Aportaciones de la investigación en el área

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Capítulo 77
Aportaciones de la investigación
en el área cardiovascular en España
Dr. Javier Guerra Aguirre
Médico especialista en Medicina Familiar y Comunitaria. Subdirector gerente del Hospital Clínico San Carlos, Madrid
Investigación básica frente a aplicada
Qué se entiende por investigar
La respuesta podría ser buscar, averiguar, descubrir o
indagar una serie de acontecimientos o hechos que permitan elaborar una teoría y su posible aplicación práctica.
Tradicionalmente se distingue entre producir conocimientos y teorías (investigación básica) y ayudar a resolver problemas prácticos (investigación aplicada).
El propósito fundamental de la investigación es
generar conocimientos. La curiosidad o el interés pueden ser el origen de una investigación, pero cuando se
produce de una forma controlada, reflexiva, sistemática
y crítica se habla de investigación científica, que implica
la aplicación de un método.
Para el desarrollo de un proceso de investigación
son imprescindibles, al menos, tres elementos:
• La idea o tema que va a ser objeto de análisis
o hipótesis de investigación, fruto del conocimiento, la experiencia y la inquietud del investigador o investigadores, para convertirla en un mejor
conocimiento sobre la previamente existente.
• La persona o conjunto de personas que realizan la
actividad (investigador o grupo de investigación).
• Revistas científicas, programas informáticos, labo­
ratorios..., es decir, los medios materiales necesarios
para que los investigadores puedan llevar a cabo
su trabajo.
En síntesis, para mejorar el conocimiento es preciso
tener ideas, personas emprendedoras y recursos.
Si el objeto de la investigación es conocer o aportar
nuevos conocimientos sobre la prevención, la asistencia, la
curación y/o la recuperación de las enfermedades, se está
hablando de la investigación biomédica.
La situación actual de la investigación biomédica
en España
Aunque nuestro país ha emprendido una mejora en los
últimos años en la disponibilidad de recursos destinados a
la investigación, todavía se encuentra alejado de los estándares y cifras de los países del mismo grado de desarrollo.
Sirvan como comparación los datos aportados por Eurostat
correspondientes al año 2006, donde se indica que en
España el porcentaje del producto interior bruto (PIB) destinado a investigación y desarrollo (I+D) fue del 1,16%, y
que el número de investigadores a tiempo completo por
cada 1.000 personas ocupadas fue del 4,6%, cuando la
media europea es del 1,84 y 5,4%, respectivamente.
La Unión Europea (UE) estableció en la Estrategia de
Lisboa destinar a la investigación el 3% del PIB para el año
2010, lo que hace pensar en una importante aceleración de
ayudas para la I+D con el fin de converger en ese objetivo.
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libro de la salud cardiovascular
La investigación sanitaria
Fines y centros de investigación
La mejora de los cuidados sanitarios es un reto social. El
conocimiento de cómo, cuándo y a quién afectan las enfermedades es imprescindible para el desarrollo de la medicina, y para ello es necesario investigar.
La investigación biomédica tiene como misión elevar y mejorar el nivel de salud y la calidad de vida de los
ciudadanos, fijándose como objetivos:
• Profundizar en el conocimiento de las enfermedades, tanto en sus causas como en los métodos
diagnósticos.
• Aplicar terapias alternativas cada vez más seguras
y eficaces.
• Incorporar los conocimientos generados en las
investigaciones a la práctica asistencial.
La investigación se realiza en universidades, centros monográficos de investigación, centros sanitarios, parques científicos y empresas farmacéuticas. Recientemente,
algunas comunidades autónomas están realizando una
importante apuesta institucional por la agrupación de
estos centros alrededor de parques científicos (conocido
en inglés como bioclusters), con el fin de estimular y favorecer la cooperación entre universidades, hospitales, centros
de investigación y empresas. Ejemplos de ello pueden ser
Cataluña, el País Vasco y, recientemente, la Comunidad de
Madrid.
Las especiales características de la investigación
sanitaria aconsejan el empleo de métodos rigurosos, con
una escrupulosa aplicación de criterios y normas éticas
encaminados a fomentar el respeto y los derechos de los
seres humanos y a proteger su salud. Existe una importante regulación con una amplia batería de leyes, decretos y normas que persiguen la mayor seguridad para los
ciudadanos.
Modalidades de investigación
Posiblemente, en la investigación biomédica lo más conocido y extendido es la aparición de nuevos medicamentos o vacunas. Esto se puede iniciar en un laboratorio,
donde un equipo de investigadores realiza los estudios
de trastornos celulares, moleculares, proteicos, etc., para
explicar una enfermedad determinada. A partir de ese
conocimiento, se da origen a nuevas teorías e hipótesis
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La investigación biomédica tiene como misión elevar y mejorar el
nivel de salud y la calidad de vida de los ciudadanos.
de intervención que pueden facilitar la posible aplicación
de una solución frente a ese trastorno.
En ese momento, surge la necesidad de aplicar esa
teoría en el laboratorio y trasladarla de forma experimental, en muchos casos a animales, para comprobar los impactos positivos y negativos. Como fruto del análisis y el estudio de múltiples variables (inocuidad, efectos secundarios,
Aportaciones de la investigación en el área cardiovascular en España
interac­ciones, toxicidad), surge este nuevo remedio para su
uso experimental en seres humanos.
En esta etapa del desarrollo de un nuevo medicamento se estaría hablando de un ensayo clínico, que tiene
como finalidad comprobar su posible aplicación en la
población general, estudiar su comportamiento (cómo se
absorbe, almacena y elimina el fármaco) y también valorar
sus posibles reacciones adversas.
Los ensayos clínicos se clasifican en cuatro etapas
o fases:
• Fase I: permite obtener información sobre la farmacocinética y la farmacodinámica de un medicamento nuevo en sujetos sanos.
• Fase II: facilita información preliminar sobre la
eficacia del nuevo medicamento, la cantidad de
dosis necesarias para obtener una respuesta y los
datos de seguridad. Se realiza en pacientes que
sufren la enfermedad para la que se emplearía el
nuevo medicamento.
• Fase III: se amplía el número de pacientes para
estudiar la eficacia y seguridad del tratamiento
experimental. En caso de extenderse su aplicación,
se establecerán sus habituales condiciones de uso
y se permitirá la comparación con otras alternativas terapéuticas en la indicación estudiada.
• Fase IV: superadas las tres primeras fases y comercializado el medicamento, puede surgir la necesidad de conocer alguna característica de uso
no considerada o la utilización del medicamento
para otra indicación (enfermedad). Entonces se
habla de ensayo clínico en la fase IV.
Para este tipo de estudios se necesita disponer de
grupos testigos o control a los que aplicar otras sustancias
diferentes del medicamento objeto de estudio (en muchos
casos, placebo). Ello permite comparar variables de uso
entre los dos grupos: los que emplean el nuevo medicamento y el grupo testigo o control. En este caso se habla
de ensayo clínico controlado. A veces, para evitar la subjetividad de los resultados, tanto los pacientes como los
médicos investigadores desconocen quiénes forman parte
de cada grupo; se hablaría entonces de un ensayo clínico
enmascarado o doble ciego.
Tanto los sujetos sanos como los pacientes que
participan en un ensayo lo hacen de manera voluntaria.
Deben haber recibido toda la información necesaria sobre
el tipo de estudio, los riesgos, los derechos y las responsabilidades, y firmar su otorgamiento en un consentimiento
informado.
Financiación
La investigación biomédica necesita recursos humanos y
materiales para poder llevarse a cabo, por lo que requiere
financiación. Las principales fuentes provienen del sector privado (empresas de tecnologías sanitarias y farmacéuticas) y de programas públicos de promoción de la
investigación.
La necesidad de incorporar nuevo aparataje para
procedimientos diagnósticos o terapéuticos por parte del
sector industrial favorece que las empresas dedicadas a
este tipo de servicios financien proyectos de investigación
destinados a estudiar y analizar las ventajas y los inconvenientes de incorporar y/o mejorar un aparato determinado.
Se supone que la incorporación de una nueva prótesis de una válvula cardíaca mejora la calidad de vida de
La profesión de investigador es dura. Requiere, al menos, de tres
componentes fundamentales: ilusión continuada, grandes dotes de
imaginación y, sobre todo, humildad.
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libro de la salud cardiovascular
un tipo de pacientes. Pues bien, antes de su aplicación en
el ser humano serán necesarios estudios de experimentación y experiencias piloto, por lo que es importante sumar
el interés de cirujanos cardíacos y empresas fabricantes
con el fin de conseguir la financiación necesaria.
La industria farmacéutica, con una marcada tradición y experiencia en esta materia, viene mejorando el arsenal terapéutico mediante los ensayos clínicos descritos con
anterioridad, y que en España se concentran básicamente
en las comunidades autónomas de Cataluña y Madrid, que
agrupan el 60% de los realizados en todo el país.
Además de la industria y las empresas de soporte
tecnológico, últimamente se están desarrollando donaciones y mecenazgos provenientes de empresas de
diversos sectores (seguros, banca, alimentación, energía,
construcción) con el fin de ser gestionados por fundaciones e institutos de investigación generados en torno a los
hospitales.
Las fuentes de financiación pública tienen tres
niveles de promulgación: las procedentes de la UE, del
Estado español y de las comunidades autónomas. En el
primer caso, la UE establece un período de financiación
y unas líneas prioritarias de investigación (enfermedades
cardiovasculares, envejecimiento, cáncer, hábitos saludables, biotecnología, cooperación internacional) mediante
los denominados Programas Marco Plurianuales. Actualmente está vigente el VII Programa Marco (2007-2013)
como promotor de proyectos europeos de investigación,
desarrollo tecnológico y demostración, que está dotado
con 50.521 millones de euros. De este presupuesto, España
obtuvo en 2007 un retorno de 230,5 millones de euros al
haber sido aceptados algunos proyectos hospitalarios,
como el del Vall d’Hebron de Barcelona o el del Clínico San
Carlos de Madrid.
Los diversos países, a través de sus grupos de investigadores, presentan sus memorias de proyectos, donde
se describen los objetivos que persiguen, las acciones que se
van a desarrollar, los recursos necesarios, los sistemas
de evaluación y los resultados esperables. Para ello pueden obtener la financiación total o parcial de la Comisión
Europea de Investigación y Desarrollo. Las últimas tendencias que facilitan su concesión son aquellas que, además
de estar alineadas con las prioridades definidas por la UE,
afectan a grupos multidisciplinares y abarcan a varios estados miembros.
En el ámbito nacional, los ministerios con competencias en educación, ciencia y sanidad (habitualmente
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Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología y Ministerio
de Sanidad y Consumo) tienen el encargo de poner en
marcha y hacer operativos los diversos Planes Nacionales
de Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i). Para ello
promueven anualmente diversas convocatorias de personal o ayudas de infraestructuras. El Ministerio de Educación,
Ciencia y Tecnología orienta fundamentalmente sus ayudas
a la investigación básica; y el de Sanidad, a la investigación
clínica. El Ministerio de Sanidad tiene encomendada la gestión de este tipo de ayudas al Instituto de Salud Carlos III,
que entrega los conocidos Proyectos FIS (Fondos de
Investigación Sanitaria). Fruto de estas actuaciones surgieron
las Redes Temáticas de Investigación Cooperativa Sanitaria
(RETICS), que han generado espacios de colaboración científica entre los hospitales, las universidades y los organismos
públicos de investigación. Asimismo, se están impulsando
nuevas formas organizativas con entidad jurídica propia
que permitan estimular la cooperación entre hospitales,
universidades y centros de investigación, conocidos como
Centros de Investigación Biomédica en Red (CIBER).
En las diferentes comunidades autónomas suelen
aprobarse Planes Plurianuales de Investigación y Desarrollo,
que generalmente replican su planificación, concesión y
gestión en las consejerías con competencias en ciencia
y sanidad.
Los hospitales y la investigación
Los hospitales ya fueron definidos por la Organización
Mundial de la Salud en 1946 como «parte integrante de
una organización médica y social, cuya misión consiste en
proporcionar a la población una asistencia médico-sanitaria completa, tanto curativa como preventiva, y cuyos servicios llegan hasta el ámbito familiar; además, el hospital
es un centro de formación de personal sanitario y de investigación biosocial».
El hospital no es sólo ese lugar donde se atiende a
los pacientes, sino que además debe generar conocimientos de mejora e innovación, trasladándolos a la comunidad
científica mediante las publicaciones científicas.
Asimismo, tiene la obligación de difundir a la sociedad esos descubrimientos y avances, generando una
mayor seguridad en la ciudadanía. Paralelamente, debe
transferir dichos conocimientos a los sectores industriales
para la elaboración de nuevos productos y servicios.
En el momento actual, en todos los foros y debates
de investigación biomédica se habla permanentemente
de la investigación traslacional, que se puede definir como
Aportaciones de la investigación en el área cardiovascular en España
Posiblemente, en la investigación biomédica lo más conocido sea la
aparición de nuevos medicamentos y vacunas.
la traslación en el menor tiempo posible de los resultados
de la investigación más básica a la práctica clínica diaria.
Cualquier centro de investigación puede establecer convenios de colaboración con los centros clínicos para desarrollar facetas de investigación traslacional. Un lugar idóneo y
adecuado que reúne los requisitos necesarios para ejecutar programas de investigación traslacional es el hospital.
Detrás de la investigación traslacional se encuentran los mecanismos y acciones necesarios para favorecer
la incorporación de los descubrimientos y hallazgos de la
investigación básica a la aplicación clínica y viceversa, estimulando la cooperación y el intercambio de descubrimientos científicos entre los investigadores básicos y clínicos.
Además, el reto es trasladar los nuevos conocimientos que se obtienen en ámbitos locales a la globalidad, así
como acelerar su incorporación al trabajo clínico habitual
y beneficiar con prontitud a la población con estos hallazgos. Este concepto de integración y agilidad es el elegido
por algunos investigadores para definir el conocimiento
traslacional en acción.
Es probable que la investigación biomédica en los
hospitales haya sido la cenicienta frente a la función asistencial y/o docente. También es posible que su financiación en la gestión hospitalaria sea una gran desconocida al
estar incluida dentro de los presupuestos globales, y que
los indicadores y los sistemas de información que evalúan
la investigación no formen parte habitual de los cuadros
de mando ni de las memorias anuales. Pero en estos últimos años se está apreciando un cambio sustancial.
Cada día es más frecuente que los grandes hospitales vean la investigación como una imagen de marca, una
línea estratégica de actuación, una forma diferenciadora
de atraer y retener a los profesionales excelentes y una
fuente de generar conocimiento y riqueza.
El número y la calidad de las publicaciones, el
impacto de éstas, las patentes aportadas, los resultados
transferidos a la industria, la captación de fondos y los
nuevos investigadores formados comienzan a entremezclarse con las altas hospitalarias, las intervenciones quirúrgicas, las urgencias atendidas, los médicos residentes en
formación y las tesis publicadas. Es decir, la investigación
empieza a formar parte de la definición de los objetivos,
el seguimiento y la evaluación de los planes anuales de
actuación de los hospitales y de la gestión hospitalaria.
En los hospitales, los médicos se plantean continuamente preguntas sobre cómo y por qué ocurren los diferentes procesos biológicos asociados a las diversas enfermedades. Además, comprueban distintas respuestas de
los pacientes ante un mismo tratamiento farmacológico.
Estas observaciones y experiencias los llevan a plantearse
algunas cuestiones, como las relacionadas con los mecanismos de acción de los fármacos o su posible utilización
en indicaciones no consideradas en el momento de la
aprobación del medicamento. Si un hospital cuenta con
investigadores básicos, además de con clínicos, las oportunidades de acceder a la tecnología necesaria para abordar
estas cuestiones se multiplican de forma exponencial. Así
surgen de manera permanente proyectos de investigación
encaminados a su pronta aplicación.
Aunque todos los hospitales realizan tareas asistenciales, no todos tienen la posibilidad de formar a profesionales sanitarios ni todos pueden realizar investigación
reglada. Para ello deben contar con los correspondientes
permisos, acreditaciones y autorizaciones otorgados por
las autoridades estatales y regionales.
La investigación en los hospitales se concentra fundamentalmente en aquellos clasificados en la categoría IV,
y definidos por disponer de una amplia cartera de servicios, con preparación para una atención de mayor complejidad, con un volumen importante de actividad y casuística
(número de casos atendidos) y que, habitualmente, pertenecen a la sanidad pública.
Además, no todos los hospitales pueden investigar
en todos los campos posibles, por lo que sus esfuerzos se
concentran en aquellas líneas coincidentes con su perfil
asistencial. Así, aquellas disciplinas médicas que son fuente
de atracción para los pacientes por sus buenos resultados
clínicos habitualmente son las que obtienen más recursos
adicionales y mejores resultados para la investigación.
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libro de la salud cardiovascular
La organización de esta faceta en el hospital suele
recaer en la comisión de investigación y el comité ético de
investigación clínica, dependientes de la dirección médica. Si
el número de proyectos de investigación es importante, suele
contar además con unidades de apoyo a la investigación.
En los últimos años, para favorecer la gestión económica de los proyectos se han articulado entidades diversas, dotadas de personalidad jurídica y sin ánimo de lucro,
alrededor de los hospitales, como las fundaciones o los institutos de investigación biomédica.
La comisión de investigación suele efectuar, entre
otras tareas, las dirigidas a promover las líneas de investigación, a solicitar y tramitar las ayudas y fondos que se generan en las diversas convocatorias públicas y a fomentar la
formación singular y permanente de los investigadores.
Los comités éticos de investigación clínica tuvieron su origen como garantía y seguridad de los pacientes. La metodología empleada en los ensayos clínicos se
encuentra regulada por directiva europea, reales decretos
y normativa autonómica. Los comités son estructuras fundamentales en la investigación hospitalaria. Se trata de
organismos independientes, constituidos por profesionales sanitarios y miembros no sanitarios, que tienen como
función primordial velar por la protección de los derechos,
la seguridad y el bienestar de los sujetos que participen en
un proyecto de investigación y ofrecer garantía pública,
mediante un dictamen sobre el proyecto, de la idoneidad
de los investigadores, de la adecuación de las instalaciones
y de los métodos y los documentos encaminados a obtener el consentimiento informado del participante en el
proyecto de investigación.
Dada la tendencia a ejecutar protocolos de ensayos
clínicos entre varios hospitales con carácter multicéntrico,
o cuando existen diferentes criterios entre hospitales para
la autorización de ensayos, en algunas comunidades autónomas se han establecido comités éticos de investigación
clínica regional.
Las unidades de apoyo a la investigación que existen en algunos centros realizan la divulgación de convocatorias y ayudas a los profesionales del centro, facilitan
apoyo metodológico y estadístico, centralizan las infraestructuras compartidas dedicadas a la investigación, dan
soporte informático y elaboran las memorias anuales.
Prioridades en la investigación cardiovascular
La profesión de investigador es dura, muchas veces decepcionante y, en general, poco reconocida. Por ello, requiere
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de al menos tres componentes fundamentales: ilusión
continuada, grandes dotes de imaginación y, sobre todo,
humildad. El conocimiento individual es muy limitado, y
es difícil asimilar todas las novedades que a diario aparecen en las publicaciones científicas. Por ello, seguramente
en aproximadamente cinco años se habrá avanzado más en
el conocimiento de muchos de los resultados de investigación que ahora se consideran innovaciones. Hasta entonces no se sabrá si realmente han tenido la relevancia clínica
real que ahora se les atribuye.
En el área cardiovascular hay muchos temas cuyo
conocimiento científico está creciendo rápidamente;
entre ellos se encuentran las nuevas técnicas de imagen
para una mayor profundización en el conocimiento de los
mecanismos celulares y moleculares asociadas a las diferentes patologías cardiovasculares.
Sin embargo, en el momento actual, los principales recursos y esfuerzos se están dedicando fundamentalmente al conocimiento genético de las patologías asociadas a la muerte súbita cardíaca, a la terapia celular, a
los nuevos dispositivos aplicados en el intervencionismo
coronario y a las nuevas técnicas que ayudan a predecir la
detección de biomarcadores, que sirven para conocer el
pronóstico de los pacientes cuando sufren una enfermedad cardiovascular y la respuesta individual de cada uno
ante un tratamiento específico.
La genética cardiovascular
Una de las áreas en las que la investigación cardiovascular está avanzando más es la identificación del riesgo de
muerte súbita. La mayoría de las enfermedades cardiovasculares que se asocian a la muerte súbita cardíaca son de
origen hereditario y fundamentalmente ocurren en individuos menores de 40 años. Por lo tanto, la identificación de
nuevas alteraciones en el ácido desoxirribonucleico (ADN)
del individuo que se asocian a la muerte súbita cardíaca es
un tema de constante investigación. Asimismo, en algunas
enfermedades cardiovasculares conocidas como de origen
genético hereditario, se ignora, sin embargo, cuáles son el
gen o genes implicados. Un caso concreto es el síndrome
de Marfan (responsable de muchas roturas de la aorta),
que es de origen genético y en el cual no se han identificado todavía todos los genes responsables.
También la concepción del espectro clínico de diferentes enfermedades hereditarias está variando. Por ejemplo, sobre la displasia del ventrículo derecho, enfermedad
que ocurre por la sustitución en esta región de las células
Aportaciones de la investigación en el área cardiovascular en España
cardíacas (los miocardiocitos) por tejido fibrograso, se pensaba que algunas veces, y sólo al final de la enfermedad, se
producía también una afectación del ventrículo izquierdo.
No obstante, diferentes estudios han comenzado a demostrar que la afectación del ventrículo izquierdo no sólo se
produce en la fase final de la enfermedad, sino que en algunos pacientes ocurre en unos estadios muy tempranos.
Un área importante de la investigación en la genética cardiovascular es la mejora de la tecnología que permita detectar más fácilmente las alteraciones genéticas. En
este sentido, en el área de la biotecnología se está intentando desarrollar biochips que permitan un rápido análisis
del ADN del paciente y que aceleren su identificación.
Terapia celular
La terapia celular en el área de la cardiología se aplica para
regenerar con células las áreas que han muerto en el corazón (miocardio o músculo cardíaco) tras haberse producido
un infarto de miocardio. Sin ninguna duda, el tratamiento
con células madre adultas en pacientes con infarto agudo
de miocardio, o con antecedentes de haberlo sufrido, está
en una fase de reflexión debido a las grandes dudas generadas en cuanto al beneficio clínico real alcanzado hasta
el momento. La primera gran duda que han despertado
estas investigaciones ha sido el tipo de célula que se debe
utilizar. Inicialmente se empleaban unas muy seleccionadas, como los mioblastos, que son células no maduras
de músculo y que, supuestamente, al ser implantadas en
el corazón, madurarían a células específicas cardíacas: los
miocardiocitos. Sin embargo, hasta la fecha, los estudios
realizados no han demostrado que los mioblastos evolucionen una vez implantados en el corazón a miocardiocitos maduros. Esto conlleva problemas clínicos asociados,
como una alta tasa de fibrilación auricular observada en
los pacientes sometidos a esta tecnología.
En el momento actual se está intentando analizar la
utilidad de otro tipo de células, como la fracción mononucleada procedente de la médula ósea, que alberga numerosos tipos de células progenitoras.
Otro punto importante no resuelto todavía es
saber cómo se deben administrar las células que se quieren implantar en las zonas muertas del corazón. Se han
intentado la inyección directa en el ventrículo, así como su
liberación directa en la zona dañada mediante la introducción de un catéter en la arteria coronaria. Pero, sin duda,
la pregunta más importante que actualmente se hacen los
profesionales es si realmente esta terapia es eficaz.
En el momento actual no hay una respuesta definitiva, pero sí grandes dudas. En este sentido, los pacientes
más estudiados han sido los que han sufrido un infarto de
miocardio. En los estudios más optimistas se ha obtenido la
mejora clínica de la fracción de eyección del 35% respecto
al grupo de pacientes no tratados. La fracción de eyección,
que indica la capacidad que tiene el corazón de bombear
sangre al resto del organismo, es un parámetro de funcionalidad cardíaca. Este porcentaje de mejora es muy parecido al obtenido con el tratamiento con algunos fármacos
actualmente utilizados en el tratamiento convencional de
estos pacientes.
Probablemente, la reflexión más importante es que
la utilización de la terapia celular en el área cardiovascular
no ha seguido los cánones necesarios para el desarrollo de
cualquier investigación. Es decir, se ha comenzado a investigar muy pronto y posiblemente de forma prematura en
los pacientes, a pesar de que existe un gran desconocimiento en la investigación más básica de todos los aspectos comentados.
Intervencionismo coronario
El intervencionismo percutáneo coronario es probablemente una de las áreas de la cardiología que más han avanzado en los últimos tiempos. Se observa especialmente en
el desarrollo de todo tipo de stents, que hacen las veces
de anclaje para mantener abierta la región ocluida tras un
evento isquémico.
Posiblemente, el principal problema de este tipo
de intervenciones es que un porcentaje aún elevado de
pacientes, en un plazo aproximado de un año, sufre una
nueva obstrucción de la arteria coronaria en la que se había
colocado el stent debido al crecimiento de las células de
la pared vascular. Por ello, se han desarrollado stents recubiertos de fármacos, que van lentamente liberando el principio activo para impedir el crecimiento de dichas células.
En el momento actual se está trabajando en el desarrollo
de polímeros más biocompatibles, incluso biodegradables,
que podrían mejorar la seguridad de los stents recubiertos
con fármacos activos.
El objetivo último de la medicina moderna es poder
alcanzar un tratamiento individualizado del paciente.
Actualmente, en el centro de la investigación se sitúan
varios objetivos: conocer la etiología o causa de cada
enfermedad, la respuesta de cada paciente a los factores
de riesgo y a los tratamientos, los factores que facilitan la
progresión de la enfermedad, los factores genéticos que
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libro de la salud cardiovascular
van a hacer al paciente susceptible a esta enfermedad, el
perfil metabólico y cuáles son las proteínas que expresa
el paciente que más ayuden a identificar el pronóstico de
la enfermedad y su susceptibilidad al tratamiento.
Para conseguir todos estos objetivos se deben utilizar nuevas tecnologías, que van desde el conocimiento
de los genes contenidos en las células de los individuos
(genómica) al del perfil de todas las proteínas (proteinómica) que se expresa en la sangre o incluso en los tejidos.
El conjunto de proteínas que se expresan en un individuo
se llama proteoma. Todas estas tecnologías se conocen en
la actualidad como las nuevas ciencias, que pueden favorecer la transición desde la investigación básica a la práctica clínica, con el fin principal de posibilitar una medicina
personalizada.
La secuenciación del genoma humano ha sido, sin
duda, uno de los mayores avances de las ciencias biomédicas en los últimos años. Una de las enseñanzas que ha
proporcionado es que hay menos genes (alrededor de
treinta mil) de los que se esperaban (unos cien mil), lo que
ha llevado a dar una mayor relevancia a la diversidad de
proteínas que se forman a partir de estos genes.
Las proteínas, a diferencia de los genes, tienen una
mayor complejidad y variabilidad. Mientras que el genoma
es relativamente constante, incluso podría considerarse
como un componente estático de la célula, el proteoma
está continuamente cambiando. Muchas veces se produce simplemente por la interacción entre el genoma y el
entorno (dieta, estrés, fármacos), lo que le confiere al proteoma la capacidad de ser dinámico.
En líneas generales, la aplicación de la proteómica
en el área cardiovascular se ha focalizado en:
• Conocer mecanismos moleculares asociados a la
enfermedad.
• Identificar nuevos biomarcadores diagnóstico.
• Hallar los biomarcadores pronósticos y de evolución.
El estudio de fármacos a través de la proteómica se
ha denominado farmacoproteómica.
La sangre representa probablemente la fuente más
accesible para la búsqueda de biomarcadores diagnósticos
y pronósticos. Como aproximación, el número de proteínas
en la sangre humana es superior a 106 moléculas diferentes,
que representarían el producto de 25.000-30.000 genes.
Por todo ello, el potencial de la sangre en contener biomarcadores de utilidad clínica es grande, aunque todavía no se
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ha analizado en su totalidad, probablemente debido hasta
ahora a la falta de tecnología para alcanzar este fin.
La proteómica
La estratificación rápida y eficaz del paciente que llega al
servicio de urgencias hospitalarias con un dolor torácico es
muy importante, porque aporta ventajas para la temprana
iniciación del tratamiento. Esto favorecerá claramente
el pronóstico de los pacientes que sufren un síndrome
coronario agudo (angina de pecho, infarto de miocardio,
muerte súbita).
Actualmente, la identificación de los pacientes
con sospecha de sufrir un episodio de este tipo comienza
con la realización de un electrocardiograma y un examen
físico e histórico, en el que se incluyen los antecedentes
familiares y los factores de riesgo cardiovascular que
sufre el paciente. En un electrocardiograma sin elevación
del segmento ST, el diagnóstico de infarto de miocardio
se basa principalmente en la detección en la sangre de
biomarcadores de necrosis miocárdica. En la actualidad,
el biomarcador más utilizado para dicha detección es la
troponina I, que también se utiliza como biomarcador de
riesgo de evento cardíaco, incluyendo muerte e isquemia recurrente. No obstante, tanto la troponina I como
otros biomarcadores utilizados menos específicos, tienen
grandes limitaciones para detectar necrosis o muerte de
tejido miocárdico.
Mediante la proteómica se han estudiado recientemente los cambios en la expresión de las proteínas en la
sangre en pacientes durante la fase aguda de un infarto, y
se han identificado nuevas proteínas que pueden ayudar a
clasificar el tipo de isquemia coronaria, lo que puede resultar muy útil para su tratamiento inmediato.
La medicina personalizada se basa en las diferencias existentes entre individuos y, por lo tanto, aspira a dar
a cada paciente el tratamiento más adecuado de forma
individual. La farmacoproteómica se puede definir como
el estudio de la respuesta farmacológica de un paciente en
función de las proteínas que expresa.
En el área cardiovascular, la farmacoproteómica
es una rama de reciente utilización y que, entre otras
aplicaciones, puede ayudar a desvelar el siempre debatido aspecto de la identificación de los efectos de clase
o grupo terapéutico, es decir, si un fármaco antihipertensivo ejerce beneficios cardiovasculares añadidos frente a
un fármaco semejante de la misma familia (éste bajaría la
tensión arterial, pero no tendría efectos cardiovasculares).
Aportaciones de la investigación en el área cardiovascular en España
A través de los cambios que ejerce un tratamiento farmacológico determinado sobre las proteínas que se expresan es posible llegar a conocer los efectos psicotrópicos
de los fármacos.
En resumen, la proteómica y la farmacoproteómica
pueden ser herramientas muy útiles para el desarrollo de
nuevos fármacos y la búsqueda de biomarcadores pronósticos y de evolución de las enfermedades cardiovasculares,
e incluso pueden ayudar a controlar mejor las interacciones
farmacológicas. No obstante, para alcanzar un uso más específico de estas nuevas ciencias se necesita primero conocer
el proteoma de los órganos implicados: corazón, vasos, células de la sangre, plasma, etc., no sólo en condiciones patológicas, sino también en las fisiológicas o normales de salud, lo
que aún no se ha llevado a cabo en su totalidad.
Glosario
Biochips: dispositivos que contienen material biológico similares
a los microchips de los ordenadores. Pueden efectuar millones de
reacciones biológicas, como decodificar genes en segundos.
Comité ético de investigación clínica: organismo independiente
encargado del seguimiento del ensayo clínico, que vela por sus
aspectos metodológicos, éticos y legales.
Efecto placebo: fenómeno por el cual los síntomas de un paciente
pueden mejorar con un falso tratamiento, aparentemente porque
el enfermo espera o cree que funciona.
Ensayo clínico: toda investigación efectuada en seres humanos
para determinar o confirmar los efectos clínicos y farmacológicos
de uno o varios medicamentos con el fin de analizar su seguridad
y/o eficacia.
Episodio isquémico: falta de aporte de sangre y, por tanto, de
oxígeno y nutrientes, a una zona del organismo.
Consultas más frecuentes
¿Cuáles son las diferencias entre la investigación básica y la
aplicada?
La investigación básica está más orientada al descubrimiento de
nuevas teorías e hipótesis, y la aplicada, a la puesta en práctica de
dichas teorías.
Investigación cardiovascular: conjunto de actividades y tareas
encaminadas a conocer o mejorar la prevención, la asistencia, la
curación y/o la recuperación de las enfermedades cardiovasculares. Se articula a través de proyectos de investigación y/o ensayos
clínicos regulados mediante publicaciones rigurosas y difundidas
por la sociedad científica.
¿Cómo pueden obtener fondos públicos los hospitales para
financiar la investigación?
Las principales fuentes de financiación se encuentran en los
programas de investigación y desarrollo que fomentan la UE, la
Administración del Estado, junto con las comunidades autónomas como financiadores públicos, y las obtenidas del mundo
empresarial, principalmente de los sectores farmacéutico y de
tecnología sanitaria.
Investigación traslacional: coordinación e intercambio de información entre investigadores básicos y clínicos que persiguen la
rápida aplicación de los nuevos descubrimientos científicos a
la práctica clínica habitual.
¿Con qué estructuras cuentan los hospitales públicos para
fomentar la investigación?
La fórmula organizativa más extendida se basa en una comisión
de investigación (con composición libremente elegida entre profesionales del hospital), el comité ético de investigación clínica y
la unidad de soporte a la investigación.
Miocardio: masa muscular del corazón. Su irrigación (y, por tanto,
su oxigenación) se lleva a cabo a través de las arterias coronarias.
¿Cuáles son en la actualidad las principales líneas de investigación cardiovascular?
Las líneas prioritarias en la investigación cardiovascular son las relacionadas con la biología molecular, la aterosclerosis, los trastornos
del ritmo cardíaco, la imagen cardiovascular, el estudio genético de
las enfermedades cardiológicas y la cardiología regenerativa.
¿Qué elemento celular se asocia cada vez con más frecuencia
a la muerte súbita cardíaca?
Las alteraciones en el ADN son un tema constante en la investigación, ya que la mayoría de las enfermedades cardiovasculares asociadas a la muerte súbita cardíaca son de origen
hereditario.
Isquemia coronaria: falta de aporte de oxígeno a las arterias
coronarias que genera un daño en la zona irrigada por esa arteria
ocluida (una zona del miocardio).
Stent: dispositivo, generalmente una malla, que se coloca dentro
de la arteria coronaria durante la angioplastia para mantenerla
abierta y permitir el paso de la sangre.
Bibliografía
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Oficial del Estado núm. 159 (4 de julio de 2007).
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los ensayos clínicos con medicamentos». Boletín Oficial del Estado
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biomédica en los hospitales universitarios». Medicina Clínica
117 (2001): 460-462.
Resumen
• Investigar es buscar, averiguar, descubrir o indagar
una serie de acontecimientos o hechos que permiten
elaborar una teoría y su posible aplicación práctica.
Aunque en España se han mejorado los recursos destinados a la investigación en los últimos años, todavía
nos hallamos lejos de países con el mismo grado de
desarrollo.
• La investigación sanitaria es ante todo un reto social.
La investigación biomédica tiene como misión elevar y
mejorar el nivel de salud y la calidad de vida de los ciudadanos, y requiere de recursos humanos y materiales.
Las fuentes principales para su financiación pueden provenir del sector privado (empresas de tecnologías sanitarias y farmacéuticas) y también de entidades públicas
como el Ministerio de Ciencia e Innovación.
678
• En la actualidad, en la investigación sanitaria, y muy particularmente en la que se realiza en los hospitales, se
habla de investigación traslacional, que se define como
la traslación de la investigación más básica a la práctica
clínica. Para ello es fundamental que en el hospital existan investigadores básicos que comprendan los mecanismos fisiopatológicos de la enfermedad y que mantengan
una interrelación permanente con el personal clínico y
quirúrgico. Todo ello debe favorecer la cooperación y el
intercambio de conocimientos entre los investigadores
básicos y clínicos. En el área cardiovascular hay temas
prioritarios en los que el conocimiento científico avanza
más rápidamente. Entre ellos se encuentran las nuevas
técnicas de imagen, la genética cardiovascular, la terapia
celular, el intervencionismo coronario y la proteómica.
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