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El régimen jurídico de los juristas de Barcelona en la Baja Edad Media
Tomàs de Montagut Estragués
EL RÉGIMEN JURÍDICO DE LOS JURISTAS DE BARCELONA
EN LA BAJA EDAD MEDIA1
Tomàs de Montagut Estragués
Universitat Pompeu Fabra
Barcelona
En esta época, la finalidad teórica de toda potestad normativa es la de conseguir
dirigir y gobernar a los miembros de la comunidad de forma que se consiga la
realización de la justicia. En la baja edad media, cuando se implanta progresivamente en
Cataluña el derecho culto, la consecución de la justicia comporta la intervención
necesaria de los juristas que por su autoridad doctrinal no son meramente unos técnicos,
sino que se consideran sacerdotes o ministros de la justicia. 'De facto' son los que, en
muchas ocasiones, deciden y definen el derecho. Ello sucede así porque , para que el
nuevo derecho sea efectivo, se precisan los conocimientos técnicos de los juristas en el
proceso de su creación, de su aplicación y de su interpretación. Además, para conseguir
esta renovación jurídica que impulsan los juristas y algunas fuerzas sociales
heterogéneas, hay que vencer previamente las resistencias que ofrecen los derechos
tradicionales , sus formas y
mecanismos de producción y las mentalidades y
comportamientos de los grupos sociales que se basan en ellos.
La formación intelectual del jurista educado en el derecho común que se enseña
en las Universidades o Estudios Generales le capacita para ejercer tres profesiones
distintas que, no obstante, no aparecen normalmente diferenciadas como otros tantos
oficios independientes, sino que se agrupan como facultades, actividades u oficios
específicos derivados del oficio general de jurista sabio o sabio en derecho.
Así, el jurista es o puede ser alternativamente: un abogado, un juez o un asesor o
consejero2. Como abogado defiende en derecho las pretensiones de las partes que litigan
1
Este trabajo se enmarca dentro de los proyectos de investigación: (i) Los juristas y el derecho en la
Corona de Aragón (s. XIII - XVIII), subvencionado por el MCT (referencia BJU2000-0971); y (ii) El
Gobierno y sus órganos en la Monarquía de los Austria, subvencionado por el MEC (referencia PB970581).
2
El estudio clásico sobre los abogados en la edad media continua siendo el de F.VALLS TABERNER,
Los abogados en Cataluña durante la Edad Media, en Obras selectas de Fernando Valls-Taberner.
Volumen II, Estudios histórico-jurídicos , Madrid : Consejo Superior de Investigaciones Científicas
Barcelona : Escuela de Estudios Medievales, 1954. Para el mundo más amplio de los juristas vide: Joan
Pau XAMMAR, De officio iudicis et aduocati liber vnus : in quo variae quaestiones iudicibus et
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El régimen jurídico de los juristas de Barcelona en la Baja Edad Media
Tomàs de Montagut Estragués
o negocian. Como juez ejerce la potestad declarativa del derecho en las causas que
conoce y enjuicia por delegación. Como consejero asesora a los titulares de jurisdicción
con sus propuestas, opiniones y dictámenes 'pro veritate' que tales titulares precisan en
los momentos de creación, aplicación o interpretación del derecho y para legitimar su
actuación .
En consecuencia, regular la actividad de los juristas implica establecer y
determinar la posición, la influencia y las características de su intervención técnica en
los procesos normativos, gubernativos y judiciales que competan impulsar y dirigir a los
titulares de la jurisdicción. En cierto modo, se trata de someter a normas a quienes, por
su ciencia, estaban en disposición de influir y de mover estas normas con una gran
libertad.
Naturalmente, y como ya hemos apuntado antes, sobre esta materia existirá una
concurrencia de sistemas normativos que, desde diferentes instancias (rey, Cortes,
Municipio) y en diferentes momentos (desde 1243 a 1399) irán perfilando el contenido
y la validez del régimen jurídico resultante.
A continuación, analizaremos a grandes trazos esta normativa concurrente a la
luz de su contexto histórico-jurídico y de otras disposiciones que estimamos relevantes
para la comprensión del significado que tiene para la potestad normativa la regulación
de los juristas de Barcelona.
El treinta de noviembre de 1243, y desde Játiva, Jaime I promulga una
pragmática que afecta a los abogados y a los tribunales de justicia de Cataluña.
Desgraciadamente no conocemos el texto original ya que sólo disponemos de un
sumario o extracto de la pragmática utilizada en el siglo XV para integrar la primera
edición impresa de las Constituciones generales de Cataluña (1495)3.
aduocatis vtilissimae tractantur : in tres partes divisus partes ; auctore Ioanne Paulo Xammar... ; cum
indice duplici ... , Barcinonae [Barcelona] : ex typographia Iacobi Romeu ..., 1639 ; José PELLA Y
FORGAS, El ejercicio de la jurisprudencia especialmente en Cataluña, Barcelona, 1906. Antonio
PLANAS ROSSELLÓ, La abogacía en Mallorca (siglos XIII-XVIII), en Boletín de la Sociedad
Arqueológica Luliana, 50, 1994, pp.329-366; Los juristas en la Mallorca del siglo XIII, en ‘Memòries de
l’Acadèmica Mallorquina d’Estudis Genalògics’, n.8, Palma, 1998, pp.7-22. A nivel europeo los estudios
reciente más destacados sobre esta temática se encuentran en :L’ assistance dans la résolution des conflits
(3e partie: Europe médiévale et moderne), en ‘Recueils de la société Jean Bodin pour l’histoire
comparative des institutions, 64, Bruxelles,1997 y L’assistance dans la résolution des conflits (4e partie:
Europe médiévale et moderne, suite), 65, Bruxelles, 1998.
3
Reeditada en: Constitucions de Catalunya. Incunable de 1495, en 'Textos Jurídics Catalnas. Lleís i
Costums, IV/1, Barcelona,1988, p.[746] 'No sia admes en alguna cort lo advocat qui allegara algunes leys
pusque les consuetuts e usatges complesquen e abunden. Jacme primer en Castello de Xativa a ii de les
kalendes deembre mil cc xl iii'. El texto se reproduce en las siguientes compilaciones de 1588 y de 1704.
2
El régimen jurídico de los juristas de Barcelona en la Baja Edad Media
Tomàs de Montagut Estragués
Según se desprende de esta versión resumida, las Curias (entre las que se
encuentra la del Veguer de Barcelona) aceptaban a los abogados para la disputa de las
causas. Por otro lado, en Barcelona sabemos que la Curia del veguer estaba asesorada
por los prohombres de la ciudad en materia de administración de justicia4.
El problema que se infiere y que viene a resolver la pragmática consiste en la tensión
producida por unos abogados juristas que defienden las causas sobre la base del derecho
común y unos jueces populares que sólo conocen el derecho tradicional (Usatges y
costumbres de la localidad) y son incapaces e incompetentes para comprender y
dilucidar la causa que se plantee por juristas eruditos -que algunas veces son forasteros
del lugar- en los términos cultos y técnicos del derecho común, tecnolenguaje que es
ajeno a la experiencia jurídica popular.
El monarca, con su pragmática, resuelve que no se admitan en las Curias a
ningún abogado que alegue leyes (sin precisar si se alude a las romanas o a las góticas),
aunque la redacción del extracto no permite saber si esta prohibición es absoluta
(siempre) o solamente relativa (sólo cuando existan costumbres y Usatges que puedan
aplicarse al caso). Con todo, la pragmática concede una primacía (absoluta o relativa) al
derecho tradicional y , al mismo tiempo, limita la actividad de los juristas eruditos
cuando actúan como abogados y en orden a la aplicación de sus conocimientos técnicos
y legales.
Tres años más tarde, y desde Lleida (1246)5, el monarca promulga una carta o
estatuto en que se profundiza en la línea de regular la actividad de los juristas. Por esta
disposición se manda a todos los abogados que actúan en la Veguería y Bailía de
Barcelona y en sus respectivas Curias que anualmente presten en poder de los jueces un
juramento. Por él se obligan a instruir y a informar a las partes que defienden, única y
exclusivamente en función de la verdad, de manera que no aceptarán defender causas
que consideren malas según su buena conciencia, ni actuarán maliciosamente en las que
patrocinen, ya que si en el transcurso de la defensa percibieran que la causa es injusta,
deberán inmediatamente abandonarla.
Al respecto vide CYADC-1704, 2,2,3,1, reed. en Textos Jurídics Catalans, Lleis i costums, IV/2,
Barcelona, 1995.
4
Cfr. Josep Maria FONT RIUS, Jaume I i la municipalitat de Barcelona, en: Estudis sobre els drets i
institucions locals en la Catalunya medieval. Col·lectànea de treballs del professor Dr. Josep Mª Font i
Rius amb motiu de la seva jubilació acadèmica, Barcelona, 1985, p.706 donde se refiere a la organización
inicial del municipio de Barcelona en 1249 y señala: '…la funció de justícia continuava en mans del
veguer, per bé que assessorat pels prohoms.'
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El régimen jurídico de los juristas de Barcelona en la Baja Edad Media
Tomàs de Montagut Estragués
El juramento les obliga asimismo a actuar fiel y legalmente. Es decir, según la
obediencia debida a la jurisdicción real en Barcelona y a las leyes que son los centros
constituyentes de la verdad en normativa jurídica.
Tiene especial relevancia para nosotros el privilegio ya aludido de Jaime I de
27.07.1249 que reorganiza el municipio de Barcelona, pues por el se concede a la
Universidad de Barcelona la autonomía financiera 'pro utilitate et defensione civitatis'.
En efecto, los paciarios podrán establecer 'comunes'
6
o tributos mediante ordenanzas
que los ciudadanos de Barcelona están obligados a observar y a satisfacer. Además, esta
potestad normativa que el monarca concede al municipio de Barcelona se extiende de
forma genérica a otros ámbitos cuando el rey ordena a los habitantes de Barcelona que
obedezcan las ordenanzas que los paciarios establezcan 'pro bono nostro et civitatis
nostre', con la reserva explícita, en todo caso, del dominio, del derecho y del mandato
regio.
En definitiva, en 1249 nace formalmente la potestad normativa del municipio
barcelonés para una materia específica como es la tributaria, con la posibilidad de
ampliarse a otros campos, aprovechando el redactado genérico de la disposición y con
unas limitaciones expresas en cuanto al cumplimiento de determinadas finalidades y a la
subordinación de las ordenanzas municipales de Barcelona al derecho regio.
Por otro lado, la disposición de 1249 nos interesa también en cuanto regula que
el veguer de Barcelona administrará la justicia real ordinaria con el consejo de los
prohombres de la ciudad y de los paciarios o magistrados municipales que actuarán, en
consecuencia, a modo de jueces o de asesores populares7.
Esta última disposición permite comprender mejor la constitución 'Encara
statuim' de las Cortes de Barcelona de 1251 que se dirige a limitar la actividad
profesional de los juristas cultos y la eficacia constitutiva de sus conocimientos legales.
Ni las leyes romanas ni las góticas, ni las disposiciones del derecho canónico
podrán utilizarse para instruir las causas judiciales seculares,
ni tampoco para
resolverlas. En éstas, ni podrán alegarse por los abogados ni podrán aplicarse por los
jueces que en Barcelona, como hemos visto, no son juristas sino prohombres.
5
AHCB, Llibre Verd, 1, fl.217 r. (Lleida,12.10.1246).
Vide supra n.5.
7
Cfr. Josep Mª FONT I RIUS, Orígenes del régimen municipal de Cataluña, (reed.), en 'Estudis sobre els
drets…', apéndice IX, p.547: ''…vicarius tamen Barcinone quotienscumque ibi ponatur iuret et teneat
iustitiam et ea que fecerit faciat cum consilio proborum hominum et paciarorum.'
6
4
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Además, se prescribe que en las causas seculares, los jueces no admitan a ningún
legista como abogado8. Sólo en causa propia tal legista (o jurista culto) podrá actuar y
aún sin poder instruir la defensa con sus conocimientos legales y del derecho común, ya
que , en general, se ordena en toda causa secular, fundamentar las alegaciones sobre la
base de los Usatges de Barcelona y según las costumbres usadas del lugar. Como
recurso subsidiario se permite proceder según el sentido natural, es decir, no
explícitamente según la razón escrita (corpus iuris civilis) sino según la razón natural
que la buena conciencia de un jurista popular también puede descubrir en los usos y
costumbres generales, y de su localidad. Estamos ante la manifestación de una lucha
entre dos culturas jurídicas para controlar la administración de la verdad: los juristas
defensores de la ley -que es la razón natural por antonomasia, en cuanto 'ratio scripta'
objetivada en los libros de leyes-; y los prohombres, en el caso de Barcelona, defensores
de la costumbre y de los usos tradicionales y de la razón natural que existe en esfera de
la intimidad personal de cada sujeto y que se ha manifestado en la vida y tradiciones de
Barcelona.
En 1283, el rey Pedro el grande celebra Cortes en Barcelona a los catalanes para
pedir su ayuda contra la ofensiva militar internacional que se ha organizado contra él
para desposeerle de sus reinos.
En esta coyuntura política Barcelona pide al monarca, no sólo la confirmación
de sus privilegios sino también la de sus antiguas costumbres y la de nuevos capítulos o
demandas.
Como consecuencia de esta súplica, el monarca otorga el privilegio conocido
como 'Recognoverunt proceres'9porque en él se hace constar que fueron los
prohombres, ancianos y juristas de Barcelona quienes, reconociendo su derecho
consuetudinario, lo formularon por escrito para que el monarca pudiera confirmarlo en
su versión objetivada. A diferencia de privilegios anteriores, la vigencia del
'Recognoverunt Proceres' tiene un carácter perpetuo y no temporal ni a beneplácito del
monarca. En consecuencia, podemos observar como los juristas han participado junto a
los prohombres para formular el derecho tradicional de Barcelona que ahora se
8
CYADC-1704, 3, 1,8,1 '…los Jutges encara, en las causas seculars no admetan legistas Advocats, axi
com dessus es dit.'
9
Publicado el texto original en: Privilegios reales concedidos a la ciudad de Barcelona, ed. A.M.Aragó y
M. Costa , dir.F.Udina, Colección de documentos inéditos del Archivo de la Corona de Aragón, 43, 1971,
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El régimen jurídico de los juristas de Barcelona en la Baja Edad Media
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objetiviza de forma indefinida. Entre las normas de este derecho antiguo se incluye el
reconocimiento de la potestad normativa del municipio según la cual son los
prohombres de Barcelona quienes, además de establecer y ordenar bandos, los pueden
alterar y derogar libremente, sin necesidad de que intervenga la autorización del veguer.
Éste, encima, está obligado a ejecutarlos, siquiera percibe, en contrapartida, las penas
pecuniarias en que incurren los que no observan los bans10.
En definitiva, la potestad normativa del municipio de Barcelona otorgada por
Jaime I de forma específica para la materia tributaria se ha afianzado y generalizado
por la costumbre. Ahora, en 1284, esta costumbre se confirma perpetuamente por el rey
pese a que no existe en su redacción escrita -y como se disponía en 1249- ninguna
reserva expresa de prevalencia para el derecho del monarca. Sin embargo, hay que tener
en cuenta que, como contrapeso a esta autonomía política que se reconoce al municipio,
al veguer -el oficial regio que administra la justicia- le corresponde ejecutar los bans
municipales y percibir las penas que de ellos deriva. Por otro lado, si es cierto que el
capítulo 39 del 'Recognoverunt Proceres' obliga al veguer a observar el consejo
vinculante de los prohombres y las costumbres y los derechos de Barcelona, ello será
salvando siempre el superior dominio del monarca11.
Lógicamente, el recelo de los prohombres y ciudadanos ante los juristas eruditos
ha ido desapareciendo desde 1249, dado que la práctica y los usos burocráticos han
inducido una potestad normativa del municipio que permite la creación de un derecho
municipal propio que, al poder expresar directamente la justicia natural en preceptos,
modifica y subordina el derecho común y lo despolitiza, al mismo tiempo que a sus
juristas eruditos los relega a un nivel técnico, subsidiario e informativo. En cierto modo
se reproduce en el ámbito local lo que se ha manifestado en el ámbito territorial,
respecto a la legislación general de Cataluña en las Cortes de Barcelona de 1283. En
ellas las limitaciones políticas que acepta el monarca le imponen constituir la ley
general con el consentimiento del General o Universidad de Cataluña12.
n.22, pp.8-17 ( Barcelona, 11 de enero de 1284). El texto catalán puede consultarse en : Recognoverunt
proceres. Versión medieval catalana del privilegio así llamado, Barcelona, 1927.
10
Ibidem, p.9: 'Item quod proceres Barchinone ordinant et constituunt banna, et vicarius bana ordinata
per proceres Barchinone facit preconizari et ea exigi, et quod pena bannorum est vicarii.'
11
Ibidem, p.10: 'Item quod vicarii qui noviter constituuntur in Barchinona jurant ad sancta Dei Evangelia
in posse proborum hominum Barchinone coram populo de stando consilio eorum et servando jura et
consuetudines Barchinone, salvo dominio domini regis.'
12
Cfr. Tomàs de MONTAGUT , Les monarquies cristianes medievals, pp.151-160, en Història del dret
espanyol, T. de Montagut (coord.)/C.J. Maluquer, Barcelona, 1997.
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El régimen jurídico de los juristas de Barcelona en la Baja Edad Media
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Por ello, entre los nuevos capítulos que los prohombres suplican y piden al
monarca se encuentra aquél referente a la administración de justicia ordinaria por parte
del veguer o del baile. Ahora se establece que estos oficiales no puedan encomendar la
cognición y decisión de juicios o inquisiciones a otras personas que no sean juristas13.
De la desconfianza de 1243 y de 1251 se ha pasado a la confianza plena de 1284.
Es cierto que los ciudadanos también piden como excepción que las
inquisiciones criminales se instruyan y decidan de la forma tradicional por los
prohombres (el juhi de prohoms), pero ahora se especifica que estos formaran cuerpo
con un jurista (savi en dret).
En 1286 el nuevo monarca Alfonso el liberal confirma a los consellers y a la
Universidad de Barcelona las libertades, inmunidades y gracias otorgadas por su padre
el rey Pedro, añadiendo que para la conservación de dichos privilegios, costumbres y
ordenanzas puedan nombrar síndicos que las defiendan contra aquel que no las respete u
observe.
Por otro lado, el rey Alfonso, como se infiere de una disposición del mismo año
1286, concede y reconoce a los prohombres y universidad de Barcelona que las
ordenanzas que han establecido para exigir unos tributos o imposiciones son justas
porque contienen la justa causa final consistente en perseguir la utilidad común que se
concreta en financiar la construcción de las murallas y fosos de Barcelona, tan
necesarios para su defensa.
Además, el monarca concede que estas ordenanzas sobre las imposiciones sean a
beneplácito de la ciudad de la misma forma acostumbrada con la que se ha determinado
la vigencia temporal 'de bannis et aliis ordinacionibus factis per vos et antecessores
vestros in Barchinona'14 .
Juristas han participado en la redacción de las costumbres de Barcelona, juristas
participan con el veguer y baile en la administración de justicia, juristas serán,
probablemente, los que, como síndicos del municipio, deberán velar por la observancia
del derecho municipal fruto de privilegios, costumbres y ordenanzas municipales15.
13
Cfr. Recognoverunt proceres. Versión medieval catalana del privilegio así llamado, Barcelona, 1927,
cap.104, ‘Que judici en inquisició nos fassa sino per savi en dret’.
14
AHCB, Ms.L-3, tertius antiquus privilegiorum Barcinone, f.1 (Barcelona, 25.03.1286).
15
Se encuentran noticias sobre la actuación posterior (s.XIV) de los síndicos en : BRUNIQUER,
Ceremonial dels magnifchs consellers y regiment de la ciutat de Barcelona, vol. 5 , Barcelona, 1916,
cap.95 ‘Advocats, y síndichs de la ciutat’, pp.285-292 y vol.2, cap. 21, p.69 ‘Contencions, y debats sobre
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El régimen jurídico de los juristas de Barcelona en la Baja Edad Media
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Una vez despolitizados y reducidos a unos límites más técnicos conviene que los
juristas, para desempeñar sus actividades, estén dotados de los conocimientos
escolásticos que exige la profesión del derecho culto y de las aptitudes y cualidades
morales y personales que exige el municipio o localidades para sus oficios de confianza.
A garantizar ambos requisitos exigibles para el acceso al ejercicio del oficio de jurista
se dirigirán una serie de disposiciones posteriores.
Así, en las Cortes Generales de Monzón de 1289 se establece que ningún sabio
en derecho podrá actuar en ninguna Curia o Tribunal como abogado, juez o inquisidor
hasta que no sea examinado por un Tribunal mixto compuesto por prohombres de la
localidad y por sabios en derecho16.
Los elegidos habrán de jurar fidelidad en el ejercicio del oficio en poder del
veguer o baile y de los prohombres. Parece lógico que el carácter mixto del Tribunal se
deba a la necesidad de examinar al candidato: por un lado, respecto a sus conocimientos
técnicos en derecho y, por el otro , respecto a sus cualidades humanas y personales.
El juramento de fidelidad a los prohombres garantiza la despolitización del
jurista y su acatamiento al derecho de la villa o ciudad. Otro tanto sucede con relación
al rey y a su derecho cuando la fidelidad se jura ante el oficial regio .
En 1295 será el monarca unilateralmente quién tomará la iniciativa y promulgará
unas ordenanzas sobre los abogados y la administración de justicia en Barcelona.
La normativa se dirige a los abogados que habitan y ejercen el oficio en
Barcelona, sin precisar si tales abogados serán o no juristas. En todo caso, se les exige
jurar anualmente que no defenderán malas causas, que abandonarán las desesperadas y
que defenderán legalmente a sus clientes.
Además, se prevé su actuación como jueces delegados, en cuyo caso habrán de
jurar oír y terminar la causa sin ninguna malicia ni dilación. También se regula su
actividad como conjueces o como asesores del juez delegado, para limitar los casos en
que pueden, a su vez, delegar.
contrafacció de Privilegis, constitucions, y libertats, practicas, y consuetuts, special de Barcelona, o
General de la Provincia.
Una actuación contra la inquisicón incoada en Barcelona por el Comisario regio M. Ramon Figuera:
“Die Jovis chalendas februarii 1346, est alia requisitio facta per Sindicum coram dicto Comissario sobre
enquesta general contra Usurers” ‘ (que era contraria a constituciones y privilegios).
16
Cfr. CYADC-1495, 1,2, f.71v. ‘Alfons segon en la cort de Muntso capítol XVII’ y CYADC-1704,
1,2,6,1.
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En caso de apelación de la sentencia pronunciada por el veguer o por el juez
ordinario, éstos llamarán en consulta a unos abogados y juristas, que elegirán a su
arbitrio, para que manifiesten oralmente si procede o no ejecutar la sentencia. En todo
caso, el 'consilium' o deliberación de los jurisperitos y sus nombres se trasladarán en
escrito que se registrará en la Curia para que se pueda dar copia íntegra a la parte que lo
solicite.
Por otro lado, se confirma la presencia de los juristas como asesores del veguer
en las inquisiciones de crímenes formando cuerpo con los prohombres17 .
Se sigue, pues, el capítulo 42 del 'Recognoverunt proceres', pero precisando que
la presidencia del tribunal corresponde al oficial titular de la jurisdicción (veguer u otro
ordinario).
De esta disposición se desprende que no todos los abogados son juristas si bien
para ser abogado en Barcelona será necesario aprobar el examen que realizarán dos
juristas elegidos especialmente para este cometido. Sólo el que será aprobado podrá
ingresar en el oficio y ejercer la abogacía. También se desprende que en la triple
actividad de abogado, juez y consejero o consultor los juristas cultos coexisten con
abogados y prohombres que no necesariamente lo son. No obstante, serán únicamente
juristas quienes podrán examinar y aprobar a los que quieran ejercer el oficio de
abogado. Con ello, el monarca también favorece que el profesional erudito y técnico se
imponga sobre el de origen popular y de formación meramente práctica.
El treinta de diciembre de 1299 Jaime II otorga una carta o privilegio de
franquicia, libertad e inmunidad a los consellers y a la Universidad de los ciudadanos y
habitantes de Barcelona. Nos interesa tangencialmente esta disposición para
comprender cómo se refuerza indirectamente la potestad normativa del municipio en
una determinada materia mediante la renuncia de legislar sobre ella por parte del
monarca. En efecto, Jaime II, atendiendo a las diversas ayudas y servicios monetarios y
personales prestados por la ciudad de Barcelona, le concede libertad, franquicia e
inmunidad de questias y de cualquier otra prestación o servicio pecuniario que puede
17
Vide ACA, Privilegios concedidos al 'Consell de Cent'. perg. original, n.243, publicado en CYADC1704, 2, 3, 7, 1 y por F. Udina Dos privilegios reales de 1295 y 1333, aprobando las ordenanzas de los
abogados de la ciudad de Barcelona y la constitución de su colegio. (Documentos originales conservados
en el Archivo de la Corona de Aragón), Barcelona, 1970; también se encuentra editado en: Privilegios
rales concedidos a la ciudad de Barcelona, Barcelona, 1971, p.29, doc.n.47; y con la traducción catalana
de Y. Juncosa en 'Món Jurídic', 119, 1994, pp.46 ss.
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exigir, pedir y obtener 'in casibus tam a iure concessis quam non concessis' y también de
cualquier servicio en la armada regia18 .
En consecuencia, la potestad normativa en materia tributaria concedida a
Barcelona por el privilegio de 1249 -confirmado genéricamente en 1284 y
específicamente en 1286- cobra mayor relieve por esta inmunidad que ahora se otorga
respecto a la potestad regia y a su normativa. Se afianza la autonomía tributaria de
Barcelona y se soluciona la concurrencia de normativas en esta materia por
autolimitación perpetua, pura, libre y absoluta de la regia.
Desde Valencia, el 17 de abril de 130119 Jaime II aprueba y confirma unas
ordenanzas que reforman el funcionamiento de la administración de justicia en
Barcelona y afectan al régimen jurídico de las Curias del veguer y del baile y a los
abogados, jueces, consejeros, notarios, procuradores y sayones que en ellas intervienen.
La particularidad de esta disposición es que se presenta en forma de capítulos
que han sido ordenados y tratados por el veguer, por el baile y por los prohombres de
Barcelona con el consejo de dos juristas o sabios en derecho del monarca: Nadal Rainer
y Bernat Desprat.
El monarca ha recibido estos capítulos de ordenanzas municipales, los ha
discutido con su Consejo y los ha aprobado con la fórmula típica de la normativa
pactista consistente en añadir al texto presentado su aprobación pura, o condicionada
por el tenor de la respuesta, que hace constar. Cabe destacar que la aprobación
presupone, en general, el reconocimiento de la potestad normativa del municipio en la
materia en cuestión a la que afecta, siquiera en alguna ocasión, como en el caso de los
sayones de las Curias, se otorga la aprobación por propia autoridad y aún haciendo
constar 'atorgaho e plau al senyor rey eu estableix per sa propia auctoritat no per raho
dela ordinacio quels prohomens naien feta con no pertanga a ells fer aytal ordinacio'20.
Otros capítulos reiteran, en el mismo sentido, normativas anteriores sobre el
examen de los abogados o sobre su juramento o el de los notarios y procuradores, con la
adición de matices o de nuevas obligaciones como la que prescribe a los abogados y
18
AHCB, Llibre verd, 1,3, f.285 v. La inmunidad se refiere '...in casibus tam a iure concessis quam non
concessis nos et heredes ac successores nostri a vobis... exigere vel demandare ac ecciam habere
possemus'. Sobre esta problemática se debe consultar: PÈRE ORTI Y SEBASTIÀ RIERA
19
AHCB, Llibre de Privilegis, f.192 y Llibre verd, 1, 3, f.279-281v.
20
Ibidem, f.281. Sobre estas ordenanzas vide supra n. BATLLE
10
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jueces de no abogar ni juzgar en contra de las Constituciones u Ordenanzas hechas en
Cortes generales ni en contra de las constituciones escritas de Barcelona.
Se trata igualmente la triple actuación de los juristas como jueces, abogados y
consejeros; de sus obligaciones de juzgar, de defender y de dar consejo y de sus
respectivos salarios21, así como de los devengados por los procuradores y notarios.
Destaca, en este sentido, la disposición que obliga a los sabios o juristas examinados a
dar su 'consilium' a las curias, cuando se los pidan y sin percibir a cambio ninguna
retribución o salario22.
En definitiva, y a diferencia de la materia tributaria, el monarca, si bien
reconoce una cierta potestad normativa al municipio de Barcelona para regular la
actividad de los juristas y demás personal forense, lo hace de forma no absoluta, sino
relativa. Con todo, el margen de actuación del municipio para establecer el régimen
jurídico de los juristas es considerable y se dirige a poner orden en una materia tan
esencial para la comunidad como es el buen funcionamiento de la justicia local23. El
creciente peso y presencia de los juristas en la vida diaria de la ciudad comportará la
necesidad de su organización corporativa. En esta importante cuestión volverán a
confluir rey y municipio y sus respectivos derecho y potestades que se irán delimitando
y precisando con mayor claridad.
Por ello, la declaración y concesión de Jaime II otorgada a Tarragona el 23 de
enero de 132024 es un hito decisivo en el proceso de afirmación de la potestad
normativa del municipio y de delimitación de su ámbito competencial y territorial.
En efecto, la disposición del monarca pone fin al conflicto de competencias
planteado por el rey entre su propia jurisdicción y la del municipio en orden al
respectivo alcance de su potestad normativa.
Al rey se le habían notificado algunos estatutos y ordenanzas establecidas
recientemente por los consellers y prohombres de la ciudad de Barcelona que afectaban:
unos a la ciudad en sentido estricto y otras a la ciudad y a su distrito jurisdiccional que
21
Vide infra n. 22.
Ibidem, f.280 ‘Item que los savis qui seran examinats e iutgeran e avocaran en les corts sien tenguts de
donar consell ales corts sobre ço que seran demanats sens tot salari . Atorga ho e plau al senyor rey’.
23
Sobre la organización judicial en el derecho romano-canónico vide:Charles LEFEBRE, Juges et savant
en Europe (13e-16e s.), en 'Ephemerides iuris canonici', 22, n.1-4, Roma, 1966, pp.85-98.
24
CYADC-1495=Constitucions de Catalunya. Incunable 1495, reed. Barcelona, 1986, f.304 = p.695‘La
ciutat de Barcelona pot fer ordinacions ab penes pecuniaries e corporals axi de mutilacio de membres eo
de mort e altres en la Ciutat de Barçalona e sos termens’.
22
11
El régimen jurídico de los juristas de Barcelona en la Baja Edad Media
Tomàs de Montagut Estragués
comprendía el territorio delimitado por los términos de Montgat a Castelldefels y
desde Montcada al collado de Finestrelles, Collserola, las Gabarras, Vallvidrera y a la
villa de Molins de Rei del Llobregat y desde este territorio hasta doce leguas dentro del
mar.
Las ordenanzas no contenían 'in se' iniquidad o injusticia, pero el monarca
estimaba que tanto los límites territoriales de la jurisdicción como la naturaleza de las
penas desbordaban la competencia del municipio en materia de potestad normativa y
que, por ello, alcanzaban una eficacia que iba en detrimento y perjuicio de la
jurisdicción regia la cual, en consecuencia, no podía tolerar su observancia al no
haberlas autorizado.
En definitiva, el monarca consideraba que a algunas ordenanzas de Barcelona les
faltaba la causa eficiente justa dado que su Universidad carecía de jurisdicción para
establecerlas. Con todo, ofrecía a la ciudad la posibilidad de presentar alegaciones para
fundamentar su competencia y sus derechos.
Los consellers y prohombres de Barcelona enviaron al rey a sus conciudadanos
Pere de Vilafranca y Esteve de Puig con informaciones e instrucciones que razonaban y
probaban la potestad de Barcelona en materia normativa, seguramente aportando las
cartas y privilegios que la otorgaban. Además, examinados los libros antiguos de la
Curia del veguer de Barcelona se pudo probar que tales ordenanzas y disposiciones
análogas se promulgaban usualmente para la ciudad y su amplio territorio dependiente
que se comprendía dentro de los términos antes mencionados. Además, muchas de ellas
se habían ordenado sin autorización del monarca.
En definitiva, examinados por el Consejo real las alegaciones y pruebas
presentadas por la ciudad se pudo constatar que los consellers y prohombres de
Barcelona poseían y usaban legítimamente la autoridad y competencia para establecer y
promulgar ordenanzas y disposiciones similares con vigencia no sólo en la ciudad sino
también en su extenso territorio. Se reconocía, asimismo, que unas veces las ordenanzas
incidían sobre materia civil y otras sobre materia criminal y que tanto podían imponer
sanciones o penas pecuniarias como aflictivas, pudiendo llegar estas últimas a la pena
de mutilación de miembros o incluso a la misma pena de muerte.
El rey, después de instruida esta causa en su Consejo declara y concede
perpetuamente a los Consellers y a la Universidad de Barcelona 'facere et ordinare in
12
El régimen jurídico de los juristas de Barcelona en la Baja Edad Media
Tomàs de Montagut Estragués
dicta civitate et in dictis terminis superius nominatis banna et ordinationes cum pennis
pecuniariis et corporalibus vel uti membrorum mutilatione et morte sive suplicio ultimo
et aliis prout vobis vel eis fore videbitur faciendum'25.
Desde ahora, la potestad normativa de Barcelona quedará plena y generosamente
reconocida y afianzada por el rey, de modo que no es extraño que la disposición de
1320 se incluya en la compilación que se editó del derecho general de Cataluña en
1495. El paso siguiente, desde el punto de vista de la plena configuración del régimen
jurídico del municipio, consistirá en vigilar y procurar que el derecho creado por
Barcelona sea observado.
En efecto, en la práctica, la vida del derecho (su aplicación e interpretación)
depende de unos juristas que están acostumbrados a actuar libremente y, a veces,
incluso de una forma libérrima y en contra del derecho vigente en y de Barcelona. En
consecuencia, los abusos y corrupciones son notables y persistentes y consisten en
exigir salarios inmoderados, en inducir dilaciones injustificadas en los pleitos, en
defender malas causas, etc. Para solventar estos problemas es necesario someter a la
disciplina de un organismo la actividad de los juristas. No obstante, sólo al monarca le
corresponde, por el derecho común26, otorgar o confirmar por ley la erección de una
corporación o colegio que integre y vincule institucionalmente a todos los miembros de
una profesión y les obligue especialmente a respetar unas determinadas normas.
Darán respuesta a esta exigencia, las ordenanzas temporales, duraderas por diez
años, promulgadas en Barcelona por Alfonso el benigno el 6 de abril de 133327. Por
25
Ibidem, p.696.
Vide gl.’adibit’ a l. si quis mihi bona, 25 pgf.1, de adquir.her.
27
Parece que existió un precedente de esta actividad ordenancista de los juristas en 1323, aunque en la
fuente que proporciona la noticia no consta la referencia archivística y además la atribución de su autoría
al Benigno es dudosa ya que este monarca no empezó a reinar hasta 1327. Al respecto, vide Enric
JARDÍ, Història del Col·legi d’Advocats de Barcelona, Barcelona, 1989, p.1: ‘Concretament, pel que
respecta al “Cap y Casal” de Catalunya, Alfons III el Benigne, pel mes d’octubre de 1323, posà un cert
ordre en l’exercici de la professió d’aquells “savis en Dret” y decreta que siguin inscrits en un llibre
registre de les corts del veguer, del batlle de Barcelona y que observin un torn o una rotació en la defensa
de les causes criminals y civils tota vegada que, essent les primeres no retribuïdes, calia compensar-les
amb el profit econòmic que es podia treure de les segones’. Las ordenanzas de 1333 se encuentran
registradas en ACA, C, Reg. 486, fls.87-88. Publica dos capítulos: José PELLA Y FORGAS, El ejercicio
de la jurisprudencia especialmente en Cataluña, Barcelona, 1906, pp.14-15; el pergamino real que
contiene estas ordenanzas para derogarlas, otorgado por Pedro el ceremonioso en Barcelona el uno de
mayo de 1343 se encuentra en ACA, Perg. CC, 285 y ha sido publicado fragmentariamente por F. Udina,
Dos privilegios reales de 1295 y 1333, aprobando las ordenanzas de los abogados de la ciudad de
Barcelona y la constitución de su colegio. (Documentos originales conservados en el Archivo de la
Corona de Aragón), Barcelona, 1970; de forma íntegra se encuentra editado en: Privilegios rales
concedidos a la ciudad de Barcelona,ed. A.M. Aragó y M. Costa bajo dir. F.Udina, CODOIN (ACA),
42, Barcelona, 1971, p.81, doc.n 150.
26
13
El régimen jurídico de los juristas de Barcelona en la Baja Edad Media
Tomàs de Montagut Estragués
ellas se constituye un colegio que agrupa a todos los abogados de Barcelona cuyo oficio
es el de abogar o de juzgar28. Notemos que aquí el término abogado se toma en una
acepción amplia que lo asimila al de jurista dado que comprende también la actividad
de los jueces.
A
todos ellos se les permite elegir un rector o prior y cuatro consejeros con la
misión de corregir con autoridad regia a los colegiales que usen mal del oficio y a
aquellos que contravengan las constituciones, usos y costumbres de Barcelona.
Si esta potestad correccional no da resultado y los abogados en cuestión son
incorregibles, el prior, con el consejo de sus consellers y a su arbitrio deberá imponer
unos castigos o penas que pueden llegar a la privación perpetua del oficio, si bien en
este último caso deberá preceder la cognición de causa.
El rector y los cuatro consejeros serán elegidos anualmente por los abogados de
Barcelona junto con varios consellers de la ciudad. Los nuevamente elegidos jurarán el
cargo en poder del veguer.
Por otro lado, el prior, con el consejo de sus consejeros y la intervención
asesora y aprobatoria de los consellers de Barcelona podrán establecer estatutos y
ordenanzas para el buen funcionamiento del oficio. Estas disposiciones, que podrán
tener carácter temporal, son objeto de renovación , cambio o enmienda por el mismo
procedimiento.
En suma, la Universidad de Barcelona, que ya tiene reconocida la potestad
normativa en términos muy generales, obtiene ahora la posibilidad de controlar la
observancia del derecho producido mediante el sometimiento de los juristas de
Barcelona y de su término a la disciplina y autoridad del colegio de abogados, una de
cuyas misiones es la de corregir a los contrafactores del derecho municipal29. Además,
los colegiales quedan sometidos a la observancia de unas ordenanzas específicas que
regularán la profesión de jurista y que habrán de ser establecidas por el mismo Colegio
de abogados pero con la necesaria intervención, consejo y aprobación de la
Universidad.
28
Vide supra n. anterior 61.
Ibidem, p.82 ‘...contra constituciones, usus et consuetudines civitatis ipsius in lesionem rei publice
abutentes possit auctoritate nostra quam ei super hoc impendimus corrigere ac eciam emendare’.
29
14
El régimen jurídico de los juristas de Barcelona en la Baja Edad Media
Tomàs de Montagut Estragués
Desde Valencia, Alfonso el benigno promulga, a beneplácito, un estatuto y
ordenanza el 13 de febrero de 133530, en parte movido por los deberes propios de la
dignidad real que le obligan a dirigir sus actos a la búsqueda de la utilidad pública, y en
parte por las súplicas que le dirigen los consellers y prohombres de la ciudad de
Barcelona. Por consiguiente, esta normativa, no es tanto una disposición regia 'motu
propio' como una confirmación o aprobación de capítulos suplicados por la ciudad de
Barcelona sobre la reforma y mejora de la administración de justicia local. Por ella, se
intensificará la regulación que afecta a la actividad de los juristas.
Así, como requisito para ejercer el oficio de jurista (juez o abogado) en la ciudad
de Barcelona y en las veguerías de Barcelona y Vallés, se exigirá superar un examen en
el que el candidato deberá, en todo caso, acreditar que ha oído las lecciones del derecho
civil durante cinco años y que posee los cinco libros de texto que integran el 'corpus
iuris civilis' con su aparato de glosas ordinario, es decir, con la 'magna glossa' de
Acursio.
Además, se regulan
aspectos relativos al salario de los juristas y al
procedimiento: de apelación, de acumulación de causas, de ejecución de sentencias, de
jurisdicción voluntaria (sobre casos que afectan a albaceas, tutores o curadores), de
interlocutorias, de nulidad de sentencias y de interposición de querellas.
Cabe destacar en estas ordenanzas que se distingue claramente la triple
dimensión del jurista cuando se indica que: 'Item quod aliquis jurisperitus sive sit judex
sive advocatus vel consilium dans...'. También se garantiza el control del colegio de
abogados sobre la designación del juez o inquisidor delegado. Corresponderá esta
función a un jurista nombrado por el prior del colegio y de acuerdo con los estatutos
vigentes sobre la materia. En todo caso, se prohibe que sea el notario de la Curia u otra
persona la que pueda designar al juez o inquisidor delegado o comisario31.
30
Registrado en ACA, C, Reg.488, fl.88 y publicado por Antoni RUBIÓ Y LLUCH, Documents per
l’Histoira de la Cultura Catalana Mig-eval, vol.1, Barcelona, 1908, pp.107-112, doc.n.92. El pergamino
original se encuentra en ACA, Perg.CC, n.383 y ha sido publicado en Privilegios rales concedidos a la
ciudad de Barcelona,ed. A.M. Aragó y M. Costa bajo dir. F.Udina, CODOIN (ACA), 42, Barcelona,
1971, n. 120, p.60-64.
31
Ibidem, p.63-64 ‘Item quod comissiones sive delegaciones que faciende sunt juxta statuta de hoc facta
judicibus sive inquisitoribus designentur et habeant designari per unum de jurisperitis per priorem dicti
collegii ordinandum juxta eius arbitrium, prout eidem priorem videbitur ordinandum, et non per
notarium ipsarum curiarum vel alterius earum vel aliquem alium, ne fraus circa predicta fiat ne fieri
possit per aliquem nitentem formam dictarum comissionum vel delegacionum contra dicta statuta
subvertere et contra ipsa statuta dictas comissiones seu delegaciones odio, corrupcione vel favore
designare et ordinare. Dignum enim est quod jurisperitis qui cotidie laborant pro iuribus domini regis ac
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El régimen jurídico de los juristas de Barcelona en la Baja Edad Media
Tomàs de Montagut Estragués
Para reforzar la autoridad del Colegio, e indirectamente la de la Universidad de
Barcelona que lo controla, se manda a todos los juristas de la ciudad de Barcelona y de
las veguerías de Barcelona y que juren anualmente obediencia al rector del Colegio en
las cuestiones referentes a la profesión, sin perjuicio del derecho regio.
Naturalmente, una vez la Universidad de Barcelona controla el Colegio de
juristas y la actividad de sus miembros exige que estos estén dotados de los
conocimientos técnico-legales que proporciona el derecho común. Por eso, no es
suficiente demostrar estos conocimientos en aquel acto sino que el candidato debe
acreditar su formación demostrando la audiencia de lecciones del derecho civil y la
posesión de los libros de texto ordinarios de dicha materia.
De todas formas, en las mismas ordenanzas se prefieren, en sede de apelación,
disposiciones del derecho canónico a las del derecho civil, lo cual nos indica, para esta
época, el grado de aplicación y uso de aquel derecho cuyo conocimiento, de momento,
no se exige para ser jurista en Barcelona.
Pedro el ceremonioso confirma y renueva a perpetuidad en dos ocasiones
32
(1336 y 134333) las ordenanzas fundacionales del Colegio de abogados cuya vigencia
finalizaba en abril de 1343.
Pero el uno de mayo de 134334, el monarca, atendiendo a la súplica y petición
que le dirigen los consellers y prohombres de la Universidad de Barcelona revoca las
ordenanzas concedidas en 1333 para la erección y funcionamiento del Colegio de
abogados y para la asignación de juristas comisarios de Barcelona en las causas.
Las razones invocadas por la Universidad contra el Colegio de los juristas y su
funcionamiento consisten en atribuirle la producción de grandes daños y de cuantiosos
gastos a los justiciables. El sentido de esta revocación ha de entenderse como el deseo
de recuperar jurisdicción delegada por parte del titular de la ordinaria, es decir, por
parte de los consellers y prohombres de Barcelona. A partir de este momento, la
curiarum vicarii et baiuli forma per regiam earum vel alium minus juste non subvertatur nec mutetur in
fraudem et preudicium judicum, jurisperitorum excellenciam statuta et ordinata in predictis servetur et
per aliquem notarium dictarum curiarum vel alterius et advocatorum qui laborant pro re publica et
juribus regiis et aliis in bono statu conservandis’.
32
Confirmación registrada en ACA,C., Reg.874, fl.111 (Lleida, 15 de juny 1336). El traslado del
pergamino original de 1336 así como la revocación de 1343 se encuentran en ACA, Privilegios reales,
CC, 150 (Barcelona, 1 de mayo de 1343) y ha sido publicado en Privilegios rales concedidos a la ciudad
de Barcelona,ed. A.M. Aragó y M. Costa bajo dir. F.Udina, CODOIN (ACA), 42, Barcelona, 1971, n.
126 y 150, p.65 y pp.81-83.
33
Vide ACA, C., Reg. 874, f. 83 (30 de marzo de 1343).
16
El régimen jurídico de los juristas de Barcelona en la Baja Edad Media
Tomàs de Montagut Estragués
Universidad actuará directamente y se subrogará en las funciones que ejercían el prior y
consejeros del Colegio de abogados, el cual habría perdido la confianza del municipio.
Posteriormente, y estando así las cosa, nos encontramos con diversas
disposiciones de la Corte General de Cataluña que, en cierta forma y con
modificaciones y algunas diferencias, generaliza para todo el Principado los requisitos
previos exigidos en Barcelona desde 1335 para aquel candidato que se somete al
examen que permite el acceso al ejercicio del oficio de jurista.
Efectivamente, en la Corte de Cervera de 135935, además de confirmar lo
establecido en el capítulo doce de las Corte de Monzón de 128936, se exige a todo
jurista que quiera ejercer como abogado, juez o asesor la posesión de los cinco libros
ordinarios del derecho civil o, en su defecto, los libros ordinarios del derecho canónico.
Además, también se le exige haber oído las lecciones de dichos libros en un Estudio
General durante cinco años. De esta última circunstancia dará fe mediante la prestación
del correspondiente juramento.
Cuatro años más tarde, en la Corte de Monzón de 136337 se confirma la anterior
disposición y se completa su sentido al establecer y regular, ante el oficial ordinario del
lugar y con carácter general, el juramento probatorio de haber oído durante cinco años
y en un Estudio general las lecciones del derecho canónico o del derecho civil.
A continuación, y coincidiendo en parte con lo establecido para los juristas de
Barcelona en las ordenanzas de 1301 comentadas anteriormente38, se prescribe que los
candidatos para ejercer el oficio de jurista en localidades catalanas, serán examinados,
y en su caso aprobados o no, por dos juristas o sabios en derecho de tal localidad, si los
hay, y sino por uno, siquiera ante la presencia del oficial ordinario (veguer o baile). La
calificación se otorgará a discreción de los examinadores y de acuerdo con su buena
conciencia.
Posteriormente, el jurista aprobado deberá demostrar que posee como propios
los libros de texto ordinarios del derecho que habrá oído en el estudio general.
Si un jurista no cumple con estos requisitos será suspendido durante dos años en
el oficio que ejerza y deberá satisfacer una pena pecuniaria.
34
Vide supra n.9.
CYADC-1704, 1, 2, 6, 4.
36
Vide supra n.4.
37
CYADC-1704, 1, 2, 6, 5.
35
17
El régimen jurídico de los juristas de Barcelona en la Baja Edad Media
Tomàs de Montagut Estragués
Esta normativa contradecía lo dispuesto sobre exámenes de juristas en las Cortes
de Monzón de 1289 porque
dejaba el control de acceso al oficio de jurista casi
exclusivamente a los mismos juristas de la localidad, pues estos sólo precisaban de la
mera presencia del oficial regio ordinario para proceder al examen y conceder el
aprobado que permitía la recepción del jurista en el oficio. La Universidad del lugar no
sólo quedaba marginada de este substancial cometido, sino también del importante y
simbólico derecho a recibir el juramento del nuevo jurista. La razón de esta situación
consiste en el creciente peso social de la corporación de los juristas que , convirtiéndose
en tecnócratas, dejan de ser meros técnicos del derecho subordinados a los titulares del
poder político local y aspiran, tanto a liberarse de la tutela municipal, como a gozar de
una cierta autonomía organizativa y funcional En 1289, la solución adoptada era
diferente porque situaba a los juristas bajo el control y dependencia de los prohombres
de las localidades en cuanto al examen de entrada y al juramento de recepción en el
oficio.
Por ello en la Corte general de Barcelona de 136939 los representantes del brazo
real de las ciudades, villas y lugares de Cataluña solicitan al monarca que se restablezca
el régimen anterior de 1289 en cuanto a los derechos de las ciudades, villas y lugares de
participar en el examen de entrada y en la recepción del juramento de los juristas, dado
que, por no hacerlo ahora, se produce la admisión en el oficio de jurista de personas que
no deberían serlo. Además, solicitan del rey que la designación de los juristas coexaminadores corresponda a los prohombres de las localidades.
El monarca atiende parcialmente estas quejas pues se limita a restablecer la
vigencia de las constituciones de 1289 y de 1359 antes mencionadas, de modo que a
partir de ahora los juristas serán examinados por una comisión mixta de prohombres y
juristas ante la presencia del oficial regio ordinario de la localidad.
La pugna político/técnica entre Universidades, rey, Corte general y juristas tiene
también su reflejo normativo en la pugna o concurrencia existente entre el derecho
municipal, el derecho general catalán y el derecho común.
A
partir de un caso planteado en Tortosa, el monarca fijará unos principios
generales que incidirán en la fijación del orden de prelación del sistema de fuentes del
38
39
Vide supra n.
AHCB, llibre vermell, 2, fls.221v-222 ‘Quod iurisperiti et medici examinentur in civitate Barchinone’.
18
El régimen jurídico de los juristas de Barcelona en la Baja Edad Media
Tomàs de Montagut Estragués
derecho catalán y también sobre la validez oficial que se atribuye a los conocimientos
legales de los juristas cultos.
En Tortosa se planteó la duda de si las constituciones generales de Cataluña
debían preferirse, en la aplicación práctica del derecho, a los derechos canónico y civil,
dado que las costumbres de Tortosa establecían estos últimos como supletorios de su
propia normativa y no decían nada respecto al derecho general del Principado.
El monarca ante esta situación tiene en cuenta que en Cataluña las
constituciones generales de sus Cortes son consideradas leyes.
Estas constituciones son establecidas por el rey con el consentimiento del
General del principado de Cataluña y no deben tener un valor menor que las leyes y
constituciones romanas. Se podría añadir que ello es así porque toda ley posterior
deroga o abroga a la anterior pero el argumento utilizado por el monarca es el de hacer
depender la vigencia de las leyes romanas de su libre beneplácito.
En consecuencia, los juristas no son los oráculos de un derecho común que se
impone a todos naturalmente(inclusive al monarca) por su intrínseca bondad, sino que
deben limitar su actividad dentro de los cauces normativos y sobre aquellos derechos
que establezcan los poderes públicos como vigentes.
En el caso de Tortosa, primero se deberá atender al derecho municipal escrito
(las Costums de Tortosa), en su defecto al derecho general de Cataluña creado por el rey
con el consentimiento del General del Principado y finalmente al derecho común.
Esta disposición especial para Tortosa adquirirá un cierto carácter general cuando se
incluya en la compilación del derecho general de Cataluña editada en 149540.
En cierta forma, ya encontramos la recepción de este principio en las
Ordenanzas y bans sobre los juristas establecidas y establecidos por los consellers de
Barcelona y el Consejo de Ciento de la ciudad el 21.11.139441.
40
Constitucions de Catalunya. Incunable de 1495, en 'Textos Jurídics Catalans. Lleís i Costums, IV/1,
Barcelona,1988, f.323 = p.[739] ‘Que defallints los statuts e consuetuds se hage haver primer recors ala
disposicio deles constitucions generals de Cathalunya que al dret cononich o civil com les leys e
constitucions generals de Cathalunya no deuen esser de menor auctoritat que les leys e constitucions
Romanes’.
41
AHCB, CC, 4, 2, f.18-20. Estas ordenanzas han sido parcialmente publicadas, en lo que se refiere al
régimen de los notarios, en Centenario de la Ley del notariado. Sección cuarta. Fuentes y Bibliografia.
Privilegios y ordenanzas históricos de los notarios de Barcelona, vol.2, tomo 1, Barcelona, 1965, doc.n.
41, pp.171-175.
19
El régimen jurídico de los juristas de Barcelona en la Baja Edad Media
Tomàs de Montagut Estragués
Destacan estas ordenanzas y bans porque están otorgadas exclusivamente por la
Universidad de Barcelona, de manera que la intervención del oficial regio, el veguer, se
limita a promulgarlas y a ordenar su publicación. Estas ordenanzas debían ser
registradas y depositadas en la Curia del veguer para su mejor observancia, pero no
precisaban ni de autorización ni de confirmación regia. Se concedieron en virtud de la
potestad normativa que competía al municipio en general y que ahora se practicaba en
este caso concreto.
Se distingue el oficio de jurista -que consiste en las actividades de aconsejar,
administrar y hacer la justicia en materia civil y criminal a los ciudadanos y habitantes
de Barcelona- de los oficios públicos de notario y procurador de naturaleza distinta a la
de los juristas pero cuya intervención es necesaria para el funcionamiento ordinario de
la administración de justicia42.
Por otro lado, la Universidad, persiguiendo el bienestar y la preservación del
bien publico y universal de la ciudad decide intervenir para regular la actividad de los
juristas y su oficio.
Como requisito para ejercer el oficio de jurista en Barcelona, como abogado o
juez, se manda que posean como propios los cinco libros de texto de las leyes con su
aparato ordinario, si son legistas. Si son juristas canonistas, deberán poseer los cuatro
libros canónicos de texto, también con sus respectivas glosas ordinarias43. La posesión
se acreditará mediante juramento.
Además, para ejercer el oficio de jurista en Barcelona se deberá superar un
examen que realizarán dos juristas designados por los consellers, de forma pública y
ante el veguer y los consellers.
De este requisito quedará eximido el jurista que posee los grados académicos de
doctor o de licenciado, siquiera deberá acreditarlos fehacientemente mediante escritura
pública delante del veguer y de los consellers.
Finalmente, después de superar el examen y antes de ejercer el oficio el jurista
deberá prestar juramento de que no juzgará, ni aconsejará o abogará conscientemente
contra lo dispuesto en los privilegios, libertades, usos y costumbres de la ciudad de
42
Sobre los notarios barceloneses vide GÜNZBERG y MOLL, Los notarios y su organización social en
Barcelona (1275-1544), tesis doctoral inédita dirigida por J. Hernando, Barcelona, 1997.
20
El régimen jurídico de los juristas de Barcelona en la Baja Edad Media
Tomàs de Montagut Estragués
Barcelona; ni contra las constituciones generales de Cataluña. En materia de salarios y
de procedimiento forense jurará observar las ordenanzas y privilegios de la ciudad, las
constituciones generales de Cataluña y las futuras ordenanzas de la ciudad.
Otras disposiciones se refieren a la prohibición de patrocinar causas
desesperadas y contrarias a la justicia; al pago de las costas por quién es vencido en el
pleito y carecía de justa causa para litigar; a los salarios de los jueces; a la prohibición
de obtener comisiones de causas, como juez o como consejero, por medios ilícitos; a la
obligación de dar la sentencia dentro de un término de tiempo y después de percibir el
salario, etc. Todas estas normativas vienen acompañadas de sus correspondientes
sanciones o bans para los que las violen44.
En definitiva, estas ordenanzas son uno de los más elevados exponentes de la
potestad normativa del municipio porque regulan unilateralmente la actividad de los
juristas en Barcelona, de manera que les obligan a observar el derecho de la ciudad bajo
juramento cuya violación les acarrearía -'ipso facto' y por perjurio- la pena de privación
de oficio de judicatura y abogacía en Barcelona y les excluiría de la protección de todos
los privilegios de la ciudad.
En consecuencia, estas ordenanzas y bans se dirigen a garantizar
institucionalmente en Barcelona la observancia y eficacia de su derecho en la
administración de justicia local, al mismo tiempo que también se ordena con ellas la
aplicación del derecho general (enunciado en segundo término) y se exige a los juristas
que acrediten sus conocimientos del derecho común (romano-canónico).
Para terminar nuestra exposición y como culminación de este proceso
intitucionalizador de la actividad de los juristas de Barcelona, debemos estudiar
brevemente la provisión del rey Martín promulgada en Zaragoza el 22.04.139945 por la
que se aprueban y confirmas los capítulos de ordenanzas sobre los juristas de Barcelona
43
HERNANDO, Josep, Llibres y lectors a la Barcelona de s. XIV, 2 vols, Barcelona 1995,, especialmente
las voces ‘Corpus Iuris Civilis’ y ‘Corpus Iuris Canonici’ del índice de autores y de obras en el vol. 2,
pp.743-744.
44
A título de ejemplo, ibidem, fl.19 cap.7 ‘Item jurara lo dit jurista que sobre les causes de que sera jutge
o advocat no fera conposicio alguna o pacte o avinença ab son clientol directament o indirecta o per
qualsevol altre color o rao. E si ofa ipso facto sia privat de offici de judicatura e de advocació dins
Barchinona’.
45
Los capítulos aprobados por Martín el humano se hayan registrados en ACA,C., Reg. 2192, fl.94v ss.
y en AHCB, Llibre verd, 2, fls.113-116v. Esta carta real ha sido publicada parcialmente con su respectiva
traducción castellana por Alfonso GARCÍA-GALLO, Manual de historia del derecho español, 2,
Metodología histórico-jurídica. Antología de fuentes del derecho español, Madrid, 1975, n.230, pp.145149. Vide también BROCA, HDC, P.385 Y NOTES.
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y sus actividades de juzgar, aconsejar y abogar formulados por la Universidad de la
ciudad y presentados al monarca, con súplica de aprobación, por los embajadores que
Barcelona le envió a Zaragoza con motivo de las ceremonias de su coronación.
Las ordenanzas de 1399 constituyen la regulación más completa y acabada sobre
los juristas, que presupone, tiene en cuenta y complementa la anterior.
La intervención del monarca se explica por razón de la materia que se regula
(erección de la corporación de juristas y obligaciones del veguer), y por el carácter
confirmatorio y fortalecedor de la autonomía municipal en esta materia, puesto que, a
diferencia de 1301, la aprobación es pura, abstracta y general a cada uno de los
capítulos, y no específica y a veces condicionada.
Aunque no se mencione expresamente, la constitución del Colegio de juristas
(no de abogados como en 1333) se desprende de la creación y regulación de sus órganos
representativos: el prior y los consejeros del prior.
El prior de los juristas y sus dos consejeros serán elegidos anualmente en el mes
de mayo por un Colegio electoral formado por el veguer y el baile de Barcelona, por
algunos consellers de la Universidad (tres como mínimo) y por algunos juristas
seleccionados por todos los anteriores. La mediatización del Colegio de juristas por el
Municipio estaba asegurada con la reserva de estas facultades electivas de los cargos
directivos del Colegio.
Los cargos elegidos, que no podrán volverlo a ser hasta transcurridos tres años
desde el cese en el oficio, jurarán en poder del veguer que lo usarán bien y legalmente
y que observarán los presentes capítulos.
Uno de los primeros deberes del prior es inscribir a todos los juristas de
Barcelona en el libro de matrícula de los juristas que se conservará en la Curia del
veguer. A partir de su confección ningún ciudadano podrá ejercer el oficio de judicatura
o abogacía sino ha sido recibido en el oficio por acuerdo del prior con sus consejeros,
ni si su nombre no figura inscrito en el libro de matrícula.
Para que un ciudadano sea recibido en el oficio de jurista deberá jurar, ante el
prior de los juristas: que le obedecerá - a él y a sus ordenanzas- y que observará la
normativa general y municipal de Barcelona sobre materia de examen y de
comportamientos exigidos a los juristas. Además, se deberá inscribir este juramento en
el libro de matrícula. Cada año todos los juristas de Barcelona deberán renovar su
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El régimen jurídico de los juristas de Barcelona en la Baja Edad Media
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juramento delante del nuevo prior y sus consejeros. Su contravención puede acarrear la
pena de suspensión en el oficio así como la pecuniaria que se fije arbitrariamente por el
prior, con el consentimiento del veguer y de los consellers.
Otro deber del prior es convocar mensualmente un Capítulo o Junta de juristas
de Barcelona a la que también asistirá el veguer y el baile de Barcelona y los consellers
de la Universidad.
En el Capítulo se oirán las quejas presentadas contra juristas; se considerará si
alguno de ellos merece mala fama por ejercicio abusivo del oficio o por exigencia
inmoderada de salarios; se corregirá al jurista que se extralimite, previa información
sumaria de su conducta y se podrá decidir que tal corrección se ejecute por el veguer o
el baile, sin admitir recurso.
Este Capítulo de juristas también será competente para emitir un 'consilium'
sobre las dudas que a alguno de ellos se les ofrezcan como jueces en el ejercicio del
oficio. Naturalmente, en este momento deberán ausentarse del Capítulo aquellos juristas
que actúen como abogados en la causa de donde emanan las dudas, por existir sospecha
razonable sobre su imparcialidad.
Por otro lado, al prior le corresponde, con el consejo de sus consejeros y la
aprobación del veguer o baile o de los consellers de Barcelona, la creación e
interpretación de los estatutos y ordenanzas que exija el buen régimen y funcionamiento
del oficio de jurista, es decir, tanto respecto a la actividad de los abogados como a la de
los jueces. Estas ordenanzas también se inscribirán en el libro de matrícula.
Para remunerar indirectamente los cargos de prior y de consejeros del prior se
establece que el veguer o el baile de Barcelona asignará a unos de estos tres juristas
como jueces de las reclamaciones de los ciudadanos, los cuales tienen asignados unos
salarios.
Finalmente, estas ordenanzas regulan el tema fundamental de las causas
judiciales y la comisión de su enjuiciamiento a determinados juristas.
Por un lado se establece que el prior de los juristas y sus dos consejeros elijan
semanalmente y de forma secreta cada lunes a cuatro juristas para la Curia del veguer y
a dos para la del baile. Su misión será la de asistir al magistrado ordinario (veguer o
baile) y la de actuar procesalmente, juntos o en solitario, sobre todos aquellos hechos
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civiles o criminales cuyo conocimiento les delegue el magistrado durante aquella
semana, por lo que son conocidos como 'setmaners'.
También se procurará que todos los juristas de Barcelona matriculados sean
sucesivamente 'setmaners' aunque no según un orden rotatorio preestablecido sino a
discreción del prior y sus consejeros, y ello a fin de evitar fraude en la presentación de
demandas derivadas de saber con antelación que jurista actuaba como 'setmaner' en una
determinada semana.
Por otro lado se establece que el veguer y el baile deberán distribuir y repartir
los hechos y las comisiones de las causas entre los 'setmaners' de forma imparcial. Pero
lo más significativo es que para decidir este reparto deberán estar a consejo de los
consellers de la Universidad según la forma y manera establecidas en el juramento que
prestan anualmente en el inicio de su oficio.
En definitiva, para entender el significado del régimen jurídico de los juristas de
Barcelona en la baja edad media, mi exposición se ha construido sobre los siguientes
ejes temáticos que estimo relevantes:
(i) el derecho como verdad y la lucha por su administración; (ii) la competencia por la
potestad jurisdiccional ( normativa y judicial) entre el rey y el Municipio; (iii) los
requisitos exigidos para acceder al oficio de jurista: a) Examen de conocimientos; b)
juramento de fidelidad; y c) formación en derecho común constatable por los estudios
cursados y/o por los libros de derecho poseídos; y (iv) el control de la observancia del
derecho general y municipal mediante diversos mecanismos jurídicos: a) el Síndico; b)
el Colegio de abogados/juristas; y c) el juramento de observancia del derecho.
CONCLUSIÓN
En conclusión, la potestad pública de la Universidad de Barcelona en la baja
edad media se enmarca dentro de la noción de jurisdicción elaborada por el derecho
común y se encarna progresivamente en las personas de los juristas. De este modo, tanto
la producción como la aplicación e interpretación del derecho municipal
se irá
monopolizando progresivamente por los juristas cultos cuyas actividades se harán
imprescindibles para mantener la justicia en Barcelona y en Cataluña. Sin embargo, en
uso de su potestad normativa, la Universidad y el monarca, unilateralmente o en las
Cortes, irán perfilando el régimen jurídico de estos juristas par limitar la dimensión
política y liberal de su profesión y para reconducir su actividad, dentro de unas pautas
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técnicas, al servicio de los órganos políticos de la comunidad general de Cataluña y de
la municipal de Barcelona.
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