Introducción 1. Barreras al mercado único debidas al

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Introducción
1. Barreras al mercado único debidas al geobloqueo y otras restricciones geográficas
El mercado único genera enormes beneficios para más de 500 millones de ciudadanos y más
de 20 millones de empresas de la UE (y los países del Espacio Económico Europeo). De ahí
que el Tratado de la UE prohíba la discriminación por motivos de residencia o nacionalidad y
garantice la libre circulación de bienes, servicios, personas y capitales.
Hasta ahora, los esfuerzos por completar el mercado único se han centrado sobre todo en
garantizar que las empresas tengan libertad para vender a consumidores y empresas productos
o servicios a través de las fronteras.
Con el aumento del comercio online y el auge de los viajes dentro de la UE, hay mayor acceso
a los bienes y servicios y mayor transparencia del mercado. Al eliminar los factores de la
distancia y el tiempo, internet permite un acceso mucho más amplio y fácil a la información y
facilita el desarrollo del comercio. Eso lo convierte en un gran motor del crecimiento y el
empleo.
Pero sigue habiendo demasiadas barreras; las empresas aplican a los posibles clientes
restricciones o condiciones diferentes según su nacionalidad o lugar de residencia. Aunque
pueda haber casos en que dichas diferencias de trato reflejen diferencias objetivas y
comprobables en la situación de los clientes, el geobloqueo injustificado y otras formas de
discriminación basadas en la nacionalidad o el lugar de residencia son claramente contrarias a
los principios del Tratado de la UE. Medidas de este tipo limitan directa o indirectamente el
acceso de los consumidores a las ofertas transfronterizas y pueden ser fuente de ineficacia
económica, lo que, a su vez, puede redundar en precios más altos y menor variedad de
productos, servicios y contenidos digitales para los consumidores. También pueden socavar la
confianza de los consumidores en el mercado único.
Las pruebas disponibles indican que los vendedores y proveedores de servicios han erigido
nuevas barreras, tales como:
•
bloquear todo acceso transfronterizo a páginas web impidiendo acceder a información o
comparar precios o gamas de productos y servicios, lo que a veces se combina con el
desvío automático a páginas web "nacionales" sin posibilidad de elección para el usuario
•
permitir el acceso transfronterizo a ofertas y páginas web, pero negando al usuario la
posibilidad de completar el pedido o la compra una vez conocida su geolocalización
•
permitir el acceso transfronterizo a páginas web, pero negar la posibilidad de descarga
transfronteriza de productos digitales
•
permitir el acceso transfronterizo a ofertas y páginas web, pero negar la posibilidad de
recogida, entrega o envío transfronterizos del producto
•
ofrecer diferentes precios u otras condiciones según la nacionalidad, país de residencia o
lugar
donde
los
clientes
acceden
al
servicio.
En la práctica, hay muchas formas de erigir este tipo de obstáculos. Además del citado desvío
a otras páginas web, es posible:
i) denegar sencillamente el acceso a una web a partir de la dirección IP generada por el
dispositivo o red del usuario (o cualquier otro medio técnico que permita determinar su
localización geográfica)
ii) determinar el país de emisión de la tarjeta de crédito o pago y rechazar las tarjetas
extranjeras
iii) pedir al cliente que revele su nacionalidad o residencia antes de completar la transacción
iv) vincular la compra, descarga o acceso a productos o servicios digitales y no digitales a la
dirección postal del cliente
v) presentar a los usuarios/clientes que quieran comprar productos o acceder a servicios un
formato de dirección, teléfono, etc., que no sirva para su país (por ejemplo, formatos de
código postal propios de un solo país o listas desplegables de países o poblaciones limitadas a
un único país o unos pocos países).
Estas nuevas barreras limitan y hasta anulan la apertura de los mercados y su potencial de
mayor transparencia, mayor variedad de productos y precios más baratos, en detrimento de los
usuarios y, en último término, de la eficacia y el crecimiento económicos.
Las prácticas incluidas en este cuestionario únicamente se refieren al geobloqueo u otras
restricciones que NO estén relacionadas con los derechos de autor y las prácticas de concesión
de licencias (por ejemplo, para acontecimientos deportivos), asunto que la Comisión abordará
en otras iniciativas. Sin embargo, sí se contempla el geobloqueo de contenidos no sujetos a
derechos de autor, tales como la información sobre la actualidad política.
2. Respuesta de la UE
Impedir el geobloqueo geográfico injustificado es una de las prioridades que la Comisión
enumera en la estrategia para el mercado único digital que presentó el 6 de mayo de 2015.
En dicha estrategia, la Comisión anuncia lo siguiente:
"La Comisión presentará propuestas legislativas en el primer semestre de 2016 para acabar
con el bloqueo geográfico injustificado. Las medidas podrían incluir un cambio específico en
el marco del comercio electrónico y el marco fijado por el artículo 20 de la Directiva de
servicios. La Comisión también ha iniciado una investigación en el sector de la competencia,
centrándose en la aplicación del Derecho de la competencia en el ámbito del comercio
electrónico".
En el Consejo Europeo de junio de 2015, los jefes de Estado y de Gobierno concluyeron lo
siguiente: "hemos de tomar medidas en relación con los componentes principales de la
comunicación de la Comisión, en particular, eliminar los obstáculos que aún dificultan la
libre circulación de bienes y servicios vendidos en línea y acabar con las discriminaciones
injustificadas por motivos de localización geográfica".
La Comisión también atenderá a este llamamiento en la futura estrategia para el mercado
interior, prevista para octubre de 2015.
A la hora de abordar todas estas barreras al mercado interior, la UE no parte de cero. La
Directiva de servicios prohíbe la discriminación por motivos de nacionalidad o lugar de
residencia en la prestación de servicios, pero es difícil aplicarla eficazmente debido a la gran
variedad de excepciones posibles.
La Directiva sobre comercio electrónico establece el principio del país de origen para los
servicios de la sociedad de la información (es decir, el proveedor puede confiar en que se
apliquen las normas del Estado miembro en el que esté establecido). Con ello se pretenden
eliminar los obstáculos a las actividades online en el mercado único, pero no se impide la
discriminación de los destinatarios de los productos y servicios.
La Directiva sobre derechos de los consumidores obliga a las empresas a informar
previamente al consumidor de cualquier tipo de restricciones a la entrega.
Por último, la normativa de competencia de la UE contempla determinadas prácticas, como
los acuerdos que impiden a los minoristas hacer ventas transfronterizas en respuesta a pedidos
no solicitados ("ventas pasivas") y las prácticas anticompetitivas por parte de empresas
dominantes. (La presente consulta no pretende analizar los mercados de comercio electrónico
y las prácticas de mercado potencialmente restrictivas para evaluarlas según la normativa de
competencia de la UE, ya que ese es el objetivo de la investigación sobre la competencia en el
sector del comercio electrónico. Véase el comunicado de prensa:http://europa.eu/rapid/pressrelease_IP-15-4921_en.htm).
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