Grasas saturadas e insaturadas en la dieta

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Grasas saturadas e insaturadas en la dieta
Se ha implicado a las grasas saturadas junto con el colesterol, en un tipo de
arteriosclerosis (endurecimiento de las arterias). A medida que esta enfermedad
evoluciona, se forman depósitos en las paredes de las arterias. Con el tiempo,
estos depósitos, conocidos como placa, se calcifican (endurecen) y privan a los
vasos de su elasticidad. Hay una marcada correlación entre las dietas ricas en
grasas saturadas y los niveles de colesterol y la incidencia de esta enfermedad.
Más aún, se piensa que las grasas saturadas inducen al hígado a producir más
colesterol. Es esta correlación lo que ha dado origen a la preocupación con
respecto a las proporciones relativas de grasas saturadas e insaturadas en la dieta
humana.
Los exámenes de sangre proporcionan rutinariamente los niveles de
colesterol total, de colesterol de lipoproteínas de alta densidad (HDL, por sus
siglas en inglés), que se puede considerar como colesterol bueno o “saludable”, y
colesterol de lipoproteínas de baja densidad (LDL, por sus siglas en inglés), que
es el llamado colesterol malo. Los médicos recomiendan valores de colesterol
total y de LDL menores de 200 mg/dL y de 130 mg/dL, respectivamente (unidades
en uso en Estados Unidos), o de 5.2 milimoles/L y 3.4 milimoles/L,
respectivamente (unidades en uso fuera de Estados Unidos).
Los nutriólogos recomiendan restringir las grasas en la dieta de modo que
no aporten más del 30% de la ingesta calórica de una persona. Se considera que
los ácidos grasos insaturados con sus dobles enlaces en la configuración “cis” son
los más deseables, pues tienen forma angular. La recomendación más reciente
es un balance de ácidos grasos insaturados omega-3 y omega-6.
Hay ciertos indicios de carácter estadístico de que los aceites de pescado
–que contienen componentes con ácidos grasos omega-3– previenen las
afecciones cardiacas. Investigadores de la Universidad de Leiden, de los Países
Bajos, han encontrado que los groenlandeses que comen mucho pescado,
presentan poco riesgo de sufrir afecciones cardiacas, pese a su dieta rica en
colesterol y grasas totales. Más aún, ciertos estudios han demostrado que el uso
de aceites de pescado en la dieta origina niveles más bajos de colesterol y
triglicéridos en la sangre. La dieta influye en la química de tu cuerpo. Lo que
ignoras sí puede hacerte daño.
Bibliografía:
Burns, R. Fundamentos de Química. 4a. Ed. México, Pearson, 2003
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