¿ESTA EN NEODARWINNISMO TAMBALEANTE?, UN ENFOQUE MOLECULAR Y ORGANISMICO Daniel Piñeiro, Instituto de Biología, UNAM Antecedentes La teoría actual de la evolución o neodarwinismo (Dobshansky y Col., 1977) considera que la especialización y la adaptación son fenómenos acoplados de tal manera, que la selección diferencial de genotipos lleva a la diferencial de genotipos lleva a la diferenciación poblacional, al aislamiento reproductivo y eventualmente a la formación de especies nuevas. Otras alternativas pueden concebir a estos fenómenos como absolutamente desacoplados o considerar que el fenómeno de especiación se lleva a cabo previamente al de adaptación, de tal forma que nuevas especies se generan por procesos independientes de la adaptación, actuando la selección natural a nivel intraespecífico sin tener ninguna relación con la especiación misma. El neodarwinismo: principios generales Existen, en principio, cuatro aspectos que forman la base del neodarwinismo. El primero, que se da variación genética en poblaciones naturales. El segundo se refiere a que algunas de las variantes contribuyen en mayor medida a la siguiente generación. El tercero es una consecuencia del anterior, y se refiere a que algunos alelos incrementan su proporción de una generación a otra, principalmente por medio de la selección natural. Por último, el neodarwinismo considera que como resultado de los procesos mencionados hay diferenciación entre poblaciones que facilita el aislamiento reproductivo entre éstas y finalmente la diferenciación genética conducirá a la formación de especies diferentes. A estas premisas (darwinismo) hay que añadirle el mecanismo. El entendimiento del primer puntos e inició cuando se encontró que el ADN (ácido desoxirribonucleico) es el material hereditario y se describieron los mecanismo moleculares de mutación entre 1950 y 1970. Las formalizaciones del segundo y tercer punto se hicieron entre 1908, año en que se propuso la ley de HardyWeinberg, y 1931, año en que el apareció el trabajo de S. Wright que llevaba por título “Evolución en poblaciones mendelianas” y que siguió a las obras de R. Fisher (1930) y H. B. S. Haldane (1927). La formalización del cuarto punto ha estado ocurriendo durante los últimos veinte años, sin embargo, a diferencia de los anteriores puntos, no existe un modelo teórico que tenga una aceptación a nivel mundial (Templeton, 1981). En los últimos años, muchos de los principios de la teoría neodarwinista han sido puestos en tela de juicio. Estas críticas incluyen las siguientes suposiciones del neodarwinismo: i) La proporción de variabilidad existente que puede explicarse con modelos adaptativos (i. e. Gould y Lewontin, 1979); ii) Los mecanismos de generación de variación genética son aleatorios en cuanto a la probabilidad de mutación y a la direccionalidad de la misma (i. e. Alberch, 1980), y iii) Los modelos que suponen que los caracteres cuantitativos dependen de efectos génicos aditivos e iguales (i. e. Lande, 1982). Este trabajo revisará en detalle estas tres suposiciones y pasará posteriormente a relacionarlas con los modelos formales que se han propuesto como alternativas al neodarwinimo, como son el mecanismo por el que se generan nuevos taxa (macroevolución; i. e. Gould, 1982) y el modelo naturalista de evolución molecular (Kimura, 1967). Mecanismos de generación de variación genética El modelo neodarwinista de generación de nuevas variantes considera que por un vasto número de procesos se genera variación aleatoria que podría ser o no ser adaptativamente importante. Esta afirmación se basa en experimentos donde se demostró que la mutación es un proceso aleatorio (Luria y Delbruck, 1943), pues la probabilidad de que un locus mute obedece a una distribución de Poisson. Las tasas de mutación se consideran aleatorias en varios sentidos. El primero se refiere al hecho de que son aleatorias en sentido espacial. Esto es, la probabilidad de que un gene mute es aleatoria con respecto a la posición del gene en el cromosoma. La segunda se refiere a que la mutación es aleatoria con respecto a la función del gene y la tercera se refiere a que aquellos genes que mutan no son ni los que tienen mayor ni los que tienen menor adecuación. La mutación se considera entonces aleatoria respecto del fenómeno de adaptación. Esta afirmación descansa en la suposición de que el genoma es homogéneo respecto de su impacto en la adaptación. Esto implica que el efecto de todos los loci en la adaptación es aditivo y de la misma magnitud, de tal forma que no habría interacciones intraloci, interloci o genotipoambiente. Estas suposiciones, aunque aparentemente insalvables, no parecen ser extremadamente importantes (Falconer, 1981: 116-1249. El segundo nivel implicado en suponer que el genoma es homogéneo en su impacto en la adaptación, consiste en considerar que todos los fragmentos del genoma tienen impacto en la adaptación individual. Esto supone que cualquier cambio en el ADN modificará de alguna manera la adaptación del individuo (debo recalcar que el término adaptación es aquí usado como contribución diferencial de genotipos a la siguiente generación y no como un acoplamiento global al ambiente). La proporción del genoma que es estructural en eucariontes es de alrededor del 50% en cantidad de ADN (Dobzhansky, et al., 1977: 85-86), lo cual significa que debemos buscar un valor adaptativo a nivel organísmico a las secuencias que no se expresan (ver Dawkins, 1982 para una visión alternativa). Este intento incluye ideas acerca de la posible importancia que la cantidad de ADN tiene en la tasa de crecimiento individual (Grime, 1982) o la posible implicación que se atribuye a las secuencias repetidas como secuencias reguladoras de la expresión génica (Britten y Davidson, 1970). Todo lo anterior sugiere que el entendimiento de los mecanismos de mutación en relación a la posición, impacto en la adecuación y función de los genotipos y fenotipos es un área en la que el descubrimiento de direccionalidad se opondría a una de las suposiciones básicas del neodarwinismo. Plasticidad de expresión del genotipo: ¿Preadaptación renacida? El concepto de preadaptación se generó dentro de la teoría neodarwinismo para expresar la idea de que la evolución no es un fenómeno en el cual el ambiente modifica el genotipo de un organismo (herencia suave); sugiere que existe una gran cantidad de variabilidad fenotípica que puede modificar función, con lo cual se adaptaría a otro ambiente. Un ejemplo clásico de este fenómeno es vejiga natatoria que se modificó y convirtió en pulmón. Recientes datos acerca de la estructura de los genes de la hemoglobina (e. g. Proudfoot et al., 1980), así como el análisis directo de la estructura proteica (e. g. Plapp, 1982), sugiere que una molécula de proteína puede ser dividida funcionalmente en partes. Así por ejemplo, se ha visto que sólo una pequeña porción de la molécula de hemoglobina es responsable de la fijación del oxígeno. A este fenómeno se el puede unir la evidencia que se tiene en relación a la idea de que el genoma puede ser duplicado. Estos dos fenómenos –es decir, la presencia de secuencias pequeñas con funciones definidas y la duplicación de ellas y posterior diferenciación- sugieren que la variación funcional podría llevarse a cabo por la transposición de secuencias con funciones complementarias a lugares adyacentes del genoma. El número total de moléculas estructurales en una célula puede ser definida como E. Supongamos que la mayoría de las enzimas contienen tres tipos de zonas estructurales. Una con funciones catalíticas, la segunda con funciones catalíticas, la segunda con funciones estabilizadoras y la última con función regulatoria (Plapp, 1982). Llamemos al número de funciones catalíticas c, estabilizadoras e, y regulatorias (alostéricas) a. Entonces podemos decir que Emax=(c) (a) (e) Si suponemos que un eucarionte típico tiene entre 10,000 y 100,000 enzimas, podemos explicar su presencia con valores de a, c y e que van desde 20 a 50 estructuras básicas para cada una de las tres funciones. ¿Cómo se distingue esto de un modelo puramente neodarwinista de generación de la variabilidad? El modelo aquí propuesto requiere de aproximadamente 60-150 funciones básicas, mientras que el neodarwinismo requiere de la aparición independientemente de las 10,00-100,000 funciones. Además, el mecanismo aquí propuesto de generación de nuevas funciones metabólicas tiene una cierta direccionalidad en cuanto a que la aparición de nuevas funciones está sesgada hacia aquellas que resultan de la combinación de funciones que una población tiene. Expresión del genotipo: modelos clásicos Los modelos clásicos de genética cuantitativa predicen un fenotipo como la suma de los diferentes efectos alélicos en múltiples loci que lo afectan. La extensión de esta idea a n loci se hace en general suponiendo la parte aditiva (genética heredable) de los efectos génicos (Bulmer, 19809: 48). Así, la expresión para más de dos loci sería en forma simplificada G= m + A+ D + AA + AD + DD + AAA + AAD +. . .Donde G es el fenotipo con cierto genotipo, m es la medida de la población, A es la parte aditiva del componente genético, D es la parte debida a la dominancia del componente genético y los demás son términos de interacción. Como podrá ser aparente ahora, la descripción formal de la expresión fenotípica es un asunto muy difícil, dado que la estimación de todos los componentes de variancia mencionados es muy compleja y en la mayoría de los casos imposible. La teoría de la genética cuantitativa como una alternativa para entender el mecanismo de expresión del genotipo se completó, como la conocemos actualmente, por Cocherham (1954) y no ha sido sensiblemente cambiada. A esto hay que añadirle otros dos problemas: el primero es un problema teórico y se refiere al hecho de que el modelo debe incluir los términos que describen la plasticidad genotípica en diversos ambientes. Esto sugiere que el modelo debe incorporar el hecho bien demostrado de que el mismo genotipo se expresa de diversas maneras cuando el ambiente cambia (Clausen, Keck y Hiesey, 1940). El segundo problema se refiere a que la relación jerárquica entre las expresiones fenotípicas de diversos genotipos no se mantiene constante en muchos casos. Es decir, en algunas ocasiones el genotipo que expresa un fenotipo mayor en un ambiente puede ser el que se exprese menos en otro ambiente. Como ya he mencionado, la estimación de las variancias de este modelo ha probado ser muy difícil. Aún así, en algunos diseños sí ha sido posible estimar los componentes aditivo y de dominancia de la variancia genotípica (Mural y Yamaguchi, 1974) y la base de la teoría de la sobredominancia como fenómeno que mantiene la variación genética (Dobzhansky y Spanssky, 1963) ha prevalecido. De todas maneras, estas estimaciones han sido objeto de crítica y, desde luego, en estos experimentos no se contempla el papel que podría estar jugando el ambiente. Todo lo anterior sugiere que los modelos clásicos de genética cuantitativa no han sido suficientes para ayudarnos a entender la expresión genotípica porque no han podido, dentro de su realismo, producir hipótesis acerca de los mecanismos de expresión de los genes. Expresión del genotipo: modelos alternativos A veces, para estudiar un fenómeno, es necesario partir de un modelo sencillo y poco a poco irlo complicando. De hecho, la teoría de la genética cuantitativa ha seguido ese camino, pero su nivel analítico ha quedado en forma simple. El análisis que a continuación presentarse es una aproximación inicial que podría, al irse complicando, resolver algunas de las preguntas que la genética cuantitativa no ha podido responder. Este análisis fue inicialmente desarrollado por Gould (1977) y Alberch et al. (1979). Esta escuela se remonta a los inicios del estudio del fenotipo como una expresión de la historia evolutiva (la ley de la recapitulación de Haeckel es un ejemplo, que resultó equivocado, de esta línea de pensamiento). El enfoque usado por estos autores se basa en tratar de entender el fenómeno de generación del fenotipo como resultado fenomenológico, más que proponiendo un mecanismo particular. Este esfuerzo consiste en redefinir las variables de la expresión fenotípica para periodos tempranos en la ontogenia, con el objeto de simplificar el modelo de desarrollo. El primero es el momento (tamaño) en donde empieza el desarrollo del carácter (a), el segundo es el momento (tamaño) donde termina (b) y el tercero es la tasa de incremento en función del tiempo (Ka) o del tamaño (Ks). La aparición o crecimiento de portes en diferentes tiempos y para diferentes grupos taxonómicos, heterocronía, ha mostrado en algunos casos obedecer a patrones mendelianos de herencia (i. e. Gottlieb, 1984). En forma contrastante, la vaina presenta para las cuatro especies tasas de desarrollo similares excepto para Ph. lunatus, mientras que el tamaño al que el crecimiento se detiene distingue a Ph. coccineus y Ph. vulgaris de Ph. acutifolius y Ph. lunatus. Este enfoque elimina la variancia asociada con la formación de un carácter durante su desarrollo analizándolo como un fenómeno global. Es por lo anterior que en principio podría considerarse un enfoque más simple y fructífero ya que la variancia ambiental (plasticidad) es absorbida o nulificada al hacer el análisis alométrico. No hay estudios en los que se haya caracterizado la interacción genotipo-ambiente por lo que no es claro si ello afectaría el análisis. En conclusión, podemos afirmar entonces que con este enfoque se eliminan algunos de los problemas que presenta el análisis de la genética cuantitativa clásica, ya que se ataca el problema de la expresión del genotipo buscando variables en estados primarios del desarrollo, que podrían actuar afectando varios aspectos de un carácter en una forma global. Los trabajos presentados enfrentan el problema a nivel fenotípico, sin proponer un mecanismo fisiológico o molecular. Aun así, y en forma independiente, se han descrito mecanismos moleculares que podrían ser responsables de los patrones gruesos de desarrollo, lo cual significa que unos pocos genes podrían ser responsables de grandes cambios a nivel morfológico. Este fenómeno ha sido descrito en Drosophila (Bender et al., 1983). Será interesante observar hasta qué nivel llega esta generalización. Secuencias similares a las encontradas en Drosophila han sido descritas en ranas y hasta levaduras (Sheperd et al., 1984), lo cual sugiere un mecanismo universal para el plan de desarrollo en diversos organismos. ¿Es la adaptación un fenómeno omnipresente? La mera existencia de un organismo, población o especie comprueba su adaptación. Aun así, queda el siguiente aspecto: la adaptación del fenotipo, la observada, debe ser vista como una problemática del todo. Un organismo, se dice, está acoplado con el ambiente. Esta afirmación se puede interpretar desde un punto de vista parcial concibiendo a las partes como aspectos que en general juegan un papel relevante en la adaptación. ¿Es entonces la adaptación un fenómeno en el que las partes tienen, como los músicos, una función determinada? pero. . . ¿si un violinista deja de tocar se oirá mal la orquesta? ¿Es el organismo como una orquesta? Hay caracteres sin los cuales la supervivencia sería imposible, pero ¿qué tantos caracteres cumplen con esta premisa de ser adaptativos? ¿Es el organismo tan finamente adaptado al medio que cualquier pequeña modificación disminuye su adaptación? ¿Es la adaptación un fenómeno “dentro de ciertos rangos”? Un poco de luz a este respecto arrojan a nivel molecular los datos acerca de las tasas de sustitución que se han obtenido para diferentes genes y diferentes posiciones en un condón. El neutralismo bajo esta luz explica la variación genética en función de restricciones (constraints) adaptativas. Esto significa que la variación existente, mantenida por mutación y deriva génica, tiene límites estrictos que impone la selección natural, de tal manera que la tasa de sustitución será guiada por la deriva génica y la mutación siendo que si el gene (o base) cambiado es muy importante en la adaptación (tiene restricciones) la tasa de sustitución será menor que en genes con menos restricciones adaptativas. Se ha mostrado que la tasa de sustitución de la base en la tercera posición de un triplete, o de u pseudogene (un gene dentro de una familia de genes que por una mutación no es transcrito) es mayor que aquella de genes funcionales o que ocupan otras posiciones en el triplete (Kimura, 1983ª; 1983b). La pregunta que persiste sería ¿es este neutralismo únicamente válido en el dominio molecular, o la morfología podrá en el futuro enmarcarse dentro de los mismos principios? La especiación: ese evasivo mecanismo Darwin escribió su libro sobre el origen de las especies y no resolvió el problema central: ¿es la selección natural la fuerza directriz de la especiación? ¿Es la especiación una extensión del principio de divergencia que Darwin propone en el Capítulo IV de su libro (Darwin, 1969)? Esta pregunta, que junto con los mecanismos de adaptación forman la médula de la teoría neodarwinista de la evolución, no ha sido contestada aún. Sólo la búsqueda de los mecanismos de especiación nos ayudaría a dar un salto sobre la mencionada teoría. Una forma que se ha usado para tratar de entender el problema de la especialización ha sido evaluar la cantidad e diferencias que el genoma de especies presenta (Ayala, et al., 1974); Gottlieb, 1980). Este enfoque, que creció junto con la teoría neodarwinista, supone que si pudiéramos graficar la divergencia como una función del grado de parentesco entre dos taxones (e. g. variedades, subespecies, especies, géneros, etc.) obtendríamos una función monotónica con pendiente positiva y probablemente una línea recta. Aun así, estamos lejos de nuestro objetivo, pues este tipo de análisis describe el patrón más no el mecanismo que produce que se generen especies nuevas. Una forma de enfrentar el problema consiste en analizar la forma de herencia de las características que distinguen a una especie de otra. Aun cuando hay problemas porque a veces no se pueden recuperar los híbridos, existen intentos exitosos en este respecto tanto en plantas (Gottlieb, 1984) como en animales (Coyne, 1984). ¿Es esto entonces un posneodarwinismo? Una teoría debería prevalecer dentro del ambiente científico mientras sus principios básicos no se comprueben falsos. El nedarwinismo tiene como principios básicos, por un lado, la teoría de la selección natural de Darwin y Wallace, en la que la selección natural actúa como la fuerza directriz de la adaptación y de la especiación; y la teoría de la herencia de caracteres discretos de Mendel. Su capacidad explicativa a nivel microevolutivo (intraespecífico) ha sido probada desde hace tiempo. A nivel macroevolutivo (supraespecífico) esta teoría se ha extrapolado, pero aún no existe la evidencia crítica para mostrar su relevancia. El neodarwinismo, entonces, ha demostrado debilidad como teoría global de la evolución en el nivel macroevolutivo y en el nivel molecular, en donde los más recientes descubrimientos rebasan lo predicho por ella. Como resultado, el neodarwinismo que explica la adaptación también se encuentra tambaleante. Aun así, el neodarwinismo contiene principios y conceptos que no se han probado falsos (la selección natural y el mecanismo de herencia. dos de los conceptos básicos en los modelos de genética de poblaciones, piedra medular de los mecanismos de la evolución en el neodarwinismo). Es por ello que estamos frente a una teoría que podría ser una continuación del neodarwinismo y que podríamos llamar posneodarwinismo. Sólo la generación de mecanismos alternativos como hipótesis de trabajo y su apoyo actual consumará esto. De todas maneras, el camino hacia ello parece abrirse poco a poco. Bibliografía ALBERCH, P., 1980, “Ontogenesis and Morphological Diversification”, American Zoologist: 20: 653-667. ALBERCH, P., S. J. GOULD, G. F. OSTER y D. B. WAKE, 1979, “Size and Shape in Ontogeny and Phylogeny”, Paleobiology: 5: 296-317. AYALA, F. J., M. L. TRACEY, D. HEDGECOCK y R. O. RICHMOND, 1974, “Genetic Differentiation During the Speciation Process in Drosophila”, Evolution: 28: 576-592. 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