Cuestiones relativas a las estrategias de aprendizaje y su relación con el aprendizaje efectivo. http://www.salvador.edu.ar/uc2-1212.htm Pablo Narvaja (Primeras Jornadas Electrónicas sobre Educación a Distancia -Ministerio de Cultura y Educación Buenos Aires, 24 al 27 de noviembre de 1998) Introducción Desde hace algunos años se puede constatar un creciente interés por una comprensión profunda del aprendizaje autodirigido, intencional. Con el trasfondo de las exigencias para adquirir competencias profesionales que cambian rápidamente, se ha vuelto una pregunta importante, sobre todo para la educación de adultos, cómo deben ser configurados los procesos de aprendizaje de modo tal de que faciliten aprendizajes futuros desde el punto de vista del proceso y de la motivación. En la literatura, se ha aceptado un modelo según el cual el aprendizaje experto es considerado un proceso reflexivo donde el que aprende dirige activamente la conexión recíproca entre actividades de aprendizaje, objeto, metas específicas y requerimientos personales en vistas a saberes y motivos propios. Característica central del aprendizaje experto es la utilización planificada y adaptativa de estrategias cognitivas, metacognitivas y motivacionales referidas a la conducta. Según Biggs (1993) la investigación sobre estrategias de aprendizaje descansa sobre dos concepciones teóricas diferentes. La mayor parte de los trabajos se refiere al modelo de procesamiento de la información e intenta determinar la significación de las estrategias de aprendizaje para el procesamiento de la información. El segundo grupo de trabajos orientados más fuertemente al contexto parten de una fenomenología de la conducta real de estudio y aprendizaje en instituciones. (Para profundizar este tema ver: Yussen, 1985 y Weil-Barais, 1993) Elementos de una definición de 'estrategia' Por estrategias de aprendizaje debe entenderse, apoyándonos en Klauer (1988) y Friedrich & Mandl (1992), secuencias de acción dirigidas a la obtención de metas de aprendizaje. Representan complejas operaciones cognitivas que son antepuestas a los procedimientos específicos de la tarea. En general, las estrategias de aprendizaje son representadas mentalmente como planes de acción. Es discutido si se habla de utilización de estrategias sólo para conductas conscientes de decisión, o también para secuencias de acción que se aplican rutinariamente. Existe un punto medio entre ambas posiciones para el cual las estrategias son comprendidas como modo de proceder que conduce a una meta y que, al principio es utilizado conscientemente pero paulatinamente es automatizado pero que permanece con la capacidad de volverse consciente. Borkowsky y colaboradores (1987) han mostrado que la aparente espontaneidad en el uso que una persona hace de estrategias de aprendizaje es, en realidad, el resultado de una interacción compleja que incluye el conocimiento que tiene de las estrategias, el conocimiento de las estrategias de coordinación de alto nivel y sus creencias motivacionales. Las reflexiones teóricas que parten de la estructura de situaciones de aprendizaje escolares aceptan que, en comparación con el aprendizaje incidental, la escuela ofrece condiciones estructuralmente favorables para la adquisición de estrategias efectivas de aprendizaje de un grado de generalidad medio. Pues el aprendizaje en la escuela, en comparación con otras situaciones vitales, está, en gran medida, diferenciado temáticamente, estandarizado institucionalmente, y está edificado sobre procesos sistemáticos y de larga duración, de tipo acumulativos. El marco constante de la clase se preocupa por una continuidad temática y por la complejidad. Al mismo tiempo, la estructura de las situaciones, más allá de los contenidos, es mucho más homogénea que lo que vale para las situaciones de la vida cotidiana fuera de la escuela. Desde una perspectiva evolutiva, con la adquisición de estrategias de aprendizaje y de pensamiento, específicas para un contexto en diferentes campos de conocimiento, se edifican al mismo tiempo potenciales estrategias más generales. El conocimiento acerca de la estrategia es, en un comienzo, poco estructurado internamente. En el transcurso del aprendizaje escolar y con el ensanchamiento de la base de conocimiento disponible se debería diferenciar el repertorio de estrategias, tanto que la implementación de estrategias de aprendizaje puede llegar a ser un proceso de adaptación crecientemente flexible. Weinstein y Mayer (1986) distinguen primeramente tres grandes grupos de estrategias: estrategias cognitivas, metacognitivas y estrategias de administración de recursos. Entre las estrategias cognitivas se cuentan estrategias de memorización, elaboración y transformación. Dentro de las de memoria se identifican las estrategias de repetición, reglas mnemotécnicas, etc. Las estrategias de elaboración sirven para construir estructuras de sentido al interior de los materiales a aprender, la integración de un nuevo material con el saber ya almacenado y la transferencia de lo aprendido a otros contextos. Las estrategias de transformación son, en primer lugar, modos de proceder de reducción de información que estructuran los procesos de selección y codificación. El segundo grupo de estrategias de aprendizaje lo conforman las llamadas estrategias metacognitivas, a las que pertenecen las estrategias de planificación, control y regulación del propio proceso de aprendizaje. Una disponibilidad flexible de estrategias metacognitivas es una condición decisiva para el aprendizaje autodirigido. El aprendizaje efectivo no sólo exige saber condicional acerca de las propiedades y efectividad de los elementos que ayudan para aprender, sino también estrategias de control metacognitivo que dirigen el propio proceso de aprendizaje. Esto vale tanto para la planificación del aprendizaje y la selección de estrategias de aprendizaje como para el control de los procesos de comprensión y la modificación de los modos de proceder ante el surgimiento de dificultades de aprendizaje. Estas estrategias de control, que cumplen funciones ejecutivas y de autorregulación, son la clave del aprendizaje reflexivo. Breve referencia necesaria al concepto de Metacognición: en este apartado se intenta mostrar el origen del concepto de metacognición y su importancia para la interpretación teórica de la conducta inteligente y del aprendizaje experto. El concepto de metacognición fue desarrollado por J. H. Flavell a partir de una serie de trabajos sobre diferentes aspectos de la memoria. En 1970, conjuntamente con Friedrichs y Hoyt, llevó a cabo una investigación que consistió en proponer a niños de diferentes edades, en primer lugar, que evaluaran el alcance inmediato de su memoria luego de observar una serie de objetos representados en orden sobre una lámina y presentados de a uno. Ellos debían responder si estaban en condiciones de recordar correctamente el nombre de las imágenes observadas. Posteriormente, debían calcular el alcance de memoria para tales ítems, y finalmente estimar su preparación para recordar ítems después de tres períodos de estudio cuya duración era determinada por ellos mismos. Los resultados mostraron dos tendencias: por un lado, el porcentaje de niños que fallaban en relacionarse de un modo realista con la tarea mostraba un claro decrecimiento con la edad. Por otro, precisamente entre esos niños, existía una significativa tendencia a ser más exactos en sus predicciones que los más jóvenes. Los más grandes mostraron una evaluación mucho más certera de sus estados y procesos de memoria que los más jóvenes. Esto se observó claramente en su superior predicción del alcance de la memoria y su superior juicio posterior acerca de la preparación para el recuerdo. Pero también, por el compromiso mayor de estos niños en muchos actos de estrategias mnemónicas como 'anticipación' y 'ensayo'. El juicio de que el recuerdo está listo para ser testeado es el último y más saliente de toda una serie de juicios y predicciones acerca de su estado de recuerdo, que resultan y conducen las conductas estratégicas de memoria. La principal conclusión de esta investigación fue que existe una relación estrecha entre lo que los niños hacen para memorizar material y lo que ellos conocen acerca de sus estados y procesos de memoria. En este trabajo se insinúan los dos niveles que formarán parte de la definición del concepto de metacognición: 1) saber acerca de la propia memoria, dimensión a la que se hacía referencia cada vez que se demandaba a los niños del experimento estimar los problemas de memoria, y 2) control y monitoreo de la propia cognición, cuando se apuntaba a conocer el estado de madurez de los procesos ejecutivos encargados de la dirección de la cognición y se preguntaba acerca de la preparación para el recuerdo. En 1976, en un trabajo sobre los aspectos metacognitivos referidos a la resolución de problemas, Flavell define el concepto de metacognición extendiendo el campo originariamente focalizado sobre los procesos de memoria. Esta definición, que fue tomada como punto de partida por muchos investigadores para la mayoría de los trabajos posteriores sobre este tema y marcó las líneas principales de investigación, consideraba la metacognición como el conocimiento relativo a los propios procesos y productos cognitivos o todo lo relacionado con las propiedades de datos o información relevantes para el aprendizaje. En cualquier tipo de operación cognitiva con el entorno humano y no-humano ocurre una variedad de actividades de procesamiento de la información. Metacognición hace referencia, entre otras cosas, al monitoreo activo y la consecuente regulación y orquestación de estos procesos en relación con los objetos o datos con los que tiene que ver, usualmente al servicio de una meta concreta u objetivo. Es importante, destacar los dos niveles incluidos en la definición para evitar muchas de las confusiones que se han originado a partir de la falta de discriminación de los mismos. Uno es el nivel del conocimiento acerca del propio conocimiento. El segundo, el de los procesos de chequeo, monitoreo y control, los llamados procesos ejecutivos en el marco de las teorías de procesamiento de la información. Habilidades Metacognitivas como control de la propia cognición: dentro de la línea de investigación dedicada a esta dimensión de la definición se incorporaron diferentes perspectivas teóricas (Procesamiento de la Información, Psicología Histórico - cultural, Psicología Genética; cf. Brown, A. L., 1983) para tratar de abordar los problemas que de ella derivan, entre los que haremos mención a: • • • - identificación y descripción de las habilidades de regulación y control de la propia cognición, y su influencia en la resolución de problemas y en procesos como transferencia y comportamiento experto; - incorporación del concepto a una teoría general de la inteligencia; - desarrollo evolutivo de los procesos de autorregulación y explicación acerca de los resultados del desarrollo: ¿qué se desarrolla? El concepto de control de la acción procede de los modelos de procesamiento de la información. La mayoría de estos modelos postula la existencia de un procesador central, traductor, supervisor o de un sistema ejecutivo que asume la función de una evaluación inteligente de sus propias operaciones. Es decir, posee la capacidad de valorar las propias aptitudes y limitaciones con respecto a las demandas cognitivas de una tarea específica, la capacidad de evaluar y controlar el propio desempeño en esa tarea y la capacidad de decidir si se sigue adelante, se modifica la estrategia o se abandona. Brown y Campione (1978), y Brown (1978) asumen la segunda dimensión de lo que Bobrow, y Bobrow & Norman (1975) consideran auto-conciencia, y mecanismo central consciente de control de procesos y organización de recursos, y lo mencionan entre las teorías que explican por este medio una parte significativa del comportamiento inteligente. Las habilidades metacognitivas involucran, entonces, un control inteligente de las propias acciones y constituyen una de las características básicas del pensamiento eficiente en un amplio espectro de tareas de aprendizaje. En el artículo Desarrollo, escolarización y adquisición de conocimiento sobre conocimiento, Brown (1977) considera los efectos de la educación formal sobre diferentes tipos de conocimiento. Apoyándose en la distinción de Vygotsky de dos fases en el desarrollo del conocimiento, la primera automática e inconsciente seguida por un incremento gradual en el control activo sobre este conocimiento, la autora se concentra en la cuestión del control consciente de este conocimiento como indicador de madurez evolutiva, en el marco del problema de los procesos ejecutivos, es decir, en el sistema de estrategias empleado al servicio de la adquisición y uso efectivo de la base de conocimiento. Una característica esencial de este mecanismo central es la capacidad de ejecutar una evaluación inteligente de sus propias operaciones cognitivas, como una forma de autoconciencia o de conocimiento explícito de sus propias operaciones, necesario para cualquier sistema eficiente de resolución de problemas. Dentro de este sistema de control se incluyen las siguientes habilidades: • • • • • - predecir limitaciones de la capacidad propia - ser consciente de su repertorio de rutinas heurísticas y del apropiado dominio de utilidad, identificar y caracterizar el problema, - planear y organizar rutinas adecuadas para la resolución de problemas, - monitorear y supervisar la efectividad de las rutinas utilizadas, - evaluar dinámicamente estas operaciones frente al éxito o fracaso, de manera de prever su duración. Estas formas de decisión ejecutiva son cruciales para la solución eficiente de problemas y es la esencia de las operaciones mentales inteligentes y de madurez cognitiva. Uno de los rasgos más generales del niño es que es menos consciente de sus propios procesos de pensamiento, y es menos capaz de evaluar tales procesos que los mayores. Por eso, el problema de la autoconciencia y del control ejecutivo es de interés central en relación con las capacidades de los niños para resolver problemas, y se enmarca en el área del desarrollo metacognitivo, es decir, "del conocimiento de los niños de su propio conocimiento" (p. 243). La madurez cognitiva implica no sólo una estimación razonable de la accesibilidad de los propios hechos de conocimiento, sino también un conocimiento de los hechos que no pueden ser conocidos y de cuáles pueden ser deducidos a partir de los ya existentes. Los niños más jóvenes aparecen más inconscientes de las limitaciones de su capacidad de memoria y de que ellos pueden hacer un uso más eficiente de su capacidad limitada por medio de una intervención estratégica. (cita a Flavell y Kreutzer, 1974; y Flavell et al. 1970). Funciones de los procesos ejecutivos son la capacidad de reconocer que un plan puede ayudar a hacer más eficiente el uso de una capacidad limitada; seguir el rastro de las operaciones empleadas y monitorear el resultado de la estrategia de intervención, de juzgar el alcance de la utilidad de una estrategia y la habilidad de aplicar la heurística a nuevas situaciones. Estas funciones se desarrollan tardíamente, y no llegan a ser dominadas fácilmente por el niño joven. La escolarización, si bien no se trata del único factor que influye en la adquisición y dominio de estas habilidades metacognitivas, tiene asignado un rol determinante. La metacognición fue tomada en cuenta también a la hora de ensayar explicaciones acerca de los resultados del desarrollo. Así, en la segunda parte del libro Children's Thinking: What Develops?, editado por Robert Siegler (1978) se aborda el tema de las habilidades de autorregulación y control como la diferencia fundamental entre el experto y el novato: su posición consta de tres proposiciones: 1. los niños más jóvenes actúan pobremente en una variedad de tareas porque fallan al introducir las estrategias necesarias; 2. si ellos son entrenados para la utilización de una estrategia deseada, su rendimiento mejora, aunque sea temporariamente; 3. si la tarea no demanda intervención estratégica, las diferencias individuales pueden ser mínimas. La explicación del déficit de los novicios para resolver problemas está entonces focalizada en la falta de disponibilidad de estrategias metacognitivas. El repertorio de estrategias de aprendizaje de los alumnos se diferencia hacia los 14-15 años con la ampliación del saber condicional acerca de la posibilidad de utilización de estrategias y de un manejo más consciente de las posibilidades de control metacognitivas. Las habilidades básicas metacognitivas incluyen la predicción de la consecuencia de una acción o evento, chequeo de los resultados de la propia acción (¿lo hice?), monitoreo de la marcha de la propia actividad (¿cómo lo estoy haciendo?), la comprobación con la realidad (¿tiene sentido?), y una variedad de otras conductas de coordinación y control deliberados para aprender y resolver problemas. Estas habilidades son las características básicas de un pensamiento eficiente, y una de sus más importantes propiedades es que son trans-situacionales. Se aplican a un amplio conjunto de actividades de resolución de problemas, desde el marco de actividades artificialmente estructuradas del experimento, hasta las situaciones de la vida cotidiana. Vigostki, como se mencionó anteriormente, es uno de los que primero describió las dos fases del desarrollo del conocimiento: primero su adquisición inconsciente y automática, seguida por un incremento gradual en control activo y consciente sobre este conocimiento. Existe entonces un considerable acuerdo entre psicólogos americanos y soviéticos acerca de que una cosa que se desarrolla en una variedad de situaciones de resolución de problemas es el incremento de un control consciente y de regulación de estrategias orientadas a determinados fines. Volviendo al esquema de Weinstein y Meyer (1986) podemos afirmar que las estrategias de elaboración, transformación y metacognitivas pueden ser caracterizadas sintéticamente como estrategias de procesamiento en profundidad, a diferencia de las estrategias superficiales o de repetición. El tercer grupo de estrategias mencionado por esos autores se refiere a las estrategias de administración de recursos, que son caracterizadas como estrategias de apoyo. Wild, Schiefele & Winteler (1992) diferencian entre administración de recursos internos y externos. Dentro de las estrategias internas mencionan el control del esfuerzo y la atención, tanto como la atención planificada del tiempo de aprendizaje. La administración de recursos externos se refiere, por el contrario, a la conformación óptima del entorno de aprendizaje personal y material. El saber disciplinario y las estrategias de aprendizaje se desarrollan simultáneamente. Este modelo de una influencia bidireccional se ha impuesto: el saber específico es condición para la adquisición de estrategias y la utilización de estrategias facilita la apropiación de nuevo saber e incluye la idea de la compensación recíproca entre ambos aspectos. El saber estratégico no es, sin embargo, una condición suficiente para la utilización de estrategias de aprendizaje. Esto vale mucho más para el aprendizaje escolar que rara vez transcurre sin presión. Los alumnos tienen su propia historia de aprendizaje, en cuyo transcurso desarrollan la representación de sus propias metas y esbozan una imagen crecientemente realista de sí mismos en su rol de aprendices. Las orientaciones a las metas y las cogniciones ligadas a sí mismo influyen el proceso de aprendizaje, regulan tanto la asignación del esfuerzo como la forma y calidad del compromiso con el aprendizaje en general. Precisamente la utilización de estrategias de aprendizaje exigentes como las de elaboración, transformación y metacognitivas parece depender considerablemente de los motivos en relación con el contenido de aprendizaje y de la creencia en la posibilidad de control de la situación de aprendizaje. La convicción de que el aprendizaje conduce al éxito y al saber puede activar en una medida suficiente los recursos personales que son covariables estables de estrategias de procesamiento profundo. Una utilización eficiente de estrategias de aprendizaje reposa sobre una coordinación que se logra entre saber específico, saber estratégico, control metacognitivo y creencias motivacionales. En conexión con esto se investigó de diferentes maneras especialmente la significación de características motivacionales en el proceso de aprendizaje. Cuatro complejos de variables parecen ser claves en este sentido: • • • - La convicción acerca de la posibilidad de control del proceso de aprendizaje y la creencia en la disponibilidad de los recursos personales necesarios. - La valoración positiva acerca del proceder sistemáticamente y la convicción acerca de la utilidad de las estrategias de aprendizaje. - La orientación de la dinámica motivacional al contenido, la que es comprendida o bien por la selección de las metas o por los intereses. • - El control voluntario del mantenimiento de la motivación ante metas divergentes o interés débil. La investigación sobre la motivación centró la atención en dos orientaciones motivacionales enfrentadas: de un lado la orientación a la tarea, y del otro hacia las consecuencias. En un caso se mantiene el proceso de aprendizaje intrínsecamente por la expectativa de crecimiento de la competencia o la experiencia durante el cumplimiento de la tarea e implica un interés en hacer lo mejor que uno puede sin importar lo que hagan los otros (cf. Nolen, 1988). En el segundo caso, las expectativas sobre consecuencias secundarias regulan el aprendizaje extrínsecamente, puesto que se busca una actuación que sobresalga en relación con otras personas. Dweck (1986) caracterizó estas orientaciones motivacionales como 'orientación hacia el aprendizaje' y 'orientación hacia la performance': en el primer caso, se busca el desarrollo de competencias, y en el segundo, competir. La orientación a la tarea o el interés parecen ser esenciales para la implementación activa de estrategias de procesamiento profundo. Por el contrario, la orientación extrínseca a la meta (orientación hacia la performance) no está conectada en modo significativo con la utilización de estrategias de aprendizaje. Las estrategias de procesamiento profundo aparecen como variables mediacionales entre la orientación intrínseca a la meta y el éxito en el aprendizaje. La conexión más clara se produce por la utilización de estrategias metacognitivas. Los resultados del estudio de Baumert (1993) muestran el alcance de la interacción entre creencias motivacionales y uso de estrategias: *La convicción general acerca de la posibilidad de control de la situación de aprendizaje escolar y, especialmente, la confianza en poder satisfacer las expectativas de rendimiento a través del esfuerzo personal, son condiciones importantes de un aprendizaje significativo. Ambos son pre-requisitos para el desarrollo de una orientación al aprendizaje, para la experiencia y adquisición de competencias. *Las preferencias en relación con las metas influyen el proceso de aprendizaje. Ellas regulan especialmente la disposición al esfuerzo y la utilización de estrategias de aprendizaje. La utilización de estrategias de procesamiento profundo en el contexto escolar depende primariamente de una suficiente orientación a la tarea. Por el contrario, las convicciones acerca de la propia efectividad influyen la selección de la estrategia sólo indirectamente mediada por la orientación al contenido (orientación al aprendizaje) de la motivación. Las motivaciones de performance social deben ser identificadas como una dinámica independiente de la motivación extrínseca. *Los descubrimientos de Pintrich y De Groot (1990) insinúan la hipótesis que, más allá de los efectos confusos de la orientación a la tarea y la utilización de estrategias, no se puede demostrar ninguna influencia específica sobre el rendimiento en el aprendizaje. Esto podría ser interpretado como un indicio de que ante las exigencias preponderantemente reproductivas de la escuela, no se hace honor a la utilización de estrategias de aprendizaje exigentes y significativas. Eso es también una hipótesis alternativa para considerar que parte de una significación diferencial de la utilización de estrategias de procesamiento profundo, según la situación motivacional. En síntesis, motivación intrínseca y la utilización de estrategias de elaboración y de control metacognitivo covarían. Conclusión El aprendizaje autodirigido descansa sobre la coordinación de 'habilidad y voluntad'. La utilización de elaboradas estrategias de aprendizaje, cognitivas y metacognitivas, se puede comprender sólo en relación con la dinámica motivacional. Las preferencias de metas o, más general, la orientación al contenido de la motivación influye considerablemente la forma y la calidad de los procesos de aprendizaje. La motivación de performance social (ego orientation) no juega, por el contrario, para la conformación individual de procesos de aprendizaje, ningún rol, ni interfiere manifiestamente con las preferencias de metas intrínsecas. La orientación a la tarea y la utilización de estrategias de procesamiento profundo son dependientes de la confianza en la disponibilidad de los recursos personales suficientes y de la posibilidad de control de la situación. La idiosincracia del aprendizaje individual - independientemente de la cuestión de si está impregnada de estrategias de repetición o de procesamiento profundo - tiene para el éxito escolar sólo una significación subordinada. Como explicación se puede argumentar que en la escuela se priorizan rendimientos reproductivos, parcializados y disponibles solamente en el corto plazo, de modo que un compromiso real con los contenidos y un proceder estratégico en el aprendizaje pueden llegar a ser irrelevantes para el éxito. El rendimiento especial del aprendizaje autorregulado está en la utilización flexible y adecuada, tanto a la tarea como a la situación, de múltiples estrategias de aprendizaje y en una adecuada administración de la motivación. En el interior de un mismo campo de aprendizaje se debe contar con una variación intra - individual del compromiso motivacional y de la utilización de estrategias, que depende de la significación subjetiva, de la dificultad de la tarea específica y de la exigencia de la situación en relación con la corrección y el tiempo asignado para la solución. Algunas cuestiones para la educación a distancia: - La educación a distancia supone un aprendizaje que se desenvuelve de modo autónomo guiado por algún tipo de experto (tutor): ¿en qué medida se puede asumir la existencia de la capacidad para aprender autónomamente como dada? - ¿Cómo puede contribuir una propuesta de educación a distancia al desarrollo de las habilidades estratégicas necesarias para un aprendizaje eficiente? - ¿Es posible generar una disposición motivacional que favorezca la utilización de estrategias de aprendizaje, a través de la orientación a la tarea, la conciencia del control de la tarea en relación con la acción propia, y de la disponibilidad personal de los recursos necesarios para abordarla? - A partir de las reflexiones precedentes, ¿qué impactos tendrá sobre un diseño de capacitación a distancia la inclusión de objetivos que apunten a la adquisición de los diferentes tipos de estrategias de aprendizaje? Bibliografía Baumert, Jürgen (1993). Lernstrategien, motivationale Orientierung und Selbstwirksamkeitsüberzeugungen im Kontext schulischen Lernens. In: Unterrichtswissenschaft, Heft 4, 327-354. Biggs, J.B. (1993). What do inventories of students' learning processes really measure? A theoretical review and clarification. In: British Journal of Educational Psychology, 63, 3-19. Borkowsky, John; Carr, Martha & Pressley, Michael (1987). "Spontaneous" Strategy Use: Perspectives from Metacognitive Theory. In: Intelligence 11, 61-75. Constantino, G.D. (1995). Didáctica Cognitiva. Buenos Aires, CIAFIC ediciones. Dweck, C. (October 1986). Motivational Processes Affecting Learning. In: American Psychologist, Vol. 41, No. 10, 1040-1048. Friedrich, F.H. & Mandl, H. (1992). Lern- und Denkstrategien. Ein Problemaufriss. In: Mandl, H. & Friedrich, H:F: (Hrsg.): Lern- und Denkstrategien, 3-54. Göttingen, Hogrefe. Klauer, K.J. (1988). Teaching for learning to learn. A critical appraisal with some proposals. In: Instructional Science, 17, 351-367. Nolen, Susan B. (1988). Reasons for Studying: Motivational Orientations and Study Strategies. Cognition and Instruction, 5(4), 269-287. Pintrich, P. R. & De Groot, E. (1990). Motivational and Self-Regulated Learning Components of Classroom Academic Performance. In: Journal of Educational Psychology, Vol.82, No 1, 33-40 Resnick, L. & Klopfer, L. (eds.) (1989). Currículum y cognición. Buenos Aires, Aique. Siegler, R. (1978). The Origins of Scientific Reasoning. In: Siegler, R. (ed.): Children's Thinking: What Develops? New Jersey, L. Erlbaum. Weil-Barais, Annick (1993). L'homme cognitif. París, Presses Universitaires de France. Weinstein, C.E. & Mayer, R.E. (1986). The teaching of learning strategies. In: Wittrock, M.C. (ed.): Handbook of research in teaching, 3rd. Edition. (p. 315-327). New York, Macmillan. Wild, K.P., Schieffele, U. & Winteler, (1992). Ein Verfahren zur Erfassung von Lernstrategien im Studium. In: Arbeiten zur Empirischen Pädagogik, und Pädagogischen Psychologie, Gelbe Reihe, Nr. 10. Yussen, Steven (1985): El rol de la metacognición en las teorías contemporáneas del desarrollo cognitivo. En: Forrest-Presley, D.L., MacKinnon, G.E., Gary Weller, F. (Eds.): Metacognición, cognición y performance humana. Orlando, Academic Press. Notas: (1) Flavell, John H./ Friedrichs, Ann/ Hoyt, Jane: Developmental Changes in Memorization Processes. In: Cognitive Psychology, 1, 1970, 324-340.- (2) Flavell, John H.: Metacognitive Aspects of Problem Solving. In: Resnick, Lauren B. (ed.): The Nature Of Intelligence. L. Erlbaum, NJ: 1976.(3) " Metacognition refers to one's knowledge concerning one's own cognitive processes and products or anything related to them, e.g., the learning-relevant properties of information or data. For example, I am engaging in metacognition (metamemory, metalearning metattention, metalanguage, or whatever) if I notice that I am having more trouble learning A that B; if it strikes me that I should double-check C before accepting it as a fact; if it occurs to me that I had better scrutinize each and every alternative in any multiple-choice type task situation before deciding which is the best one; if I become aware that I am not sure what the experimenter really wants me to do; if I sense that I had better make a note of D because I may forget; If I think to ask someone about E to see if I have it right. Such examples could be multiplied endlessly. In any kind of cognitive transaction with the human or nonhuman environment, a variety of information processing activities may go on. Metacognition refers, among other things, to the active monitoring and consequent regulation and orchestration of these processes in relation to the cognitive objects or data on which they bear, usually in the service of some concrete goal or objective." (Flavell, 1976, P. 232). (4) Bobrow, Daniel/ Norman, Donald A.: Some Principles of Memory Schemata. In: Bobrow, Daniel/ Collins, Allan (eds.): Representation and Understanding. Studies in Cognitive Science. Academic Press, Orlando, San Diego New York, 1975. (5) Brown, Ann L. : Develoment, Schooling and the Acquisition of Knowledge about Knowledge: Comments on chapter 7 by Nelson. In: Schooling and the acquisition of knowledge. Edited by: Anderson, R/Spiro, R. NJ: Erlbaum: 1977. (6) "Novices often fail to perform efficiently, not only because they may lack certain skills but because they are deficient in terms of self-conscious participation and intelligent self-regulation of their actions. The novice tends not to know much about either his capabilities on a new task or the techniques necessary to perform efficiently; he may even have difficulty determining what goals are desirable, let alone what steps are required to get there". (p.13)