miento deberían tener cabida todas las tendencias políticas

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miento deberían tener cabida todas las tendencias políticas que el pueblo español
legitima con su apoyo plebiscitario. Pero como esto es lo que el régimen no quiere
aceptar, porque sabe que ello sería su desaparición, Arias Navarro dijo medio minuto más tarde que "el Movimiento ha de ser entendido como la comunión de todos los españoles en aquellas ideas que, por alentar tras las banderas que se alzaron para restituir a España el sabor de la patria y de la paz, forman el patrimonio
doctrinal de nuestras Leyes Fundamentale s". Como es evidente que no todos los
españoles comulgan con esas ideas, el Movimiento Nacional queda reducido asf a
su verdadera y exigua dimensión, al grupo de españoles efectivamente partidarios
de dichas ideas con exclusión de la inmensa mayoría del pueblo español, que no
las comparte. Y como eso, para Arias Navarro, no puede ser, rectificó poco después
diciendo que el Movimiento es "la suma de personas animadas por una común voluntad de respeto a las Leyes Fundamental es y por el compartido afán de servir
lealmente la continuidad perfectiva del régimen en el futuro". Con lo cual sigue excluida la mayoría de los spañoles, pero se amplia el grupo anterior dando cabida
a los que estén dispuestos a capitular y aceptar resignadamen te la continuidad del
régimen. No es extraño que, ante tanta contradicción en la forma, que contrasta
con la consecuente intrasigencia de fondo, los españoles que verdaderame nte de..
sean abrir cauces para que pueda establecerse una efectiva y vivificante competencia en la búsqueda del mejor camino para establecer la paz, la libertad y la1 justicia social en España se agarren al primer clavo ardiente que se les presente. Y este
año han sido muchos los que han buscado soporte en la figura de don Juan ile Bor.
b6d, padre del príncipe Juan Carlos. La tradicional cena de Estoril en la víspera de
San Juan, que normalmente reunía en torno al jefe de la casa real española a sus
más fieles seguidores, ha sido este año la plataforma de encuentro entre representantes de muy diversas tendencias políticas que se ven excluidas de la vida pública
nacional. Ha sido lo que hace ten sólo unos años habria sido calificado de "contubernio de Estoril", lo mismo que se llamó "contubernio de Munlch" a la reunión
que en 1962 celebraron en la capital bávara otros representante s de la oposición al
régimen. Pero hoy eso ya no es preciso. El régimen ha podido esperar tranquilamen te a que don Juan reconociera su impotencia y desengañara las esperanzas depositadas en él por los que criticaron duramente a su hijo, limitándose a decir que sigue dispuesto a servir al pueblo español, pero que jamás será un conspirador. Para don Juan de Borbón, servir al pueblo español consiste en acudir a ocupar el tro- .
no en caso de que le llamen para ello. Por lo visto, el jefe de la casa real española
no concibe que hay otras maneras de servir al pueblo español, una de las cuales podría ser utilizar el prestigio y la autoridad de que pueda disponer para exigir públicamente, con toda la mesura que crea convenlt'nte, pero con toda la claridad necesaria, la implantación en España de los derechos y las libertades fundamentale s. Eso
es lo que los comensales de la v[spera de San Juan e:xlgicron de su anfitrión y lo
que éste se negó a hacer. Con ello ha despreciado qul1.á una oportunidad histórica
de agrupar en torno a la Monarquía a las más diversas tendencias políticas, y ha
demostrado a la oposición que está sola en su impotencia. Y ya se sabe que de la
impotencia a la exasperación no hay más que un paso.
Los monárquicos disgustados con don Juan
"SUddeutsche Zeitung",
24.'6. 1974
y
su hiJo
(Munich)
("Monarchiste n appellieren an Don Juan")
Lisboa, 23 junio, Friedrich Kassebeer.- (... ) En el tradicional encuentro con motivo
de su onomástica, don Juan se vió confrontado con dura critica contra su hiio Juan
Carlos, el sucesor designado del Jefe del Estado, Franco. El profesor Raúl Morodo,
un socialista de Madrid, exhortó a los monárquicos democrfltlcos a una actitud combativa frente al régimen de Franco. En su opinión, una monarqufa ba.fo un rey Juan
Carlos sería una continuación del régimen fascista de Franco. También uno de los
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