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Campanas (Industrialización). 1936. Campaña. CNT-FAI. Numerosas iglesias y conventos
de Terrassa, Sabadell y otras poblaciones de Catalunya. Expropiación, desmontaje, traslado
y fundición de campanas y otros enseres religiosos para la transformación de sus metales en
herramientas útiles para las industrias del transporte y la guerra. Distintos fotógrafos desconocidos.
Archivo de la Fundación Anselmo Lorenzo en Madrid.
Wandlung (Transformación). 1982. Acción. Joseph Beuys. Documenta 7. Kassel. Rotura,
desmontaje, fundición, y transformación de la reproducción de la corona del zar Iván el Terrible
en un “objeto de paz”, o sea, una liebre de plata sacada de un molde de chocolate, pedrería en
botes de mermelada y cajas de caramelos. Fotografías de Ute Klophaus, Hilderard Weber, Katia
Rid y Gunter Schott. Nueva Galería Estatal de Stuttgart.
A finales de los años noventa, repasando el archivo de fotografías que el Instituto Social de
Ámsterdam estaba a punto de devolver a la CNT española, depositado en la Fundación Anselmo
Lorenzo, encontramos, perfectamente numerada y ordenada con lógica narrativa, esta secuencia
fotográfica de 20 imágenes que describía la transformación del metal de un grupo de campanas
expropiadas a diversas instituciones de la Iglesia católica en instrumental diverso para la industria
del transporte. Algunas de estas imágenes aparecen sobriamente identificadas en un grupo en
el que abundan las localizaciones en Sabadell y Terrassa. Aunque la secuencia en que están
ordenadas permite suponer que se hallaban preparadas para su uso en alguna ilustración
didáctica o de propaganda no hemos encontrado utilización de la misma en ninguna de las
publicaciones, carteles y películas consultadas de esta misma época.
Yo soy coleccionista de fotos de las acciones de Beuys. De fotografía en fotografía se apreciaba
una concentración, una densificación. En las acciones, Joseph Beuys ha venido elaborando
muchas cosas pretéritas que, en él y en la historia de la humanidad, se remontaban a milenios
de distancia. Para la Documenta 7 de Kassel desarrolló Beuys el proyecto titulado 7.000 Robles,
claramente orientado al futuro. Reunió 7.000 bloques de basalto de 1,20 metros de longitud
y los colocó en la pradera que se extiende ante el edificio de la Documenta. Esas piedras irían
instalándose poco a poco con cada uno de los 7.000 robles que deberían plantarse sucesivamente
en la ciudad de Kassel. Avenidas y calles, en largos trechos de su recorrido, cobraban ahora
nueva fisonomía, se ampliaron las aceras y surgieron en ellas largas filas de árboles. En algunos
patios traseros y patios de escuela se plantaron árboles por primera vez desde su construcción.
Fue cambiando la imagen de la ciudad. En este otoño de 1985 se planta en Kassel el árbol
número 4.500. Para la Documenta 8, deberá estar concluido el proyecto Repoblación forestal
urbana. Esta acción se financia por medio de donativos. Así, un ciudadano de Düsseldorf donó
para la plantación de árboles un objeto singular. Se trataba de una copia, mandada hacer por
él, de la corona del zar Iván el Terrible, cuyo original se guarda en el Kremlin.
Una secuencia fotográfica que, perfectamente ordenada, se encontraba en los archivos históricos
del centro de estudios sociales de Ámsterdam, exactamente en el legado de la CNT española.
En este grupo de 18 (20) fotografías se describe una secuencia que va desde un depósito de
campanas, la primera imagen, hasta una pieza circular de la industria automovilística recién
salida de una fundición, la última fotografía y la que cierra el ciclo, pasando por todo el proceso:
golpes y destrucción de las campanas, lanzamientos de los trozos de éstas y otros materiales
suntuarios a las calderas de la fundición, hornos de fundición, nuevos moldes y las piezas
resultantes al final. Es interesante lo que esta secuencia tiene de definición del trabajo, en esa
idea revolucionaria del hombre destructor y constructor, acuñación nueva del Homo faber.
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Wandlung Archivo F.X.
Las fotografías que vemos pertenecen a la acción, titulada Wandlung (Transformación), que
se efectuó el 30 de junio de 1982 sobre un podio de madera instalado por encima de los bloques
de basalto que Beuys había acumulado en la pradera ante el edificio del famoso certamen
artístico de Kassel. Beuys partió en trozos la corona (fotografías números 2, 3 y 4), colocó las
perlas y piedras preciosas dentro de un tarro de los que se usan para poner conservas y confituras,
y fundió el oro haciendo de él un “objeto de paz” que denominó Liebre con accesorio (fotografías
números 5, 6 y 7). La liebre, uno de los símbolos de la Tierra, representa desde los tiempos
remotos la paz, el amor y la fecundidad. Beuys juntó este símbolo con el del sol; y todo ello,
juntamente con las joyas, lo instaló en una hornacina, que podemos ver en la última fotografía.
Debajo de ésta hay un papel escrito por Beuys. “Todo depende del carácter cálido del pensamiento
–dice–. He aquí la nueva condición de la voluntad” (fotografías números 8 y 9). Dicho objeto
se halla hoy expuesto en la Nueva Galería Estatal de Stuttgart. El producto integro de la venta
de la corona transformada pasó a incrementar los fondos para el proyecto 7.000 Robles.
Recuérdense todos los esfuerzos legislativos por acabar con su sonido, las tasas y las multas con
las que muchos ayuntamientos intentaron hacerlas callar. La iconoclastia en relación con las
campanas prescinde de su aspecto espontáneo y, no pocas veces, se ejecuta bajo la normalidad
legal. El Ayuntamiento de Vilafranca del Penedès regula, en 1933, el tañido de las campanas,
que se autoriza sólo a las 12 y entre las 15 y 19 h. La normativa fue aplaudida por la revista
librepensadora local, Fructidor, que consideraba que “... una institución puramente particular
tenga una torre plagada de campanas, al servicio de un negocio particular. No vale que la iglesia
moleste a los vecinos con sonidos impertinentes”. En Sabadell, también en Terrassa, los conventos
y las iglesias arden por la acción de las turbas en julio de 1936; en cambio, la bajada de campanas
se produce en octubre, sin ninguna crispación y a iniciativa del ayuntamiento.
Joseph Beuys, oeuvre is governed by oppositions of nature, art and the social individual.
Through his preoccupation with the forces that influence man from the outside, but also within
him, the artist arrives at the crystal theme. Again and again he alludes in his work to the
struggle between inorganic and organic, spiritual and physical. The crystal in congealed form
a symbol for lifelessness corresponds, for Beuys, with the ‘principle of death’, the one-sided
rational notion of science as opposed to the spiritual, as with ‘hard’ matter. He saw this dead
matter as an expression of our materialistic society, solidification is the final point of any process
of consciousness and grown. A counterpole must be found: sources of energy and heat with
their spiritual substance and social warmth could, according to Beuys, serve as such. In his
action Wandlung (Conversion), Beuys converted an exact copy of the crown of Czar Ivan IV
(Ivan the Terrible) into a rabbit and a sun. The imperial insignia with the crystalline gemstones
as an expression of cold, power and violence, are transformed into symbols of life and fertility.
The congealed crystalline form is brought ‘to life’ through social warmth.
Terrassa. 1936. 29 de julio: a primera hora de la mañana, se coloca la bandera de la FAI en
lo alto del campanario de la iglesia del Santo Espíritu. 22 de agosto: unos milicianos han
pasado todo el día de hoy atareados quitando las campanas de la iglesia del Santo Espíritu,
llamando, con sus gritos, la atención de todos los transeúntes. 24 de agosto: son eliminadas
las campanas del campanario de la iglesia de San Pedro. 18 de septiembre: el Sindicato de
Transportes de la CNT convierte en garaje el edificio de la iglesia parroquial del Santo Espíritu
y en lo alto del campanario coloca una bandera de la FAI. 3 de octubre: entre una zarza cerca
del campo del Racing y la carretera de Rellinars, es hallada una campana de regular dimensión
y se hace entrega al Comité de Defensa. 27 de octubre: por disposición de la Junta de Seguridad,
Archivo F.X. Wandlung
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se procede a la detención del fundidor Fortián Matabosch, propietario de una fundición
situada en el extremo de la Rambla de Egara, en donde se hallaron bombas de fabricación
clandestina. El mencionado individuo fue puesto a disposición de la Consejería de Defensa,
Departamento de Guerra. 28 de octubre: con un camión de la Brigada Municipal, son
transportadas a nuestra ciudad tres campanas grandes y una pequeña, procedentes del campanario
de la iglesia del vecino pueblo de Viladecavalls. Estas campanas fueron entregadas a una
fundición con el fin de hacer material para la fabricación de bombas. 1 de noviembre: son
recogidas las campanas de los vecinos pueblos de Matadepera, Ullastrell y Castellbisbal, para
trasladarlas a Barcelona con el fin de fundirlas para material bélico. 1937. 25 de maig: la
brigada municipal destrueix el campanar que rematava la façana de l’església del Convent de
Sant Francesc. 1939. 26 de gener: a les tres de la tarda, entren les tropes de Franco a la ciutat
per les carreteres de Rellinars, Rubí i Matadepera. Voleien les campanes de les hores i la de
l’església de Santa Maria, les úniques que varen salvar-se de la destrucció. La gent surt al
carrer donant mostres d’entusiasme. Són assaltats els locals de la CNT, Acció Catalana, PSUC
i Fraternitat Republicana; per tot arreu voleia la bandera nacional. Les tropes que travessen
la ciutat són aclamades pel poble. Es forma una manifestació al Raval i des del balcó de
l’ajuntament els representants dels alliberadors parlen al poble que els aplaudeix amb crits de
joia. Entretant, es van veient cares conegudes que durant els anys de guerra havien restat
apartades dels seus estimats. Seguidament, són fixats uns bans a les cantonades, els quals
asseguren l’ordre i el benestar. L’himne nacional ressona per tots els carrers i a l’interior de
les cases.
En 1982, para la Documenta 7, en Kassel, Beuys proyectó la acción 7.000 Robles. Reunió 7.000
bloques de basalto de 1,20 metros de longitud y los dispuso en la pradera que se extiende ante
el edificio de la Documenta. Esas piedras irían instalándose poco a poco con cada uno de los
7.000 robles que deberían plantarse sucesivamente en la ciudad de Kassel. A lo largo de varios
años. Avenidas y calles, en largos trechos de su recorrido, cobraban ahora nueva figuración,
las aceras se ensancharon y se plantaron largas filas de árboles. También en algunos patios
traseros y patios de escuela se plantaron árboles por primera vez desde su construcción. En
este otoño de 1985 se planta en Kassel el árbol número 4.500. Para la Documenta 8, deberá
estar concluido el proyecto Repoblación forestal urbana. Esta acción se financia por medio de
donativos. Así, un ciudadano de Düsseldorf donó para la plantación de árboles un objeto
singular. Se trataba de una copia, mandada hacer por él, de la corona del zar Iván el Terrible,
cuyo original se guarda en el Kremlin. Cuentan que ese ciudadano de Düsseldorf, antiguo
propietario del restaurante Datscha, ofrecía a sus clientes la posibilidad de beber de la corona
del zar, utilizada a modo de vasija, por la cantidad de 50 marcos. He aquí algunos datos de
dicha corona: dos kilos de oro, 76 perlas, brillantes hasta un total de 20 quilates, 9 zafiros
y otros tantos rubíes y esmeraldas. Valor material de la pieza: 300.000 marcos. Durante la
conferencia de prensa celebrada con motivo de la inauguración de la Documenta, Joseph Beuys
interrumpió el acostumbrado ritual de las preguntas y respuestas, colocó la corona sobre la
tribuna de oradores y anunció, ante más de mil periodistas de Alemania y del extranjero,
que iba a realizar una acción consistente en fundir la corona. La acción, titulada Wandlung
(Transformación), se efectuó el 30 de junio de 1982 sobre un podio de madera instalado
por encima de los bloques de basalto que Beuys había acumulado en la pradera ante el
edificio del famoso certamen artístico de Kassel. Beuys partió en trozos la corona, colocó las
perlas y piedras preciosas dentro de un tarro de vidrio de los que se usan para poner conservas
y confituras, y fundió el oro haciendo de él un “objeto de paz” que denominó Liebre con accesorio.
La liebre, uno de los símbolos de la Tierra, representa desde tiempos remotos la paz, el amor
y la fecundidad. Beuys juntó este símbolo con el del sol; y todo ello, juntamente con las joyas,
lo instaló en una hornacina. Debajo de ésta hay un papel escrito por Beuys. “Todo depende
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Wandlung Archivo F.X.
del carácter cálido del pensamiento –dice–. He aquí la nueva condición de la voluntad.” Dicho
objeto se halla hoy expuesto en la Nueva Galería Estatal de Stuttgart. El producto íntegro de
la venta de la corona transformada pasó a incrementar los fondos para el proyecto 7.000 Robles.
En el libro de apuntes encontramos el nombre de la iglesia que acogía alguna de las campanas
que procedían de Sabadell. De la nueva iglesia de la Mare de Déu de Gràcia, incendiada el 29
de julio de 1936, dos meses y medio después de ser bendecida, se hundió su techo y el inmueble
quedó totalmente destruido; de la iglesia de la Purísima Concepción, de la iglesia parroquial
de San Salvador, también recién inaugurada para el culto católico; del Real Santuario de Nuestra
Señora de la Salut, que fue saqueado e incendiado, a pesar de ello se salvó la talla de Vallmitjana
que representaba a la Virgen pero a los dos días, al volver los milicianos por las campanas la
encontraron, la rociaron con gasolina y procedieron a su total destrucción; las campanas
y campanitas de la iglesia del Cor de Maria; de la iglesia de la Santísima Trinidad saqueada
brutalmente el 21 de julio de 1936 en un clima de burlas sacrílegas, se desmontaron las campanas
y posteriormente se demolieron los restos del edificio, convertido el lugar en mero solar donde
se instalaron unos urinarios públicos, del Colegio de la Divina Pastora, también los juegos de
timbres; de la Escola Pia, le requisaron también las campanas y juegos de timbres, en el asalto
fueron destruidos gran número de imágenes y también muchos aparatos de física y química;
de la Academia Católica; del Colegio de Cultura Popular, saqueados y destruidos los objetos
religiosos y parte del material docente, se incautó la única y pequeña campana cuando aún no
se había procedido a su instalación.
Beuys realizó dos acciones durante la Documenta 7 de Kassel. La primera de ellas, concebida
como un proyecto de larga duración, consistía en la plantación de 7.000 robles, simbolizada
por la instalación de otros 7.000 bloques de basalto delante del Fridericianum. Pero desarrolló
también una acción paralela en el interior del mismo edificio, de contenido claramente político,
que suscitaría polémicas. Reprodujo en oro y piedras preciosas una supuesta corona de zar,
y la fundió. Con los restos instaló una especie de Tesoro. Éste, que contenía el oro y las piedras,
así como una liebre de plata, estaba situado en el interior de un bloque de piedra y era visible
a través de cristales. Los materiales ricos aparecen raramente en la obra de Beuys, como el oro
que le cubría la cabeza en Cómo explicar la obra de arte a una liebre muerta. En este contexto,
el oro y las piedras simbolizan los poderes despóticos y las guerras. El hecho de la fundición
de la corona puede ser entendido, en el contexto eminentemente político de las acciones de
Beuys en la Documenta, como la condena y eliminación de tales manifestaciones de poder,
contrarias a la idea de democracia directa. Quedan, pues, convertidas en restos arqueológicos,
en piezas de museo. Es, como Beuys lo denomina, un “objeto de paz”.
El 6 de octubre de 1868, la junta revolucionaria de Huesca desterró al obispo, D. Basilio Gil
y Bueno, mandó quitar de las torres las campanas que no fueran absolutamente necesarias,
aunque este decreto sólo se cumplió en Ayerbe; ordenó la reducción a tres de los seis conventos
de monjas que había en aquella ciudad y la incautación de los respectivos edificios; demolió
el templo parroquial de San Martín; decretó la libertad de trabajo en días festivos y comenzó
a destruir la iglesia del Espíritu Santo.
¡Cómo que no, el cristianismo acepta la tierra por completo! Precisamente ésa es la diferencia.
¡Del todo! La afirma. Al ciento por ciento. ¿Qué significa la cristiandad en este momento?
Significa palabra encarnada. La palabra como un signo del principio creador suprasensorial
tomado en conjunto. La palabra. “En el principio era el verbo.” Sólo ahora empieza a aceptarse
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la tierra como tierra. (Las campanas de las iglesias de Kassel tocan, domingo por la mañana.
Se produce una pequeña pausa). Y sólo ahora se llega a ser plenamente consciente de que la
tierra es la única posibilidad para el desarrollo del ser humano.
La junta de Valladolid convirtió en club la iglesia de los Mostenses y mandó abatir o destrozar
a martillazos, no sin grave peligro de los transeúntes pendientes de las piedras que caían del
cielo, las campanas de todas las iglesias, dejando en cada cual una sola que llamase a los fieles
a los divinos oficios.
La Documenta 7 de Kassel de 1982 sirve para realizar las acciones Transformación y 7.000
Robles. En la primera Beuys transforma una corona de oro y piedras preciosas en un “objeto
de paz”: una pequeña estatua de liebre. 7.000 Robles es el milagro de Beuys: la conversión de
miles de piedras en otros tantos árboles, una acción que durará años.
Se intimó al obispo que suspendiese el toque de campanas de las dos de la tarde, vulgarmente
llamado Oración del rey. Y, finalmente, en nombre del pueblo fue ocupada la iglesia parroquial
de San Jaime, situada en la calle más céntrica de Barcelona, con el deliberado propósito de
allanarla y hacer negocio con los solares, de altísimo precio en aquel sitio.
La transformación de los sonidos, el uso espiritual del sonido como un elemento que impugnaba
definitivamente el materialismo triunfante. Ese efecto, que hace posible pensar una economía
en contrapunto, con la forma musical. Acabar con la especulación económica con ese aliento,
En Palencia, sobre si se tocaban o no las campanas para festejar el triunfo de los republicanos
y su entrada en Bilbao, fueron asaltadas y horriblemente profanadas las iglesias el 2 de mayo
de 1874, derramada el agua bendita, rasgados los lienzos, rotos los faristoles, desencuadernados
los misales, mutiladas las imágenes, violado el sagrario y esparcidas por tierra y pisoteadas las
sagradas formas, todo entre horribles imprecaciones y blasfemias tales, que no parecía sino que
todos los demonios se habían desencadenado aquel día en la pacífica ciudad castellana. A tan
infernal escándalo siguió forzosamente el entredicho y la cesación a divinis.
Claro que se trata de una guerra. La transformación, la metamorfosis de la materia en espíritu.
Una guerra que hay que celebrar. La guerra de Heráclito es el día a día de nuestro mundo, la
vida cotidiana, el “ejercicio espiritual.” En ese sentido la “milicia” actúa con crímenes, masacres,
violaciones… pero se trata solamente de la preparación de una infusión, estamos haciendo una
infusión de hierbas. El olor que nos embriaga procede directamente de su vapor.
E impunes los nefandos bailes de las iglesias de Barcelona, invadidas por los voluntarios de la
libertad, no sin connivencia de los altos jefes militares. En Barcelona y las provincias del Norte,
el general Nouvilas prohibió el toque de campanas. En algunas partes de Catalunya fueron
asesinados los curas párrocos. Por dondequiera, los municipios procedieron a incautarse de los
seminarios conciliares. En Barcelona, los clérigos se dejaron crecer las barbas, y hubo día en
que fue imposible, so pena de arrostrar el martirio, celebrar ningún acto religioso.
Visto desde este ángulo, la Iglesia como institución está dirigida contra el principio de libertad.
La Iglesia todavía sigue apelando a la forma medieval, a la obligación de tener que creer en
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Wandlung Archivo F.X.
doctrinas, en dogmas, en contraposición al legítimo derecho a la libertad en nuestros días, que
es consustancial a todos los hombres y que en su origen es cristiano. Cuando hablamos en este
caso de Cristianismo es seguro que lo hacemos pensando en la Iglesia, al contrario, hablamos
de una posible lucha en su contra. Se trata de una declaración de guerra contra esas instituciones
obsoletas, no solamente contra la Iglesia, sino también contra el Estado, pero en ningún caso
va contra el hombre.
Un ayuntamiento, el de Mazarrón, estableció un premio de 100 pesetas para los familiares de
quienes se enterraran civilmente, mientras la prima por un casamiento civil era sólo de 50
pesetas. Comenzó la guerra contra el toque de campanas y el impuesto sobre los enterramientos
católicos, o la desbautización de las calles de los cementerios. El impuesto municipal sobre los
“toques para entierro” en ceremonias de enterramiento católicas fue bastante general. Los
entierros católicos daban lugar a insultos y mofas y los entierros civiles se tornaron no sólo más
y más folklóricos, sino más y más agresivos.
En un enfrentamiento entre el hombre y la economía. Es falso este enfrentamiento. El
Materialismo es hijo de la Revolución Francesa tal y como el Espíritu es hijo de la Ilustración.
Economía es también el rito, el gasto, el milagro es economía. Panes y peces en esa transformación
permanente. No se trata de ridiculizarlo reduciéndolo a un cuento infantil. La muerte también
es un juego infantil. La muerte también es principio económico.
Así en las demás localidades vuelven a ocupar descaradamente los mismos puestos y empleos
que antes tenían. De los amnistiados salen nuevamente los componentes de las Comisiones
gestoras y los presidentes de las Casas del Pueblo. De cómo actúan estos poncios de la autoridad;
sirva de muestra el siguiente documento, apéndice al capítulo donde se estudian los efectos
de sus gestiones en la diócesis. “Hemos acordado crear un impuesto por lo que se refiere a las
campanas, iglesias, entierros con cruz alzada por la calle y salir revestido el Cura, y alquiler
de la casa, las siguientes cantidades: por toque de oración, 25 pesetas; por toque de Misa
primera, 25 pesetas; por toque de Misa Mayor, 25 pesetas; por toque de Misa de Almas, 50
pesetas; volteo de campanas, 15 pesetas; por toque para entierro primera,100 pesetas; por toque
para entierro segunda, 200 pesetas; por toque para entierro tercera, 100 pesetas; por toque
para imprevistos, 50 pesetas; por toque para Incendio, 100 pesetas; por Impuesto de sermones,
bautizos y casamientos, 500 pesetas; por alquiler de la casa, al mes y en pago adelantado, 50
pesetas. Además para dirigir la palabra a los fieles tiene que pedir permiso, participando de
lo que quiere tratar, a la autoridad, y ésta, si lo cree oportuno, le autorizará y nombrará un
delegado que se enterará de lo que explica, y en caso de falta, se le multará y se remitirá la
causa, en caso de desobediencia, al Jurado Mixto y Tribunales correspondientes.” No se puede
pedir ni más desfachatez, ni más humillación para la Iglesia, rebajada hasta el último peldaño
de la degradación legal por parte de los encargados de la autoridad. En las mismas sesiones de
las Cortes, hubieron de levantar su voz dos diputados de la provincia de Toledo para protestar
contra el régimen de injusticia que se estaba llevando a cabo en la provincia.
“Los precios altos no empezaron hasta mucho más tarde, más o menos ahora aparece en el
mercado con un precio alto, no es un precio que yo considerara alto en 1966. Y cuando de
verdad empezó la cosa fue después de los últimos Documenta. Pero para ese momento, la
mayoría de mis trabajos ya no eran de mi propiedad. De manera que lo que ahora aparece en
el mercado con un precio alto, no es un precio que yo me embolse, sino un negocio que hacen
los propietarios anteriores, que a menudo los recibieron como un regalo. Pero además quisiera
Archivo F.X. Wandlung
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decir otra cosa. Es evidente que un artista tiene que vender el producto, no le queda otra cosa
que hacer si quiere vivir de eso, ¿no? Eso está claro. O lo hace él mismo, y entonces es él el
marchante desde el momento en que hace el negocio en su taller, o se lo encarga a otro, con
lo cual tienen que compartir las ganancias. No hay nada que objetar a eso, en principio. Ahora
bien, cuando se obtienen precios muy altos en el mercado, la cosa ya no está tan bien. ¿Por
qué? Es un problema muy cómico ese porqué. Y casi nadie cae en ello. Bueno, en el fondo
yo tampoco caigo. Porque detrás de eso no hay nada en lo que caer. Quiero decir, cuando un
sello tiene por lo que sea algún valor curioso, esa tontería de papel cuesta en ocasiones medio
millón. Pero sólo desde el momento en que hay interés por él, en tanto haya personas que se
interesan por ese papelito. Y tampoco en eso se puede señalar el fallo sin más ni más; porque
mientras haya personas para las que ese pedazo de papel tenga tanto valor, se venderá por
dinero… Uno se dirige a la creatividad de cada cual. Pero cuando se ha decidido eso, que se
quiere eso, se vuelve a comprobar que también cuesta dinero. Otra vez se comprueba que
se necesita el mercado para traer dinero. Cómo se hace, es algo que se le tiene que ocurrir a
cada uno, ¿no? Por ejemplo, si yo abro una oficina para la Democracia Directa, ya sé que eso
cuesta dinero. Y sólo puedo cogerlo donde hay. ¿Dónde hay? Casi siempre, claro, en los que
tienen dinero, donde hay gentes con dinero. Así que tenemos que meterlos en este proceso,
como si dijéramos, financiando esta oficina.”
La Iglesia catalana se dedicaba ocasionalmente a trabajos remuneradores. ¿No pueden explicarse
las quemas y su popularidad por la hostilidad obrera hacia quienes empeoraban así la ya de
por sí angustiosa situación del mercado del trabajo? El cargo de competencia industrial eclesiástica
es frecuente en la literatura anticlerical, y un celoso sacerdote de Sabadell llegó a defender
por escrito “el industrialismo religioso”. Pero la acusación tiene un aspecto poco convincente,
y los datos existentes la descartan. Según las estadísticas confidenciales y de apariencia bastante
confiable que mandó la policía barcelonesa al presidente del Consejo en invierno de 1909, sólo
ocho conventos de la ciudad se dedicaban a actividades de esta clase –con un total de 106
monjas–. En cuanto a la competencia comercial, la lista sólo designaba un convento, con trece
frailes. Serían más; y los diversos patronatos para obreras y las instituciones para arrepentidas
competirían con ventaja con algunas obreras de su barrio, lavanderas, costureras o bordadoras.
A lo mejor llegaron a exasperarlas: la coparticipación de las obreras en los disturbios de julio
ha sido recalcada por todos los testigos. Pero en esto –como en el escándalo que al parecer
suscitó entre ciertos anticlericales de Madrid el hecho de que fueran las monjas quienes bordaran
el ajuar de la reina en 1906– como en la desesperación que de súbito sentían ciertos anticlericales
en los pueblos cuando tañían las ancestrales campanas de la iglesia no pueden verse sino reflejos
de una dramatización de antagonismos cuyo origen está y debe buscarse en otro lugar.
A propósito de Transformación, cómo hay que entender mi observación de que “hay que
aprender a comprender que la vida económica es algo eminentemente espiritual, la forma
espiritual sólo llega a surgir en la vida económica”… sí, bueno, lo que he tratado de parafrasear
con eso es que hay que salir de una vida económica que piensa en términos de provecho
económico. O digamos que, en mi opinión, hay que transformar el concepto de beneficio. Lo
que se llama así actualmente es dinero, y en la actual forma de capitalismo privado, el propietario
de los medios de producción tiene derecho a guardarse en el bolsillo una gran parte de la
plusvalía; o bien, el dinero se dedica a alguna función insensata. Nosotros pensamos que tiene
que emplearse todo en la vida económica. De modo que el capital que surge en la vida
económica, la ganancia, afluya a funciones sociales… pero en la vida económica tiene que
producirse además algo distinto. Y en mi opinión, si se gasta todo así, se produce esa otra cosa:
la calidez interpersonal. Eso es lo que creo. Así que lo verdaderamente social se elabora en el
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Wandlung Archivo F.X.
terreno económico, aunque de todas formas siga siendo un resultado de la actividad intelectual,
espiritual. No se si esto queda del todo claro. Quizá también dependa de que yo tengo una
sensibilidad hacia eso porque trabajo con plásticas cálidas. Y voy descubriendo cada vez más
que mis acciones, por ejemplo, quieren expresar algo así ¿no? Así que con lo de calidez no estoy
pensando en un calor físico, sino ya trascendido, calidez interpersonal o evolucionada, como
habría que llamarla. Pero sobre todo me gustaría arrojar alguna luz en una cuestión, y es que
muchas personas piensan que el trabajo manual, supongamos el del ama de casa, que el trabajo
manual es antiintelectual, sin espíritu. Y la experiencia que yo tengo cada vez más es precisamente
la contraria: que el trabajo de cabeza lo es mucho más que el manual.
Lejos, en apariencia al menos, de la violencia iconoclasta, los legisladores laicistas de la
II República contra lo que van a ensañarse es precisamente contra las expresiones externas
del culto, contra los ritos. Superados los primeros meses desde el inicio de la persecución contra
la clerecía en 1936, controlados sus efectos más demoledores y sanguinarios, el culto público
católico –que no protestante o judío– continuará estando prohibido en España y sólo en un
último período se tolerará a nivel privado. Lo que se proscribe en todo momento son los rasgos
de la perversión católica del cristianismo, léase el fetichismo, la idolatría y el estilo mágicosupersticioso que impregna sus prácticas: romerías, rogativas, procesiones, misas y todas las
ceremonias del folklore religioso, y también todas las ceremonias sociales sacramentadas, tales
como entierros, bodas, comuniones, etc., presididas por los símbolos de la religión establecida.
Cuando se legisla bajo la presión anticlerical, las principales víctimas de la interdicción serán
las expresiones de la exterioridad ceremonial. Ése fue el caso de las grandes batallas laicistas
emprendidas desde 1931 contra los funerales y enterramientos religiosos, o aquel otro no por
pintoresco menos vivamente iniciado contra la omnipresencia en la vida civil del sonido de
las campanas, como en la tradición legislativo-anticlerical mexicana había sido, desde la
Constitución de 1917, la prohibición de las ceremonias fuera de los templos (o que los sacerdotes
se exhibieran en sotana por la calles). O antes, en 1791, la interdicción parecida –de mostrarse
con traje eclesiástico fuera de la liturgia y de celebraciones religiosas fuera de los templos–
emitida por la Asamblea Legislativa francesa. Relativo a la España de 1933 –el año en que
aparece promulgada la Ley de Confesiones y Congregaciones–, José María Sánchez narra: “en
Sevilla, dos sacerdotes fueron detenidos por encabezar un entierro y acusados de violar una
ley que prohibía las manifestaciones religiosas públicas. Uno fue multado por decir misa en
una iglesia, cuyo tejado había sido destruido por un rayo, pues se le acusó de desplegar en
público los signos del culto. Se multó a sacerdotes por permitir que se tocara música ‘monárquica’
en la iglesia, al aludir al ‘reino de Dios’, lo que igualmente ocurría en todas las alusiones en
los sermones a Cristo Rey. En algunas localidades se fijaron impuestos al tañer de las campanas
y en otras se prohibió llevar crucifijos como joyas de adorno”.
En el dibujo Ritual, una figura con el brazo levantado se contrapone a otra, evidentemente
pasiva. Beuys mismo actuó de precursor. Dado que para él los pensamientos tenían un valor
plástico, se consagró a esta temática como si fuera un escultor. Sus herramientas, sin embargo,
no eran el martillo y el cincel, sino que fueron sustituidos por el ritual, que le permitía trabajar
“en sustancias vivas”. En Acciones como Sinfonía Siberiana Primer movimiento, Manresa,
Bastón de Eurasia o Transformación recurrió a una forma específica de los ritos de iniciación,
que quedan, con distinta estructura, en todas las culturas. En la civilización occidental los
utilizan escuelas, asociaciones de estudiantes, iglesias, logias y los rosacruces. En los cuentos,
novelas, obras de teatro, óperas y películas aparecen personas jóvenes que son sometidas a una
serie de pruebas antes de salir de ellas fortalecidas y experimentadas. También Beuys buscaba
esta alternativa a la educación cognitiva, deseaba insuflar nueva vida a la persona con otros
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medios: “... una situación límite en la que algo cambia de improviso, pasa de un estado a otro,
es, desde luego, uno de mis temas favoritos”. “Me interesan los cambios –declaró–, cualquier
cambio es una idea fundamental. Transformación, transustanciación. Busco la frontera de lo
religioso-espiritual.” Estas palabras son aplicables al conjunto de su obra, y sobre todo a su
deseo de “transformar” a la persona, que sólo así podría superar el cisma entre cultura occidental
y cultura oriental para activar en su interior todas las fuerzas creativas. Para alcanzar esa meta
trabajaba con el método del rito de iniciación clásico. Pero para Beuys los tres estadios del “rite
de passage” definido por primera vez en 1909 por el etnólogo A. van Gennep para el rito de
iniciación, separación, transición y reintegración, sólo podían aplicarse de manera limitada a
las Acciones rituales de Beuys. Un artista como él no ejercía influencia alguna al menos sobre
la reintegración a la sociedad. El arte sólo puede actuar como modelo para un rito de iniciación,
de manera diferente a un ritual de matrimonio, por ejemplo. No obstante, sus rituales jamás
estuvieron al servicio de situaciones represivas o crueles. Al contrario: prefería detenerse, callar
y percibir. Los rituales de iniciación dramáticos le eran ajenos.
Las campanas. Romero-Maura informa de las cartas de los obispos de Gerona y Tortosa, en
1907 y 1908, sobre los problemas que causó en lugares como Maçanet de Cabrenys o Vinaròs,
“la súbita desesperación que algunos anticlericales sentían al oír tañer las ancestrales campanas”.
Recuérdense todos los esfuerzos legislativos para acabar con su sonido, las tasas y las multas
con las que muchos ayuntamientos intentaron hacerlas callar. En una revista comarcal de
orientación libertaria, L’Hora Nova, de Vic, se escribía con alivio, en septiembre de 1936: “si
salís a las afueras, echad un vistazo a la ciudad y, enseguida, notaréis una tan gran transformación
que os parecerá imposible. Como por arte de encantamiento, han desaparecido aquellas
campanadas que, durante siglos y más siglos, habían sido la llamada matinal”. Ése fue el tipo
de cosas que se destruyeron con más saña.
Es como si Beuys transformase imágenes de la naturaleza, imágenes de energía, materia,
radiación, imágenes de la formación del ser humano y del animal a través de la naturaleza en
la dimensión de arte, tal como lo entiende, como plástica, como ampliación con el objetivo de
realizar la “plástica social”. A esta visión se atiene durante toda su vida. Es el cumplimiento
de su vida artística. En su obra aprovecha todos aquellos elementos que corresponden a su
imagen naturalista del mundo enriquecida mediante la antroposofía de Rudolf Steiner. Con
sugerentes títulos como Transformación, Fuerzas de orientación o Cómo hablar de arte a una
liebre muerta sus “acciones”, “instalaciones” y sus plásticas y objetos son utilizados por Beuys
como sus materiales energéticos para la transformación de sus ideas artísticas concretamente,
si, como siempre, “sólo” las hubiese pintado, tampoco habrían pasado nunca de ser “sólo”
cuadros.
Eran de igual modo ocupaciones acústicas del espacio lo que odiaban los anticlericales. Renan
había dicho, recordando sus experiencias romanas: “cuando las campanas de Roma y sus
trescientas iglesias suenan a la vez, no hay filosofía que valga, es como si trescientas ninfas se
metieran con San Antonio... ¡Oh!, es tan fácil entender que este pueblo se haya adormecido
en la devoción sensual que sólo es un placer, que sólo exige en apariencia renuncia y sacrificio”.
Marcelino Menéndez Pidal recuerda, en su Historia de los heterodoxos españoles, cómo los
gobiernos que se sucedieron en España entre 1868 y 1875 habían propiciado la costumbre,
extendida por varias ciudades, de abatir a martillazos las campanas de las iglesias. En Sarral,
en la Conca de Barberà, se espera hasta el final de la guerra para volar el campanario. La lucha
contra la contaminación ambiental que supone el sonido de lo sagrado no afectó sólo a las
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campanas. En Castelló d’Empúries, en la costa gerundense, las autoridades municipales
prohibieron en 1932 que las procesiones y el viático se hiciera con toques de campanilla, y que
se entonasen cánticos religiosos en los entierros fuera de la iglesia. En una revista comarcal de
orientación libertaria se escribía con alivio, en septiembre de 1936: “si salís a las afueras, echad
un vistazo a la ciudad y, enseguida, notaréis una tan gran transformación que os parecerá
imposible. Como por arte de encantamiento, han desaparecido aquellas campanadas que,
durante siglos y más siglos, habían sido la llamada matinal. De pronto, los campanarios han
enmudecido. ¿Qué ha pasado? Ha pasado que el pueblo, el verdadero, levantando el puño ha
hecho saltar la venda que cegaba los espíritus apagados, y les ha dicho: ¡Campanas, no! ¡Sirenas!
Y este pueblo inflamado por un sentimiento de progreso ha escalado decidido y entusiasta los
treinta y pico campanarios y de un empujón ha tirado las campanas de arriba abajo; bajaban
por el espacio dando repiques, hasta que su pesado cuerpo sordo y amortiguado apagaba su
clamor para siempre, aquel clamor que, hasta ayer, lo mismo servía para tocar a fiesta que a
duelo.”
Se trataba de transformar el murmullo de los espectadores en un “lleno” de silencio. El estruendo
de las máquinas, los golpes de tijera y martillo que sonaban como campanas, el líquido hirviendo
y vertiéndose en el molde, el rugido de las bombonas de butano del soplete, los roces y clamores
de las gentes que contemplaban la operación debían silenciarse. Esta acción no buscaba el
aplauso por más que estuviese concebida como si se tratase de una subasta: con sus pujas y sus
expectativas, con sus sorpresas y su suspense. El juez, el propio Beuys, actuaba como maestro
de ceremonias, construyendo en directo la pieza sobre la que se iba a la sobrepuja. ¡Claro! ¡se
trataba de economía!, ¡solamente era una forma de hacer dinero! Cuando Beuys solicitaba
silencio –la llama del soplete hablaba, se escuchaban las tijeras, la bisutería chocaba en el fondo
de los tarros–, éste se iba llenando con risas y murmullos hasta que la sala volvía a clamar.
¿Quiénes eran aquellos espectadores que Beuys quería como amigos, miembros de su mismo
club, gente de la nuestra? La relación de Beuys con los asistentes a la acción era la de un cantante
con su público. Según se movía o hablaba, según reaccionaba la gente. Al principio, cuando
alzó al cielo la corona que iba a transformar, se escuchaban aplausos, vítores y vivas a una acción
que se presentaba como revolucionaria. Al final, depositado el resultado con su aspecto de
juguetería y el impresionante y grandilocuente texto del cartel –“Todo depende del carácter
cálido del pensamiento. He aquí la nueva condición de la voluntad”–, la gente se marchaba
en silencio, asentando con la cabeza. Beuys temía ese silencio del público. Lo relacionaba con
la economía, “es lo que sentimos después de hacer un gasto oneroso. Resignación, no alegría”.
Comenzaba allí toda la operación de los 7.000 robles y en el grupo había seguridad, también
incertidumbre. Pues bien, Beuys aprendió a situar esa sensación de duelo del lado de la alegría.
Finalmente nos convenció, a Ute y al resto de nosotros, de que en aquella ocasión el silencio
era tan reconfortante como el dejado atrás al alejarse del abismo.
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