El proceso de urbanización en el mundo y en España. La

Anuncio
3. TENDENCIAS ACTUALES EN EL TERRITORIO URBANO:
3.1. El proceso urbanizador mundial
Se puede afirmar que el mundo en su conjunto está llevando a cabo un enorme
esfuerzo urbanizador, que hace que, en la actualidad, el mundo urbano acoja a la misma
cantidad de personas que el rural. En 2050, si se cumplen las previsiones, la población que
viva en las ciudades será el doble que la que lo haga en localidades rurales.
La población mundial está creciendo: de 1950 a 2007, la población se ha multiplicado
por 2,63, pero lo está haciendo más la población urbana, que en el período señalado se ha
multiplicado por 4,46. Así, esta población, que en 1950 suponía el 29,1% del total de la
población mundial, en 2007 era el 49,4% y en 2050 superará el 69,7%.
Europa y Norteamérica comenzaron antes, ya a mediados del siglo XVIII y principios
del XIX. Sus procesos industrializadores y de implantación del libre mercado se vieron
acompañados por una redistribución de los recursos (entre ellos los humanos), que llevaron,
entre otras cosas, población del campo a la ciudad, en un fortísimo éxodo rural.
Posteriormente, el lento declive de las actividades agrarias favoreció la emigración desde lo
rural a lo urbano, pero ahora de una manera lenta, acorde con el progresivo envejecimiento
de los puntos de origen.
En el resto de los continentes las cosas han sido diferentes. El proceso de urbanización
ha sido mucho más tardío (hay que esperar hasta la segunda mitad del siglo XX) y no se
debe exclusivamente al desarrollo económico. La industrialización en estos países es casi
inexistente y la implantación de una economía de mercado que posibilite (y facilite) una
redistribución de los recursos está siendo muy lenta. En estos países lo que se está
produciendo es un doble proceso:
- El crecimiento demográfico no está pudiendo ser absorbido por el crecimiento
económico en las áreas rurales, lo que está ocasionando una huída hacia otros
ámbitos, fundamentalmente a las ciudades, donde aunque no hay ninguna seguridad
de mayores ingresos, sí que hay más oportunidades o posibilidades de supervivencia
que en el mundo rural. Cuando no las hay, se inicia el camino hacia la emigración
hacia los países desarrollados.
- Las ciudades están concentrando a la población joven, en edad de procrear, por ello
están teniendo unas cifras de crecimiento demográfico mucho mayores que el mundo
rural.
Si comparamos los datos de crecimiento de la población urbana, vemos que, desde
1950, Europa la ha multiplicado por 1,9 y Norteamérica por 2,5, pero África lo ha hecho por
11,3, Asia por 6,9 y Latinoamérica por 6,5.
Además, este desarrollo urbano se ha hecho sobre la base de un aumento de las grandes
ciudades (más de un millón de habitantes) y una disminución de las más pequeñas.
Esta tendencia a la aglomeración en las grandes urbes es muchísimo más patente en los
países subdesarrollados que en los desarrollados, donde el crecimiento de estas grandes
metrópolis está cediendo o estancándose (cuando no están decreciendo), para dar paso al
desarrollo de las ciudades pequeñas y medianas.
3.2. El proceso urbanizador en España
En el último cuarto del siglo XX comenzó a producirse un profundo cambio en las
ciudades, que pasaron (PRECEDO) del modelo “industrial” al “global”. Esa etapa de cambio,
que en España está concluyendo en los primeros años del siglo XXI, ha sido denominada fase
de transición o “postindustrial”.
La fase industrial (1850 a 1975) El proceso urbanizador al que las ciudades españolas
deben la mayor parte de su tamaño y características se inició a mediados del siglo XIX y,
como los procesos de industrialización y de imposición del libre mercado de los que es
deudor, fue tardío, lento e incompleto.
EL MUNDO URBANO ANTES DE 1850
Casi todas las ciudades españolas tuvieron su origen en la época romana o medieval, pero las ciudades
preindustriales eran muy distintas:
•
•
•
Mucho más pequeñas
Mantenían pocas relaciones entre ellas
Organizaban territorios pequeños (su término municipal) y cuando lo hacían era a través de
funciones administrativas, judiciales o militares.
Cuatro circunstancias que influirán en el panorama urbano español:
1/ La existencia de varios reinos en el solar de lo que hoy es España, conviviendo con un elevado grado de
independencia (con sus aduanas, sus sistemas económicos propios, sus monedas, sus leyes, etc.), originó un
elevado grado de desarticulación del territorio. La situación comenzó a cambiar con la instauración de la
dinastía borbónica y la implantación del Decreto de Nueva Planta (1716), que suprimía la autonomía de los
reinos e iniciaba lo que sería una política centralista, sentando las bases para que se pudiera ir estableciendo
un sistema territorial español.
2/ El establecimiento de la capitalidad del reino en Madrid (1563), dará lugar a la formación de una gran
ciudad que progresivamente irá organizando (centralizando la organización) del territorio español. Para tal
fin, se irá progresivamente estableciendo una red radial de caminos, que reforzará el papel central de
Madrid, convertida en el nodo de conexiones de flujos interregionales.
3/ El progresivo establecimiento, especialmente durante el siglo XVIII, de un contraste entre un centro
peninsular demográficamente regresivo (excepto Madrid) y una periferia litoral más densamente poblada y
con unas ciudades en desarrollo, fundamentalmente vinculadas al comercio internacional (Barcelona,
Valencia, La Coruña, Bilbao, Santander, Pasajes, Sevilla, Cádiz...). De esta forma, ya durante el siglo XVIII,
comienzan a establecerse unos enclaves “privilegiados” situados en Madrid, Barcelona y su hinterland, zona
levantina, bajo Guadalquivir y cornisa vasca. Serán las zonas de desarrollo español, vinculadas a los
capitales acumulados con el comercio internacional, que posteriormente recibirán, como veremos, un nuevo
impulso con el desarrollo industrial.
4/ El Real Decreto de 30 de noviembre de 1833 por el que se procedía a la división territorial de España en
las provincias actuales, estableciendo también la capitales de provincias, sentó las bases para el desarrollo
de los sistemas provinciales y dotó a las capitales de las funciones administrativas sobre sus demarcaciones.
Por otro lado, la creación del sistema provincial y la abolición del regional, dará al traste con los últimos
vestigios de la antigua organización en regiones/reinos, fortaleciendo las posibilidades del sistema estatal.
En esta fase se produjeron cuatro hechos fundamentales y simultáneos:
-
El éxodo rural que llevó población del mundo rural a las ciudades que se habían
convertido en centros industriales y comerciales.
Se implantó el primer sistema urbano español
Las ciudades industriales, con una población joven y en aumento, tuvieron tasas de
crecimiento superiores al mundo rural.
-
No todas las ciudades tuvieron el mismo crecimiento: unas cuantas, las de mayor
tamaño, se convirtieron en centros industriales y recibieron población del éxodo
rural; otras, medianas o pequeñas, siguieron ancladas en funciones administrativas,
no se convirtieron en centros industriales y se estancaron o perdieron población.
En esta fase se observan dos períodos claramente diferenciados
- De 1850 a 1930: el crecimiento industrial y urbano su lento, con interrupciones y estuvo
muy focalizados; no obstante se introdujeron varios cambios/innovaciones:
1. La introducción de innovaciones industriales que da lugar al establecimiento de
fábricas en dos focos principales: Barcelona y sus alrededores y País Vasco litoral.
2. La lenta introducción de innovaciones agrícolas que produce un también lento
crecimiento de la producción y un progresivo excedente de mano de obra (los
adelantos hacen necesaria parte de la mano de obra y el aumento de la producción,
a la par, hace aumentar la población), que se canalizará en la emigración a las
ciudades (éxodo rural) o hacia el extranjero.
3. La creación de una red radial de ferrocarriles que organizará en este sentido los
flujos de mercancías y personas, reforzando la posición de Madrid y marcando los
futuros ejes del desarrollo español (no hay que olvidar que la red de carreteras era
también radial).
4. El aumento de las inversiones, bien extranjeras (fundamentalmente en minería y
ferrocarriles) bien de españoles o de los indianos ricos repatriados tras la pérdida de
las últimas colonias españolas.
El impacto de estas innovaciones fue mayor en las ciudades costeras que en el interior,
reforzando la situación preindustrial. Así, nos encontramos con:
1. Unas zonas dinámicas: litorales (en el cantábrico, desde Asturias al País Vasco,
con su centro en Bilbao; en el mediterráneo desde Barcelona y su hinterland hasta la
región valenciana, con su centro en Barcelona) en el cuadrante NE, con su conexión
por el valle del Ebro, donde Zaragoza comienza a desarrollarse. Madrid continúa su
crecimiento en medio de unas castillas declinantes.
2. Otras zonas regresivas en el interior, con una agricultura subdesarrollada, ajena
a las innovaciones, donde sólo se fraguan flujos administrativos provinciales y
comarcales.
- De 1960 a 1975 es la fase de industrialización y de urbanización definitiva. Dejadas
atrás la Guerra y la Postguerra (1936-56), España inicia una aceleradísima industrialización,
que irá acompañada de la urbanización definitiva. Varios factores marcaron el proceso e
influyeron en las características de nuestro sistema urbano:
1. La adopción de un modelo económico “desarrollista” a ultranza, en el que el
objetivo prioritario era el aumento de la producción. La localización de las nuevas
industrias buscó las “economías de aglomeración”, lo que fortaleció las tendencias
centralizadoras que ya estaban presentes en el período anterior.
2. Un movimiento migratorio hacia los focos industriales de dimensiones hasta el
momento desconocidas (una tercera parte de la población española cambió de lugar de
residencia en esos quince años), que tuvo dos consecuencias:
- La demanda de vivienda en las ciudades industriales creció mucho más allá de
lo previsto y se desataron fuertes movimientos especulativos: el suelo urbano
tuvo más valor económico que habitacional. En estas condiciones, la planificación
urbana era imposible, y los mismos desequilibrios que se plasmaron en los
sistemas urbanos, se dieron en el interior de las ciudades, donde se da una fuerte
segregación según el valor del suelo.
- Los espacios rurales sufrieron una situación de estancamiento, cuando
no de regresión demográfica y económica. Con fuertes corrientes emigratorias,
la población rural iniciaba un proceso de envejecimiento, que la colocaría en una
situación muy precaria. En este período de tiempo, el 80% de los municipios
rurales perdieron población. Las cabeceras comarcales, antiguas organizadoras
del espacio rural por medio de flujos administrativos y comerciales, vieron como
las bajas rentas de las áreas que organizaban impedían el crecimiento de su
sector terciario y, alejadas del proceso industrializador y con un sector agrario en
crisis, languidecieron lentamente.
3. Se optó por una política centralista, propia de un régimen autoritario. Para
contrapesar las tendencias centrífugas del nacionalismo catalán y vasco, se quiso
reforzar el papel central de Madrid. Para ello, junto al reforzamiento de sus funciones
políticas y administrativas de ámbito estatal, se realizó una fuerte inversión pública y
se incentivó la iniciativa privada para que invirtiese en la ciudad. De esta forma,
Madrid se convirtió en la primera concentración industrial y empresarial de
España, y tuvo un rápido crecimiento de su espacio urbano, adsorbiendo las
poblaciones y municipios de su hinterland.
4. El turismo (desde 1960, España es una gran potencia turística) será otro de los
grandes motores de la urbanización, especialmente en el litoral mediterráneo y las
islas. Se formarán aglomeraciones urbanas importantes (por ej., Benidorm, con
200.000 habitantes en temporada alta) o importantes zonas urbanizadas, como las de
la Costa del Sol, la Costa Brava o la Costa del Azahar. El “boon” turístico también
llevará acarreado una sobrevaloración del suelo y fenómenos especulativos, quedando
olvidada cualquier política planificadora o de ordenación del territorio.
5. De 1964 a 1976, la política económica se guió por los llamados Planes de
Desarrollo, conjunto de políticas del Estado que se proponían la industrialización
acelerada e introducir factores de corrección para equilibrar el modelo territorial
concentrado que se estaba dando. Para ello se plantearon los Polos de Desarrollo, que
eran zonas de localización industrial promovidas por el Estado con incentivos fiscales,
suelo barato, buenos sistemas de comunicaciones, infraestructuras, etc. Se crearon
en:
a/ Las periferias del triángulo NE industrializado, en las zonas de contacto de los
principales ejes, buscando la creación de nuevos ejes de crecimiento, que
descongestionasen las antiguas zonas de concentración industrial:
o
o
Polo de Zaragoza y Polo de Logroño, en la zona de contacto de País VascoBarcelona-Madrid.
Polos de Valladolid y Burgos, en el contacto Madrid-País Vasco.
Los gobiernos regionales también promovieron Polos locales, como los de Vitoria y
Pamplona, en la periferia del subsistema vasco.
b/ Las zonas deprimidas emigratorias, buscando una cierta ordenación del
territorio industrial y frenar las fuertes tendencias al vaciado de población:
o
Polos de La Coruña-Vigo-Villagarcía, en un eje gallego.
o
o
Polos de Sevilla-Huelva-Campo de Gibraltar, en un eje andaluz.
Polos en zonas con debilidades estructurales: Oviedo, Córdoba y Granada.
Los resultados de este primer intento de una tímida reordenación territorial fueron
muy desiguales, aunque contribuyeron a la potenciación de las ciudades medias en las
que se llevaron a cabo.
6. Al final de la etapa aparecieron las primeras deseconomías de escala, que
orientaron a la iniciativa privada a salir de las congestionadas ciudades hacia
localizaciones industriales en sus periferias, en lugares bien comunicados y próximos a
los mercados, donde el suelo fuese barato y hubiese mano de obra disponible y no
problemática.
De lo todo ello se derivaron las siguientes consecuencias territoriales
1/ El crecimiento fue mayor en las grandes ciudades y las medias
2/ La urbanización afectó sobre todo a la mitad norte peninsular, especialmente a los
grandes ejes urbanos de crecimiento:
-
Cantábrico (País Vasco-Santander-Asturias)
Catalán (Barcelona y su periferia y los enclaves turísticos)
Área Metropolitana de Madrid.
-
-
Eje levantino (Valencia-Alicante-Murcia y zonas turísticas)
Ejes de conexión:
o Valle del Ebro
o Burgos
o Valladolid
Baleares
3/ El interior rural y Andalucía entraron en una situación regresiva, aunque
esta última verá como a comienzo de los 70 se comienza a plantear una
revitalización en la zona del bajo Guadalquivir (polos de desarrollo) y en algunas
zonas del este (turismo y comienzos de una agricultura especializada (invernaderos).
En resumen, la ciudad industrial tenía unas funciones industriales y comerciales, y su
desarrollo daba lugar a:
-
Fenómenos internos de zonificación, segregación y desigual reparto de servicios y
rentas, que se relacionaban con factores de proximidad y accesibilidad
Disociación de lo rural y lo urbano, quedando lo rural como espacio segregado y en
declive.
Invasión de los municipios rurales próximos a la ciudad por el crecimiento de ésta,
originando áreas metropolitanas férreamente controladas por la ciudad central. El
territorio rural invadido perdía completamente las funciones, formas y características
rurales, mientras que el alejado o ajeno a la vida urbana quedaba anclado en
funciones agrarias y morfologías tradicionales, que lo anclaban en un pasado “sin
futuro” (irreversible declive que llevaba asociado una permanente migración hacia los
polos urbanos)
2. La ciudad postindustrial se corresponde con el desarrollo del sector terciario
(terciarización económica), el desarrollo de las nuevas tecnologías asociado a la tercera
revolución industrial y al desarrollo de una tupida y extensa red de comunicaciones
(transporte, telecomunicaciones, etc).
2.1. Cambios en España entre 1975-1995:
A. En 1973 comenzó un ciclo de crisis económica (en España tuvo sus momento álgidos en
1977-84 y 1992-94). Se trataba de una crisis estructural que afectó especialmente a los
sectores industriales, al modelo energético y al modelo “fordista” (concentración productiva
para abaratar costes y obtener ventajas en el mercado) de organización de las empresas. En
España el impacto de la crisis fue muy importante dado que el proceso de industrialización,
que acababa de concluir, había sido muy acelerado y, además, que España se había
especializado en sectores muy intensivos en mano de obra, de tecnología media-baja y de
costes laborales bajos, que eran precisamente los que estaban en crisis. Para salir de esta
crisis se introdujeron varios cambios fundamentales:
a. Se implementó el desmantelamiento arancelario para favorecer el comercio y la
competencia, buscando mercados más amplios. El resultado fue lo que hoy llamamos
“globalización”. primero fueron los sectores industriales y después, progresivamente,
los agroalimentarios, la tecnología, las finanzas, y parte de los servicios.
Paralelamente se llevó a cabo la liberalización de las localizaciones productivas, que
permitió a las empresas de los países desarrollados implantarse en los
subdesarrollados (mano de obra más barata y menos costes medioambientales) o
subcontratar empresas de estos. El resultado ha sido el desarrollo de potentísimas
redes mundiales de comercio, finanzas, empresas, etc. estas redes tienen sus
centros (donde se gestionan y controlan los flujos de las redes) en las ciudades,
fundamentalmente en las grandes ciudades que, de esta manera, han desarrollado
una fuerte especialización en actividades del sector terciario.
b. La
aplicación
de
nuevas
tecnologías
(informática,
ofimática,
robótica,
microelectrónica, láser, nuevos materiales, ingeniería genética…) a la producción
industrial (reconversión), que condujo a una menor utilización de mano de obra en
este sector económico (desindustrialización de la mano de obra), a la vez que
aumentaba fuertemente la producción. La innovación tecnológica se ha convertido en
la principal arma para aumentar la competitividad y los llamados “parques
c.
tecnológicos” en el principal emblema del progreso. En España, son Madrid y
Barcelona las dos zonas en las que más innovación se produce y se aplica, además
de los dos principales mercados de la tecnología.
Un nuevo planteamiento en la organización de las empresas buscando ahorrar costes
y mejorar la eficiencia. Se redujo el tamaño de los segmentos productivos, muchos
de los cuales se externalizaron. De esta forma, los segmentos externalizados caen en
manos de otras empresas más pequeñas y más fáciles de organizar y controlar, que
tienen que competir entre sí para ganar el abastecimiento a las grandes empresas.
De esta competencia surge un abaratamiento de precios y de costes.
Simultáneamente, las grandes empresas comenzaron a localizar los diferentes
segmentos productivos en los lugares que resultaban más idóneos: los sectores
intensivos en mano de obra allí donde ésta es más barata, los que requieren
formación y tecnología, allí donde se dispone. El resultado fue la deslocalización de
España y de Europa de muchos de los segmentos productivos en los que nos
habíamos especializado. Externalización y deslocalización exigieron a las empresas
un alto grado de gestión y organización. De esta forma, la logística, la organización
de empresas, las comunicaciones, el transporte y los demás servicios a las empresas
cobraron gran importancia y pasaron a ocupar cada vez a más personas. Se estaba
comenzando la terciarización. Las ciudades y sus áreas metropolitanas se
desindustrializaron y, a la vez, se fueron terciarizando.
De esta forma, la crisis y la deslocalización afectaron negativamente a las ciudades y
áreas urbanas industriales, especialmente a las que tenían una fuerte especialización
en sectores de la primera revolución industrial, como la franja cantábrica, Barcelona
y las zonas deprimidas emigratorias en las que la industrialización se había debido a
la implantación de “polos de desarrollo”, mientras que las que tenían una mayor
diversificación industrial se vieron afectadas, pero en menor medida. El caso más
negativo lo sufrieron el eje cantábrico y las zonas industriales gallegas y andaluzas,
El caso cantábrico: además de esa especialización en sectores en crisis y
deslocalización, se sumaron otros factores:
-
Un predominio de las grandes empresas, con fuertes inversiones, que tenían
muy difícil la reconversión.
-
-
Una fuerte implantación sindical que había dado lugar a salarios
relativamente altos, que permitía poco margen para la reasignación de mano
de obra, y que hacía poco apetecible la zona para la implantación de nuevas
empresas.
Un medio ambiente muy deteriorado, que hacía poco atractiva la zona para
nuevas inversiones.
Un conflicto terrorista.
El resultado fue que la zona entró en un declive económico y demográfico del que no
se recuperó hasta la mitad de los noventa. El País Vasco a través de una
reconversión muy profunda que lo llevó a convertirse en una zona con un industria
con elevado I+D+i, fuertemente especializada en servicios, y con una amplia zona de
deslocalización en torno a ella, que va desde la zona oriental de Cantabria, hasta
Burgos, Álava, La Rioja, Navarra y la zona occidental del valle del Ebro. Cantabria,
además de esta deslocalización (que le permite seguir vinculada al “eje vasco”,
aprovechó las oportunidades del desarrollo turístico y del sector servicios. Asturias
aún no ha conseguido una reconversión completa: su industria, apoyada
artificialmente por subvenciones, sobrevivió a las primeras oleadas de la crisis, pero
no se reconvirtió, y el sector terciario no ha tenido un desarrollo suficiente. Así, en
declive y rotos sus enlaces con el eje vasco, hoy parece que quiere vincularse a un
nuevo eje Valladolid-León-Oviedo surgido tras el trazado de una nueva autovía. De
cualquier forma, su perfil se asemeja cada vez más al del interior gallego, como zona
deprimida económicamente, con una población muy envejecida y con corrientes
migratorias hacia el exterior.
El caso de las zonas deprimidas que recibieron el impulso industrial a través de la
localización en su suelo de “polos de desarrollo”, en los que se instalaron grandes
industrias especializadas en sectores intensivos en mano de obra, fue distinto: la
crisis de esos sectores, tuvo diversas respuestas: en Andalucía, a través de apoyos y
subvenciones, los astilleros y algunas industrias químicas prolongaron su agonía y
fueron poco a poco cerrando, mientras que otros sectores, como refinerías y otras
químicas, fueron renovándose y encontrando, poco a poco, viabilidad y rentabilidad;
en Galicia, astilleros, conserveras y otras industrias semejantes entraron en una
agudísima crisis, mientras que el textil se reconvirtió o el sector del automóvil
consiguió ir renovándose y ser rentable. En el caso andaluz, el desarrollo del sector
servicios (especialmente del turismo) y la conexión (AVE y autovías) con Madrid y, a
través suyo, con el eje mediterráneo y con el corazón europeo, o el desarrollo de una
incipiente red con la zona del Magreb, han ido dando vitalidad a la zona y la están
convirtiendo en una zona emergente europea. En Galicia, la consolidación de dos
zona de progreso (A Coruña-Santiago, al norte, y Pontevedra-Vigo, al sur), su
progresiva conexión y el emergente trazado de una red transfronteriza Oporto-A
Coruña, con conexiones (autovías) con Madrid y con el País Vasco y, a través de
ellos, con el “pentágono” europeo, están convirtiendo a esa zona litoral en una zona
bastante dinámica.
El resto de las zonas industriales fueron reconvirtiendo sus sectores más críticos y
trasladando su especialización hacia sectores más innovadores o hacia el sector
terciario. Barcelona acompañó la deslocalización hacia su hinterland y hacia la
provincias limítrofes (llegando hasta Castellón en la actualidad) con su reconversión
en una gran MEGA europea, con una fuerte implantación de los sectores terciarios
más modernos. El eje Valencia-Alicante, con una gran diversificación industrial,
deslocalizó o cerró las producciones más intensivas en mano de obra (textil, madera,
siderometalúrgica, etc.) y mantuvo las de material de transporte y otras más
innovadoras, paralelamente el desarrollo del turismo y del terciario avanzado, junto
con el desarrollo de modernas industrias agroalimentarias ha dado una gran vitalidad
a la zona, que ha dado lugar a una fuerte deslocalización de personas y actividades
hacia el interior, llegando (nueva autovía) hasta Albacete y zonas de Cuenca, hacia el
norte, hasta Castellón, y hacia el sur, hasta Murcia y Almería. Baleares fuertemente
especializada en turismo y servicios es una de las zonas más progresivas de España.
Madrid, fue abandonando su especialización industrial y desarrollando el sector
terciario hasta convertirse en la quinta MEGA europea, una ciudad competitiva con
las grandes urbes europeas. Valladolid y Zaragoza, insertas en sendos ejes de
comunicación, aprovecharon esta posición para sustituir las industrias obsoletas por
nuevos sectores terciarios vinculados con la logística, el transporte, etc.
B. La incorporación a la Comunidad Económica Europea (1986) incidió en ese marco
económico, aumentando las dificultades: se hicieron necesarios reajustes en el sistema
productivo para incorporarlo a un mercado libre (hubo que pasar de un modelo
“proteccionista” a otro de librecambio) y para adaptarnos a la normativa comunitaria.
Además, al incorporarnos al entones llamado Mercado Común nuestros sectores productivos
quedaron expuestos a la competencia con los demás países comunitarios. El aumento del
comercio intraeuropeo ha dado lugar a una potenciación de esa función en las ciudades
comerciales, y con ella, del resto del sector servicios que le sirve de apoyo.
C. La transición política hacia la democracia tuvo también sus consecuencias:
a. La implantación de la democracia condujo a un replanteamiento de las formas de
gobierno, que llevó a una nueva valoración sobre la importancia de la “opinión pública”. Si
hasta ese momento se le había dado escasa importancia a la opinión de los españoles que
habitaban la España regresiva, la que había sufrido los impactos territoriales negativos de la
industrialización o la que vivía en los barrios segregados de las ciudades industriales, ahora,
que se habían convertido en votantes y que había partidos políticos dispuestos a convertirse
en sus portavoces, comenzaba a cobrarla , y los diferentes gobiernos comenzaron a actuar
en políticas de ordenación territorial orientadas a corregir esos desequilibrios. A estas
políticas se sumaron los fondos que llegaron de la UE para cofinanciar el desarrollo y la
cohesión. El resultado fue el trazado de modernas infraestructuras de transporte y la
financiación de proyectos de desarrollo propio, que han servido para el surgimiento de
nuevas zonas emergentes, como el corredor Madrid-Comunidad Valenciana a través de
Albacete, o el eje Mérida-Badajoz. Es interesante este último ejemplo. La tierras pacenses
eran una de las zonas más deprimidas de la geografía española, y gran parte de ellas lo
siguen siendo, pero el trazado de una autovía Lisboa-Madrid, que pretende ser la conexión
principal de la capital lusa con el “pentágono” dio la oportunidad a Badajoz de convertirse en
un enlace de esa ruta, a provechando su posición fronteriza. La ciudad portuguesa de Évora
intentó lo mismo. El desarrollo de las relaciones transfronterizas entre las dos ciudades ha
permitido el desarrollo regional y ha supuesto un fortalecimiento de las dos ciudades,
creando un foco emergente de crecimiento. A ello, hay que sumar los efectos de la
deslocalización (Badajoz sigue ofreciendo mano de obra relativamente barata y poco
conflictiva) desde la aglomeración sevillana.
b. La implantación del sistema territorial autonómico supuso un nuevo marco territorial
en el que resolver los problemas y afectará al sistema de organización territorial hasta
entonces vigente. Analizaremos dos aspectos: 1) cómo influyen los nuevos límites regionales
sobre la red urbana ya establecida; y 2) cómo influye la implantación de nuevas capitales
regionales en las redes de ciudades de los subsistemas existentes:
1) Relaciones entre los sistemas urbanos funcionales existentes y el mapa
autonómico. Observamos las siguientes diferencias:
- Tres subsistemas coinciden con Comunidades Autónomas: Cataluña,
Galicia y Aragón.
- Dos grandes subsistemas funcionales perdieron zonas de influencias:
•
•
El País Vasco: Navarra, Cantabria y La Rioja
Madrid: Segovia, Guadalajara y Toledo
- Andalucía y País Valenciano también perdieron áreas de influencia (Badajoz
y Murcia y Albacete, respectivamente), pero ganaron coherencia interna.
- Provincias que estaban integradas (dependientes)
funcionales y que vieron alterada su situación:
en
subsistemas
- Formaron
Comunidades
Autónomas
uniprovinciales:
Murcia
(relacionada con Valencia y Alicante), Cantabria, Navarra y La Rioja.
- Se unieron dando lugar a regiones históricas que estaban
desarticuladas: Extremadura, con Cáceres (relacionada con Madrid
y Salamanca) y Badajoz (relacionada con Sevilla).
- Se integraron en nuevas regiones más extensas: Albacete
(relacionada con Murcia) se integró en Castilla-La Mancha, León
(relacionada con Asturias) y Burgos (relacionada con País Vasco y
Madrid) en Castilla-León.
2) ¿Cómo influyen las nuevas capitalidades autonómicas en los sistemas funcionales?
La capitalidad autonómica permitió a los lugares elegidos aumentar sus funciones
administrativas y políticas, lo que favoreció el aumento de la población, la gestión de
recursos, etc. además de dar lugar al desarrollo de flujos desde la capital hacia el
resto del territorio. Veamos como se hizo esa adjudicación de la capitalidad:
- Las CC. AA. uniprovinciales mantuvieron la capitalidad anterior.
- Los sistemas funcionales con una ciudad que regía férreamente el sistema
(Cataluña, Barcelona, y Aragón, Zaragoza) mantuvieron la capital en la
ciudad primada.
- En los sistemas en los que dominaba una ciudad, pero había un reparto de
las tareas de organización (no hay un control férreo), la capital también
siguió en la ciudad principal: en el País Valenciano, Valencia, y en Andalucía,
Sevilla.
- En los sistemas en los que dos ciudades rivalizan por el control del sistema,
la capitalidad recayó en una ciudad intermedia:
-
En el País Vasco (Bilbao-San Sebastián) en Vitoria.
En Galicia (La Coruña-Vigo) en Santiago de Compostela.
En Canarias se optó por la capitalidad desdoblada entre Sta. Cruz y
Las Palmas.
- En el interior peninsular, donde no había subsistemas integrados y
dominaban las relaciones interurbanas entre ciudades próximas o las de
ámbito local, y el AAMM de Madrid, con su enorme peso, cubría estas
deficiencias, se produjeron nuevas asignaciones:
-
En Castilla-La Mancha la capital es Toledo, pero con una amplia
descentralización de las tareas capitalinas entre el resto de las
ciudades.
En Castilla-León la capital es Valladolid, que es la metrópoli más
importante.
En Extremadura la capital se estableció en Mérida.
Aunque es pronto para analizar las consecuencias de estas nuevas capitalidades
sobre los sistemas funcionales, si se puede afirmar que de momento han dado mayor
integración a los sistemas y están generando corrientes policéntricas enriquecedoras
de los mismos.
c. Avances en el estado del bienestar: se generalizó la asistencia sanitaria, se extendió la
enseñanza obligatoria y gratuita hasta los dieciséis años, se comenzaron a prestar servicios a
la tercera edad, etc. este proceso absorbió parte de los recursos de la sociedad, pero generó
muchos empleos. La tercera parte de los ocupados en servicios lo hacen en actividades
directamente vinculadas con este estado del bienestar. La distribución de estos servicios se
realiza desde las ciudades y desde las cabeceras comarcales que, así, aumentaron su
terciarización.
D. Cambios demográficos:
•
•
•
La natalidad llegó a tasas bajas en los primeros ochenta, reduciendo el crecimiento
vegetativo.
Las zonas emisoras de emigrantes comenzaron a estar muy envejecidas, y redujeron
sus envíos. Además las antiguas ciudades industriales ahora en crisis o en fase de
reconversión dejaron de tener tanto atractivo.
Las ciudades comenzaron a deslocalizar hacia la periferia cercana y/o bien
comunicada población y actividades económicas, buscando suelo más barato y huir
de las aglomeraciones urbanas . De esta forma la ciudad comenzó a consumir
espacios periurbanos, especialmente a lo largo de las principales vías de
comunicación, y los espacios rurales que rodeaban a lo urbano comenzaron a recibir
población y actividades urbanas.
De los datos podemos sacar varias conclusiones acerca de sus impactos territoriales:
-
La terciarización y la desindustrialización provocaron una atenuación de las
diferencias regionales: la periferia dejó, en 1975, los saldos negativos anteriores y
tiene tasas de crecimiento superiores a las zonas centrales desde 1981; las zonas
centrales crecieron menos desde 1975. Destacan los casos de la Franja Norteña con
un declive notable, producido por la desindustrialización y su no sustitución por un
proceso de terciarización parejo; de Andalucía, especialmente la zona mediterránea
oriental, con un fuerte crecimiento, especialmente desde 1981, amparado en el
desarrollo turístico y en los procesos de terciarización; la llamada zona interior se
estabilizó en cifras ligeramente positivas, aunque siempre muy bajas, con un ámbito
-
-
rural estancado y unas cabeceras comarcales y ciudades que comenzaron a tener un
moderado crecimiento debido a la terciarización.
El crecimiento de las Áreas Metropolitanas fue mayor en las zonas suburbanas que
en las zonas centrales. En la periferia en crecimiento de la población que vivía en las
AAMM fue mayor que las cifras regionales, lo que nos indica que parte del desarrollo
de la periferia se fundamentó en el desarrollo de sus sistemas urbanos. En las zonas
centrales las cifras de crecimiento de las AAMM, desde 1981, son inferiores a las de
sus ámbitos regionales, indicándonos procesos de descentralización de la población
desde las grandes ciudades a pequeñas y medianas ciudades cercanas a las grandes
metrópolis.
Cambio en la relación entre TCR y Urbanización. Hasta 1975 las ciudades,
especialmente las mayores, presentaban una elevada Tasa de Crecimiento Real y un
elevado índice de urbanización, la relación se sustentaba en un Crecimiento
vegetativo alto (mayor que en las ciudades más pequeñas y que en el ámbito rural)
y en una fuerte tasa de inmigración. La situación cambió a partir de 1975. Las zonas
rurales, las cabeceras comarcales y especialmente las pequeñas y medias ciudades
presentan cifras de CV más alto que las grandes ciudades en 1980 y los saldos
migratorios son negativos en los Municipios Centrales, mientras son positivos en las
ciudades medianas y pequeñas, especialmente las de las Áreas submetropolitanas, y
las cabeceras comarcales. El ámbito rural tiende al estancamiento. El proceso de
desconcentración de la población desde las grandes ciudades a las Áreas suburbanas
y a las ciudades pequeñas y medianas de su entorno, origina un envejecimiento de la
población de los municipios centrales (que origina un descenso acusadísimo de la
natalidad) y un rejuvenecimiento de los municipios receptores, que presentan el CV
más alto. El desarrollo turístico de las zonas litorales mediterráneas (Andalucía
oriental, Baleares, Canarias, levante...) y de las insulares, y la implantación de
formas agrícolas innovadoras (en La Rioja, Aragón, Murcia) hacen el resto.
2.2. Procesos que se están produciendo desde la segunda mitad de los noventa que
afectan notablemente a la configuración del territorio urbano:
1. Continúa la deslocalización de los espacios productivos, que siguen saliendo de
las ciudades para instalarse en:
a. Zonas próximas y/o bien comunicadas, donde el precio del suelo es menor y
se evitan las deseconomías de congestión de las grandes ciudades. Se puede
observar en las coronas que rodean a Madrid, a Barcelona, a Sevilla o en los
territorios que circundan el País Vasco.
b. Zonas más alejadas, pero bien comunicadas, donde hay un stock de mano de
obra disponible, poco conflictiva, pero con un nivel formativo suficiente y
superior al que se encuentra en otros países menos desarrollados. Es el caso
de Soria, Burgos, La Rioja, Toledo o Badajoz.
c. Otros países con menores costes laborales o medioambientales, pero con una
buena accesibilidad.
Esta dispersión de las actividades a lo largo de los ejes de comunicación está
originando una gran expansión de los flujos económicos de las ciudades, bien sea
en su entorno bien a mayores distancias, lo que origina la ampliación y el
aumento de complejidad de los territorios urbanos y de los sistemas de
relaciones de las ciudades.
2.
1
La urbanización de las zonas rurales próximas o bien comunicadas con
las ciudades. El elevado precio del suelo en las ciudades, especialmente en
los barrios donde no se dan fenómenos de “proximidad1” y que presentan altas
tasas de “accesibilidad2”, la instalación de zonas de servicios en las periferias
de las ciudades, la extensión de la llamada “sociedad del automóvil”, la
expansión de los puestos de trabajo a las zonas rurales o rur-urbanas próximas
a las ciudades, la progresiva implantación de modelos de crecimiento
“horizontal3” de la ciudad, así como el desarrollo de potentes sistemas de
transporte, están dando lugar a
i. Llegada de población urbana a los núcleos rurales y pequeñas
ciudades próximas y/o bien comunicadas con las ciudades centrales.
El resultado ha sido un potente desarrollo de las áreas
metropolitanas y de las conurbaciones.
ii. El establecimiento de esta población adulta-joven, en edad de
trabajar y de tener hijos y con un cierto nivel de consumo, ha
rejuvenecido la estructura demográfica de estas áreas periurbanas y
ha dado lugar al desarrollo de actividades urbanas que antes
concentraban las ciudades: la construcción, la instalación de
Costes que se derivan de la proximidad a actividades molestas.
Costes o beneficios que se derivan de la lejanía o proximidad a distribuidores de
servicios o a actividades “deseables”.
2
3 La salida de población hacia la periferia de las ciudades ha venido acompañada
por la adopción de modelos de origen anglosajón en las formas de urbanización: la
preferencia por viviendas en edificios independientes o de baja densidad
(unifamiliares, adosados, bloques separados por amplias zonas verdes, etc.), en
contacto con la naturaleza (revalorización de lo natural-rural), con baja densidad
demográfica, en urbanizaciones con servicios. Este proceso, que supone un mayor
consumo de suelo, sólo se puede entender asociado al alejamiento de la ciudad
(donde el precio del suelo es más caro) y al trazado de poderosos sistemas de
comunicaciones.
dispensadores de servicios (grandes áreas comerciales, instalaciones
educativas y hospitalarias, etc.)
iii. Paralelamente las ciudades centrales han visto como su población se
envejece y como pierden funciones residenciales y productivas y se
especializan en las que tienen que ver con los servicios y la gestión.
La llegada de inmigrantes extranjeros, y su establecimiento en los
barrios en los que los precios del suelo no son altos (antiguos barrios
de trabajadores), ha permitido evitar pérdidas en el volumen de las
ciudades y un cierto rejuvenecimiento, pero está generando
problemas de segregación en estos barrios en los que se alojan.
2001 ESPAÑA. POBLACIÓN QUE VIVE EN MUNICIPIOS DE MENOS
DE 10.000 HABITANTES. PORCENTAJE DE OCUPADOS POR
RAMAS DE ACTIVIDAD:
Actividades agrarias:
22,8%
Industria:
27,1%
Construcción:
17,5%
Servicios:
57.0%
El resultado de estos procesos ha sido la multiplicación de los flujos entre la ciudad y
los municipios que forman su área metropolitana o conurbación: los viajes por
motivo de trabajo o para acceder a dispensadores de servicios, las actividades de
distribución, etc. se han multiplicado, dando lugar a un enjambre densísimo de flujos
e interacciones, que origina la ampliación e integración de los territorios urbanos.
Por otro lado, esta llegada masiva de residentes y actividades urbanas al mundo
rural ha hecho que las diferencias entre éste y el mundo urbano (actividades
económicas, morfología urbana, formas de vida, etc.) se reduzcan. Se puede afirmar,
sin miedo a exagerar, que los flujos urbanos organizan de forma intensa al mundo
rural, dejándole un estrecho margen de autonomía.
3. El desarrollo de las actividades turísticas. El aumento del nivel de rentas en
España ha originado, como en el resto de los países desarrollados, el de la demanda
de actividades de ocio y turismo, muchas de las cuales se desarrollan en contacto
con la naturaleza, que en el imaginario popular se sitúa bien alejado de lo urbano,
bien en ciertos paisajes considerados de calidad (montaña, mar, calidad
ambiental…), localizados en el mundo rural, que se está convirtiendo en territorio
potencialmente turístico. De esta manera, en los fines de semana o en los períodos
vacacionales cortos se producen movimientos de población de la ciudad hacia esas
zonas rurales, a la par que estas zonas potencian sus ingresos por turismo
localizando actividades y servicios (hostelería, restauración, instalaciones deportivas,
servicios médicos, construcción, comercio, etc.) que antes localizaban las ciudades.
El resultado es una nueva forma de integración de zonas rurales en los territorios
urbanos, que ganan tamaño y complejidad.
4. Este aumento general de las rentas está originando un poderoso desarrollo del
parque de segundas residencias. Algunas de nueva construcción (estas en zonas
medioambientalmente atractivas: montaña, playa o zonas de “calidad ambiental”) y
otras en las antiguas casas familiares que quedaron abandonadas con el éxodo rural
o tras el fallecimiento de los familiares que “quedaron en el pueblo”. El resultado
está siendo una tupida red de flujos (movimientos pendulares de población de fin de
semana) que amplía las redes urbanas y lleva la influencia de la ciudad a nuevos
ámbitos.
En resumen, la ciudad postindustrial se caracteriza por
•
•
•
•
•
Terciarización de la ciudad, especialmente palpable en sectores del casco histórico y
de zonas de los tradicionales barrios para la demanda solvente, que se vacían de
población.
Salida de población de los tradicionales barrios populares (barrios de la
industrialización) hacia las periferias (a suelo recientemente urbanizado o a núcleos
rurales o ciudades pequeñas y medianas) próximas y/o bien comunicadas.
Reformas urbanísticas que corrigen los desequilibrios de la ciudad industrial.
Crecimiento de “nuevos barrios” en el antiguo suelo rural de la ciudad o en el de
localidades próximas y bien comunicadas. Se mantienen fenómenos de zonificación
social, pero suavizados.
Rururbanización: los flujos, las funciones y la morfología urbana invaden el espacio
rural, cuyas funciones (asociadas a lo agrario) quedan desactivadas:
Los espacios próximos a las ciudades reciben población y funciones de estas
y se incorporan a poderosos territorios urbanos: conurbaciones, regiones
urbanas, etc.
o Los espacios lejanos reciben funciones urbanas, y se integran en los sistemas
urbanos.
Las ciudades pequeñas y medianas retoman el crecimiento: las próximas a las
ciudades grandes porque reciben funciones y población de estas, y las lejanas de las
ciudades grandes porque hacen de polos de redistribución hacia su entorno rural de
las funciones que les llegan desde los polos urbanos centrales.
Las redes urbanas se hacen más difusas: ganan extensión y sus flujos e
interconexiones se amplían y ganan complejidad, dando lugar a sistemas más
integrados y fuertes.
o
•
•
3. Horizonte del proceso de urbanización: la ciudad global
La “ciudad global” es una realidad que se está comenzando a fraguar. Se trata de un
territorio que ha deslocalizado gran parte de las actividades que originaron su crecimiento, y
una parte de su población. Ahora centraliza las actividades-funciones que tienen que ver con
el sector terciario globalizado (finanzas, comercio, seguros, desarrollo de I+D+i, etc.
globales), con la salud (médicos especialistas, grandes hospitales…), con la formación de
nivel superior, con el comercio al por menor “especializado” o “específico” (con un umbral de
demanda muy alto), y con el tiempo libre, la cultura y el ocio. Las formas que adquiere lo
urbano se caracterizan por:
•
•
•
•
La integración de lo rural y lo urbano: lo rural recibe población y funciones urbanas
pero se articulan con el mantenimiento de las formas y funciones rurales (cercanía a
la naturaleza, mantenimiento de los paisajes agrarios, percepción de las actividades
tradicionales de lo rural como atractivas, etc.), lo urbano asume algunas
características de lo rural (inclusión de retazos de naturaleza en las tramas urbanas,
mantenimiento de morfologías rurales en territorios invadidos por los nuevos barrios
urbanos, formas de crecimiento difusas que permiten el mantenimiento de espacios
rurales…), lo rural recibe población urbana de forma temporal (vacaciones, fines de
semana…) gracias al desarrollo de las segundas residencias y de nuevas formas de
ocio, o a la instalación de actividades (parques tecnológicos, centros de distribución,
etc.) que buscan realizarse en un mundo rural “de calidad” (poco urbano), lo que
garantiza su pervivencia. Los flujos entre lo urbano y lo rural se vuelven
bidireccionales.
La creación de redes o sistemas intermedios entre las áreas metropolitanas y los
sistemas urbanos de ámbito nacional. Son las llamadas redes regionales, que
integran conjuntos urbanos y rurales entre los que se produce un intenso
intercambio de flujos. El crecimiento de la ciudad, de esta manera, pasa de crear
estructuras metropolitanas o crear ámbitos regionales. Estas redes regionales
adoptan dos formas:
o Redes de regiones “nuevas” creadas por la implementación de nuevos flujos
que llevan consigo los procesos de globalización y de integración económica,
y que conectan ciudades, áreas metropolitanas y ámbitos rurales que antes
no tenían conexión. Por ejemplo, el sistema urbano transpirenaico.
o Redes creadas en regiones tradicionales pero que no tenían un sistema
urbano articulado, y que ahora lo tienen. Un ejemplo podemos encontrarlo
en gran parte de Aragón, con el desarrollo de las redes comarcales.
Surge una nueva forma de relación entre las ciudades y entre estas y los territorios
que organizan: se pasa de unas relaciones exclusivamente centradas en la
competencia-dependencia a otras en las que la competencia se combina con la
cooperación. El proceso de globalización:
o Amplía el marco de la competencia, y de las relaciones entre las ciudades,
más allá de los tradicionales sistemas urbanos, haciendo que las ciudades
requieran de la colaboración de las que forman esos sistemas tradicionales
para poder hacer frente a esa nueva competencia.
o Las ciudades también pueden encontrar la cooperación de otras ciudades de
otros sistemas para mejorar su posición en el sistema tradicional al que
pertenecen.
Los sistemas urbanos tradicionales ven surgir nuevos sistemas transversales, que les
restan exclusividad: el desarrollo de un sistema mundial ha dado lugar a que los
•
flujos que articulan los sistemas se multipliquen y excedan las redes de los
tradicionales sistemas urbanos. El resultado son redes y jerarquías mucho más
complejas, que ofrecen nuevas posibilidades de intercambio de flujos a las ciudades
y territorios rurales, originando nuevos sistemas y nuevas formas sistémicas
(sistemas intermitentes, sistemas intermedios…)
Las jerarquías urbanas sufren cambios que se orientan hacia una disminución en la
brecha entre ciudades centrales y periféricas:
o Las ciudades centrales se integran en una red global (son las MEGAS…),
aumentando su centralidad, pero esta no genera segregación en los
territorios que organizan, sino que el propio crecimiento difuso de la ciudad
(integración entre lo rural y lo urbano y creación de redes regionales) hace
que esa centralidad se traslade a los sistemas que organizan en forma de
crecimiento y desarrollo.
o Las ciudades periféricas se integran en redes regionales de las que obtienen
flujos que las aleja de la periferia y las integra en las redes globales de
desarrollo.
o Las ciudades intermedias tienden a generar redes regionales que les
permitan mejorar su posición y depender menos de las ciudades centrales.
Descargar