El lugar de la Ciencia en el mundo moderno

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EL LUGAR DE LA CIENCIA EN EL MUNDO MODERNO
SANDRA SILVANA AQUEL (Facultad de Ciencias Económicas y Estadística – Universidad
Nacional de Rosario)
Introducción
En Introducción a las Ciencias Sociales, asignatura de primer año del Ciclo Introductorio de las
carreras de Ciencias Económicas, se analiza –entre otros temas- el fenómeno de La Ciencia y su
importancia en la Modernidad. Un punto de vista esencial de ese análisis es la relación existente
entre la ciencia y el sistema capitalista, y, ligado a ello, el lugar de privilegio que ocupa el
conocimiento científico en relación a los demás saberes. Al respecto, se afirma en el Apéndice del
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libro El mundo moderno , … “Entre todos los tipos de conocimiento, el que es considerado por el
Mundo Moderno como el m ás valioso, como el privilegiado, como el necesario, es el conocimiento
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científico” (Bengoechea, 2004).
La aceptación del conocimiento científico como conocimiento superior, coincide con el auge de la
concepción empirista de la ciencia. En este trabajo s e expondrán tres de los argumentos más críticos
contra la versión más extrema de esa concepción, para luego, a través de un ejemplo claro y sencillo,
resaltar las características que moldean y definen el saber científico. Lo primero –la exposición de los
argumentos en contra- con el fin de demarcar qué cosas no puede prometer la ciencia moderna y lo
segundo –la demarcación de los elementos del conocimiento científico- con el propósito de elucidar a
qué cosas si permite acercarse.
Así expuesto el problema, es objetivo de esta indagación dilucidar qué cosas no puede garantizarnos
o prometernos el conocimiento científico, para luego intentar comprender que es lo que le permite
continuar ostentando aún hoy, ese lugar de preferencia por sobre los demás tipos de saberes.
Tres argumentos críticos a la concepción empirista – verificacionista de la ciencia
Cuando se habla de Nueva Ciencia, se hace referencia a aquella que se modela a partir de lo que
actualmente se conoce como Revolución Científica. En oposición a la ciencia medieval, la Nueva
ciencia presenta un saber probado, que surge a partir de la utilización de un nuevo método basado en
la observación y en la experimentación. Francis Bacon (1561-1626), expresa claramente esa idea
identificando al científico con la abeja, que transforma en miel el polen que extrae de las flores, es
decir que el científico moderno no deberá sólo acumular datos empíricos, ni tampoco deberá
quedarse en la pura teoría sin datos, sino que deberá integrar lo observado con la actividad del
entendimiento.
Así toma forma lo que se conoce como concepción empirista de la ciencia, que no es otra que aquella
que se basa en buscar y recopilar hechos por observación y experimentación para así luego derivar
leyes y teorías. Su posición más extrema, la cual puede denominarse empirista-verificacionista, exalta
a la ciencia como el único saber válido y con sentido. El empirismo verificacionista adopta
rigurosamente el principio de verificación como criterio de significado de las proposiciones o
enunciados, teniendo solamente sentido las afirmaciones que pueden ser verificadas empíricamente;
las demás deben ser rechazadas como carentes de sentido: “únicamente los enunciados sometidos a
la lógica y a la verificación empírica pueden ser calificados como científicos. Los demás deben ser
considerados de antemano como absurdos sin sentido”. (Mardones, 1992).
Puede observarse entonces, que con ese criterio las únicas proposiciones que tendrían significado
son las científicas, ocupando así el saber científico el vértice máximo de los saberes. Asimismo
constituye otra pretensión el hecho de querer alcanzar la verdad como algo definitivo.
Frente a esta concepción empirista-verificacionista, pueden encontrarse argumentos en contrario.
1 El libro El Mundo Moderno. Una aproximación desde la Política, la Economía y la Sociología, es de lectura
obligatoria para los alumnos que cursan la materia. La autoría del libro pertenece a la Profesora Titular de la
Cátedra, Licenciada Sonia Bengoechea. Su publicación se realizó en la editorial Homo Sapiens sita en la ciudad
de Rosario en el transcurso del año 1994.
2 En la misma línea puede encontrarse la afirmación de Alan Chalmers cuando comienza su libro, ¿Qué es esa
cosa llamada ciencia?: “En la era moderna se siente un gran aprecio por la ciencia” (Chalmers, 1986).
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El primer argumento es el que plantea Karl Popper, sus fundamentos son principalmente lógicos.
Popper afirma que intentar aplicar el principio de verificación tendría consecuencias gravísimas, entre
ellas conduciría prácticamente al fin de la ciencia, en especial de las ciencias humanas. Cualquier
hipótesis, hasta la más simple llevaría al límite de la factibilidad de poder verificarla empíricamente.
Puede verse de manera más clara con un simple ejemplo: si se dice “todos los cisnes son blancos”,
deberían verse todos los cisnes del universo para poder decir que la hipótesis es verdadera. Y en un
ejemplo más sugestivo, ¿qué pasaría si el enunciado fuera “todos los hombre son mortales”?.
Por ende Popper asevera que los enunciados científicos son esbozos creativos, de valor hipotético,
que necesitan luego una comprobación. Pero a diferencia de la concepción que él critica, esta
comprobación sólo dirá que la hipótesis no ha sido “falsada”, eso es a lo máximo a lo que puede
aspirar un científico.
Es decir, que cuanto más intente falsarla, y no se logre, la hipótesis podrá ser aceptada
provisionalmente. Por eso no hay saber absolutamente seguro o verdadero, sino solo un saber
hipotético y conjetural. Es interesante resaltar que desde esta óptica la ciencia no implica posesión de
la verdad, sino su búsqueda incesante, implica el surgimiento del concepto de verdad como ideal
regulativo.
El segundo argumento en contra se sustenta en el análisis de la historia de la ciencia de Thomas
Kuhn basado fundamentalmente en el concepto de paradigma: “Considero a éstos como
realizaciones científicas universalmente reconocidas que, durante cierto tiempo, proporcionan
modelos de problemas y soluciones a una comunidad científica.” (Kuhn, 1999) Es decir que no se
mantiene el conocimiento científico por verdadero, sino porque permite resolver problemas. Él
aseguraba que las concepciones tradicionales de la ciencia, no resistirían una comparación con las
pruebas históricas.
En cuanto a la experimentación Kuhn dirá: “Las operaciones y mediciones que realiza un científico en
el laboratorio no son “lo dado” por la experiencia, sino más bien “lo reunido con dificultad”.” (Kuhn,
1999) Es decir que la mayoría de las veces el científico no posee una fácil y fluida verificación
empírica, sino que “fuerza” las situaciones para hacer que fundamenten sus afirmaciones.
Por lo tanto el concepto de verdad es puesto en duda, ya que para Kuhn fuera de los períodos de
crisis que permiten gestar revoluciones científicas, y por ende se produce un real progreso de la
ciencia, el resto del tiempo el científico no busca francamente la verificación empírica, sino que trata
de acomodar sus teorías con los hechos para mantener la situación en la que está. Al respecto dirá:
“La razón es clara. Lo mismo en la manufactura que en la ciencia, el volver a diseñar herramientas es
una extravagancia reservada para las ocasiones en que sea absolutamente necesario hacerlo. El
significado de las crisis es la indicación que proporcionan de que ha llegado la ocasión para rediseñar
las herramientas.” (Kuhn, 1999)
Paul Feyerabend, respecto de la ciencia dirá que no le ve nada que la haga diferente al vudú o al
mito. Simplemente la ciencia viene a reemplazar al cristianismo, en el lugar de referente y de
autoridad.
Feyerabend, sostendrá que todas las metodologías que ha propuesto la ciencia tienen sus fallas,
porque menosprecian las múltiples capacidades del científico y subestiman las condiciones en que
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este se desarrolla. Según él la única regla que dejaría en pie es que “todo vale” . Asimismo se
opondrá a la supremacía de la verdad científica por sobre los saberes de otros campos, cualquiera
sean estos.
Se presentaron hasta aquí, tres razones para al menos dudar de la pretensión de alcanzar la verdad
que la concepción empirista verificacionista de la ciencia prometía. Entonces la pregunta es, a pesar
de estos cuestionamientos, ¿qué hace que el conocimiento científico siga ocupando un lugar de
privilegio por sobre los demás saberes? Es posible hallar la respuesta a este interrogante en las
principales características que definen al conocimiento científico.
3 Para profundizar el alcance de este concepto se sugiera la lectura de Chalmers (1986), páginas 6 y 7.
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El conocimiento científico: Sus características
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Se intentará entonces reseñar esas características a la luz del concepto de Demanda y la Ley que
describe el comportamiento de la misma.
Si se pidiera a un profesional en Ciencias Económicas que defina ambos conceptos no tendría
ninguna dificultad en hacerlo, ni tampoco en plantearlo en forma gráfica. Pero ¿cuántos podrían decir
por qué esos conceptos son considerados válidos científicamente?
Palabras más, palabras menos, la mayoría nos daría una respuesta similar a la que a continuación se
expresa: se llama demanda a la relación entre el precio de un bien y las cantidades que se está
dispuesto a adquirir en el mercado en un determinado momento, manteniendo constante los demás
factores que puedan afectarla.
Se conoce a la siguiente relación inversa como Ley de la demanda y se cumple para casi todos los
bienes: El precio de un bien y la cantidad demandada del mismo, poseen una relación inversa debido
a que mientras mayor sea el precio, menor será la cantidad demandada, y por el contrario, cuando el
precio disminuye aumenta la cantidad demanda.
Si tuvieran que representar gráficamente la Tabla de demanda la podrían presentar del siguiente
modo:
Precio (p)
Cantidad demandada (q)
$2
10
$4
8
$6
6
$8
4
$10
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Así, con los datos obtenidos esos profesionales estarían en condiciones de confeccionar el gráfico de
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la curva decreciente de la demanda :
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Para el desarrollo del siguiente punto se integran los conceptos vertidos por dos de las autores de lectura
obligatoria para el alumno, Bengoechea, S. (2004) y Pardo, R. (2000) ambos citados en la reseña bibliográfica
del presente trabajo.
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La misma puede leerse de la siguiente forma: cada punto del plano de coordenadas (p,q), muestra un precio p
y una cantidad q que será demandada; al unirlos se obtiene la curva de la demanda del bien A en un
determinado período de tiempo para cada uno de los posibles precios.
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Curva de demanda
Ahora bien, tal como se decía, el desafío es despejar por qué podría ser considerado un saber
fundado, lo que acaba de expresarse.
Puede observase que la definición de demanda, en primer lugar refiere a las características de la
misma. Dice que depende, si se deja todo lo demás constante, principalmente del precio del bien.
Esto también permite analizar la demanda de un producto por un consumidor a diferentes precios
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bajo condiciones "ceteris paribus" , y a partir de la recolección de datos reales de la demanda
individual de un comprador, se confecciona la tabla de Demanda.
La relación empírica entre el precio del bien y la cantidad demandada es inversa, a medida que
aumenta el precio del bien disminuye la cantidad de artículos que los compradores están dispuestos a
adquirir. Esto permite inferir una ley que podrá explicar sucesivas situaciones similares. Asimismo
permitirá adelantarse en el tiempo, pudiendo predecir comportamientos de la demanda de un bien en
el futuro ante la variación de la variable precio.
Puede decirse entonces, que este conocimiento reúne las siguientes características. posee capacidad
descriptiva, explicativa y predictiva (mediante leyes), describir es enunciar las notas distintivas de un
objeto; explicar es dar cuenta de los hechos mediante leyes, subsumir lo particular a lo general;
predecir es poseer un control tal sobre los fenómenos que permita “dominarlo”. Esto le da el carácter
de legal, “porque se expresa mediante proposiciones generales o leyes” (Bengoechea, 2004).
En el mismo sentido y analizando el mismo ejemplo, se podría cuestionar cómo habrá surgido la
elaboración de esta ley. Y se vería rápidamente que la misma viene a responder preguntas. Alguien
debe haberse preguntado qué influye en la demanda de productos, por qué compra el consumidor y
por qué deja de comprar, por qué ante ciertos cambios la demanda varía, cuáles son los factores que
impulsan ese movimiento, etcétera. Esto es así siempre que no se tomen los hechos como dados
sino que se los cuestione; mientras que no se acepte lo que ocurre sino que se lo problematice. Una
actitud crítica permite relacionar variaciones en los precios con variaciones en la demanda, una
actitud no crítica no lo haría ya que tomaría ambas situaciones como dadas. Por ejemplo cabria
preguntarse ahora ¿qué pasa si la demanda que elegimos observar es la del agua: se cumple esta
ley?
En este sentido puede decirse que el conocimiento científico posee carácter crítico, problemático y
cuestionador, es un pensar interrogante. Su tarea más propia es preguntar, una apertura a lo no
sabido. Posee una racionalidad estructurada en forma de una lógica de pregunta-respuesta. Ante la
existencia de un problema la ciencia propone una actitud crítica, antepone la duda y el examen, al
dogma. Descartes (1596) en el cuarto capítulo de Discurso del método (1637) afirma “Pero
inmediatamente advertí que, mientras quería pensar así que todo era falso, era preciso,
necesariamente, que yo, que lo pensaba fuese alguna cosa, y, observando que esta verdad, “yo
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Expresión latina que significa “permaneciendo todo lo demás constante”. En Economía se utiliza para significar
que todas las variables terceras que podrían influir en las variables de interés se mantienen constantes.
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pienso, luego soy” era tan firme y segura que las suposiciones más extravagantes de los escépticos
no eran capaces de hacerla tambalearse, pensé que podía admitirla sin escrúpulo como el primer
principio de la filosofía que buscaba” (Descartes, 1998). Como podemos observar la duda cartesiana
no es escepticismo (no busca soluciones para la duda), la duda cartesiana es constructiva.
A partir de la recolección de datos reales de la demanda individual de un comprador, es posible
confeccionar la tabla de Demanda, por ende luego puede observarse que la relación empírica entre el
precio del bien y la cantidad demandada es inversa, a medida que aumenta el precio del bien
disminuye la cantidad de artículos que los compradores están dispuestos a adquirir. Es decir que
puede irse a los hechos con la ley y ver si se cumple o no. Esto quiere decir que el saber científico es
un Saber fundamentado (lógica y empíricamente).
La dimensión lógica alude a la coherencia entre las proposiciones que conforman la teoría, de
acuerdo a las reglas de la lógica. Ejemplo: “todos los loros son verdes” “pepe es un loro” “pepe es
rojo” no tiene coherencia lógica. La dimensión empírica es la necesidad de justificar los enunciados
mediante contrastación empírica, confrontación con la experiencia. En el ejemplo de la ley de la
demanda, no podría haberse constituido como tal, si al observar el comportamiento de los
consumidores este hubiese resultado opuesto al enunciado, es decir la demanda, de cualquier bien,
hubiese subido al aumentar el precio. Si este hubiese sido el caso, el enunciado no hubiese tenido
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coherencia empírica .
Ahora si bien la ley de demanda explica situaciones de la realidad, si bien permite predecir ciertos
hechos futuros, no logra dar demasiadas respuestas en cuanto al funcionamiento del mercado.
Habría que incorporar la Ley de la Oferta y luego la relación entre ambas para obtener respuestas
más precisas. Esto quiere decir que el conocimiento científico cumple con el principio de
sistematicidad. Un sistema es un conjunto ordenado de elementos, interrelacionados entre sí.
Constituye una unidad armónica, nuevos conocimientos se integran a los ya establecidos. Esto le
imprime el carácter de progresivo, tal como se afirma en el texto El Mundo Moderno (Bengoechea,
2004) permitiendo su acumulación y perfeccionamiento.
Por último podría resaltarse que todas las leyes enunciadas no utilizan un lenguaje ambiguo o
impreciso. No dice “quizás la ley de la oferta y la demanda podría establecer que el precio de un bien
tal vez se ajusta para equilibrar su oferta y demanda”. Lo que ocurre es todo lo contrario, todo
conocimiento que aspire a ser considerado científico será comunicable mediante un lenguaje preciso.
La ciencia aspira a eliminar la ambigüedad y la vaguedad. También implica que su carácter es
netamente social, al ser un producto humano es “comunicable, expresado en signos y símbolos”
(Bengoechea, 2004).
Llegado a este punto alguien podría preguntarse que pasaría si a quien está estudiando este tema “le
convendría” que esta ley no se divulgase, o que se divulgase en forma distorsionada. ¿Cumpliría
entonces en ese caso, las pautas que definen al conocimiento como científico?
Debería contestarse que no, ya que la ciencia lleva consigo la pretensión de objetividad. Es decir, la
capacidad del sujeto de elevarse por sobre todo condicionamiento histórico y subjetivo y de tomar la
distancia suficiente respecto del objeto a conocer, como para adoptar el punto de vista de un
observador neutral. En el libro mencionado se presenta la caracterización de impersonal,
independizarse de las propias vivencias personales. Este punto ha sido discutido durante décadas, ya
que resulta difícil escindir a la persona separando su carácter de científico de su carácter de ser
humano con necesidades, gustos, preferencias, condicionamientos económicos, políticos,
relacionales, etcétera. Por ello es que se habla de una “aspiración” a la objetividad. Se adhiere a la
idea de que por ardua o difícil que resulte la búsqueda de esa pretensión, no debería renunciarse
nunca a ella.
Por último, y no por eso menos importante es la cuestión del método. Un cuerpo de conocimiento
para que sea científico debe seguir, cierto procedimiento, ciertos pasos, definidos por la comunidad
científica. Esto le imprime el carácter metódico. Métodos es una palabra griega que refiere al camino
por medio del cual es posible aproximarse a lo que debe conocerse.
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Cabe aclarar que en ciertos casos la presentación de una incoherencia empírica puede dar lugar a mejoras en las
afirmaciones: en este caso, por ejemplo, podría dar lugar a la diferenciación de diversos tipos de demandas. La
demanda de los artículos suntuarios es inelástica con referencia al precio, no verificándose en los hechos el
mismo comportamiento que la demanda de un bien común.
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Algunas reflexiones
1.- La búsqueda de la verdad debe ser la tarea irrenunciable de la ciencia; para eso están las
herramientas que facilitan el acercamiento a ella, también llamados elementos, características o
atributos que permiten distinguir a un conocimiento científico de otra manera de aprehender la
realidad.
2.- Asimismo es importante resaltar que esos requisitos que hoy son válidos pueden no serlo si la
cosmovisión del mundo cambia.
2.- La búsqueda de la verdad no significa que sea algo definitivo. Ese fue uno de los méritos de
Popper: demostrar la provisoriedad de la verdad científica derribando así muchos años de historia.
Para Popper la idea de verdad tiene fuerza en tanto Ideal Regulativo.
3.- El acercamiento a la verdad junto a la funcionalidad de la ciencia al sistema capitalista, se
constituyen en razón suficiente para mantener el lugar de autoridad que posee aún hoy el
conocimiento científico. Si bien en el presente trabajo se ha hecho foco en la temática vinculada a las
características del conocimiento científico, no podría entenderse ese lugar de importancia sin
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profundizar en el tema de la relación capitalismo – ciencia.
En otras palabras, al elegir el camino de la ciencia nunca puede obtenerse garantía de verdad de una
afirmación, ya que lo único que puede comprobarse es que la misma no ha sido falsada. Pero al ser
el conocimiento científico, un saber con capacidad descriptiva, explicativa y predictiva, por poseer
carácter crítico, por ser un saber fundamentado, por ser sistemático, objetivo y metódico, sí permite
alentar la incesante búsqueda de la verdad, facilitando el acercamiento a ella.
Bibliografía
Bengoechea, Sonia (2004), El Mundo Moderno. Una aproximación desde la Ciencia Política, la
Economía y la Sociología, Rosario: Homo Sapiens Ediciones.
Chalmers, Alan F. (1986) ¿Qué es esa cosa llamada ciencia? Madrid: Siglo XXI.
Cicerchia, L.; Llansa, S.; Molteni, R. (2002), “Relación burguesía capitalista y ciencia experimental
moderna”, U.N. Rosario – Cs Económicas y Estadística: Módulo III, El conocimiento científico visto
desde el capitalismo.
Descartes, René (1998), El discurso del método, Barcelona: Edicomunicación, s.a.
Kuhn, Thomas (1999), La estructura de las revoluciones científicas, Bs As: F.C.E.
Mardones y Ursúa (1992), Filosofía de las Ciencias Humanas y Sociales. Materiales para una
fundamentación científica, Barcelona: Anthropos
Pardo, Rubén, “Verdad e historicidad. El conocimiento científico y sus fracturas”, en: Díaz, Esther,
(2000), La Posciencia, Buenos Aires: Biblos.
8 Se sugiere remitirse al libro El Mundo Moderno. Una aproximación desde la Ciencia Política, la Economía y la
Sociología (Bengoechea, Sonia 2004) y al texto “Relación burguesía capitalista y ciencia experimental modera”
(Cicerchia, Llansa y Molteni, 2002)
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