Sección 3ª - Restricciones a la capacidad Art. 48. Pródigos Art. 49

Anuncio
LEY 26.994/14 CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACION
LIBRO PRIMERO – PARTE GENERAL – TITULO I - PERSONAS HUMANAS
Capítulo II
- Capacidad
Comentario de JUAN PABLO OLMO
Fuente: Código Civil y Comercial de la Nación. Dir: Graciela Medina, Julio C. Rivera. Coord: Mariano Esper.
Editorial La Ley 2014
Sección 3ª -
Restricciones a la capacidad
Parágrafo 5° - Inhabilitados
Art. 48. Pródigos
Art. 49. Efectos
Art. 50. Cese de la inhabilitación
Art. 48.- Pródigos. Pueden ser inhabilitados quienes por la prodigalidad en la
gestión de sus bienes expongan su cónyuge, conviviente o a sus hijos menores
de edad o con discapacidad a la pérdida del patrimonio. A estos fines, se considera persona con discapacidad, a toda persona que padece una alteración
funcional permanente o prolongada, física o mental, que en relación a su edad
y medio social implica desventajas considerables para su integración familiar,
social, educacional o laboral. La acción sólo corresponde al cónyuge, conviviente y a los ascendientes y descendientes.
l. RELACIÓN CON EL CÓDIGO CIVIL. FUENTES DEL NUEVO TEXTO
En el Código sustituido la inhabilitación estaba prevista para los casos contemplados en los incisos 1º, 2º y 3º del art. 152 bis. El último de ellos refería al supuesto de inhabilitación de las personas que por prodigalidad en los actos de
administración y disposición de sus bienes expusiesen a su familia a la pérdida
del patrimonio. La acción procedía sólo si la persona tenía cónyuge, ascendientes o descendientes -quienes a su vez, eran los legitimados para promover la
acción-, y ya hubiere dilapidado una parte importante de su patrimonio.
El nuevo Código se aparta de la solución pretendida por el Proyecto de 1998,
según el cual se proyectaba la eliminación de la figura del pródigo.
II. COMENTARIO
1. Generalidades
En el nuevo Código la inhabilitación ha quedado circunscripta, únicamente, a
los casos de prodigalidad.
A diferencia de los supuestos de incapacidad o capacidad restringida (art. 32),
en donde lo que se pretende es proteger a la propia persona -a quien, incluso,
allí se le confiere legitimación para iniciar la acción-, en el caso de inhabilitación
por prodigalidad lo que se busca con la limitación al ejercicio de la capacidad
jurídica es tutelar el patrimonio familiar. De todas formas, por más que no se
menciona expresamente, serán de aplicación las normas sobre incapacidad o
capacidad restringida en la medida en que no sean incompatibles.
Si bien tampoco se menciona la necesidad de realizar una evaluación interdisciplinaria dentro del proceso, podría concluirse que aquí también sería necesaria su producción, por interpretación analógica de lo normado en el art. 50,
donde sí se la exige en el marco del proceso para disponer el cese de la inhabilitación.
2. Supuestos de procedencia. Diferencias con el régimen anterior
Para que la inhabilitación proceda debe haber: personas protegidas -cónyuge,
conviviente, o hijos menores de edad o con discapacidad (antes se hacía referencia a la familia, y la acción sólo procedía en caso de haber cónyuge, ascendientes o descendientes)-, prodigalidad en la gestión de los bienes -entendida
en el sentido de dilapidar o malgastar los bienes (antes se hacía referencia a la
prodigalidad en los actos de administración y disposición) y exposición a la
pérdida del patrimonio
-anteriormente se requería, además, que la persona ya hubiere dilapidado una
parte importante de su patrimonio-.
La definición de persona con discapacidad ha sido tomada del art. 2° de la ley
22.431 -recogida también por el art. 9° de la ley 24.901-, la cual es propia del
modelo médico/rehabilitador y, por cierto, más restrictiva que la fórmula utiliza-
da en el art. 1° de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (ley 26.378).
Finalmente, con relación a la inclusión del conviviente (arts. 509, 510 Y 511) y
la limitación a los hijos menores de edad entre las personas protegidas, los criterios de procedencia de la inhabilitación que prescribe la norma deberían interpretarse a la luz del pacto de convivencia (art. 513 y ss.) que pudiera haberse celebrado entre la persona cuya inhabilitación se pretende y su conviviente,
y del eventual deber alimentario que exista con relación a los hijos mayores de
edad hasta los veinticinco años (arts. 658 párr. 2° y 663).
3. Legitimación
Los legitimados para promover la inhabilitación no se identifican necesariamente con las personas protegidas por la propia norma, ya que la acción es reconocida al cónyuge, conviviente y a los ascendientes y descendientes. Es decir,
no sólo se agrega a los ascendientes, sino que con relación a los descendientes la norma no hace distinciones en razón de grados, edad o discapacidad.
A diferencia de lo que ocurre con los supuestos de incapacidad y capacidad
restringida (art. 33 inc. a), en la inhabilitación no se le reconoce -al menos en
forma expresa legitimación a la propia persona a quien se le pretende limitar el
ejercicio de su capacidad jurídica.
III. JURISPRUDENCIA
La jurisprudencia ha sido conteste en afirmar que "...la inhabilitación del pródigo
no implica una sanción sino por el contrario, una manera de colaborar con él, a
través de un curador que le asistirá para la realización de actos patrimoniales, y
evitará así que continúe actuando de modo perjudicial para él y su familia"
(CNCiv., sala F, 10/11/1986, ED, 125-552).
Art. 49. Efectos. La declaración de inhabilitación importa la designación de un
apoyo, que debe asistir al inhabilitado en el otorgamiento de actos de disposición entre vivos y en los demás actos que el juez fije en la sentencia.
I. RELACIÓN CON EL CÓDIGO CIVIL. FUENTES DEL NUEVO TEXTO
En el Código sustituido, el art. 152 bis establecía que a la persona inhabilitada
se le nombraría un curador, sin cuya conformidad no podía disponer de sus
bienes por actos entre vivos. En cambio, las personas declaradas inhabilitadas
podían otorgar por sí solas actos de administración, salvo los que limitara la
sentencia teniendo en cuenta las circunstancias del caso.
Es decir, la persona declarada inhabilitada por prodigalidad podía realizar por sí
todos los actos de la vida civil, excepto los de disposición por actos entre vivos
-y los de administración, especificados en la sentencia para los cuales además
de su consentimiento requería del asentimiento de su curador.
II. COMENTARIO
La sentencia de inhabilitación implica una restricción en la capacidad jurídica
de la persona, quien ya no podrá ejercer por sí misma determinados actos libremente. Es decir, se trata de una persona jurídicamente capaz sobre quien
pesan ciertas restricciones al ejercicio de su capacidad jurídica, de conformidad
con lo expuesto al comentar el Art. 24.
En efecto, como consecuencia de la sentencia de inhabilitación la persona no
podrá otorgar actos de disposición entre vivos -sí, en cambio, los de última voluntad-, sino que deberá para ello contar con un apoyo que la asista (art. 43).
Ello así, a fin de evitar el otorgamiento de actos que puedan perjudicar a las
personas protegidas que se enumeran en el art.48. De este modo, la decisión
de la persona debe integrarse con la asistencia de la persona que cumpla la
función de apoyo. Sin embargo, la asistencia que debe brindar el apoyo no necesariamente se condice con otorgar el asentimiento para perfeccionar el acto,
sino que, por analogía, se aplicará lo dispuesto en el art. 38 del Código con
relación a la posibilidad de señalar las condiciones de validez de los actos y la
modalidad de actuación del apoyo.
La norma prevé la posibilidad de extender la limitación sobre los "demás actos"
que se especifiquen en la sentencia -aunque no necesariamente refiere en forma genérica a los de administración (como sí ocurría en el régimen del Código
Civil sustituido)-, cuyo señalamiento quedará librado al prudente arbitrio judicial,
según la prueba producida y de acuerdo a las particularidades circunstancias
que se presenten en cada caso a resolver.
Con relación a la designación de apoyos -aquí también rige la pluralidad se deberá prestar especial atención en cabeza de quién recaerán los nombramientos, a fin de evitar, en un marco de conflictiva familiar, situaciones de conflicto
de interés e influencia indebida sobre la persona inhabilitada.
Aunque no lo menciona expresamente, cabe hacer extensivo aquí lo normado
en el art. 39 párr. 1º, con relación a la inscripción en el registro; siendo que a
partir de entonces regirá lo normado en el art. 44, de modo que serán nulos de
nulidad relativa los actos celebrados por la persona inhabilitada contrariando
los términos de la sentencia.
III. JURISPRUDENCIA
La indicada en el art. 48.
Art. 50. Cese de la inhabilitación. El cese de la inhabilitación se decreta por el
juez que la declaró, previo examen interdisciplinario que dictamine sobre el restablecimiento de la persona.
Si el restablecimiento no es total, el juez puede ampliar la nómina de actos que
la persona puede realizar por si o con apoyo.
I. RELACIÓN CON EL CÓDIGO CIVIL. FUENTES DEL NUEVO TEXTO
En el Código sustituido era de aplicación lo normado en su art. 150 -por la remisión legal que hacía el propio art. 152 bis-, según el cual para que procediera
la rehabilitación se debía dictar una nueva sentencia en el marco de un proceso
judicial iniciado a tal fin, tras un nuevo examen de facultativos.
II. COMENTARIO. REMISIÓN
La norma establece un procedimiento para el cese de las restricciones al ejercicio de la capacidad jurídica que fueron impuestas en la sentencia de inhabilitación. Para ello, sin perjuicio de las revisiones periódicas alas que se deberá
someter la sentencia, cuando las nuevas evaluaciones interdisciplinarias así lo
sugieran se podrá promover un proceso para el cese de las restricciones ante
el Juez que declaró oportunamente la inhabilitación, a instancias -aunque no se
menciona expresamente del propio interesado, del Ministerio Público y de las
personas designadas para brindar los apoyos.
Como resultado del proceso iniciado para el cese de la inhabilitación, se dictará
una nueva sentencia que podrá: a) disponer el restablecimiento total de la persona, por lo que pasará nuevamente a tener plena capacidad de ejercicio; b)
ampliar la nómina de actos que la persona podrá realizar por sí y las nuevas
modalidades para su ejercicio; c) mantener las restricciones impuestas actualmente, sin modificaciones.
Resulta de aplicación, en lo pertinente, lo dicho oportunamente en el comentario al art. 47.
III. JURISPRUDENCIA
La indicada en el art. 47.
Descargar