La “selección de alumnos” - Biblioteca

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P O L Í T I C A E D U C AT I V A
La “selección de alumnos”
en la Ley General
de Educación
1
Juan Eduardo García-Huidobro S.2
La selección de los alumnos en los establecimientos que reciben subvención estatal ha
sido uno de los complejos temas en que se ha enfocado últimamente la discusión sobre la
Ley General de Educación que se está tramitando en el parlamento. El debate ha hecho
evidente la diversidad de intereses y de opinión entre los diferentes políticos, académicos e
incluso autoridades eclesiásticas. Dada la trascendencia que, a juicio del Colegio de Profesores,
tiene para el cumplimiento del derecho a la educación y a la no discriminación el que se
elimine la selección de los alumnos, Docencia ha querido publicar este documento elaborado
por quien encabezara el año pasado el Consejo Presidencial para la Calidad de la Educación.
Contexto de la discusión
Los chilenos estamos insertos en una discusión
sumamente interesante sobre lo que queremos de
nuestro sistema educativo. Como se ha destacado
tantas veces, preguntarnos por la educación que
perseguimos equivale a debatir sobre la sociedad a la
que aspiramos. Se trata de una deliberación largamente
postergada. Desde comienzos de los '90 hasta ahora
el país ha visto muchos cambios en educación;
indudablemente tenemos hoy un sistema educacional
muy mejorado, que está atendiendo a una mayor
proporción de alumnos y alumnas y lo está haciendo
en condiciones materiales y pedagógicas renovadas. Sin
embargo, es primera vez que se comienza a deliberar
sobre el orden educativo que nos dejó la dictadura.
Esta Ley General de Educación, que viene a reemplazar
a la LOCE, es parte de este nuevo y necesario debate.
Señalada la impor tancia y novedad de la
discusión, hay que destacar también que se ha tratado
de una polémica bastante pobre. En ella hemos atendido
mucho a los medios, a las medidas concretas propuestas
por la Ley General de Educación (LGE) (¡Que lucro o
no lucro! ¡Que más o menos selección!…) y no hemos
debatido suficientemente sobre los bienes que se está
1 Notas de la presentación hecha, el 16 de mayo 2007, en el foro sobre “La Selección de los Alumnos en la Educación Pública Obligatoria”,
realizado en el marco de la celebración del primer aniver sario del Obser vatorio Chileno de Políticas Educativas (OPECH).
2 Decano Facultad de Educación. Universidad Alber to Hur tado. Presidente del Consejo Presidencial para la Calidad de la Educación que
conformó el 2006 la presidenta Michelle Bachelet para enfrentar la crisis del sistema educativo chileno.
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pretendiendo defender con esas disposiciones.
Hemos deliberado muy poco en Chile; nos
estamos tirando etiquetas unos a otros, pero no
somos capaces de llegar a la discusión que
importa. Personalmente, estimo que si pasamos
a esa consideración más substantiva y desde ella
volvemos a discutir tópicos como la selección,
que nos ocupa hoy, será más fácil conciliar
posiciones (o hacer evidente los desencuentros
más profundos) y evitar ideologismos estrechos.
¿Qué bienes se está protegiendo?
La LGE busca, como lo anuncia en su
Mensaje, una “educación de calidad en
condiciones de equidad”. Al hacerlo subraya la
importancia de tres bienes socio-educativos que
conviene explicitar : (i) la centralidad de la
educación igualitaria para la democracia; (ii) el
que esta igualdad en educación debe asegurar
la adquisición por todos de un conjunto
determinado de conocimientos que se considera
necesario para vivir en sociedad y (iii) el hecho
que, en la perspectiva de una educación igualitaria,
la mixtura social en la escuela es un bien social
que se debe extender.
a) Educación igualitaria
Un primer bien que atraviesa la LGE y
constituye su “espíritu” es “la concepción
ético/política de la educación democrática como
educación igualitaria”.
La democracia es una concepción
“ético/política” que promueve la transformación
de la sociedad basándose en el reconocimiento
de la igualdad de dignidad y derechos de cada
uno de los ciudadanos y ciudadanas. La
democracia es una construcción social; es un
“orden social” autofundado, vale decir, construido
por el acuerdo de los ciudadanos.
La democracia es una creación, un
invento, un pacto de convivencia y, por tanto, es
necesario enseñarla y es necesario aprenderla.
El sistema educativo moderno, aún antes de
concebirse como la institución destinada a instruir,
nace para asentar la ciudadanía democrática.
Para ello la educación debe ser una educación
igualitaria, vale decir una educación que no sólo
proclame la igualdad sino que sea institucionalmente
igualitaria.
Este es un tema íntimamente ligado a
la sociedad que queremos construir y, por tanto,
es la discusión que tenemos que abrir al país.
¿Cómo queremos que estudien nuestros niños
y jóvenes; qué tipo de sociedad queremos? La
desigualdad educativa en Chile se mantiene
porque a nadie le importa, porque nos hemos
acostumbrado a ella. Ha llegado a ser natural,
para nosotros los chilenos, que quien tiene dinero
pueda darle una buena educación a sus hijos y
que quien no lo tiene deba resignarse a una
educación de segunda categoría. Si no
recuperamos una concepción y una voluntad
democrática para decidir que queremos pactar
una sociedad de iguales y que aspiramos a que
esa sociedad de iguales se funde en una educación
igualitaria, no tiene ningún sentido discutir si la
selección está bien o mal. Podemos hacer todas
las leyes que queramos, todas las discusiones
que queramos, pero nos faltará uno de los
criterios fundamentales para discernir y poder
cerrar esas controversias con un acuerdo
provechoso.
b) La educación igualitaria asegura a todos la
adquisición de los conocimientos requeridos
para vivir en sociedad
Para asegurar la igualdad en educación
los sistemas educativos históricamente han ido
definiendo una porción de educación como
educación general u obligatoria (en Chile se
comenzó con seis años en los años ´20, se pasó
a ocho en los ´60 y a doce recientemente). Lo
que se busca con esta “obligatoriedad” es una
“igualdad de resultados”. En otras palabras, se
determina/supone que para vivir y actuar hoy
en la sociedad, tanto en el plano del desarrollo
de la propia liber tad, como a nivel de la
productividad en el trabajo y de la participación
consciente e informada en la vida democrática,
se debe entregar a todos/as un conjunto
determinado de destrezas culturales de base
que se juzga imprescindible.
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Cumplida esta educación de base, los sistemas
educativos -a través de la educación
especializada, crecientemente situada
a nivel de educación superiordeben propender a la
diferenciación, de modo
que todas las necesidades
sociales sean servidas de
la mejor forma posible.
Acá ya no rige
obviamente la idea de
“igualdad de resultados”,
sino la exigencia de
“igualdad de
oportunidades” y de la
mejor atención al bien
común. Para aquellos
familiarizados con el pensamiento
de John Rawls3, puede resultar
aclaratorio señalar que así como a nivel
de la educación general debería aplicarse
el principio de igual libertad, en la educación
especializada resulta aplicable el principio
de la diferencia.
c) La mixtura social en la escuela es
un bien a cautelar
En la perspectiva de una educación
democrática, la integración y la mixtura social en
la escuela es un bien social, un “bien público”. La
educación cívica que debe darse en la vida escolar
supone el paso del niño/a del mundo familiar
(homogéneo, privado) al reconocimiento de lo
público (heterogéneo; colectivo) y esto se facilita
con un ambiente escolar socialmente mixto, en
el cual las alumnas y alumnos conozcan y
reconozcan las diferencias y acepten a los otros
vivencialmente como respetables aunque distintos.
La sociedad democrática en cuanto sociedad de
iguales, tolerante, respetuosa de todos, inclusiva,
se construye y aprende en/desde la escuela. Si
tengo una escuela segmentada, diferenciadora,
que mira en menos o en más a los de la escuela
de al lado, esa escuela no “educa” a una sociedad
de “iguales”. Un sistema de educación democrático,
para educar para la democracia, debe evitar la
segmentación.
Adicionalmente existen antecedentes
que indican que la mixtura social (que es también
mezcla de estudiantes con distinto capital cultural
familiar) facilita los propósitos de igualdad de
resultados de la educación general.
Este tema es absolutamente central, y
en la historia de la educación se le ha ligado a
la discusión sobre el mejor momento para
diversificar por tipos de educación o por
especialidades, ya que esa diversificación favorece
la segmentación. La tendencia es diversificar tarde
para mantener la “integración” y evitar la
“segmentación”. Las leyes de la educación más
recientes, como es el caso español, están
colocando la posibilidad de diversificación a los
dieciséis años o sobre los dieciséis4; contra lo
que ha sido la situación de Austria, de Alemania
o de Holanda que tienen una a los diez u once
años, que está generando malestar, precisamente
porque aumenta la segmentación social.
La selección escolar
Pasemos al tema que nos ocupa: la
limitación de la selección en la LGE.
El artículo Nº 11 que regula la selección
en la LGE establece, como principio general, que
los establecimientos subvencionados “deberán
aceptar a todos los alumnos que postulen al primer
y segundo nivel (…) de la educación parvularia y
desde 1º hasta 8º año de la EGB, dentro de las
capacidades autor izadas que tenga el
establecimiento”.
En segundo lugar señala que si hay más
postulantes que cupos: el “proceso de selección
(…) en ningún caso podrá considerar la situación
económica o social del postulante, su rendimiento
escolar pasado o potencial, el estado civil, escolaridad
o religión de los padres, el origen étnico del
postulante, ni otro criterio que permita la
discriminación arbitraria de éste. (…) las vacantes
sólo podrán asignarse por prioridad familiar o, en
última instancia, por sorteo, sin perjuicio de las
discriminaciones positivas establecidas por ley”.
3 Ver A Theory of Justice, libro de Rawls publicado originalmente en 1971 (Cambridge: Harvard University Press) y traducido al español bajo el título
Teoría de la justicia, en FCE (México) en 1979.
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Finalmente dice que al postular a un
establecimiento: “existirá una aceptación de los
padres y apoderados del proyecto educativo y del
reglamento del establecimiento”. En este sentido
la no selección supone que los padres están
haciendo una buena selección. En otros términos,
la limitación de la selección por parte de los
establecimientos es correlativa a la ampliación
de la selección o elección de los padres que la
ley favorece. Si se pretende que los padres elijan
la educación que quieren para sus hijos, hay que
evitar que los colegios elijan a los niños y padres
que quieren.
La forma más radical de oponerse a la
ley ha sido decir que es inútil, porque en Chile
la selección escolar no existe o no es significativa.
Un estudio reciente de Dante Contreras y otros5,
que investiga la selección en la educación particular
subvencionada, estableció que el 55% de los
estudiantes de esas escuelas debió someterse a
un proceso de selección al ingresar. Los principales
criterios de selección fueron: las habilidades del
niño (48%), las características de la familia (23%)
y el credo religioso (19%). Como lo corrobora
la encuesta del Simce, mientras más alto es el
nivel socioeconómico de los alumnos, mayor es
la selección. En los colegios pagados, los procesos
de selección se producen en un 73% de los casos.
25% de los alumnos vulnerables está en el sector
particular subvencionado, no significa que está
distribuido en todos esos establecimientos, sino
que está concentrado sólo en algunos, que son
básicamente los gratuitos. Los alumnos pobres
están concentrados en unos pocos colegios.
Elacqua indica que casi la mitad de los alumnos
de los colegios particulares subvencionados no
tiene ningún compañero de escasos recursos,
mientras que en el sector municipal esta situación
se da sólo en un 3% de los establecimientos. En
definitiva, la experiencia escolar que tienen los
niños en Chile en un sector y en otro, es
absolutamente distinta.
La misma investigación establece que la
brecha de los resultados entre los colegios
particulares y los municipales desaparece cuando
se elimina la selección. En suma, los mejores
resultados académicos no son por méritos
pedagógicos, sino por haber desechado a los
estudiantes más débiles.
Otro modo de visualizar la selección es
a través de la segmentación existente en nuestro
sistema6. De acuerdo al Ministerio de Educación,
el 30% de la matrícula es clasificada como
vulnerable. De este 30% las tres cuartas partes
están en el sector municipal y el 25% está en el
sector subvencionado. Gregory Elacqua hace una
observación impor tante7: “el sector particular
subvencionado se encuentra internamente mucho
más segregado”. Es decir, cuando yo digo que el
4 Además de España, Reino Unido, Dinamarca, Noruega, Suecia, Finlandia, entre otros, ponen la diversificación a los 16 años. Es interesante que son,
además, países del grupo con los mejores resultados educativos según PISA.
5 Citado en diario La Tercera, 4 de marzo de 2007.
6 Indudablemente la mayor causa de la segregación es el financiamiento compartido, que es -a su vez- el sistema más radical y efectivo de selección.
7 Ver: diario La Tercera, 4 de abril de 2007.
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El último Simce nos muestr a
fehacientemente esta realidad. En los grupos
socioeconómicos bajo y medio bajo, un 30% de
los alumnos estudia en el sector municipal y
solamente un 8% en el particular subvencionado.
En los grupos medio y medio alto, los particulares
subvencionados son el 36% contra un 19% que
asiste a las escuelas municipales. En el nivel alto,
no existen alumnos en el sector municipal, hay
un 1% que va al particular subvencionado y el
99% se concentra en la educación privada pagada.
Las razones para prohibir la
selección
Las razones para prohibir la selección
son variadas, las vamos a ordenar en torno a
siete afirmaciones:
1. El “posible bien” de una escuela de élite
contrasta con el “ostensible mal” de una escuela
basurero.
Es fundamental establecer “desde dónde”
se mira. El tema hay que examinarlo no desde
los colegios de élite sino desde su contracara:
desde aquellos establecimientos que en el otro
extremo del sistema escolar están recibiendo no
sólo a los no seleccionados, sino a los expulsados
de los restantes establecimientos. Son realidades
complementarias entre sí; si se quiere una, no se
puede ignorar la otra.
Los más bajos logros de Chile se
concentran en los establecimientos con población
escolar de bajos recursos. La selección no sólo
agudiza esta concentración, sino que suele teñirla
de una fuer te aglutinación de alumnos con
problemas escolares en un conjunto de
establecimientos. Los efectos psicosociales
derivados de esta situación suelen ser fuertes y
complejos tanto para los profesores como para
los alumnos. Los primeros caen en una cultura
fatalista que inhibe los esfuerzos por enseñar y
alimenta la profecía autocumplida del no logro
escolar de sus alumnos. No se trata de que los
profesores no se esfuercen, pero se esfuerzan
8 Programme for International Student Assessment. Prueba internacional, realizada
por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que
evalúa cada tres años las destrezas de los alumnos en Lectura, Matemáticas y Ciencias.
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más como “asistentes sociales”, que como
“docentes”; acompañan, contienen, pero no tienen
expectativas de aprendizaje respecto a sus
alumnos. Estos últimos, por su parte, suman al
estigma marcado por el fracaso escolar una muy
baja autoestima, que también limita sus resultados
escolares.
Como lo ha mostrado PISA8 para varios
países, en escuelas con más mezcla social el
escenario es mucho más favorable para el
aprendizaje de los pobres y, por tanto, es más
fácil cumplir con las metas de la educación
obligatoria. Sin políticas de integración social
difícilmente tendremos mejor calidad de los
aprendizajes.
2. La selección inhibe el verdadero mejoramiento.
Si se permite selección y hay incentivos
para mostrar buenos resultados, los colegios se
van a esforzar por seleccionar a los mejores
alumnos, en lugar de invertir recursos en innovar
y mejorar sus procesos e insumos educativos,
tareas que son más costosas y difíciles. Por su
parte, se ha hecho ver que los establecimientos
que tienen buenos procesos pedagógicos, no se
verán afectados por la eliminación de la selección.
3. Con frecuencia la selección no respeta los
derechos de los niños/as.
Está claro que no es lo mismo selección
que discriminación. Sin embargo, se trata de un
límite débil y es importante preguntarse cuándo
la selección empieza a ser discriminación y cuándo
no lo es. Dante Contreras señala que la selección
pasa a ser discriminación cuando los procesos de
selección “castigan” al menor por características
ajenas a él (porque los padres se separaron, porque
hay un ambiente en la casa que no es adecuado,
etc.).
4. La no selección mejorará la equidad al
promover la libertad de elección de las familias
más pobres.
Los procesos rigurosos de admisión
excluyen a muchas familias pobres de los colegios
de calidad. Se ha ejemplificado lo anterior con la
situación de los colegios católicos. Según McEwan
es el sector que ofrece la mejor calidad de
educación, pero es también el que matricula a
menos alumnos de escasos recursos. En el conjunto
de las escuelas subvencionadas gratuitas (esto es
sin financiamiento compartido) el 38% de los
alumnos es vulnerable; en las escuelas católicas
gratuitas el 27% de los alumnos tiene esta condición.
En el conjunto de escuelas subvencionadas con
financiamiento compartido el 9% de los alumnos
es vulnerable, en el subconjunto de las escuelas
católicas con financiamiento compar tido el
porcentaje de alumnos vulnerables baja al 6%9.
En este contexto se ha planteado la ventaja
del sorteo, ya que las familias sienten que tienen
posibilidad de quedar en un colegio y no se
autoexcluyen. Esto es bueno tanto para la equidad
como para la productividad, ya que las escuelas
van a tener que educar a quien llegue a su puerta,
independiente de su capacidad10.
La limitación de la selección democratiza
la liber tad de enseñanza, entendida como la
posibilidad de los padres de elegir la escuela de
sus hijos. Este es un derecho de todos, que se
busca ampliar precisamente por la subvención,
por tanto el sostenedor de una escuela
subvencionada no puede decidir quién entra a su
escuela, que para estos efectos es “pública”. El
único límite es que la familia acepte completamente
la propuesta educativa que la escuela está
ofreciendo. Por ejemplo, una escuela católica que
recibe subvención estatal, lógicamente va a ser
preferida por los católicos, pero si un no católico
quiere llevar a su hijo a un colegio católico -y
admite su proyecto- esa decisión debe ser aceptada
por el sostenedor.
9 Datos citados por Juan Pablo Valenzuela en presentación realizada
en Comisión de Educación de la Cámara de Diputados (Algunos
comentarios al Proyecto de la Ley General de Educación, junio, 2007).
10 Ver Elacqua, Gregory ¿Por qué eliminar la selección? Diario La
Tercera, 19 de marzo de 2007.
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7. Por último, valga la historia. Siempre los sistemas
educativos han luchado contra la segmentación
(o por la mixtura social).
Existe una tensión entre la familia y el
Estado que siempre ha existido en la historia de
la educación. La familia busca ofrecer “lo mejor y
lo más seguro” a sus hijos y suele optar por lo
más conocido, lo que conlleva una tendencia a la
segmentación (me junto con los míos). El Estado,
por su parte, debe cuidar la integración social, la
educación de la ciudadanía y la obtención por
par te de todos de los bienes culturales que
promete la escolarización, objetivos que -como
hemos venido mostrando- se cumplen mejor en
una escuela social y culturalmente mezclada y
heterogénea.
5. La no selección permite que en toda clase de
escuela haya personas con “voz” en la sociedad.
La mixtura social que produciría la no
selección permitiría que en toda clase de escuela
haya personas con “voz” en la sociedad. Hoy no
sucede esto. En las escuelas gratuitas terminan
estando sólo los hijos de los pobres, de los que
no pueden pagarles otra opción a sus hijos. Todos
los especialistas que estudiamos la educación,
todos los parlamentarios que deciden sobre la
educación pública, tenemos a nuestros hijos en
otra parte. Pensamos y decidimos la educación
de los otros, para los otros, no para nuestros hijos
o nietos.
6. Sin selección ¡todos los alumnos ganan!
Los estudiantes pobres ganan al tener
pares con más cultura letrada lo que mejora sus
aprendizajes, y además acceden a redes sociales
que antes no estaban disponibles para ellos. La
integración beneficia también a los niños que
provienen de familias pudientes sin perjudicar su
rendimiento, ya que les permite conocer su
sociedad, disminuir sus prejuicios y abrirse a un
entorno de vida más real y pluralista.
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Para evitar la segmentación, en la mayor
parte del mundo todavía se liga lugar de residencia
con escuela que le corresponde al niño (por
ejemplo, la Carte scolaire en Francia). Donde esto
no pasa y los padres pueden elegir la escuela de
sus hijos (por ejemplo, en Holanda y Bélgica), hay
preocupación y medidas estatales para controlar
las tendencias a la segmentación que esta elección
origina.
En la misma línea, como vimos, la tendencia
internacional es comenzar con la “diversificación”
de los sistemas escolares, que conlleva a algún
nivel de selección meritocrática, lo más tarde
posible, para que el efecto de la heterogeneidad
sea más potente y duradero.
Notas finales
En el contexto de lo dicho parece
necesar io ter minar con algunas notas
complementarias sobre la no selección en
enseñanza media, el impedimento para despedir
a alumnos por rendimiento y el aspecto selectivo
del financiamiento compartido.
¿Por qué prohibir la selección sólo hasta octavo?
En realidad no hay ninguna razón clara
para permitir la “selección” después de octavo.
Los criterios usados para justificar la selección son
dos. Se acepta la selección después de la educación
obligatoria, ya que -una vez cumplida la formación
que la sociedad juzga necesaria para todoscorresponde empezar a diferenciar las opciones
formativas de acuerdo a los talentos y al desempeño
(mérito) de los estudiantes. O en otros casos se
acepta la selección cuando termina la educación
general, ya que ese es el momento de la
diferenciación. Si en el caso chileno se elige el
primer criterio, la selección debería comenzar en
la educación superior, ya que la obligatoriedad
escolar se extiende hasta cuarto medio. De otra
parte, la educación general finaliza en Chile en
segundo medio, por lo que tendría lógica comenzar
a seleccionar en función de la diferenciación a
comienzos del tercer año medio. En verdad no hay
argumentos o, al menos, la LGE no los aporta para
permitir seleccionar a partir de primer año medio.
Limitación de las expulsiones
El artículo 10 de la LGE se refiere a las
expulsiones. Después de dejar establecido que “el
embarazo y la maternidad no constituirán impedimento
para ingresar y permanecer” en los establecimientos
educacionales, se señala que “el rendimiento escolar
o la repitencia de un curso o nivel no será obstáculo
para la renovación de la matrícula para el año escolar
siguiente”.
Hay varias razones para justificar esta
medida. La primera, que vale también para la
selección, es que si hay que atender en la escuela
a niños/as con mayores dificultades, es mucho
mejor que estos estudiantes estén repartidos a
que estén concentrados en un establecimiento, lo
que haría prácticamente imposible atenderlos de
buena forma.
Otro argumento tiene que ver con el tipo
de contrato familia/escuela que se produce cuando
se matrícula a un alumno. Implícitamente, y sería
bueno explicitarlo, en ese contrato hay un “acuerdo”
para acompañar al niño/niña en su desarrollo escolar.
Las partes piensan que el niño o niña que está
entrando a ese establecimiento permanecerá en
él hasta el fin de su escolaridad. Se trata de un
compromiso en el que no se suele poner condiciones.
De algún modo los padres y la escuela están
acordando “educar” a un alumno aceptando que
no pueden tener información sobre su futuro; no
saben si su comportamiento será óptimo o malo,
ni si será o no buen estudiante, etc.
El caso de las repeticiones es especial. La
repitencia no puede concebirse como un castigo,
sino como una medida remedial. Siendo esto así
lo responsable es que quien prescribe el tratamiento
y conoce al alumno lo supervise, ya que durante
su año de repitencia cada estudiante debería poder
realizar acciones específicas a su realidad particular,
que aseguren que superará su bajo aprendizaje.
Además, la repitencia no sólo es el fracaso de un
alumno, también es un fracaso de la escuela y, por
tanto, la escuela lo debe reparar.
Financiamiento compartido
Si estamos hablando de “selección escolar”,
imposible no decir una palabra sobre el
financiamiento compartido. La argumentación para
prohibir la selección se ha basado fundamentalmente
en las ventajas para la educación ciudadana y para
el aprendizaje escolar de la mixtura social en la
escuela y, por tanto, en la necesidad de superar la
fuerte segmentación de nuestro sistema escolar.
Ahora bien, ciertamente que el financiamiento
compartido es el mecanismo más poderoso de
segmentación que tiene el sistema escolar chileno.
Hoy el financiamiento compartido alcanza
a alrededor de un tercio de la educación
subvencionada. En el caso de esos alumnos, más el
7,5% de los estudiantes que asisten a
establecimientos particulares pagados, es decir en
un 40% de los estudiantes, la selección se hace por
precio. Es una selección evidente: si los padres no
pueden pagar, su hijo no entra a ese tipo de escuela.
Esto es tremendamente complicado por su
extensión y por sus consecuencias: se paga
para no ser como los otros. Entonces el
sistema, llamado a producir la “igualdad”
entre distintos, está vendiendo “distinción
social”. Estamos en las antípodas de lo
que la escuela pública debe ser.
Para finalizar retomemos el
inicio. Estamos frente a una ley que
busca mejorar nuestro sistema
educativo introduciendo más calidad
y más equidad. En esta perspectiva
es imposible no tomar medidas para
hacer de nuestro sistema escolar un
sistema más igualitario y, también,
más integrado socialmente. Sólo así
conseguiremos la meta que
buscamos.
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