Ramiro II de Aragón, el rey monje (1134-1137)

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Ramiro II de Aragón, el rey
monje (1134-1137)
Ana Isabel Lapeña Paúl
Colección: Corona de España
Materias: Historia
Edición en papel
Formato: 15 x 21
Páginas: 368
Peso: 0.56
ISBN: 978-84-9704-392-2
Año: 2008
35,00€
Su vida en el seno del estamento eclesiástico; su peculiar forma de acceder al reinado
cuando su predecesor lo había desautorizado previamente; la anómala solución dada a la
crisis dinástica que se había producido en 1134; las circunstancias de su enlace matrimonial
ante la necesidad imperante de buscar sucesión y dar continuidad al linaje, misión que
solucionó a pesar del grave condicionante por su pertenencia al clero… Tal y como escribió
el padre José Moret, los enormes vaivenes biográficos de Ramiro II le alejan de la vida
habitual de cualquier monarca medieval, «dejando admirado al mundo de haberle visto en el
breve intervalo de tres años, apenas cumplidos, monje, sacerdote, rey electo, casado, serlo
con hija desposada y otra vez monje, como si fuera acto representado en teatro». Sin
embargo, para el entonces reino de Aragón el balance de su reinado es absolutamente
positivo. Con él el reino pudo superar la crisis más importante que había tenido hasta
entonces en sus poco más de cien años de historia. Aragón podía haber desaparecido en
aquel trance. Y no solo eso, sino que además consiguió reorientar el territorio hacia unas
perspectivas mediterráneas de enorme trascendencia.
Esta obra viene a cubrir la laguna que sobre la figura y el reinado de Ramiro II ha ido
dejando la historiografía, para dar a conocer en profundidad no solo los años en que
gobernó, sino también el periodo en que se desarrolló su vida, porque, como caso
excepcional, aunque su reinado fue corto (1134-1137), sobrevivió dos décadas más, hecho
que le permitió contemplar las importantísimas consecuencias de la política que había
trazado y con ello la unión dinástica de Aragón y Cataluña, o, lo que es lo mismo, la génesis
de la Corona de Aragón. Ningún monarca español, salvo en este caso, pudo contemplar
directamente los efectos que su gobierno tuvo en el desarrollo posterior de los
acontecimientos. Igualmente, nunca un eclesiástico llegó a ocupar el trono de uno de los
reinos medievales españoles. Estos elementos, entre otros, confieren a esta personalidad
una importancia singular, analizada pormenorizadamente en una monografía que realiza,
además, un esclarecedor seguimiento de las reinterpretaciones que de su figura han hecho
la literatura y la pintura españolas en los siglos posteriores.
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