de ciertos genes comunes a diferentes

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de ciertos genes comunes a diferentes individuos
emparentados entre sí, no tendría sentido plantear
un fin último distinto de este que es propio del
individuo.
A esto se le ha agregado que así la especie
humana sea distinta de los otros animales, la
biología molecular ha podido resaltar un sentido
subyacente al fenómeno de la vida, cual es la
conservación del mensaje genético contenido
en la doble hélice del ácido desoxirribonucleico
del núcleo celular de los seres eucariota, entre
los que, por supuesto, nos contamos. Por tanto,
la conservación del mensaje genético sería el fin
último de los grupos de individuos contenidos
en una población, lo quedaría incorporado como
esencial en la filogénesis de la especie.
No obstante, si bien en términos del genoma la
diferencia entre un ser humano y otro es casi nula,
toda la información presente en cada una de sus
células también permite que cada individuo siga
las instrucciones de tal manera que esto es lo que
lo diferencia de otros, es decir, las instrucciones
de operación son las mismas en la especie,
sólo que en cada posición dice la característica
individual; además de que ha empezado a hacer
aguas ese reduccionismo de creer que todas las
características de la persona estarían archivadas
en el genoma, cada cual asimila a su manera el
entorno y, en su relación social, uno más uno son
mucho más que dos.
“El doctor Francis Collins, líder del grupo público
de investigación sobre el tema, advirtió que uno de
los grandes riesgos de este enfoque es que la gente
concluya que sus oportunidades en la vida están
gravadas en nuestro ADN y que la libertad no existe y
que nos mudemos a esta mentalidad del determinismo
genético” 128
Nuestra travesía apenas inicia, y este primer
paso no estaría nada mal, con la idea de
aproximarnos al qué de la esencia humana.
La Alimentación en el Reinado del Hombre
¿Somos lo que comemos? Hay quienes ven en
la capacidad del Hombre de manipular y preparar
los productos de la naturaleza en alimentos más
digeribles, sobre todo adquirida después de
haber dominado el fuego, una de las causas por
le harían tomar al Hombre el camino ya transitado
en su evolución.
No podemos detallar todas las actividades
asociadas con la evolución, algunas de las cuales
se mencionarán también en temas siguientes,
siendo este fenómeno alimentario uno de los más
interesantes en el estudio de la relación causal
del origen y desarrollo de la especie humana con
respecto a su dieta alimentaria.
Entre las especies más estudiadas al respecto,
están las especies animales gregarias o sociales,
como las abejas, las termites, las hormigas, que
serían sociedades producto de una respuesta a
sus posibilidades alimentarias, estando el caso
de las abejas que al fabricar miel de las flores las
lleva a dividir su trabajo para ser más efectivas.
Así como la sociedad de las abejas aprendió a
resolver su problema alimentario, tenemos el otro
caso de las termitas que viven de la digestión de
la celulosa por microbios celulosolíticos de sus
estómagos, siendo ejércitos invasores de bosques
proliferando después de haberle encontrado una
solución valiosa a su problema alimentario.
De igual manera, las hormigas tienen conductas
tan diversas que algunas especies saben cultivar
hongos bajo tierra, con los cuales se nutren en el
invierno, pero el cultivar hongos no las exime de
proveerse de las hojas vegetales que deben llevarse
a esa fábrica alimentaria que es el hormiguero. La
sociedad de las hormigas resultaría de la necesidad
de dividirse el trabajo en el oficio de fabricantes de
alimentos.
Ahora la ciencia está concluyendo que si
nuestros primeros antepasados no hubiesen
variado su dieta insectívora, tal vez no hubiesen
tomado la senda ya conocida de su evolución,
siendo que haber roto con la costumbre al
alimentarse de plantas y flores pudo provocarse
en ellos el desarrollo anatómico de la clavícula,
la caja toráxica y la amplitud de los miembros
superiores con sus uñas y garras para poder trepar
a los árboles y adquirir el alimento, función esta
que a su vez provocaría cierto desarrollo de su
sistema nervioso central.
Y así sucesivamente se ha venido desarrollando
nuestra estructura anatómica y las funciones
cogitativa, cognitiva y cognoscitiva. En la medida
de ir accediendo a otros hábitat diferentes del
arborícola (África), como el de las sabanas y estepas
africanas, no sólo pudo enriquecerse la dieta
alimenticia omnívora mediante las gramíneas,
tubérculos, fibras, crustáceos, peces, etc., sino
128 Ramírez Castro, José Luis. ABC del genoma humano, Revista Sentidos nº 20, Medellín, abril de 2001, pág. 24
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La Soportable Pesantez de la Filogénesis
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