1 Concepto: la incorporación del derecho al título. Función

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Concepto: la incorporación del derecho al título. Función legitimadora, literalidad
y autonomía. El título-valor y su causa. La crisis de los títulos-valor. El régimen de
los valores anotados en cuenta. Títulos de crédito, de participación social y de
tradición. Títulos nominativos, a la orden y al portador
No existe un concepto legal de título-valor, lo que llevó a la doctrina a construir
una disciplina jurídica uniforme sobre los títulos-valores. Puede decirse que el títulovalor es un documento que incorpora un derecho (SAVIGNY) literal, autónomo y
transmisible, cuyo ejercicio requiere la posesión del título. De esta definición se
desprenden los siguientes caracteres:
1º. LITERALIDAD: nota que acentúa la doctrina italiana, supone que el contenido
expresado en el título (cuantía, fecha de vencimiento, persona de la que se puede
exigir…) responde exactamente al contenido del derecho transmitido.
2º. AUTONOMÍA: cuando se transmite el título, el derecho incorporado recae sobre un
nuevo dueño quien no soportará las limitaciones del anterior titular si no están reflejadas
en el documento. Puede decirse que la adquisición del documento se aproxima, en sus
efectos, a las adquisiciones originarias pues el poseedor del título ejercita un derecho
propio, originario y no derivativo, independiente del derecho de los anteriores
poseedores y contra quien no es posible oponer excepciones personales, salvo en
situaciones de mala fe (art. 20).
3º. LEGITIMACIÓN: de la necesidad de poseer el título y de presentarlo o exhibirlo se
elabora la noción de legitimación considerada como el eje del concepto de título-valor.
Sin la exhibición del documento, ni el deudor está obligado a cumplir, ni cumplirá con
eficacia liberatoria. También es necesaria la posesión para la transmisión del título.
El elemento clave en la construcción dogmática de los títulos valores, que
representan la incorporación de un derecho al documento, es la relación jurídica que da
origen a tal derecho, la denominada relación causal o subyacente que el tenedor de la
letra, si es parte o está legitimado en la relación jurídico-primitiva, puede hacer valer
frente al deudor mediante el ejercicio de una acción derivada (STS 19 de julio de 1992).
Por ejemplo, si el acreedor cambiario es el vendedor-librador y el deudor cambiario es
el comprador-librado-aceptante y no se le ha entregado la mercancía, coinciden en la
1 misma persona la condición de sujetos cambiarios y extracambiarios. El comprador
podría oponerse a pagar al vendedor si éste reclama con base en la compraventa o
relación causal subyacente (exceptio non adimpleti contractus), asimismo cabría la
excepción de cumplimiento defectuoso o exceptio non rite adimpleti contractus, aunque
los Tribunales no adoptan una posición uniforme respecto a esta.
Por último, mencionar que los títulos valores pueden clasificarse atendiendo a
diversos criterios. Algunos de ellos son:
-
Por la persona emitente del título: puede ser pública o privada
-
Por la forma de estar designado el título:
o NOMINATIVO: son los emitidos a favor de una persona determinada en
el mismo título. Mientras que los títulos a la orden y al portador están
destinados por su propia naturaleza a la circulación, los títulos
nominativos están destinados a permanecer en manos del primer titular y,
aunque son susceptibles de transmisión, requieren ciertas formalidades:
no solo es necesaria la posesión del título, sino que también lo es estar
legitimado como titular del mismo, designado directamente en el
documento. Además, será necesaria la entrega del título al adquiriente, la
notificación de la transmisión al deudor o a la entidad emisora y, si se
trata de un título emitido en serie será necesaria la anotación de la cesión
en el Libro-Registro de la entidad emisora para legitimar al adquiriente.
o AL PORTADOR: es el título en virtud del cual el suscriptor se ha
obligado a cumplir determinada prestación a favor del tenedor del
documento. Éstos títulos circulan por la mera tradición del documento
(art. 545 C. de C. y 464 y 609 CC) de tal modo que su entrega hace
propietario al nuevo tenedor del mismo. Son, pues, títulos especialmente
aptos para la circulación.
o A LA ORDEN: es aquél que se emite a favor de persona determinada
pero facultándola para que pueda transmitírselo a otra mediante la
fórmula del endoso (arts. 14 y ss. LCCH).
-
Por la forma de su emisión: pueden ser singulares (letra de cambio, cheque) o
en serie (acciones y obligaciones)
2 -
Por el objeto del derecho incorporado:
o Títulos jurídico-REALES: como son los títulos de tradición o
representativos de mercancías. Conceden al titular un derecho de
crédito a la restitución de la cosa y al mismo tiempo un poder de
disposición sobre la misma de carácter jurídico real. Por ejemplo: un
resguardo de depósito en almacenes generales, una carta de porte,
conocimiento de embarque o warrants.
o Títulos jurídico-PERSONALES: como los títulos de participación
que son los integrados por las acciones de sociedades anónimas cuando
se sigue el sistema tradicional de representarlas mediante títulos y no
mediante anotaciones en cuenta. Éstos no sólo incorporan un derecho de
crédito sino que también derechos económicos y políticos o corporativos.
o Títulos jurídico-OBLIGACIONALES: que incorporan el derecho a
percibir una cantidad de dinero en el lugar, en el momento y en la
moneda que en el propio documento se especifica. A esta categoría
pertenecen los títulos de crédito – aunque la doctrina, GARRIGUES,
LANGLE, considera que tal denominación no es la adecuada, sino que es
la de títulos de pago o de suma- que son la letra de cambio, el cheque y
el pagaré.
-
Por el grado de incorporación del derecho al título: pueden ser perfectos o
completos (como la letra de cambio) o imperfectos e incompletos. O, conforme
a la dicotomía de BRUNNER: absolutos (billete de banco) o relativos (letra de
cambio).
La presencia y emisión masiva de algunos títulos en el tráfico produjo la pérdida de
funcionalidad de los títulos-valor, sobretodo en el ámbito de los valores mobiliarios.
Además, cabe añadir que existen riesgos en relación con el soporte documental, que
regula el C. de C. en los artículos 547-566 y de forma similar la LCCH (letra de cambio
84-87; pagaré 96; cheque 154-155). Los procedimientos en caso de extravío, sustracción
o destrucción tienen un carácter preventivo pues tienden a evitar la efectiva circulación
de los títulos y además implican la desincorporación del derecho respecto del título
cartular a favor de la legitimación del propietario desposeído para su ejercicio. Pues
bien, en la práctica económica del tráfico masivo de títulos pierden utilidad los
procedimientos de amortización judicial.
3 Para los valores mobiliarios, la documentación de los títulos resultaba
conflictiva y es en este sector en el que se desarrollan los distintos medios de
documentación que llevan a la anotación en cuenta. El cauce tradicional de la
transmisión de derechos era la cesión de créditos (arts. 347 y 348 C. de C.), sistema que
implicaba lentitud e inseguridad.
La configuración de nuevos mecanismos de representación de los valores
mobiliarios, implica la creación de un sistema en el que el derecho se materializa en un
soporte informático de tipo contable, para lo que es necesario la inmatriculación del
derecho en un registro contable existente en las Sociedades y Agencias de Valores que
son sociedades anónimas especiales cuya creación debe autorizar el Ministro de
Economía y Hacienda, a propuesta de la CNMV. Deben inscribirse en el Registro
Mercantil, en el correspondiente de la CNMV y ser publicado en el BOE para el
comienzo de sus actividades.
Esta inscripción del derecho, que tendrá carácter declarativo – si refleja la
relación causal o subyacente- o constitutivo – si crea una nueva- se lleva a cabo tras el
otorgamiento de escritura pública. Antes de la anotación del derecho, cabe señalar que
éste conservará su carácter propio de derecho de crédito por lo que será transmisible
según el régimen de la cesión ordinaria de créditos.
En definitiva, la sustitución del sistema de titulación por el de tabulación que se
ha producido en el sector de los valores mobiliarios se refleja en el Capitulo II de la Ley
de Mercado de Valores del año 1988 relativo a los valores representados por medio de
anotaciones en cuenta.
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