La realidad imposible del Factor de Transferencia - Herbert Vicuña F. - octubre, 2008 - Ecuador La realidad imposible del Factor de Transferencia (Nueva revisión - Artículo original preparado para el diario “La Salud” edición especial, julio de 2008, publicación ecuatoriana bi-mensual de auspicio privado) fenómenos observados en los pacientes, sin aplicaciones prácticas trascendentes mas allá de vacunas básicas, antiinflamatorios y antialérgicos,. En aquel escenario de necesidad de aplicaciones médicas prácticas, los avances quirúrgicos y farmacológicos tenían mucho mas que ofrecer, al menos ese era el pensamiento mas extendido, y por ese motivo por ejemplo, los avances en la investigación de antibióticos –que eran y siguen siendo la en procesos opción terapéutica infecciosos– opacaron los descubrimientos hechos en inmunología entre 1950 y mediados de la década de 1970, sobre un subgrupo de las citocinas (moléculas de la red bioquímica del sistema inmune): los factores de transferencia (FT). Para diciembre de 1882, el experimento del zoólogo ruso residente en Italia Elie Metchnikoff, que consistió en clavar la punta de una espina de rosal en el cuerpo de una diminuta larva de estrella de mar, recolectada en la playa por donde vivía, animalito que por su tamaño era transparente, dio inicio a una campaña internacional de investigación de elementos celulares sanguíneos, que desarrolló toda una rama de especialización en ciencias, aquella que unió y combinó la biología y la medicina: la inmunología celular. La observación microscópica de un racimo de células parenquimatosas (comparables en sus funciones y embriogénesis a los conocidos glóbulos blancos) pegándose a la espina, intentando absorberla, digeriéndola, junto a la opacidad e inflamación que evidenciaban la presencia de diferentes sustancias actuando en el sitio, motivaron a Metchnikoff y a otros que le siguieron, a investigar profundamente el fenómeno, elaborando una teoría de cómo opera a nivel celular el sistema inmune, trabajo premiado con el Nobel de Medicina en 1908, premio compartido con Paul Ehrlich, pionero en propugnar el otro componente fundamental inmunológico: la inmunidad humoral Desde 1966 hasta la actualidad, numerosos artículos publicados de preclínica y clínica, sobre multitud de enfermedades y afecciones, con un data cada vez mas grande de pacientes tratados, le sirven a cualquier investigador sanitario o no, pero sin prejuicios, para concluir que la evidencia es mas que suficiente para desarrollar y aplicar terapias exitosas basadas en los factores de transferencia, en un espectro de patologías muy importante. De hecho, esta afirmación es válida desde hace mas de dos décadas. Muchas “verdades” de este tema, enmarcadas dentro del rigor científico, han alcanzado el calificativo de “certeza” con valor numérico, que sumadas todas ellas conforman una “realidad” rechazada a priori, por aquellos que persisten en desconocer tal evidencia, asombrosamente, por el simple hecho de no conocerla o de no pertenecer alguna de las fuentes de la evidencia, al sector sanitario, razones por las que seguramente tal evidencia, o no existe o, peor aún ¡debe ser fraudulenta! Lastimosamente, yo he observado y confirmado lo enraizado que está tal negativo esquema de pensamiento en mi país (Ecuador), incluso en autoridades de las entidades que rigen tanto la investigación académica y de rigor, como las políticas públicas sanitarias. “factores de transferencia […] son oligopéptidos conformados —muy probablemente- por sólo 08 de los aminoácidos principales combinados en cadenas de 44, contienendo la escencia del mensaje inmunológico en cada actividad para cada linaje celular inmune. […] Son moléculas desarrolladas por el sistema inmune para el sistema inmune […]” Estas investigaciones y teorías, recorrieron la segunda mitad del siglo pasado de mano de la biología molecular, por las interleucinas, los interferones, las proteínas de membrana, y una larga lista de etcéteras, que sin embargo para la sólo se traducían en medicina, explicaciones técnicas de ciertos El universo de lo que ‘sabemos que lo sabemos’ puede enceguecer a ciertos profesionales, y aunque son capaces de 1/3 La realidad imposible del Factor de Transferencia - Herbert Vicuña F. - octubre, 2008 - Ecuador aceptar que existe todo aquello que ‘sabemos que no lo sabemos’ alrededor del anterior universo, no hacen el mínimo esfuerzo para imaginar que mas allá de esa frontera, existe mucho terreno rodeando todo lo anterior, en el territorio de lo que ‘no sabemos que no lo sabemos’. miles), con registro de seguimientos por 10 años o mas… ¡No! ¡Todo eso es imposible qué sea cierto, qué sea real! Y sin embargo, lo es, a tal punto que el libre consumo humano de los FT (extraído de calostro bovino) está oficialmente aprobado desde 1985 por uno de los referentes mas “populares” en medicina, la FDA norteamericana (siglas en inglés de Administración de comida y drogas), y fue aprobado, certificado, o permitido por las autoridades sanitarias del primer mundo, luego de cumplir con los respectivos requisitos: EE.UU., Canadá, toda Europa, Rusia, Japón, etc, desde 2001, avales publicados desde el 2002. “Desde 1966 hasta la actualidad, numerosos artículos de pre-clínica y clínica […] con un data cada vez mas grande de pacientes tratados, le sirven a cualquier investigador […] para concluir que [podemos] desarrollar y aplicar terapias basadas en los factores de transferencia […]” Lawrence, Kirkpatrick et.al., Boucheix et.al., Philiphs et.al., Silvino et.al., Steele et.al., Fujisawa, Wagner, Vorobiev et.al., Pizza & Visa con una cada vez mas larga lista de colaboradores y seguidores, así como muchos otros investigadores, trabajando en muchos países del primer mundo, publicando desde 1949 (1966, 1974, 1976, 1977, 1978, 1979, 1980, 1983, 1986, 1989, 1991, 1995, 1996, 1998, 1999, 2001, 2004, 2005…) en multitud de reconocidos medios de primer y segundo orden, tales como: Lancet, New England Journal of Medicine, Eurpean Journal of Cancer and Clinical Oncology, Internacional Journal of Cancer, American Journal of Medicine, New York Academy of Sciences Press, Japan Journal of Surgery …, han legado la información necesaria sobre FT, para saber: Y entonces, bajo esa óptica, aparecen los “imposibles” de los tratamientos con factores de transferencia: una sumamente larga lista de casos con patologías incurables, poco tratables, o afecciones recurrentes de tratamiento complejo, o procesos degenerativos crónicos con pronósticos desfavorables (todos ellos donde el paciente está obligado a cumplir protocolos clínicos poco exitosos, con efectos secundarios indeseables, y talvez a perpetuidad), son “resueltos” en un alto porcentaje de los afectados, con tratamientos de toxicidad nula, en tiempo record, con otros beneficios colaterales de salud como valor agregado, y muchas veces, con costos muy inferiores a los promedios de los tratamientos establecidos, consiguiendo incluso que muchos de aquellos pacientes, pasen por “sanos” en los exámenes de diagnóstico posteriores, llegando a concluir los médicos tratantes –como era de esperarse– que tales “enfermos” nunca tuvieron la enfermedad, sólo fueron errores en el primer diagnóstico. Y es imposible que estos resultados se hayan estado publicando por mas de 25 años, incluso en medios impresos de primer orden en medicina; y es imposible que se basen en mecanismos biológicos ampliamente investigados por mas de 40 años, y actualmente muy conocidos; y es imposible que se hayan contrastado aquellos resultados imposibles –valga la redundancia– con aproximaciones epidemiológicas, o con experimentos a “doble ciego”; y es imposible y hasta increíble, que exista datos clínicos con un gran número de pacientes (decenas de 1) que son oligopéptidos conformados -muy probablemente- por sólo 08 de los aminoácidos principales combinados en cadenas de 44, conteniendo la escencia del mensaje inmunológico en cada actividad para cada linaje celular inmune, y que suelen operar en la parte alta de numerosas cascadas moleculares de la inmunidad mediada por células, pero que además, infieren acciones en otros tejidos, órganos, y sistemas del cuerpo; 2) que esta estructura y funciones son compartidas de forma idéntica entre todos los animales que solemos llamar superiores; son “universales” a la fauna conocida, por lo que se especula son parte de digamos, un formato evolutivo ancestral muy exitoso; 3) que intervienen en la memoria inmunológica, por lo que el cuerpo de las madres de mamíferos los replican para incluirlos durante los primeros 3 a 5 días de 2/3 La realidad imposible del Factor de Transferencia - Herbert Vicuña F. - octubre, 2008 - Ecuador lactancia, en el calostro, operando como una vacuna génica (general) para el crío; de los factores de transferencia suelen apuntar a: i) la falta de marco referencial del rigor científico específico para cada investigación (¿?), ii) el potencial error de la evidencia médica colectada anecdóticamente y que, peor aún, es enunciada como “certeza” clínica, iii) la falta de contraste y/o verificación de dicha data y sus fuentes (¡!), y iv) la posible baja capacidad profesional o malas intenciones de sus autores (muchos de ellos reñidos y castigados en su actuar profesional por la oficialidad colegiada médica, al defender este tema); pero siempre –y aquí seamos MUY CLAROS Y ENFÁTICOS– estos argumentos los emiten “aquellos estudiosos” sin revisar a conciencia o sin prejuicios la data existente, nunca estudiándola en serio, porque “no se justifica el esfuerzo de investigación de esta mal llamada información científica […]” al no provenir del paradigma dominante en salud. ¿Aquello no es acaso la terriblemente equivocada y siempre criticada postura de: “si no lo hemos descubierto o dicho nosotros, TIENE que estar errado”? ¿Es la forma en que piensa y actúa una persona con pasión por la ciencia? El debate sobre si los FT “sirven”, fue ganado por los defensores de los FT hace mucho tiempo. 4) que las madres de aves y otros animales que se reproducen por huevos, también heredan a sus crías su experiencia inmune con el cocktel de FT, esta vez incluido en el vitelo o yema, que es el alimento del embrión que crece dentro del cascarón; 5) que no se han detectado o reportado efectos colaterales calificables de negativos para la salud humana, por el consumo en dosis muy elevadas o por muy largo tiempo; es decir, no se han reportado dosificación tóxica ni efectos de dependencia; 6) que no son específicos para combatir una enfermedad o patología en particular, sólo mejoran la “habilidad” de la inmunidad mediada por células –y muy probablemente la humoral también– hasta en 4 veces su capacidad basal –ensayos in vitro–. Son moléculas desarrolladas por el sistema inmune para el sistema inmune; un secreto que como sociedad occidental, técnica, científica, le hemos robado a la naturaleza; 7) que por supuesto, existen aún mas preguntas que respuestas sobre los mecanismos envueltos en sus funciones -que me permite señalar la gran falta de inversión en investigación sobre este y otros principios activos similares–, y por esa razón algún porcentaje pequeño de pacientes, en algunos casos reportados, recibieron poco o casi ningún beneficio inicial con el tratamiento; y, finalmente, Finalmente, el modelo biológico (nunca farmacológico o farmacokinético) de los factores de transferencia, debe entenderse como el modelo conocido hasta la presente fecha de la inmunidad mediada por células, es decir, mas de 120 años de investigación de rigor, con una multitud de mecanismos y cascadas moleculares descritas, modelo que ya se ha utilizado para el desarrollo de una rica lista de fármacos y terapias presentes en el mercado, muy recomendados por la “oficialidad” médica, por lo que no hablamos de hipótesis o teorías solamente planteadas, o programas pilotos de “interesantes” terapias nuevas. “El universo de lo que ‘sabemos que lo sabemos’ puede enceguecer a ciertos profesionales, y aunque son capaces de aceptar que existe todo aquello que ‘sabemos que no lo sabemos’ alrededor del anterior universo, no hacen el mínimo esfuerzo para imaginar que mas allá de esa frontera, existe mucho terreno rodeando todo lo anterior, en el territorio de lo que ‘no sabemos que no lo sabemos’ […]” Los FT, sus mecanismos biológicos, sus resultados clínicos, sus beneficios en salud, son una REALIDAD con historia de generaciones, pero sobretodo, son una realidad que, y para sorpresa de muchos, -talvez el mayor pecado de esta alternativa de salud, es el hecho que no requiere de la tutela obligada de la “oficialidad” sanitaria– puede ser vivida por cada uno de nosotros, simplemente decidiendo hacerlo. 8) que sobre todo este conocimiento reportado en multitud de publicaciones, existe un intenso y largo debate (03 décadas o mas), en donde los detractores Herbert Vicuña F. Biólogo, investigador independiente Septiembre, 2008 – Ecuador 3/3