ALUMNOS SOLIDARIOS En el Albert Thomas reparan sillas de ruedas ad honórem En los talleres del colegio los chicos arreglan cerca de 10 unidades al mes para instituciones y particulares Luego de resistir la embestida de los cambios educativos introducidos en los noventa con la Ley Federal de Educación que casi desmanteló la educación técnica y llegar a perder a mediados de esa década más de la mitad de la matrícula, esa mole de 29 mil metros cuadrados llamada Escuela de Educación Técnica Albert Thomas supo recuperarse y, además de volver a poblar poco a poco sus aulas, hacer verdadero ejemplo de solidaridad educativa. Allí, fuera del horario de clase y con la idea de ayudar a quien más lo necesita, unos setenta alumnos trabajan en los imponentes talleres del colegio para reparar bicicletas y las sillas de ruedas que envían instituciones y particulares. "Se arreglan las sillas que envían los centros de salud pero también las que acerque cualquiera que necesite ayuda explica Alejandro Marinoni, maestro de enseñanzas prácticas del colegio y uno de los coordinadores de esta iniciativa-. También organizamos los talleres para que participen chicos con capacidades especiales. La idea es ayudar e integrar a todos al mismo tiempo que se aprende". Para Jorge Mattia, director del colegio y vinculado a la institución hace ya 50 años primero como alumno y luego como docente, el trabajo que realizan los alumnos tiene dos objetivos muy claros: "El primero es que los chicos aprendan a trabajar con las herramientas de la escuela en tareas concretas. Y el segundo es que sientan que lo que ellos hacen es de gran utilidad para la comunidad, que pueden ayudar con sus conocimientos". Los trabajos, como se dijo, se hacen fuera de horario de cursada y todo es ad honórem. Los chicos asisten a tres talleres donde aprenden a soldar, a fundir, a darles forma a los metales y a utilizar los tornos. Después, y extracurricularmente, aplican ese conocimiento práctico para recuperar las sillas. ARREGLAR PARA AYUDAR En el Albert Thomas, el segundo industrial de nuestro país y donde actualmente funcionan 18 talleres, 14 laboratorios y siete gabinetes para prácticas, ya se llevan reparadas cientos de sillas de ruedas y varias camas ortopédicas para hospitales provinciales; trabajos que fueron solicitados en su momento por el Consejo del Menor y la Familia. "Los chicos tienen que estar preparados para solucionar cualquier problema técnico -apunta Marinoni-. Por eso el reparar una silla o una bicicleta es sólo un entrenamiento para lo que luego les esperará en el mercado laboral. Y es bueno que el entrenamiento se vaya haciendo con un sentido solidario". Los chicos que participan de los talleres tiene entre 16 y 18 años. En total son unos sesenta alumnos que cursan el sexto y último año de la especialidad mecánica y 10 voluntarios de otros años. "La intención es que todos los chicos realicen prácticas reales -sostiene Mattia-. En este colegio se reparan motores, bombas centrífugas y, como en este caso, las sillas que solicitan entidades de bien público o cualquier particular que necesite un arreglo y no tenga el dinero para hacerlo. Además, trabajamos con personas discapacitadas en el armado de bicicletas y la reparación de sillas de ruedas, para que de esa manera el trabajo sea también integrador. Las tareas solidarias son sin costo alguno, y el objetivo, como se dijo, es que los chicos se capaciten pero que también realicen trabajos con un sentido comunitario y social". ORIENTACION La mayoría de los alumnos del Albert Thomas cursa las orientaciones en construcciones, mecánica, electrónica, proceso industrial y electromecánica. El 10% son mujeres que prefieren las especialidades de química y edificaciones. Y el 70% de los profesores son egresados de la escuela que fue fundada en 1910 como Escuela Industrial Superior de La Plata