Immanuel Kant y su influencia en nuestra vida diaria

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Immanuel Kant y su influencia en
nuestra vida diaria
Rose Marie Boudeguer
Directora del Servicio de Estudios en Banca March
INFORME MENSUAL DE ESTRATEGIA
Marzo 2016
Informe mensual de estrategia. Marzo 2016
Immanuel Kant y su influencia en nuestra vida diaria.
A veces pensamos que los filósofos aportan ideas muy interesantes para el espíritu y la
mente, pero que sus obras tienen poca utilidad práctica. Sin embargo, la filosofía es una
ciencia que tiene gran repercusión en nuestra vida cotidiana. Como ejemplo, les invito a
repasar el pensamiento de Immanuel Kant y la herencia que nos dejó.
Hace un par de meses se criticaba en la prensa y en las redes sociales a dos jóvenes líderes políticos
porque, durante un debate en la Universidad, habían trastabillado al hablar de filosofía. Uno había
declarado conocer a Kant por su importancia en el estudio del derecho aunque confesó no haber leído
ningún libro de él y el otro se equivocó al mencionar el título de uno de sus principales libros.
En el mundo cada vez más veloz en el que vivimos es difícil que exista alguien – sobre todo si tiene
menos de cuarenta años - que haya leído las obras originales de los principales filósofos, economistas,
historiadores o científicos, y que a la vez haga bien su trabajo, se preocupe de su familia, de sus
amigos, de su comunidad, de su salud y de sus sueños e ilusiones. En la vida no hay tiempo para hacer
todo eso. Desgraciadamente tenemos que elegir.
Aunque no hayan leído los libros originales - son bastante densos por lo general – sí es interesante
que los hombres que pretenden regir los destinos de una nación, conozcan y entiendan las propuestas
de aquellos que profundizaron sobre los fundamentos de la vida en sociedad. En ese contexto, llama
la atención que ambos políticos hayan mencionado a Kant. La política es la ciencia del gobierno y
la organización de la sociedad, pero también es el arte de la negociación para conciliar intereses.
Además de sus otros logros, Kant fue un gran conciliador.
En la época de Immanuel Kant - siglo XVIII, el siglo de la Ilustración - predominaban en Europa dos
teorías filosóficas que estaban en las antípodas y luchaban por imponerse la una a la otra. Por un
lado estaba el Racionalismo, que había nacido en el siglo anterior de la mano del francés René
Descartes, y por otro el Empirismo, cuyo adalid era el inglés John Locke. Descartes argumentaba
que los conocimientos humanos se originan en la razón, que las ideas son innatas al hombre, y que
no se necesita de los sentidos para aprender. En contra del “pienso, luego existo” de Descartes se
posicionaban John Locke y sus seguidores. Para los empiristas, el conocimiento humano se origina en
la experiencia, ya que cuando nacemos nuestra mente es una tabla rasa. Sólo es real y existe lo que
podemos conocer por los sentidos, percepciones e impresiones.
En ese estado de cosas aparece Kant, un hombre metódico y sosegado que nació en una tranquila
ciudad de Prusia y murió sin haber salido nunca de ella, y dice en tono conciliador: no es necesario
acalorarse, ambos bandos están en lo cierto. Aunque añadió… pero sólo en parte. Porque las razones
por sí solas no valen, son vacías, y las experiencias por sí solas tampoco valen, son ciegas. Las dos
juntas se complementan, los conocimientos empiezan con la experiencia pero se completan con la
razón. Es decir, la experiencia necesita de ideas.
Pero Kant se alzó más allá de la teoría del conocimiento. Fue el fundador de una escuela denominada
Criticismo y escribió sus tratados más conocidos en torno a la crítica, que consideraba necesaria
para avanzar en el perfeccionamiento de la teoría pura. El primero de esta serie y el más famoso fue
“La Crítica de la Razón Pura”, en el que reflexiona sobre los límites de la razón, de los juicios y del
conocimiento humano. El segundo de esta serie fue la “Crítica de la Razón Práctica” en la que expone
su filosofía sobre la moral, planteando que la ética es universal y autónoma es decir, viene dada desde
dentro del propio individuo y no desde fuera. Esta obra ha tenido enorme influencia en el desarrollo
de la teoría de la Ética.
Informe mensual de estrategia. Marzo 2016
Para actuar de forma ética, Kant advierte: “obra de tal modo que trates a la humanidad siempre como
un fin y nunca como un medio. Obra de tal modo que puedas querer que tu acción se transforme en
ley universal”. En suma, “actúa tal y como crees que debería actuar todo el mundo”. Su último libro
sobre crítica se llamó la Crítica del Juicio y trata sobre temas religiosos, lo escribió unos años después
que muriese el rey Federico Guillermo II de Prusia que le había prohibido escribir sobre religión.
Kant también dejó una clara impronta en materias de política y teoría jurídica. En “La Metafísica de las
Costumbres” reflexiona sobre qué es el derecho y los deberes jurídicos. Propone que “el bienestar de
cada individuo debe ser considerado como un fin en sí mismo y el mundo debería progresar hacia una
sociedad en la que la razón obligue a todo legislador a crear leyes de tal manera que pudieran haber
nacido de la voluntad única de un pueblo entero”.
Kant no sólo influyó en la concepción de la política nacional, también dejó huella en política
internacional. En “La Paz Perpetua” discierne sobre cómo lograr el bienestar de los pueblos, como
lograr una alianza o federación de naciones que renuncien a parte de su soberanía para vivir en paz.
Este estudio fue la semilla de las Naciones Unidas, y eventualmente de la Unión Europea. No fue el
único pensador que reflexionó sobre estos temas pero sí uno de los pioneros.
Si recordamos que hace sólo 70 años los países europeos estaban inmersos en una guerra cruenta y
casi fratricida, tenemos que reconocer que, a pesar de las carencias y deficiencias de la actual Unión
de Estados Europeos, esta iniciativa para alcanzar el bienestar y la paz ha sido fructífera. Tal fue el
legado de un hombre cuyo cuerpo nunca salió de su pueblo pero cuya mente viajó libre traspasando
prejuicios y fronteras.
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