La respiración/inmersión acuática en bebés y niños pequeños

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La respiración/inmersión acuática en bebés y niños pequeños:
propuesta metodológica y didáctica de aprendizaje
Luciane de Paula Borges de Siqueira
Unidad de Investigación en Educación Física y Deportes
Juan Antonio Moreno Murcia
Universidad de Murcia
Fecha de envío: 07-09-2007
Correspondencia:
Juan Antonio Moreno Murcia
Facultad de Ciencias del Deporte
Universidad de Murcia
Parque Almansa
30730 San Javier, Murcia, España
E-mail: [email protected]
Tel.: 968 39 86 78
Fax.: 968 39 86 72
De Paula, L., y Moreno, J. A. (2007). La respiración/inmersión acuática en bebés y niños pequeños: Propuesta
metodológica y didáctica de aprendizaje. En S. Llana, y P. Pérez (Eds.), Natación y Actividades Acuáticas (pp. 281296). Alcoy: Marfil.
La respiración/inmersión acuática en bebés y niños pequeños 2
Resumen
Existen dos grandes tendencias en la estimulación acuática de la
respiración en bebés y niños pequeños. Estas dos escuelas parten de los
indiscutibles beneficios que proporciona la práctica acuática, pero a la hora de
enseñar la inmersión, se evidencian grandes diferencias. Así pues, el objetivo
de este trabajo ha sido explicar el proceso de respiración voluntaria, la
consciencia respiratoria y, consecuentemente, como enseñarlas en el medio
acuático, asumiendo que las primeras experiencias en el bebé dejan una
huella, y esta inscripción, debería ser aquella que supusiera un aprendizaje lo
más significativo posible. En este sentido, no ha sido intención de esta
propuesta oponerse a las técnicas por adiestramiento hasta ahora aplicadas
predominantemente, sino más bien, presentar un modelo en el que de forma
consciente se conciban los dos procesos de aprendizaje. No obstante, por el
inherente proceso educativo de la respiración, es necesario ir recabando los
resultados de las distintas experiencias, y así, poder construir nuevos caminos
de aprendizaje en las actividades acuáticas.
Palabras claves: respiración, aprendizaje, actividades acuáticas, estimulación
acuática.
La respiración/inmersión acuática en bebés y niños pequeños 3
Introducción
La inmersión es considera una actividad indispensable en el proceso de
desarrollo y adaptación al medio acuático, pues su dominio requiere también de
una correcta adaptación de la respiración. Por lo que los dos procesos
(inmersión/respiración) irán asociados en la adaptación al medio acuático. Se
empieza su acomodación desde las primeras etapas, en el que una de las
tradicionales formas de comienzo es el ejercicio de sumergir al bebé para que
cierre la boca en contacto con el agua. Se le mantiene en esa posición durante
uno o dos segundos y luego se le refuerza para darle seguridad. En este
sentido, algunos autores (Zumbrunnen y Fouce, 2001), indican que este trabajo
solo debe realizarse cuando el bebé esté tranquilo, relajado y sin brusquedad,
indicando que en esas condiciones la experiencia no debe ser traumatizante,
pues una incorrecta progresión podría dar lugar a la aparición del miedo. Pero
no podemos olvidar que la respiración es un proceso de intercambio donde se
produce un constante fluir de sustancias, que nutren la sangre y eliminan a la
atmosfera determinados desechos, que no sólo depende de la persona, sino
que lo que sucede alrededor del mismo juega un importante papel. Por ello, la
pregunta que nos surge a continuación es si ese aprendizaje condicionado
verdaderamente tiene sentido para el bebé.
Los defensores de este mecanismo de aprendizaje acuático se apoyan en
una visión utilitaria de la enseñanza, en la que en corto periodo de tiempo
aseguran un aprendizaje de la respiración acuática y, por lo tanto, de una total
adaptación al medio. Los mecanismos más utilizados son viejas técnicas
fundamentadas en aprendizajes pasivos (ver Anexo) como por ejemplo: “1, 2 y
3 abajo del agua” o “soplar la cara y abajo del agua”, etc. Se fundamentan en
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un aprendizaje conductista, donde el estímulo de la inmersión provoca una
respuesta refleja (involuntaria) que debe ser recompensada e inevitablemente
reforzada periódicamente para que no se pierda. Incluso, los seguidores de
este modelo indican que con sólo tres inmersiones instantáneas en cada clase,
a un ritmo de dos veces por semana, es suficiente para que el niño incorpore el
control adaptativo de los respectivos cambios agua-aire. En la utilización de
estas técnicas el bebé queda como un objeto manipulado, que ha sido
expuesto a un condicionamiento donde continuamente necesitará un refuerzo
externo, el problema aparece cuando este refuerzo desaparece.
La otra escuela defiende que el aprendizaje significativo se produce si el
practicante tiene la oportunidad de intercambiar, explorar, experimentar, con la
seguridad emocional que los otros le brindan, en un espacio agradable
confortable y estimulante, respetando sus necesidades e inquietudes (Moreno y
De Paula, 2005). En este sentido, se pretende que la iniciativa sea tomada por
él mismo, pues el bebé es capaz de recordar todo aquello que es
psicológicamente significativo. De esta forma, serán capaces de ir integrando
sus acciones a patrones de movimiento cada vez más complejos, en la medida
que el desarrollo lo acompañe.
Así pues, sabiendo que la conducta respiratoria es rápidamente asimilada
por los más pequeños, es aconsejable que ese aprendizaje de produzca
partiendo de la iniciativa del bebé, pues dicha información se retendrá durante
más tiempo. En este sentido apostamos por comenzar la adaptación por un
modelo educativo, donde generando para ello un adecuado ambiente se
consiga una óptima estimulación para después de la acomodación poder
utilizar el condicionamiento como variante en el aprendizaje. No obstante,
La respiración/inmersión acuática en bebés y niños pequeños 5
tampoco consideramos taxativo dicho planteamiento, pues puede recurrir a un
modelo más conductista cuando la situación lo requiera (Moreno, 2002). Pero
sin duda alguna, para llevar a cabo cualquier trabajo relacionado con la
respiración/inmersión acuática se hace necesario conocer su mecanismo, para
posteriormente proponer una adecuada progresión metodológica. En este
sentido, el objetivo que se ha perseguido en este trabajo es justificar el
mecanismo de respiración en el medio acuático para posteriormente presentar
una propuesta pedagógica de intervención.
El mecanismo de respiración
Resumiendo el trabajo de Pérez y Moreno (2007), la respiración implica
dos procesos, uno mecánico (entrada y salida del aire a los pulmones) y otro
químico (intercambio gaseoso en los diversos tejidos). En la enseñanza de las
actividades acuáticas se incide predominantemente en el proceso mecánico,
porque el practicante actuará directamente sobre la modificación del ritmo y
volumen de la ventilación pulmonar. Por ello, se hace necesario saber que la
respiración es un delicado y sutil proceso desarrollado a través de múltiples
mecanismo de ventilación, intercambios gaseosos, transporte de gases, control
de la ventilación, entre otros (Jefferies y Turley, 2000).
Para la enseñanza de la respiración hay que tener en cuenta que la
comida o los líquidos que se ingieren no ingresan en las vías respiratorias,
debido a que el ser humano dispone de un mecanismo reflejo de cierre
(elevándose el paladar blando comprimiendo la faringe y elevando la laringe
contra la epiglotis cerrando las vías inferiores hacia los pulmones), así los
alimentos y líquidos derivan directamente por el esófago hacia el estomago. Es
bueno resaltar que este mecanismo reflejo se dispone durante toda la vida,
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siendo fundamental en la coordinación respiratoria en el medio acuático, pues
el ser humano dispone del control voluntario de la respiración en el medio
acuático (Escolá, 1989).
En este sentido, Pérez y Moreno (2007) han establecido un padrón
respiratorio en el medio acuático:
hiperventilación inicial con apnea
subsiguiente, expulsión del aire e hiperventilación.
Hiperventilación inicial con apnea subsiguiente. Frente al inicio de una
actividad muscular, se produce como respuesta condicionada anticipatoria una
inspiración profunda, en la que el participante debe intuir y llenar los pulmones
con la cantidad de aire que necesitará para realizar la primera parte de la
actividad. Los diferentes ensayos lo aproximarán a su necesidad real. A medida
que el alumno transite su progresiva adaptación a la situación, el volumen
inspiratorio inicial irá aproximándose a una ventilación más adecuada. Hecho
posible ya que está aún aferrado al borde, momento en el cual su ansiedad es
controlable.
Expulsión del aire. Tras la inspiración profunda inicial y la apnea
subsiguiente, se produce una potente expulsión del aire. El ritmo normal
respiratorio se ha alterado profundamente por la apnea en el ejercicio.
Hiperventilación. Si la distancia a recorrer lo hiciera necesario se realiza
una nueva y profunda inspiración sobre parte del aire retenido. Se aumentará
así
la
sensación
de
ahogo.
Y
nuevamente,
se
reeditará
el
ciclo
autoalimentando la ansiedad, en proporción a la distancia requerida.
En la modificación ventilatoria por realización de un esfuerzo (Figura 1)
aumenta rápidamente el volumen y la frecuencia del intercambio, además del
flujo sanguíneo, pero siempre se debe eliminar el aire. Si se compara el trazo
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del patrón respiratorio en el ejemplo del aprendizaje acuático, se encuentra
similitudes con los patrones disfuncionales: apneas repetidas, bruscas, breves
y disrítmicas, eliminaciones del aire pulmonar, inspiraciones forzadas
abordando niveles de reserva inspiratoria. No significa esto que el patrón de
aprendizaje respiratorio acuático aquí mencionado sea patológico, pero sí que
no es adecuado a la satisfacción económica de las demandas del ejercicio.
Esto refleja claramente incomodidad, tensión, angustia y en algunos casos
provoca incluso abandono de la actividad. Así pues, repetir este patrón es fijar
la insatisfacción. El intercambio del O2 se realiza, en unas 14 centésimas de
segundos, y el del CO2, aún diez veces más rápidamente, confirmando la
inutilidad de retener la respiración (Escolá, 1989).Para evitarlo, debe haber
cambio de estrategias educativas y respeto del ritmo de adaptabilidad personal
de los alumnos.
Figura 1. Patrón aproximado del proceso respiratorio en un recorrido acuático (Pérez y
Moreno, 2007).
Es importante resaltar que en el caso del aprendizaje de la respiración
acuática el alumno contiene el aire como respuesta defensiva refleja y de
origen emocional. Prueba de esto es la modificación de este patrón al solicitar
el mismo desplazamiento en zona poco profunda (Pérez y Moreno, 2007).
En las actividades acuáticas el ritmo normal respiratorio mantiene una
cadencia, se espira el aire casi completamente en tres segundos (Berhman,
La respiración/inmersión acuática en bebés y niños pequeños 8
Vaughan, y Nelson, 1985), por lo tanto, en un segundo pueden ocurrir dos
cosas: que frente a una nueva inspiración el alumno no pueda concretar el
intercambio deseado por mantener gran parte de sus pulmones ocupados,
sintiéndose así ahogado por la cantidad de aire retenido o que tome más
tiempo con la cabeza fuera, para poder eliminar todo y luego inspirar. Para
esto, insertará entre los movimientos propulsivos períodos de motricidad refleja,
que le permitan mantener la cabeza en elevación forzada. Bruscos empujes
descendentes alternos de brazos, que por ser reflejos, equilibratorios, quedan
totalmente fuera del plano de la conciencia. Estos empujes, síntomas de mala
ventilación, desaparecerán aún sin proponérselo con la adquisición de un
adecuado patrón respiratorio. No debe preocupar a los docentes la corrección
de estos movimientos, sino descubrir en ellos que el alumno no puede
aprender recorridos técnicos hasta que no domine sólidamente la mecánica
respiratoria (Pérez, 2006a).
Respecto a la inspiración, no hay que preocuparse pues el alumno
siempre la va a realizar, por ser un reflejo de defesa del organismo. Por más
que se trate voluntariamente de mantener la apnea, la renovación del aire es
impulsada por la información enviada desde los receptores sanguíneos y
articulares. Esto significa que la inspiración en el agua en este caso límite, es
activa, de origen vegetativo. No está bajo el control de la voluntad de la
persona.
En la Tabla 1, presentamos de forma resumida la evolución de las
respiraciones de los 0 a los 6 años, que se puede utilizar para la
sistematización de la enseñanza de la respiración acuática (Moreno, Pena, y
Del Castillo, 2004).
La respiración/inmersión acuática en bebés y niños pequeños 9
Tabl 1. Evolución de las respiraciones de 0 a 6 años (Moreno et al., 2004).
Edad (años) Tipo de respiración acuática
0a1
Refleja (APNEA)
1a2
Refleja (APNEA)
2a3
Espiración subacuática voluntaria en posición estática y dinámica
3a4
Espiración subacuática voluntaria en posición estática y dinámica
4a6
Espiración subacuática voluntaria en posición estática y dinámica
Propuesta pedagógica
Para poder llegar a patrones respiratorios económicos (respiración
voluntaria), es necesario organizar estrategias educativas que permitan a los
alumnos construir sus aprendizajes funcionales en forma consciente, pudiendo
posteriormente utilizarlos de forma libre en sus aprendizajes técnicos. Para ello,
consideramos necesario que los alumnos construyan la conciencia respiratoria,
mecánica respiratoria y técnica respiratoria (Pérez, 2006b).
Para trabajar la respiración sugerimos actividades donde el alumno
tenga que mojarse la cabeza, donde tenga el agua a nivel de las vías
respiratorias y donde tenga que pasar por debajo de cosas, en búsqueda de las
situaciones de apnea. Por ejemplo, jugar al ascensor que baja y sube, pasar
por debajo del puente, etc. Para la enseñanza del control respiratorio
sugerimos actividades que ayuden a dominar el control volumétrico necesario
para nadar y con ello despertar la conciencia respiratoria, por ejemplo, con
La respiración/inmersión acuática en bebés y niños pequeños 10
actividades como inflar globos, soplar burbujas, nadar e ir soplando para
empujar la pelota, etc.
Pero esas actividades no pueden ser aplicadas de formar bruscas tienen
que empezar poco a poco e ir aumentando su complejidad a medida que el
alumno este preparado para ello, hasta que sean conscientes de la respiración.
Para ello, se aconseja enseñar a los alumnos respirar voluntariamente con
actividades donde el alumno escuche su ritmo respiratorio fuera del agua y
dentro, y llegar a la reflexión final de que el ritmo tanto dentro del agua como
fuera debe ser natural. Por lo que la consigna es la de respirar cuando se
necesite. Para conseguir esta conciencia respiratoria no nos podemos olvidar
del aspecto cognitivo/motivacional, que requiere cada franja de edad, por lo
que habrá que utilizar estrategias que motiven a cada grupo en función de su
edad (Moreno y Gutiérrez, 1998).
Tras la adquisición de la consciencia respiratoria, se debería pasar
progresivamente a la fase de la mecánica respiratoria, que consistirá en la
coordinación entre el aire inspirado y el volumen espirado, lo que originará el
ritmo respiratorio. Para la consecución de este ritmo y sabiendo que el niño
tiene mayor frecuencia respiratoria cuanto más pequeño es, hay que evitar los
buceos de largas distancias en los primeros años de vida. Posteriormente
(aproximadamente a los 4-5 años) la posibilidad de darle continuidad a la
acción en el medio acuático permite poder ir mejorando la mecánica
respiratoria. La progresión debería ir, lógicamente, de parte poco profunda a
parte profunda. Lo que permitiría en un futuro abordar la adquisición de la
técnica respiratoria, cosa que no es objeto de esta propuesta.
La respiración/inmersión acuática en bebés y niños pequeños 11
Secuencia metodológica para la respiración/inmersión en bebés y niños
pequeños
Es importante recordar que las inmersiones deberán ser realizadas por
personas con formación y con experiencia. Los acompañantes y cuidadores,
para que puedan realizarlo con total seguridad, solamente podrán realizar las
inmersiones después de su participación en las clases de actividades acuáticas
para bebés. En este sentido, se recomiendan situaciones de aprendizaje lo
más activas posibles. Las actividades que se presentan a continuación quieren
ser un ejemplo de aprendizaje progresivo del descubrimiento de la
respiración/inmersión, en la que asumimos la necesidad de modificación y
adaptación a cada entorno.
1. Dejar que el bebé juegue con la ducha.
2. Con el bebé sentado en el bordillo
estimular que entre en el agua, dejar que
baje
y
vaya
al
acompañante
en
inmersión.
3. Con el bebé apoyado en un flotador
tubular sujetado por el acompañante, y
próxima la boca del agua, permitir que se
mueva libremente.
4. Con el bebé apoyado en un flotador
tubular y sujetado por delante y por la
cintura por el acompañante, permitir que
el agua toque sus vías respiratorias,
hasta que el bebé meta por sí solo la
cabeza en el agua.
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5. Con el bebé sentado en la mano del
educador,
incentivado
por
el
acompañante, dejar que el bebé se dirija
hacia él.
6. Pasar por encima y por debajo del
puente.
7. Jugar al avión. Apoyado el bebé sobre el
brazo del acompañante, realizar un giro,
imitando
a
un
avión.
Al
final
del
movimiento, dependiendo del nivel del
niño, puede haber una inmersión.
8. Desde
sentado
en
la
escalerilla
o
escalera de obra dirigirse al profesor o
acompañante.
9. Entrar andando al agua desde el borde.
10. Entrar al agua por las escaleras de obra.
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11. Desde encima de la colchoneta buscar
un objeto en el agua.
12. Buscar objetos debajo del agua.
13. Coger objetos con la boca en un
recipiente.
14. Caminando por la piscina jugar a caer y
levantar.
15. El bebé sujetado por una burbuja permitir
que se desplace por la piscina, incentivar
que mueva los brazos y las piernas, para
que a cada movimiento el agua toque sus
vías respiratorias.
16. Pasar por debajo del túnel. Los bebés
irán con las vías respiratorias próximas al
nivel del agua. Los bebés estarán
sujetados
por
su
acompañante
solamente por las axilas.
17. Jugar a la ducha. Con una regadera
imitar una ducha.
18. Con el niño apoyado en un cinturón o en
el
profesor
dejar
que
se
desplace
libremente al mismo tiempo que sopla
sobre el agua.
La respiración/inmersión acuática en bebés y niños pequeños 14
19. Intentar buscar una anilla que sujeta el
profesor en el pie. SI es preciso, el
educador puede ayudar al niño.
20. Intentar que el niño empuje objetos en el
agua.
21. Con
el
apoyo
del
acompañante
solamente en la cabeza, dejar que el niño
se desplace en posición vertical.
22. Saltar del trampolín haciendo la bomba.
23. Coger fichas con la boca y ponerlas en el
cubo.
24. Carrera de trineos, el que va delante
transportará un cubo y el otro va
sujetando el flotador. Los niños deberán
ir con la cabeza metida en el agua y
respirando libremente.
25. Sobre un apoyo dentro de la piscina
permitir que los niños salten libremente.
26. Bajar del tobogán y pasar por dentro de
un aro buceando.
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27. Transportar objetos con la posibilidad de
apoyarse en el borde para respirar si es
necesario.
28. Pasar por encima y luego por debajo con
una pequeña ayuda del acompañante. El
educador deberá esperarlo al otro lado.
29. Bajar por el tobogán con los brazos en
alto.
30. Realizar el avión con solo la ayuda del
flotador tubular.
31. Pasar por el túnel con ayuda de material
para el desplazamiento.
32. Hacer burbujas con una cañita en un
vaso de agua y después realizar burbujas
en el agua de la piscina.
33. En
posición
prona,
hacer
burbujas
superficiales y luego más profundamente
espirando durante la inmersión.
34. Agarrados al bordillo realizar cafeteras.
La respiración/inmersión acuática en bebés y niños pequeños 16
35. Soplar pelotas en el agua.
36. Inflar un globo. Primero fuera del agua y
después intentar inflarlo debajo del agua.
Hacer que los niños perciban que cuando
el balón está lleno es difícil hundirlo.
37. Nadar pitando al mismo tiempo que se
nada.
38. Transportar
objetos
por
la
piscina,
respirando libremente.
39. Empujar la pelota con la cabeza.
40. A caballito sobre un flotador tubular,
imitar el movimiento de una mariposa.
Cuando
los
brazos
se
elevan
es
necesario realizar una inmersión.
41. Desplazarse de espaldas con una cañita
en la boca. Coger el aire por la boca y
expulsarlo por la nariz.
42. Pasar por el túnel, intentando hacer
burbujas en el agua.
La respiración/inmersión acuática en bebés y niños pequeños 17
43. Jugar al ascensor en grupos de a dos,
cuando uno sube el otro baja.
44. Jugar a sentarse en el fondo de la piscina
expulsando el aire progresivamente.
45. Pasar por encima y por debajo de las
colchonetas.
46. Juagar al “pilla-pilla”. Para no ser pillado
hay que bucear.
47. Hacer la ballena boca arriba, echando el
agua por la boca.
48. Imitar al tiburón y soplar el aire haciendo
pompas.
49. Imitar a una medusa. Hay que intentar
mover los brazos y las piernas imitando
los tentáculos de la medusa.
50. Intentar
en
posición
medusa
ir
expulsando el aire de forma progresiva
hasta llegar al suelo de la piscina.
La respiración/inmersión acuática en bebés y niños pequeños 18
51. Cantar en grupo una canción debajo del
agua.
52. Imitar el movimiento de un delfín. Hay
que bajar y tocar el suelo expulsando
todo el aire, después subir y coger aire
para volver a bajar.
53. Adivinar el nombre del animal que el
compañero nombra debajo del agua.
54. Imitar el sonido del animal (p.ej. elefante)
debajo del agua.
55. Hacer una batalla de agua.
56. Utilizar la escalera para bajar hasta al
fundo de la piscina.
57. Nadar respirando en cada brazada,
después
cada
2,
3,…
y
después
preguntar al niño cual le ha costado más
realizar.
La respiración/inmersión acuática en bebés y niños pequeños 19
58. Trepar a través de la cuerda debajo del
agua.
59. Saltar dentro de la boca formada por dos
flotadores tubulares unidos, imaginando
que el niño es el aire que tiene que entrar
por la boca y después dentro del agua
soplar el aire por la nariz.
60. Contar los segundos que el compañero
aguanta debajo del agua.
61. Hacer la pedorreta. Soplar en una parte
de cuerpo del compañero que está
debajo del agua. Primero se hace fuera y
después
dentro,
para
comparar
los
distintos sonidos.
62. En busca del tesoro. El alumno tiene que
coger cosas que están en el fondo de la
piscina.
63. Coger los objetos que están en el suelo
de la piscina con los pies.
La respiración/inmersión acuática en bebés y niños pequeños 20
64. Matemática acuática. El alumno tiene que
coger la cantidad de objetos que da la
suma o la resta.
65. Andar con las manos en el suelo de la
piscina.
66. Poner la bolita dentro del barril.
67. Nadar con snoker (tubo para respirar).
Antes de nadar con ese material es
necesario adaptarse a él (p.ej. soplando
el aire).
Conclusiones
Como sucede en todo proceso educativo, no se puede olvidar que las
adaptaciones que el infante consiga en los primeros meses de vida respecto a
la inmersión, será la base de los beneficios que más tarde podrá alcanzar con
la práctica de la actividad acuática. Por ello, el objetivo de este trabajo ha
versado sobre la explicación del proceso respiratorio y sus consecuencias
pedagógicas en el aprendizaje de la inmersión en el medio acuático.
Como se ha indicado, el aprendizaje de la respiración precisa un
ambiente adecuado y seguro, que genere un entorno afectivo positivo, donde
La respiración/inmersión acuática en bebés y niños pequeños 21
los niños juntos con sus acompañantes sean capaces de construir un propio
camino al dominio de sí mismos, de los objetos, del espacio y el tiempo, en el
medio acuático. Por lo que esta propuesta invita a la exploración del medio
acuático y todo aquello que le rodea, en la que sabiendo de la importancia de la
respiración, esta no debe ser un factor predominante en las clases. En vez de
estar preocupados de que el bebé bucee durante unos centímetros, debemos
estar más preocupados en enseñarle a que adquiera la conciencia respiratoria.
Esto permitirá en el futuro tener a un alumno con una mayor capacidad de
adaptación al medio acuático, lo que podrá permitir obtener una mejor
competencia acuática.
Por todo esto, hace falta conocer todo el proceso anatomo-fisiologico
aquí mencionado (Pérez y Moreno, 2007) e intentar, a partir de éste, elaborar
una secuencia de aprendizaje donde los aspectos biológicos sean respectados.
Creemos que propuestas como esta pueden servir de referencia a todos
aquellos que trabajan a diario con niños en la piscina y, a veces, no encuentran
respuestas a las preguntas que les surgen en la educación de la
respiración/inmersión.
Referencias
Berhman, R. E., Vaughan, V. C., y Nelson, V. E. (1985). Nelsson: Tratado de
Pediatría Madrid: Interamericana.
Escolá, F. (1989). Educación de la respiración. Barcelona: Inde.
Jefferies, A., y Turley, A. (2000). Aparato respiratorio. España: Harcourt.
Moreno, J. A. (2002). Método acuático comprensivo. En 7º Congreso de
Actividades Acuáticas y Gestión Deportiva (pp. 13-27). Barcelona: SEAE.
La respiración/inmersión acuática en bebés y niños pequeños 22
Moreno, J. A., y Gutiérrez, M. (1998). Bases metodológicas para el aprendizaje
de las actividades acuáticas educativas. Barcelona: Inde.
Moreno, J. A., y De Paula, L. (2005). Estimulación acuática para bebés. Revista
Iberoamericana de Psicomotricidad y Técnicas Corporales, 20, 53-82.
Moreno, J. A., Pena, L., y Del Castillo, M. (2004). Manual de actividades
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Pérez, B. (2006a). Actas del Curso ¿Qué es aprender a nadar? Módulo II.
Aprendizaje de la respiración en las actividades acuáticas. CD Mar del
Plata. Argentina.
Pérez, B. (2006b). Actas del Curso ¿Qué es aprender a nadar? Módulo III. La
construcción de la técnica en natación. CD Mar del Plata. Argentina.
Pérez, B., y Moreno, J. A. (2007). Importancia de la respiración en el
aprendizaje acuático: fundamentación teórica e implicaciones prácticas.
Revista Iberoamericana de Psicomotricidad y Técnicas Corporales, 27,
39-56.
Zumbrunnen, R., y Fouace, J. (2001). Cómo vencer el miedo al agua y
aprender a nadar. Barcelona: Paidotribo.
La respiración/inmersión acuática en bebés y niños pequeños 23
Anexo. Ejemplos de estimulaciones pasivas de la respiración acuática.
1. Con el bebé en posición ventral
realizar una pequeña inmersión.
2. Con el bebé en decúbito ventral
permitir que toque el agua con
la cara.
3. Dejar caer el agua de un cubo
sobre la cabeza/cara del bebé.
Al tercer intento, al mismo
tiempo, realizar una inmersión.
4. Mojar la cabeza del bebé al
mismo
tiempo
en
que
se
introduce en el agua.
5. Con el bebé sujeto al cuerpo del
acompañante
realizar
una
inmersión.
6. Con el bebé apoyado en el
hombro
del
caminando
por
acompañante,
la
piscina,
realizar pequeñas inmersiones.
7. Permitir una inmersión tras el
deslizamiento
tobogán.
sobre
un
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8. Coger al bebé por la cintura y
cantando una canción, realizar
inmersiones en determinados
momento de la canción.
9. Pasar al bebé del profesor al
acompañante por debajo del
agua.
10. Pasar por dentro del agujeró de
la colchoneta buceando con el
bebé.
11. Con el acompañante y bebé
sujetados juntos en un flotador
tubular, hundir la pelota y el
bebé, hasta la altura de los
ojos.
12. Bucear con el bebé en la
espalda el acompañante.
13. Con el niño apoyado solamente
por la cabeza en la mano del
profesor
enseñarlo
a
flotar,
controlando su respiración.
14. Con el niño sentado en el brazo
del
profesor,
y
sobe
su
orientación de cómo expulsar el
aire, realizar una voltereta con
la ayuda del educador.
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