De allí, que a la hora de preguntarse si palabras como lancea

Anuncio
De allí, que a la hora de preguntarse si palabras como lancea
(lanza), cerevisia (cerveza) o camisia (camisa) sean realmente latinas, es
necesario colocarse en perspectiva. En efecto, en su origen fueron
palabras celtíberas, celtas o germánicas, pero ya en el segundo siglo
después de Cristo se pueden considerar como voces latinas, ya que
habían entrado a usarse normalmente en el idioma. Igual cosa sucede con
términos como: cfthara (cítara, guitarra), paedagogus
(pedagogo),
oecónomus (ecónomo), paroecia (vecindario), epfscopus (obispo, supervisor) y una infinidad más, griegas en su origen, pero para el segundo o
tercer siglo después de Cristo aceptadas en el latín popular o en la jerga
oficial.
Eso nos plantea un primer problema con respecto al neolatín, o latín
científico moderno, a saber: ¿cómo darse cuenta de si una palabra es
propiamente latina, o de origen griego?
Una manera práctica para reconocer unas cuantas es la ortografía,
si consideramos que en griego había sonidos que no poseía el latín, y se
transcribían:
ch (cháritas, chorda, schola, chirúrgicus)
th (thesis, mathemática, spatha, apotheosis, parénthesis)
ph (philosophia, phosphorus, epiphania, sphaera)
rh, rrh (rhachis, rhombus, hyporrhodius)
y (hypóthesis, hypócrita, cylíndricus, análysis, typus)
z (zona, spiza, peziza, zizania)
De estos grafemas, ch era transcripción de la "ji" o jota griega,
sonido inexistente en latín, y que los romanos corrientes no sabían
pronunciar y reemplazaban por el sonido de k (caritas, scola, corda...).
Th era una t fricativa, equivalente a la th inglesa; ph era una f
bilabial, no labio-dental como la f latina; rh y rrh era una r que sonaba
muy fuerte para los oídos romanos y correspondía a nuestra r inicial de
palabra, que en realidad es una rr (ej.: ratón, perro).
La letra y (ípsilon) equivalía a la ü francesa, es decir, un sonido a
medias entre / y u. Con respecto a esta letra, recordemos que a partir de
la Edad Media, al perderse la noción exacta del origen de ciertas palabras,
la "y griega" comenzó también a usarse en voces latinas o latinizadas
(ejs.: sylva, ínclytus, gryllus, pyrum, cályx). Además, en esa época la i
semiconsonante o inicial de sílaba (ejs.: iun-cus, ius-tus, má-ior, ob-iectum), se pronunciaba como nuestra y en "yo", sonido que se representaba
como /; de modo que las palabras arriba mencionadas se escribieron:
¡uncus, justus, májor, objectum, pero se pronunciaban: yuncus, yustus,
mayor, obyectum.
(1)
(1) Obviamente, no todas las palabras de origen griego se pueden detectar por la ortografía, ya que
existen muchas cuya apariencia es totalmente latina (ejs.: taenia, ángelus, órganum, planeta,
discus), y su reconocimiento exige bastante práctica en el trato con los idiomas clásicos. A
manera de iniciación, el estudiante podrá consultar la tercera parte del presente libro.
Descargar