DE HISTORIA NATURAI* 527 la divide en las dos submesetas meridional y septentrional. C o m o hasta el m o m e n t o actual, la erosión fluvial no ha tenido aún tiempo ni energías suficientes á hender las capas •en todo su espesor, el relieve de la penillanura ni sedimentarias antigua infra- yacente enterrada no se ha puesto aún al descubierto en el fondo de los valles y la estructura del relieve actual dista todavía m u cho de ser epigénica. En toda la mitad occidental de la Meseta (y especialmente en la submeseta meridional), allí donde la erosión ha arrancado los -sedimentos posteriores á los p r i m a r i o s , h o y en descubierto, orientados en el sentido de los pliegues hercinianos, la penillanura desenterrada dirige la hidrografía. Este antagonismo entre el modelado del relieve de una penillanura que reaparece y el de los depósitos sedimentarios m i o c e n o s de suave inclinación que ahora, por gradual desaparición, van dejando de actuar, e n g e n dra anomalías c o m o la del torno del Tajo en T o l e d o , c u y o río -desdeña una amplia llanura de materiales fácilmente erosionables para encajarse en un macizo de rocas m u y duras, representante de un valle e p i g é n i c o , impuesto de antemano. El propio Tajo y -el Guadiana, de extrañas curvas en Extremadura, señaladamente el ú l t i m o , obedecen en su m a r c h a , en toda la región en que no hay ya sedimentos terciarios, á la dirección y modelado de los vestigios de los plegamientos hercinianos que vienen en la Meseta, con dirección N W . á S E . , desde el arcaico macizo gallego hasta la falla del Guadalquivir, en donde tan bruscamente q u e dan interrumpidos. A s i , los valles de los afluentes del Guadiana y los del Guadalquivir (Zújar, Jándula, Guadiato, por ejemplo) guardan paralelismo c o n esta misma dirección de los pliegues /hercinianos: N W . á S E . En el macizo g a l l e g o , los ríos corren por valles estrechos y profundos, dejando entre sí los pliegues precámbricos, macizos m o n tañosos, que corno adoptan la dirección S W . , han determinado la misma orientación en el sentido de las corrientes de agua. La erosión que viene actuando sobre sus rocas, desde m u y antiguo, ha excavado tan hondamente los thalwegs. Durante el p l i o c e n o , un m o v i m i e n t o tabular de descenso ha hundido en el mar la parte inferior de los ríos y el extremo más occidental de sus cadenas paralelas, formando las rías, que han quedado, c o m o es natural, aguardando su anterior sentido S W . T o d o s los afluentes de ambas submesetas {septentrional y m e -