en casa Vida nocturna Con mucha frecuencia los propietarios de gatos comentan que llegada una hora de la tarde, o entrando la noche, su animal se transforma: pasa de la más plácida inactividad al incontrolado y obsesivo movimiento. E FOTOGRAFÍA: LANCEAU se gato no está “poseído”, no está “loco”, simple y llanamente, está dando rienda suelta a su fundamental comportamiento de felino. CAZA Y JUEGO Todos los gatitos, y también los adultos, necesitan juego, ejercicio y contacto social; si les proporcionamos todo eso de forma adecuada estaremos consiguiendo disminuir el “riesgo” de aparición de conductas indeseables para el propietario, por muy naturales que éstas sean, especialmente la actividad nocturna excesiva y sus consecuencias: arañamientos, agresión en el juego, etcétera. En todos los gatos el instinto de predación es innato y por ello adecuaremos los jue- 4 en casa También son recomendables los punteros láser, dado que el gato perseguirá frenético el haz de luz roja dirigida por nosotros, sin cejar en su intento de cazarla, por más difícil que se lo pongamos. Si un gato tiene suficiente tiempo de juego y esparcimiento a lo largo del día, aunque no puedan creérselo, dormirá toda la noche. RELACIONES SOCIALES Nuestros gatos actuales son los descendientes de aquellos gatos que cazaban de forma individual y que se alimentaban de pequeñas y medianas presas; animales que eran capaces de soportar una vida solitaria. Los gatos de nuestros días también se conforman con esa vida solitaria, aunque esa tendencia no excluye, como muchos argumentan, la conducta social. Por ello, los felinos adoran la nocturnidad: una situación que les permite deambular solos controlando sus diversos territorios, una situación que, para aquellos animales con acceso al exterior, les permite interaccionar con otros animales, con otros sexos. A este respecto, la noche es la panacea para los gatos machos enteros con acceso al exterior, dado que su innato comportamiento de deambulación se ve satisfecho: en un mismo período de tiempo, arropado por la noche, puede cazar, defender sus territorios, marcar y conocer pareja. ¿Qué más se puede pedir a la noche? Por el contrario, en aquellos que no salen de casa, sus instintos les indican los mismos “caminos”, por ello persiguen nuestros tobillos, atacan nuestras manos, marcan, arañan, etcétera. ¿Está loco por ello? ¡No, es un gato! ALGUNOS PROBLEMAS DE SUS JUEGOS NOCTURNOS La agresión que puede producir un gato durante el juego nocturno suele ser una conducta que podríamos denominar “normal” en los gatitos y gatos jóvenes. En general, estas agresiones suelen ser “leves” y por ello suelen no ser tomadas en consideración por los propietarios. Esto es un gran error, ya que en múltiples ocasiones no dar suficiente importancia o, peor aún, reforzar ese comportamiento con juegos cada vez más violentos, puede conducir a agresiones graves en un futuro. Un gatito bien educado, al que no se le estimule mediante juegos con nuestras manos o nuestros pies, ni se le fomenten las conductas indebidas, nunca presentará problemas. Muchos dueños ante situaciones de agresión durante el juego nocturno gritan y castigan físicamente al animal, pero esto no es solamente poco o nada eficaz, sino que resulta contraproducente. En el otro lado de la balanza encontramos propietarios que ofrecen premios, caricias o alimentos a los gatos agresivos con la intención de apaciguarlos. En realidad la información que está recibiendo el gato es que su propietario premia esa actitud agresiva con alimentos y cariño. ILUSTRACIÓN: FERNANDO PUERTOLLANO gos para que pueda “acechar”, “perseguir” y “dar caza” a determinados objetos; esos juegos deben ser proporcionados a lo largo del día, con ello conseguiremos “cansar” al animal y ofrecerle su dosis de estímulo de cazador antes de que llegue la noche. En unos casos pueden ser pelotas atadas a una cuerda (cuerda que no pueda ser masticada o ingerida por el animal), cañas (en las que el propietario es arte y parte del juego), nueces, etc. Pero debemos tener presente que el gato necesita que esos elementos se muevan, ya que la mayoría se aburren con artilugios que “ya están muertos”. La agresión durante el juego debe ser tenida siempre en cuenta, pero acudiremos inmediatamente al profesional si el juego del gato se dirige a la cara, los mordiscos o arañazos son graves y los ataques no se inhiben a pesar de nuestros intentos por evitarlos. Recomendaciones En líneas generales, os recomendamos los siguientes puntos: No proponer al gato juegos que a otras horas puedan ser desagradables (por ejemplo, jugar con los pies por debajo de las sábanas). Desviar su atención durante el juego a objetos adecuados: todo tipo de juguetes en movimiento, que a poder ser no tengan que ser sujetados por el propietario (insistimos en el puntero láser). Evitar cualquier tipo de castigo físico. Valorar la posibilidad de incorporar otro gato de edad y temperamento parecidos. Castigar de forma apropiada la conducta agresiva (por ejemplo, una pistola de agua nos servirá para que el gato relacione el castigo con el hecho en sí y no con nosotros, de forma que no volverá a hacerlo aunque no estemos en su presencia). 5