Los sistemas de apreciación de la prueba y su presencia en el Derecho venezolano

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD DE LOS ANDES
FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLITICAS
PROGRAMA DE ESTUDIOS A DISTANCIA DE DERECHO
Los sistemas de apreciación de la prueba
y su presencia en el Derecho venezolano
San Cristóbal, Noviembre 2010
La prueba judicial primero se interpreta, luego se aprecia y posteriormente
se valora. Estos son momentos decisivos del proceso judicial y cada uno de ellos
es responsabilidad directa del juez en la búsqueda de establecer la verdad y la
sana aplicación de la justicia.
Este último paso, la valoración, es considerado por algunos autores como
uno de los más importantes de todo proceso ya que, de sus resultados, se origina
la decisión final del juez. Este realiza allí un examen crítico de todos los elementos
de prueba legalmente introducidos al proceso por las partes enfrentadas.
Sartori (2007) indica que todo se reduce a establecer “si esa prueba cumple
con el fin procesal a que estaba destinada convenciendo al juez o no sobre la
veracidad o falta de veracidad de las afirmaciones realizadas durante el proceso”.
Entonces, podemos definir la valoración como el proceso por medio del cual
el juez determina el grado de certeza que pueda tener cada uno de los elementos
aportados por las partes durante el proceso de juicio y esto, en nuestro país, se
encuentra garantizado en la Constitución Bolivariana, en su artículo 49, que otorga
al ciudadano el derecho a la interpretación, a la apreciación y valoración de la
prueba judicial.
La valoración es entonces “el grado de convencimiento que la prueba ha
dado al decisor” Bello (2007). Echandía, por su parte, entiende la valoración
“como la operación mental que tiene por fin conocer el mérito o valor de
convicción que pueda deducirse de su contenido”.
Pero existen diversos enfoques sobre el tema de la valoración de la prueba,
que se originan, citando a Couture, en las preguntas ¿cómo se aprecia la prueba?
y ¿qué eficacia tienen los medios probatorios traídos al proceso? a la hora de
sentenciar.
Al dar respuesta, la mayoría de los autores coinciden en señalar la
existencia de tres sistemas de valoración: el de tarifa legal (que deriva del Código
Germánico), el de prueba libre o de libre apreciación y el de sana crítica. En su
origen todos ellos se relacionan a momentos determinados de la evolución social,
condiciones históricas, organización política e ideas preponderantes.
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Cuando la ley le indica al juez el cómo debe valorar la prueba y establece
un sistema para evaluar la misma, su eficacia o certeza nos encontramos en
presencia de un sistema de tarifa legal. En este caso el valor de la prueba está
predeterminado por la ley (Sartori). Es el operador legislativo, el que le impone al
juez cómo debe valorar la prueba.
Afirma Rivera que con la ley, el juez, le otorga a las pruebas una eficacia
total, parcial o determina su ineficacia en el establecimiento de la verdad durante
el proceso. Su papel se reduce al de aplicador de esta ya que, a cada prueba, la
ley le establece un valor determinado. Los defensores del sistema arguyen que
este sistema se evita la arbitrariedad del juez, se anula su subjetividad y se le
otorgan garantías reales a las partes.
Se le critica que conduce a la mecanización de la función del juez, que se
impone la verdad procesal sobre la verdad de los hechos, que no importa el
contexto de los hechos ya que se uniformiza el proceso y por lo tanto la justicia y
la sentencia pudieran no significar lo mismo.
Calamandrei, citado por Bello, agrega que este sistema “no podría penetrar
en el juicio lógico u operaciones mentales, experiencias y conocimientos prácticos
sobre la vida que realiza el decisor”.
La libre apreciación, por otra parte, es un sistema diametralmente opuesto
al anterior. Rivera indica que se le otorga al juez la libertad absoluta para apreciar
la prueba de acuerdo a su “convicción moral”. Es decir, la razón y la experiencia
particular del juez son las que le conducen a una conclusión “que le parezca
deducible del material probatorio, que contenga la causa”.
Para Clariá Romero, citado por Sartori, “se da predominio al sentimiento
sobre la razón… la intuición sobre la ciencia y la técnica”. El operador de justicia
es libre de valorar y otorgarle a la prueba el grado de eficacia que considere
pertinente.
Sin embargo, argumenta Rivera, la libre apreciación en nuestros tiempos no
significa ausencia de formalidades, no contradice la aplicación de reglas ni se
presenta en forma, absolutamente pura ya que el legislador fija limitaciones para
ella aunque no haya criterios legalmente preestablecidos.
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Por su parte, en los sistemas de sana crítica, el juez busca llegar a la
verdad mediante la aplicación de la lógica y la dialéctica. Este sistema, de amplio
arraigo en Latinoamérica, deriva de la española Ley de Enjuiciamiento Civil de
1855.
El juez se vale de la lógica para comprender los alcances de la prueba pero
también se fundamenta en su experiencia en el abordaje del caso particular y las
pruebas presentadas en el proceso. Una de las principales características de este
sistema es que el juez se encuentra obligado a fundamentar su decisión.
Indica Sartori que, aunque no se encuentran reglas de sana crítica definidas
en nuestras leyes, se supone “la existencia de ciertos principios generales que
deben guiar, en cada caso, la apreciación de la prueba y que excluyen, por ende,
la discrecionalidad absoluta del juzgador”.
Al pretender ubicar el caso venezolano dentro de uno de los sistemas
estudiados,
nos
encontramos con
aspectos
particulares.
El
Código
de
Procedimiento Civil en su artículo 507, señala la aplicación de la sana crítica por
parte del juez pero establece un claro límite: a menos que exista regla legal
expresa para valorar el mérito de la prueba.
Para el campo civil nos encontramos con la coexistencia de los sistemas de
tarifa legal y el de sana crítica. En el campo del derecho penal, el artículo 22 del
Código Orgánico Procesal Penal establece el sistema de apreciación de la sana
crítica, observando las reglas de la lógica, los conocimientos científicos y las
máximas de la experiencia.
Y en el derecho laboral el artículo 10 de la Ley Orgánica Procesal del
Trabajo indica que se apreciarán las pruebas según las reglas de la sana crítica
pero que, en caso de duda, preferirán la valoración más favorable al trabajador,
con lo que se abre el espacio para deducir la presencia de un sistema de libre
convicción dada la libertad dada al juez.
Dadas estas particularidades podemos concluir que en Venezuela, en
relación a los sistemas de valoración de pruebas, y coincidiendo con Bello
Tabares, existe un sistema mixto, “donde se asume para valorar algunas pruebas
el sistema tarifado y para otras el sistema de sana crítica”.
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MATERIAL CONSULTADO:
•
BELLO, Humberto (2007) Tratado de derecho probatorio, Ediciones
Paredes, Caracas, Venezuela.
•
RIVERA M., Rodrigo Las pruebas en el Derecho venezolano. Universidad
Católica del Táchira. Material aportado por la Cátedra.
•
SARTORI, José (2005) Valoración de la prueba y el Mundo jurídico
multidimensional. Papel de Trabajo, consultado en página web: www.ederecho.org.ar/.../VALORACION%20DE%20LA%20PRUEBA_2007.doc
•
Material de la Cátedra
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