Francisco de Goya y Lucientes (Fuendetodos, Zaragoza, 30 de mar

Anuncio
Francisco de Goya y Lucientes (Fuendetodos, Zaragoza, 30 de marzo de 1746 – Burdeos, Francia, 16 de abril de 1828), pintor y grabador, es una de las figuras trascendentales de la Historia del Arte.
A caballo entre dos siglos, es punto focal del panorama artístico
posterior, se le considera precursor del Romanticismo, abriendo el
camino hacia la Modernidad.
En 1799, tras ser nombrado Primer Pintor de Cámara, Francisco
de Goya publica la serie llamada Los Caprichos, que sería la primera de las cuatro grandes series que realizó y que estaba compuesta
por ochenta estampas. Una vez más demuestra ser un intelectual
ilustrado y capaz de criticar con su maestría los excesos de la
sociedad de su tiempo. De este modo, la serie es una sátira de la
sociedad española de finales del siglo XVIII, especialmente de la
nobleza y del clero.
Los Caprichos podríamos dividirlos en dos partes diferenciadas,
en la primera critica desde la razón y en la segunda parte desde
el absurdo, creando unos grabados fantásticos que le sirven para
criticar los abusos sociales. Es, en esta ultima parte, donde se sirve de recursos de la caricatura italiana, las facciones de los protagonistas están exageradas y en algunos casos añade rasgos de
animales a los rostros para resaltar los vicios y las torpezas humanas. Utilizó las técnicas del aguafuerte y el aguatinta apoyando
la ejecución de bastantes grabados con el buril y en ocasiones con
la punta seca.
La serie, de 300 ejemplares, estuvo a la venta tan sólo catorce días
en una tienda de perfumes y licores de la calle del Desengaño de
Madrid muy cerca del domicilio del artista. Tras perder el poder
Godoy y los ilustrados, la Inquisición podía tomar medidas contra
Goya y atemorizado el artista retiró la serie tras haber vendido 27
ejemplares. Fue en el año 1803 cuando decide ofrecer las planchas
y los 240 ejemplares disponibles al rey Carlos IV, con destino a la
Real Calcografía, a cambio de una pensión vitalicia de doce mil reales anuales para su hijo Francisco Javier. De esta serie se han realizado doce ediciones, la que podemos observar en la exposición
es la quinta, estampada por la Calcografía Real entre 1881 y 1886
para la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Los asuntos tratados componen un retablo vivo de vicios y defectos humanos y tienen que ver con la religión, la moralidad, el amor,
el matrimonio, la seducción, el rapto, la violación, la superstición,
la brujería, los desmanes de la Inquisición, la vanidad o la charlatanería.
Goya consiguió que esta original serie tuviera, además de un valor
artístico indiscutible, un sentido didáctico y una transcendencia
universal.
El sueño de la razón
Goya recupera el género de ‘los sueños’, muy difundido en
la época medieval y retomado por Quevedo en el s. XVII.
Entendía sus imaginaciones como sueños que explicaban
lo absurdo e irracional del hombre de la sociedad a la que
pertenecía y pretendía dar ejemplo y testimonio sólido de
verdad. Nos muestra una sociedad que no se adapta a los
nuevos tiempos, con mentes obscurecidas y confusas por la
falta de ilustración o acaloradas por el desenfreno de las pasiones. A través del sueño, liberado de la razón, nos presenta todo tipo de monstruos y animales que simbolizan el mal,
los vicios humanos, la superstición, la brujería y la locura de
una sociedad desenfrenada.
La Religión
La Ilustración, con su actitud racionalista, había tratado de
derrocar los antiguos esquemas sociales, religiosos y políticos del Antiguo Régimen. La religión era vista por los nuevos
ilustrados como un lastre de la tradición que había que tratar de liquidar. En tiempo de Goya, España era el más claro
ejemplo de las antiguas costumbres, con una Iglesia fuerte y
el Tribunal de la Inquisición aún funcionando con impasible
notoriedad. Goya trató de reflejar su repulsa a estas dos instituciones dedicando una gran cantidad de sus grabados a
temas relacionados con la religión, la buena vida de los frailes y las falsas devociones, aunque para defenderse de posibles acusaciones colocó los grabados de forma desordenada y utilizó un lenguaje simbólico que roza lo criptográfico.
Para nuestro pintor ignorancia, superchería, y fe religiosa
formaban una amalgama difícil de separar y distinguir, y un
lastre para el avance de la sociedad de su tiempo.
La Educación
Una constante preocupación de los ilustrados era la necesidad de una adecuada enseñanza que sacara a la población
de la ignorancia que impedía su desarrollo. En la época en
que Goya realiza sus ‘Caprichos’ existe un gran debate sobre los métodos educativos tradicionales. El castigo físico
como medio de educación, no ya intelectual o del saber, sino
como enseñanza de modales y de comportamiento era una
práctica habitual. Las propias Universidades y sus vertientes más conservadoras, que no veían problema alguno en la
enseñanza tradicional, fueron algunos de los principales obstáculos para que se llegaran a introducir las nuevas tendencias
educativas preponderantes en Europa. Goya realizó una serie
de ‘asnerías’ con la intención de desacreditar tanto la calidad
de los profesores como los métodos basados en el castigo físico.
El matrimonio
Otro de los temas recurrentes en los ‘Caprichos’ de Goya es la
sátira a la institución matrimonial. Para el Antiguo Régimen, el
matrimonio había sido un útil instrumento para asegurar una
estabilidad y un orden en el ámbito familiar Muchos textos de
la época de autores como Jovellanos o Meléndez Valdés comenzaron a ser críticos con los enlaces de conveniencia que sólo
buscaban beneficios económicos o de prestigio de clases. También en el teatro se trataba este tema, como fue el caso de Moratín y su obra ‘el sí de las niñas’. Por tanto no es de extrañar que
Goya sintiera la misma necesidad de criticar con sus grabados,
lo que sus amigos decían en sus escritos, y mostrar la visión del
espíritu ilustrado con respecto a estas prácticas. Trata de poner
de manifiesto no sólo el derecho al matrimonio por amor, sino
también plantea el conflicto de la autoridad paterna, el respeto
a las normas sociales y el papel de la mujer en la sociedad. Una
muestra muy evidente es el Capricho 14 que expone la difícil
situación de una joven mujer obligada a casarse con un monstruoso viejo.
La prostitución
La prostitución clandestina en España era un problema que venía de tiempo atrás. En el siglo XVII, se ensayaron intentos para
clausurar los prostíbulos por razones tanto religiosas como sanitarias, pero la medida sólo trasladó el problema a las calles de
las ciudades. La Europa ilustrada veía la prostitución como algo
que no debía prohibirse, sino más bien tender hacia un control
que no hiciera peligrar el orden ni la salud pública. Goya se mostró muy crítico con una práctica muy mal regulada y que hacía
que las mujeres a menudo la ejercieran de manera obligada. En
el ‘Capricho’ número 15, ‘Bellos Consejos’, una madre impone a
su hija un negocio sucio, lo que hace que la joven se sienta triste y desdichada como bien refleja el gesto captado por el trazo
del buril y el sombreado de los ojos del aguafuerte. Podemos
ver en los grabados dedicados a este tema un deseo del pintor
por que reciban estas mujeres el respeto que merecen y no sean
maltratadas.
Caprichos, P.43
El sueño de la razón
produce monstruos
Francisco de Goya, 1797-1799.
Aguafuerte y
aguatinta sobre papel.
21,3 x 15,1 cm.
Caprichos, P.61
Volaverunt
Francisco de Goya, 1797-1799.
Aguafuerte, aguatinta
y punta seca sobre papel.
21,4 x 14,9 cm.
Caprichos, P.5
Tal para qual
Francisco de Goya, 1797-1799.
Aguafuerte, aguatinta
y punta seca sobre papel.
19,8 x 15 cm.
Descargar