Socialización de los inmigrantes marroquíes

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Socialización de los inmigrantes
marroquíes
Teresa Losada Campo
Bayt al-Thaqafa
En el curso de los últimos años se asiste al cambio de una inmigración de trabajo a una inmigración de instalación. La integración
de las poblaciones inmigradas pide esfuerzos concretos para eliminar
discriminaciones económicas, sociales y culturales. Esto pide acciones
diversas y globales que desarrollen y combinen la interacción de los
tres movimientos.
La integración se basa, pues, en una constatación: la mayoría desea quedarse aquí y tomar parte de nuestra sociedad. A esta constatación sigue la estrategia de dar a cada grupo el lugar que quiere ocupar
en la nueva sociedad.
Desde nuestra Asociación las actividades culturales van dirigidas
a la integración de esta población. El 90 por ciento es marroquí y hay
que destacar el número creciente de paquistaníes, a los que se suman
en menor número originarios de diferentes países africanos y árabes.
Los programas llevados a cabo son los siguientes:
— Apoyo a la lengua y cultura de origen para hijos de inmigrantes.
— Cursos de aprendizaje de la lengua.
— Talleres de Formación Profesional.
— Cursos para mujeres.
— Actividades recreativas: excursiones, colonias, fiestas.
— Actividades deportivas.
— Asesoramiento jurídico.
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— Servicio de biblioteca.
— Charlas sobre la realidad del m u n d o árabe e Islam.
El inmigrante no se concibe sólo ligado al mercado de empleo,
sino a una población de hombres, mujeres y niños que quieren integrarse con su especificidad en nuestra sociedad, de la que forman parte activa. Se da por supuesto que no basta con crear hipótesis de integración, sino que hay que atajar el problema desde el terreno de la escuela, la formación y el encuentro de culturas.
Todo esto llevado a cabo mediante los programas anteriormente
mencionados.
Vamos a desarrollar por su especificidad el programa de apoyo a la
lengua y cultura de origen.
El niño marroquí conoce muy pronto los efectos de la desculturización familiar, es sensible a la fragilidad de un hogar que resiente la
ausencia del clan. Años más tarde se encuentra en la escuela, huésped
de un sistema educativo concebido para otros. Los hijos nacen de la
mano de la cultura del país de origen, inculcada en la escuela, en la calle y por los mass media. Si la madre tiene poder y habilidad para transmitir la cultura de origen en usos y costumbres pueden alcanzar un
grupo homogéneo dentro de su espacio privado, pero prima mucho
más el espacio extrafamiliar (escuela, barrio, ocio, grupo de amigos).
Los esfuerzos que hace el joven o el niño por asimilar la cultura
del país de acogida le llevan a romper sus registros de referencia. La
identidad que sus padres le proponen está descolgada con referencia a
la vida. Los padres han engendrado una generación de cambio, un tupido velo separa a unos y a otros en lo referente a usos y costumbres.
Desde la primera generación la inmigración determina modificaciones culturales que influyen en la formación de la personalidad de
los hijos.
Podemos señalar:
1.
M O D I F I C A C I O N E S D E RELACIONES PADRES-HIJOS
Los padres en su mayoría son iletrados, el hijo conoce la lengua a
nivel oral y escrito. Nuestras relaciones se entablan por comunicacio-
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nes escritas y son los hijos los portavoces de la familia. Esta supervaloración del niño implica desvalorización de la figura paterna y la carga de responsabilidad continua sobre el niño influye en su madurez
precoz.
2.
R E D U C C I Ó N D E L G R U P O FAMILIAR
La familia tradicional se caracteriza por la cohabitación bajo el
mismo techo de toda la descendencia paterna. La dimensión familiar
arrastra una dificultad de socialización. En el país de origen el matrimonio no asume solo la responsabilidad, se comparte con otros
miembros de la familia. En el país de acogida los padres toman solos
las decisiones y esto les lleva a ejercer una disciplina que mana de un
fuerte control social. Los niños sienten estas contradicciones, que van
en dirección contraria a los esfuerzos que despliega la escuela para desarrollar comportamientos democráticos.
3.
C O N F L I C T O CULTURAL Y D E C O N D U C T A
Desvalorización de la cultura de origen. La opción intercultural
es del orden de la acción, afirmar la necesidad de interacción constituye un método y una perspectiva de acción. Las culturas se modifican en función de interacciones en juego.
4.
P R O Y E C T O D E A S C E N S I Ó N S O C I A L D E LA FAMILIA
Socialmente todas las familias traen el proyecto de ascensión social, que corresponde a una necesidad de compensación por el hecho
de sentirse desarraigado. La escolarización del niño la quieren y la
sienten como puerta de acceso al m u n d o del trabajo. La escuela ejerce
una correción al proyecto inicial de los padres. Lo esencial es que los
hijos no ocupen sus puestos de trabajo mal pagados. A veces es m u cho lo que se exige a los niños. Y si los padres actúan así es porque
han experimentado y han sufrido las consecuencias de falta de instrucción en su vida diaria y profesional.
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La integración en la escuela
Desde hace unos cuantos años se incrementa el número de niños
marroquíes que llegan a nuestras escuelas. La escuela es una de las
instituciones clave para la integración y hay que entender que integrar no es uniformar ni tampoco asimilar. Cada grupo étnico tiene
sus propios valores. Se ha de procurar que estos niños aprendan nuestra lengua y cultura, pero también que cultiven su identidad. ¿Qué
problemas plantea a la escuela la llegada de un niño árabe?
1. El educador desconoce los rasgos, costumbres, cultura y forma de vida.
2.
Desconocimiento de la lengua del alumno.
3. Falta de recursos para hacer efectiva la atención que estos
niños requieren, m u y individualizada, sobre todo en el primer curso
de su llegada a la escuela.
Desde nuestra Asociación llevamos a cabo u n programa de apoyo
a la lengua y cultura de origen para niños escolarizados en Barcelona
y comarca. Estos cursos favorecen la socialización de estos niños que
permiten comprenderse mejor con relación a sí mismos, a su familia,
a su nacionalidad y a los otros. El objetivo por tanto es doble: desarrollar la identidad personal y favorecer una integración armoniosa en
la sociedad de acogida. Además vehicula y traza una línea de continuidad de situaciones comunicativas que componen la vivencia del
niño. La integración es importante que el niño la haga desde su identidad, sin renunciar a sus valores propios.
Señalamos la conexión significativa de este programa porque queremos dar importancia al sistema escolar en su relación directa con el
niño extranjero para favorecer el análisis de la situación concreta, que
quedaría desglosado, entre otras, de la forma siguiente:
— El medio del niño (plan social, económico y cultural).
— La organización de la escuela (maestros, horarios, actividades).
— La intervención de cursos paralelos (clases de lengua y cultura
de origen).
La fusión de estos tres grupos debe contribuir a:
— Despertar la conciencia de otras culturas y etnias.
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— Eliminar aspectos negativos que existen en nuestras sociedades y en nuestras actitudes.
— Desarrollar la enseñanza de la lengua materna.
— Participar en la creación de una sociedad pluralista en la que
cada grupo sea aceptado y valorizado.
El programa de adultos comprende el aprendizaje de la lengua y
cultura del país de acogida, actividades culturales, recreativas y deportivas, así como talleres de FP.
El inmigrante pertenece a una cultura diferente de la del lugar
donde se instala y el contraste que se produce, combinado por la falta
de medios y precariedad, agrava la situación.
Pero ¿qué pretendemos cuando hablamos de integrar a los inmigrantes? ¿Integrarlos plenamente en nuestra cultura? ¿Construir una
sociedad respetuosa con diversidades culturales? ¿Proponer una sociedad pluricultural?
La política de integración debe tener en cuenta que ningún grupo h u m a n o puede sobrevivir sin cultura, es decir, fuera de las referencias a un sistema propio, a una identidad propia y a una cultura
propia.
Constatamos que el colectivo marroquí se encuentra en la actualidad ante las siguientes situaciones:
•
Paro que se acentúa en los jóvenes de segunda generación.
•
Marginación, apartados de posibilidades reales de decisión y
sin perspectivas de llegar a ser creadores de la propia historia.
•
Desarticulación social con comunicaciones humanas a m e n u d o
yuxtapuestas con la sociedad de acogida.
•
Pobreza cultural débiles en potencia.
•
Falta de tejido social con escasas entidades propias.
y
Estas situciones nos hacen plantear y dirigir nuestro trabajo en la
siguiente dirección:
• Ayudar a la integración con acciones formativas en el campo
ocupacional, de alfabetización y de cultura.
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•
Realizar una tarea de animación sociocultural, colaborando
con el mayor número posible de entidades y desarrollándola de
forma participativa y consensuada.
• Crear canales de análisis que contribuyan a una transforma­
ción progresiva, d a n d o prioridad al intento de crear lazos de
comunicación entre autóctonos e inmigrantes.
Programa de integración de mujeres marroquíes
La mayoría de las mujeres llegadas hasta ahora son «inmigrantes
pasivas», vienen a título de agrupación familiar. La mujer se enfrenta
a prácticas sociales que la introducen en experiencias desconocidas y
la invitan a adoptar nuevas costumbres en su vida diaria. El paso de
familia extensa a familia nuclear hace que la mujer tome cada vez más
responsabilidades gracias a la ausencia del clan y a ella le toca hacer la
relación entre la familia y el exterior, papel exclusivamente masculino
en las sociedades tradicionales de Marruecos. La mujer se integra con
más facilidad en la sociedad, es sensible a la modernización. Por enci­
ma del aprendizaje de la lengua, ajuste a los valores locales, préstamos
culturales, la mujer expresa formas de integración en sus aspiraciones
a un trabajo remunerado. Toda política de integración debería garan­
tizar igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres.
La mujer vive en un primer m o m e n t o aislada y encerrada en la fa­
milia. La literatura árabe ha desarrollado imágenes de la mujer rural
de total sumisión al hombre. En la actualidad la mujer comienza a dar
otras representaciones. H o y muchas juegan un papel m u y importante
en el país de acogida por ser sensibles a cambios y a evoluciones.
El Estatuto de la mujer inmigrante presenta precariedad en su si­
tuación jurídica, ya que las políticas de integración siguen basándose
en la hipótesis de que los inmigrantes sólo son hombres y las mujeres
familiares a su cargo.
Las oportunidades que se ofrecen a estas mujeres con los progra­
mas de lengua y cultura están ayudando a dejar de lado estereotipos
occidentales y contribuyen a adoptar una nueva mirada porque un
futuro c o m ú n se impone.
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En conclusión el objetivo último de nuestros programas es llegar
a la integración de la población marroquí, entendiendo este término
como capacidad de confrontación y de intercambio en posición de
igualdad. Todas las sociedades deben definir su modelo de conviven­
cia en función del cumplimiento de los Derechos H u m a n o s :
— Ofrecer igualdad de oportunidades.
— Distribuir derechos y responsabilidades.
— Respetar la opción de escoger y de expresar la identidad.
El método pedagógico de la comunicación intercultural no puede
reducirse a una comparación de culturas en contacto. N o hay que
comparar, sino que hay que analizar las diferencias. La comparación
crea una oposición; el análisis, no. La homogeneidad de las identida­
des de las culturas en presencia nos está pidiendo un continuo exa­
men y búsqueda. U n proceso semejante hace emerger la diversidad y
desplaza la diferencia.
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