Como ya hemos indicado en nuestra introducción, creemos

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Como ya hemos indicado en nuestra introducción, creemos necesario un estudio
previo y detenido de la relación sintáctica, i.. e. la coordinación, que nos ha llevado a
concebir un proyecto de tesis tan ambicioso y amplio como es la pretensión de hacer un
repaso de la morfología y sintaxis latinas, tomando como Corpus ejemplificador la obra de
Tácito.
En un principio nuestro desconocimiento de los trabajos realizados en torno a la
coordinación, salvo de algunas referencias más o menos tradicionales, nos llevó a concebir
la idea de afrontar un estudio de la coordinación en sí misma, porque a nuestro entender era
la "pariente pobre"' de la sintaxis en comparación con la subordinación, cuyo estudio
siempre ocupaba un espacio mucho mayor en cualquier gramática. De esta manera pretendíamos delimitar, como siempre se había hecho, con mayor o menor acierto, el concepto de
coordinación, el número de conjunciones coordinantes y sus clases, así como, de paso,
lo que siempre ha sido
afrontar el tema de lo coordinable no sólo a nivel "interoraci~nal"~,
objeto de la gramática tradicional, sino también a nivel "intraoracional", lo que para nosotros era de mayor importancia por cuanto no había sido tratado, prácticamente, en las
gramáticas tradicionales.
Sin embargo, en cuanto buscamos bibliografía referente a la coordinación, nos dimos
cuenta de que a partir de mediados del siglo XX en la mayoría de las lenguas se había
empezado a dar mayor importancia al estudio de la coordinación, hasta el punto de que
1 Así es considerada por la mayoría de los estudiosos actuales de tal relación sintáctica. Cf. entre otros,
Hellegouarch'h (1994).
2 Empleamos el término "interoracional" para referimos a las relaciones que se establecen entre oraciones independientes, mientras que aplicamos el término "intraoracional" a las relaciones que se establecen dentro de
la oración entre las diversas clases de palabras, sintagmas y "proposiciones" (oraciones subordinadas). Tal vez
fuese necesario hablar también de un nivel "supraoracional" para referimos a las relaciones que se establecen a
nivel del texto, donde también aparecen elementos conectando un párrafo con otro; pero, debido a que tal nivel
supraoracional sobrepasa el estudio gramatical, apenas hacemos referencia a tal nivel o, en todo caso, queda
recogido dentro del interoracional.
actualmente en casi todos los países europeos, aplicado a sus respectivas lenguas, hay, como
mínimo, un trabajo monográfico3 acerca de la coordinación, que más o menos recogía casi
todo lo que pretendíamos decir, recopilatorio o innovador, e incluso trataba muchos más
aspectos que a nosotros ni siquiera nos habían pasado por la cabeza. Aunque este trabajo
monográfico sobre la coordinación no existía aplicado a la lengua latina, esto no nos pareció
suficiente para dedicarnos a él, ya que lo que habríamos de decir en tal trabajo no sería sino
una traslación al latín de lo dicho por otros con respecto a otra lengua, con los pros y las
contras que supondría centrarse en una lengua no hablada.
Ello nos llevó a centrarnos, aunque previamente hagamos un repaso del estado de la
cuestión coordinativa, en un aspecto coordinativo, que, si bien había sido tratado ya en
alguna de estas monografías -lo que suponía una innovación con respecto al estudio
coordinativo tradicional-, no obstante, se había hecho de una forma incompleta y sin todas
las implicaciones que ello podría suponer para el estudio sintáctico de cualquier lengua. Nos
referimos al hecho de que los miembros coordinados a nivel intraoracional, según es opinión
general entre los estudiosos actuales de la coordinación, son equifuncionales, al menos,
sintácticamente, lo que supondría que la coordinación sería un criterio válido y útil para
delimitar qué miembros dentro de la oración son equifuncionales y qué funciones sintácticas
puede realizar cada uno de estos miembros.
11.l. ESTADO DE LA CUESTIÓN COORDINATIVA
A continuación haremos un breve repaso del estado de la cuestión coordinativa, que
se centrará, sobre todo, en la gramática latina, aunque hagamos una especial reseña a la
gramática castellana y algunas referencias a otras lenguas, como la inglesa. Este repaso nos
servirá ya para ir delimitando y precisando las características y aspectos coordinativos que
debemos tener en cuenta en nuestro propio estudio coordinativo.
En la tradición gramatical4,tanto latina como de otras lenguas, se ha prestado escaso
interés a la coordinación, tal vez por ser considerada demasiado sencilla y simple en
3 Así, por citar sólo algunas de las obras más importantes en cada lengua, nos encontramos, primero y
por orden cronológico, en francés la obra de G. Antoine (1959-1962): La coordination en frangais, 2 vols. Artrey,
Paris; en inglés la obra del holandés Simon C. Dik (1968): Coordination. Its Implications for the Theory of General
Linguistics, North-Holland, Amsterdam; en alemán la obra de E. Lang (1977): Semantik der koordinativen
Verknüpjüng, Studia Grammatica 14, Akademie-Verlag, Berlin, y la de G. Brettschneider (1978): Koordination und
syntaktische Komplexitat, Stmctura 12, W.Fink, München; y en español, entre otros breves trabajos, que se
encontrarán citados en nuestra bibliografía lingüística, la tesis del italiano E. Franchini (1986): Lar condiciones
gramaticales de la coordinación copulativa en español, Francke, Berne.
4 Esta tradición gramatical perdura todavía actualmente en muchas gramáticas, que siguen centrándose
simplemente en la división y estudio de las diferentes oraciones coordinadas, sin introducir en él referencias
explícitas a la coordinación homogénea y, menos aún, a la heterogénea entre dos o más miembros dentro de la
oración. Así, por ejemplo, en la última edición por parte de la Academia de la Gramática de la lengua española,
que data del año 1994, Alarcos, considerado el introductor de la gramática funcional en España, apenas hace referencia
a la coordinación entre elementos no oracionales y su estudio coordinativo se centra en las diversas oraciones
coordinadas: copulativas, disyuntivas y adversativas, lo cual tan sólo le supone unas cinco páginas, frente a las más de
cincuenta que dedica a la subordinación. Se observa, sin embargo, que no se consideran coordinadas ya las llamadas
oraciones ilativas-conclusivas y las causales, que para la gramática tradicional, sobre todo, latina eran coordinadas.
comparación con la subordinación, aunque también, según se ha hecho ver por algún auto?,
por el estancamiento de su estudio, por considerarse, al tratarse sólo la coordinación a nivel
interoracional, un hecho lógico o psicológico más que gramatical, y por verse como una
sintaxis de segundo orden6. De este modo su estudio, mucho menor que el de la subordinación, se hacía casi de pasada y se repetía lo mismo que se venía diciendo en las gramáticas
precedentes, de tal forma que este estudio breve, repetitivo y apático de la coordinación casi
siempre dejaba sin tratar temas tan importantes como la equifuncionalidad de los miembros
que estaban al mismo nivel (= coordinados), ya que en la mayoría de los casos se centraba
en la coordinación entre oraciones (a la que más adelante convendremos en llamar propiamente "conexión"), sin que, apenas, se tratara la coordinación entre miembros dentro de la
oración (a la que después llamaremos propiamente "coordinación").
Para hacernos una idea más precisa de tal situación bastaría acudir a cualquiera de las
gramáticas consideradas tradicionales. De este modo, nos ha parecido interesante resumir,
por ejemplo, la teoría coordinativa de Bassols de Climent (1983: 85-123), que dentro de los
estudios latinos en España siempre ha sido considerado como el máximo representante de la
gramática tradicional y cuya obra7, además, se puede considerar un compendio8 de las
diferentes gramáticas tradicionales latinas al ser posterior a ellas y tomarlas, en muchos
casos, como referencia.
Pues bien, Bassols dedica el capítulo VI1 de su segundo tomo a la coordinación, en el
que comienza por una definición bastante parcial e incompleta de coordinación: secuencia
de dos o más oraciones simples, cada una de las cuales tiene por sí misma sentido
completo e independiente, pero formando parte cada una de un todo lógico o de un
mismo pensamiento9. Esta definición lógica de la coordinación está hecha teniendo en
cuenta la subordinación y, por tanto, sólo se refiere a la coordinación "interoracional", sin
hacer referencia ni a los elementos conectores, aunque esto se debe, según se advierte
después, a que la coordinación puede ser asindética (yuxtaposición) o sindéticalO,ni a
miembros coordinados diferentes a la oración, aunque en diferentes momentos hace referencia entre paréntesis al hecho de que las palabras también pueden ser coordinadas.
5 Cf. Franchini (1986: 5-7).
6 En efecto, el estudio coordinativo es de segundo orden, porque exige un estudio previo, al menos, de
la morfología y sintaxis de los miembros coordinados, como hemos hecho en nuestra tesis.
7 Bassols de Climent (1983): Sintaxis Latina, 2 vols. C.S.I.C., Madrid.
8 Ciertamente la obra de Bassols, escrita en 1956, es posterior, entre otras, a la de Emout-Thomas
(1951), a la de Tovar (1946), a la de Lofstedt (1928-1933), a la de Juret (1926), a la de Kroll(1925), a la de StolzSchmalz (1910), a la de Bennet (1910-4), a la imprescindible de Kühner-Stegmann (1912-4), a la de Riemann
(1886) y, finalmente, a la de Draeger (1878-1881). De ahí que la obra de Bassols, aunque, en algunos casos, de
menores dimensiones, sea una especie de resumen de la obra de estos gramáticos, considerados los más representativos de la gramática tradicional latina, sobre todo, en el aspecto sintáctico.
9 Cf. Bassols (1983: 11, 85).
10 Esta distinción entre coordinación asindética y sindética nos parece acertada, siempre y cuando, como
veremos más adelante que hace Franchini (1986: 16 SS), se aplique también a la subordinación, ya que el
Coordinador o el Subjuntor no es imprescindible para que haya coordinación o subordinación, aunque lo más
frecuente es su presencia.
Tras un par de párrafos dedicados a dar unas pinceladas, sin mucha precisión ni
acierto, sobre la diferencia entre la coordinación asindética y la coordinación sindética, pasa
directamente a la clasificación de las oraciones coordinadas -de forma sindética o
asindética- en copulativas, adversativas, disyuntivas, causales e ilativas.
Dentro de la coordinación copulativa, tras un párrafo dedicado al uso de la yuxtaposición copulativa, se centra en el estudio de cada una de las abundantes partículas copulativas,
que además diferencia según sean "de índole de adición": -que, atque (ac), et, neque (nec),
et non; "de gradación": etiam, quoque, adhuc, ne ... quidem, non modo (solum, tantum) ...
sed (vero) etiam (et), nedum; y "de distribución": modo ... modo, alias ... alias; alibi ... alibi;
alius ... alius; pariter ... pariter; etc.
Como se puede observar, Bassols hace una clasificación de las partículas coordinantes
atendiendo a su semántica, lo que evidentemente le lleva a mezclar la auténtica conjunción
coordinante (-que, atque (ac), et, neque) con adverbios matizadores (etiam, quoque, adhuc,
etc.) o con elementos (no necesariamente adverbios) distributivos (modo ... modo, pariter ...
pariter, alius ... alius, etc.), que, como él bien indica en los de distribución, aunque no muy
decidido, más bien deberían considerarse como una modalidad de yuxtaposición.
Dentro de la coordinación adversativa, tras un breve párrafo dedicado al "asyndeton
adversativum", se centra también en el significado y el uso de cada una de las conjunciones
adversativas, sin clasificación alguna (sed, at, ast, autem, verum, vero, tamen, nihilo minus,
magis) y mezclando de nuevo la auténtica conjunción adversativa (sed), las pseudo-conjunciones (at, ast) y los adverbios matizadores de la yuxtaposición (autem, verum, vero, tamen,
nihilo minus, magis).
Dentro de la coordinación disyuntiva no habla de yuxtaposición y pasa directamente
al uso de las conjunciones disyuntivas (aut, ve1 y -ve), que en este caso sí que son auténticas
conjunciones. Es sintomático que no recoja en este apartado la conjunción (sivelseu) ... sivel
seu, que, al menos en Tácito, suele establecer coordinaciones disyuntivas a nivel intraoracional
Dentro de la coordinación causal, de nuevo tras un breve párrafo dedicado al poco
frecuente "asyndeton causale ve1 explicativum", se centra en el uso de las partículas causales
(nam, namque, enim, etenim, quippe).
Finalmente, dentro de la coordinación ilativa, tras el preceptivo párrafo dedicado a la
poco frecuente yuxtaposición ilativa, pasa al estudio de las partículas ilativas (ergo, igitur,
itaque).
En definitiva, el estudio coordinativo de Bassols se limita básicamente a la coordinación, sindética o asindética, entre oraciones (copulativas, disyuntivas, adversativas, causales
e ilativas) y se centra tan sólo en el uso de las diferentes "partículas" coordinantes, sin
distinguir a veces entre conjunciones y adverbios ni, mucho menos, entre Coordinadores,
Conectores y Matizadores", cuya distinción puede ser crucial para entender la coordinación.
Aunque con el estudio coordinativo de Bassols nos podemos hacer una idea bastante
buena de la teoría tradicional al respecto, creemos que no estará de más hacer referencia,
11 Para el uso de los ténninos Coordinador y Matizador, cf. Franchini (1986: 191 SS). Para el uso del
término Conector, al que más adelante haremos especial referencia, cf. Pinkster (1995: 327-9).
aunque sea ligeramente, a la teoría coordinativa de otros gramáticos tradicionales. Así,
Draeger (1881: 1-189) y Kühner-Stegmann (1912-14: 11, 1-145) hablan del mismo modo de
los cinco tipos semánticos, pero no se sabe por qué estudian bajo el epígrafe de las causales
no sólo las auténticas causales, a las que también denominan explicativas, sino las conclusivas.
Estos autores veían ya, tal vez, una diferencia sintáctica entre las copulativas, disyuntivas y
adversativas, por un lado, y las explicativas-conclusivas, por otro, diferencia que nos parece
crucial, pues las primeras se dan a nivel interoracional e intraoracional y las segundas sólo a
nivel interoracional. Riemann (1932: 557-581), en el último capítulo de su obra, estudia
conjuntamente como partículas tanto las conjunciones de coordinación (i.e. copulativas,
disyuntivas, adversativas, causales y conclusivas), como la negación, las conjunciones comparativas y las partículas interrogativas. Juret (1926) es para nosotros el gramático tradicional que presenta la propuesta más novedosa e interesante en el estudio de la coordinación, ya
que hace un doble estudio de la coordinación copulativa y disyuntiva, atendiendo a si es
interoracional o intraoracional12,mientras que las partículas de oposición (= adversativas),
de explicación y consecutivas se estudian sólo a nivel interoracional. Hofmann-Szantyr
(1965: 469-526) no ofrecen ni interés ni novedad, pues centran su estudio coordinativo en
los cinco tipos semánticos de partículas ya dichos. Emout-Thomas (1972: 440-54), que
hablan de los mismos cinco tipos, usan para la causal la denominación de explicativa y para
la ilativa la de conclusiva, como hacen otros13.
En la gramática tradicional latina, pues, no parece haber gran diversidad en la
clasificación de las oraciones coordinadas, ya que, si tratan la coordinación14, hablan de
cinco clases semánticas de oraciones o de partículas, aunque cambien la denominación de
alguna de ellas y su ubicación.
Así pues, el estudio coordinativo de la gramática tradicional latina no trata casi la
coordinación de palabras, de sintagmas y de oraciones subordinadas, ni, en consecuencia, la
equifuncionalidad entre los miembros coordinados, sean estos homogéneos o heterogéneos.
Y éste, precisamente, será el cometido que nosotros intentemos realizar, con vistas a subsanar la laguna existente en el estudio coordinativo tradicional y, sobre todo, con la pretensión,
tal vez desmesurada, de que, a partir de ahora, el criterio coordinativo se tenga en cuenta
cada vez más en cualquier estudio sintáctico.
Conviene advertir también que en este estudio tradicional latino de la coordinación,
cuya importancia para los estudios posteriores es crucial, además de la laguna existente en la
coordinación intraoracional, hay muchas imprecisiones e incorrecciones que con el tiempo
12 Obsérvese que este estudio intraoracional de la coordinación, que es el objetivo de nuestra tesis,
apenas se tiene en cuenta en la gramática tradicional, que, en general, suele hacer un estudio interoracional o basado
simplemente en las partículas coordinantes.
13 Es interesante constatar que todavía hoy en día se sigue al pie de la letra la preceptiva tradicional sobre
la coordinación. Y así, por ejemplo, Guillén (1982) todavía mantiene las cinco clases de oraciones coordinadas que
hemos venido viendo en las gramáticas tradicionales latinas.
14 Bennet (1910-4), Kroll (1925) y Woodcock (1959), por ejemplo, ni siquiera hablan de oraciones
coordinadas o de sus partículas, demostrando con ello su escaso interés por la coordinación, considerada en
comparación con la subordinación "la pariente pobre" de la sintaxis tradicional.
24
MORFOSINTAXIS
LATINA COORDINATlVA
lingüistas posteriores han intentado clarificar y corregir, aunque no siempre con el suficiente
consenso. De hecho, la mayoría de los lingüistas actuales, que siempre parten de la gramática tradicional, intentan mantener la clasificación latina de las oraciones coordinadas en
copulativas, disyuntivas, adversativas, causales e ilativas. Sin embargo, muchos de ellos
advierten que tal clasificación no es fácil de sostener, pues las dos últimas (las causales e
ilativas) se deben considerar, según ellos, más bien como subordinadas, a tenor del hecho
significativo de que tienen correlatos, a veces homónimos, entre las oraciones subordinadas
(causales y consecutivas, respectivamente), lo que no sucede con las otras oraciones coordinadasl5. Además, lo que para nosotros es especialmente importante, mientras las relaciones
coordinantes copulativas, disyuntivas y adversativas se dan tanto a nivel interoracional
como intraoracional, en cambio, las causales e ilativas se dan sólo a nivel interoracional. La
solución, tal vez, esté en la necesidad de hacer un estudio separado y diferenciado de la
coordinación entre oraciones independientes y la coordinación entre miembros oracionales,
como propone, entre otros16,Serra Alegre (1987: 305), ya que, efectivamente, no parece que
se den las mismas relaciones a nivel interoracional que intraoracional. Nosotros, de hecho,
siguiendo esta propuesta, hablaremos separadamente de la coordinación a nivel interoracional,
llamada por Pinkster (1995: 333) "conexión", cuyo estudio ya ha sido realizado -más o
menos de una forma completa y correcta- por la gramática tradicional, y de la coordinación
a nivel intraoracional, en cuyo estudio nos centraremos para subsanar, en parte, la laguna
dejada por la gramática tradicional.
Pues bien, autores, cuya forma de entender la lengua latina no es tan tradicional,
como Rubio (1984: 366-386), ya nos ofrecen una perspectiva de la coordinación que se
aproxima, en esencia, a lo que se ha venido diciendo en los últimos años dentro de la
lingüística general con respecto al tema. En primer lugar, al estudiar las oraciones coordinadas advierte que sólo las copulativas, disyuntivas y adversativas son auténticas coordinadas,
ya que tanto las causales como las conclusivas las considera una "coordinación meramente
ideológica" a través de los adverbios-conjunciones: nam, enim, quippe... y ergo, igitur, ita,
adeo, eo, ideo, idcirco..., respectivamente, sin insistir en mayores detalles. En segundo lugar,
este autor insiste en la equifuncionalidad de los constituyentes coordinados por las auténticas conjunciones, aunque, como es normal, no entra en un estudio de la coordinación
heterogénea a nivel intraoracional como criterio para definir las funciones sintácticas.
Por último, dentro de los estudios latinos, queremos recoger la interesante opinión de
Pinkster (1995: 327 SS),que introduce el término de "Conector" para referirse no sólo a
conjunciones como et, aut o sed, cuya función es unir oraciones independientes y miembros
15 Al respecto hay que advertir que, si bien las copulativas y las disyuntivas carecen de correlato entre las
oraciones subordinadas, sin embargo, las adversativas parecen tener un correlato en las oraciones subordinadas
concesivas, lo que apenas se ha tenido en cuenta para considerar las adversativas como subordinadas.Este motivo
puede ser quizá el que lleve a Juret (1926) a estudiar por un lado las copulativas y disyuntivas, y por otro las
adversativas, explicativas y consecutivas.
16 Poco después veremos que, atendiendo a este criterio de diferenciar la coordinación interoracional de
la oracional, Pinkster (1995: 327 SS) habla de la distinción entre Conectores, nexos a nivel interoracional, y
Coordinadores, nexos a nivel intraoracional.
oracionales, sino también a palabras tales como autem, ergo..., cuya función es unir sólo
oraciones independientes. Este autor, pues, estudia la coordinación no sólo a nivel
interoracional sino también a nivel intraoracional, lo que conlleva que no haga una clasificación semántica de las oraciones coordinadas, como es habitual en la mayoría de las gramáticas tradicionales, y que, en cambio, haga una clasificación semántica de los Conectores,
aunque sin dar mayores detalles y de una forma incompleta, de la siguiente manera:
a) Conectores aditivos: et, atque, -que, neque17; et ... et; etiam, praeterea, item;
b) Conectores adversativos: sed, at; autem18;
c) Conectores disyuntivos: aut, ve];
d) Conectores causales: nam, enim19;
e) Conectores consecutivos: itaque, igitur, ergo20;
f) Conectores continuativos: deinde, tum.
Ahora bien, aunque a tenor de esta clasificación semántica de los Conectores podríamos pensar en una clasificación tradicional de las oraciones coordinadas con diferente
nomenclatura, conviene advertir, en primer lugar, que Pinkster distingue, a diferencia de la
gramática tradicional, entre Conectores y Coordinadores: los Conectores unen oraciones
independientes; los Coordinadores, en cambio, unen constituyentes dentro de la oración. Por
tanto, Pinkster distingue lo que nosotros venimos denominando coordinación interoracional,
que se hace mediante los Conectores, de lo que nosotros denominamos coordinación
intraoracional, que se establece mediante los Coordinadores. Al respecto, el propio autor
advierte que, en términos generales, las gramáticas no distinguen con claridad entre
"coordinación" de constituyentes dentro de las oraciones y la "conexión" de oraciones independientesz1.En segundo lugar, conviene observar que en esta clasificación de los
Conectores se habla de un tipo semántico del que la gramática tradicional no suele hablar:
los continuativos, que, como parece evidente, se utilizan para conectar temporalmente las
oraciones independientes. Se observa, pues, que, una vez que se establece la diferencia entre
conexión y coordinación, ya se puede hablar de alguno más de los cinco tipos semánticos
tradicionales para la conexión y, sin embargo, de sólo tres para la coordinación que a
nosotros nos interesa, la intraoracional, como vamos a ver a continuación, aunque ya lo
hayamos ido señalando con anterioridad.
Para una clasificación de los Coordinadores nos tenemos que ir a una obra anterior de
Pinkster (1972: 123). En ella, con motivo de considerar la coordinación como el mejor
17 Una descripción de las diferencias, semejanzas y usos de las conjunciones coordinantes copulativas
afirmativas: -que, atque y et y las negativas: nec y et non puede hallarse en Cosenu (1968), que, por un lado,
considera et como el término neutro, extensivo o no-caracterizado de los tres, y atque como el extensivo con
respecto a -que que es el más intensivo; por otro lado, considera que nec es el término neutro frente a et non.
18 Sobre los Conectores adversativos at, autem y vero, cf. Kroon (1995).
19 Sobre los Conectores causales nam y enim, cf. Kroon (1989 y 1995).
20 Sobre los Conectores consecutivos igitur y ergo, cf. Kroon (1989).
21 Cf. Pinkster (1995: 333).
criterio para la subclasificación semántica y sintáctica de los adverbios y, en general, de
otros fenómenos, hace un detenido estudio de la coordinación, como veremos en V.4.2.1.1.
Pues bien, dentro de este estudio coordinativo habla de pasada de los Coordinadores, que
sólo son de tres clases semánticamente (i.e. copulativos, disyuntivos y adversativos) y que
no coinciden con los Conectores referidos antes, ya que, aunque el número de Conectores es
mayor semántica y numéricamente, todos los Conectores no son Coordinadores, ni viceversa:
a) Coordinadores copulativos: et, atque (ac), -que, cum ... tum, et ... et, ut ... ita;
b) Coordinadores disyuntivos: aut, vel, sive ... sive, -ve;
c) Coordinadores adversativos: sed, at.
Más adelante volveremos a esta clasificación de los Coordinadores, que nos servirá
de base para establecer nuestra propia clasificación, e insistiremos en la necesidad de
diferenciar Conectores de Coordinadores o, lo que es lo mismo, la conexión a nivel
interoracional de la coordinación a nivel intraoracional.
Dentro de las gramáticas castellanas encontramos también, como dice Ros García
(1976), confusión, falta de precisión y anarquía en el estudio de la coordinación y, en
concreto, en el de las oraciones coordinadas, en cuya clasificación se centran todas las
gramáticas castellanas, como sucedía en las gramáticas latinas. En resumen, todas las
gramáticas castellanas consideran coordinadas fijas e incuestionables las copulativas y las
disyuntivas. En cuanto a las adversativas, que para la mayoría son incuestionablemente
coordinadas, como veíamos dentro de la gramática latina, no hay consenso total, ya que el
propio Ros García las considera funcionalmente subordinadas, al aproximarse mucho a las
subordinadas concesivas y, además, tener formalmente origen subordinado sus conjunciones
p e r o y s i n o : la primera, causal (< per hoc) y la segunda, condicional (< si + non). A su
vez, las causales e ilativas-conclusivas suelen estudiarse junto a las otras, pero algunos22no
las consideran coordinadas sino subordinadas, y otrosz3las consideran yuxtapuestas con
matizadores anafóricos. A estas oraciones coordinadas, que son las mismas que aparecían en
las gramáticas latinas, se añaden las distributivas en la mayoría de las gramáticas castellanas", pero para Ros García (1976: 651-2) hay que considerarlas como yuxtapuestas con
Matizadores o como coordinadas copulativas/disyuntivas.
En los últimos años hay en España (también fuera de ella) un creciente interés por el
estudio coordinativo, que se manifiesta en una serie de trabajos monográficos de mayor o
menor extensión. Entre los de mayor extensión queremos destacar el reciente y recopilador
trabajo del italiano E. Franchini (1986), cuya tesis sobre la coordinación copulativa en
español se centra en el análisis de las condiciones gramaticales que permiten dicha coordina-
22 Cf., entre otros, Gili Gaya (1970: 272), Hernández Alonso (1970: 111 y 124)
23 Cf., entre otros, Alarcos (1994),
24 Cf., entre otros, R.A.E (1962: 316-348), Gili Gaya (1970: 275-284). Seco (1965: 198-205), Roca Pons
(1965: 162 SS)y Hernández Alonso (1970: 90 SS).
ción, dando por sentado que se cumplen una serie de condiciones semánti~as~~,
en las que el
autor no quiere entrar por entender que son demasiado complejas, están todavía en proceso
de explicación y su estudio queda fuera de la gramática.
Este autor, antes de entrar en las condiciones gramaticales de la coordinación
copulativa, sitúa el objeto de su estudio en un contexto mayor que aclare el puesto que
ocupa en el sistema de las relaciones sintácticas. De esta manera pone en tela de juicio la
tradicional clasificación tripartita (coordinación, subordinación y yuxtaposición) de la oración compuesta, dentro de la que normalmente se estudia la coordinación, por considerar
que realmente hay que hablar, en principio, de una clasificación bipartita, ya que la yuxtaposición es la denominación tradicional de la coordinación asindética. Podemos resumir la
teoría de Franchini (1986: 9-28) de la siguiente manera: hay dos relaciones sintácticas, tanto
interoracionales como intraoracionales: la coordinación, que a nivel sintáctico establece una
relación de igualdad, y la subordinación, que a nivel sintáctico establece una relación de
dependencia; ambas relaciones a nivel formal pueden ser asindéticas o sindéticas; y las
coordinadas sindéticas, a su vez, a nivel semántico se subdividen en copulativas, disyuntivas,
etc. Advierte, además, que si bien en cuanto a la relación sintáctica de la coordinación hay
consenso entre los lingüista^^^, no sucede lo mismo con la subordinación, sobre todo,
adverbial, ya que se acude a nuevas denominaciones como las de "inter~rdinación"~'o
"in~rdinación"~~,
en las que no vamos a entrar, pues no es objeto de nuestro estudio.
En cuanto a las condiciones gramaticales de la coordinación copulativa, este autor las
divide en condiciones sintácticas y formales. Las sintácticas son las siguientes: 1) los
miembros coordinados tienen que desempeñar la misma función sintáctica (equifuncionalidad);
2) los miembros coordinados tienen que situarse en el mismo nivel de la estructura jerárqui-
25 Estas condiciones semánticas, aplicables, sobre todo, a la coordinación interoracional, han sido
estudiadas, aunque no siempre con acierto, como recoge Sena Alegre (1987: 21-44), por diversos autores, que han
dado diferentes teorías en las que no vamos a entrar de lleno por no afectar apenas estas condiciones semánticas a
la coordinación intraoracional y por trabajar con una lengua no hablada, como es el latín, en la que los ejemplos que
ofrecemos siempre son gramaticales, ya que, obviamente, reúnen todas las condiciones necesarias para que haya
coordinabilidad entre sus miembros. No obstante, conviene hacer referencia, para dejar constancia de la complejidad de estas condiciones semánticas, a la teoría de la "compatibilidad semántica" de Dik (1968: 282), al "tema
común" de Lakoff (1971). a la "co-temporalidad" de Tato (1976: 267-273), al "Marco de Integración Global"
(MIG) de Lang (1977: 66) y a otras teorías sobre los condicionamientossemánticos de toda coordinación, a las que
cabría añadir las condiciones pragmáticas, derivadas del hecho de que en la coordinación interoracional nos
movemos dentro del marco lógico y comunicativo: Grice (1975) habla de las "Máximas Conversacionales" y
Posner (1980: 181 SS)de "Sugerencias de Conectividad" dentro de la pragmática, que, por supuesto, en una lengua
no hablada, como la latina, carecen de interés.
26 El concepto de coordinación no plantea dudas entre los lingüistas, aunque alguno, como Hjelmslev
(1971), utilice otro término, "constelación", para referirse a ello, así como emplea el término "interdependencia"
para la interordinación y "determinación" para la subordinación.
27 Este término de "interordinación" es empleado, entre otros, por Barrenechea (1974b) y por Rojo
(1978), el cual incluye dentro de la interordinación, p. ej., la coordinación adversativa y las oraciones condicionales.
28 Este término de "inordinación" lo usa Marcos Marín (1980: 369), basándose en Alonso-Hennquez
Ureña (1959).
ca (nivel jerárquic~)~~;
3) los miembros coordinados y el Coordinador tienen una distribución obligatoria (contigüedad ~bligatoria)~~.
Las condiciones formales son las dos siguientes: 1) los miembros coordinados deben estar enlazados mediante un Coordinador copulativo;
2) los miembros coordinados tienen que ser unidades segmentales del enunciado, cuyo
significado semántico predomine sobre el significado gramaticaP1. Pues bien, estas condiciones gramaticales,junto con las semánticas, deben cumplirse todas a la vez para que se dé
en español una coordinación copulativa con el Nexo y; de lo contrario, no se daría. Ahora
bien, de estas condiciones gramaticales a nosotros nos interesa especialmente la primera de
las sintácticas, o sea, la de la equifuncionalidad entre los miembros coordinados, que es en
lo que nosotros nos basamos para llevar a cabo nuestro estudio morfosintáctico de la lengua
de Tácito. Obsérvese que entre estas condiciones no se haya la de la igualdad formal de los
miembros coordinados por considerarse innecesaria, aunque lo normal sea que la mayoría de
las coordinaciones sean de miembros homogéneos.
En otras lenguas europeas, como el inglés, el francés o el alemán32,también se
encuentran trabajos interesantes sobre la coordinación, pero no vamos a entrar en ellos, ya
que las lenguas que a nosotros nos interesan son especialmente la lengua latina, a la que
aplicamos el criterio coordinativo, y la castellana, que, por ser nuestra lengua, nos sirve de
constante referencia para el estudio de la latina. Además, estos estudios, en inglés, en
francés o en alemán, vienen a decir, salvo alguna peculiaridad propia de cada lengua, lo
mismo que ya hemos visto a través de la lengua latina y la castellana, ya que, como dice el
principal propulsor de los recientes estudios coordinativos, dentro del funcionali~mo~~,
Dik
29 Esta condición del mismo nivel jerárquico hace referencia al hecho de que, por ejemplo, aunque dos
adjetivos realicen la misma función sintáctica de Modificador de un Núcleo nominal, no se pueden coordinar si uno
de ellos modifica sólo al Núcleo y el otro al sintagma formado por el Núcleo y el primer adjetivo, como sucede en
el sintagma vino t i n t o español, donde español modifica al sintagma vino t i n t o .
30 Esta condición de contigüedad obligatoria hace referencia al hecho de que la distribución de la
coordinación copulativa y es la siguiente [M1 & M21 y entre los miembros coordinados M1 y M 2 no puede
intercalarse ningún elemento lingüistico que no sea un coordinador copulativo o que no forme una parte integrante de
M1 o M2 (pág. 154). Es obvio que esta condición, que parece imprescindible en español, como todas, para que se dé
la coordinación copulativa, en latín en cambio no se da siempre, ya que por un lado existe la distribución [M1
M2&] con el enclítico -que y, por otro lado, muchos de nuestros ejemplos introducen entre el primer miembro y el
segundo elementos que no modifican ni a uno ni a otro, lo cual precisará que lo aclaremos, para lo que, en algunas
ocasiones, habremos de acudir a la elipsis.
31 Esta condición formal hace referencia al hecho de que no se pueden coordinar los fonemas, aunque sí
las oraciones, las frases, los sintagmas, la mayona de las palabras (se excluyen los artículos y algunos pronombres,
así como algunas preposiciones y conjunciones) y algunos monemas (algunos prefijos, preposiciones, conjunciones
de subordinación y adverbios prepositivos, así como todos los grupos lexicalizados).
32 Ya hemos señalado con anterioridad las obras monográficas más representativas de cada una de estas
lenguas. Cf. supra, pág. 20, nota a pie de página 3.
33 El funcionalismo de Dik se opone directamente a la americana Gramática Generativo Transformacional
de N. Chomsky (1957), cuya teoría sobre la coordinación niega, siguiendo la gramática tradicional, la coordinación
entre miembros oracionales, ya que ésta procede, mediante elipsis, de una coordinación interoracional. De esta
manera, los generativistas consideran que la única coordinación real es la que se da en la llamada estructura
profunda y ésta es la coordinación entre oraciones plenas. En contra de esta teoría, Dik (1968: 72-92) demuestra
que la coordinación entre elementos oracionales no se puede explicar como una coordinación interoracional
reducida, ya que hay numerosos casos en que esta reducción no es viable, como, por ejemplo, en The King and
Queen are an amiable pair (pág. 90), que no puede explicarse como %e King is an amiable pair and the
Queen is an amiable pair.
(1968), la coordinación se puede considerar un universal lingüístico, lo que es de gran
importancia para la lingüística general, como reza el título de su monografía: Coordination.
Its Implications for the Theory of General Linguistic. Este mismo autor es el primero que
insiste en la necesidad de que haya equifuncionalidad sintáctica entre los miembros coordinados, así como que estén al mismo nivel jerárquico34y que cumplan ciertas condiciones
semánticas. Además señala también, que aunque el nexo de unión no es imprescindible, ya
que puede haber asíndeton, lo normal es que haya un Coordinador entre los miembros
coordinados. Al respecto, conviene advertir que Dik (1968: 271 SS),siguiendo unas pautas
para reconocer los auténticos Coordinadores, reconoce como tales en inglés sólo los siguientes, a los que divide según su semántica:
1) combinatorios o copulativos: and, both ... and, nor, neither ... nor;
2) alternativos: or, either ... or;
3) adversativos: but;
4) causal: for.
En esta clasificación de los auténticos Coordinadores ingleses destaca que aparezca
un Coordinador causal for y que no aparezca un Coordinador consecutivo, como quizá se da,
según este autor, en latín con ergo, ya que, atendiendo al mismo criterio de reconocimiento
de los Coordinadores, thus y so se consideran más bien adverbios ingleses, lo mismo que
sucede con el holandés dus y con el francés donc. Así pues, conviene observar que con este
planteamiento de los Coordinadores este autor, a pesar de ser un claro exponente del
funcionalismo, se aproxima sobremanera a la clasificación tradicional de las oraciones
coordinadas, ya que habla para el inglés de los cinco tipos de coordinadas que se distinguen
en todas las gramáticas latinas tradicionales, aunque para la consecutiva no haya un auténtico Coordinador. Por otra parte, no tiene en cuenta si la coordinación es sólo a nivel
interoracional, como sucede con el causal for, o sólo a nivel intraoracional, como parece
suceder con both ... and, lo que él mismo reconoce como una restricción, o, por el contrario,
como sucede en los restantes coordinado re^^^, se da tanto a nivel interoracional como
intraoracional. Parece evidente que todavía en este lingüista, precursor del funcionalismo, la
tradición gramatical latina tiene mucho peso, ya que se sigue aferrando a su clasificación de
las oraciones coordinadas para hacer la de los Coordinadores ingleses, sin que todavía haga
34 Hay que señalar que para Dik lo del mismo nivel jerárquico de los miembros coordinados no hace
referencia exactamente a lo que se refena Franchini (1986: 112 SS), sino al hecho de si en una estructura
coordinativa como John and Bill and Harry estamos ante una coordinación al mismo nivel jerárquico o ante dos
coordinaciones a distinto nivel, ya que una pertenece a otra que la engloba: John and (Bill and Harry) o (John and Bill)
and Harry. Para mayor detalle, cf. Dik (1968: 30-31 y capítulo 11).
35 En el caso de but, aunque Dik (1968: 277) advierte que hay algunas restricciones semánticas, lo que le
lleva a la teoría de la compatibilidad semántica de los miembros coordinados, no habla de las restricciones formales
de esta coordinación a nivel intraoracional, a las que hace referencia Bobes Naves (1973). En efecto, para que se
puedan unir, por ejemplo, dos sustantivo mediante el Coordinador adversativo se precisa de la negación del primero
o del segundo miembro.
la distinción imprescindible, en nuestra opinión, entre conexión y coordinación, que hemos
adoptado de Pinkster (1995: 333).
11.2. NUESTRO PLANTEAMIENTO COORDINATIVO
Tras esta breve exposición del estado de la cuestión coordinativa, en la que sin duda
alguna podríamos habernos detenido mucho más tiempo, queremos recoger una serie de
conclusiones propias acerca de la coordinación, que, aunque tal vez no sean de validez
general dada la complejidad del tema coordinativo y la concreción del objeto al que queremos aplicarlas, sin embargo, las creemos imprescindibles para el desarrollo de nuestro
estudio coordinativo.
Como es obvio, lo primero que deberíamos concretar es qué entendemos por coordinación, pero hemos de reconocer nuestras dificultades para dar una definición adecuada, a
tenor de las diversas definiciones que se han dado al respecto hasta el momento. La mayoría
de estas definiciones son imprecisas o no definen el fenómeno de la coordinación de una
forma total, ya que, por ejemplo, se suelen centrar en la coordinación entre oraciones y se
basan en criterios semánticos, como sucede, en general, en la gramática tradicional. No
parece, pues, que sea fácil dar una definición válida de coordinación. Buena prueba de ello
es que un autor, como Franchini (1986: 31-37), después de recoger una serie de definiciones de
la coordinación dadas por diferentes autores no da una definición propia, a pesar de que asegura
que hay bastantes imprecisiones y divergencias entre las definiciones de unos y otros.
Entre estas definiciones destaca la de Dik (1968), por cuanto pretende ser de validez
general: A coordination is a construction consisting of two or more member which
are equivalent as to grammatical function, and bound together at the same leve1 of
structural hierarchy by means of a linking d e ~ i c eHemos
~ ~ . de reconocer que con esta
definición se da un gran paso adelante en el estudio de la coordinación, ya que en ella se
rompe con las tradicionales definiciones, que se referían a la coordinación entre oraciones y
que dejaban de lado (o tocaban sólo de pasada) la coordinación intraoraciona13', y que, en
36 Cf. op. cit. pág. 25, cuya traducción al español recogemos a continuación: una coordinación
es una construcción consistente en dos o más miembros que son equivalentes en
cuanto a su función gramatical y que están unidos entre sí al mismo nivel de
jerarquía estructural por medio de un mecanismo conector.
37 El motivo principal de que apenas se estudiase esta coordinación intraoracional dentro de la gramática
tradicional es que dicha coordinación se explica como una reducción de la coordinación interoracional, que se
reconstruía acudiendo a la repetición de los elementos elididos. Se trata de la misma teoría reduccionista con la que
opera la Gramática Generativo Transformacional para explicar la coordinación intraoracional como si fuese
interoracional. Esta teoría acude necesariamente a la elipsis para explicar la estructura superficial, lo que en la
mayoría de los casos se nos antoja innecesario.
consecuencia, se centraban sólo en la relación semántica que se establecía entre las oraciones coordinadas, distinguiendo entre oraciones copulativas, disyuntivas, adversativas, etc.
Efectivamente, en esta definición queda claro, en primer lugar, que se trata de una
construcción sintáctica y que su semántica no es imprescindible para su estudio funcional
(de ahí que ésta no se tenga en cuenta en su definición); en segundo lugar, que se establece
entre dos miembros o más, sin especificar de qué miembros se trata ni si han de ser
homogéneos, con lo cual queda implícito, por un lado, que pueden ser no sólo oraciones sino
también otros miembros segmentales del enunciado, cuyo significado semántico
predomine sobre el significado gramatical, como especifica Franchini (1986: 275)38,y,
por otro lado, que los miembros coordinados pueden ser heterogéneos o, lo que es lo mismo,
que un sustantivo, por ejemplo, se puede coordinar, además de consigo mismo, con un
pronombre, un adjetivo-participio sustantivado, un infinitivo o una oración subordinada
sustantiva; en tercer lugar, que los miembros coordinados realizan la misma función sintáctica,
en lo que más adelante nos detendremos por ser crucial para nuestro estudio, y que están al
mismo nivel jerárquico, lo que se debe entender como que ninguno de los dos miembros está
por encima o por debajo del otro39y que, en cierto modo, es a lo que se refiere precisamente
la denominación latina de "coordinatio" y la griega de "parataxis"; y, en cuarto lugar, que
los miembros están unidos mediante un "linking device", o sea, un mecanismo conector,
que puede consistir o en la mera yuxtaposición de los miembros coordinados ...o en
el uso de una o más partículas coordinantesm,lo que implica, en palabras de Tesniere
(1959), que la "jonction" (= coordinación) no requiere "jonctifs" (= Coordinadores), aunque
los Coordinadores necesariamente presuponen la coordinación, y que, por tanto, la coordinación puede ser asindética y sindética, como vimos que afirmaba tanto Bassols (1983: 85),
como Franchini (1986: 27), pero con la diferencia de que este último considera (creemos que
acertadamente) que la sistematización semántica (copulativa, disyuntiva, etc) se debe aplicar
a los Coordinadores y no a las relaciones lógicas de los miembros enlazados, por lo que se
debe aplicar sólo a la coordinación sindética, mientras que aquél (creemos que erróneamente) la aplica también a la coordinación asindética.
A esta definición de Dik, entendida y matizada con los detalles que hemos señalado,
cabe añadir muy poco. Tal vez, desde el punto de vista gramatical hay que introducir en esta
definición lo de la contigüidad obligatoria, de la que hablaba Franchini (1986: 154) como
condición de la coordinación copulativa, y, desde el punto de vista semántico, que toda
coordinación presupone una serie de condiciones semánticas que se encuentran en los
propios miembros coordinados, en el Coordinador o en el contexto.
38 Para mayor detalle acerca de qué miembros son coordinables, cf. op. cit. págs. 275-304.
39 Que estén a distinto nivel jerárquico es lo que explica que no haya coordinación en ejemplos como
estos: rnulti cives boni o bene latine loqui, donde, en el primer caso, el adjetivo multi es Modificador del sintagma
cives boni y, por tanto, no está al mismo nivel que el otro adjetivo boni que sólo modifica a cives; en el segundo
caso, el adverbio moda1 bene modifica a latine loqui y, por tanto, no está al mismo nivel que el otro adverbio latine
que sólo modifica a loqui.
40 Cf. Dik (1968: 31).
32
MORFOSINTAXIS
LATINA COORDINATIVA
En cuanto a la contigüidad obligatoria de la que habla Franchini para la coordinación
copulativa y en español [M, & M,], hemos de decir que no se puede considerar un universal
lingüístico que entre los miembros coordinados no pueda intercalarse ningún elemento
lingüístico que no sea un Coordinador o que no forme parte integrante de uno de los dos
miembros. En efecto, esto depende de cada lengua y del tipo de Coordinador que tengamos;
de hecho, en la lengua latina, por ejemplo, tal contigüidad no parece darse en algunos
casos41,sobre todo, dentro de la poesía, que goza de una mayor libertad en el orden de las
palabras que la prosa, y, además, existe un Coordinador copulativo (-que) y otro disyuntivo
(-ve) que no se colocan entre el primer miembro y el segundo, como sucede en la coordinación copulativa y castellana, que es la única de la que se ocupa Franchini, sino tras el
segundo miembro y de forma enclítica. Lo que sí es cierto, es que tal contigüidad obligatoria
se da en la mayoría de los casos, por lo que, cuando no se dé, hay que plantearse qué
miembros son los que están realmente coordinados, no vaya a ser que veamos una coordinación intraoracional donde hay una coordinación interoracional con elipsis de alguno de sus
miembros.
En cuanto a las condiciones semánticas de la coordinación, se ha escrito mucho,
como ya hemos señalado (cf. supra, pág. 27), pero sin que, al parecer, se haya llegado a una
solución definitiva. Nosotros no vamos a resolver el problema de la semántica dentro de la
coordinación, ya que, entre otras cosas, no parece necesario para un estudio gramatical como
el nuestro, que, además, se aplica a una lengua no hablada, en la que no podemos acudir a la
competencia lingüística de sus hablantes para comprobar lo coordinable o no semánticamente.
Por tanto, aunque es evidente que se requieren ciertas condiciones semánticas para que se dé
la coordinación entre dos miembros, no vamos a especificar de qué condiciones se trata. Sin
embargo, en nuestro estudio, cuando lo creamos conveniente, especificaremos los rasgos
semánticos de cada uno de los miembros coordinados e, incluso, a veces insistiremos en su
función semántica, ya que, aunque lo normal es que se dé la equivalencia semántica entre los
miembros coordinados, en algunos casos no se precisa ésta para que se dé la coordinación.
En este sentido, ya queremos señalar que, en contra de la opinión de H. Pinkster (1995: 39),
no siempre se da la coordinación entre miembros con la misma función semántica, ya que,
por un lado, como él mismo reconoce, los Adjuntos42de tiempo y los de lugar pueden
aparecer duplicados sin que se dé la coordinación entre ellos y, por otro lado, se da la
coordinación entre miembros con función semántica diferente, como sucede, sobre todo, con
la causa y el fin, cuya coordinación es una constante en la obra de Tácito (como veremos una
y otra vez) y en casi todas las lenguas, aunque también sucede con otras combinaciones
semánticas más o menos próximas entre sí, como veremos con ejemplos de Tácito. Por
tanto, cuando hablamos de ciertas condiciones semánticas, no nos referimos a que los dos
miembros tienen que realizar siempre la misma función semántica, sino a que para cada tipo
41 A lo largo de nuestro trabajo veremos una y otra vez en Tácito coordinaciones en las que no se da tal
contigüidad, aunque lo más normal sea que se dé. Lo cierto es que tal falta de contigüedad en Tácito es bastante
frecuente, debido a su gusto por la estilística poética, aunque no se suele permitir tantas licencias como en la poesía.
42 Acerca de la terminología de Adjunto, cf. Pinkster (1995) y a lo largo de nuestra tesis, sobre todo, en
V.2.1 y V.4.1. Se observará que, en general, las etiquetas con mayúscula se refieren a funciones sintácticas
de coordinación (copulativa, disyuntiva, adversativa) se precisa de un contexto apropiado.
Lo que parece evidente es que si los miembros tienen la misma función semántica es más
fácil, más frecuente y, a veces, hasta obligatorio que se produzca la coordinación entre ellos.
Sin embargo, aunque los miembros coordinados suelen tener la misma función semántica,
ésta no parece imprescindible para que se dé la coordinación.
Hemos dado, pues, una definición más o menos válida de coordinación, sobre todo, a
nivel intraoracional y hemos detallado la mayor parte de sus peculiaridades, pero hemos
dejado sin matizar ni explicar el requisito más importante para nosotros43de la coordinación
por sus implicaciones morfosintácticas. Nos referimos, obviamente, al hecho de que toda
coórdinación precisa que sus miembros coordinados, aunque sean diferentes formalmente,
realicen la misma función sintáctica. En la coordinación, pues, el criterio funcional es el más
relevante, ya que, como dice Martinet (1970: 129), hay expansión por coordinación cuando
la función del elemento añadido es idéntica a la de un elemento preexistente en el mismo
marco, lo que se puede comprobar mediante el procedimiento de la supresión del elemento
preexistente y del Coordinador. De esta manera, la equivalencia funcional de los miembros
coordinados presupone que, si uno de los miembros tiene una función sintáctica bien
definida, el otro queda definido automáticamente, aunque la forma de uno y otro sea
totalmente diferente. Mediante este criterio funcional, que parece inobjetable, se pueden
resolver muchas incógnitas sintácticas.
Ahora bien, aunque la mayoría de los lingüistas desde Dik (1968) aceptan el criterio
coordinativo como un criterio válido para definir, entre otras cosas, funciones sintácticas, no
todos lo aceptan hasta sus últimas consecuencias. Así, F. R. Adrados (1992: 27) advierte en
su Nueva Sintaxis del Griego Antiguo: estos criterios44son útiles dentro del epígrafe
más general de la atención al contexto para definir clases, subclases, categorías,
funciones: pero no son una lámpara de Aladino. Usados mecánicamente pueden,
incluso, provocar confusiones. Tampoco excluyen, desgraciadamente, la subjetividad. Y en concreto, con respecto a la coordinación, considera que, aunque la coordinación
de dos términos implica cierta comunidad, no cabe hablar de identidad, ya que
cuando se coordinan dos elementos es para añadir algo nuevo o mostrar una dife~ ~parece ir en
rencia, dentro de la comunidad. Sin embargo, lo dicho por A ~ l r a d o sno
43 También para otros la equifuncionalidadsintáctica de los miembros coordinados es lo más importante,
como afirman Mounin (1975), Rojo (1975). Martínez Mann (1978), Martínez Álvarez (1983), además de los ya
citados por nosotros: Dik (1968 y 1980) y Franchini (1986)
44 Con "estos criterios" se refiere el autor no sólo al de la coordinación,sino también al de las correlaciones de antecedente y consecuente y las de pregunta y respuesta, cuyo criterio ha servido a numerosos lingüistas para
realizar estudios clasificatorios de determinadas clases de palabra.
45 También Pinkster (1995) añade en una nota a pie de página que el rechazo por parte de Adrados
(1992) de la prueba de la coordinación con referencia a Ottervick (1943) no es muy consistente, ya que, en opinión
de Pinkster, el hecho de que Adrados ofrezca tan pocos casos de coordinaciones excepcionales es una
indicación de la validez de la prueba de la coordinación (pág. 39).
34
MORFOSINTAXIS
LATINA COORDINATIVA
contra de lo que nosotros sostenemos. En efecto, él se refiere al hecho de que, por ejemplo,
at
(Tuc.
la coordinación de K ~ T &.tb7Af3qvaiov Gt&@opovy 621 o@&v~ 6 s p y k ~ Goav
2.27) no implica que el giro preposicional sea causal como la oración adverbial con la que se
coordina, ya que el primer elemento es "de acuerdo con" y el segundo "porque". Y nosotros
estamos de acuerdo en que las construcciones son diferentes formal y semánticamente, pero
ambas se coordinan, precisamente, gracias a que realizan la misma función sintáctica. Por
tanto, este autor tiene razón al advertir que no hay identidad y que en toda coordinación cada
miembro añade algo nuevo, pero siempre hay equivalencia en la función sintáctica de los
miembros realmente coordinados, que es lo que a nosotros nos interesa. En definitiva, en la
coordinación lo imprescindible no es la forma, ya que los elementos pueden ser diferentes,
ni la semántica, ya que, aunque en menor grado que en la forma, también puede haber
diferencia en la semántica de cada uno de los miembros, sino la función sintáctica equivalente de los miembros coordinados, sean estos formal y semánticamenteiguales o diferentes.
Sin embargo, es evidente que si dos miembros o más, que estén al mismo nivel jerárquico,
realizan la misma función sintáctica y semántica, y tienen la misma forma, lo más normal es
que se coordinen.
A esto se añade que incluso un autor, como Pinkster (1972: 108-133), que acude al
propio criterio de la coordinación para clasificar los adverbios latinos, considera que no
siempre hay en los miembros coordinados equivalencia semántica ni tampoco equivalencia
sintáctica, además de la falta de equivalencia formal en la que casi todos los lingüistas
actuales parecen estar de acuerdo.
Nosotros ya hemos dicho que la equivalencia semántica de los miembros coordinados no siempre es imprescindible. De hecho, como ya hemos señalado supra, el propio
Pinkster (1995: 39), que para distinguir las funciones semánticas de los Adjuntos afirma de
una forma tajante que la coordinación es imposible entre constituyentes con diferentes funciones semánticas, se ve obligado, por un lado, a aceptar diferencia semántica en
algunos miembros coordinados, como en el caso de los satélites de causa y fin y de
instrumento y modo, que son coordinables a pesar de la diferencia semántica, y, por otro
lado, a reconocer que entre dos miembros con la misma función semántica no siempre hay
coordinación, como en el caso de los Adjuntos de tiempo y lugar, cuando uno de ellos es
más preciso que el otro.
Además, el mismo Pinkster (1972) advierte que, aunque se precisan ciertas condiciones sintácticas y semánticas para que se dé la coordinación, a veces existen violaciones de
estas restricciones y se da la coordinación, lo que ha sido estudiado por Hahn (1930) en
Virgilio, distinguiendo entre "miembros paralelos lógicamente" (i.e. semánticamente) "pero
no gramaticalmente" (i.e. formal y sintá~ticamente)~~
y "miembros paralelos gramaticalmente
46 La necesaria aclaración entre paréntesis hecha por nosotros al término "gramaticalmente" parece dejar
claro que este autor no distingue entre forma y sintaxis en su estudio, con lo que sus conclusiones, aunque
interesantes, nos parecen poco concluyentes, ya que para nosotros la diferencia entre forma y función sintáctica nos
parece clave en un estudio coordinativo basado en la equivalencia sintáctica de los miembros coordinados, aunque
estos sean heterogéneos.
pero no lógicamente". A estas mismas violaciones de las condiciones sintácticas y semánticas
de la coordinación se deben figuras retóricas o estilísticas como la h e n d í a d i ~y~el~ zeugma48,donde la violación es semántica, y la s i l e p ~ i sdonde
~ ~ , la violación es sintáctica.
Nosotros aceptamos sin ningún tipo de objeción las violaciones de las condiciones
semánticas en la coordinación, pero intentaremos defender la equivalencia sintáctica, ya que
el requisito de la equivalencia sintáctica de los miembros coordinados, en nuestra opinión,
es imprescindible para que haya coordinación. De esta manera, creemos que, si en algunos
casos especiales se habla de que no hay equivalencia sintáctica de los miembros coordinados, se debe o a una mala interpretación de lo coordinado motivada por una elipsisS0o a una
diferenciación sintáctica inexistente, que se basa realmente en una diferencia formal de los
miembros coordinados, ya que se identifica erróneamente, en muchos casos, una forma con
una función y viceversa, lo que casi nunca es cierto, como comprobaremos en nuestro
estudio morfosintáctico.
Así pues, habría que ver siempre equivalencia sintáctica en los miembros que realmente están coordinados, aunque estos miembros sean diferentes formalmente, ya que la
diferencia formal de los miembros coordinados no debe ser decisiva para hablar de diferencia sintáctica, como corroboran múltiples ejemplos de coordinación entre miembros
heterogéneos en las distintas lenguas, que han sido recogidos, especialmente, por nosotros
en el latín de Tácito y por distintos autores5'. A tales ejemplos acudiremos más adelante para
reforzar el principio de que lo importante es, sobre todo, la equivalencia sintáctica de los
miembros coordinados, aunque éstos sean distintos. Por tanto, en casos tan peculiares como
los que ofrece Pinkster (1972: 120 y 122) para corroborar la inexistencia de equivalencia
sintáctica entre los miembros coordinados consideramos que tal equivalencia existe, aunque
47 La hendíadis consiste básicamente en que dos palabras, sobre todo, sustantivos, a pesar de estar una de
ellas subordinada semánticamente a la otra, aparecen coordinadas en el mismo caso mediante un Coordinador,
generalmente, copulativo, como, por ejemplo, en pallam sianis aurwue ngentem (Verg. A. 1.648), donde, en lugar
de la coordinación de signis y auro en ablativo mediante el enclítico -que, lo normal semánticamente sena signis
aureis, donde signis sena el Núcleo sustantivo y aureis el adjetivo Modificador.
48 El zeugma, según algunos, consiste en que dos nombres complementan a un verbo que estrictamente
es adecuado a uno solo de ellos, como, por ejemplo, en si et in urbe et in eadern mente permanent (Cic. Cat. 2.1 l),
donde hay una violación del papel semántica, ya que mientras in urbe es propiamente un Adjunto local, en cambio
in eadem mente no lo es, pues su relación con el verbo estático es solo figurada; así como en lonpa tibi exilía et
vastum maris aeauor arandum (Verg. A. 2.780), donde hay una violación de la compatibilidad semántica de uno de
los miembros coordinados, exilia: con respecto al verbo, arandum, del que depende.
49 La silepsis consiste en la coordinación de dos miembros heterogéneos, a pesar de que no parecen ser
equifuncionales sintácticamente, como en los ejemplos que infra, pág. 36, hemos tomado de Pinkster (1972).
50 La necesidad de acudir a la elipsis dentro de la coordinación es algo que puede llevar incorrectamente,
como ha sucedido en muchos casos, a convertir toda coordinación intraoracional en coordinación interoracional.
Nosotros, como explicaremos en 11.2.8, sólo acudiremos a la elipsis cuando los miembros que aparentemente están
coordinados no realizan la misma función sintáctica, ya que en tal caso lo coordinado deben ser otros elementos que
sí que son equifuncionales sintácticamente.
51 Lo innecesario de que los miembros coordinados sean iguales formalmente es algo que se viene
diciendo desde que se iniciaron los estudios funcionales sobre la coordinación. Al respecto, cf. Mounin (1975) y,
sobre todo, Franchini (1984: 95-109).
36
MORFOSINTAXIS
LATINA COORDINATIVA
no se vea por tratarse de una coordinación poco frecuente y extraña o, quizá, por "desconocimiento" de la sintaxis por parte de este autor, lo que parece una osadía por nuestra partes2:
His quidam sianis ataue haec exempla secutiS3(Verg. G. 4.219);
Praemissus ... orator et subdole speculatum Bocchi concilia (Sal. Iug. 108.1);
Omnia cursim et properantes transmittunt (Sen. Ep. 2.2);
Recte et vera loquere (Pl. Capt. 960).
Pinkster (1972) considera que en estos cuatro ejemplos no hay equivalencia sintáctica,
ya que, según él, en el primer caso se coordina un sintagma nominal en ablativo, his signis,
con función de Adjunto de motivo y un participio, secuti, con función de Predicativo del
Sujeto; en el segundo caso, un sustantivo en nominativo, orator, con función de Predicativo
del Sujeto y un supino en acusativo, speculatum, con función de Adjunto de propósito; en el
tercer caso, un adverbio, cursim, en función de Adjunto de modo y un participio, properantes,
en función de Predicativo del Sujeto; y en el último caso, un adverbio, recte, con función de
Adjunto de modo y un adjetivo, vera, con función de Objeto.
Nosotros creemos que hay una diferencia formal bastante grande que es la que
conlleva que se hable de una diferencia funcional, pero que entre ambos miembros se da una
comunidad funcional que les permite ir coordinados. No creemos que dicha comunidad sea
sólo semántica, como opina Pinkster, ya que la función semántica no parece imprescindible
para que se dé la coordinación, como hemos tratado de demostrar con los propios ejemplos
de Pinkster en los que se viola el criterio semántico y veremos con varios ejemplos en
nuestro trabajo. Además parece insostenible que los miembros coordinados tengan diferente
función sintáctica, máxime cuando se ha afirmado una y otra vez que la equifuncionalidad
sintáctica es imprescindible en toda coordinación. Lo que sucede en casos tan extraños como
éstos es que hay equivalencia sintáctica, pero, como decíamos antes, ésta no se ve clara
debido a la poca frecuencia de tal coordinación y10 a una mala interpretación de la función
sintáctica desempeñada por cada uno de los miembros coordinados, debida precisamente a
su gran diferencia formal. Al respecto, conviene advertir que de una forma errónea, según
creemos, se sigue identificando forma con función. Así, por ejemplo, un adverbio se considera un Adjunto con respecto al verbo, mientras que un adjetivo se considera un Modificador con respecto a un sustantivo, cuando cada vez más por parte de ciertos lingüistas, entre
52 Realmente las ideas de Pinkster nos suelen parecer bastante aceptables; de ahí que a lo largo de
nuestro trabajo acudamos con frecuencia a la opinión de este autor sobre un tema determinado, hasta el punto de
adoptar gran parte de la terminología usada por él. Por tanto, nos parece osado hablar del desconocimiento
sintáctico de este autor, cuando, tal vez, él esté en lo cierto al considerar lo más importante para la coordinación la
semántica y no la sintaxis, y nosotros estemos equivocados al pensar que la equivalencia sintáctica es imprescindible en toda coordinación y no la semántica. No obstante, nos vamos a aferrar a tal principio, pues es la base y el
fundamento de nuestro estudio.
53 NOTA BENE: en todos los ejemplos coordinativos, propios o ajenos, como se podrá ir comprobando,
subrayaremos la coordinación y pondremos en negrita los Núcleos de los miembros coordinados, las Partículas
Subordinantes (i.e. las preposiciones y conjunciones de subordinación) y los Coordinadores. De esta forma quedará
tan clara nuestra coordinación que en algunos casos no precisará de un comentario adicional.
los que se encuentra el propio Pinkster, se dice que el adverbio puede ser Modificador de un
sustantivo, lo que nos llevaría a plantear si el adjetivo con función de Predicativo no sería un
Adjunto del verbo.
Así, parece evidente que, si tenemos conformada una idea previa de las funciones
que puede realizar una determinada forma, cuando esta forma la hallamos coordinada con
una segunda forma cuyas funciones sintácticas posibles no coinciden con ninguna de las
funciones de la primera forma, habríamos de concluir, como hace Pinkster, que, a pesar de
la coordinación, estamos ante funciones sintácticas diferentes. Ahora bien, aunque resulte
demasiado novedoso y, por ello, arriesgado, creemos que la solución no está en aceptar sin
más que en algunos casos de coordinación no hay equivalencia sintáctica, sino en explicar o
tratar de explicar en qué consiste la supuesta inequivalencia sintáctica, ya que ello, aunque
nos llevaría a desmontar muchos de los principios sintácticos que se han venido sosteniendo,
podría servir de punto de partida a un estudio sintáctico diferente, cuyo rigor, probablemente, conllevara algunos errores, pero también muchos aciertos y un punto de referencia fijo en
todo estudio posterior.
De esta manera, observamos que los tres primeros ejemplos dados por Pinkster para
demostrar la inequivalencia sintáctica de los miembros coordinados, no por casualidad,
como comprobaremos en nuestra tesis con abundante ejemplificación, tienen en común que
uno de los miembros (ablativo, supino en acusativo o adverbio) es un Adjunto, o sea, un
satélite del verbo, y el otro (participio en dos casos o sustantivo en nominativo) un Predicativo del Sujeto. Esto nos podría llevar a concluir que entre el Adjunto y el Predicativo hay,
si no equivalencia, al menos una proximidad sintáctica, lo que se corrobora con la abundante
y variada ejemplificación de miembros, que, a pesar de su diferencia formal evidente y de su
aparente diferencia sintáctica, van coordinados entre sí, como sucede en estos casos. En su
momento veremos que el Predicativo Circunstantes4 es una función compleja que está a
caballo entre la función adjetiva y la adverbial, ya que, aunque depende, normalmente en
concordancia, de un sustantivo o sustituto de él - d e ahí su función adjetiva-, afecta
circunstancialmente también al verbo - d e ahí su función adverbial. Este funcionamiento
mixto del Predicativo Circunstante permite coordinarse elementos adjetivos con elementos
adverbiales. Por ello, consideramos que en estas coordinaciones, en las que, según la
opinión general, basada en la identificación de una forma con una función, uno de los
elementos tiene función de Predicativo Circunstante y el otro de Adjunto verbal, no hay
realmente una diferencia sintáctica sino formal, ya que o ambos son Adjuntos, con lo que
habría que explicar por qué uno, aun cuando establece concordancia nominal, realiza función de Adjunto, o, mejor aún, ambos son Predicativos, con lo que habría que explicar por
qué uno de los elementos, a pesar de no establecer concordancia nominal, realiza la función
54 Nosotros creemos necesaia, en principio, como veremos más adelante, una distinción entre Predicativo Circunstante y Predicativo Actante: el primero sena la suma de la función adjetiva (= Modificador del
sustantivo) y la función adverbial (= satélite del verbo) y es al que Pinkster (1995: 181 SS)denomina Predicativo,
mientras que el segundo sena la suma de la función adjetiva y la función sustantiva (= argumento del verbo) y es
al que Pinkster (1995: 17) denomina Complemento del Sujeto o Complemento del Objeto.
de Predicativo. En su momento nos adentraremos en la problemática del Predicativo, intentando arrojar luz sobre ella desde la perspectiva coordinativa.
El cuarto ejemplo presentado por Pinkster es menos frecuente, más concreto y más
problemático a la hora de sostener la equivalencia sintáctica de los miembros coordinados,
ya que si recte es un Adjunto de modo y vera un Objetoss nos encontramos con dos
funciones sintácticas que difícilmente se pueden casar entre sí, pues una es adverbial y otra
sustantiva, o sea, una es satélite del verbo y otra argumento del verbo. Esto supone una
oposición total cuya coordinación nos dejaría perplejos, ya que iría contra una de las normas
elementales de la coordinación: no se pueden coordinar actantes (en este caso, argumentos)
con circunstantes (en este caso, satélites verbales). Sin embargo, creemos que el error está o
en una mala interpretación de su función sintáctica o en ver una coordinación real entre
ambos elementos, ya que precisamente la diferencia sintáctica tan grande existente entre
ellos nos da a entender que los miembros coordinados deben realizar otra función o ser
otros, en cuyo caso hay que acudir a la elipsis. En este caso concreto se puede acudir, según
nuestra opinión, a una doble explicación de esta coordinación. En efecto, si se observa que
el vera considerado Objeto es formalmente un adjetivo y que está coordinado con un
adverbio -lo que es una constante en este tipo de coordinación, como veremos en nuestra
tesis con algún otro ejemplo-, básicamente podríamos estar ante una de las coordinaciones
que explicábamos antes entre un Adjunto y un Predicativo. En efecto, de nuevo tenemos un
adverbio, recte, en función de Adjunto de modo coordinado con un adjetivo, vera, que, en
nuestra opinión, no estaría sustantivado en función de Objeto, sino que realizaría la función
de Predicativo, en este caso, del Objeto que, por ser interno, no precisa estar explícito. Se
trataría, pues, de una coordinación muy delimitada ya que suele ceñirse a casos muy
próximos a éste, en los que hay un adverbio, generalmente, de modo coordinado con un
adjetivo de una semántica muy concreta, dependiendo como Predicativos de un verbo
intransitivo, que en estos casos lleva un Objeto interno, del que sólo queda como señal el
Predicativo adjetivo que concuerda con él en acusativo, neutro y plural. Sin embargo,
también se podría explicar de una forma más sencilla acudiendo directamente a la elipsis del
verbo loquere en el primer miembro, con lo que lo coordinado serían los dos Predicados
Verbales: recte loquere et vera loquere. Evidentemente, nosotros preferimos, por rebuscada
que sea, la primera explicación, que conecta este caso de supuesta silepsis con los otros tres
de Pinkster. Sin embargo, también es posible la segunda explicación, basada en la elipsis
dentro de una aparente coordinación intraoracional, lo que, en cierto modo, supondría un
análisis tradicional de la coordinación intraoracional como reducción de la interoracional.
55 No creemos que sea necesario advertir que aquí se entiende el Objeto como interno, según la
gramática tradicional, ya que el verbo loquere al que complementa es, por definición, intransitivo.
Una vez visto que lo imprescindibleen toda coordinación es la equivalencia sintáctica
de los miembros coordinados, queremos insistir en el hecho crucial para nuestra tesis de que
esta equivalencia sintáctica, como ya hemos advertido repetidas veces, se da tanto cuando
los miembros coordinados son equivalentes formalmente como cuando no lo son, lo que
precisamente es el punto de partida de nuestro trabajo para delimitar las diferentes funciones
sintácticas y los elementos que pueden realizarlas. Por ello, aunque ofrezcamos algunos
ejemplos de coordinación entre miembros equivalentes formalmente, sobre todo, para mostrar que tal coordinación es posible y para señalar sus principales características, nuestro
estudio se centrará en la coordinación de miembros diferentes formalmente, cuyo criterio es
el que nos dará la clave para hablar de equifuncionalidad en miembros que, en principio,
parecen y no parecen equifuncionales.
A la primera coordinación la denominaremos coordinación homogénea y a la segunda coordinación heterogénea, desechando la denominación más usual de coordinación simétrica y asimétrica, por cuanto creemos que nuestra denominación es más apropiada para
aplicarla a los miembros coordinados, que son los que pueden ser iguales o diferentes
formalmente. La simetría o asimetría hace referencia no sólo a la identidad formal de los
miembros sino también a si la distribución de los elementos a un lado y otro del Coordinador
es la misma o cambia algo. Así en un sintagma como el siguiente: maestos locos visuaue
ac memoria deforrnis (lugares tristes y de£ormes por su visión y
recuerdo) 1.61.6, donde se dan dos coordinaciones, el Coordinador ac establece una
coordinación tanto simétrica como homogénea, pues une sólo dos palabras idénticas formalmente: visu & memoria (dos sustantivos en ablativo); sin embargo, el Coordinador -que
establece una coordinación asimétrica, aunque homogénea, pues, si bien une dos palabras
idénticas formalmente: maestos & deformis (dos adjetivos en acusativo), la segunda de ellas
se ve modificada por los ablativos visu ac memoria, mientras que la primera aparece sola.
Aunque al principio, sobre todo, en la gramática tradicionaP6,la única coordinación
que se aceptaba como tal era la homogénea, que, además, en la mayoría de los casos era
interoracional, sin embargo, con la introducción del criterio funcional, especialmente, a
partir de Dik (1968), en la coordinación se empieza57 a dar validez a la coordinación
heterogénea, ya que el requisito fundamental para que dos elementos o secuencias d e
elementos puedan estar coordinados es su identidad funcional58.Así, por ejemplo,
56 Todavía en 1977 el lingüista Paul Schachter sustenta el criterio de la equivalencia categorial (=
formal) de los miembros coordinados, a pesar de que ello le plantea una serie de problemas, que se ve obligado a
solventar de una forma muy forzada.
57 En castellano, en 1847, Bello acepta ya coordinaciones heterogéneas como hombre h o n r a d o y d e
mucho j u i c i o ; u n a c a r t a b i e n e s c r i t a p e r o e n mal p a p e l , aunque es evidente que esta
coordinación heterogénea se da desde los albores de la lengua latina: e r a muy s o v e r v i o e de s e s o
l i v i a n o (Berceo);pero a l l í d i z i é l a s s i e m p r e e c a d a d í a (Berceo).
58 Cf. Rojo (1975: 193).
autores como Mounin (1975: 216) en francés y, sobre todo, Franchini (1986: 95-108) en
castellano dan una serie de ejemplos en los que hay coordinación, gracias a la equivalencia
en la función sintáctica, a pesar de la diferencia formal de los miembros coordinados. Dada
la amplitud de esta lista de ejemplos, que, sin embargo, no pretende ser exhaustiva, sino sólo
indicativa de que no se trata de casos aislados, vamos a recoger sólo algunos de los ofrecidos
por Franchini para el castellano, aunque sin seguir un criterio formal o funcional, tal y como
los ofrece este autor:
Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto
(adjetivos + S. prep. (de)= Modificador del sustanti~o)~~;
La miró un rato bajar la escalera garbosa y con pie firme
(adjetivo + S. prep. (con)= Predicativo o Adjunto modal);
Revestido, y oyendo las campanas, dejaba que por un
momento el recuerdo se extinguiera (participio + gerundio = Predicativo o
Adjunto modal);
En líneas generales, y para terminar este apartado, la
intencionalidad de la comedia se ha de ver en cuatro niveles
sucesivos (S. prep. (en)+ S. prep. (para)= Adjunto modal y final);
Sin embargo, y como era de esperar, cuando el culto ha
adquirido cierta extensión.. . (S. prep. + oración subordinada adverbial =
Adjunto modal);
Desde el interior de la casamata, y ayudados por los
potentes teleobjetivos, observamos los más insignificantes
detalles (S. prep. (desde)+ participio = Predicativo o Adjunto local y modal);
Posteriormente, y con cierta rapidez, fue publicando
otras novelas.. . (Adverbio + S. prep. (con)= Adjunto temporal y modal);
El personal del centro ya había anunciado su rechazo al
nuevo horario anunciado y que actuaría de acuerdo con el que
59 No hemos creído necesario recoger las fuentes de donde han sido entresacados estos ejemplos, ya que
tales fuentes se pueden constatar acudiendo a las págs. 99-102 de la obra de Franchini (1986). Por otro lado, hemos
creído interesante colocar entre paréntesis los elementos coordinados y su función sintáctica, que, en la mayoría de
los casos, es un Predicativo o satélite verbal, aunque también se encuentra algún Modificador nominal y algún
argumento verbal. Sobre la problemática del Predicativo ya anunciamos que la abordaremos más adelante; de
momento, conviene constatar que también en castellano el llamado Predicativo se coordina fácilmente con satélites
del verbo, como sucedía en los ejemplos latinos de Pinkster ofrecidos con anterioridad (cf. supra, pág. 36).
s e q u i d o s i e m p r e (S. nominal
Directo).
ha
+ oración subordinada sustantiva (que) = Objeto
Franchini (1986: 103-4), tras dar una lista de ejemplos variada y amplia, considera
que hay dos tipos de motivos para que se dé con tanta frecuencia esta coordinación
heterogénea: a) la propia economía de la lengua, que carece de voces suficientes y satisfactorias para que se dé siempre la coordinación homogénea; y b) la búsqueda estilística del
contraste, al que se suele denominar variatio y que permite evitar la pesadez de la repetición
en la estructura coordinativa. Uno de estos dos motivos, el de la variatio, es el que nos ha
llevado a elegir para nuestro estudio coordinativo a Tácito, cuyo gusto por la variatio, sobre
todo, en los miembros coordinados es extraordinario y bien conocido.
Por último, a favor de la primacía de la función sintáctica sobre la forma en la
coordinación, conviene recoger la afirmación tajante de Georges Mounin (1975: 218)60de
que la lengua, cuando hay conflicto entre estructura y función para establecer una coordinación, da siempre prioridad a la coordinación de las funciones, incluso a riesgo de engendrar
estructuras incorrectas, como las que él ofrece en francés y que se dan en otras lenguas,
como el castellano:
La m u e r t e e n t r a y s a l e d e l a t a b e r n a . (entra enlsale de)61.
11.2.4. COORDINACIÓN INTERORACIONAL E INTRAORACIONAL
Tras remarcar que nuestro interés se centrará en el estudio de la coordinación
heterogénea por las implicaciones que tal coordinación puede tener para delimitar las funciones sintácticas de cada elemento, hemos de recordar, por otro lado, que nuestro estudio se
va a centrar en la coordinación a nivel intraoracional (= coordinación entre miembros de la
oración) y no a nivel interoracional (= coordinación entre oraciones independientes). Nuestros motivos son varios, como hemos venido señalando. En primer lugar, la coordinación
interoracional y la intraoracional, aunque son una misma relación sintáctica, no establecen
las mismas relaciones semánticas y, por tanto, se deben estudiar separadas. En segundo
lugar, de esta manera pretendemos subsanar la laguna que en el estudio coordinativo ha
dejado la gramática tradicional al estudiar sólo la coordinación interoracional. En tercer
lugar, si nosotros también estudiásemos la coordinación interoracional, creemos que nuestra
aportación resultaría poco novedosa y repetitiva, ya que la tradición gramatical ha dicho lo
esencial en tomo a esta coordinación, en la que se da especial importancia a la semántica, y
60 Ejemplos de Mounin para el francés son los siguientes: Certaines et non toutes les irnplications
(certaines implications + toutes les irnplications); Des frases qui ne montrent pas, ou peu de troubles (ne monstrent
pas + montrent peu); Paul VI a tenu a voir et a parler a Lucia (voir L. + parler i L.); Adhérez et votez pour I'anarchie
(adhérer a + voter pour), etc.
61 El ejemplo ha sido tomado de Franchini (1986: 108). autor que sólo pone ejemplos con elipsis de la
preposición que le corresponde en propiedad.
no a la forma, que a este nivel ofrece poca variabilidad, o a la función, que a este nivel
siempre es la misma. Y en cuarto lugar, la coordinación heterogénea sólo parece darse a
nivel intraoracional, ya que dentro de la oración se encuentran los distintos y diferentes
miembros (palabras, sintagmas y oraciones subordinadas) coordinables, cuya función sintáctica
vamos a estudiar.
El primero de estos motivos nos lleva de nuevo62a plantear la eterna clasificación
semántica de la coordinación, pero teniendo en cuenta que a nivel interoracional se establecen más relaciones semánticas que a nivel intraoracional, lo que nos obliga a un estudio
separado de ambos niveles. Así, por ejemplo, recordemos que para el latín -que es la lengua
que estudiamos- se hablaba de cinco clases de coordinación: copulativa, disyuntiva,
adversativa, causal y consecutiva/ilativa, pero tal clasificación se aplicaba siempre a las
oraciones independientes, o sea, a la coordinación interoracional y no a la coordinación
intraoracional, que en la mayoría de los casos ni siquiera se nombraba, porque, entre otras
cosas, se consideraba una reducción de la interoracional. En consecuencia, cuando esta
clasificación oracional se intentó aplicar con el tiempo también a la coordinación
intraoracional, se comprobó que no era posible, ya que a nivel intraoracional sólo se daban
los tres primeros tipos: copulativo, disyuntivo y adversativo. Esto trajo consigo que muchos
lingüistas descartasen, incluso a nivel interoracional, la coordinación causal y la consecutiva, ya que, apoyándose en el hecho de que tanto la causal como la consecutiva tenían un
paralelo en la subordinación, ambas relaciones semánticas se podían considerar subordinadas. Actualmente, la causal y la consecutiva se consideran una especie de yuxtaposición
matizada63o una conexión64.Nosotros queremos advertir que, independientemente de si
existen o no a nivel interoracional la coordinación causal y la consecutiva de la que hablan
todas las gramáticas tradicionales, es evidente que a nivel intraoracional no existen y que a
este nivel sólo se dan la coordinación copulativa, la disyuntiva y la adversativa, que son las
que a nosotros nos van a servir para establecer la prueba de la coordinación entre miembros
oracionales, ya sean homogéneos, ya heterogéneos, como comprobaremos a lo largo de
nuestra tesis, donde todos los ejemplos coordinativos son copulativos, disyuntivos o
adversativos.
62 Conviene recordar que ya antes hicimos una exposición de la clasificación semántica tradicional de la
coordinación interoracional, a la que remitimos para mayor detalle (cf. supra, págs. 21 SS).
63 El término de "yuxtaposición matizada" se utiliza, sobre todo, en las gramáticas españolas (cf.
Franchini (1986: 191-201).
64 El término de "conexión" ya lo hemos manejado siguiendo a Pinkster (1995). para hacer referencia a
la unión entre oraciones independientes, y lo vamos a seguir usando con frecuencia, como se podrá comprobar.
COORDINACI~N
43
11.2.6. CLASIFICACIÓN DE LOS COORDINADORES EN LATÍN
Ahora bien, tal diferenciación semántica dentro de la coordinación se ha de aplicar
afirma Enzo Franchini (1986: 27)- a los Coordinadores y no a las relaciones
lógicas entre los miembros enlazados, ya que éstas dependen más bien de la interpretación personal del oyente o están determinadas por factores extralingüísticos. Por tanto,
creemos necesario hacer referencia a los Coordinadores del latín, que, en efecto, se han
clasificado tradicionalmente según la diferenciación semántica de la que hemos venido
hablando.
El problema es que, como indicaba Pinkster (1995: 333), se ha confundido en la
gramática tradicional el Coordinador con el Conector, entre otras cosas, porque al estudiar la
coordinación no se hacían distinciones entre el nivel interoracional y el nivel intraoracional,
en la mayoría de los casos porque sólo se estudiaba a nivel interoracional. La diferencia
entre el Coordinador y el Conector estriba, según este autor, en que el Coordinador enlaza a
nivel intraoracional, mientras que el Conector lo hace a nivel interoracional. Este autor,
pues, separa claramente el nivel intraoracional, donde se da propiamente la coordinación,
del nivel interoracional, donde lo que se da es la "conexión".
Sea como fuere, lo cierto es que, como nosotros sólo vamos a estudiar el nivel
intraoracional, la clasificación que realiza Pinkster (1972: 123) de los Coordinadores nos
puede servir de punto de partida, aunque en nuestro corpus tacíteo no hayamos encontrado
alguno de los que él da y, sin embargo, hayamos encontrado otros que no se contemplan en
su lista6?
-según
a) Coordinadores copulativos: et, atque, ac, -que, cum...tum, et...et, ut...ita;
b) Coordinadores disyuntivos: aut, vel, sive...sive, -ve;
c) Coordinadores adversativos: sed, at;
En esta clasificación semántica de los Coordinadores se considera sólo coordinante la
semántica copulativa, la disyuntiva y la adversativa, en lo que estamos totalmente de
acuerdo, ya que -insistimos en ello- son las únicas relaciones coordinantes posibles a
nivel intra~racional~~,
al menos, en latín. No obstante, aunque la mayoría de los Coordinadores de esta lista coinciden con los que nosotros pudiéramos contemplar en una lista propia,
es evidente que: 1) faltan algunos Coordinadores más o menos frecuentes; 2) algunos de
estos Coordinadores se podrían y deberían suprimir; 3) otros, al menos en Tácito, o no
tienen cabida o se dan muy escasamente.
65 Ya en la pág. 26 la incluimos para compararla con la lista de Conectores de este mismo autor.
66 Algún autor puede echar de menos una referencia al cum de compañía, que, si bien parece establecer
una relación copulativa, sobre todo, en el lenguaje popular de la época de Tácito, lo cierto es que, como preposición
que es, se trata de un Subordinador y no de un Coordinador, con lo que su estudio, poco interesante, por otro lado,
para definir funciones sintácticas, no tiene cabida en este lugar.
44
MORFOSINTAXIS
LATINA
COORDINATIVA
1) Destaca la sorprendente ausencia del copulativo negativo neque (nec) y del
disyuntivo interrogativo an.
La ausencia de neque (nec sólo es una variante fonética) en tal lista se puede
justificar sólo si se entiende que neque está formado por la negación ne y el Coordinador
copulativo -que y, en consecuencia, no sería necesario incluirlo en esta lista al quedar
implícito con la inclusión simplemente de -que. No obstante, si esto fuese así, ¿qué sentido
tendría que en esta misma lista apareciese el discontinuo r e p e t i t i ~ oet~ ~... et o que se
recogiese ac como un Coordinador diferente a atque, cuando ac es una variante fonética de
atque, como ha señalado, entre otros, Eugenio Coseriu (1968)? Creemos, por tanto, que en
esta lista copulativa no sólo se debe incluir neque (nec), ya que tal ausencia debe ser un
"lapsus calami", sino que también se debe suprimir el discontinuo et...et o incluir otros
discontinuos copulativos que combinan las diferentes conjunciones coordinantes, como et ...
atque; -que ( ... ) et; neque ... et, etc., en los que no vamos a entrar, así como considerar ac
como una variante fonética de atque.
En la lista de coordinantes disyuntivos se debe incluir el interrogativo an, cuya
frecuencia en Tácito es bastante grande, como se verá en nuestra ejemplificación. Además
se comprobará que sive ... sive no siempre aparece duplicado, aunque siempre coordina dos
miembros, como otros Coordinadores b i n a r i o ~y~ que
~ , tiene una variante fonética seu.
2) Ya hemos hablado de que ac, como variante fonética de atque, y et ... et, como
uno más de los Coordinadores copulativos discontinuos, deberían suprimirse por quedar
incluidos dentro de atque y et respectivamente.
3) Los Coordinadores copulativos discontinuos correlativos cum ... tum y ut ... ita son
poco frecuentes en Tácito (de cum ... tum sólo hemos encontrado tres casos) y carecen de
ejemplos interesantes, como corrobora que en nuestra ejemplificación no aparezcan. A su
vez, el adversativo at, al menos en Tácito, no parece que sea un Coordinador, sino más bien
un Conector, ya que no hemos hallado ningún ejemplo en el que lo enlazado por at no fuesen
dos oraciones independientes.
A este respecto, lo mismo sucede con otros adverbios adversativos considerados
Coordinadores como verum, vero, ceterum o autem, a los que hay que considerar más bien
Conectores, ya que en la mayoría de los casos unen oraciones independientes. No obstante,
a veces no se pueden considerar Conectores ya que unen partes de la oración y no oraciones
independientes, lo que nos llevaría a hablar de un Coordinador, aunque su uso fuese poco
frecuente. A continuación vamos a ofrecer un par de ejemplos excepcionales de Tácito en
los que tanto el adversativo ceterum como verum actúan como Coordinadores de miembros
pertenecientes a la oración:
67 Para el concepto de Coordinador discontinuo (repetitivo, correlativo y heterogéneo) frente al simple,
referente a si los Coordinadoresestán formados por dos palabras, iguales o diferentes, o por una sola, cf. Dik (1968:
45-50) y Franchini (1986: 203-205).
68 Para el concepto de Coordinador binario frente al n-ano, referente a si los Coordinadores unen s610
dos miembros o pueden unir miembros de una forma "indefinida", cf. quoque Dik (1968: 48-50) y Franchini (1986:
203-205).
Veterani haud multo post in Raetiam mittuntur, specie defendendae provinciae ob
imminentis Suebos ceterum ut avellerentur castris trucibus (los veteranos no
mucho después son enviados a Retia, so color de defender
aquella provincia ante los inminentes suevos, pero en realidad
para que se apartasen de aquellos campamentos horribles) 1.44.15
Sed mitigavit Seianus, non Galli amore verum ut cunctationes ~ r i n c i ~opperiretur
is
(Pero Sejano le mitigó, no por amor a Galo, sino para
descubrir las dubitaciones del príncipe) 4.71.14.
Todo lo dicho nos lleva a confeccionar para Tácito la siguiente lista de Coordinadores, en la que se observan algunas diferencias con respecto a la de Pinkster (1972), pero que
pretende recoger aquellos que serán más frecuentes en nuestro corpus tacíteo:
a) Coordinadores copulativos: et, atquelac, -que; nequelnec;
b) Coordinadores disyuntivos: aut, vel, -ve, an, (sivelseu) ... s i ~ e l s e u ~ ~ ;
c) Coordinadores adversativos: sed.
11.2.7. SUBORDINADORES QUAM Y NlSl
Pues bien, aunque la mayoría de nuestros ejemplos contengan uno de estos Coordinadores, a los que la gramática tradicional denominaba acertadamente conjunciones de coordinación, en nuestros ejemplos se encontrarán también con cierta frecuencia un par de elementos, a los que la gramática tradicional de una forma errónea, según algún autor70,denomina
conjunciones de subordinación. Nos referimos a los Subordinadores o Subjuntores quam, de
semántica comparativa, y nisi, de semántica condicional.
Evidentemente, puede resultar extraño e incoherente que en un trabajo como el
nuestro, basado en la perspectiva coordinativa, pretendamos introducir ejemplos con quam y
nisi, que, en pnncipio71,son subordinantes. El motivo que justifica estos ejemplos con quam
69 Del Coordinador sivelseu habría que comentar detalles tan interesantes, como que, según Eriksson
(1934: 74-3, la distribución sive ... sive y sive ...seu es más común en la última parte de Anales (XIII-XVI) que en
la primera (1-VI), donde es más frecuente seu ... sive, pero hemos preferido dejarlo, junto con otros detalles, para
cuando aparezcan ejemplos concretos de este singular Coordinador disyuntivo que en su origen contiene también
un Subjuntor condicional.
70 Acerca de la errónea denominación tradicional de "conjunciones" de subordinación volveremos más
adelante cuando hagamos un estudio morfológico de las diferentes clases de palabras. De todas formas, se puede
consultar, entre otros autores, a Rubio (1995: 5-6).
71 Decimos "en principio", porque, a tenor de ciertas coincidencias o casualidades, se podría ver cierta
relación de estas construcciones con la coordinación, ya que, por un lado, las comparativas usan en ciertos
contextos conjunciones coordinantes en latín, como atque (ac), y en griego, como q, y, por otro lado, la estructura
condicional de nisi a la que nos referimos es equivalente a la estructura coordinante adversativa de s i n o en
castellano. Es esta relación con la coordinación y la equifuncionalidad de los miembros engarzados la que nos lleva
a estudiar las estructuras de quam y nisi, y no otras, junto a la coordinativa.
y nisi es el hecho de que, a pesar de ser Subordinadores, los hemos encontrado numerosas
veces relacionando dos miembros con la misma función sintáctica, lo que precisamente es el
cometido real de nuestra tesis: la equifuncionalidad sintáctica que presupone toda coordinación. Los ejemplos que ofrecemos con quam y nisi pretenden servirnos en nuestra búsqueda
de la equifuncionalidad sintáctica de miembros homogéneos y, sobre todo, heterogéneos.
Sin embargo, conviene advertir que, mientras en las estructuras coordinativas no cabe duda,
apenas, de la equifuncionalidad de los miembros realmente enlazados, en cambio, en estas
estructuras subordinantes se pueden aducir con mayor facilidad ejemplos en que tal
equifuncionalidad no existe, como vamos a ver. Por ello, nosotros acudiremos con reservas
a estos ejemplos de quam y nisi cuando no tengamos ejemplos coordinantes o éstos sean
escasos, con vistas a poner de manifiesto la ausencia o escasa presencia de coordinación
entre ciertos elementos, que, no obstante, parecen equifuncionales a tenor de otros criterios,
como, precisamente, el enlace comparativo o el condicional, cuyo introducción en este lugar
se justificaría también por su proximidad con la estructura coordinativa.
Si la estructura comparativa con quam y la condicional con nisi tienen validez para
corroborar la equifuncionalidad de los elementos enlazados por ellas, se debe al hecho de
que en estas oraciones subordinadas se produce una reducción, sorprendentemente, del
mismo tipo que la que afecta a la coordinación intraoracional, según la gramática tradicional
y la generativo transf~rrnacional~~,
según la cual toda coordinación intraoracional procede
de una interoracional que ha sido acortada por economía lingüística. Ahora bien, mientras
que en la coordinación tal reducción se ha mostrado que es falsa en la mayoría de los casos,
en el caso de la comparación y de la construcción con nisi se ha sostenido, explícita o
implícitamente, esta teoría reductora para explicar por qué una oración subordinada ha
perdido, entre otros elementos, el verbo. Nos encontramos, pues, que, por un lado, en la
~ ~ , en
coordinación, al menos, dentro de la lingüística funcional no se admite la e l i p ~ i ssalvo
contados casos en los que claramente se necesita acudir a ella para dar explicación de
coordinaciones en las que los miembros, por ejemplo, no son equifuncionales por estar a
distinto nivel jerárquico, como sucede en las seguiré haciendo pero ya en
otro plano, donde claramente hay que sobreentender en el segundo miembro las
seguiré haciendo. Por otro lado, sin embargo, en la comparación siempre que se
comparan dos elementos equifuncionales se acude a la elipsis del resto de elementos.
Nosotros no vamos a entrar en si es coherente que en la coordinación no se acuda como
explicación a la elipsis cuando se unen dos miembros equifuncionales y, en cambio, en la
comparación se acuda siempre a ella, ya que nos llevaría muy lejos de nuestro propósito y,
además, a la postre no cambiaría el hecho de que, haya o no haya que aceptar la elipsis en la
72 Para tal concepto de reducción en la gramática tradicional, cf. Kühner-Stegmann (1912-1914: 11, 2,
555-6), y en la Gramática Generativo Transformacional, cf., entre otros muchos, Chomsky (1957: 36).
73 Acerca del espinoso tema de la elipsis se puede consultar para el castellano, entre otros: Barrenechea
(1974a), Franchini (1986: 310-408) y Hemández Temes (1984). Nosotros, no obstante, daremos unas pinceladas en
el próximo apartado (IL2.8) acerca de la elipsis en la coordinación, como han hecho casi todos los que han tratado
de una forma exhaustiva la coordinación, ya que no se puede estudiar la coordinación intraoracional sin hablar de
la elipsis.
mayoría de las estructuras comparativas (y en las de nisi), los miembros enlazados por quam
(o nisi) suelen ser equifuncionales, como sucede en este par de ejemplos:
Pleraque in summa fortuna auspiciis et consiliis auam telis et manibus gen (que en
la suma fortuna se llevaba a cabo la mayoría de las cosas mejor
con auspicios y consejos que con las armas y las manos) 13.6.16.
Quid superesse nisi ut corpora quoque nudent et caestus adsumant (qué queda
sino que desnuden también sus cuerpos y cojan sus guantes) 14.20.17.
En el primer caso se observará que la estructura comparativa cumple todos los
requisitos estructurales de cualquier estructura coordinativa, ya que a un lado y otro de quam
aparecen dos miembros homogéneos (duplicados) en ablativo con la misma función sintáctica
de Adjunto instrumental.
En el segundo ejemplo el condicional nisi enlaza dos elementos heterogéneos que
realizan la misma función sintáctica de Sujeto: un pronombre neutro y una oración subordinada sustantiva de ut.
Ahora bien, en ambas estructuras nos encontramos no ante una coordinación entre
miembros equifuncionales sino ante una subordinación, en la que los miembros, aunque
enlazados aparentemente, no están al mismo nivel jerárquico y, por tanto, cada uno depende
de un Núcleo diferente. Lo que sucede es que al ser ese Núcleo el mismo para uno y otro
miembro, por economía lingüística se suprime en el segundo miembro, en el subordinado,
quedando ambos en apariencia dependiendo del mismo Núcleo con la misma función.
De hecho, estas estructuras, que bajo ciertas condiciones se aproximan a una estructura coordinante al quedar a un lado y otro de la "conjunción" dos miembros equifuncionales,
en muchos casos se alejan bastante de la coordinación, bien por no darse la elipsis dentro de
la oración subordinada, con lo que el primer miembro y el segundo son dos oraciones a
distinto nivel, bien porque, aunque se dé tal elipsis, el miembro que queda en la subordinada
no es equifuncional con ninguno de los miembros de la oración principal, como muestran
estos variados ejemplos:
Crimen. periculum. omnia potius toleraturum. auam ... dianationem subitae felicitati
el crimen, el peligro, todo antes que
someter la dignidad a una repentina felicidad) 13.42.21.
submitteret (toleraría
Facilius perlaturos sinaula increpantem auam nunc silentium perferrent omnia
damnantis(que más fácilmente lo soportarían reprendiendo cada
una de estas cosas que soportarían ahora susilencio condenándolas todas) 16.28.13.
Ab his proconsuli venenum inter epulas datum est apertius auam ut fallerent
(estos le dieron al procónsul veneno en medio del banquete
demasiado abiertamente para poder engañar) 13.1.13.
Perpulisset iuvenem ad ea quorum effugium non nisi rnorte inveniret (había
impulsado al joven a aquello cuya escapatoria no encontraría
sino con la muerte) 6.49.25.
El pnmer ejemplo y el segundo tienen en común que el primer término es una
oración del infinitivo de futuro y el segundo una oración del imperfecto de subjuntivo, con
lo que lo tradicional sería hablar de que la primera oración es la principal y la segunda la
subordinada. En el fondo, sin embargo, en ambos ejemplos se comparan dos Predicados
Verbales equifuncionales, el segundo de los cuales se pone en imperfecto de subjuntivo
arrastrado por la complejidad sintáctica de la construcción. En el segundo ejemplo, además,
llama la atención que se use como Núcleo del Predicado el mismo verbo tanto en el primer
término (perlaturos) como en el segundo (perferrent), sin que se haya elidido en el segundo
término, que sería lo normal. Este tipo de ejemplos pueden servir para corroborar que dentro
de las comparativas la elipsis es una realidad, como demuestra el hecho de que, a veces, no
se produzca la elipsis, aun cuando a un lado y otro de tal estructura encontramos idénticos
elementos.
En el tercer ejemplo recogemos una construcción comparativa peculiar que se estudia
en todas las gramáticas tradicionales por su recursividad (comparativo + quam + oración
subordinada de ut) y que hemos de entender como una construcción comparativa en la que
dentro del segundo miembro se sobreentiende lo que ya se ha dicho en el primero y se añade
un elemento cuya función no tiene paralelo en el pnmer miembro. Así pues, en este caso la
estructura comparativa compara como miembros equifuncionales dos Predicados, pero del
segundo sólo se expresa aquello que no aparecía en el primer miembro. En estos casos es
imprescindible acudir a la elipsis para interpretar correctamente el fenómeno sintá~tico~~.
Lo mismo sucede en el último ejemplo, donde en lugar de la estructura comparativa,
tenemos una estructura condicional, en la que gracias a la negación se puede reducir toda la
oración subordinada menos el subjuntor nisi y un elemento, que puede ser equifuncional con
otro de la oración principal, como veíamos en un ejemplo anterior, o no ser equifuncional,
como sucede en este caso, donde morte funciona como Adjunto instrumental de un verbo
que está elidido por ser el mismo, aunque con distinta forma, que el de su oración principal
(inveniret).
Así pues, aunque en muchos casos la reducción dentro de la oración subordinada
(generalmente, comparativa con quam o condicional con nisi) deja un elemento que es
equifuncional con alguno de la oración principal, tal reducción no siempre implica
equifuncionalidad del elemento que no se elide dentro de la subordinada con alguno de la
oración principal, lo cual también se da, aunque en muchas menos ocasiones, en la coordiPor tanto, aunque aportemos ejemplos de tales
nación, como veíamos anteri~rmente~~.
74 Tal ejemplo comparativo nos recuerda los ejemplos coordinativos que suelen ofrecer los lingüistas
para justificar la necesidad de acudir a la elipsis como única explicación posible. Es lo que sucedía precisamente en
el ejemplo en castellano que ofrecíamos supra, pág. 46: las seguiré haciendo, pero ya en otro
plano.
75 Cf. supra, pág. 46.
construcciones con vistas a justificar la equifuncionalidad de ciertos miembros, debemos
obrar con prudencia para no caer en errores graves que nos lleven a pensar que hay
equifuncionalidad donde no la hay, ya que estas constmcciones no implican equifuncionalidad
de los miembros enlazados con tanta frecuencia como la que se da en la coordinación, donde
casi siempre se da tal equivalencia sintáctica, si exceptuamos los casos en los que una
coordinación con aparente inexistencia de equivalencia sintáctica presupone la elipsis de
uno de los miembros realmente coordinados. Lo más correcto será tenerlas en cuenta, pero
cotejándolas con las estructuras coordinativas, cuya falta de equifuncionalidad entre los
miembros coordinados es excepcional, y siendo conscientes de que, aunque tales estructuras subordinadas reducidas pueden ser una prueba más que corrobore la equifuncionalidad
entre diversos miembros, estamos realmente ante una subordinación y no ante una coordinación y de que, aunque hay otras pruebas que corroboran la equifuncionalidad, estudiamos
sólo éstas aquí junto a la coordinación por su parecido y proximidad con ella.
11.2.8. LA ELIPSIS EN LA COORDINACIÓN
El tema de la elipsis en la coordinación es esencial, ya que resulta imprescindible un
tratamiento de ella que deje clara la postura que adoptamos ante tal fenómeno lingüístico,
que durante mucho tiempo y en muchos casos ha servido de cajón de sastre para dar
acogida a todos los enunciados en los que de alguna manera u otra se creía sobreentender algo que no se expresaba explícitamente en el discurso76.
Ante la elipsisn dentro de la coordinación no creemos que se pueda adoptar una
postura tajante y extrema, sino comedida78.En efecto, ni vale decir, como hace la Gramática
Generativo Transformacional, que todo tipo de coordinación es conjunción de oraciones, reducidas o no79(lo que implica que no existe la coordinación intraoracional, ya que
ésta procede siempre por reducción de la interoracional), ni tampoco, como hace Simon C.
Dik (1980) dentro de la gramática funcional, rechazar toda elipsissOen la coordinación
intraoracional. Efectivamente, tan falso es decir que una coordinación intraoracional como
Pedro y Elena forman una pare j a estupenda es una reducción de una
76 Cf. Franchini (1986: 312).
77 Para mayor detalle sobre la elipsis, cf. Franchini (1986): capítulo VIII: La C(oordinación) C(opu1ativa)
y la elipsis; Barrenechea (1974a): " A propósito de la elipsis en la coordinación"; Bmcari (1987): La elisión
sintáctica en español; Hernanz-Bmcari (1987): capítulo 4. Las Categorías Vacías;y Hernández Terrés (1984): La
elipsis en la Teoría Gramatical.
78 Compartimos, pues, la postura de lingüistas, como Jespersen (1924). que afirman: Los gramáticas
no deberían hablar de elipsis, excepto en los casos en que sea absolutamente necesario, como, por
ejemplo, en he is rich, but his brother is not ... . Pero, ¿qué hay de sobreentendido en Special edition ! ?
¿Diremos que se trata de I offer you ... o de Will you buy... o de This is... ? (pág. 340).
79 Cf. Barrenechea (1974a: 110).
80 Algunos, como Vossler (1923), rechazan la elipsis sin paliativos, pues, en su opinión, cuando se acude
a la elipsis para explicar una estructura lo que se hace es violentarla y deformarla en otra cosa distinta, en
lugar de explicarla tal como es (pág. 184).
coordinación interoracional (pues es evidente que Pedro por sí sólo no forma una pareja, ni
Elena tampoco), como falso es que en una oración del tipo Juan estudia, y con
gran entusiasmo no veamos una elipsis (pues es evidente que en tal coordinación no
hay equivalencia sintáctica entre los miembros que quedan en la estructura superficial, lo
que nos llevaría a aceptar la elipsis en el segundo miembro del Predicado Verbal8').
Por tanto, como venimos haciendo, hay que rechazar tanto la idea de que dentro de
toda coordinación intraoracional hay elipsis, al menos, del Predicado Verbal, como la de que
la elipsis no tiene cabida en una gramática funcional que opera con estructuras superficiales,
ya que, si fuese así, tendríamos que rechazar la teoría de que la coordinación implica
siempre equivalencia funcional de los miembros coordinados, cuando es evidente que en
algunos casos, como el anterior, tal equivalencia no se da, pues a un lado y otro del
Coordinador no hay dos elementos explícitos que tengan la misma función.
En el apartado anterior, 11.2.7, hemos hecho referencia repetidas veces a la elipsis que
se presupone en todo análisis de una estructura comparativa con quam o condicional con nisi
cuando tal estructura se parece superficialmente a la coordinación intraoracional, pues deja
a un lado y otro del Subordinador quam y nisi, generalmente, miembros equifuncionales.
Entonces decíamos que tales estructuras sufrían la misma reducción que la gramática tradicional y, especialmente, la GGT consideraban que se daba dentro de la coordinación
intraoracional, donde nosotros no aceptábamos de forma sistemática la elipsis. Esto nos
llevaba a plantearnos la posibilidad de aducir tales estructuras como pruebas de equivalencia
funcional junto con las coordinativas. Pero advertíamos que tal similitud de las estructuras
comparativas y de la condicional nisi con la coordinación intraoracional (todas ofrecían
ejemplos nítidos de equivalencia sintáctica de los miembros conectados) no podía impedir
que viésemos las diferencias entre unas y otras, ya que las primeras eran estructuras subordinadas y las segundas coordinadas, lo que supone una diferencia, en principio, insalvable
dentro de la sintaxis. En efecto, si subordinación y coordinación se confunden, se confunde
la dependencia de la primera con la homofuncionalidad de la segunda. Toda subordinación
implica que hay un Núcleo del que el elemento subordinado depende, mientras que toda
coordinación implica que no hay dependencia de un elemento con respecto a otro, sino que
ambos son Núcleos equifuncionales. La distinción, por tanto, entre subordinación y coordinación debe mantenerse hasta sus últimas consecuencias, de tal forma que si la subordinación se da dentro de la oración y, por tanto, es intraoracional, creemos que la coordinación
se da también dentro de la oración sin que se precise acudir siempre mediante la elipsis a una
coordinación interoracional que justifique la coordinación intraoracional. Lo cierto es que
toda oración subordinada, no sólo la comparativa y la condicional con nisi, donde tal
reducción es casi sistemática, puede sufrir la elipsis por economía lingüística quedando una
81 La necesidad de acudir a la elipsis dentro de la coordinación todavía se hace más evidente en ejemplos
como el que analizan Hernanz-Brucart (1987: 110): el ganador recorrió 220 km. y el segundo
clasificado la mitad, donde está claro que la única explicación razonable pasa por admitir que lo
coordinado son dos oraciones y, por tanto, que hay que sobreentender en el segundo miembro coordinado una
forma verbal explícita en el primer miembro.
estructura sintáctica superficial, aparentemente, idéntica a la coordinación intraoracional,
con lo que se daría la homofuncionalidad de los miembros engarzados. Ahora bien, mientras
en la coordinación siempre hay equifuncionalidad de los miembros coordinados, en la
sudordinación tal equifuncionalidad se da aparentemente a veces, pero cada miembro, aun
dependiendo del mismo Núcleo -lo que precisamente conlleva la elipsis del Núcleo subordinado-, está a distinto nivel, ya que uno es principal y otro subordinado.
Dentro de la coordinación intraoracional, pues, sólo acudiremos a la elipsis, cuando a
todas luces la equivalencia de los miembros aparentemente coordinados no se dé, ya que ello
supondrá que lo realmente coordinado es algo que no aparece explícito en la oración. Así, a
lo largo de nuestra tesis intentaremos explicar toda coordinación manteniendo, siempre y
cuando sea posible, el principio de equifuncionalidad de los miembros coordinados, sin
acudir a la elipsis; sin embargo, en algunos casos habremos de acudir precisamente a la
elipsis para no echar por tierra la equifuncionalidad de los miembros coordinados, pues en
algunos casos tal equifuncionalidad no se podrá sostener si no sobreentendemos algo que
justifique tal coordinación.
Tal necesidad de acudir a la elipsis se hace evidente cuando nos encontramos con
coordinaciones, por ejemplo, entre elementos interrogativos, ya que en estos casos lo que se
coordina realmente son las oraciones interrogativas introducidas por cada uno de estos
elementos interrogativos: Non est nostrum aestimare quem suma ceteras et auibus de
causis extollas (Tac. 6.8.24), donde es evidente que no se puede considerar que lo coordinado sea el acusativo quem con función de Objeto Directo y el sintagma preposicional
quibus de causis con función de Adjunto verbal -pues son funciones totalmente diferentes
e incoordinables-, sino dos oraciones subordinadas interrogativass2.
En otros casos, sin embargo, no es fácil precisar si la elipsis es imprescindible para
interpretar la coordinación, como haremos ver en cada caso concreto dentro de nuestra tesis.
Ya, cuando veíamos en 11.2.2 los ejemplos que ofrecía Pinkster (1972) para justificar la falta
de equivalencia sintáctica entre ciertos elementos heterogéneos coordinados, se podía acudir
a la elipsis para mantener el principio de equifuncionalidad de los miembros coordinados o
intentar explicarlos de otra manera sin necesidad de acudir a la elipsis. De hecho, en la
mayoría de los casos creímos ver una explicación de tal coordinación heterogénea sin
necesidad de acudir a la elipsis, pues en todos ellos se daban unas características comunes
que justificaban tal coordinación equifuncional. Por tanto, en nuestra tesis rechazaremos la
elipsis dentro de la coordinación intraoracional, siempre y cuando se pueda sostener la
equifuncionalidad de los miembros coordinados. Si de una forma evidente no se da la
equifuncionalidad de los miembros coordinados aparentemente, habremos de acudir a la
elipsis, pues lo coordinado será otro elemento superior en el nivel jerárquico.
82 Tal vez, sin embargo, a esta coordinación heterogénea, en la que aparecen interrogativos, pueda
aplicarse lo que Touratier (1980: 526-7) dice acerca de la coordinación heterogénea en la que aparecen relativos.
Según este autor, en estos casos no es necesario hablar de elipsis, ya que tal coordinación se explica por coordinarse
no la parte pronominal del relativo (o interrogativo, concretamente en nuestro ejemplo: -em e -¡bus), que puede ser
diferente funcionalmente, sino la parte subjuntora qu-, cuya función es la misma. Esta explicación mantiene, pues,
la equivalencia sintáctica de los miembros coordinados sin necesidad de acudir a la elipsis.
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