Ortésica en los trastornos de la motoneurona superior.

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CAPITULO 14
ORTESICA EN LOS TRASTORNOS DE LA NEURONA MOTORA SUPERIOR
Hasta hace bastante poco el proceso de prescripción de aparatos ortésicos para pacientes
con disfunción motora neurológica en las piernas ha
sido un proceso relativamente fortuito. El estado ideal a este respecto
no se ha alcanzado todavía pero hemos comenzado a avanzar en la dirección
correcta. Teóricamente, afrontar los problemas de la prescripción ortésica
desde el punto de vista de los trastornos de las neuronas motoras superior
0
inferior
es algo
artificial.
entre estos dos estados,
Existen ciertamente diferencias clínicas
pero esta separación refleja la tendencia tradi-
cional a prescribir los aparatos ortésicos del miembro inferior sobre la
base de las entidades patológicas. Por ejemplo, en el pasado se oían términos tales como ortesis de polio,
ortesis de hemiplejía y ortesis de paraplejía. Al aumentar la experiencia se ha aclarado que estas entidades patoló-
gicas no pueden seguir constituyendo la base de las prescripciones ortésicas. En su lugar, debido a la gran variedad de las manifestaciones clínicas
que existen en los diversos grupos específicos, se ha reconocido que prescribir una sola ortesis para cada entidad
absoluto.
Además,
patológica no es científico en
está el reconocimiento de que son las características
del trastorno motor y no la etiología de la enfermedad que lo causa, lo
que debe ser tenido en consideración para conseguir una correcta prescripción ortésica.
Por ejemplo, el grado de debilidad, espasticidad, pérdida
sensorial e incluso de ansiedad, son los factores que indican qué prescripción ortésica está indicada y no el hecho de que el paciente haya sufrido
una apoplejía.
Teniendo esto presente,
vamos a considerar el papel convencional de
un aparato ortésico del miembro inferior.
una articulación inestable,
Se puede usar para estabilizar
ya con el propósito de mantenerla en lo que
se considera que es su colocación normal, ya para prevenir el colapso total
de la articulación en ausencia de una musculatura adecuado. Aunque es menos
común,
un aparato ortésico puede complementar la actividad de un músculo
paralizado,
como por ejemplo al usar un muelle para ayudar a la dorsi-
flexión del tobillo. Es posible que en el futuro asistamos a una expansión
de este principio ortésico a través del uso de estimuladores electrónicos
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y otros instrumentos.
Las ortesis del miembro inferior pueden usarse tam-
bién para estimular las sensaciones propioceptivas en pacientes con disminución de la sensibilidad propioceptiva en la pierna@
NEUROPATOLOGIA EN LOS TRASTORNOS DE LA NEURONA MOTORA SUPERIOR
Estos trastornos incluyen apoplejias hemisféricas y troncoencefálicas,
tumores del cerebro, infecciones cerebrales, lesiones traumáticas del cerebro,
tumores y traumatismos de la médula espinal, enfermedad degenerativa
del disco, y las diversas enfermedades de la médula espinal deetiologza
desconocida, tales como esclerosis múltiple.
Los déficits para ser antici-
pados son:
Trastornos motores
Parálisis o debilidad
La evaluación cuidadosa es importante.
do manual y funcionalmente.
El paciente deberá ser explora-
La deformidad o las limitaciones en el
grado de movimiento deberán ser anotadas cuidadosamente.
Espasticidad
Es el que primero aparece y el más importante de los fenómenos motores
involuntarios asociados a lesiones de la neurona motora superior. Pueden consistir por lo menos en tres factores:
1.
Espasticidad
gamma?
el sistema gamma es estimulado por los es%-
mulos dolorosos y viscerales, por la ansiedad, tensión, etc.
2.
Primitivas respuestas, como el reflejo tónico del cuello; reflejos
medulares segmentarios complejos: extensión cruzada, reflejo tácti1 extensor, reflejo presor extensor.
3.
Sinergias anormales del miembro
Ataxia
Frecuentemente es un resultado de apoplejía del tronco del encéfalo,
cerebelosa o zonas asociadas.
Atetosis y distonía
Son raras en la apoplejía: se ven habitualmente en los síndromes paré-
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ticos secundarios a lesión traumática del cerebro.
Trastornos sensitivos
Sentido de la posición (propiocepción, sentido cinestésico).
Dolor y temperatura:
importancia en los trastornos de la médula espi-
nal.
Trastornos visuales
Defecto de los campos homónimos
Diplopia
Nistagmus
Trastornos cognoscitivos y de percepción
Memoria: juicio, pensamientos abstractos, habilidad para cambiar de
tareas.
Relaciones espaciales: balance, confusión de antecedentes.
Factores emocionales
Ansiedad
Irritación
Depresión
Aunque los diversos trastornos que pueden originar lesiones de las
neurona motora superior tienen características en común, existen las suficientes diferencias para poder justificar la explicación por separado de
estos grupos
de trastornos. Tener presentes estas diferencias es útil al
hacer el análisis del caso para realizar el emparejamiento biotécnico, y
también para evaluar la función de la ortesis después de haber sido entregada al paciente. Siendo conscientes de esto, el texto siguiente se presentará bajo dos encabezamientos:
a.
Síndrome apopléjico
b.
Síndrome medular
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SINDROME APOPLEJICO Y TRASTORNOS RELACIONADOS
El síndrome apopléjico es característico y bastante uniforme de un
paciente a otro en sus principales manifestaciones. Sin embargo,
pequeñas diferencias
son las
las que nos proporcionan la oportunidad de prescribir
los aparatos ortésicos que mejor se ajusten a las necesidades del paciente.
Otros trastornos cerebrales producen una gran variedad de síntomas.
Cuando se considera la posibilidad de aplicar un aparato ortésico a
un paciente apopléjico surgen una serie de cuestiones.
sita una ortesis?
¿Qué pacientes nece-
¿En qué momento deberá ser aplicada ésta? ¿Qué necesida-
des ha de cubrir la ortesis? La extensión y la severidad de la parálisis
y el grado de espasticidad en las extremidades afectadas son los principales factores para determinar las respuestas a estas cuestiones. Otros factores deben ser considerados,
aunque ocurren con menos frecuencia:
ataxia
severa, cambios mentales orgánicos acentudados, profundo defecto hemisensorial y trastornos severos de la visión. Finalmente, para estar en condiciones de contestar a estas preguntas, se debe entender la patología motora
vista en el síndrome apopléjico y la evolución del proceso de recuperación.
PatologZa motora
En un infarto del cerebro o del troncoencéfalo, la vía nerviosa del
movimiento voluntario queda divorciada del control cerebral. El resultado
inmediato es un estado de flaccidez de los músculos afectados que dura unas
48 horas en la mayor parte de los casos. Esto se sigue de un estado de ac-
tividad motora anormal que refleja directamente la pérdida de control cortical. Las células del asta anterior están sujetas a influencias facilitadoras e inhibidoras de otros elementos funcionales del sistema nervioso.
Estos elementos están presentes y activos en estado normal, pero su efecto
sobre la actividad celular del asta anterior se halla limitado por el control final de la corteza cerebral. Cuando este control resulta eliminado
como resultado de enfermedad o lesión, se produce una actividad motora anor
mal de carácter más o menos anárquico. Esta actividad se describe a menudo
como refleja y su manifestación principal en la hemiplejía es la espastici-
dad.
El estado espástico de un músculo se caracteriza por su resistencia
al movimiento pasivo y su
tendencia a contraerse con violencia exagerada
-29L
cuando es estirado bruscamente:
clonus,
es el reflejo profundo osteotendinoso. El
esto es, las contracciones y relajaciones alternantes del tríceps
sural cuando es bruscamente estirado,
es también una manifestación de es-
pasticidad. Aunque la fisiopatologia exacta de la espasticidad está sometida todavía a debate,
parece claro que uno de los elementos de la misma es
la influencia sin modificar de los estímulos sensitivos propioceptivos
sobre las células del asta anterior.
Algunos investigadores opinan que el
sistema gamma, o de pequeñas fibras nerviosas,
juega un papel en la espas-
ticidad, mientras que otros creen que no es necesario implicar este sistema y que la acción directa de los estímulos sobre las células alfa del asta
anterior puede producir espasticidad.
Esta cuestión no tiene tan solo un
interés académico. Según vaya aumentando el conocimiento exacto de la naturaleza de la espasticidad seremos capaces de elaborar medios más efectivos
para tratarla.
Proceso de recuperación
En el proceso de recuperación de la función volitiva, el primer éxito
en los intentos de mover el miembro parético acontecen en los grupos musculares proximales. En las extremidades inferiores, la flexión de la cadera
es normalmente el primer movimiento que se consigue. Se acompaña de flexión
refleja de los segmentos más distales, esto es, flexión de la rodilla y
dorsiflexión del tobillo. En un estadio algo posterior del proceso de recuperación, pero a menudo superponiéndose con el desarrollo de esta
flexora*',
el paciente
consigue
"sinergia
extender la cadera voluntariamente.
Esto
se acompaña de extensión refleja de la rodilla y flexión plantar del tobillo.
Esta "sinergia extensora" predomina a veces, un hecho probablemente
relacionado con los mecanismos reflejos de estar de pie y andando. Si la
recuperación llega a ser completa,
mover
cada segmento
el paciente desarrolla la capacidad de
del miembro voluntariamente e independientemente, y
la espasticidad disminuye gradualmente.
El proceso de recuperación que se acaba de describir se completa en
un mes 0 menos, en el paciente que se llega a recuperar totalmente. Esto
no es así de un modo uniforme, pero es lo suficientemente exacto para nuestros propósitos. Si un mes después del ataque el paciente tiene todavía
una reducción sustancial de la capacidad motora de su extremidad inferior,
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es probable que no llegue a recuperarse totalmente. Puede haber alguna recuperación funcional más en los siete u ocho meses siguientes, pero raramente después.
La conducta motora más caracterktica en un paciente hemipléjico no
destinado a recuperarse totalmente es una capacidad motora de la musculatura de la cadera suficiente para soportar el peso y llevarla hacia adelante,
suficiente capacidad de la rodilla9 ya sea voluntaria o reflejamente, y
poca o ninguna capacidad motora voluntaria en el tobillo. La extensión de
la rodilla será casi siempre más fuerte que la flexión de la misma y la
tendencia al recurvatum de la rodilla es casi universal en este grupo. La
inadecuada capacidad de flexión plantar del tobillo puede contribuir también al recurvatum.
A pesar de un entrenamiento prolongado, la mayor parte
de los pacientes no desarrollan la habilidad de doblar la rodilla lo bastante para acercarse a una marcha normal.
El grado de flexión de la cadera
y la rodilla que ocurre es responsable de la dorsiflexión refleja del tobillo, que de otra forma sería parético.
Existe a menudo cierta capacidad
para la flexión plantar activa del tobillo en ausencia de dorsiflexión.
La consecuencia de este modelo motor es una marcha lenta, vacilante,
con la pierna tiesa,
normalmente con pasos cortos del lado parético y ten-
dencia a colocar el pie paralelo al suelo en la fase de apoyo en vez de
apoyar primero el talón y después la punta del pie. Es también característico que mientras la actitud del pie durante la fase de
equino y equinovaro,
oscilación es en
el tobillo, inestable en dirección lateral, a menudo
presenta actitud en valgo durante el apoyo.
También se puede ver posición
persistente en varo durante el apoyo.
En el paciente apopléjico la frecuente ausencia del apoyo previo del
talón y después de la punta del pie, la tendencia del paciente a plantar
el pie paralelo al suelo durante el apoyo, y el predominio de la sinergia
extensora y del reflejo extensor medular influyen poderosamente sobre el
modo de marcha y el tipo de ortesis a prescribir. Paradójicamente, el paralítico fláccido con una paresia generalizada puede aproximarse más a la
marcha normal con una ortesis apropiada. En este paciente, la actitud del
pie y la presencia o ausencia de topes de flexión plantar y dorsiflexión
pueden influir muy favorablemente sobre la estabilidad de la rodilla; unos
fuertes extensores de la cadera pueden compensar uncuádriceps débil; los
aductores de la cadera pueden sustituir los flexores paréticos de la cadera, etc. Esta dinámica es verdad sólo en los hemipléjicos cuya espasticidad y debilidad son moderadas.
En ausencia de una marcha con apoyo previo deltalón, muchas de las
características de la marcha normal se pierden.
El peso del cuerpo no se
halla por detrás del pie en el momento en que éste toca el suelo. Lo que
ocurre más fácilmente es que oscile sobre el pie,
un proceso que ocurre
totalmente automático y que no se halla bajo el control del paciente. Del
mismo modo, el movimiento lateral del tronco en la fase de apoyo, cuando
los abductores están debilitados,
es automático y no depende de la capaci-
dad del paciente de producir este movimiento. Tanto la conducta normal del
sistema nervioso sano como las anormalidades que se producen cuando existe
lesión neurológica son totalmente automáticas y es erróneo hablar de compensaciones como si estuvieran bajo el control voluntario del paciente.
Otra influencia sobre la marcha del paciente, que se ha descrito raras
veces, es el factor de lateralidad. El hemipléjico izquierdo, con daño del
hemisferio derecho, suele estar más afectado en sus funciones cognitivas
y perceptivas.
Mostrará más rasgos del llamado síndrome mental orgánico
y podrá estar más impedido que el individuo con daño del hemisferio izquier
do, en la percepción correcta del espacio y de su posición en éste. Estos
factores originan una menor atención a su marcha y una mayor inestabilidad,
incluso aunque el grado de debilidad y espasticidad sea igual al del otro
paciente con lesión del cerebro izquierdo. En consecuencia, la
ortésica puede tener que ser más conservadora,
prescripción
al ser este paciente menos
capaz de controlar voluntariamente lo que hace al andar.
Existen diversos grados de severidad en la debilidad y la espasticidad
y además existe normalmente una relación entre estos dos fenómenos; cuanto mayor sea la debilidad,
más severa será la espasticidad. A causa de es-
to, y de las sinergias reflejas descritas más arriba, la exploración muscular convencional en la extremidad hemipléjica es difícil y poco segura.
Es mucho más práctico diferenciar los pacientes sobre una base funcional,
insistiendo sobre todo en el modelo de marcha.
El paciente con una apoplejía reciente severa puede estar listo para
levantarse e iniciar
la deambulación dos
0
cuatro semanas después a CVA. En
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este período,
la mayoría de los pacientes necesitarán una AFO o ninguna
ortesis. Un pequeño número con fuerza insuficiente en el tobillo y rodilla
para permitir la carga del peso del cuerpo requerirán una ortesis rodillatobillo-pie (KAFO). Esto se puede probar sencillamente colocando al paciente entre dos barras paralelas, sujetándole por el lado hemipléjico y haciéndole dar unos pocos pasos. Si resulta evidente que la pierna hemipléjica
no soportara el peso, una tablilla provisional puede ser aplicada a la
pierna, pidiendo al enfermo que intente dar unos pasos más. Si es capaz de andar en estas circunstancias, esto es,
si tiene la suficiente fuerza y con-
trol volitivo en la cadera como para permitir el soporte de peso y el movimiento hacia delante de la pierna, se puede prescribir una ortesis.
Sobre la base del emparejamiento biotécnico, una prescripción adecuada
puede ser una ortesis consistente en dos barras de acero o aluminio, bandas
dista1 y proximal del muslo,
banda de la pantorrilla, cierre de anilla en
la articulación de la rodilla (en el lado medial), una rodillera de anilla
o un cuero pretibial,
un tope de flexión plantar a 90' en el tobillo y un
zapato sin modificar con un estribo fijo o dividido.
En estas circunstancias no se debe esperar más que una marcha sumamente torpe. Más aún, si el paciente anda con flexión constante del tronco,
se queda en las barras paralelas sin avanzar y tiene dificultades incluso
para guardar el equilibrio. Los hemipléjicos izquierdos, a menudo tienen
dificultades para percibir su verticalida,
lo que aumentará los problemas
de su marcha.
Durante el intervalo entre la prescripción ortésica y la entrega del
aparato, el paciente (empleando una tablilla provisional) puede practicar
el equilibrio de pie,
el desplazamiento de peso y el acto de sentarse. Las
contracturas de la rodilla y del tobillo se pueden prevenir mediante el
estiramiento diario y cuidadoso hecho por una enfermera, una fisioterapeuta
0 un familiar. En nuestra experiencia,
por la noche en
no es necesario el entablillamiento
estos pacientes si reciben una atención adecuada durante
el día.
En cierto sentido, proporcionar al hemipléjico severo y reciente una
ortesis es un ejercicio para mantener una postura erecta.
La mayoría de
los pacientes que tienen que depender de una KAFO no conseguirán llegar
a andar. El uso de una ortesis de este tipo se considera en la mayor parte
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de los casos
algo provisional que acostumbra al paciente a la posición
vertical, le ayuda a hacer ejercicio y es de gran valor psicológico.
En una evolución normal el paciente podrá abandonar esta ortesis entre
la cuarta y la décima semana después del ataque y comenzar a usar otra más
corta.
La prescripción de la AFO no será discutida aquí, ya que se presentará en el Capítulo 17,
historia,
que incluye la descripción de la forma de tomar la
el examen y el agrupamiento de los pacientes que requieran una
AFOs, en tres principales categorías,
así como una lista de aparatos orto-
pédicos convencionales y de plástico, recomendados para cada grupo.
Los intentos de "entrenar" a andar a un hemipléjico con o sin ortesis
han sido singularmente infructuosos. Aunque el paciente desarrolle confianza y aumente su agilidad con la práctica supervisada, es un proceso de pérdida de tiempo y los modelos básicos impuestos por la debilidad y espasticidad no se alteran grandemente. Por ejemplo, un paciente cuyo pie está
en rotación externa acentuada y que circunduce la pierna afectada durante
la fase de oscilación, normalmente continúa haciéndolo al llevar la ortesis. La prevención de la caída del pie permite andar más
fácilmente, pero
cambia muy poco el tipo de marcha.
Es necesaria la frecuente re-evaluación, ya que la
recuperación de
la capacidad motora puede impedir la caída de los dedos y suministrar posteriormente estabilidad al tobillo, permitiendo al paciente abandonar la
ortesis.
SINDROMES MEDULAFES
Objeto de las ortesís
Ayuda para traslados.
Estar de pie para ejercicios y beneficios fisiológicos.
Para andar: ejercicios, trabajos de casa o de la comunidad.
Consideraciones generales
Nivel de la lesión motora, bien completa o incompleta.
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Motivación.
Grado de espasticidad.
Peso del cuerpo.
Fuerza del brazo y atletismo en general.
Edad y estado general.
Prescripción ortésica
La denominación de la lesión indica la lesión con mantenimiento de
la función al nivel que se indica. Por tanto, un parapléjico Tl describe
a un individuo con una función completa de la médula espinal a nivelTl
y una completa falta de función TZ a todos los niveles inferiores. Cuando
se da el nivel de la lesión, la extensión de la función de la musculatura
será a ese nivel exactamente.
T5
Músculos en funcionamiento:
Músculos de miembro superior, dorsal an-
cho, intercostales superiores, erectores superiores de columna.
Ortesis: TLSO + HKAFOs para traslados, estar de pie, ejercicios de
deambulación, tobillos sólidos, cierres de rodilla y cadera.
Silla de ruedas para trabajos caseros y locomoción en la comunidad*
T6-ll
Músculos
en funcionamiento:
Intercostales inferiores, erectores de
columna superiores y medios, parte de los abdominales.
Ortesis: LS0 puede ser necesitada inicialmente.
HKAFOs para traslados, estar de pie, ambulación limitada en la
casa.
Silla de ruedas para la locomoción en la comunidad.
Tl2
Músculos en funcionamiento: Erectores de columna, medios y bajos, abdominales.
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Ortesis: Se puede necesitar una banda pélvica inicialmente.
KAFOs,
tales como la Craig Scott, para ambulación dentro de la
casa y limitada la subida de escaleras.
Tobillos sólidos y cierres de rodilla.
Ll
Músculos en funcionamiento: Flexores de cadera parciales.
Deformidades posibles: Contractura en flexión de la cadera.
Ortesis: Si el paciente tiene contracturas, HKAFOs, tobillos sólidos,
cierres de cadera y tobillo*
Si el paciente no tiene contracturas, KAFOs, tales como la Craig
Scott, tobillos sólidos y cierres de rodilla.
L2
Músculos en funcionamiento: Flexores de cadera, aductores parciales,
cuádriceps parciales.
Deformidades posibles: Contracturas de cadera en flexión, aducción.
Ortesis: Si el paciente tiene contracturas, HKAFOs, tobillos sólidos,
cierres de cadera y rodilla.
Si el paciente no tiene contracturas, KAFOs, tales como la Craig
Scott.
L3
Músculos en funcionamiento: Aductores, cuádriceps.
Deformidades posibles: Contracturas en aducción y flexión de cadera.
Ortesis: Haya o no contractura, KAFOs puede ser necesitada inicialmente; tobillos sólidos y cierres de rodilla.
AFOs, tobillos sólidos lógicamente.
L4
Músculos en funcionamiento: Extensores de cadera parcialmente. Abductores parciales, isquio-tibiales parciales y dorsiflexores parcia-
les.
Deformidades posibles:
Recurvatum de rodilla; pie calcáneo valgo o
calcáneo varo.
Ortesis: AFOs, tobillos sólidos.
L5
Músculos en funcionamiento: Dorsi-flexores, extensores de columna parciales, abductores parciales, isquio-tibiales parciales.
Deformidades posibles: Pie calcáneo valgo 0 calcáneo varo.
Ortesis: AFOs, tobillos sólidos o topes anteriores.
Sl
Músculos en funcionamiento: Extensores de cadera, abductores, isquiotibiales parciales, flexores plantares parciales.
Deformidades posibles: Pie calcáneo.
Ortesis: AFOs, tobillos sólidos o topes anteriores.
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