La difusión de la Tomografía Computada en los Estados Unidos * H. David Banta ** Desde su introducción en los Estados Unidos en el verano de 1973, el tomógrafo computarizado ha servido para ejemplificar los problemas que enfrenta este país para desarrollar políticas destinadas a controlar la tecnología médica. Su difusión ha sido extraordinariamente rápida, y en razón de una inversión de capital de 500.000 dólares por tomógrafo, se ha gastado millones para adquirir esta tecnología. Controlar esa difusión fue una de las primeras tareas para las nuevas Health Systems Agencies y State Health Planning Agencies desarrolladas por la legislación sobre planificación en salud de 19741. A pesar de su rápida aceptación por parte de la comunidad médica, los tomógrafos han sido citados a menudo como ejemplo de una tecnología cuya eficacia (o beneficio) no ha sido demostrada completamente2, 3. Cinco años después de su introducción siguen siendo estimulantes adelantos tecnológicos, aunque poco se conoce sobre cómo este instrumento de diagnóstico ha cambiado la terapia, y virtualmente nada sobre su impacto en la recuperación del paciente. Existe una poco confiable información que indica qué pacientes pueden esperar beneficios de un tomógrafo y sigue siendo incierto el lugar que le corresponde en la práctica médica. El principal objetivo de este trabajo es presentar información detallada sobre la difusión de la tomografía computada en los Estados Unidos desde 1973 a 1977. La literatura sobre difusión de la tecnología médica es bastante limitada4, 5 y el caso de la tomografía es probablemente el único cuyo esquema de difusión puede ser documentado con seguridad desde sus comienzos. Una finalidad secundaria es demostrar de qué manera la expansión de la tomografía computada revela la debilidad de las políticas públicas y privadas para la evaluación, la difusión y el uso de la tecnología médica. ** * MÉTODO En 1975 el autor desarrolló un inventario de tomógrafos computarizados que fue publicado como parte de un informe de la Office of Technology Assessment (OTA). El inventario incluía fabricante y tipo (de cabeza o cuerpo) de tomógrafo, el tipo de instalación en la que estaba instalado, y la fecha de instalación. En 1976 el autor actualizó la lista, y eso contribuyó la base para el informe final de la OTA1. En razón de que el interés por el tema continuaba vigente, la lista fue nuevamente actualizada durante el verano de 1978. Los métodos utilizados para recoger la información eran similares en los tres inventarios. Se utilizaron múltiples fuentes, pues no existe una única fuente confiable para tal información. La mejor fuente de datos brutos es la Food and Drug Administration, que exige a todos los médicos o instituciones que poseen u operan tomógrafos, su registro. Sin embargo, ese registro no comenzó hasta 1975 y ha sido incompleto hasta esa fecha. Una segunda fuente son las agencias de planeamiento locales y estatales, que mantienen registros de tal información, aunque también en forma incompleta. Puesto que estas agencias no tienen autoridad sobre las instalaciones no hospitalarias, no recogen información de dichos tomógrafos. Además, en la mayoría de los casos las agencias no están interesadas en la fecha de instalación ni en los fabricantes, en algunos casos sólo tienen información sobre la aprobación de tomógrafos y no saben si en la actualidad dichos tomógrafos siguen siendo operables. Además hay otras fuentes de diverso tipo que pueden ser utilizadas. Algunas agencias han recogido información en áreas que no están bajo su autoridad, especialmente concerniente a los primeros tomógrafos instalados. En 1975, una lista compilada por J. Lloyd Johnson Associates, en Chicago, fue Director del programa de Salud de la Oficina de Evaluación de Tecnología del Congreso de los Estados Unidos. Traducido de International Journal of Health Services, Vol. 10, pp. 251-269, 1980. 2 CUADERNOS MÉDICO SOCIALES Nº 14 - AGOSTO usada y cotejada con la lista de la OTA. Finalmente, la literatura médica tiene considerable información sobre tipos de tomógrafos y el momento de su instalación. A pesar de estas múltiples fuentes, la lista compilada en 1978 contenía muchos blancos y un considerable monto de información contradictoria En tales casos, se tomó contacto con las instituciones respectivas, siendo necesarios varios cientos de llamados telefónicos. En general, los fabricantes no se han mostrado dispuestos a cooperar brindando información sobre los tomógrafos que han vendido. Sin embargo, a comienzos de 1978 la National Electrical Manufacturer Association publicó los resultados de un estudio sobre instalación institucional de tomógrafos en los EEUU que se basó en los informes de los fabricantes. Estaban incluidos ocho grandes fabricantes, que habían instalado, en conjunto 921 tomógrafos hasta 1977. Este autor encontró un total de 953 tomógrafos instalados por 13 compañías, lo que indica que los datos presentados aquí son virtualmente completos hasta 1977. Las curvas de difusión de este trabajo sólo incluyen datos hasta diciembre de 1977. Después de esa fecha los datos no son completos por lagunas en el registro y otros problemas. Sin embargo, los tomógrafos identificados en operación a fines de mayo de 1978 están incluidos en los cuadros de distribución. Los datos de población se tomaron del Censo de los EEUU6, Datos de población para Agencias de Sistemas de Salud individual, fueron proporcionados por la Administración de Recursos de Salud, del Departamento de Salud, Educación Bienestar7. Datos sobre el número de hospitales, tamaño y tipo se obtuvieron de la American Hospital Association8. La afiliación de hospitales a escuelas médicas se obtuvo de la American Medical Association9. La información internacional fue recogida por Egon Jonsson, de SPRI, en Estocolmo, Suecia. Otra información se tomó del informe de la OTA sobre tomógrafos1. Los primeros tomógrafos eran en su mayoría de cabeza, aunque durante 1974 se instalaron dos de cuerpo. Ese predominio continuó durante 1975. A fines de ese año, 165 tomógrafos de cabeza y 37 de cuerpo estaban operando. Durante 1976, sin embargo, se instalaron 185 tomógrafos de cuerpo y sólo 88 de cabeza, igualando prácticamente la proporción a fines de 1976. Durante 1977 comenzaron a trabajar 400 tomógrafos de cuerpo y sólo 76 de cabeza. La tendencia al predominio de los tomógrafos de cuerpo continuó en 1978. En mayo de ese año funcionaban 701 tomógrafos de cuerpo y 341 de cabeza. NÚMERO DE TOMÓGRAFOS Al 30 de mayo de 1978, 1.042 tomógrafos estaban en uso en los EEUU. Casi el 70 por ciento de los mismos eran tomógrafos de cuerpo, es decir, captaban imágenes de todo el cuerpo, incluida la cabeza; el resto eran tomógrafos de cabeza capaces de captar sólo la cabeza. La proporción de tomógrafos por unidad de población era de 4,8 por cada millón de habitantes. La difusión de la tomografía computada fue extraordinariamente rápida. Siguiendo el primer tomógrafo instalado en junio de 1973, sólo otros seis habían sido instalados a fines de ese año y 39 más durante 1974. Hacia mediados de 1975, sin embargo, se instalaban casi 20 tomógrafos por mes, y hacia fines de 1976, 475 se encontraban en funcionamiento. Durante 1977 la tasa de instalación aumentó a alrededor de 40 por mes y no mostraba signos de decaer. DE 1980 CUADRO 1: Tipo de tomógrafo y fabricante en uso. EEUU, mayo 1978 Fabricante EMI-Ltd. Ohio-Nuclear General Electric Pfizer nº Total % 48,3 270 79,2 99 9,5 7 2,1 20 5,9 264 25,3 79 7,6 24 2,3 29 Varian 13 1,2 and Engineering 9 Searle 5 American Science Phillips Otros Total % 503 Syntex Artronix Cabeza nº 6 11 1.042 2,8 16 23 4,7 6,7 Cuerpo nº 233 248 % 33,2 35,4 92 13,1 9 1,3 79 1 11,3 0,1 13 1,9 0,9 9 1,3 0,5 5 0,6 1,1 100 6 5 341 1,5 100 6 701 0,9 0,7 0,9 100 FABRICANTES DE TOMÓGRAFOS COMPUTADOS La compañía inglesa EMI, Ltd., desarrolló el primer tomógrafo e instaló casi todos los que empezaron a operar en 1973 y 1974. Sin embargo, la alta demanda y los altos beneficios asociados con su fabricación condujeron a muchas compañías a comenzar a producirlos. Los primeros informes indican que por lo menos 19 compañías comenzaron a fabricar y vender tomógrafos. Pfizer desarrolló un prototipo de tomógrafo de cuerpo y vendió 15 máquinas en 1975 y otras 28 en 1976. Sin embargo, no fue capaz de controlar una porción sustancial del mercado, habiendo vendido sólo el 7,6 % del total de tomógrafos en operación en mayo de 1978. Ohio-Nuclear también desarrolló un tomógrafo de cuerpo en 1974 instalando 14 máquinas durante 1975. La misma compañía vendió e instaló 107 tomógrafos de cuerpo en 1976 y otros 101 en 1977. También desarrolló un tomógrafo de cabeza, habiendo instalado 13 hacia fines de 1977. General Electric entró al mercado con tomógrafos de ambos tipos en 1976. Su reputación y excelente poder de venta hacían suponer que controlaría una sustancial porción del mercado. Sin embargo vendió sólo cuatro tomógrafos de cada tipo durante 1976, e instaló 68 tomógrafos de cuerpo y 2 de cabeza durante 1977. En total, en mayo de 1978, 13 compañías habían instalado tomógrafos computarizados. Esto incluía una compañía alemana (2 aparatos) y una israelí (2). 3 La difusión de la tomografía computada en los Estados Unidos Había noticias de que otras compañías habían desarrollado tomógrafos abandonando aparentemente la empresa. Muchas de ellas habían fracasado en su intento de controlar una parte sustancial del mercado. Por ejemplo el tomógrafo de la American Science and Engineering, desarrollado con el apoyo del National Institute of Health, fue comprado por Pfizer, y la compañía alemana Siemens informó haber suspendido la venta de su tomógrafo en este país. Es imposible que se mantenga la rápida tasa de difusión. El mercado parece haber perdido parte de su interés. La tasa de difusión reciente probablemente refleja una demanda previa todavía insatisfecha. En 1975 se encargaron el doble de tomógrafos de los que se compraron11; hacia fines de 1976, EMI tenía un atraso de 250 órdenes12. Durante 1977 EMI y Ohio-Nuclear aumentaron la producción, aunque un fabricante estimaba que sólo 200 nuevas máquinas serían encargadas en 1978, en comparación con las 400 de 197613. DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA DE LOS TOMÓGRAFOS Todos los Estados, el Distrito de Columbia y Puerto Rico tienen tomógrafos. El mayor número se encuentra en California (196), Florida (74), Nueva York (72), Illinois (62) y Texas (91). No los hay en la Samoa Americana, Guam, las Islas Marianas y las Islas Vírgenes. Washington DC tiene la más alta tasa de tomógrafos por unidad de población (15,9 por millón de hab.). También tienen importante número en proporción a la población: Nevada (11,1), California (9,0), Dakota (6,2). Los Estados con una baja tasa son Mississippi (2,1), Carolina del Sur (2,1), New Jersey (2,1), Hawaii (2,3), Wyoming (2,5), Michigan (2,7), Iowa (2,9). Puerto Rico tiene aproximadamente 1 tomógrafo por millón de habitantes. En los Estados con un significativo número de aparatos, la difusión en el tiempo ha sido generalmente similar. La distribución geográfica de las máquinas de diferentes fabricantes es también generalmente similar en los diferentes Estados. Sólo Ohio, donde el 43 % de los tomógrafos fueron fabricados por Ohio-Nuclear, se separa significativamente de ese modelo. En el interior de los Estados, sin embargo, la distribución es bastante desigual, con máquinas concentradas principalmente en las áreas urbanas. Un considerable número de Areas con servicios de salud bajo mandato federal con alrededor de un millón de habitantes cada una en promedio, no tienen tomógrafos. La más grande (el Area Nº 5 en Massachussets) tiene más de 950.000 habitantes. En el otro extremo el Area de Servicio de Salud de Los Angeles tiene 76 tomógrafos. Sin embargo, Los Angeles no tiene la tasa más alta, con 11,0 tomógrafos por millón de habitantes. El Area Nº 7, en Florida, que incluye West Palm Beach, tiene 14,1 tomógrafos por millón y, como se mencionó más arriba, Washington DC tiene 15,9 tomógrafos por millón de habitantes. DISTRIBUCIÓN INSTITUCIONAL DE LOS TOMÓGRAFOS Como muestra el Cuadro 2, 189 tomógrafos, o sea el 17,3 % del total, están ubicados en consultorios privados y clínicas. Los hospitales cuentan con otros 856 tomógrafos (82,1 %). Otros 6 aparatos (0,6 %) han sido instalados para ser portátiles y pueden ser llevados de hospital en hospital. Tales aparatos móviles pueden tener hasta seis hospitales clientes, haciéndose posible de este modo a los pequeños hospitales el acceso a los mismos14. Esta modalidad está creciendo rápidamente, aunque no existe evidencia de que la alta calidad de las imágenes pueda ser obtenida y mantenida en todo momento. CUADRO 2: Distribución de los tomógrafos en vuelos por tipo de Institución Tipo de Institución Todos los Hospitales Tomógrafos móviles Consultorios y clínicas Total Número de Instituciones con tomógrafos 758 6 175 939 Número de Tomógrafos computarizados 856 6 180 1.042 Una hipótesis explicativa sería que a medida que los tomógrafos institucionales se hacen accesibles, los de consultorios privados dejan de instalarse. La tasa de instalación en consultorios privados permaneció constante en 1976 y 1977. Un considerable número de estas instalaciones privadas están relacionadas con prácticas de grandes grupos, tales, por ejemplo, la Clínica Mayo y la Leahey. Muchas, si no la mayoría de las demás, están ubicadas en clínicas de radiología. El número de tomógrafos privados varia considerablemente en las diferentes áreas del país. Unos pocos estados no los tienen. Oklahoma y Oregon son los estados que tienen el mayor número de tomógrafos (12 y 11, respectivamente) ninguno de los cuales está en una instalación privada. Entre los estados con un alto porcentaje de tomógrafos privados están Nueva York (34,7 %), Washington (28,6 %), Massachussets (23,5 %) y Maryland (23,5 %). Con una alta tasa de tomógrafos privados por unidad de población se incluye a Florida (2,2 por millón), Georgia (1,4 por millón), Nueva York (1,4 por millón) y California (1,4 por millón). Pocas Health Service Areas tienen suficientes tomógrafos privados para lograr conclusiones útiles. Es de valor destacar, sin embargo, que el Área Los Ángeles tiene el 34,2 por ciento de sus 76 tomógrafos en localizaciones privadas y la correspondiente a la Ciudad de Nueva York el 30,3 % de sus 33 tomógrafos en la misma condición. Los hospitales cuentan con 856 tomógrafos para 758 instituciones (algunas instituciones tienen hasta cuatro tomógrafos). Una abrumadora mayoría de estas instituciones son hospitales comunitarios sin fines de lucro, con servicios generales médicos y quirúrgicos. 4 CUADERNOS MÉDICO SOCIALES Nº 14 - AGOSTO Unos pocos hospitales de niños y un hospital psiquiátrico tienen tomógrafos. Treinta y siete hospitales estatales los poseen, virtualmente todos son hospitales de enseñanza. Menos de 100 hospitales públicos locales tienen tomógrafos. En total, 120 hospitales públicos estatales y locales en un universo de 1.780 de tales hospitales, tienen tomógrafos. Similarmente 20 hospitales federales entre 377 los tienen. Además, por encima de 60 de los 751 hospitales propiedad de inversionistas tienen esa tecnología; casi los dos tercios de los mismos están en California y Florida, aunque sólo el 32 % de esos hospitales están ubicados en dichos estados. Mientras, en general, los grandes hospitales urbanos tienen tomografía computada, hay muchas importantes excepciones. Sólo uno de los hospitales de la ciudad de Nueva York, el Bronx Municipal, tiene un tomógrafo. Muchos grandes hospitales públicos cuya principal clientela es la población de menores recursos carecen de tomógrafos, por ej. el Bellevue y el King County, en Nueva York, el Charity Hospital (Nueva Orleans), Cook County (Chicago) y el Clevelanda Metropolitan. Mientras sólo el 12,5 % de todos los hospitales comunitarios posee tomografía computarizada, más del 73 % de dichos hospitales con 500 camas o más tiene por lo menos uno. La difusión de la tomografía siguió el modelo de otras tecnologías médicas muy costosas en tanto los mayores hospitales fueron también los primeros en adoptar cobalto, electroencefalografía y unidades de terapia intensiva15. Otro rasgo que caracteriza a los hospitales que se han ubicado entre los primeros en adquirir tomógrafos, es su adscripción a una escuela médica. En mayo de 1977, 89 de las 113 escuelas médicas reconocidas tenía conexión con un hospital que poseía un tomógrafo. En este estudio, sólo siete escuelas médicas en los EEUU aparecen no poseyendo tomógrafos en un hospital anexo. Además, la Universidad de Puerto Rico no tiene tomógrafo (los tres existentes en la isla están en instalaciones privadas). Se conoce poco sobre los modelos de propiedad de los tomógrafos. Los que están en instalaciones privadas o bien son propiedad de o están alquilados por los médicos. Por lo menos el 10 % de los 637 identificados en junio de 1977 eran propiedad o estaban alquilados por médicos, pero ubicados en hospitales. Es un modelo común para los médicos instalar un tomógrafo en un espacio alquilado en un hospital y operarlo privadamente (dicho tomógrafo habría sido contado como perteneciente a un hospital en este estudio). No existen grandes diferencias en tipo o fabricante de tomógrafo por ubicación. Se podría haber esperado que los aparatos de cabeza, que requieren menores inversiones de capital estuvieran concentrados en instalaciones privadas, pero no es ese el caso. zado. La mayoría de los países han restringido su difusión. Mientras en la mayoría de los casos tales limitaciones han tenido origen presupuestario, muchos países han establecido tasas de instalación por densidad de población. Por ejemplo, la tasa común en Europa Occidental es dos tomógrafos por millón de habitantes16. Aunque el tomógrafo se desarrolló en Inglaterra y la primera unidad operacional se instaló en Londres en 1971, ha habido cautela en la adquisición de aparatos: En la primavera de 1978 en la totalidad del Reino Unido había sólo 52 tomógrafos, o sea casi uno por millón de habitantes. En el mismo lapso EMI Ltd. había instalado más de 500 aparatos en EEUU. Otros países han desarrollado tomógrafos. Compañías de Alemania, Israel y Japón presentan aparatos en el mercado. Siemens, la compañía alemana, ha producido muchos de los aparatos que operan en Europa, fuera del Reino Unido, pero no compite en el mercado estadounidense. La compañía japonesa Toshiba, produce tomógrafos en Japón y está llegando al mercado internacional. C.G.R., una compañía francesa, alcanzó a producir el tomógrafo, y la política nacional del país es no adquirir aparatos fuera del mercado interno. El Cuadro 3 muestra el número de tomógrafos y tasas de población por algunos países desarrollados. Los EEUU tienen más tomógrafos por población que cualquier país en el mundo. COMPARACIONES INTERNACIONALES La tomografía computada ha sido un resultado de la política sanitaria en gran parte del mundo industriali- DE 1980 CUADRO 3: Número de tomógrafos instalado al 31/3/78 en algunos países País Estados Unidos Japón Gran Bretaña Alemania Oc. Tomógrafo Tomógrafo de cabeza 337 180 36 16 292 52 por millón de hab. 4,6 2,6 0,9 93 1,5 8 5 13 1,6 Noruega 2 Finlandia 112 1.005 Tomógrafo 42 10 Dinamarca 668 Total 51 Francia Suecia de cuerpo 2 1 2 4 1 0 12 6 3 1 0,2 1,5 0,6 0,2 IMPLICACIONES FINANCIERAS En razón del alto costo de compra y operación de la tomografía computada, la cuestión de la relación entre costo y efectividad ha sido planteada repetidamente. Mientras los primeros tomógrafos de cabeza costaban más de 300.000 dls. y los de cuerpo más de 400.000, los últimos modelos han aumentado el precio de cada uno a más de 500.000 dls. Recientemente algunas compañías han comenzado a vender tomógrafos de cabeza por 100.000 dólares. Así, con un precio promedio para todos los aparatos en uso en EEUU aproximado a 500.000 dls. el capital total invertido por nuestra sociedad supera los 500 millones. La difusión de la tomografía computada en los Estados Unidos La mayoría de las estimaciones de gasto anual de operación de un tomógrafo se han basado en una tasa de 3.000 exámenes por año, y varían entre 259.000 a 379.000 dls, o desde 86 a 126 dls. por examen1. Estos gastos están divididos en gastos técnicos, de los cuales el mayor componente es la amortización del capital de compra, y gastos profesionales, referidos al costo de los servicios médicos. Cuando la utilización es menor, el costo por aparato aumenta. Puesto que los tomógrafos de cuerpo se utilizan más que los de cabeza, este hecho favorece a los primeros. Además existe información indicando que existen aparatos que no llegan a los 3.000 exámenes anuales17. Una posible explicación es el comienzo de saturación del mercado. Los honorarios cobrados por utilización de un tomógrafo exceden el costo resultante del procedimiento por un considerable margen. El promedio de honorarios en 1976 era entre 240 y 260 dólares para un aparato de cabeza, pero alguna evidencia indica que esos honorarios han sido incrementados con el correr del tiempo: un informe de 1977 indica 273 dls. por examen de cabeza y 287 por uno de cuerpo17. Honorarios por 476 dls. por un examen de cabeza (con o sin inyección de substancia de contraste) se indican en otro informe18. En base a tales cifras, OTA estimó que el promedio de honorarios por examen de tomografía computada ha excedido los gastos estimados entre un 39 y un 229 por ciento1. A partir de esta estimación el beneficio promedio de 1976 puede ser estimado entre 51.000 y 291.000 dólares por aparato. Ninguna evidencia indica que las cifras sean menores actualmente. El total de los beneficios por aparato fue estimado por OTA entre 519.480 y 567.000 dls. en 1976. Con 1.042 tomógrafos, los EEUU invirtieron un exceso de 500 millones en tomografía computada en 1978. BENEFICIOS PROVENIENTES DE LA TOMOGRAFÍA COMPUTADA A pesar de contarse con más de cinco años de experiencia con tomógrafos, su utilidad y verdadero lugar en la atención médica continúan siendo desconocidos. El desarrollo y difusión de tales aparatos tuvo lugar sin una prueba formal y detallada de su seguridad y eficacia. La evidencia existente hoy no proviene de ensayos clínicos prospectivos con buenos diseños sino de análisis de experiencia clínica. Sin embargo, esta evidencia se limita casi enteramente a evaluar la precisión y utilidad diagnóstica, y da pocas indicaciones de los efectos de la tomografía sobre la planificación de la terapia o la evolución del paciente. Parece claro que el tomógrafo de cabeza tiene un rol definido en la medicina moderna. Los estudios más convincentes muestran que la incidencia de la cirugía exploratoria en las lesiones cerebrales se redujo fuertemente después de la introducción de la tomografía en los hospitales londinenses20. Lesiones serias en la cabeza son, sin embargo, relativamente raras. Una importante cuestión concerniente a los 5 procedimientos de diagnósticos es si debería ser evaluada su capacidad para que el paciente mejore, o si habría que conformarse con el diagnóstico como un resultado en si mismo. Por ejemplo, en 1974, hubo aproximadamente 600.000 hospitalizaciones por accidentes en los Estados Unidos21. Cada persona con un traumatismo lo bastante serio como para requerir hospitalización puede ser sometida a tomografía una o varias veces, y muchas lo son. Pero no queda claro cuál es la información que se puede añadir para la recuperación del paciente, porque generalmente, los traumatismos pueden ser bien diagnosticados clínicamente, y es muy escasa la terapia efectiva que puede aplicarse. Un estudio ha mostrado que la tomografía tiene poca influencia en la elección de terapia. De mayor importancia es que alrededor del 20 por ciento de los exámenes de tomografía de cabeza han sido realizados en pacientes que presentaban cefaleas. Varios estudios han demostrado que virtualmente todos los pacientes con cefaleas que tenían exámenes neurológicos normales, también tenían tomografías negativas23, 24. El lugar de la tomografía de cuerpo en la práctica médica es mucho más impreciso. Una de las razones es que existen muchos otros instrumentos de diagnóstico para usar en el tórax y el abdomen2. El ultrasonido y el centellograma con isótopos radiactivos, ambos de limitada utilidad en relación al cerebro, han aumentado rápidamente en capacidad técnica y pueden ser más útiles en el diagnóstico de afecciones del cuerpo. PARA EXPLICAR LA DIFUSIÓN DE LOS TOMÓGRAFOS No es fácil explicar la difusión de los tomógrafos. Idealmente, la tecnología que se difunde muy rápidamente debiera ser de extraordinario valor. Al menos cuando razonables alternativas están ya disponibles, se podría esperar que tan rápida difusión no se produjera, Warner25 mostró que esa particularmente rápida diseminación puede ocurrir como una "reacción desesperada" cuando la enfermedad es seria y no existen alternativas disponibles para su tratamiento como ocurre con los pacientes con leucemia. Sin embargo, éste no parece ser un argumento aplicable a los tomógrafos. ¿Por qué, entonces, se difundieron tan rápidamente? No es por sus dramáticos efectos en la salud del paciente, no porque hace posible diagnósticos que antes eran imposibles, no porque la literatura médica indica su enorme utilidad. En efecto, hasta junio de 1975, sólo 13 trabajos clínicos se habían publicado, mientras casi 100 tomógrafos habían sido instalados y se había encargado muchos más. Incuestionablemente, la tomografía es un adelanto estimulante, que permite a los médicos visualizar condiciones, tales como los tumores, que anteriormente presentaban dificultades para ser descubiertos. Además, los informes en las reuniones profesionales preceden a la literatura publicada por más de un año. Sin embargo, la naturaleza de la misma tec- 6 CUADERNOS MÉDICO SOCIALES Nº 14 - AGOSTO nología no parece ser una explicación completa de la rapidez de su diseminación. Pocas tecnologías pueden ser comparadas con la tomografía computada porque su difusión no ha sido bien estudiada en el área médica. Una tecnología que facilita una comparación semejante es la terapia intensiva, que tuvo su mayor diseminación en los hospitales estadounidenses desde 1960 a 1968. La mayor tasa de difusión de unidades de terapia intensiva estaba ligeramente por encima, en promedio, de 200 por año, o menos de 20 por mes, en comparación con un promedio de alrededor de 40 nuevos tomógrafos por mes durante 197726. Otra tecnología que puede compararse es la medicina nuclear, cuya expansión durante el periodo 1952 a 1969 tuvo una tasa de menos de 100 instalaciones por año. Sin embargo, durante el período 1969 a 1972 se difundió a una tasa de casi 200 instalaciones por año27. Aunque la tasa está todavía por debajo de la correspondiente a la tomografía, el incremento indica una diferencia en la actitud hacia esa tecnología entre el período de los años 60 y la nueva década. Aquellos que han escrito sobre la diseminación de la tecnología médica han insistido en la importancia explicativa de las variables organizacional y económica28, 29. Sin embargo, pocos trabajos estudian las razones por las cuales una institución o un médico deciden comprar un tomógrafo. Algunos, recientes, otorgan prioridad a los mecanismos de reembolso y al incentivo de los beneficios potenciales que crean un clima adecuado para la adquisición. Se ha comprobado que otras tecnologías médicas costosas se difunden más rápidamente a partir del momento que los gastos hospitalarios comienzan a ser financiados por terceros. Hay, incuestionablemente, algo de abuso en los tomógrafos. Muchos hospitales y departamentos de radiología fueron capaces de modernizar o expandir sus ingresos gracias a la tomografía. Ese desahogo financiero en términos de ingreso generado por la tecnología fue un importante factor determinante de la difusión en hospitales, y ha sido documentado por otros31. Como se dijo previamente, la tomografía se difundió más rápidamente en los grandes hospitales. Tendencias similares se han observado con otras tecnologías32. También, la temprana difusión en aquellos hospitales adscriptos a escuelas médicas, fue observada para las unidades de terapia intensiva26 y las instalaciones de medicina nuclear27. Sin embargo, Cronwell et al.30 demostraron que, cuando el tamaño y las deudas a largo plazo se mantenían constantes, la afiliación a una escuela médica tenía poco efecto en los gastos en equipamiento. Similarmente, en el caso de los tomógrafos, la adscripción a una escuela médica pareció tener poco impacto en la difusión que no estuviera asociada con el tamaño de los hospitales. El tipo de análisis descriptivo presentado en este trabajo, no permite la inferencia de modelos explicatorios de tendencias de diseminación. Es sorprenden te, sin embargo, que las agencias de planeamien- to en salud parecen haber tenido muy poca influencia. Aún aquellas agencias que tienen reputación de ser rigurosas o particularmente competentes, como las de Massachusetts y Connecticut, parecen no haber tenido éxito en restringir la difusión de los tomógrafos. Aunque anecdóticos, los más notables efectos parecen haber sido negativos. Durante el verano de 1976 se discutía la legislación en California para otorgar al estado autoridad para regular la compra de tomógrafos. El rumor acerca de esta posible legislación llevó a muchas instituciones e individuos que todavía no habían decidido si debían o no comprar un tomógrafo a encargarlo antes de que las regulaciones entraran en vigencia. En Nueva York, cuando las agencias restringieron las compras institucionales, el efecto fue estimular a los médicos individualmente a su compra e instalación en consultorios privados. DE 1980 EL FRACASO DE LA POLÍTICAS PÚBLICAS En EEUU se ha implementado una variedad de políticas concernientes con el desarrollo, evaluación, diseminación y uso de tecnología médica. El caso de la tomografía computada ilustra el fracaso de esas políticas. Los tomógrafos no fueron evaluados antes de su difusión en la práctica. Las normas y mecanismos reguladores existentes fueron incapaces de retener la diseminación hasta que dichos estudios fueran realizados, y a esta fecha la tomografía no ha sido completamente evaluada. La debilidad del programa de planeamiento en salud se hace particularmente evidente. Como resultado de esos factores, los EEUU no sólo tienen más tomógrafos que cualquier otro país en el mundo en proporción a la población, sino que los existentes están mal distribuidos tanto geográfica como institucionalmente. Un número de tomógrafos está ubicado en consultorios privados, donde no son accesibles a la totalidad de la comunidad. Algunas áreas grandes y bastante populosas no tienen tomógrafos, mientras las áreas urbanas tiene un gran número per capita. El número de grandes hospitales públicos urbanos que no tienen tomógrafos plantea importantes cuestiones de equidad. El caso de la tomografía sugiere ciertos cambios en las políticas. Estos han sido desarrollados exhaustivamente en el informe de la OTA1. En resumen, tales cambios pueden sintetizarse en tres estrategias que no son mutualmente excluyentes. Una estrategia basada en la información Gran parte del problema con la tomografía está relacionado con la falta de información sobre su eficacia e indicaciones para su uso apropiado. Los médicos no saben cuándo deben usarse médicamente, y los compradores institucionales no poseen información que les indique cuándo el tomógrafo es parte esencial de la atención médica. Planificadores, reguladores, Y aquellos que pagan por la atención médica podrían tomar mejores decisiones con una mejor información. El gobierno se compromete cada vez más en las decisiones sobre atención médica y resulta claro que mejor información es necesaria para asegurar que esas deci- 7 La difusión de la tomografía computada en los Estados Unidos siones sean las más acertadas dentro de lo posible. Esta estrategia requeriría el desarrollo de nuevos mecanismos para asegurar que las tecnologías importantes sean evaluadas oportunamente por investigadores competentes. Más aún dicha estrategia requiere periódicas síntesis Y difusión de información sobre tecnología específica para aquellos que deben tomar decisiones sobre tecnología médica. El primer paso para mejorar la disponibilidad de información ya ha sido tomado con la aprobación de la legislación estableciendo un nuevo Centro Nacional para tecnología de Atención Médica como centro de actividades concernientes a la evaluación de tecnología médica en la rama ejecutiva del gobierno (S.2466). Una estrategia reguladora Son tres los principales programas reguladores relacionados con la tecnología médica: el programa regulador de aparatos médicos bajo la Food and Drug Administration; la Professional Standards Review Organizations (PSROs) bajo la Administración de Financiamiento de la Atención Médica, que existe para asegurar la apropiada utilización de la tecnología usada en los programas Medicare y Medicaid; Y el programa de inversión de capitales que es parte del programa de planeamiento en salud administrado por el Departamento de Salud y Servicios Humanos (formalmente el Departamento de Salud, Educación y Bienestar). Con estos programas pueden ser fácilmente identificados una variedad de problemas. Por ejemplo pocos estados dan a las agencias de planeamiento autoridad para controlar las inversiones de capital en consultorios médicos,. La limitación tienen el efecto negativo de forzar los tomógrafos en tales instalaciones por las dificultades de lograr aprobación para adquisiciones institucionales. Además este efecto tiene, a su vez, como consecuencia, que la amenaza de la compra por parte de consultorios privados haya forzado a las agencias a aprobar las adquisiciones institucionales. Otro ejemplo es que el programa PSRO sólo controla servicios hospitalarios provistos bajos programas federales. Se le podría dar mandato para controlar todos los servicios médicos importantes, sin consideración de lugar o formar de pago. Dada la creciente confianza en la regulación para resolver los males de nuestro sistema de atención médica, estos sistemas parecen destinados a ser usados más frecuentemente en el futuro. Sin embargo, se conoce poco sobre la efectividad de esos programas para lograr sus fines. Muchos consideran que ellos están inevitablemente influenciados por los poderosos intereses que deben regular. En el caso del programa PSRO eso es inevitable, hasta cierto punto, dado que dichos organismos están formados por médicos que actúan en determinada área. Una estrategia de reembolso En otros países, un recurso usado a menudo para restringir la difusión de tecnología es limitar el presupuesto disponible, con lo cual se obliga a médicos e instituciones a elegir entre la inversión en tecnología o en capacidad instalada. Esta estrategia ha sido poco usada en este país, pero parece contener un gran potencial. Una escasa consideración critica se ha otorgado a al determinación del conjunto de beneficios bajo los programas de seguro. Las nóminas de honorarios no son conformadas con el objetivo de estimular o desanimar la realización de ciertos servicios. Tales intervenciones ofrecen considerables posibilidades de controlar la diseminación y deben ser usadas más a menudo. Otro cambio frecuentemente considerado es una fundamental reestructuración del sistema de reembolsos, para aplicar un reembolso anticipado que podría reemplazar el actual reembolso de costos para hospitales y pago de honorarios médicos, Aunque el entusiasmo por este recurso continúa creciendo, no tiene considerable poder para controlar los costos de la atención médica y efectuar la distribución y el uso de la tecnología. Dada la importancia otorgada al creciente costo de la atención médica y la intensificación del cuestionamiento del valor de lo que se suministra en atención médica, es conveniente que estas estrategias sean consideradas simultáneamente. ADDENDUM Durante el verano de 1979 se actualizó la información sobre tomografía computada con la ayuda de Cathy Hobbiens. El número total de aparatos en febrero de 1979 era 1.254, incluyendo todos los que se encontraban en uso. El promedio nacional alcanzaba, por consiguiente, a 5,7 tomógrafos por millón de habitantes. La distribución total no había cambiado significativamente. El mayor incremento en la relación tomógrafo/población en Estados que ya la tenían alta en 1978, ocurrió en Nebraska, Nevada, Arizona y Alaska. Los tomógrafos continuaron siendo instalados en consultorios privados durante 1978 pero la proporción sobre el total permaneció siendo aproximadamente la misma, 227 aparatos (18,1 %) estaban en una instalación no-institucional. La difusión se hizo más lenta durante 1978 cayendo de 40 aparatos por mes a alrededor de 20. La razón de esta caída no está clara. Sin embargo, en parte se debe a que más del 80 % de los mejores hospitales ya tienen tomografías. Los datos disponibles sugieren que los tomógrafos instalados no están trabajando a pleno, y muchas anécdotas indican que la tomografía no es ya el provechoso negocio que constituyó hasta hace dos o tres años. El efecto de las agencias de planeamiento sobre su difusión sigue siendo incierto. REFERENCIAS 1. 2. 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