Entrevista Las Asesoras de la DPEI, Mónica Fernández y Alicia Brosio entrevistaron en Chascomús a una de las primeras maestras jardineras de la provincia de Buenos Aires. Dora Tocci de Gorris formó parte de la primera promoción de alumnas del curso para maestras jardineras que se dictó en suelo bonaerense. Ella en ningún momento se identificó como kindergardiana, sino con el orgullo de ser maestra de Jardín de Infantes. - ¿Cómo fueron sus comienzos como maestra de educación inicial? En 1946 me recibí de maestra normal. El director Manuel Almada me preguntó que quería hacer y le respondí que quería seguir estudiando en Trenque Lauquen para maestra jardinera; pero le expliqué que mis padres no podían costearme la carrera porque éramos tres hermanas que estudian para maestras. En Trenque Lauquen se había creado el primer Jardín de Infantes de la provincia del cual Jaime Glattstein era su director. En esa época fui becada con Lorenza Carracoche; el director me preguntó: “Ay m’ hijita, usted sabe dónde queda Trenque Lauquen?…”, le contesté que sí y que a mí nada me detenía. Le dije que iba a preguntar a mis padres si me deban permiso. Todo el mundo me ayudó para poder irme, fui con los padres de Lorenza. Allá me tomaron examen de psicología, así que en el viaje íbamos estudiando. Había chicas que querían estudiar de toda la provincia, algunas iban solas y otras con la mamá. Primero nos hospedamos en un hotel, no nos alcanzaba la beca que era de $ 150 pesos, $ 100 eran para comer y no alcanzaba porque había que comprar el material, todo teníamos que comprar, era difícil. Mis padres cuando podían me mandaban algo. El plan de estudios era de un año, no era igual que el curso que se dictaba en el Instituto Bernasconi que era nacional. - ¿Cómo fue la formación que tuvo en Trenque Lauquen? - Eran muy importantes, pero también teníamos otras materias, cursábamos durante 8 horas. Teníamos psicología, educación física, religión, higiene, anatomía, nutrición, historia del arte, historia, manualidades. Nosotras éramos las más jóvenes, había otras alumnas que tenían 26, 27 años. En el ‘48 fui a trabajar a Balcarce a un Jardín de Infantes provincial, ocupamos una escuela normal que había sido escuela normal provincial que se había cerrado y luego se fundó el jardín. Tenía niños de 4 años. Allí estuve un año como maestra, luego la directora se fue y quedé a cargo de la dirección y una sala, la inspectora estaba en Mar del Plata. Cuando el jardín cumplió los 50 años fui y llevé fotos de ese momento. - En esa época cuando estudiaban en Trenque Lauquen, ¿supieron que Simini estaba gestando la ley provincial? - Supimos, pero no participamos, Simini lo hizo como diputado, Jaime Grastein estuvo cerca. No supimos que la ley se iba a derogar tan rápido. Las maestras no sabíamos, había mucho entusiasmo con los jardines de infantes en algunos lugares. Luego, después de la caída de Perón querían cerrar los Jardines de Infantes porque decían que no había presupuesto, pensando en dar mayor importancia a la escuela primaria, entonces sugeríamos crear una sala en las escuelas primarias para no perderlos. - ¿Y aquí en Chascomús? - El primer Jardín de Infantes de aquí funcionó en lo que había sido el edificio de la escuela 17, en la calle Juan de Garay. Iba caminando, me venían a buscar todos los chicos y llegaba con ellos al jardín. Posteriormente, Salaberry que tenía un comercio, facilitó una casa para que se mudara, se le pagaba un alquiler que en el momento del posible cierre se demoraba mucho tiempo en pagarle. Allí es donde ejercí hasta que me jubilé. - ¿Usaban cuadernos de comunicaciones y carteleras, pensando en el gran analfabetismo? - No había nada de eso, - En aquel entonces si no había cartelera ni cuaderno de comunicaciones, ¿cómo hacía Ud. como directora para comunicarles cosas a los padres que había un acto, una reunión o que un niño tenía alguna dificultad? - La asistente social se ocupaba, iba a la casa y hablaba con los padres, les explicaba si su hijo tenía algún problema. - ¿Se hacían reuniones de padres, en diferentes momentos del año como ahora? - Sí, aunque nosotros nos valíamos mucho de la asistente social (nos muestra una foto donde señala a la asistente social), en aquel entonces había que convencer a los padres para que los llevaran al jardín, íbamos casa por casa para explicarles que era bueno que los inscribieran, no era como ahora, nos decían “ya va a tener tiempo para ir a la escuela”. - ¿Cuántos chicos tenían? - Treinta chicos por sala, teníamos salas de 3, 4 y 5 años. Tomábamos asistencia todos los días, los registros se cerraban a fin de mes y había que aprender a hacerlo. - ¿Enseñaban a leer y escribir? - En la última sala los chicos empezaban a hacer garabatos y del garabato salía el nombre si podía hacerlo, pero no era obligatorio que lo hiciera. La directora Marta del Pont quería que yo hiciera la relación entre los niños que habían ido al jardín y los que no habían ido porque había muchas diferencias. - ¿Hacían legajos? - Sí, cada chico tenía su cuaderno con su legajo. Un médico acompañaba la tarea. En el primer lugar donde estuvo el Jardín N° 901 aquí en Chascomús, la población necesitaba de la atención del médico. Las maestras higienizábamos a los chicos, los bañábamos, les sacábamos los piojos, les lavábamos las cabezas. - ¿Cuándo dejó de estar el médico en el jardín? - No lo recuerdo. - De la derogación de la Ley Simini, ¿usted que recuerda?, ¿las maestras se organizaron?, ¿cómo se enteraron? - No, nos enteramos porque llegó el inspector de las escuelas comunes, entonces dijimos acá pasa algo, pero no había huelgas ni esas cosas. - ¿Usted se acuerda si coincidió durante el gobierno de Perón o después? - Fue después de la revolución libertadora y más o menos en 1957, volvieron a poner inspectoras de Jardín de Infantes. Cuando tuve el traslado aquí a Chascomús, fue traslado y ascenso. - ¿Cómo se designaban las directoras? - No nos tomaban ningún examen, era por la calificación de la inspectora que se tenía muy en cuenta. Ella me calificó y me propuso para la dirección. Era el año 1950, año del Libertador San Martín, habíamos hecho un sello y a todo le poníamos ese sello que decía “Año del libertador General San Martín”. Yo tengo 80 años, me recibí hace casi 60. Les voy a enseñar mi título que me lo entregó Mercante en propias manos. El título dice “El honorable Consejo General de Educación en uso de sus facultades que le son propias le otorga el título de Profesora de Jardín de Infantes que habilita para ejercer la docencia en los establecimientos de educación preescolar de la provincia de Buenos Aires de conformidad con las disposiciones vigentes. 1 de octubre de 1948”. - ¿Qué importancia le daban al Juego? - Muchísima, porque el niño es niño cuando juega, ¿qué hay más que el juego para un niño?, no interesa lo que aprenda ¡está jugando!. ¿Qué hacen ahora?: juegan con el telefonito, mi nieto se la pasa con el telefonito. (Muestra fotos de aquel entonces: vemos niños en una huerta, con libros, dibujando, con títeres, en el tobogán.) Cuando festejábamos los cumpleaños les hacíamos los gorros, la torta, la fiesta y en ese momento estábamos jugando. - ¿Cantaban? - Sí, para todo. Escuchábamos folklore, bailábamos el gato, la chacarera, muchas cosas para las fiestas. Hubo una época en la que no nos dejaban vestir a los chicos con un detalle alusivo a la fiesta. Había gente que nos ayudaba, pero todo lo hacíamos las maestras, las mamás no estaban muy convencidas. Dora nos mostró fotos del Jardín N° 901 de Balcarce , el primer jardín donde se desempeñó como maestra en el año 1948 y una publicación del mismo año titulado “Horas felices en los Jardines de Infantes”, en el cual se muestran escenas de la vida en los Jardines de la época, que tienen a Dora como protagonista. Agradecemos que Dora nos haya recibido en su casa permitiéndonos entrar en sus recuerdos.