política nacional de desarrollo urbano (pndu)

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POLÍTICA NACIONAL DE DESARROLLO URBANO (PNDU)
Resumen preparado por la Secretaría Ejecutiva del Consejo Nacional de Desarrollo Urbano
Agosto de 2014
I
INTRODUCCIÓN
1. GENERALIDADES DE LA PNDU
La nueva Política Nacional de Desarrollo Urbano (PNDU) se origina en la ausencia de una política
urbana explícita para guiar el desarrollo de las ciudades de Chile. La PNDU centra su atención en
las personas y su calidad de vida, constituyéndose ésta en su eje fundamental.
La política abarca las áreas urbanas y los asentamientos humanos en el país, y propone un
crecimiento sustentable. Plantea reformas profundas en la legislación e institucionalidad que
afecta a las ciudades y por lo tanto debe ser entendida como una Política de Estado, que
trasciende a los gobiernos.
La aplicación de la política requiere un cambio cultural para la valoración de lo público y las
expresiones colectivas. Su materialización debe ser paulatina.
Como documento, la política establece principios, objetivos y líneas de acción.
2. DIAGNÓSTICO URBANO DE LA PNDU
La segregación social urbana es el mayor problema de las ciudades de Chile.
La política constata problemas importantes: en cuanto a la movilidad, la falta de conectividad y la
congestión; en cuanto a la cultura, la deficiente conservación del patrimonio y la falta de
valoración de la identidad cultural; en cuanto a la calidad ambiental y urbana, la agresión a los
sistemas naturales y la falta de espacios públicos de calidad; y en lo institucional, la ineficacia
institucional en la administración de las ciudades.
En las últimas décadas, las políticas para disminuir el déficit habitacional descuidaron la
localización, generaron concentración de pobreza, inseguridad, hacinamiento, mala conectividad y
falta de acceso a bienes públicos urbanos.
Hay insuficiencia de herramientas para asegurar un desarrollo urbano sustentable, que considere
los efectos en las personas y el territorio.
En cuanto a la planificación urbana, se advierte su desconexión con objetivos de integración social,
la incorporación de ecosistemas, el desarrollo de servicios sanitarios y la defensa frente a riesgos
naturales.
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En cuanto al patrimonio protegido, su resguardo legal no involucra posibilidades de gestión y
financiamiento para la protección efectiva de los inmuebles. Además, la institucionalidad y
normativa patrimonial no recoge aspectos asociados al patrimonio natural, la identidad, la
diversidad geográfica y la riqueza cultural.
En cuanto a la institucionalidad, el sistema público en materia de desarrollo urbano se caracteriza
por una toma de decisiones fragmentada, reactiva, centralizada y poco participativa. Las
facultades relacionadas con lo urbano están dispersas en numerosas reparticiones públicas y la
información disponible para tomar decisiones es escasa.
En lo que se refiere a los instrumentos de planificación territorial, éstos tienen cobertura sólo del
68% de las comunas, tardan seis años en tramitarse y tienen pocas facultades para conducir el
desarrollo urbano. Muchas decisiones de inversión en vivienda e infraestructura se llevan a cabo al
margen de la planificación.
3. PROPÓSITOS DE LA POLÍTICA
La PNDU declara como propósitos de la política:
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


Lograr mejor calidad de vida para las personas
Apoyar la descentralización del país
Fortalecer la participación ciudadana
Entregar un marco explícito que posibilite una reorganización institucional
Dar unidad y coherencia a la reformulación de los diversos cuerpos legales y
reglamentarios
Generar certidumbres para la convivencia ciudadana y un ambiente propicio para el
desarrollo de la sociedad y las iniciativas de inversión
4. OBJETIVOS, PRINCIPIOS Y ÁMBITOS DE LA POLÍTICA
La PNDU está inspirada en ciertos objetivos urbanos y principios que se considera deben estar
presentes en el desarrollo de nuestras ciudades.
El primer objetivo es la generación de condiciones para una mejor calidad de vida de las personas,
en sus dimensiones objetiva y subjetiva.
Otro objetivo es el desarrollo urbano sustentable, entendiendo desarrollo como el aumento de
las posibilidades de las personas y comunidades para llevar adelante sus proyectos de vida en
distintos ámbitos.
Constituye además un objetivo la consideración del territorio como bien único e irrepetible, al cual
no resulta apropiado referirse exclusivamente en términos de escasez o abundancia. Su uso debe
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ser objeto de regulación bajo el principio del bien común y el respeto de los derechos
individuales.
Es otro objetivo de la PNDU el respeto de las opciones de ocupación del territorio que decidan las
personas, de modo que la regulación debe dar cabida a distintos modos de vida estableciendo los
límites y condiciones que en cada caso correspondan.
Además, se resumen como principios rectores de las proposiciones de esta política y de su
materialización: la gradualidad, la descentralización, la equidad, la integración social, la
participación, la identidad, el compromiso, la calidad, la eficiencia, la adaptabilidad, la resiliencia y
la seguridad.
La PNDU está organizada en los siguientes ámbitos temáticos: integración social, desarrollo
económico, equilibrio ambiental, identidad y patrimonio, y, como requisito para el cumplimiento
de los objetivos planteados en dichos ámbitos, institucionalidad y gobernanza.
En las secciones siguientes se describen los objetivos que la política propone en cada uno de sus
ámbitos temáticos.
II
POLÍTICAS POR ÁMBITO TEMÁTICO
1. POLÍTICAS PARA LA INTEGRACIÓN SOCIAL URBANA
El Estado debe velar porque nuestras ciudades sean lugares inclusivos, donde las personas estén y
se sientan protegidas e incorporadas a los beneficios urbanos: acceso a los espacios públicos,
educación, salud, trabajo, seguridad, interacción social, movilidad y transporte, cultura, deporte y
esparcimiento. Este objetivo debe ser de prioridad nacional.
En tal sentido deben evitarse situaciones de segregación que permite la legislación actual, como la
posibilidad de construir conjuntos de viviendas sociales en el área rural, desconectados de las
redes y servicios urbanos más elementales. El concepto de integración social debe relevarse en los
mecanismos de gestión de suelo urbano y programas de vivienda.
En materia de política habitacional, junto con mantener la reducción del déficit como un desafío
importante, parte constitutiva de dicha reducción debe ser la presencia del concepto de
integración social en todos los programas de vivienda.
En materia de política de suelo se propone valorar su función social a través de herramientas que
permitan disponer de terrenos bien localizados para favorecer la integración social urbana.
Actualmente el Estado cuenta con mecanismos para gestionar el suelo urbano con fines de
integración social, sin embargo su utilización ha sido escasa y poco efectiva, principalmente por la
falta de una política explícita en tal sentido.
En tal sentido se propone:
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Garantizar el acceso equitativo a los bienes públicos urbanos, a través de la fijación de los
componentes, características y estándares mínimos de calidad y cobertura para los bienes públicos
urbanos: espacio público, conectividad, movilidad y acceso a medios de transporte, áreas verdes,
equipamiento urbano de seguridad, telecomunicaciones, deporte, cultura, salud y educación.
Revertir las actuales situaciones de segregación social urbana, a través de programas públicos de
integración social urbana, con participación intersectorial y un enfoque integrado, estrategias de
intervención específicas, promoción de proyectos de calidad en lugares especialmente carentes de
espacios públicos y equipamiento, planes públicos de apoyo para los condominios de viviendas
sociales deteriorados, mecanismos de financiamiento y programas de apoyo técnico para las
municipalidades de comunas con vivienda social, entre otras medidas. Para ello, se propone el
desarrollo de indicadores de evaluación del cumplimiento de los objetivos de reducción de la
segregación social urbana.
Evitar el desarrollo de nuevas situaciones de segregación social urbana, a través de programas de
subsidio para la vivienda en que se evalúe no sólo el valor del suelo y el costo directo de la
construcción, sino también los beneficios y costos para los futuros residentes y la sociedad, el
fomento de viviendas sociales en sectores con buena infraestructura, conectividad y
equipamiento, la construcción de viviendas de mayor valor en sectores con alta concentración de
vivienda social, el desarrollo de proyectos mixtos que contemplen viviendas de distinto costo, el
fomento de un diseño urbano y una arquitectura de edificaciones públicas de calidad en todas las
áreas de la ciudad.
Reducir el déficit habitacional, como un objetivo estratégico del país que requiere planes
permanentes de apoyo a los grupos vulnerables, considerando políticas que permitan el acceso a
la vivienda a las familias de sectores emergentes y medios, mejorando los estándares de las
viviendas sociales sin sacrificar la buena localización, fomentando subsidios para adquisición de
viviendas existentes, facilitando la densificación predial, en general implementando políticas que
permitan a las familias ser partícipes del proceso de elección de su vivienda.
Establecer una política de suelo para promover la integración social, a través de mecanismos
normativos y de gestión pública que aseguren la disponibilidad de suelo para la vivienda social, la
utilización del suelo disponible o subutilizado al interior de las ciudades para proyectos de
integración social urbana, la disponibilidad de terrenos subutilizados de propiedad fiscal para el
mismo fin, la adquisición por parte del Estado de terrenos para proyectos de integración social,
Instrumentos de Planificación Territorial que contemplen una permanente disponibilidad de suelo
para viviendas de todo tipo y perfil social, la incorporación a los Instrumentos de Planificación
Territorial de la facultad de establecer “zonas de interés social”, el establecimiento de medidas de
equilibrio sobre la incorporación de conjuntos de viviendas sociales en las comunas, entre otros
lineamientos de política de suelo.
Fomentar el desarrollo y fortalecimiento de comunidades, mediante programas de educación
para fortalecer la preocupación por la vida en comunidad, políticas de vivienda social que
incorporen programas multisectoriales de habilitación social, de educación y de capacitación, el
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fomento y apoyo a la participación y creación de organizaciones de base en los barrios y
comunidades, y la facilitación de la organización y administración de condominios sociales.
Incrementar la conectividad, la seguridad y la accesibilidad universal, a través del
establecimiento de condiciones de conectividad e interrelación con el entorno urbano para todo
proyecto, la generación de programas y proyectos que permitan la interconexión de espacios
públicos, la integración de los instrumentos de planificación intercomunal con los planes de
inversión urbano-habitacional y los de vialidad y transporte, la incorporación en los instrumentos
de planificación urbana de normas de diseño urbano relacionadas con la seguridad de las personas
en los espacios públicos, la incorporación efectiva de los requisitos de accesibilidad universal en el
diseño de las ciudades, y la actualización y refuerzo de las normas respectivas.
Propiciar la integración social en y con las localidades apartadas, mediante planes y programas
de viviendas sociales y equipamiento adecuados a las características particulares de las distintas
localidades, la incorporación del aporte de las localidades apartadas en las iniciativas de inversión
en conectividad y servicios de infraestructura, y el desarrollo de programas de apoyo a la
organización y gobierno de las localidades menores.
2. POLÍTICAS PARA EL DESARROLLO ECONÓMICO URBANO
Se debe reforzar a las ciudades como agentes del desarrollo económico, fuentes de innovación,
emprendimiento y creación de empleo. Se entiende el concepto de desarrollo con una mirada
integral, con responsabilidad social y bajo el concepto de sustentabilidad, armonizando el
crecimiento y la inversión con las externalidades que los proyectos causen en las personas,
localidades y territorios.
Nuestras ciudades y pueblos tienen que fortalecer su rol de lugares donde las personas viven y
trabajan. Esto requiere favorecer la libertad de emprendimiento y la interacción entre las personas
y entre las ciudades, y propiciar la eficiencia de los procesos de inversión.
En el marco de un desarrollo urbano equitativo y sustentable se deben perfeccionar las
herramientas para que los agentes públicos y privados se hagan cargo de los efectos sociales y
externalidades que generen sus intervenciones en el territorio, teniendo en consideración las
imperfecciones propias del mercado del suelo.
Al mismo tiempo es necesario reforzar las herramientas del Estado para captar los aumentos de
valor que sobre los terrenos eriazos o subutilizados producen acciones claramente atribuibles al
mismo Estado, sea mediante obras de infraestructura o a través de cambios normativos que
incrementen la intensidad de uso del suelo. Estas ganancias de valor que conceptualmente son
otorgadas por la comunidad debieran quedar sujetas a uno o más sistemas de retribución.
En tal sentido se propone:
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Generar condiciones urbanas que fomenten el desarrollo económico, la innovación y la creación
de empleo, con el continuo mejoramiento de los atributos de las ciudades para atraer inversiones,
con disponibilidad de suelo para nuevos desarrollos, con la promoción de los usos de suelo mixtos
en la planificación urbana, que posibiliten el trabajo de las personas cerca del lugar donde residen,
con la generación de condiciones urbanísticas que permitan responder oportunamente a las
demandas de diversos usos, con la complementariedad entre corredores de transporte o
autopistas y usos peatonales o ciclistas, y la consideración en las obras viales mayores de aspectos
urbanísticos relacionados con accesibilidad universal y tránsito no motorizado.
Integrar la planificación urbana con los programas de inversión, asociando las decisiones de
inversión pública multisectorial a los Instrumentos de Planificación Territorial, estableciendo
incentivos para el sector privado ligados a inversión en comunas deprimidas o rezagadas,
generando planes de obras de interés público que contemplen participación de financiamiento
privado, incorporando en los Instrumentos de Planificación Territorial incentivos normativos para
proyectos de mejoramiento del espacio público.
Considerar los efectos sociales de los proyectos públicos y privados y corregir imperfecciones del
mercado de suelo, a través de metodologías públicas objetivas y preestablecidas de evaluación de
las externalidades positivas y negativas de los proyectos, la incorporación en la evaluación social
de todas las variables, incluyendo las intangibles asociadas a aspectos urbanísticos, la fijación de
reglas -preestablecidas, objetivas y de aplicación general- para que los proyectos de todo tipo se
hagan cargo de las externalidades negativas que produzcan, incluyendo compensaciones para las
externalidades medioambientales que no sea posible resolver en el mismo lugar, obligaciones
especiales para las nuevas áreas de expansión urbana y para los proyectos de densificación, que
permitan resolver sus externalidades, modificaciones tributarias respecto a los terrenos eriazos o
subutilizados en las áreas urbanas, e incorporación de los inmuebles fiscales al régimen común de
contribuciones, de manera que no se eximan de aportar a las comunas en donde se emplazan.
Fortalecer la competitividad de las ciudades y su conexión al mundo, mediante el desarrollo de la
infraestructura para el transporte y la conectividad de personas, productos y servicios -tanto en la
escala urbana como nacional e internacional-, y mediante la generación de condiciones de las
ciudades para competir, atrayendo inversiones, capital humano, turismo y comercio.
Establecer reglas que otorguen certeza al desarrollo de proyectos, mediante la aplicación
anticipada de reglas objetivas de evaluación de los proyectos de construcción, el establecimiento
claro de las escalas de competencia en la toma de decisiones sobre infraestructura, el control de
los impactos de los proyectos de gran escala, y la disposición de información pública sistematizada
para la formulación de proyectos y decisiones de inversión.
Incrementar la calidad de los Instrumentos de Planificación Territorial, incorporando variables de
desempeño económico en su formulación e implementación, así como sistemas de evaluación de
las variables del desarrollo urbano.
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Velar por la eficiencia de las inversiones en infraestructura pública en la ciudad y el territorio,
estableciendo en la planificación urbana condiciones de proporcionalidad entre la infraestructura
de vialidad, transporte y equipamiento, y la utilización del suelo asociada a la capacidad de dicha
infraestructura, procurando el uso eficiente del espacio público favoreciendo los medios colectivos
sobre el automóvil, especialmente en las áreas de mayor densidad, y considerando criterios de
integración en las decisiones de infraestructura interurbana.
Racionalizar los costos de transporte de personas y bienes, a través de la regulación de la
demanda de transporte en automóvil privado en períodos y áreas congestionadas, el desarrollo de
sistemas de transporte público con oferta multimodal y tarifas integradas, la creación de sistemas
de monitoreo y evaluación en tiempo real del funcionamiento de las redes de transporte, el
establecimiento de reglas generales y objetivas para que todos los proyectos que generen o
atraigan viajes internalicen los efectos que produzcan sobre el espacio público y el funcionamiento
de las redes de transporte, y el desarrollo de subcentros en las áreas metropolitanas.
Facilitar los ajustes de la planificación a nuevos escenarios, incorporando métodos de medición
de resultados socioeconómicos sobre las decisiones de planificación urbana y estableciendo
procedimientos para evaluar proposiciones del sector privado u organizaciones comunitarias de
cambios normativos para proyectos específicos.
3. POLÍTICAS PARA EL EQUILIBRIO AMBIENTAL URBANO
Los asentamientos humanos y productivos deben desarrollarse de forma sustentable, equilibrados
con el medio natural, reconociendo y valorando los sistemas en que se insertan.
Las ciudades son importantes consumidoras de energía y de agua, así como grandes generadoras
de emisiones hacia la atmósfera, hacia los cuerpos de agua y también de contaminación de suelos.
Su forma de relacionarse con el medio natural y su desarrollo tienen efectos que deben ser
resueltos en función del progreso del país, del bien común y de los intereses de los habitantes de
cada ciudad y centro poblado.
En tal sentido se propone:
Considerar los sistemas naturales como soporte fundamental en la planificación y diseño de las
intervenciones en el territorio, estableciendo que los Instrumentos de Planificación Territorial
deben considerar siempre los sistemas naturales del territorio planificado y su capacidad de carga,
incorporando criterios de manejo sustentable del patrimonio natural en las decisiones de
planificación y en las reglas para el desarrollo de proyectos, incorporando para los bordes costeros
reglas y planes especiales en los IPT, así como reglas y condiciones objetivas para el desarrollo
sustentable de proyectos, valorando la silvicultura urbana y la masa vegetal en la conformación del
espacio público y el ecosistema urbano, incentivando la restauración de las condiciones naturales
en áreas erosionadas o degradadas, y propiciando la construcción sustentable, entre otras
medidas.
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Identificar y considerar los riesgos naturales y antrópicos, a través de la investigación y estudio
sobre los riesgos asociados al uso del territorio para asentamientos humanos, la integración del
concepto de reducción de riesgo de desastres en los IPT en distintas escalas, el establecimiento de
reglas objetivas para el emplazamiento de construcciones en áreas de riesgo, el fomento de la
gestión y prevención de riesgos por pasivos ambientales, y el desarrollo de planes de monitoreo,
de gestión de emergencias, de información y capacitación ciudadana.
Gestionar eficientemente recursos naturales, energía y residuos, a través de estrategias locales
de sustentabilidad e iniciativas de consumo eficiente de energía, agua y combustibles fósiles, una
gestión hídrica integral en las ciudades, la incorporación en los asentamientos humanos de
tecnologías de eficiencia energética y bioclimática, el fomento en los asentamientos humanos de
la gestión de residuos, la educación y difusión sobre el medio ambiente y su gestión, y la
investigación sobre sistemas y sinergias urbanas en la administración de recursos naturales.
Medir y monitorear variables ambientales urbanas, a través de un catastro integrado de los
recursos naturales de todas las áreas comprendidas en los IPT, el establecimiento de metas
específicas de mejoramiento ambiental para las ciudades y la creación de un sistema de
indicadores de cumplimiento de los objetivos ambientales de los IPT.
Fomentar el uso sustentable del suelo en ciudades y áreas de expansión, a través de procesos de
reutilización y densificación controlada al interior de las áreas urbanas, el desarrollo de áreas sin
uso urbano al interior de las ciudades, el establecimiento de condiciones para que los proyectos de
nuevas áreas urbanas resuelvan las externalidades sobre el medio natural, y la prevención de la
ocupación irregular del territorio y los asentamientos informales.
Fomentar la movilidad urbana a través del uso compartido del espacio público, a través del
fomento del tránsito peatonal y el uso de la bicicleta, la accesibilidad universal con normas
urbanísticas específicas para el espacio público, la creación de zonas urbanas de tráfico calmado, y
la incorporación de sistemas de transporte público de bajo impacto.
4. POLÍTICAS DE RESGUARDO DE LA IDENTIDAD Y EL PATRIMONIO URBANO
El patrimonio debe reconocerse como un bien social, conformado tanto por las obras y
manifestaciones de las personas y comunidades como por el entorno natural en que viven, que
debe ser reservado y potenciado en nuestras ciudades y centros poblados.
Las ciudades y centros poblados deben dar cuenta de la identidad de los lugares en que se
emplazan, de las personas que los habitan y de la diversidad geográfica y la riqueza cultural propia
de las diferentes comunidades, pueblos y localidades. Identidad significa también “identificación”,
en el sentido de que las comunidades deben sentirse reflejadas en las características de los lugares
donde viven.
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La PNDU también hace referencia al patrimonio cultural, entendido como aquel que tiene un
significado o valor especial para el país o una comunidad en particular.
En este ámbito se propone:
Valorar el entorno físico, construido o natural, formador de la identidad de las comunidades,
mediante la incorporación de la dimensión del entorno construido o natural en la educación, la
consideración de la dimensión cultural en el diseño del espacio público, la consideración del valor
patrimonial de los paisajes y de los elementos naturales en las intervenciones en el territorio, la
calidad de la arquitectura como factor de identidad y desarrollo cultural, el valor de lo colectivo en
los Instrumentos de Planificación Territorial, la mantención de registros gráficos integrados y
permanentes de lo construido en las zonas urbanas de interés patrimonial, y el establecimiento de
planes especiales diseñados de acuerdo a la identidad local como parte de los IPT.
Valorar la identidad de cada cultura y zona geográfica, velando por la coherencia entre las obras
y el lugar en que se emplazan -con sus características geográficas, sociales y culturales-, y
generando sistemas de participación en los IPT que den cuenta de la identidad e idiosincrasia de
diferentes culturas y pueblos originarios.
Conocer, valorar, proteger y gestionar el patrimonio cultural, a través de un registro integrado
declarado como parte del sistema de información territorial, metodologías de valoración del
patrimonio cultural, mayor asignación de recursos públicos para la salvaguarda del patrimonio
cultural, mecanismos de compensaciones e incentivos económicos para proteger el patrimonio, la
intervención para agregar valor al patrimonio cutural y adaptarlo a nuevas necesidades, el
establecimiento de un sistema de sanciones para aquellas acciones que atenten contra el
resguardo del patrimonio cultural, la integración de los distintos tipos de patrimonio cultural en
los Instrumentos de Planificación Territorial, la asignación de la responsabilidad de las decisiones
respecto al patrimonio cultural a la escala administrativa que lo reconoció y declaró, y el
establecimiento de reglas para que la inserción de nuevas construcciones en sectores
patrimoniales urbanos o rurales no los afecten negativamente, entre otras medidas de resguardo.
5. POLÍTICAS DE INSTITUCIONALIDAD Y GOBERNANZA URBANA
Para la materialización de la presente Política es fundamental efectuar un reordenamiento
institucional, tanto de la administración central como de los gobiernos locales. Con dicho
reordenamiento los objetivos y lineamientos expresados en esta Política tendrán mayores
opciones de materializarse. No basta con mejorar la coordinación. Nuestra institucionalidad debe
avanzar hacia procesos integrados, planificados, descentralizados y participativos.
El objetivo central en este ámbito es obtener un sistema integrado y descentralizado de toma de
decisiones en materia de desarrollo urbano y territorial, capaz de concretar los postulados de esta
Política.
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Dicha capacidad implica dotar a las entidades descentralizadas a cargo de la planificación de
mayores facultades de decisión respecto del conjunto de materias que inciden en el desarrollo
urbano, no solo las referidas a las construcciones y sus usos, como sucede actualmente, sino
también las referidas a sistemas de transporte, infraestructura, redes de servicios e instalaciones,
manejo integrado de residuos, gestión de tributos asociados a obras o actividades locales, entre
otras.
El principal mecanismo para que la integración se produzca será que todas las intervenciones
sobre las ciudades y el territorio, tanto las públicas como las privadas, queden sujetas a su
concordancia con un nuevo sistema de Instrumentos de Planificación Territorial, consistente con
esta Política y que se implementará gradualmente. En otras palabras, se trata de obtener una
“planificación gobernada”.
Para ello se propone:
Sistema descentralizado de decisiones urbanas y territoriales
Esto implica que las decisiones radicarán por defecto en el nivel local, y sólo pasarán a niveles
superiores cuando la escala de la materia lo amerite o al nivel local no sea posible asumirlas.
Implica simultáneamente la entrega de potestades y atribuciones, provisión de equipos técnicos y
financiamiento. Se propicia la creación de herramientas locales de gestión y financiamiento para
proyectos y obras de desarrollo urbano.
Reorganización de potestades públicas en cuatro escalas territoriales
Se reconocen cuatro escalas de gobierno y planificación territorial: las existentes escalas comunal,
regional y nacional, y una nueva escala metropolitana.
Escala Comunal: Competencia de la municipalidad. Estará a cargo de la planificación, gestión
comunal y toma de decisiones respecto de proyectos y obras de carácter comunal. En materia de
desarrollo urbano tendrá mayores atribuciones que las actuales.
Escala Metropolitana: Esta autoridad, cuya institucionalidad y forma de elección deberá
determinarse mediante una ley específica, estará a cargo de la planificación metropolitana y
gobernará en sus aspectos colectivos o sistémicos los territorios que estén dentro de su área
metropolitana. Se plantea que en una primera fase esta escala metropolitana sea ejercida por el
gobierno regional.
Escala Regional: Competencia del gobierno regional, con consejeros generados mediante elección
democrática. Tendrá atribuciones sobre la planificación y gestión territorial y sobre las
intervenciones y proyectos de alcance regional. Se encargará de la planificación urbana
intercomunal y de las obras de carácter regional o intercomunal.
Escala Nacional: Encabezada por un Ministerio de Ciudades, Vivienda y Desarrollo Territorial. Será
el encargado de la fijación de reglas y la formulación de políticas nacionales sobre planificación y
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gestión urbana y territorial, sobre instalaciones de infraestructura, además de proyectos u obras
de carácter estratégico o de importancia nacional establecidos por ley. Además tendrá labores de
supervisión de las reglas de planificación urbana y de la generación de estrategias y planes para
enfrentar problemas urbanos de importancia nacional, como la integración social.
Sistema de planificación integrado
Se entenderá por planificación integrada aquella compuesta simultáneamente por planes de
ordenamiento territorial, sistemas de financiamiento, decisiones de inversión y herramientas de
gestión respecto del funcionamiento de las actividades y sistemas urbanos. Todas las
intervenciones de carácter permanente sobre la ciudad y el territorio estarán sujetas a los
respectivos Instrumentos de Planificación Territorial. Las funciones y competencias de los órganos
de la administración del Estado en esta materia deben ser coincidentes con las escalas de los
Instrumentos de Planificación Territorial.
En cada escala, la planificación integrada estará basada en un único sistema de Instrumentos de
Planificación Territorial, multisectorial, descentralizado y participativo. Las materias de los IPT
serán no sólo las actuales sobre regulación de las construcciones y sus usos sino también las
referidas a sistemas de transporte, sistemas naturales, redes viales, redes de servicios, silvicultura
urbana, elementos del paisaje, gestión de recursos hídricos, manejo de residuos y utilización del
subsuelo urbano. Se formularán planes o herramientas especiales para objetivos específicos, en
complemento de los Instrumentos de Planificación Territorial.
Participación ciudadana efectiva
Significa considerar la participación ciudadana como el derecho de las personas a involucrarse en
la construcción del lugar que habitan o aspiran a habitar, garantizado por la institucionalidad.
Se generarán sistemas de participación ciudadana entendidos como un proceso continuo,
organizado, transparente y responsable, en cada escala. Se establecerán normas sobre
participación, de modo que la potestad resolutiva, propia y exclusiva de las autoridades
democráticamente elegidas o legalmente establecidas, sea ejercida no como un acto aislado sino
como la conclusión de un proceso participativo.
Se velará por que la participación ciudadana sea institucionalizada, financiada, temprana,
informada, técnica y responsable. Se contemplará la exposición simple y didáctica de los
contenidos para la comprensión de cualquier persona. Se reforzarán las Juntas de Vecinos como
organizaciones territoriales y se fomentará instancias ciudadanas de planificación local.
Sistema de información territorial único y completo
La planificación debe apoyarse en un sistema de registro consolidado de la información sobre el
territorio. Debe incluir, entre otros, las construcciones e instalaciones de todo tipo, los sistemas
naturales, de transporte y las redes de servicios, las condiciones de riesgo, las servidumbres o
concesiones públicas tanto mineras como de infraestructura, y las áreas bajo protección.
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La información de tipo normativo debe ser pública, adecuada y suficiente para analizar las
iniciativas de intervención del territorio y sus interrelaciones y efectos. Se establecerá un marco
institucional bajo el cual se creará y administrará el sistema único de información territorial, junto
con los medios y capacidades para implementarlo y levantar la información, y la definición de los
componentes y la información en cada escala. Se establecerán programas de recopilación de
información “de abajo hacia arriba”, e incentivos para la generación pública, privada o mixta de
datos sobre el territorio.
Sistema de medición de la calidad del desarrollo urbano
Consiste en la generación de indicadores urbanos, homologables con mediciones internacionales,
que permitan medir y reportar la calidad de vida urbana de las ciudades, comunas y barrios.
Además, se contempla la obligación en la escala nacional de efectuar evaluaciones y mediciones
periódicas y sujetas a procesos independientes de verificación y homologación a nivel comunal,
regional y nacional.
Sistemas expeditos de aprobación de iniciativas públicas y privadas
Se busca establecer que las instancias de control estatal sobre las iniciativas públicas y privadas de
intervención en las ciudades y el territorio sean las estrictamente necesarias para velar por el bien
común, revisando periódicamente para eliminar trámites duplicados o innecesarios.
Continuidad, permanencia e implementación de esta Política
Se deberá generar un Consejo encargado de impulsar la implementación de esta Política, con
condiciones de legitimidad, eficacia, permanencia y autonomía de recursos necesarios para
funcionar. El Consejo se plantea como un órgano consultivo y asesor del Presidente de la
República, cuyo pronunciamiento se requiera en materias de importancia para la implementación
de esta Política y en decisiones de desarrollo urbano que deban abordar las distintas escalas. Se
fijará dentro de las facultades y obligaciones del Consejo la realización de reportes periódicos y de
acceso público que midan los avances en la implementación de esta Política y los avances en
calidad de vida e indicadores urbanos de nuestras ciudades.
Se deberá establecer la obligación de revisar la presente Política cada 5 años.
Fin resumen de la Política Nacional de Desarrollo Urbano.
Original de la Política Nacional de Desarrollo Urbano (PNDU) se puede descargar en: http://cndu.gob.cl/
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