Operaciones del padre

LAS OPERACIONES DE PADRE
1 Co. 12:6
INTRODUCCIÓN: La era del Padre estuvo comprendida en el Antiguo Testamento, porque vemos
en este tiempo que la persona que se manifiesta principalmente es El. En el Antiguo Testamento el
Padre se manifestó a su creación desde Adám hasta llegar a hacerlo con su pueblo Israel, a
quienes los sacó de Egipto dejando ver su poder, luego hizo milagros, señales, etc. por medio de
los profetas; estas señales eran la evidencia del poder sobrenatural de Dios que actuaba sobre
sus siervos, al que la Biblia llama Operaciones del Padre. Podemos leer en Juan 5:19 y Hechos
2:22 que las obras que el Señor Jesús realizó fueron Operaciones del Padre.
DESARROLLO: La palabra operación proviene del griego energema, que se traduce operación o
actividad y, se deriva de la palabra griega energeo, que significa actuar, obrar, eficaz, etc., con
la particularidad de denotar una actividad sobrenatural. Con esto entendemos que las
Operaciones del Padre son todos aquellos hechos sobre naturales que en el A. T. se manifestaron
(Hch. 7:35­36). Las Operaciones del Padre se manifiestan en tres facetas diferentes: maravillas,
señales y prodigios (Hch. 2:22).
· MARAVILLAS: Maravillas se traduce de la palabra griega dunamis, que significa: poder,
virtud, fuerza u obra de poder. En la mayoría de los casos, están relacionadas con una
ministración al cuerpo (Mr. 6:1­5).
SANIDAD:
a. NAAMÁN, 2 R. 5:14: Cuando Naamán llegó en busca de la sanidad de su cuerpo, Elíseo lo
envió a que se sumergiera siete veces en el río Jordán, y Dios lo sanó allí, mostrándole que El es
Dios Todopoderoso y que actúa de diferentes formas (Mt. 10:8).
b. SANIDAD DEL FLUJO DE SANGRE, Mr. 5:25­34: Esta mujer había gastado todo su dinero
buscando por todos los medios humanos su sanidad, pero cuando ya no tenía nada se
apareció el Señor Jesucristo y fue El quien la sanó, por el poder de Dios, porque lo que para
los hombres es imposible realizar para Dios es posible hacer (Mt. 10:8; Lc. 5:17; 18:27).
RESURRECCIÓN DE MUERTOS:
c. EL HIJO DE LA SUNAMITA, 2 R. 4:32­35: Con este acto Dios demuestra que su poder es
ilimitado y que aun está sobre la muerte, porque por medio de su siervo Elíseo resucitó al
hijo de la Sunamita.
d. LÁZARO, Jn. 11:41­44: Lázaro llevaba varios días de muerto y su cuerpo ya estaba en
descomposición pero el poder de Dios es mas evidente porque El Señor lo reintegró y lo
resucitó (Jn. 11:25; 12:1).
LIBERACIÓN DE DEMONIOS, Lc. 6:17­19: El Señor recorría las ciudades haciendo la Obra
del Padre, dejando ver que el reino de Dios es mas poderoso que el reino de las tinieblas
echando fuera de las personas que se humillaban ante El a los demonios y espíritus inmundos
(Mt. 8:31; 10:8).
·
SEÑALES: Esta palabra proviene del griego semeion, que también significa: señal milagrosa,
milagro, etc. Generalmente, son manifestaciones sobrenaturales, con respecto a cosas
materiales.
a. LAS PLAGAS EN EGIPTO, Ex. 9:14: Dios humilló por medio de las plagas a los dioses de
Egipto y mostró a Faraón que El era mas grande que ellos, respaldando la salida de su
pueblo de ese país (Dt. 10:17).
b. EL HACHA FLOTANDO EN EL RÍO, 2 R. 6:5­6: Según las leyes naturales (Jer. 33:25, la ley
de la gravedad) es imposible que un hacha pueda flotar en el agua porque el material y su
peso se lo impide, pero el poder de Dios es mayor y en ese momento se rompe la ley de la
gravedad.
c. HACER DESCENDER MANÁ, Ex. 16:13­15: Nuevamente Dios se manifiesta
sobrenaturalmente y envía pan del cielo para alimentar a su pueblo en el desierto, algo que
nunca antes se había escuchado.
d. MULTIPLICACIÓN DE LOS PANES Y LOS PESCADOS, Jn. 6:1­15: Al igual que en el
desierto, El Señor da de comer a su pueblo, pero ahora de forma diferente aunque también
milagrosa, multiplicando los panes y los pescados para que el pueblo no desfalleciera.
·
PRODIGIOS: Se traduce de la palabra griega teras, que también significa portento, presagio
o señal que anuncia un suceso. Tal como se puede ver en las acepciones de esta palabra, no
solo tienen el propósito de evidenciar el poder de Dios, sino que también anuncian
acontecimientos.
a. DETENER LA LLUVIA, 1 R. 17:1; 18:1: Dios dejar ver nuevamente su soberanía sobre las
leyes naturales (Jer. 33:25; Mr. 4:41), en este caso leyes climáticas, deteniendo la lluvia por
medio de Elías y dejándola caer nuevamente por la palabra de su siervo (Job 37:6).
b. DETENER EL SOL, Jos. 10:12­13: Este es uno de los prodigios mas grandes que
encontramos en la Biblia, Josué estaba ordenó al sol a que se detuviera, esto es diferente a
cuando Elíseo hizo flotar el hacha o cuando el Señor caminó sobre el agua rompiendo la ley
de la gravedad, porque aquí se estaba afectando a l planeta, y lo tremendo es que Dios hizo
que el sol se detuviera (Job. 38:33; Jer. 31:35; 33:25).
c. PRODIGIOS EN EL CIELO Y SEÑALES EN LA TIERRA, Hch. 2:19­21: El Señor Jesús
enseñó a sus discípulos que en el tiempo final derramaría de su Espíritu sobre todo su
pueblo y que antes del regreso por su amada habrían señales y prodigios que indicarían que
el tiempo estaba cercano (Mt. 24:29­30; 2 P. 3:10).
Las operaciones del Padre no se manifestaron únicamente en la era del Padre sino también se
dejaron ver durante la era del Hijo (Mt. 10:5­8) y siguen haciéndolo en la era del Espíritu Santo
(Hch. 5:12).
CONCLUSIÓN: El apóstol Pablo dijo que el evangelio que él anunciaba no consistía en palabras
de humana sabiduría, sino en demostración del Espíritu Santo y de poder, para que nuestra fe no
esté fundamentada en al sabiduría de los hombres, sino en el orden de Dios (1 Co. 2:4­5), de
manera que las Operaciones del Padre son necesarias y están vigentes para este tiempo, sin
embargo, es importante que en nosotros exista el equilibrio de no ir en pos de las señales sino,
amar la verdad de Dios, por medio de su Palabra y que las señales sigan y confirmen a la Palabra
(Mr. 16:19­20). Por otra parte, es importante notar que así como el Padre, el Hijo y el Espíritu
Santo son uno y cada uno de ellos complementa la Obra de Dios en nuestra vida, de manera que,
en el cuerpo de Cristo deben manifestarse los tres tipos de dones para que la ministración de Dios
a nuestra vida sea completa y equilibrada.