal agudo rápidamente progresivo se realizó una biopsia renal con los hallazgos: 12 glomérulos por plano de corte, ninguno de ellos esclerosado. En todos los glomérulos estudiados se observó una expansión de la matriz mesangial con áreas de proliferación celular que, en ocasiones, afectaban a todo el glomérulo con imágenes seudolobuNefrologia 2011;31(2):218-40 cartas al director ladas del penacho vascular. En 3 glomérulos había focos de necrosis fibrinoide. La inmunofluorescencia mostró positividad intensa para IgA y C3, siendo negativa para IgG e IgM. Todas estas alteraciones se encontraban en el contexto de una necrosis tubular aguda leve con infiltrado inflamatorio mixto, siendo el diagnóstico final de nefropatía IgA con proliferación difusa y focos de necrosis fibrinoide (figuras 1 y 2). Además de la terapia de soporte, que se había iniciado con furosemida, se administraron enalapril 40 mg/día, irbesartan 150 mg/día y doxazosina 8 mg/día; con los hallazgos de la biopsia se administraron tres pulsos i.v de 1 g de 6-metilprednisolona seguidos de prednisona a dosis de 1 mg/kg/día. Con estas medidas se lograron la recuperación de la diuresis, la mejoría paulatina de la función renal sin necesidad de hemodiálisis (descenso de creatinina de 5,4 a 2 mg/dl en el momento del alta hospitalaria). En la tabla 1 se exponen el seguimiento y la evolución tras el alta hospitalaria. Existen formas leves de nefropatía IgA que pueden pasar desapercibidas. De hecho, en estudios de autopsias o en biopsias realizadas para valorar el injerto renal, la nefropatía IgA puede encontrarse en un 1,5% de la población normal3. Nosotros comunicamos el caso de un anciano, sin antecedentes nefrológicos previos conocidos, que fue diagnosticado de nefropatía IgA tras realizar la biopsia renal para filiar la causa de la IRRP que presentaba. La nefropatía IgA puede aparecer a cualquier edad, pero con más frecuencia en la segunda y en la tercera décadas de la vida4. Es posible que en la población anciana su prevalencia pueda ser mayor que la descrita en la bibliografía, posiblemente relacionada con la indicación de la práctica de la biopsia renal. En las personas mayores la presencia de alteraciones urinarias persistentes puede atribuirse a otras patologías concomitantes (prostatitis, infecciones, etc.) y al no realizarse la biopsia renal, la nefropatía IgA Nefrologia 2011;31(2):218-40 Figura 1. Hematoxilina-eosina (20x) con dos glomérulos con intensa proliferación del ovillo capilar de forma difusa. Figura 2. Hematoxilina-eosina (40x) con un glomérulo con intensa proliferación difusa y focos de necrosis fibrinoide. puede infradiagnosticarse5. En nuestro paciente, dados sus antecedentes de carcinoma de próstata, esta nefropatía pudiera haber pasado desapercibida si no hubiera sido porque se manifestó de forma severa con una insuficiencia renal aguda. Siendo la nefropatía más frecuente, el tratamiento óptimo no ha sido bien establecido6. Basándose en la experiencia acumulada de 20 años, un tercio de estos pacientes pueden desarrollar enfermedad renal crónica terminal (ERCT)7. Recientemente se han publicado dos estudios en los que se han demostrado los beneficios de la terapia combinada con corticoides (a corto plazo), junto con los inhibidores de la enzima de conversión de la angiotensina (IECA) para tratar la nefropatía IgA con lesiones histológicas moderadas, con proteinuria mayor a 1 g/día8,9. La terapia inmunosupresora combinada está indicada en pacientes con enfermedad severa activa, con un curso rápidamente progresivo y con evidencia histológica de inflamación activa severa (semilunas)10. En el caso que describimos se trataba de un paciente con antecedentes de un cáncer de próstata con un curso rápidamente progresivo, con proliferación difusa y focos de necrosis fibrinoide y sin datos de cronicidad, por lo que decidimos tratar con pulsos de esteroides i.v. seguidos de esteroides orales junto con IECA y antagonistas de los receptores de angiotensina II, con una evolución satisfactoria. En resumen, describimos un caso más de nefropatía IgA en un paciente anciano, que probablemente hubiera pasado desapercibido si no hubiera comenzado con un curso clínico agresivo. Tabla 1. Seguimiento clínico tras el alta durante un año 10 días 2 meses 3 meses 6 meses 1 año 2 1,6 1,7 1,5 1,4 5,7 1,67 0,71 (–) (–) Orina elemental >40 hem/c >35 hem/c 4-6 hem/c 1-3 hem/c Presión arterial (mmHg) 130/70 124/72 123/67 110/70 40 mg/día 80 mg/día 80 mg/día 20 mg/día 80 mg/día 70 mg/día – 40 mg/día 20 mg/día – – 2,5 mg/día Cr plasma (mg/dl) P (O) (g/24 h) Enalapril Telmisartán Prednisona 40 mg/día 80 mg/día 80 mg/día Cr plama: creatinina sérica; P(O):proteinuria 235 cartas al director 1. Galla JH. IgA nephropathy. Kidney Int 1995;47(2):377-87. 2. Donadio JV, Grande JP. IgA nephropathy. N Engl J Med 2002;347(10):738-48. 3. Suzuki K, Honda K, Tanabe K, Nihei H, Yamaguchi Y. Incidence of latent mesangial IgA deposition in renal allograft donors in Japan. Kidney Int 2003;63:2286-94. 4. Clarkson AR, Woodroffe AJ, Bannister KM, Lomax-Smith JD, Aarons I. The syndrome of IgA nephropathy. Clin Nephrol 1984;21:7-14. 5. Heras M, Saiz A, Sánchez R, Fernández-Reyes MJ, Molina A, Rodríguez MA, et al. La biopsia renal en pacientes de 65 o más años: ¿existen diferencias en la indicación y en la histopatología respecto al resto de pacientes? Rev Esp Geriat Gerontol 2010;45(6):316-9. 6. Appel GB, Waldman M. The IgA nephropathy treatment dilemma. Kidney Int 2006;69(11):1939-44. 7. D´Amico G. Natural history of idiopathic IgA nephropathy: role of clinical and histological prognostic factors. Am J Kidney Dis 2000;36:227-37. 8. Manno C, Torres DD, Rossini M, Pesce F, Schena FP. Randomized controlled clinical trial of corticosteroids plus ACE-inhibitors with longterm follow-up in proteinuric IgA nephropathy. Nephrol Dial Transpl 2009;24:3694-701. 9. Lu J, Zhang H, Chen Y, Li G, Jiang L, Singh AK, Wang H. Combination therapy of prednisone and ACE inhibitors versus ACE-inhibitors alone in patients with IgAnephopathy: a randomized controlled trial. Am J Kidney Dis 2009;53(1):26-32. 10. Ballardie FW, Roberts IS. Controlled prospective trial of prednisolone and cytotoxics in progressive IgA nephropathy. JASN 2002;13(1):142-8. M. Heras1, A. Saiz2, J. Pardo3, M.J. Fernández-Reyes1, R. Sánchez1, F. Álvarez-Ude1 1 Servicio de Nefrología. Hospital General. Segovia. 2 Servicio de Anatomía Patológica. Hospital Ramón y Cajal. Madrid. 3 Servicio de Medicina Interna. Hospital General. Segovia. Correspondencia: M. Heras Servicio de Nefrología. Hospital General. Ctra. de Ávila. 40002 Segovia. [email protected] [email protected] 236 Síndrome hemofagocítico reactivo a infección por citomegalovirus en paciente trasplantado renal Nefrologia 2011;31(2):236-8 doi:10.3265/Nefrologia.pre2010.Nov.10639 Sr. Director: El síndrome hemofagocítico es una rara entidad clínica, caracterizada por una proliferación generalizada, no maligna, de histiocitos con importante actividad hemofagocítica1-3. La etiología de este cuadro se puede dividir en dos: primario o genéticamente determinado o secundario: vírico, bacterias, hongos, parásitos, neoplasias, colagenosis, inmunodeficiencias o fármacos1-7. El cuadro clínico se caracteriza por fiebre, hepatoesplenomegalia, linfoadenomegalia, síntomas neurológicos, edema y erupción cutánea1,2,8,9. Los hallazgos de laboratorio más importantes son pancitopenia, hipertrigliceridemia, hipofibrinogenemia, hiponatremia, hipoproteinemia, elevación de enzimas hepáticas, elevación de LDH y ferritina, pleocitosis en LCR y actividad defectuosa de células NK10. Desde el punto de vista histopatológico, la existencia de hemofagocitosis en la médula ósea, en el bazo y en los ganglios linfáticos, la falta de hallazgos malignos y un 2% de células con actividad hematofagocítica son suficientes para el diagnóstico1-3. El síndrome hemofagocítico tiene mal pronóstico a pesar de tratamiento, con una supervivencia media de 2 semanas desde que se inicia el cuadro clínico. La supervivencia puede llegar al 60% a 5 años si hay una respuesta adecuada al tratamiento11,12. Como alternativas terapéuticas se encuentran el empleo de agentes que interrumpen la función de los histiocitos y macrófagos activados como etopósido, esteroides, dosis altas de Ig i.v., ciclosporina A, globulina antitimocito, anticuerpos anti-TNF y, en casos seleccionados, trasplante de médula ósea13,14. Hombre de 53 años, sometido a trasplante renal que acude a urgencias por presentar cuadro febril con temperatura de 38,5 ºC de 24 horas de evolución con escalofríos, dolor abdominal leve difuso, astenia, anorexia y disminución subjetiva del volumen de diuresis. La exploración física fue normal y en las diferentes pruebas practicadas de urgencia no se encontró patología relevante: radiografías normales, analítica de sangre y orina normal, hemocultivo y urocultivo negativo, antígeno precoz CMV negativo (en este momento no se disponía de PCR de CMV en nuestro hospital). El cuadro progresó con un aumento del dolor abdominal, en la tomografía computarizada (TC) se observó dilatación de asas de delgado de posible etiología isquémica o infecciosa. Ante los hallazgos y el empeoramiento clínico se realizó laparotomía exploratoria sin observarse anomalías. En el líquido peritoneal creció un estafilococo coagulasa negativo tratado con meropenem a dosis de 500 mg cada 12 horas. Tras la intervención presentó una mejoría clínica a pesar de la aparición de íleo paralítico posquirúrgico con resolución espontánea del mismo. A los pocos días aparecieron nuevos picos febriles junto con cuadro diarreico, inicialmente sin productos patológicos pero, posteriormente con melenas, asociado a deterioro neurológico, hepatoesplenomegalia, así como alteración función hepática, anemia y trombocitopenia. Se solicitaron nuevas pruebas en las que destacaron: antígeno precoz CMV positivo con PCR de CMV mayor a 100.000 copias/ml. Esoagogastroduodenoscopia: esofagitis infecciosa. Analítica: GOT/GPT 135/156 U/l; LDH 558 U/l; sodio 130 meq/l, fibrinógeno 133 mg/dl, hemoglobina 9,2 g/dl, y hematocrito del 26,8% y plaquetas de 48.000 µl con leucocitos normales (5.500 µl con fórmula normal), aumento muy importante de triglicéridos (738 mg/dl), deterioro progresivo de función renal (creatinina entorno a 4-5 mg/dl). Haptoglobina normal, test de Coombs negativo. Extensión de sangre periférica: algún esquistocito con ausencia de reticulocitos. Punción de médula ósea: compatible con síndrome hemofagocítico (figura 1). Nefrologia 2011;31(2):218-40 cartas al director Ante dichos hallazgos, se diagnosticó al paciente de síndrome hemofagocítico reactivo a infección por CMV; se consultó con la unidad de enfermedades infecciosas y se inició terapia con la siguiente pauta: terapia anti-CMV con ganciclovir 50 mg/12 h y gammaglobulina inespecífica i.v. 30 g/48 h y para el síndrome hemofagocítico con bolos de metilprednisolona, manteniendo la ciclosporina que llevaba el paciente a dosis bajas (niveles en torno a 50 ng/ml). A pesar del tratamiento se produjo un deterioro del estado general y del estado neurológico y el paciente fue ingresado finalmente en la UCI por desaturación, donde falleció poco después por fallo multiorgánico, a los 12 días del ingreso. En la autopsia se observaron: infección por CMV diseminada, con afectación fundamental de tracto digestivo y pulmón (figura 2) y síndrome hemofagocítico reactivo (figura 1) El síndrome hemofagocítico tiene una prevalencia estimada del 0,4% en pacientes con trasplante renal11, lo cual lo hace ser una complicación rara en este grupo de pacientes. Además, en éstos la etiología más frecuente es la secundaria a una infección14. Otro punto a considerar es el mal pronóstico de estos pacientes, siendo fundamental el diagnóstico precoz para inicio de una terapia precoz. En cuanto a las estrategias de tratamiento, no hay un consenso, y se han propuesto multiples tratamientos como el uso de esteroides y ciclosporina14, el empleo de inmunoglobulina específica, el tratamiento del agente etiológico, etc. Por otro lado, la infección por CMV en el paciente trasplantado renal es una complicación bien conocida, aunque actualmente su incidencia y repercusión cada vez es menor por la profilaxis empleada15. No obstante, a pesar de ello, es un diagnóstico que debemos tener en cuenta ante cualquier deterioro del estado general del paciente trasplantado, porque las complicaciones de este cuadro infeccioso son todas graves y el diagnóstico precoz con inicio de terapia apropiada mejora mucho el pronóstico. Nefrologia 2011;31(2):218-40 Figura 1. Tricrómico. Histiocitos con hematíes en su interior indicando su actividad hematófaga en la médula ósea. Figura 2. Tinción con inmunoperoxidasa. Células conteniendo CMV en tejido intestinal. El síndrome hemofagocítico es una complicación rara tras el trasplante renal. No obstante, es una entidad clínica que debemos tener presente en el diagnóstico diferencial de estos pacientes sobre todo si se asocia con fiebre, organomegalias y pancitopenia. Para el diagnóstico de presunción los datos de los análisis de sangre (pancitopenia, alteración de la función hepática, aumento de LDH, disminución de fibrinógeno, aumento de triglicéridos, hiponatremia, etc.), nos pueden orientar, pero es el análisis de la médula ósea la prueba que nos va a acercar más al diagnóstico. En cuanto a la etiología más probable en estos pacientes inmunodeprimidos, será la infección viral la que en el mayor número de casos esté implicada como agente desencadenante del proceso. El problema de esta entidad clínica es que todavía no existe un tratamiento específico, teniendo una supervivencia muy baja del paciente trasplantado, y si sobrevive es raro que el injerto renal sea funcionante. 1. Kenneth L, McClain. Up to Date. Haemophagocytic lymphohistiocytosis. Versión 18.2. Mayo 2010. 2. Artigues Barceló A, Ferragut Reus M, Sánchez C, Amengual L, Matanza L, Sanz Parras MS. Síndrome hemofagocítico y linfoma cutáneo de células T. An Med Interna (Madrid) 2004;21:131-4. 3. Janka G, Imashuku S, Elinder G, Schneider M, Henter JI. Infection- and malignancy-associated hemophagocytic syndromes. Secondary hemophagocytic lymphohistiocytosis. Hematol Oncol Clin North Am 1998;12:435-44. 4. Stephan JL, Kone-Paut L, Galambrun C, Mouy R, Bader-Meunier B, Prieur AM. Reactive haemophagocytic syndrome in children with inflammatory disorders. A retrospective study of 24 patients. Rheumatology 2001;40(11):1285-92. 5. Boehler A, Schaffner A, Salomon F, et al. CMV disease of late onset following renal transplantation: a potentially fatal entity. Scand J Infect Dis 1994;26:369. 6. Kürsat S, Cagirgan S, Ok E, et al. Haemophagocytic-histiocytic syndrome in renal transplantation. Nephrol Dial Transplant 1997;12:1058. 7. Mroczek E, Weisenburger D, Grierson H, Markin R, Purtilo D. Fatal infectious mononucleosis and virus associated hemophagocytic syndrome. Arch Pathol Lab Med1987;111:530-5. 8. De Kerguenec C, Hillaire S, Molinie V, et al. Hepatic manifestations of haemophagocytic syndrome: a study of 30 cases. Am J Gastroenterol 2001;96(3):852-7. 9. Wong K, Chan J. Reactive hemophagocytic syndrome: a clinicopathologic study of 40 patients in an Oriental population. Am J Med 1992;93:177-80. 10. Esumi N, Ikshima S, Hibi S, Todo S, Imashuku S. High serum ferritin level as a marker of malignant histiocytosis and virusassociated haemophagocytic syndrome. Cancer 1988;61(10):2071-6. 11. Karras A, Thervet E, Legendre C. Haemophagocytic syndrome in renal transplant recipients: report of 17 cases and review of literature. Transplantation 2004;77(2):238-43. 12. Risdall RJ, McKenna RW, Nesbit ME, et al. Virus-associated hemophagocytic syndrome: a benign histiocytic proliferation distinct 237 cartas al director S. Bea Granell1, I. Beneyto Castello1, D. Ramos Escorihuela1, J. Sánchez Plumed1, P. Sánchez Pérez1, J. Hernández-Jaras1, S. Rivas2 1 Servicio de Nefrología. Hospital Universitario La Fe. Valencia. 2 Servicio de Anatomía Patológica. Hospital Universitario La Fe. Valencia. Correspondencia: S. Bea Granell Servicio de Nefrología. Hospital Universitario La Fe. Avda Campanar, 21. 46009 Valencia. [email protected] Recuperación parcial de la función renal tras trasplante autólogo en paciente con enfermedad renal crónica y mieloma múltiple Nefrologia 2011;31(2):238-40 doi:10.3265/Nefrologia.pre2010.Aug.10496 Sr. Director: El mieloma múltiple (MM) es una enfermedad tratable, aunque incurable 1-3; su pronóstico ha mejorado en los últimos años, con una supervivencia media de 2-3 años, debido a un cambio terapéutico atribuible a la introducción del trasplante autólogo de progenitores hematopoyéticos (auto-TPH) y tres nuevos fármacos antimielomatosos: talidomida, lenalidomida y bortezomib 4, los cuales han mostrado ser seguros en pacientes con MM y fallo renal 1. La insuficiencia renal constituye uno de los principales factores de mal pronóstico de la enfermedad2, apareciendo en un 25-30% de los casos, de los cuales el 2-3% precisan diálisis, con una supervivencia media de 4 meses al año3,4. Su origen es multifactorial, aunque la causa más frecuente es la eliminación renal de cadenas ligeras (proteinuria de Bence-Jones), cuya presencia en los túbulos se denomina histológicamente «riñón de mieloma»1. 238 Presentamos el caso de un paciente de 53 años de edad, diagnosticado de MM IgA lambda estadio III/B de Durie Salmon con fracaso renal agudo secundario a probable riñón de mieloma, que precisó hemodiálisis desde el momento del diagnóstico. Inició quimioterapia de primera línea con bortezomib, adriamicina y dexametasona (esquema PAD) previo a autoTPH con melfalan, con excelente tolerancia clínica, que le permitió alcanzar remisión completa estricta (RC), aunque sin respuesta nefrológica. A partir de los 11 meses de iniciar programa dialítico presenta una progresiva mejoría del filtrado glomerular (FG) hasta poder abandonar la técnica dialítica definitivamente a los 14 meses del diagnóstico (tabla 1). El grado de disfunción renal ensombrece el pronóstico de los pacientes con MM, más aún en aquellos que precisan diálisis, describiéndose menor supervivencia, mayor mortalidad a corto plazo (estimada en 4 meses), mayor susceptibilidad a infecciones, mayor estancia hospitalaria y mayor compromiso de la calidad de vida del enfermo. Por todas estas razones, clásicamente se ha contraindicado el tratamiento con altas dosis de quimioterapia y auto-TPH 5. No obstante, hoy día, en los enfermos menores de 65 años con buen estado general el tratamiento de elección es la poliquimioterapia, con esquemas que incluyen, además de la dexametasona, otros fármacos como vincristina, adriamicina y ciclofosfamida, junto con los nuevos fármacos antimielomatosos: talidomida, lenalidomida y bortezomib, seguido de auto-TPH 5,6, así como soporte de diálisis de ser necesario, ya que aumenta las posibilidades de RC en un 20-40% de los casos, con una supervivencia libre de progresión de 2,5-4 años y una supervivencia general de 4-5 años 7-9, con recuperación total o parcial del FG en un 25-58%, lo cual implica una mejoría de la supervivencia4,10. Tauro et al, al igual que otros autores, han referido que pacientes que reciben QT y auto-TPH pueden tener una recuperación parcial de la función renal con disminución de la dosis y frecuencia de diálisis, si bien son muy pocos los que pueden abandonarla definitivamente tras el tratamiento. También comunican que la recuperación parcial de la función renal se ve influida por el tipo de paraproteína (IgA e IgM tienen mayor riesgo de progresión que IgG), tiempo de evolución del MM y tiempo de evolución del fallo renal 4,10,11. Badros et al realizan el primer estudio prospectivo de pacientes con MM sometidos a auto-TPH. Refieren que los pacientes menores de 70 años con MM y fallo renal, incluso aquellos dependientes de diálisis, deben ser tratados con menores dosis de quimioterapia (melfalán 140 frente a 200 mg), disminuyendo la incidencia de efectos adversos, y que el autoTPH precoz es un tratamiento seguro, que incrementa la posibilidad de RC, de recuperación total o parcial del FG y, por tanto, la supervivencia global, aunque los resultados muestran que pasados 12 meses con insuficiencia renal, la recuperación del FG es altamente improbable4. Matsue recientemente ha publicado un estudio en relación con la reversibilidad del fallo renal dependiente de diálisis, y la relación con la concentración de cadenas ligeras. Dicho estudio considera que el tratamiento gold-standard de los pacientes con MM e insuficiencia renal debe basarse en la dexametasona a altas dosis, por su rápida respuesta, asociada con nuevos fármacos como la talidomida y el bortezomib, los cuales han mostrado gran efectividad en el tratamiento del MM asociado con deterioro del FG. En su serie, el 67% de los pacientes dependientes de diálisis prescindieron de la misma tras la administración de dexametasona y talidomida, con una estancia media en diálisis de 2 meses. El bortezomib fue utilizado con éxito como fármaco de segunda línea en 3 pacientes dependientes de diálisis, sin evidenNefrologia 2011;31(2):218-40 cartas al director Tabla 1. Evolución analítica Hemodiálisis Diálisis peritoneal PAD Fecha ERCAa TPH 23/01/09 13/05/09 15/07/09 23/09/09 21/11/09 10/12/09 24/02/10 10/03/2010 25/05/10 12/06/2010 Cr (mg/dl) 11,3 6,36 5,1 5,03 5,2 3,81 3,32 3,38 2,7 2,4 U (mg/dl) 217 104 98 80 82 94 121 110 96 89 13,9 18,4 24 20,3 26,8 29 MDRD Ca (mg/dl) 10,4 8,7 8,9 9,2 8,9 8,4 8,6 8,7 9,5 9,3 Pt (g/dl) 10,3 6,2 7,2 6,9 6,5 6,1 6,4 6,7 7 6,9 Alb(g/dl) 2,9 4,2 4 4,4 4,2 4,3 4,4 4,7 4,7 4,5 IgA (mg/dl) 7.220 24 IgG (mg/dl) 68 223 IgM (mg/dl) 0 32,2 Alfa-2 (%) 3,1 14,6 13,1 14,6 13,8 12,9 Gamma (%) 64,6 4,3 9,1 8,4 10,7 10,5 B-2-m (mg/l) 12,6 18,48 7,3 7 Lambda (g/dl) 7,2 0 0 0 0,08 0,07 0 Proteinuria (g/24 h) 0,69 0,18 0,67 Cr: creatinina; U: urea; MDRD: filtrado glomerular estimado por MDRD (poco estimable por la situación de diálisis); Ca: calcio; Pt: proteínas totales; Alb: albúmina; IgA: inmunoglobulina A; IgG: inmnoglobulina G; IgM: inmunoglobulina M; Alfa 2: globulina alfa-2; Gamma: globulina gamma; B-2-m: beta-2-microglobulina; Lambda: cadena ligera lambda. a Consulta de enfermedad renal crónica avanzada. ciarse mayores efectos adversos. También observan una mayor supervivencia en aquellos pacientes con una permanencia en diálisis menor de 4 meses, y una supervivencia a largo plazo semejante a la de aquellos pacientes sin insuficiencia renal. La recuperación del FG se relacionó, así mismo, con la disminución de la concentración sérica de las cadenas ligeras en todos los pacientes del estudio. El exceso de cadenas ligeras sintetizadas por las células mielomatosas es el principal responsable del deterioro de la función renal, al acumularse en los túbulos renales, por lo que su rápida disminución cobra importancia a la hora de recuperar la función renal12. En conclusión, se trata de un paciente de edad no avanzada (menor de 65 años), diagnosticado de MM IgA esNefrologia 2011;31(2):218-40 tadio III-B (y, por tanto, con mayor riesgo de progresión), con insuficiencia renal severa desde el momento del diagnóstico, que precisa diálisis (dato de baja supervivencia y alta morbimortalidad), con RC pero sin respuesta nefrológica a la inducción con esquema PAD y sometido a autoTPH + melfalán, que presenta una recuperación progresiva del FG a partir del año del diagnóstico, con interrupción de diálisis a los 14 meses (lo cual es un hecho excepcional en la revisión de la bibliografía médica). Por tanto, concluimos que la pauta de inducción con dexametasona más un fármaco antimielomatoso como el bortezomib, previa al autoTPH con dosis bajas de melfalán, es un tratamiento seguro y eficaz para conseguir la remisión de la enfermedad en pacientes dependientes de diálisis y esto, junto con la disminución progresiva de formación y excreción de cadenas ligeras, favorece la posibilidad de recuperar FG y mejorar la supervivencia a largo plazo. 1. García Sanz R, Mateos MV, San Miguel JF. Mieloma múltiple. Med Clin (Barc) 2007;129:104-15. 2. Greipp PR, San Miguel JF, Durie BGM, et al. International Staging System for Multiple Myeloma. J Clin Oncol 2005;23:3412-20. 3. Knudsen LM, Nielsen B, Gimsing P, et al. Autologous stem cell trasplantation in multiple myeloma: outcome in patients with renal failure. Eur J Haematol 2005;75:27-33. 4. Badros A, Balorgie B, Siegel E, et al. Results of autologous stem cell transplant in multiple myeloma patients with renal failure. Br J Haematol 201;114:822-9. 239 cartas al director 5. Blade J, Rosinol L. Renal, hematologic and infections complications in múltiple myeloma. Best Pract Res Clin Haematol 2005;18:635-52. 6. Irish AB, Winearls CG, Littlewood T. Presentation and supervival of patients with severe renal failure and myeloma. Q J Med 1997;90:773-80. 7. Bernardo J, González G, Hernández L. Tratamiento del mieloma múltiple con talidomida y dexametasona: avanzando lentamente. Med Clin (Barc) 2007;128(4):133-4. 8. Ashser A, Chanan-Khan A, Kaufman J, et al. Activity and safety of bortezomib in multiple myeloma patients with advanced renal failure: a multicenter retrospective study. Blood 2007; 109:2604-6. 240 9. Qayum A, Aleem A, Rehman A, et al. Rapid improvemente in renal function in patients with multiple myeloma and renal failure treated with bortezomib. Saudi J Kidney Dis Transpl 2010;21(1):63-8. 10. Alexanian R, Barlogie B, Dixon D, et al. Renal failure in multiple myeloma. Pathogenesis and prognostic implications. Arch Intern Med 1990;150:1693-5. 11. Tauro S, Clark FJ, Duncan N, et al. Recovery of renal function after autologous stem cell trasplantation in myeloma patients with end-stage renal failure. Bone Marrow Transplant 2002;30:471-3. 12. Matsue K, Fujiwara H, Iwama K, et al. Reversal of dialysis-dependent renal in patients with advanced multiple myeloma: single institutional experiences over 8 years. Ann Hematol 2010;89:291-7. R.M. de Alarcón Jiménez, S. Roca Meroño, G.M. Álvarez Fernández, M.A. García Hernández, M.J. Navarro Parreño, C. Jimeno Griñó, E. Zarco Pedrinaci, M. Molina Núñez Servicio de Nefrología. Hospital Universitario Santa María del Rosell. Murcia. Correspondencia: R.M. de Alarcón Jiménez Servicio de Nefrología. Hospital Universitario Santa María del Rosell. Murcia. [email protected] Nefrologia 2011;31(2):218-40 resúmenes de las Reuniones Científicas de la Sociedad Castellano Astur Leonesa de Nefrología (SCALN) XLV (Oviedo, 2008) 17 y 18 de octubre de 2008, Oviedo XLVI (Zamora, 2009) 20 y 21 noviembre de 2009, Zamora XLVII (La Granja de San Ildefonso, Segovia, 2010) 1 y 2 de octubre de 2010, La Granja de San Ildefonso, Segovia Reuniones Científicas de la Sociedad Castellano Astur Leonesa de Nefrología (SCALN) resúmenes XLV (Oviedo, 2008) 1 AFECTACIÓN RENAL POR VASCULITIS. EXPERIENCIA DE NUESTRO HOSPITAL 2 J. BALTAR SERVICIO DE NEFROLOGÍA. HOSPITAL UNIVERSITARIO CENTRAL DE ASTURIAS. OVIEDO M.J. IQUIERDO1, G. ARICETA2, G. TORRES1 SERVICIO DE NEFROLOGÍA. COMPLEJO ASISTENCIAL UNIVERSITARIO DE BURGOS. 2 NEFROLOGÍA PEDIÁTRICA. HOSPITAL DE CRUCES. VIZCAYA 1 En el riñón, la vasculitis consiste en la inflamación y necrosis que se produce en arterias, arteriolas y capilares glomerulares renales. Desde el punto de vista patogénico, el estímulo ANCA provoca la activación de los neutrófilos y la liberación de factores que activan el complemento. Por otro lado, la exposición de un Ag habitualmente oculto podría explicar la activación inmune en el síndrome de Goodpasture. La forma de presentación clínica suele ser la de una glomerulonefritis rápidamente progresiva, de evolución subaguda, que se traduce patológicamente como una glomerulonefritis necrosante focal con formación de semilunas y que pueden afectar de forma exclusiva al riñón o comportarse como una enfermedad sistémica. Diferenciamos cuatro tipos serológicos: tipo I, o enfermedad por Ac antiMBG; tipo II por inmunocomplejos; tipo III o pauciinmune (asociada generalmente a ANCA), y tipo IV, que combina Ac anti-MBG y ANCA. Presentamos un estudio retrospectivo con datos correspondientes a 45 pacientes de nuestro hospital que desarrollaron vasculitis entre 1994 y 2008. La edad media era de 64 ± 16 años, 56% hombres, la forma de presentación predominante fue síndrome general (33%) y alteraciones urinarias (31%), con creatinina sérica al ingreso de aproximadamente 4 mg/dl, anemia moderada, proteinuria inferior a 2 g/día y sedimento activo; en casi un tercio de los casos había afectación pulmonar en forma de hemoptisis o infiltrados alveolares difusos; el 53% sólo tenía afectación renal y el patrón serológico predominante era p-ANCA (47%). Se realizó biopsia renal en la mitad de los casos, muchas veces con más interés pronóstico y de cara a instaurar un tratamiento agresivo. Como tratamiento de inducción se utilizaron mayoritariamente esteroides en bolos y ciclofosfamida oral, y de mantenimiento esteroides con/sin azatioprina. Se realizó plasmaféresis en el 18% y necesitaron diálisis al ingreso el 42%. La supervivencia renal fue de 65 meses de media y estuvo condicionada por el grado de insuficiencia renal al diagnóstico y el patrón serológico. Se consiguió la remisión en el 44% de los pacientes y recidivaron el 29%. El 38% iniciaron terapia sustitutiva renal y el 29% falleció, sobre todo por sepsis. La supervivencia media del paciente fue de 92 meses, en gran parte condicionada por la afectación pulmonar. Ante la sospecha clínica se deben hacer una determinación serológica urgente (ELISA/IFI) y una biopsia renal (MO/IF) para conseguir un diagnóstico precoz, iniciar rápidamente el tratamiento y, así, mejorar el pronóstico a corto y largo plazo. 3 SÍNDROME DE ALPORT. ESTUDIO GENÉTICO M.E. PLAGARO CORDERO, S. ÁLVAREZ TURNIDOR, C. RUIZ-ZORRILLA LÓPEZ, M. DELGADO CERON, A. MOLINA SECCIÓN DE NEFROLOGÍA. HOSPITAL UNIVERSITARIO RÍO HORTEGA. VALLADOLID El síndrome de Alport (SA) fue descrito por A. Cecil Alport en 1927 y es sinónimo de neuropatía hematúrica familiar progresiva asociada con sordera. Esta enfermedad hereditaria resulta de la mutación de los genes que codifican algunas cadenas del colágeno tipo IV, causando anomalías en las membranas basales (renales, ojos, oído, epidermis) que codifican estos genes. El SA se hereda en el 85% de los casos, el 15% restante de pacientes representan casos de novo (esporádicos). En los casos familiares, la enfermedad se transmite siguiendo tres patrones de herencia: 1. SA ligado al cromosoma X: 80% de las familias, cromosoma X, gen COL 4A5. 2. SA autosómico recesivo: 19% de familias, cromosoma 2, genes COL 4A3/COL 4A4. 3. SA autosómico dominante: 1% de familias, cromosoma 2, genes COL 4A3/COL 4A4. Se ha realizado el estudio genético-molecular en los cinco miembros de una familia, en la que los progenitores y una hija son asintomáticos, no presentan antecedentes de nefropatía en generaciones anteriores y los 2 hijos hombres presentan SA. Se determina que el SA se ha transmitido ligado al cromosoma X (hombres afectados y ausencia de transmisión hombre-hombre). Se han analizado marcadores intragénicos y flanqueantes del gen COL4A5. El estudio permite concluir que los 2 hijos hombres se encuentran afectados por el SA ligado al cromosoma X; en ellos se ha identificado la mutación g. IV527+483C>T en el intrón 27 en el gen COL4A5. El estudio de ligamiento realizado a la madre indica que es portadora de SA ligado al cromosoma X; sin embargo, no presenta en sangre periférica la mutación identificada en el gen COL4A5 observada en los hombres afectados. Este resultado demostraría que la madre presenta mosaicismo, es decir, que coexisten dos poblaciones de células con distinto genotipo, las células sanguíneas sin mutación y óvulos con mutación, esto explicaría que haya transmitido la enfermedad a sus 2 hijos hombres y ella sea completamente asintomática. El padre y la hija no son portadores de SA ligado al cromosoma X. El estudio genético-molecular de SA, aplicando técnicas indirectas de análisis de ligamiento, permite identificar el patrón de herencia de la enfermedad y establecer el haplotipo de riesgo en una familia. También es útil para el diagnóstico presintomático. En el caso de individuos aislados con sospecha de SA son necesarias técnicas directas, de búsqueda directa de mutaciones en los genes implicados en el SA. ACIDEMIA METILMALÓNICA. CAUSA EMERGENTE DE ENFERMEDAD RENAL CRÓNICA La supervivencia hasta la edad adulta de individuos con acidemias orgánicas severas ha permitido identificar el fenotipo de afectación renal en dichas patologías. La acidemia metilmalónica (AMM) (#25100, cromosoma 6p21) es una enfermedad autosómica recesiva, producida por un error congénito en el metabolismo del ácido propiónico en el hígado, que genera una acumulación plasmática del ácido metilmalónico, responsable de una nefropatía túbulo-intersticial crónica, que evoluciona al fallo renal terminal. La incidencia de la AMM se estima en torno a 1/50.000-1/80.000 nacimientos. La forma sensible al tratamiento con vitamina B12 es causada por el déficit de la coenzima 5-deoxiadenosil-cobalamina, y es posible mantener un nivel óptimo de ácido metilmalónico en plasma con dicho tratamiento. La forma severa de la enfermedad, debida a la disfunción del apoenzima metilmalonil-CoA mutasa, produce la acumulación plasmática de ácido metilmalónico, que conduce a fallo renal terminal de forma inexorable. Es esta última forma en la que se plantea como única opción terapéutica, aunque no curativa, el trasplante renal o hepatorrenal. En la tabla 1 exponemos los casos de 3 pacientes afectados de AMM, dos de ellos con formas severas y enfermedad renal crónica (pacientes 1 y 2), en uno de los casos terminal (paciente 1), y otro sensible al tratamiento con vitamina B12 con función renal normal (paciente 3). Se quiere mostrar, mediante este ejemplo, cómo los avances en el diagnóstico y en el tratamiento de las enfermedades congénitas han permitido que un número creciente de pacientes pediátricos alcancen la edad adulta, manifestándose en ese momento la enfermedad renal. Representan así un reto emergente para los especialistas de adultos. ■ Tabla 1 4 INCIDENCIA DE DISFUNCIÓN TIROIDEA EN PACIENTES EN DIÁLISIS Y SU RELACIÓN CON LA NUTRICIÓN E INFLAMACIÓN M.J. FERNÁNDEZ REYES1, R. SÁNCHEZ1, P. TAJADA2, L. GARCÍA3, M. HERAS1, P.J. IGLESIAS4, MC GARCÍA ARÉVALO2, A. MOLINA1, A. RODRÍGUEZ1. 1 SERVICIO DE NEFROLOGÍA. HOSPITAL GENERAL DE SEGOVIA. 2 SERVICIO DE ANÁLISIS CLÍNICOS. HOSPITAL GENERAL DE SEGOVIA. 3 SERVICIO DE FARMACIA. HOSPITAL GENERAL DE SEGOVIA. 4 SERVICIO DE ENDOCRINOLOGÍA. HOSPITAL RAMÓN Y CAJAL, MADRID. Introducción: Un alto porcentaje de pacientes en diálisis presentan niveles séricos disminuidos de triiodotironina libre (T3L) y se han mostrado como predictores de mortalidad tanto en hemodiálisis (HD) como en diálisis peritoneal (DP). La disminución de T3L en pacientes en diálisis podría ser un marcador de malnutrición y/o inflamación o estar asociada a la insuficiencia renal crónica (IRC) y/o a la técnica de diálisis. Objetivo: Evaluar la incidencia de disfunción tiroidea en un grupo de pacientes en diálisis y analizar su relación con diferentes parámetros de malnutrición e inflamación. Pacientes y métodos: Incluimos en el estudio a 43 pacientes estables en diálisis (32 HD y 11 DP). Once pacientes fueron posteriormente excluidos (4 por enfermedad tiroidea conocida previamente y 7 por toma de fármacos que pueden afectar a la función tiroidea). Durante el estudio en cada paciente se realizaron: encuesta dietética, medidas antropométricas, bioimpedancia eléctrica con análisis vectorial (BIVA), medida de inflamación por proteína C-reactiva (PCR) y determinaciones de parámetros bioquímicos relacionados con el estado nutricional. Se cuantificaron el Kt/V y la tasa de catabolismo proteico (nPCR). El análisis estadístico se hizo usando un SPSS 11.0. Resultados: Analizamos los resultados de 32 pacientes (24 HD y 8 DP), con una media de edad de 71,2 ± 11,7 años; 46,9% hombres; 15,6% diabéticos; media de tiempo en diálisis 47 ± 43 meses. La media de los valores de las hormonas tiroideas fue: tirotropina (TSH) 2,2 ± 1,5 µU/ml (N: 0,4-5,0), T4 libre (T4L) 14,7 ± 2,3 pmol/l (N: 11,0-23,0) y T3L 3,94 ± 0,70 pmol/l (N: 3,95-6,80). Sólo 2 pacientes (6,3%) mostraron niveles de T4L bajos y otros 2 pacientes, aumento de TSH, mientras que 17 pacientes (53,1%) presentaron niveles bajos de T3L. No encontramos ninguna correlación entre los niveles de T3L, T4L y TSH. La T3L tampoco se correlacionó con el pH, la ingesta calórica o proteica o de selenio. Sin embargo, sí encontramos correlación entre los niveles de T3L y la inflamación/nutrición medido por: 1) parámetros bioquímicos: prealbúmina (r = 0,43; p = 0,023); transferrina (r = 0,42; p = 0,27); PCR (r = –0,35; p = 0,07), e insulin grown factor 1 (r = 0,4; p = 0,035), y 2) datos antropométricos: índice de masa corporal (IMC) (r = 0,49; p = 0,007); circunferencia del brazo (CB) (r = 0,65; p = 0,000) y circunferencia muscular del brazo (r = 0,79; p = 0,000). Los niveles de T3L también se correlacionaron con parámetros de BIVA como: ángulo de fase (r = 0,58; p = 0,001), porcentaje de masa muscular (r = 0,50; p = 0,007) y porcentaje de masa celular (r = 0,54; p = 0,03), pero no con ningún dato relacionado con la grasa corporal. Conclusión: La mitad de los pacientes en diálisis tienen niveles séricos disminuidos de T3L. Los niveles de T3L se correlacionan fundamentalmente con parámetros de malnutrición medida por pérdida de masa muscular y celular e inflamación. s3 resúmenes Reuniones Científicas de la Sociedad Castellano Astur Leonesa de Nefrología (SCALN) XLV (Oviedo, 2008) 5 NEFROPATÍA INTERSTICIAL AGUDA POR HIPERSENSIBILIDAD C. ALLER APARICIO, B. FERNÁNDEZ CARBAJO, M.V. GUIJARRO ABAD SERVICIO DE NEFROLOGÍA. HOSPITAL CLÍNICO UNIVERSITARIO. VALLADOLID Presentamos el caso de un paciente hombre de 61 años, con antecedentes personales de HTA, dislipemia, hiperuricemia, EPOC y ERC (creatinemia en torno a 1,8 mg/dl), historia de ACV isquémico e infartos lacunares crónicos, vasculopatía periférica, miocardiopatía dilatada, FA crónica persistente y exfumador importante. Acude al servicio de urgencias de nuestro hospital por presentar fiebre de hasta 38,2 ºC, exantema cutáneo generalizado eritemato-papuloso muy pruriginoso una semana después de iniciar tratamiento con alopurinol y coincidiendo además con la toma de amoxicilina por un proceso catarral. No presentaba otro síntoma acompañante. A su llegada, su analítica evidencia aumento de productos nitrogenados y leucocitosis, aunque sin neutrofilia, así como hiponatremia e hiperpotasemia asintomáticas. Es diagnosticado, pues, en un primer momento de ERC reagudizada a estudio con síndrome febril asociado de origen no filiado y de reacción de hipersensibilidad aguda. Se suspenden tanto el alopurinol como la amoxicilina, se realizan cultivos en orina, sangre, heces, estudio inmunológico completo, EKG, y radiografía de tórax, siendo todo ello normal, y ecografía abdominal que evidencia riñones con quistes corticales pero de tamaño, ecoestructura y morfología normal, HBP, esteatosis hepática y hemangioma hepático, por lo que el paciente fue tratado en un principio con sueroterapia y tratamiento conservador para corrección de su ionograma. A pesar de estas medidas, persistían tanto el fracaso renal como la toxicodermia y al tercer día de ingreso en nuestra unidad apreciamos una eosinofilia en sangre del 23%. Repasando sus analíticas desde el ingreso, 3 días antes, habían experimentado un aumento progresivo de la misma (5-7-9-23%). Esto nos hizo pensar que se tratara de una nefropatía intersticial por hipersensibilidad. Debido al cuadro dérmico tan severo que presentaba el paciente desestimamos la realización de biopsia renal que lo confirmase e iniciamos tratamiento con corticoides en pauta descendente iniciando la pauta con una dosis de 45 mg/día, durante casi 3 semanas y respondió espectacularmente, ya que remitió el cuadro dérmico por completo y también se normalizó la función renal. Posteriormente en nuestra consulta el paciente mantiene creatinemias de 1,6-1,7 mg/dl, pero no aparece positividad al alopurinol ni a la amoxicilina ni a ningún otro medicamento en las pruebas alérgicas realizadas y como dato nuevo aparece en una ecografía y TAC abdominal un aneurisma de aorta abdominal que abarca región infrarrenal con placas de ateroma en aorta, entrada de arterias renales y arteria ilíaca derecha, por lo que nos planteamos que el cuadro expuesto anteriormente hubiese sido realmente una ateroembolia renal, pero por los hallazgos analíticos, los signos clínicos del paciente y la buena respuesta al tratamiento se descartó dicha opción. s4 6 RESOLUCIÓN COMPLETA DE UNA PROTEINURIA EN RANGO NEFRÓTICO EN UN PACIENTE CON UN PROLACTINOMA GIGANTE TRATADO CON CABERGOLINA M. HERAS, P. IGLESIAS1, M.J. FERNÁNDEZ-REYES, R. SÁNCHEZ, M.J. JIMÉNEZ2, H. MUÑOZ2, P. TAJADA2, J. DUARTE3 SERVICIOS DE NEFROLOGÍA, 1 ENDOCRINOLOGÍA, 2 BIOQUÍMICA, 3 NEUROLOGÍA. HOSPITAL GENERAL. SEGOVIA Describimos por primera vez el caso de una proteinuria en rango nefrótico controlada adecuadamente con agonistas dopaminérgicos. Se trata de un hombre de 40 años de edad estudiado por proteinuria nefrótica asintomática persistente a pesar de recomendaciones higiénico-dietéticas y tratamiento con inhibidores de la enzima de conversión. La biopsia renal no mostró cambios histopatológicos. En el seguimiento posterior se detectó casualmente un prolactinoma gigante con cifras extremadamente elevadas de prolactina (PRL). Tras instaurar tratamiento con cabergolina se consiguió una reducción llamativa de los niveles de PRL sérica y de la masa tumoral y, sorprendentemente, la desaparición de la proteinuria. Se discuten los posibles mecanismos patogénicos de la proteinuria que podría corresponder a PRL en orina (prolactinuria) o bien a otra proteína relacionada con el tumor. Los resultados del presente caso nos obligan a considerar la necesidad de descartar la presencia de un adenoma hipofisario productor de PRL en aquellos casos de proteinuria de etiología no filiada y refractaria al tratamiento convencional. El adecuado control de la hipersecreción hormonal con tratamiento farmacológico específico contribuiría a evitar la progresión de la nefropatía. Reuniones Científicas de la Sociedad Castellano Astur Leonesa de Nefrología (SCALN) resúmenes XLVI (Zamora, 2009) 1 UTILIDAD DE LOS MARCADORES CARDÍACOS EN DIÁLISIS PERITONEAL 2 J.E. SÁNCHEZ, C. RODRÍGUEZ, I. GONZÁLEZ, A. FERNÁNDEZ-VIÑA, M. NÚÑEZ, B. PELÁEZ UNIDAD DE DIÁLISIS PERITONEAL. ÁREA DE GESTIÓN DE NEFROLOGÍA Y METABOLISMO ÓSEO Y MINERAL. HOSPITAL UNIVERSITARIO CENTRAL DE ASTURIAS. OVIEDO SÍNDROME NEFRÓTICO EN UNA MUJER JOVEN B. GARCÍA LÓPEZ1, M. HERAS2, R. SÁNCHEZ2, A. SAIZ3, M.J. FERNÁNDEZ-REYES2, A. MOLINA2, F. ÁLVAREZ-UDE2 1 SERVICIO DE MEDICINA INTERNA. 2 SERVICIO DE NEFROLOGÍA. HOSPITAL GENERAL DE SEGOVIA. 3 SERVICIO DE ANATOMÍA PATOLÓGICA. HOSPITAL RAMÓN Y CAJAL. MADRID Presentamos el caso de una mujer con un síndrome nefrótico severo por amiloidosis AA. Dados los antecedentes familiares de nefropatía, su lugar de procedencia y la amiloidosis secundaria se llevó a cabo un estudio genético, el cual mostró la presencia de mutaciones M680I y M694V en heterocigosis en el gen MEFV asociada a la fiebre mediterránea familiar. Por la severidad de la proteinuria que presentaba la paciente al diagnóstico, el deterioro de función renal, así como la intolerancia a fármacos antiproteinúricos, instauramos tratamiento con colchicina e infliximab. La evaluación de este tratamiento combinado al cabo de un año muestra una respuesta parcial: mejoría clínica y de la función renal, así como una estabilización de la proteinuria. M.L. ÁLVAREZ ALEJANDRE1, C. ROSADO RUBIO1, R. LÓPEZ DE LA FUENTE2, J.L. LERMA1, P. MARTÍN ESCUER3, T. GARCÍA GARRIDO1 1 SERVICIO DE NEFROLOGÍA. HOSPITAL UNIVERSITARIO DE SALAMANCA. 2 CENTRO DE SALUD SANTA ELENA. ZAMORA. 3 SERVICIO DE NEFROLOGÍA. COMPLEJO ASISTENCIAL DE PALENCIA. La albuminuria y la proteinuria forman parte de los marcadores más precoces del daño vasculorrenal e influyen en el deterioro progresivo de los órganos diana, producido por los factores de riesgo cardiovascular. En nuestro medio, el envejecimiento poblacional y la nefropatía diabética son dos importantes factores de riesgo de progresión a insuficiencia renal crónica, por tanto, la proteinuria y la microalbuminuria tienen un valor diagnóstico y pronóstico adicional en estos casos. Los inhibidores del sitema renina-angiotensina-aldosterona (SRAA), IECA y/o ARA II, son eficaces para disminuir la proteinuria, sin embargo, a veces estos fármacos resultan insuficientes para controlarla adecuadamente, así como para mantener la presión arterial en un rango óptimo, presentando además importantes efectos secundarios. Últimamente han aparecido nuevos fármacos, como los inhibidores de la renina y los antagonistas de la aldosterona, que pueden aportar un control adicional de la proteinuria y los demás factores de riesgo vascular, al actuar directamente sobre la renina y la aldosterona. Presentamos un estudio en el que probamos fármacos que bloquean el SRAA a distintos niveles, para valorar el comportamiento de la proteinuria y la microalbuminuria como objetivos primarios. Además, comparamos con los distintos tratamientos otros importantes parámetros, como función renal, presión arterial, índice de masa corporal y potasemia, en pacientes ancianos diagnosticados en su mayoría de: diabetes mellitus, hipertensión arterial, obesidad e insuficiencia renal crónica. Demostramos que la optimización del bloqueo del sistema renina-angiotensinaaldosterona con nuevos fármacos como los inhibidores directos de la renina o los fármacos antialdosterónicos tiene un efecto positivo al disminuir la proteinuria, lo que favorece la renoprotección y mejora el control de la presión arterial. Introducción: El NT-proBNP y la troponina Ic son marcadores de disfunción miocárdica y morbimortalidad cardiovascular, que se ven influidos por la función renal y por la sobrecarga de volumen. Su caracterización en los pacientes en programas de diálisis peritoneal (DP) no está claramente definida. Objetivos: Determinar los niveles de NT-proBNP en sangre, orina y efluente peritoneal y analizar su correlación con la troponina Ic y con datos clínicos y ecocardiográficos. Metodos: Estudio descriptivo en una cohorte de pacientes en DP, tanto por enfermedad renal crónica (ERC) como por insuficiencia cardíaca refractaria a diuréticos (IC). Se recogieron datos clínicos, parámetros de eficacia de diálisis y se realizó un ecocardiograma al conjunto de pacientes en DP en nuestra unidad. Se determinó además el NT-proBNP en sangre, orina y efluente peritoneal, analizando sus correlaciones. Resultados: Se incluyeron en el estudio a 65 pacientes (54 de ellos por ERC y el resto por IC). El NT-proBNP en sangre estaba más elevado en los pacientes con ERC que en aquellos con IC (10.153 ± 16.690 frente a 7.988 ± 7.494 pg/ml; p <0,001). Los pacientes con problemas renales que habían sufrido algún episodio de insuficiencia cardíaca congestiva tenían unos niveles de NT-proBNP más elevados que los que no lo padecieron (5.127 ± 10.107 frente a 18.228 ± 21.620 pg/ml; p <0,001). El NT-proBNP se correlaciona con la función renal residual (r: –0,478, p = 0,005), con la fracción de eyección (r: –0,821; p = 0,024) y con el índice de masa del ventrículo izquierdo (r = 0,274; p = 0,018) en el total de pacientes, y con el aclaramiento peritoneal de creatinina y el volumen de diuresis (r: –0,447; p = 0,010 y r: –0,479; p = 0,006, respectivamente) en los pacientes con problemas renales. En los pacientes con ERC, el NT-proBNP se elimina mayoritariamente por la orina (76%), mientras que en aquellos con IC lo hace por el efluente peritoneal (65%). Los niveles plasmáticos de NT-proBNP y de troponina Ic están íntimamente correlacionados (r = 0,886; p < 0,001). Conclusiones: A pesar de eliminarse por orina y efluente peritoneal, el NT-proBNP plasmático se mantiene elevado en los pacientes en DP y se asocia con la función miocárdica de la misma forma que la troponina. Su determinación en orina y en el efluente peritoneal puede tener las mismas aplicaciones clínicas que en la sangre. 3 NEFROPATÍA Y PROTEINURIA 4 CONCORDANCIA ENTRE DIFERENTES MÉTODOS DE ESTIMACIÓN DEL FILTRADO GLOMERULAR EN ANCIANOS M. HERAS1, M.J. FERNÁNDEZ-REYES1, M.T. GUERRERO2, R. SÁNCHEZ1, A. MOLINA1, A. RODRÍGUEZ1, F. PRADO2, F. ÁLVAREZ-UDE1 1 SERVICIO DE NEFROLOGÍA Y 2 SERVICIO DE GERIATRÍA. HOSPITAL GENERAL DE SEGOVIA Introducción: El filtrado glomerular (FG) es el marcador de función renal más aceptado. Su cálculo exacto no se hace habitualmente en la clínica. Para su estimación se han desarrollado diversos métodos: aclaramiento de creatinina (CCr) o con fórmulas derivadas de la creatinina sérica (Crs). En este trabajo analizamos la concordancia del FGe con diferentes métodos. Pacientes y métodos: Estudio transversal entre enero-abril de 2006, de 32 ancianos estables, edad > _69 años, valorados en una consulta de nefrología general. El FGe se calcula con CCr (se considera gold standard), Cockcroft-Gault (CG) y Modification of Diet in Renal Disease (MDRD). Utilizamos comparación de medias (U de Mann-Whitney), coeficiente de correlación de Sperman y la concordancia entre los diferentes métodos se hace con el coeficiente kappa. Resultados: La media ± DE global de FGe por CCr: 36,14 ± 16 ml/min (rango 11,7569,6); CG: 37,02 ± 16 ml/min (rango 13,3-72,3) y MDRD: 45,52 ± 16 ml/min (rango 19,2-75,36). Las variaciones en el FGe al comparar los métodos son: CCr frente a MDRD: –9,37 ml/min (IC95%: –13,85, –4,9); CCr frente CG: –2,54 ml/min (IC95%: –6,95, 1,80); MDRD frente CG: 9,0 ml/min (IC95%: 5,96, 12). El grado de correlación entre el gold standard (CCr) y las fórmulas mátemáticas derivadas de la Crs es para MDRD: r = 0,74 (p <0,001) y para CG: r = 0,77 (p <0,001). El valor kappa de CCr con CG es 0,44 y CCr con MDRD es 0,35. En la clasificación por estadios de enfermedad renal crónica encontramos discrepancias en el porcentaje de pacientes según el método: en estadio 5 (FGe <15 ml/min) por CCr un 9,37%, por CG un 13,67% y ningún paciente por MDRD. Conclusiones: En la estimación de la función renal en el anciano, los niveles de FGe pueden variar en un mismo paciente, según el método empleado: dado el grado de concordancia del CG con el CCr, puede ser preferible el uso de esta fórmula matemática frente al MDRD. s5 resúmenes Reuniones Científicas de la Sociedad Castellano Astur Leonesa de Nefrología (SCALN) XLVI (Zamora, 2009) 5 LA HIPERTENSIÓN ARTERIAL (HTA) COMO CAUSA DE ENFERMEDAD RENAL CRÓNICA (ERC). SEGUIMIENTO A LO LARGO DE 15 AÑOS N.S. JABARY, A. HAMBARDZUMYAN, M.V. GUIJARRO, B. HERNÁNDEZ, A. ORDEAN, F. HERRERA, A. COCA UNIDAD DE HIPERTENSIÓN ARTERIAL. SERVICIO DE NEFROLOGÍA. HOSPITAL CLÍNICO UNIVERSITARIO. VALLADOLID Introducción: La prevalencia de la ERC en España es del 9,2%, alcanzando el 21,3% en los estadios 3 y 4 y hasta un 32% en los hipertensos. La asociación de HTA y ERC es una constante, siendo la HTA la segunda causa de la ERC tras la diabetes mellitus. El término nefroangioesclerosis se aplica a la enfermedad renal secundaria a la HTA. Objetivo: Determinar el desarrollo de de ERC en pacientes con hipertensión esencial seguidos en la Unidad de Hipertensión del Hospital Clínico Universitario de Valladolid a lo largo de los últimos 15 años. Material y métodos: En un estudio retrospectivo, se analiza la proporción de pacientes con hipertensión esencial que desarrollan ERC, según los criterios clínicos que definen la nefroangioesclerosis. Todos los pacientes fueron sometidos a un protocolo para establecer el diagnostico etiológico, determinar la presencia de lesiones de órganos diana, así como de factores de riesgo acompañantes. El diagnostico de nefroangioesclerosis se basó en hallazgos clínicos (sin biopsia renal). La enfermedad renal fue definida como una elevación de las cifras de creatinina plasmática > _1,4 mg% en las mujeres y de > _11,5 mg% en los hombres. Resultados: 2.535 hipertensos fueron estudiados y seguidos durante los últimos 15 años en la Unidad de HTA del Hospital Clínico de Valladolid: 1.146 hombres (45,2%) y 1.389 mujeres (54,8%). La edad media fue de 57,1 ± 18,36 años; 2.090 reunían los criterios clínicos de HTA esencial (82%), 6,9% de HTA nefrogénica y el resto fueron diagnosticados de causas endocrinas, secundarias a toma de fármacos o de HTA de bata blanca. De todos los hipertensos esenciales, sólo 60 pacientes (2,9%) cumplían los criterios clínicos de nefroangioesclerosis, y de éstos, sólo 8 pacientes (0,38%) evolucionaron hacia la enfermedad renal crónica terminal y precisaron tratamiento sustitutivo. Conclusión: El número de pacientes con hipertensión esencial que desarrollan enfermedad renal crónica es muy bajo. La falta de estudio biópsico sobrevalora el diagnóstico de nefroangioesclerosis. 7 COMPLICACIONES DE LOS CATÉTERES TUNELIZADOS PARA HEMODIÁLISIS EN EL COMPLEJO HOSPITALARIO DE ZAMORA C. ESCAJA, B. ANDRÉS, S. ÁLVAREZ, J. DIEGO, A. GONZÁLEZ, H. SANTANA, H. DÍAZ, J. GRANDE SECCIÓN DE NEFROLOGÍA. COMPLEJO HOSPITALARIO DE ZAMORA Introducción: Los catéteres venosos centrales para hemodiálisis (HD) aparecen en los años setenta. Surgen como necesidad de buscar un acceso vascular en aquellos pacientes en los que la realización de un acceso arteriovenoso no es posible. En Estados Unidos el 60-70% de los pacientes inician HD con catéter tunelizado (CT) y en España se alcanzan cifras similares en algunos centros o zonas geográficas, dependiendo del desarrollo de la cirugía vascular y de la edad de los pacientes. Objetivo: Determinar las indicaciones, complicaciones y seguimiento de los pacientes con CT en nuestro complejo hospitalario desde su inicio el 24 de noviembre de 2006 hasta el 1 de noviembre de 2009 (27 meses). Material y métodos: Se han colocado 36 CT con un seguimiento completo a 34, dos se trasladaron a otras provincias y con una permanencia media: 11,07 meses. La edad media de los pacientes fue de 68 años y la localización fue: 33 en la yugular interna (vía retroclavicular) y uno en la subclavia derecha. Los CT nunca fueron la primera opción en nuestros pacientes y se colocaron 22 (64,7%) tras fístulas arteriovenosas (FAVI) fracasadas (falta de accesos venosos), en 9 (26%) por inicio de HD en lista de espera de FAVI y en 3 (8,82%) por inicio de HD antes de maduración de FAVI. Resultados: Infecciones en 3 casos (8,87%), y fallecieron 2 pacientes (66% infecciones, 6% del total). Cambio por malfuncionamiento: 4 (11,7%). Trombosis venosas: 0. Complicaciones derivadas de la técnica de inserción: 0. Conclusiones: Los CT son una buena opción para los pacientes sin acceso vascular en nuestro medio, ya que presentan pocas complicaciones, siendo la más frecuente la infección. s6 6 PARATIROIDECTOMÍA: HIPERPARATIROIDISMO PRIMARIO FRENTE A HIPERPARATIROIDISMO SECUNDARIO J. GÓMEZ BARQUERO1, E. GUERRERO MARTÍNEZ2, I. ALONSO CASTAÑEIRA3, V. OVIEDO GÓMEZ4, J. SAN JOSÉ ALONSO1, E. HERNÁNDEZ GARCÍA4, L. SÁNCHEZ GARCÍA4, P. MARTÍN ESCUER4, J. MARTÍN GAGO4, F. SOUSA PÉREZ4, J.M. MONFÁ BOSCH4 1 SERVICIO DE MEDICINA INTERNA. 2 SERVICIO DE ENDOCRINOLOGÍA. 3 SERVICIO DE ORL. 4 SERVICIO DE NEFROLOGÍA. COMPLEJO ASISTENCIAL DE PALENCIA. HOSPITAL RÍO CARRIÓN. PALENCIA Objetivo: Analizar el tratamiento quirúrgico del hiperparatiroidismo (HPT), su analítica preoperatoria y postoperatoria y la evolución en el Complejo Asistencial de Palencia. Material y métodos: Se realiza un estudio observacional retrospectivo evaluando los historiales clínicos de los pacientes intervenidos por HPT en el servicio de ORL entre los años 2001 y 2008; 31 pacientes (12 hombres y 19 mujeres): 23 con HPT primario (1.º) (18 del servicio de endocrinología y cinco del servicio de nefrología en estudio de litiasis), 7 con HPT secundario (2.º) y uno con HPT terciario (3.º) (2 casos trasplantados, 2 ERCA, 2 en diálisis peritoneal y 2 en hemodiálisis), todos ellos del servicio de nefrología. Las edades estaban comprendidas entre 33 y 74 años (59 ± 10). Se recogen datos clínicos y analíticos previos a la cirugía, tipo de cirugía, función paratiroidea posquirúrgica, recurrencias y complicaciones. Resultados: Analítica prequirúrgica: calcemia de 11,6 ± 1,03 mg/dl en los HPT 1.º y de 10,6 ± 1,6 en los HPT 2.º. Calciuria de 372 ± 163 mg/24 horas en los HPT 1.º y 328 ± 266 en los HPT 2.º. Fosfatemia 2,48 ± 0,63 en los HPT 1.º y 3,47 ± 1,82 en los HPT 2.º. PTH mediana 201 ± 135 ng/dl en los HPT 1.º y en los HPT 2.º 1.183 ± 732. Vitamina D 22,6 ± 9,2 ng/ml, 1,25 vitamina D 44 ± 22 ng/ml. Exploración clínica cervical: normal 52,2% de los HPT 1.º y en 57,7% de los HPT 2.º, bocio asociado 26,1% de los HPT 1.º y 28,6% de los HPT 2.º, nódulo cervical anterior 21,7% en los HPT 1.º y 14,3% de los HPT 2.º. Eco cervical: nódulos tiroideos 68,2% de los HPT 1.º y en 42,9% de los HPT 2.º; nódulos paratiroideos en 18,9% de los HPT 1.º. Tamaño de los nódulos 1,97 ± 1 en HPT 1.º y 5,5 ± 4,9 en los HPT 2.º; gammagrafía MIBI: captación de una única paratiroides 91,3% en los HPT 1.º y 28,6% en HPT 2.º, captación difusa 8,7% en HPT 1.º y 57,1% en HPT 2.º, sin captación 14,3% de los HPT 2.º. Localización de la captación: inferior izquierda 47,8% en los HPT 1.º y 57,1% de los HPT 2.º, inferior derecha 43,5% de los HPT 1.º y 42,9% de los HPT 2.º, y superior derecha 8,7%. Tipo de cirugía: adenomectomía paratiroidea 56,5% en los HPT 1.º y 50% en los HPT 2.º, resección 2/3 paratiroides 43,5% en los HPT 1.º y 50% en los HPT 2.º. Anatomía patológica: 60,9% adenomas solitarios en los HPT 1.º y 14,3% en los HPT 2.º, hiperplasia de células claras 39,1% en los HPT 1.º y 71,4% de los HPT 2.º. Analítica postoperatoria: calcio iónico 1,2 ± 0,18 mg/dl en los HPT 1.º y 1,13 ± 0,12 en los HPT 2.º, calcio iónico )1 mg/dl en 4 casos, hipotiroidismo en 3 casos. Recurrencia (hipercalcemia al año poscirugía) 12,9% (4 casos del servicio de nefrología, asociados a HPT 2.º). Lesión del nervio recurrente en un caso procedente del servicio de nefrología (3,2%). Discusión: La cirugía consigue un éxito global del 87,1% (100% en HPT 1.º), presentando hipotiroidismo posquirúrgico el 16,1% (todos HPT 1.º) y lesión del nervio recurrente del 3,2% (en HPT 2.º), porcentaje similar a otras series. Sin embargo, la hipocalcemia mantenida (34,5%) aparece en cuantía superior a lo referido en la bibliografía (1-4%). Reuniones Científicas de la Sociedad Castellano Astur Leonesa de Nefrología (SCALN) resúmenes XLVII (La Granja de San Ildefonso, Segovia, 2010) 1 BIOPSIA RENAL: COMPLICACIONES Y RENDIMIENTO DIAGNÓSTICO EN EL HOSPITAL UNIVERSITARIO RÍO HORTEGA (HURH) DE VALLADOLID 2 M.I. ACOSTA1, J. QUISPE1, M. DELGADO1, A. RODRIGO2, A. ACEBAL2, F. RODRÍGUEZ2, A. MOLINA3 1 MIR DE NEFROLOGÍA. 2 ADJUNTO DE NEFROLOGÍA. 3 JEFE DE SECCIÓN DE NEFROLOGÍA. HOSPITAL UNIVERSITARIO RÍO HORTEGA.VALLADOLID M. HERAS1, A.SAIZ2, R. SÁNCHEZ1, M.J. FERNÁNDEZ-REYES1, A. MOLINA1, M.A. RODRÍGUEZ1, F. ÁLVAREZ-UDE1 1 SERVICIO DE NEFROLOGÍA. HOSPITAL GENERAL DE SEGOVIA. 2 SERVICIO DE ANATOMÍA PATOLÓGICA. HOSPITAL RAMÓN Y CAJAL. MADRID Introducción: La biopsia es una herramienta fundamental en el diagnóstico, pronóstico y tratamiento de las enfermedades renales. Las complicaciones se dividen en mayores (aquellas que precisan una intervención radiológica, quirúrgica o transfusional) y también entran en esta categoría aquellas que cursan con fracaso renal agudo, obstrucción renal, septicemia, nefrectomía o muerte atribuible a la biopsia. Las menores se resuelven espontáneamente sin intervenciones terapéuticas específicas. El informe del servicio de anatomía patológica define si una muestra es adecuada o inadecuada para diagnóstico. Objetivo: Revisar el número y tipo de complicaciones que se han reflejado en los informes de alta de pacientes a los que se les realizó biopsia renal en los últimos 10 años y cuantificar las muestras informadas como «inadecuadas» por el servicio de anatomía patológica de nuestro hospital en este mismo período. Materiales y métodos: Estudio observacional retrospectivo de las historias clínicas e informes de anatomía patológica de 94 pacientes a los que se les realizó biopsia de riñón nativo en el HURH de Valladolid entre enero de 2000 y agosto de 2010, sin criterios de exclusión. La distribución por sexos es de 47 hombres y 47 mujeres, con un promedio de edad de 52,2 años (rango 9-83). Las biopsias fueron percutáneas, ecoguiadas en tiempo real con aguja automática 16 o 18G, menos tres que fueron realizadas por lumboscopia. Resultados: Presentaron complicaciones 17 pacientes (18,1%), siendo el hematoma perirrenal la más frecuente (10,6%), seguido por la hematuria macroscópica (8,5%) y el dolor en el sitio de punción (8,5%); 6 pacientes presentaron 2 o 3 complicaciones simultáneas. Hubo una sola complicación mayor (1,06%) con hematuria, hipotensión y hematoma perirrenal que requirió ingreso en UCI y tratamiento con transfusiones. No se presentaron complicaciones en las guiadas por lumboscopia. No hubo ninguna nefrectomía ni muertes. Con respecto a las muestras inadecuadas tuvimos 13 casos (13,8%), 2 de los cuales tienen diagnóstico anatomopatológico: nefritis lúpica (con la clasificación de la OMS) y glomerulonefritis membranosa interrogada. No existe unanimidad sobre el número de glomérulos para declarar una muestra como inadecuada y algunos informes ni siquiera reflejan el número. Obtuvimos un rendimiento diagnóstico del 88,3% (en las biopsias por vía laparoscópica el rendimiento fue del 100%). Se repitieron 4 biopsias (4,26%) por muestra inadecuada. Conclusiones: Cuando se plantee la realización de una biopsia renal se deben evaluar siempre los riesgos frente a los beneficios, ya que es un procedimiento con riesgo de complicaciones que pueden llegar a ser graves, e incluso puede causar la muerte. La obtención de material histológico de riñones nativos es una técnica invasiva que requiere un período de observación después del procedimiento para detectar y tratar posibles complicaciones. Creemos que cuando se informe de que una muestra es inadecuada para su diagnóstico se debería repetir la biopsia, ya que la indicación inicial persiste. La vía laparoscópica es una alternativa cuando la vía percutánea está contraindicada, tiene las ventajas de ofrecer un alto rendimiento diagnóstico y de ser segura. Para obtener el máximo rendimiento sería ideal contar con nefropatólogos para la interpretación de las biopsias renales y técnicas como la microscopia electrónica. 3 SITUACIÓN FUNCIONAL Y MENTAL EN PACIENTES ANCIANOS CON DIFERENTES GRADOS DE FUNCIÓN RENAL M.T. GUERRERO1, M. HERAS2, A. MUÑOZ1, M.C. MACÍAS1, F. PRADO1, E. RIDRUEJO1, R. RODRÍGUEZ1, L. DE MIGUEL1, C. CENTENO2 1 SERVICIO DE GERIATRÍA. 2 SERVICIO DE NEFROLOGÍA. HOSPITAL GENERAL DE SEGOVIA Introducción: Pocos estudios han valorado la situación funcional y mental de los ancianos con enfermedad renal crónica (ERC) no dializados. Objetivos: Conocer la situación funcional y mental de una cohorte de ancianos con diferentes grados de función renal. Pacientes y métodos: Pacientes: Se incluyeron 54 pacientes ancianos, clínicamente estables, 14 hombres (25,9 %) y 40 mujeres (74,1%), procedentes de las consultas externas de geriatría y de nefrología. Se establecieron dos grupos en función de los niveles de creatinina sérica (Crs): grupo 1 (n = 29) con Crs ≤1,1 mg/dl (edad media: 79,9 ± 6 años) y grupo 2 (n = 25) con Crs >1,1 mg/dl (edad media: 84,04 ± 6 años). Métodos: Estudio transversal de pacientes ancianos desde enero hasta abril de 2008. Se recogieron los datos demográficos, y analíticos de función renal (urea y creatinina), antecedentes personales de enfermedad vascular y tipo de tratamiento farmacológico antihipertensivo. Se calculó el filtrado glomerular (FG) mediante la fórmula (MDRD). Se tomaron datos de la situación funcional mediante el índice de Barthel (IB) y mental aplicando el Mini Examen Cognoscitivo de Lobo (MEC). Análisis estadístico: Medias ± DE y proporciones para describir los datos. Se utilizó la prueba de la Chi cuadrado para la comparación de medias de variables cualitativas. Para establecer correlaciones usamos el coeficiente de correlación de Spearman. Se aplicó la prueba de la t para muestras independientes. La estadística se hace con el programa estadístico SPSS 11.0. Significación del 95%. Resultados: No hubo diferencias significativas en cuanto a comorbilidad vascular ni tratamiento antihipertensivo. Los pacientes del grupo 2 eran significativamente más ancianos (84,04 ± 6 frente a 79,9 ± 6; p = 0,026). El MDRD del grupo 1 fue 61,75 ± 11 y del grupo 2: 41,37 ± 10 (p = 0,000). Los pacientes del grupo 1 tienen un IB: 75,51 ± 32 y un MEC: 25,20 ± 9 y los del grupo 2 tienen IB: 77 ± 33 y MEC 23,32 ± 9 (no significativo). El IB y el MEC no se correlacionan con ningún parámetro de valoración de la función renal ni con las comorbilidades ni tratamientos farmacológicos. El IB se correlaciona con el MEC (r = 0,74 ; p = 0,000 ). El MEC se correlaciona con la edad de forma inversa (r = –0,27; p = 0,047). Conclusiones: No existen diferencias en la situación funcional y mental en los ancianos con función renal normal y ERC leve-moderada. LA BIOPSIA RENAL EN PACIENTES DE 65 O MÁS AÑOS: ¿EXISTEN DIFERENCIAS EN LA INDICACIÓN Y EN LA HISTOPATOLOGIA RESPECTO AL RESTO DE PACIENTES? Introducción: La biopsia renal (BR) representa el patrón de oro para diagnosticar las enfermedades renales. En este trabajo analizamos si la indicación de BR y la histopatología en pacientes de 65 años o más es diferente respecto al resto de pacientes. Material y métodos: Estudio retrospectivo de 93 biopsias de riñón nativo realizadas en el Hospital General de Segovia en el período 2004-2008. La BR se realiza de forma percutánea con control ecográfico a tiempo real, usando agujas automáticas de 16G. Resultados: La edad media de los pacientes sometidos a biopsia fue de 56,89 ± 19 años (rango14-89), 57% hombres. Se realizaron 39 BR en personas de ?65 años. Globalmente el síndrome nefrótico es la indicación más frecuente de BR y la glomerulonefritis IgA, la histología más común. En personas de > _65 años, el fracaso renal agudo (FRA) es la indicación más habitual de BR, siendo la GN extracapilar/vasculitis el diagnóstico más detectado. Al considerar la edad, no hay diferencias significativas en el número de glomérulos obtenidos por BR, ni en el número de BR hechas a un mismo paciente. Conclusiones: En personas de 65 años o más, el FRA es la principal indicación de BR y la glomerulonefritis extracapilar/vasculitis, el diagnóstico más frecuente. 4 SELLADO DEL CATÉTER PERITONEAL CON ALTA CONCENTRACIÓN DE ANTIBIÓTICO EN PERITONITIS REFRACTARIAS A. COCA ROJO, B. FERNÁNDEZ CARBAJO, S. SANZ BALLESTEROS, P. PASCUAL NÚÑEZ, A. ORDEAN, V. PÉREZ-DÍAZ SERVICIO DE NEFROLOGÍA. HOSPITAL CLÍNICO DE VALLADOLID Las peritonitis recidivantes, recurrentes y refractarias a antibioterapia tienen gran trascendencia en diálisis peritoneal (DP). En ellas hay que valorar la retirada del catéter, para evitar complicaciones y preservar el peritoneo. Se deben en ocasiones a que en la porción intraperitoneal (IP) del catéter se forma un biofilm, que facilita el anidamiento de gérmenes a salvo de los antibióticos. Este problema afecta también a los catéteres venosos utilizados en hemodiálisis (HD), en los que el sellado interdiálisis con concentrados de citrato y/o antibiótico previene y cura muchos de estos episodios. En DP se ha intentado un acercamiento similar que evite retirar el catéter utilizando dosis mayores de antibióticos IP (Usta. NDTPlus 2009;2:509) o trasponiendo a la DP el sellado con antibiótico, tan efectivo en HD (Lee. Clin Nephrol 2009;72:488). Presentamos un caso de tratamiento con sellado antibiótico en un paciente con peritonitis refractaria y recidivante. Hombre de 65 años en DPA desde 2004. Con historia de peritonitis previas, presenta en marzo de 2010 peritonitis por Serratia marcescens; tras identificar un germen gramnegativo iniciamos tratamiento con ceftazidima i.p. La infección persiste con líquido turbio, planteándonos a los 10 días la retirada del catéter. El paciente, pese a su mal pronóstico vital por una neoplasia extendida, mantiene buena autonomía y calidad de vida, que se vería amenazada si lo retirásemos, por lo que decidimos esperar, añadiendo 11 días tras el ingreso purgado antibiótico con ceftazidima. Tras cada intercambio de DP manual o una vez iniciada la DPA, tras la desconexión diurna, antes de colocar el tapón se inyectó 6 ml de una solución con 4 ml de salino al 0,9%, 0,5 ml de heparina al 1% y 1,5 ml de una solución de ceftazidima 1 g disuelto en 50 ml de salino al 0,9%. A la semana el recuento era inferior a 100 leucocitos/µl continuando con cebados 7 días más. El 2 de agosto de 2010 presentó nueva peritonitis con cultivo positivo para S. marcescens, y fue tratado de la misma forma, aclarando el líquido en 7 días, permaneciendo en tratamiento con ceftazidima i.p. 3 semanas y con tapones 25 días. A los 9 días de suspender los sellados recidiva la peritonitis por la misma Serratia y con el mismo tratamiento. El líquido se aclara en 4 días, y se mantienen la ceftazidima i.p. durante 3 semanas y los sellados indefinidamente. Creemos que este paciente, cuyas características contraindicaban el recambio del catéter, se benefició del tratamiento con «tapones» de antibiótico para curar una peritonitis refractaria por S. marcescens y acortando la duración de dos recidivas, que esperamos evitar manteniendo indefinidamente estos tapones. Animamos a probar esta técnica cuando se juzgue conveniente y se pueda garantizar su realización con la debida asepsia que evite contaminaciones adicionales. s7 resúmenes Reuniones Científicas de la Sociedad Castellano Astur Leonesa de Nefrología (SCALN) XLVII (La Granja de San Ildefonso, Segovia, 2010) 5 ESTUDIO DEL ENVEJECIMIENTO RENAL MEDIANTE LA DETERMINACIÓN DEL FILTRADO GLOMERULAR EN CASTILLA Y LEÓN. FÓRMULA DE APLICACIÓN EN LA PRÁCTICA CLÍNICA DIARIA C. LUCAS ÁLVAREZ1, R. LÓPEZ DE LA FUENTE2, M. ÁLVAREZ ALEJANDRE1, C. ROSADO RUBIO1, L.M. BEAULIEU ORIOL3, A. MARTÍN DE ARRIBA4, R. RUANO4, J. DIEGO MARTÍN5, A. NAVA REBOLLO5, T. GARCÍA GARRIDO6, P. MARTÍN ESCUER7, J.A. MENACHO MIGUEL1, A. MARTÍN ARRIBAS1, R. MANZANEDO BUENO8 1 SERVICIOS DE NEFROLOGÍA. 2 CENTRO DE SALUD SANTA ELENA. ZAMORA. 3 ENDOCRINOLOGÍA. 4 MEDICINA NUCLEAR. COMPLEJO ASISTENCIAL DE SALAMANCA. 5 SERVICIO DE NEFROLOGÍA. COMPLEJO ASISTENCIAL DE ZAMORA. 6 SERVICIO DE NEFROLOGÍA. COMPLEJO ASISTENCIAL DE SORIA. 7 SERVICIO DE NEFROLOGÍA. COMPLEJO ASISTENCIAL DE PALENCIA. 8 SERVICIO DE NEFROLOGÍA. COMPLEJO ASISTENCIAL DE ÁVILA El envejecimiento renal se asocia con descenso fisiológico del FGR, lo que dificulta la valoración de la función renal en la vejez y su diferenciación con los estados de enfermedad. Los métodos utilizados para valorar el nivel de FGR han dado resultados controvertidos hasta el momento, según la patología y la población objetivo del estudio. Para estudiar nuevas fórmulas de estimación del FGR en ancianos comparamos el FGR con radiofármacos (DTPA) con las fórmulas clásicas: Cockroft-Gault y MDRD en ancianos sanos y con nefropatía diabética. Se estudiaron 139 individuos caucasianos de 16 a 85 años, 112 de ellos sanos y 27 con nefropatía diabética según los criterios de la ADA. Realizamos un estudio prospectivo y aleatorizado de ambos grupos, estratificados por edades y en función de que padecieran o no nefropatía diabética. El objetivo principal fue determinar el FGR por los tres métodos comentados, comparando los valores obtenidos y analizando con el método de Bland-Altman las concordancias entre ellos. Se obtuvieron FGR medios de 82,71 ml/min (DTPA), 82,74 ml/min (MDRD) y 92,32 ml/min (C-G). Los tres métodos registraron una disminución del FGR a medida que avanza la edad. Comparando los grupos con y sin nefropatía diabética la tasa de FGR fue significativamente menor en los pacientes con nefropatía. Además, al aplicar el test de Bland-Almant se observó que el nivel de concordancia obtenido entre los diferentes tests conlleva un error total demasiado alto como para ser admitido. Concluimos que la medida del FGR con marcadores en el anciano da lugar a una interpretación errónea de un proceso fisiológico como es el envejecimiento. La creatinina sérica aislada no estima correctamente la función renal en ancianos y el resto de métodos de estimación del FGR usados en la clínica diaria dan resultados muy variables. Revisando la bibliografía se observa que las fórmulas de estimación de FGR como MDRD y C-G sobrestiman el FGR para valores )15 ml/min, lo infraestiman para valores de FGR _>90 ml/min, presentan mayor exactitud en valores de FGR de 15 a 60 ml/min y en el rango de 60 a 90 ml/min presentan un comportamiento variable en función de la fórmula usada y de la población estudiada. Con nuestros datos observamos que, por edad, en menores de 80 años, la fórmula con mayor precisión es MDRD aunque infraestima o sobrestima el valor de FGR respecto a DTPA en otros grupos de edad, siendo C-G el más preciso en el grupo de mayores de 80 años. Proponemos las siguientes fórmulas para calcular el FGR en la clínica diaria: 1. En mayores de 65 años, FGR = –1,4121 (edad) + 1688,508. 2. En diabéticos, FGR = –1,1272 (edad) + 1512,789. 7 EFICACIA Y SEGURIDAD DE PARICALCITOL EN HIPERPARATIROIDISMO SECUNDARIO EN PACIENTES EN DIÁLISIS PERITONEAL J.E. SÁNCHEZ, C. RODRÍGUEZ, I. GONZÁLEZ, A. FERNÁNDEZ-VIÑA, M. NÚÑEZ, B. PELÁEZ UNIDAD DE DIÁLISIS PERITONEAL. ÁREA DE GESTIÓN DE NEFRO-UROLOGÍA Y METABOLISMO ÓSEO Y MINERAL. HOSPITAL UNIVERSITARIO CENTRAL DE ASTURIAS. OVIEDO Introducción: Paricalcitol, un activador selectivo de los receptores de la vitamina D, se usa con éxito en el tratamiento del hiperparatiroidismo secundario a la enfermedad renal crónica. Sin embargo, existe poca información sobre su uso, en la formulación oral, en pacientes en diálisis peritoneal (DP). Objetivos: Analizar la eficacia y seguridad de paricalcitol en formulación oral en el control del hiperparatiroidismo secundario en pacientes en DP. Material y métodos: Estudio prospectivo durante 6 meses, sobre una cohorte de pacientes en DP. La intervención fue la introducción de paricalcitol para el tratamiento de su hiperparatiroidismo. Paricalcitol se dosificó en función de la PTH; así, si la PTH era menor de 500 pg/ml cada paciente recibió una cápsula de 1 µg/día; si la PTH era mayor de esa cifra, recibieron la dosis de 2 µg/día. Se analizaron datos epidemiológicos, clínicos y la analítica relacionada con el metabolismo óseo y mineral. Resultados: 25 pacientes (edad 53 ± 16 años, 56% mujeres, 17% diabéticos, tiempo en técnica 22 ± 17 meses) fueron incluidos en el estudio. De ellos 22 recibieron 1 mg/día de paricalcitol; el resto 2 mg/día. El empleo de paricalcitol se asoció a un descenso de la PTH del 26,3 ± 13,4% tras 1 mes de tratamiento y 38,6 ± 21,2% tras 6 meses (p = 0,032), sin cambios en los niveles de calcio (8,8 ± 0,7 frente a 9,0 ± 0,7), fósforo (5,0 ± 0,8 frente a 4,3 ± 0,9) y fosfatasa alcalina (104 ± 49 frente a 94 ± 56). Los pacientes no modificaron el tratamiento concomitante con quelantes del fósforo a lo largo del período de estudio; tampoco cambió el número de pacientes que tomaban cinacalcet ni su dosis. Los niveles basales de PTH fueron predictores independientes de la respuesta a paricalcitol (B = 0,694, p = 0,037), no influyendo el resto de los parámetros analizados. Conclusiones: El uso de paricalcitol oral reduce de forma sustancial y segura los niveles de PTH en pacientes en DP. Se requieren nuevos estudios para demostrar que este descenso conlleve un impacto final favorable sobre la morbimortalidad cardiovascular. s8 6 DÉFICIT DE FACTOR X DE LA COAGULACIÓN SECUNDARIO A AMILOIDOSIS PRIMARIA C. RUIZ-ZORRILLA LÓPEZ, B. GÓMEZ GIRALDA, B. ALAGUERO DEL POZO, A. MOLINA SECCIÓN DE NEFROLOGÍA. HOSPITAL UNIVERSITARIO RÍO HORTEGA. VALLADOLID Presentamos el caso de un hombre de 61 años de edad, con AP de hipertensión arterial, diabetes mellitus de corta duración e intervenido de hernia inguinal con complicación posquirúrgica por hematoma de pared abdominal de 12 cm. Fue derivado por su médico de atención primaria por proteinuria y edemas. En el estudio del mismo se evidenciaron datos de proteinuria de 8 g/dl, edemas importantes en extremidades inferiores, hipercolesterolemia y disminución de la albúmina sérica, todo ello compatible con síndrome nefrótico. En la ecografía abdominal se observaron dos masas suprarrenales bilaterales de pequeño tamaño. En el estudio de secundarismo el estudio inmunológico fue negativo, al igual que el complemento, estudio hormonal y proteinograma. Dados los antecedentes de sangrado del paciente se decidió aumentar el estudio de coagulación, que evidenció un déficit de factor X de la coagulación. Todo ello nos llevó a la sospecha clínica de un síndrome nefrótico secundario a probable infiltración amiloidótica, por lo que se realizó biopsia renal percutánea con la administración de complejo protrombínico. Los resultados anatomopatológicos confirmaron la sospecha clínica. En el estudio de extensión encontramos afectación multiorgánica con infiltración digestiva, neurológica, cardíaca, renal y probablemente suprarrenal. El paciente evolucionó tórpidamente y actualmente se encuentra en tratamiento paliativo pese a las múltiples pautas de tratamiento utilizadas. Se trata de un caso clínico poco frecuente dada la baja incidencia de déficit moderadosevero del factor X de la coagulación asociado a enfermedad amiloidótica.