el centro como marco de educación par la convivencia.

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EL CENTRO COMO MARCO DE
EDUCACIÓN PAR LA CONVIVENCIA.
AUTOR: JOSÉ MANUEL BLANCO MARCOS
Correo electrónico: [email protected]
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RESUMEN DE LA COMUNICACIÓN
Planteamos una serie de reflexiones, análisis y propuestas que inciden en la
mejora del clima escolar y de las relaciones que se establecen entre los
distintos miembros de las comunidades educativas.
Partimos de un concepto global de convivencia en el que inciden múltiples
factores y, por ello, los objetivos que proponemos están orientados a
identificar las principales variables que determinan la convivencia en los
centros educativos para hacerlas visibles y presentes en los Proyectos
Educativos de los mismos. Las actividades que se presentan (de
sensibilización, diagnóstico, planificación, formación, evaluación, difusión..)
contribuyen a desarrollar un proceso sistemático de intervención educativa que
favorece la unidad necesaria para la consecución de una convivencia positiva
en los centros. El método de trabajo utilizado tiene un carácter inclusivo,
constructivo y sistemático. Las conclusiones enfatizan los factores relevantes
que potencian modelos de convivencia positiva: ambiente emocional,
organización social del aula, liderazgo, procesos de comunicación- información.
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DESARROLLO DE LA COMUNICACIÓN
OBJETIVOS
•
Propiciar un marco de reflexión sobre la importancia que tienen los
centros educativos como ámbitos ideales para educar en convivencia.
•
Analizar la complejidad que entraña el concepto de convivencia.
•
Enfatizar la importancia de una convivencia positiva en los centros y
entre todos los miembros que constituyen las comunidades educativas.
•
Favorecer la integración de valores en los Planes de Centro para
fomentar el respeto a la diversidad y potenciar la igualdad entre hombres
y mujeres.
•
Poner de manifiesto la relevancia que tiene el Plan de Convivencia en
los Centros Educativos, como instrumento que articula y concreta la
organización y funcionamiento de los mismos en relación con la
convivencia.
•
Sensibilizar a las comunidades educativas sobre la importancia de
asumir compromisos encaminados a potenciar el desarrollo del modelo
de convivencia adoptado en el centro.
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ACTIVIDADES
De motivación y sensibilización
Encaminadas a generar interés y crear inquietudes, sobre la necesidad de
mejorar la convivencia en el Centro, entre todos los sectores que componen la
Comunidad Educativa. Para ello, se pueden desarrollar: campañas
informativas, mesas de diálogo, constitución de grupos de dinamización, etc.
De Diagnóstico Inicial
Orientado a hacer una valoración inicial de la situación existente en el centro y
determinar, de forma precisa, los aspectos relacionados con la convivencia que
es necesario abordar para consolidar su eficacia o mejorarlos. Algunos de los
factores que podemos contemplar en este diagnóstico están relacionados con:
•
El marco conceptual: debatiendo sobre el concepto de convivencia que
se tiene en el centro, los tipos de problemas más frecuentes que se dan,
las actitudes que se manifiestan ante los conflictos, los tipos de
relaciones interpersonales que se mantienen, el tratamiento de la
educación emocional
•
El marco curricular: analizando los modelos de enseñanza y aprendizaje
que prevalecen en el centro, estrategias metodológicas que se
desarrollan, contenidos curriculares y habilidades básicas que se
priorizan en función del contexto,….
•
El marco organizativo y estructural del centro: identificando los aspectos
organizativos que pueden influir en la mejora de la convivencia, como
por ejemplo: distribución y uso de espacios, aprovechamiento de los
recursos materiales y humanos disponibles en el centro , mecanismos
4
de coordinación, tratamiento de la diversidad, formación específica para
abordar temáticas relacionadas con la convivencia, cauces de
participación, sistemas de autorización, gestión del aula de convivencia,
equipos de mediación…
•
El ámbito familiar: reflexionando sobre el perfil que, en general,
caracteriza a las familias del centro: nivel socioeconómico, estilos
educativos, valores que predominan, tipo de relación familia-centro,
grado de implicación y participación de la familia en la vida del centro,
motivación para suscribir compromisos de convivencia con el centro….
•
El contexto social del centro: reconociendo los rasgos generales que
caracterizan el entorno donde se ubica el centro, valorando los
mecanismos de coordinación con otras instituciones, revisando y
analizando la oferta de acciones formativas que se convocan en la
localidad así como las actividades socioculturales y de asociacionismo
juvenil presentes en el entorno.
El mecanismo para la elaboración del Diagnóstico Inicial será:
•
Recogida de datos mediante cuestionarios, indagación….
•
Análisis de la información.
•
Elaboración de conclusiones con los datos obtenidos.
•
Divulgación de conclusiones a todos los sectores de la Comunidad
educativa.
5
De Planificación
Es muy importante que los centros sistematicen en un PLAN, el modelo de
convivencia por el que la Comunidad Educativa opta, a partir de los datos
obtenidos en el diagnóstico. Para ello es muy importante:
•
Establecer los principios y ejes fundamentales sobre los que se asienta
el Plan para prevenir, detectar, mediar y resolver los posibles conflictos
que pudieran plantearse
•
Fijar los objetivos que se pretenden conseguir
•
Especificar tareas y actuaciones que se llevarán a cabo, en función de
las normas generales de convivencia establecidas y las particulares de
cada aula.
•
Determinar actuaciones específicas para la prevención y tratamiento de
la violencia sexista, racista y cualquier otra manifestación
•
Especificar responsables para el desempeño de las tareas, los recursos
disponibles y los procedimientos a seguir
•
Temporalizar el plan: reuniones generales, actuaciones específicas de
comisiones…
•
Evaluar el Plan.
De Formación
Las actividades de formación están encaminadas a dotar de competencias al
profesorado, al alumnado y a las familias para que puedan poner en práctica
los objetivos del Plan de Convivencia. Las modalidades formativas más
utilizadas por el profesorado son: cursos con seguimiento, grupos de trabajo y
proyectos de formación en centros
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Algunos ejemplos de temáticas de formación más demandadas por el
profesorado y por los centros están relacionadas con:
o Intervención Sistémica en el Contexto Escolar.
o Convivencia y Acción Tutorial.
o Educación Emocional
o Mediación en la Resolución de Conflictos. El alumnado ayudante.
o Convivencia y Currículum.
o Estrategias Psicoeducativas para el abordaje de la Convivencia.:
o Educación afectivo-sexual.
o Convivencia e igualdad de género
o Las TIC como herramienta para el desarrollo de la convivencia en los
Centros.
o Prevención de la violencia de género en Educación Secundaria.
La formación de familias es una herramienta muy adecuada para favorecer la
acción colectiva. En este sentido,
las acciones que se planifiquen irán
encaminadas a generar ámbitos de formación dentro del centro donde las
familias puedan compartir reflexiones y experiencias que les ayuden a afrontar
de forma adecuada la educación de sus hijos e hijas mediante el intercambio
de información, el cambio de creencias y la adquisición y desarrollo de
habilidades para la resolución de problemas. Algunas modalidades formativas
que se pueden proponer son:
•
Escuelas de padres y madres.
•
Seminarios
•
Talleres
•
Tertulias dialógicas.
•
Redes sociales
•
Guías didácticas de apoyo a las familias.
Muchas son las temáticas, relacionadas con la Educación para la Convivencia,
que se pueden abordar con las familias. Por ejemplo:
•
La familia como agente de socialización
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•
Estilos de autoridad y pautas educativas.
•
Habilidades de comunicación familiar.
•
Orientaciones para la ayuda a los hijos e hijas en el estudio.
•
Educación para el ocio y tiempo libre.
•
Educación para la tolerancia.
•
Educación, participación y democracia…..
En cuanto al alumnado, la Educación para la Convivencia no puede separarse
del currículo escolar ya que aglutina un conjunto de competencias, valores y
contenidos actitudinales que son indispensables para la formación integral de la
persona.
Un factor determinante para sistematizar el aprendizaje de la convivencia en el
aula es el Plan de Orientación y Acción Tutorial. Una persona de referencia
(el tutor o la tutora) y un tiempo disponible para ayudar, orientar y acompañar a
los alumnos y alumnas a establecer una relación y una comunicación más
positiva consigo mismos y con el grupo son piezas claves para construir climas
sociales adecuados dentro de las aulas y de los centros
Algunas actividades tipo, de carácter específico, que se pueden desarrollar con
el alumnado son:
•
Vinculadas al Programa de Mediación: entrenamiento en habilidades
de comunicación, pasos a seguir para mediar en un conflicto, rol playing
para la puesta en práctica de las habilidades y destrezas aprendidas…..
•
Vinculadas
al Programa
del Alumnado Ayudante: cualidades,
funciones, valores, habilidades sociales…..
•
Vinculadas al Aula de Convivencia: entrevistas, actividades de
autoconocimiento, autoestima, búsqueda de soluciones, respeto a las
diferencias….
•
Asambleas reguladoras de conflictos
•
Talleres de Educación en Valores,
•
Talleres de Educación Emocional
•
Dinámicas de integración y comunicación grupo
8
•
Estrategias de aprendizaje cooperativo…..
De Seguimiento y Evaluación
Las actividades de seguimiento y evaluación del Plan de Convivencia
posibilitan a los centros generar un marco de reflexión participativa orientada
hacia la convivencia positiva que siempre es generadora de calidad y mejora
educativa. Dentro de las dimensiones que se pueden revisar y evaluar en
relación con la convivencia escolar destacamos las siguientes:
•
Relaciones entre los distintos sectores de la comunidad educativa.
•
Normas de convivencia
•
Clima de aula
•
Clima y cultura de centro
•
Mecanismos de prevención utilizados para la mejora de la convivencia.
•
Estrategias desarrolladas para la resolución de conflictos.
•
Gestión organizativa y recursos disponibles.
•
Participación del alumnado
•
Participación de las familias.
•
Planes y programas desarrollados vinculados a la mejora de la
convivencia
•
Acciones formativas realizadas y repercusión de las mismas.
•
Factores curriculares.
•
Impacto que ha tenido la puesta en marcha del Plan de convivencia…..
De Comunicación y Difusión
Las actividades de comunicación y difusión son muy importantes para
favorecer el éxito e impacto que se quiere lograr con el desarrollo del Plan de
Convivencia. Los elementos a tener en cuenta para comunicar y difundir el Plan
son los siguientes:
•
La finalidad de la difusión
•
Los destinatarios internos y externos..
•
Los aspectos a difundir:
9
•
Las estrategias de difusión que se van a utilizar.
Como actividades tipo de difusión citamos:
•
Ambientación del Centro con lemas favorables a una convivencia
positiva
•
Jornadas de sensibilización.
•
Talleres de formación
•
Mesas de diálogo y encuentro.
•
Recursos didácticos de referencia: publicaciones, guías didácticas….
Las herramientas que se pueden utilizar para favorecer este proceso de
comunicación y difusión son: página Web del Centro, circulares informativas,
guías de buenas prácticas, carteles, folletos, reuniones informativas, medios de
comunicación locales….
METODOLOGÍA
Para concebir, desarrollar y evaluar el Proyecto de convivencia utilizamos una
metodología de carácter:
•
Inclusivo, porque interviene el centro, la familia, la comunidad…
•
Constructivo, porque parte de los procesos existentes en el centro y
busca soluciones orientadas a la revisión y mejora.
•
Sistemático, porque está centrada en un Plan que contiene propuestas
para ser asumidas, desarrolladas y evaluadas.
CONCLUSIONES
Hablar de Convivencia desde una perspectiva educativa es hablar, sobre todo,
de Valores porque la convivencia está presente en el trabajo que desarrollamos
día a día en las aulas y en las interacciones personales y profesionales que
mantenemos en las comunidades educativas de las que formamos parte.
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La necesidad de impregnar a las instituciones educativas de una convivencia
positiva es reconocida por los propios profesionales de la docencia y recogida
en la normativa vigente que regula nuestro sistema educativo
La escuela, por la función social que le compete debe emprender un proyecto
común y colectivo, generalizado, que dé sentido al presente y oriente el futuro
de los ciudadanos y ciudadanas jóvenes, que están en periodo de formación.
Un proyecto inspirado en valores de pluralidad, diversidad, solidaridad,
tolerancia y respeto mutuo. De estos grandes valores surgen otros más
cotidianos que hacen que la convivencia diaria sea más armónica, más
equilibrada, más justa y, en definitiva, más feliz.
Entendemos la convivencia como esa experiencia de autonomía, autoestima,
relación, pacto y compromiso que nuestra sociedad está demandando. En este
proyecto la meta es la formación de personas integrales, orientadas a la
humanización como tarea, fundamentadas en una comprensión de la vida en la
que la dignidad personal es el criterio básico y desde ese reconocimiento de la
dignidad se hace irrefutable el valor de las dignidades de los demás,
reconocimiento que se convertirá en el único garante de igualdad y
convivencia.
Podemos preguntarnos el porqué de esta propuesta “educar para la
convivencia” desde la institución escolar. La respuesta es evidente pero
vamos a justificarla con algunas razones:
•
Actualmente estamos confundiendo individualidad con individualismo y
éste nos impide percibir y entender las necesidades de la colectividad.
11
•
El grupo lo vivenciamos, la mayoría de las veces como necesidad y
amenaza. Esta amenaza del otro la intentamos superar con un fuerte
sentido de competitividad despojada de su sano sentido de
“competencia”, entendida como eficacia, autoridad, idoneidad para
desempeñar una función o realizar una tarea, y la hemos atribuido un
sentido, casi exclusivo, de oposición, lucha y rivalidad.
En este mar de confusiones, “el otro”, la “otra”, han perdido su valor y carecen
muchas veces de nuestro reconocimiento. Su dignidad no entra dentro de
nuestras claves de interpretación y acercamiento a la realidad. Por tanto, todas
las instituciones, incluidas las educativas, tienen que asumir la urgente
responsabilidad que les corresponde para abordar este problema, superar la
ambigüedad y clarificar la contradicción.
Se habla permanentemente de procesos de personalización, de sociedad
personalizada, de derechos de la persona, de dignificar la realidad personal
pero, sin embargo, a la persona la mayoría de las veces le cuesta sobrevivir en
medio de unas relaciones de convivencia poco gratificantes.
Creemos en la escuela como institución con gran capacidad de personalizar y
socializar, o más concretamente, de personalizar socializando. Y porque
creemos en este tipo de escuela, debemos fomentar desde la misma el
desarrollo de ciudadanos y ciudadanas capaces de desarrollar todas sus
posibilidades para vivir en un ambiente plural, propio de sociedades
heterogéneas y en proceso de cambio. Y debemos responder mediante
proyectos eficaces que potencien la “educación para la convivencia” sin
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complejos, sin prejuicios, como respuesta a las demandas sociales y a la
propia naturaleza del ser humano que pide ser uno en medio de los otros.
De lo planteado hasta aquí podemos deducir que la Educación en Valores en
el ámbito escolar es uno de los pilares básicos del Sistema Educativo, ya que
en torno a ellos se pueden articular de forma adecuada los distintos proyectos y
procesos que se dan en los centros escolares. Se trata de establecer
coherencia y unidad en los planteamientos individuales si se quiere conseguir
una acción educativa potente y eficaz. Esta acción, inevitablemente, necesitará
de un marco referencial y, éste no será otro que el Proyecto Educativo de
Centro.
El Proyecto Educativo de Centro puede ser concebido como un sistema
rutinario en el que todo se da por supuesto y nada se cuestiona, o como un
conjunto de “respuestas” y “alternativas” al contexto y destinatarios al que va
dirigido. Si optamos por la segunda concepción, estaremos apostando por un
Proyecto impregnado de valores, comprometido con una nueva cultura y una
nueva sociedad, y cuya finalidad prioritaria será la formación integral de la
persona.
Desde esta óptica no cabe la improvisación. Se requiere un cambio de
creencias, de actitudes, de hábitos y de prácticas para abordar los procesos de
enseñanza-aprendizaje y orientación-desarrollo desde una perspectiva más
significativa, más relevante, más explicativa.
Centrándonos en los pasos que deben seguirse podríamos decir que los
claustros de profesores y profesoras deberían dedicar tiempos concretos,
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aceptados y programados dentro del plan de trabajo para responder a algunas
preguntas claves, por ejemplo:
•
¿Cómo es nuestro alumnado?
•
¿En qué entorno se desarrolla?
•
¿Cuáles son las dificultades más significativas para su desarrollo
personal y social?
•
¿Cuáles son sus condicionamientos más fuertes?
Y como éstas, otras muchas preguntas que pueden estimular nuestra
sensibilidad educativa y nuestra capacidad de sintonía con la población a la
que nos dirigimos.
Una vez que todos estos interrogantes han sido clarificados, en el clima de
respeto al pluralismo que nos debe caracterizar, tenemos que arriesgarnos a
consensuar aquellos valores que nos parecen esenciales, imprescindibles para
que se pueda conseguir esa formación integral que necesita cualquier persona
para vivir activamente y con sentido crítico en una sociedad como la nuestra.
Hablamos de arriesgarnos porque la tarea no es fácil, porque debemos
afrontarla con generosidad y profesionalidad, sabiendo desde el principio que
cada uno de los miembros del claustro va a tener que renunciar a mantener
algunos valores y contribuir a escoger aquellos más esenciales, en todos los
casos no coincidentes plenamente con los propios.
Pues bien, ya está hecha la tarea base, ya hemos puesto los cimientos o
hemos montado la estructura desde donde vamos a poder seguir
construyendo. Pero ¿qué hacer ahora con estos valores consensuados?.
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Evidentemente se consensuan valores para que impregnen decididamente y de
forma consciente nuestra oferta educativa, por tanto el trabajo que prosigue es
“incrustar” estos valores en el Proyecto Educativo del Centro consiguiendo que
lo que podía ser una propuesta común, neutra, adquiera personalidad, nombre
e identidad.
Esto no se consigue dejando que las cosas vayan saliendo como siempre,
conformándonos con nuestro buen hacer y contando con la buenísima
voluntad, en la mayoría de los casos, de los profesionales que diariamente
acuden a clase. Hay que realizar un trabajo sistemático, organizado, de grupo
en el que todos nos sintamos representados y corresponsales, en el que cada
uno llegue a tomar conciencia de cuál es la estructura de la que parte, cuál es
el inicio, cuál es el camino y hacia dónde apunta la meta de su trabajo más
concreto que es el día a día del aula.
Las comunidades educativas deberán adaptar las intencionalidades del
sistema educativo a su realidad y elaborar sus propias finalidades educativas y
sus líneas generales de actuación pedagógica que van a ser las ideas fuerza,
los ejes de actuación y los criterios decisivos para la toma de decisiones. Como
consecuencia de lo expuesto, podemos extraer, con carácter general, una serie
de consecuencias pedagógicas:
•
La Escuela debe abordar la educación para la convivencia desde una
perspectiva global y organizada. No puede limitarse a ponderar este
valor de forma puntual.
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•
La Escuela ha de afrontar la educación para la convivencia en el marco
de un sistema de valores éticos referidos a los aspectos más humanos
de los individuos.
•
La Escuela ha de entender que la educación para la convivencia
requiere un proceso de motivación, interiorización y asimilación y, por
tanto, basado en la información, la vivencia, la reflexión y el
entrenamiento.
•
La Escuela entera debe estar impregnada de valores derivados de la
convivencia y para lograrlo, estos valores han de orientar la
organización y el funcionamiento del centro, las programaciones
didácticas, la selección de contenidos curriculares, la organización del
aula, las estrategias metodológicas, la selección de materiales y
recursos, el proceso de evaluación etc.
•
La Educación para la Convivencia no puede basarse solo en un proceso
informativo y memorístico, sino que debe centrarse en un proceso de
reflexión-acción –reflexión que ayude a percibir la realidad personal y
social de forma crítica y posibilite la interiorización..
•
La Educación para la Convivencia ha de impartirse en el marco de unas
relaciones educativas coherentes y ejemplificadoras de valores.
•
La Educación para la Convivencia ha de caracterizar y dar identidad. a
las instituciones educativas. A través de los planes y proyectos,
mediante los cuales se desarrolla, podemos evaluar y medir el alcance
de su validez y eficacia en función de las metas que nos hayamos
propuesto.
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