La UBA se pregunta cuántos médicos puede formar

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Clarín Información General 38 11/11/1999
LOS FUTUROS MEDICOS: ESTUDIO DE UNA COMISION DE ACADEMICOS
La UBA se pregunta cuántos médicos puede formar
Según la investigación, en Medicina sólo debería entrar por año un máximo de 900
alumnos.
-Esos son los lugares disponibles en los hospitales para garantizar las prácticas y
mejorar la carrera.
-------------------------------------------------------------------------------VICTORIA TATTI
La Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA) sólo puede aceptar
en primer año un máximo de 900 estudiantes, según surge de una investigación sobre la
capacidad educativa de la institución realizada por catorce académicos de primer nivel.
El informe fue realizado a pedido del decano Salomón Schächter, en los 52 hospitales
de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires -asociados a la Facultad-. Allí hay 900
plazas disponibles para que los futuros médicos cursen el “internado rotatorio”, como se
llama al último año de Medicina. En conclusión, el cupo está en relación directa con las
plazas para la práctica final de la carrera.
“Ahora tengo datos veraces sobre el número de alumnos a los que estamos en
condiciones de brindar una educación de calidad y transformarlos en profesionales
competentes y aptos para la profesión”, dijo a Clarín, el decano Salomón Schächter. Y
agregó: “Si la Facultad no cumple con las sugerencias de este informe, corre serio
peligro la integridad física y psíquica de la sociedad argentina”.
El relevamiento llevó todo este año. Primero se investigó la cantidad y calidad de los
docentes de los hospitales, y cuántos alumnos podrían ser educados en cada uno de esos
lugares. Analizaron índices de ingreso y egreso y tuvieron en cuenta los estándares
internacionales recomendados para la implementación del internado rotatorio: esta
práctica final intensiva es parte esencial de los estudios de grado. Exige que los
universitarios “trabajen” no menos de 8 diarias en un hospital y realicen una guardia de
24 horas por semana.
Cada uno de los 52 hospitales respondió 18 preguntas. Por ejemplo, si tienen
profesionales necesarios para supervisar el internado; qué apoyo o asistencia técnica
necesitarían para instrumentar la tarea docente; cuántos de sus docentes fueron
designados por la Facultad; cuál es la capaci dad para realizar guardias médicas; qué
posibilidades tienen de articular la práctica final con la residencia de posgrado; qué
residencias dictan. El informe también registra cuántos alumnos puede recibir cada
hospital.
“Si no podemos formar profesionales con absoluta capacidad para ejercer la profesión,
estamos cayendo en la mala praxis docente. Es como emitir moneda falsa”, opinó el
profesor Alberto Agrest, uno de los notables que trabajaron en el estudio.
Schächter quiere aplicar lo que tiene en los papeles y sabe que no será fácil. El primer
obstáculo estará en el Consejo Directivo de Medicina y el segundo, en el Consejo
Superior de la UBA, órgano máximo de la Universidad. Allí encontrará las mayores
resistencias. Desde 1986, cuando asumió el actual rector Oscar Shuberoff, las
autoridades universitarias defienden el ingreso libre, irrestricto y sin cupos.
Pero hay estudiantes como David Tagliaferro que creen que con la restricción en la
cantidad de ingresantes, “más gente irá a las universidades privadas”.
Ahora unos 19.000 alumnos quieren ser médicos en la UBA. Sin embargo, esta vez en 2
año suman apenas 946 alumnos. Es una excepción: muchos estudiantes se desanimaron
a partir de la coexistencia de dos sistemas de ingreso hasta mediados del 98 y por eso
prefirieron no anotarse.
De los 3.700 alumnos que empezaron este año el Ciclo Básico Común -primer año de la
carrera-, quedan unos 1700. La razón: para poder cursar biología e introducción a la
biología celular y física e entroducción a la biofísica -que dicta la Facultad- deben
aprobar en el primer cuatrimestre química y matemática. Y muchos no lo logran.
Schächter reflexionó: “¿Tienen los médicos recién egresados las aptitudes necesarias
para responder a las nuevas demandas? ¿Se adapta su formación universitaria a las
características propias de los actuales sistemas de atención?”.
Eligió una sola respuesta para dos preguntas: “No, categóricamente, no. La práctica
médica cambia a una velocidad asombrosa. Pero cuando se analiza la formación, es la
misma en su molde curricular básico que hace 30 años”.
La investigación sobre la capacidad educativa no fue una tarea aislada. La Facultad está
en pleno proceso de reforma curricular y a punto de aprobar un nuevo plan de estudios,
basado en la integración de las ciencias básicas como química y física, y las clínicas,
distintas especialidades médicas. Sobre todo el cambio estará en la formación práctica y
el contacto con los pacientes desde el primer año de estudio.
“Hicimos un estudio muy profundo de capacidad educativa actual de la Facultad que
pone en evidencia el deterioro que se registra desde hace años. Es una farsa seguir
enseñando a gente que aprende cualquier cosa. Todo el mundo hace la vista gorda. No
soy quién para decir si es urgente o no aplicar los resultados del informe. Eso lo verá el
decano. La realidad es que a pesar de todo hay cosas que se hacen bien”, opinó el
profesor emérito Jorge García Badaracco, otro integrante de la comisión que hizo el
estudio.
El decano Schächter prefiere no hablar de cupos. “La Facultad de Medicina pertenece a
la UBA y todos los cambios se harán por la vía de la conciliación. No hay otra manera
posible. Este informe no puede ser ignorado ni desechado. Estamos desbordados por la
gran demanda, fuera de control. El Rectorado sabe cuál es la realidad”, sostuvo.
Hace un mes, el rector Shuberoff había dicho: “La crisis económica y el desempleo
están produciendo una explosión en la cantidad de alumnos. La UBA se convirtió en
una suerte de playa de estacionamiento para los jóvenes que no pueden ingresar en el
mercado laboral”.
Unos 70 000 alumnos
-------------------------------------------------------------------------------La carrera de Medicina se dicta en 23 universidades públicas y privadas del país.
Actualmente, hay 70 mil estudiantes que buscan convertirse en médicos en 9
universidades públicas y 14 privadas.
Para poder empezar la carrera, en las privadas, los alumnos deben completar un curso de
ingreso de varias materias y rendir exámenes finales. En todas hay cupos y las cuotas
mensuales oscilan entre los 900 y los 1.000 pesos, aproximadamente.
Entre las públicas, la Universidad de Rosario sigue defendiendo el ingreso irrestricto:
los estudiantes deben hacer un curso obligatorio, no eliminatorio. Tienen siempre el
acceso al primer año asegurado.
En Córdoba tampoco existen los exámenes ni los cupos. Pero sigue vigente un curso de
nivelación de tres meses. La Universidad Nacional del Comahue y la de Cuyo son las
únicas dos universidades públicas donde para Medicina no hay ingreso irrestricto y
funcionan los cupos: no pueden entrar más de 120 vacantes.
En la Universidad Nacional de La Plata, hasta el año pasado, existía la posibilidad de
dar una prueba de diagnóstico que incluía problemas de física, química y matemática.
Los que la aprobaban no hacían el curso de admisibilidad de cuatro meses, obligatorio
para empezar la carrera.
De 1.727 alumnos que se presentaron a la prueba, ninguno logró contestar
correctamente todos los ejercicios. Este año no se tomó y todos debieron aprobar el 80
por ciento de los prácticos del curso -matemática, física, química y biología- y un
examen final con un solo recuperatorio.
TESTIMONIOS
La preocupación por la calidad de la formación académica
-------------------------------------------------------------------------------Las opiniones de algunos estudiantes sobre el informe de Medicina:
-David Tagliaferro (29), de primer año. “Es un cupo reducido. El costo de estudiar
medicina es alto: no se puede trabajar y hay que gastar en viáticos y libros. Muchos no
pueden bancarlo y por eso dejan. Con esto se reduciría aún más la cantidad de alumnos
y en tercero o cuarto quedarían muy pocos. La reducción también se debe al filtro
natural de estudiar medicina: es una carrera dura. Otra consecuencia es que más gente
irá a las universidades privadas, que tendrán más ganancias”.
-Ariel Biain (29), de sexto. “El promedio histórico de estudiantes en Medicina no es
muy distinto del actual. Y sin embargo, el nivel académico no se parece a esos
estándares. Me refiero, por ejemplo, a la década del 60, cuando daban clase Premios
Nobel. El problema no está en el número de ingresantes, sino en la relación docentealumnos. Y acá a los docentes no se les paga bien. Hay un contexto: como país
deberíamos pensar el modelo de salud que queremos los argentinos, y ver cuántos
médicos se necesitan. Sin embargo, es un debate que se evita”.
-Marina Rojo, 22, de cuarto. “Es un desastre. Yo creo que formar buenos médicos
pasa por otro lado. Los docentes se la pasan diciendo que si tuvieran cursos más chicos
darían mejores clases. Y eso es fundamental cuando se cursa en el hospital. Si hay
mucha gente, es cierto que se complica para ver pacientes. A mi criterio, el problema
surge porque las universidades privadas ocupan cada vez más cupos en hospitales de la
ciudad. De 20 cupos de un hospital, tal vez sólo diez son para la UBA”.
-Gustavo Bernabeo (23), de segundo. “Me parece una locura que haya un cupo de 900
alumnos, cualquiera tiene derecho a estudiar. Cuando yo entré -con el CPI-, quedó
mucha gente capaz afuera. Reconozco que hay una superpoblación de médicos y que tal
vez no cualquiera tiene las aptitudes para desarrollarse como tal. Sé que una solución es
difícil. Pero no la veo por el lado de un cupo dictatorial”.
-Laura Moles (25), de tercero. “La cuestión es ver cómo se implementa ese cupo. Por
un lado, todos tienen derecho a estudiar, pero también es cierto que se reciben
demasiado médicos. Que el cupo sea restringido no está mal. El tema es cómo se encara
ese recorte. Si hay un sistema de ingreso que, por ejemplo, requiere cursos de muchas
horas, hay chicos que no lo pueden hacer porque tienen que trabajar. Entonces, eso
favorecería a los de mejor situación económica”.
-Samanta Piccone (21), de cuarto. “La restricción me parece ilógica. Yo entré hace
cuatro años: éramos 6.000 estudiantes y a 4º llegamos 1.700. La cursada misma va
eliminando gente. No sé si ése es el buen método: los exámenes no siempre son justos.
Pero así los directivos de la Facultad consiguen lo que quieren: eliminar gente”.
-Sandra Raznovich, 22, de cuarto. “La verdad es que cuando llegás al hospital -en
cuarto año-, necesitás menor cantidad de gente. Cuando tenés estudiantes de más, no
hay una cantidad de pacientes ni una infraestructura suficiente. Y así no se llega a un
nivel académico adecuado. Pero habría que proponer un plan de ingreso justo”.
CBC VERSUS CPI
Fin de la pelea
-------------------------------------------------------------------------------El conflicto por el ingreso planteado en los términos Ciclo Básico Común (CBC) considerado por la UBA como el primer año de la carrera- y el Curso Preuniversitario
de Ingreso (CPI) creado en julio de 1996 por el ex decano Luis Ferreira desalentó a
muchos jóvenes.
Durante tres años coexistieron dos sistemas de ingreso. Las peleas políticas y judiciales
recién terminaron en agosto del año pasado. En ese momento, el decano Salomón
Schächter cerró un acuerdo con la Universidad.
Medicina reconoció su subordinación a la UBA, aceptó el CBC como el primer año de
las carreras, pero se quedó con el dictado y la evaluación de dos materias específicas.
Los profesores de la Facultad dictan desde este año Biología e Introducción a la biología
celular y Física e Introducción a la Biofísica.
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