EL PRINCIPIO DEL JUEZ NATURAL O REGULAR Y LA PROHIBICION DE LOS TRIBUNALES DE EXCEPCION 1 Por Arturo Yañez Cortés Los últimos acontecimientos nacionales relacionados con el juzgamiento de ciertas autoridades y la composición y actuación de los tribunales encargados de hacerlo, han traído a colación la importancia que en todo estado de derecho tiene el respeto de la vigencia del principio del juez natural o regular y la resultante prohibición de tribunales o comisiones de excepción. Es conveniente comenzar indicando que el mencionado principio, constituye un elemento que forma parte del debido proceso de ley, es decir, el camino que se debe seguir para que todo fallo sea justo y legal y, por lo tanto, es aplicable no sólo al área procesal penal sino también al campo administrativo, disciplinario y en suma, a todo procedimiento en el que se juzgue un delito o una falta o contravención o se determine un derecho. El principio del juez natural o regular significa que ninguna autoridad puede determinar la composición de un tribunal para que juzgue un caso concreto, después de ocurridos los hechos que motivan ese juzgamiento, preservando así la imparcialidad e independencia de quienes administran justicia. Es decir, el tribunal que juzgará determinado caso debe estar previamente constituido a los hechos que conocerá, ya que de lo contrario, existe la probabilidad que ese tribunal sea expresamente conformado para favorecer o perjudicar a la persona sometida a juzgamiento. En consecuencia, el principio busca evitar la manipulación del tribunal, garantizar la imparcialidad de los juzgadores, y en definitiva, la justicia del fallo. Su origen se encuentra en el feudalismo, cuando se exigía como requisito para juzgar que el juez conociera o viviera dentro de la localidad a la que pertenecía la persona a ser juzgada. De esa manera se aseguraba que el juzgador conozca las costumbres del pueblo, de la persona y de la comunidad, al tratarse de una persona con los mismos valores, conocimientos y capacidad de comprensión de la situación. Por ello, se lo identifica como al más remoto antecedente del sistema de jurados, en el que el ciudadano es juzgado por sus propios pares. A partir de esa formulación, el principio del juez natural ha sufrido transformaciones hasta que actualmente, es conocido también como el principio o derecho al juez regular, que comprende: a) que la competencia del órgano juzgador haya sido previa y exclusivamente determinada por la norma legal; b) la prohibición de tribunales de excepción, en aplicación del principio de igualdad de las personas ante la ley; y c) la independencia del juez, que no debe estar subordinado a ninguna instancia de poder externa o interna, que no sea la propia ley. A nivel de la comunidad internacional, la "Convención Americana sobre Derechos Humanos" o "Pacto de San José de Costa Rica" (Ley de la república de Bolivia No. 1430 de 11 de febrero de 1993) en su art. 8 pfo. I referido a las Garantías Judiciales hace referencia al principio del juez natural o regular cuando establece que toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter. 1 Publicado en “CORREO DEL SUR”, Suplemento “CORREO JUDICIAL”, el 10 de mayo de 1999 Naturalmente, el principio ha sido recogido por la primera parte del art. 14 de la Constitución Política del Estado cuando establece que nadie podrá ser juzgado por comisiones especiales o sometido a otros jueces que los designados con anterioridad al hecho de la causa. Lo propio establece el actual procedimiento penal y obviamente, el próximo, cuyo art. 2 incluso va más allá ya que está formulado en los siguientes términos: "Legitimidad. Nadie será juzgado por comisiones o tribunales especiales ni sometido a otros órganos jurisdiccionales que los constituidos conforme a la Constitución y a la ley, con anterioridad al hecho de la causa". Cabe resaltar, que las comisiones especiales o tribunales especiales, no deben ser confundidos con los tribunales especializados, como son por ejemplo los establecidos por la Ley 1008 para el conocimiento de delitos relativos a sustancias controladas. Sin embargo de lo anterior, pese a que el principio tiene indiscutible aplicación universal, su efectivo respeto y elemental aplicación es frecuentemente ignorada cuando se trata de juzgar a determinados funcionarios, especialmente en el campo disciplinario o administrativo, ya que por desconocimiento de tan elementales normas o por interés, se procede exactamente al revés: una vez producidos y descubiertos los hechos, con gran pompa se conforma un tribunal encargado de juzgarlos, constituido las más de las veces por allegados al acusado o hasta por sus subordinados, con los resultados bien conocidos por todos. Por ello, es menester rescatar la importancia de la vigencia del principio del juez natural o derecho al juez regular en el ámbito del estado de derecho respetuoso del debido proceso de ley; puesto que todo proceso penal, administrativo o de cualquier otra naturaleza estructurado sobre la base de principios democráticos y republicanos, debe evitar toda posible manipulación del juicio, garantizando que éste sea verdaderamente imparcial, ya que de la imparcialidad e independencia del órgano juzgador, depende la legitimidad social del mismo.