María Eugenia Reyes Ramos

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Los nuevos ejidos en Chiapas
Análisis
Los nuevos ejidos en Chiap
as
Chiapas
María Eugenia Reyes Ramos
Desde 1994 se crean nuevos ejidos en diferentes estados a
partir de los Acuerdos Agrarios firmados entre el Gobierno Federal y las organizaciones campesinas o grupos solicitantes. En
Chiapas es donde se concentró el mayor número de esos nuevos núcleos agrarios; las características del estado, particularmente la conflictividad social, impactaron dicho proceso a tal
grado que el gobierno fungió como mediador y a proporcionar
créditos para el acceso a la tierra y apoyos a la producción.
Introducción
C
omo ya es ampliamente conocido, la modificación al Artículo 27 constitucional y la
promulgación de la Ley Agraria en 1992 significó el fin del reparto agrario en México. La derogación de los incisos X y XII del Artículo 27 que establecían el derecho a la
solicitud de tierras, cortó de tajo la posibilidad de acceso a la tierra a nuevos solicitantes
vía la dotación, pero también a los ejidatarios por la vía de la ampliación de los ejidos ya
existentes. La política agraria en el país entraba en una nueva fase, sin camino de retorno hacia lo que había sido durante décadas una acción fundamental de la política agraria:
el reparto de tierras a los grupos campesinos solicitantes. En este contexto, una línea
prioritaria de acción dentro de la política pública fue lograr la seguridad en la tenencia de
la tierra y, para tal efecto, se crea en 1993 el Programa de Certificación de Derechos
Ejidales y Titulación de Solares (PROCEDE).1 Así México, como otros países de América
Latina, enfocó sus baterías de acción hacia la certificación y el impulso a los mercados de
tierras, dando por terminada la etapa de las reformas agrarias. Pero también, al igual que
en otras regiones del continente, las demandas agrarias han persistido. Y en México el
caso del estado de Chiapas es un ejemplo de ello.
En Chiapas, los eventos de 1994 modificaron abruptamente el eje de esta nueva
ley: el fin del reparto agrario, pues la oleada de invasiones de tierras obligó a replantear
este principio y a buscar los cauces legales, que permitieran el reparto de tierras dentro del nuevo marco constitucional. Por tanto, en este trabajo mostraremos cómo, a
partir del fuerte movimiento social campesino desatado por el levantamiento zapatista,
1
Para ver una evaluación del programa en Chiapas, ver María Eugenia Reyes Ramos, “La oposición al PROCEDE en
Chiapas: un análisis regional”. Ponencia presentada en el Congreso Internacional de LASA, Montreal, 2007.
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tanto el Gobierno Federal como el estatal se vieron obligados a dar cumplimiento a las
demandas agrarias de amplios grupos de campesinos y las acciones que se fueron tejiendo
en materia agraria dieron por resultado final la creación de nuevos ejidos en Chiapas, apenas unos años después de la entrada en vigor de la Ley Agraria, que canceló la reforma
agraria en el país.
La negociación entre organizaciones campesinas posesionadas de vastas extensiones de tierra en Chiapas y el gobierno, particularmente las autoridades agrarias, se
impuso como un requisito fundamental para lograr una solución al fuerte conflicto social
desatado por la invasión agraria. Esta negociación tuvo como objeto las tierras invadidas, y con ello, perfilar el acceso negociado a la tierra como el mecanismo de solución a
la demanda agraria insatisfecha, pero también a la problemática social desatada. Un
siguiente punto será la discusión entre el fin del reparto de tierras en el país y su apertura
en la práctica a través de otras formas, pero que finalmente condujeron al mismo objetivo: el reparto agrario.
Así, el argumento central del trabajo es que en Chiapas se inaugura un nuevo ciclo
de la reforma agraria en el país. En tanto, la Ley Agraria de 1992 se vio violentada por el
levantamiento zapatista en su principio rector: el fin del reparto agrario. Ello obligó a las
autoridades agrarias a reabrir un proceso alternativo de reparto agrario a través de la
compra de tierras a los propietarios invadidos, crear fideicomisos y, posteriormente, dar
paso a la creación de nuevos ejidos por medio de ciertas estrategias legales. Todo ello
llevará a la inducción de la reforma agraria vía mercado, creándose un nuevo modelo en
donde la tríada estado-mercado-comunidad ocupa el lugar central.
Un punto que nos llama la atención es que pese a las particularidades de la realidad
chiapaneca, procesos semejantes de solución a la demanda de tierras en contextos de
conclusión de reformas agrarias, se han dado igualmente en otros puntos de Latinoamérica. Algunos investigadores de estos procesos consideran que la reforma agraria como
instrumento redistributivo aún no está agotada en América Latina,2 por tanto, se han
gestado ciertos modelos para dar solución a esas demandas agrarias regionales, que denominan como reformas agrarias negociadas o de mercado y que en esencia representan la necesidad de crear opciones para el acceso a la tierra de la población rural. Ejemplo
2
Banco Interamericano de Desarrollo, El acceso a la tierra en la agenda de desarrollo rural, Serie de informes
técnicos del Departamento de Desarrollo Sostenible, Washington, D. C., 2002, p. 14.
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relevante de ello será el caso de Brasil, en donde una reforma agraria negociada fue la
opción para lograr acceso a tierras por grupos con menos recursos, con alta conflictividad por el uso de la tierra y con alto grado de desigualdad de la tenencia.3 Características
que como veremos más adelante, también se presentan en el caso estudiado: el estado
de Chiapas.
Otros ejemplos de modelos similares son algunos programas instrumentados en
Centroamérica por medio de la creación de fondos de tierra, los cuales son considerados
como un mecanismo de reforma agraria vía mercado. El principio es la inyección de
capital por parte del Estado para fomentar el acceso a grupos campesinos sin tierra. Este
modelo se ha utilizado en países como Guatemala (FONTIERRA), Honduras (PACTA) y El
Salvador.4 Por su parte, en Colombia la Ley de Reforma Agraria de 1994 permitió la
negociación directa entre beneficiarios y dueños de la tierra sin la intervención del Instituto Colombiano de Reforma Agraria (INCORA), la reglamentación posterior otorgó al
beneficiario un subsidio de 70% del valor de la tierra.
Las evaluaciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) afirman que este
mecanismo de reforma agraria negociada o asistida por el mercado es especialmente
aplicable en países en situaciones de pobreza rural y con agudos conflictos por el uso de
la tierra. Así, las compras de tierras negociadas son el eje de lo que se denominará modelos descentralizados de reforma agraria negociada. En la actualidad, el Banco Mundial
está promoviendo un nuevo modelo a través de programas de reforma agraria de base
comunitaria que consisten en el otorgamiento de créditos agrarios para la compra de
tierras a campesinos sin tierra o con pocas extensiones. Ejemplos de estos programas
son el Penny Foundation en Guatemala, el Fondo Populorum Progressio en Ecuador y
Fondo de Tierras Indígenas en Chile, entre otros.
3
En Brasil se empezó a aplicar el Programa Cédula de Terra en 1985 como un modelo de reforma agraria asistida
por el mercado. En su etapa experimental, el Programa se aplicó en cinco estados de la región Nordeste. Posteriormente se amplió a otros 13 estados, por medio del Programa Banco da Terra. F. Edson Teófilo, “Brasil: nuevos
paradigmas de la reforma agraria”, en Pedro Trejo (comp.), Mercados de tierras agrícolas en América Latina y el
Caribe: una realidad incompleta, CEPAL, Santiago de Chile, 2003, p. 216. En 1996 en Ceará (estado brasileño
situado en la región Nordeste) se llevó a cabo un proyecto piloto del gobierno del Estado en el ámbito del programa de Combate a la Pobreza Rural financiado por el Banco Mundial conocido como el Proyecto San José–Reforma
Agraria Solidaria. El gobierno federal participa con el financiamiento reembolsable a largo plazo (20 años) para la
compra de tierras. Así, se crearon tres programas de financiamiento para la compra de tierras: Cédula de Terra,
Crédito Agrario y Banco de Tierra. Teófilo et al., “Políticas e instrumentos para promover el mercado de tierras:
enseñanzas de la experiencia brasileña”, en Echeverría, Rubén (ed.), Desarrollo Territorial Rural en América Latina
y el Caribe, BID, Washington, D.C., 2003, p. 120.
4
BID, op. cit., p. 14.
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Antecedentes
En trabajos anteriores5 ya hemos señalado cómo la respuesta institucional a las masivas
invasiones de tierra6 que se registraron en la mayoría de los municipios del estado de
Chiapas, fueron las negociaciones que concluyeron en los conocidos Acuerdos Agrarios
firmados entre el gobierno y las organizaciones campesinas.7 Posteriormente, vendría la
firma de fideicomisos que darían sustento legal a la compra de tierras y luego la conversión de estas tierras en ejidos. Esta última acción será la materia de análisis del presente
trabajo.8
La Ley Agraria en su capítulo III, señala la posibilidad de constituir nuevos ejidos “lo
que significa que, dadas ciertas condiciones que señala la ley, se pueden crear nuevos
ejidos mediante la libre decisión de un mínimo de 20 individuos, que deben aportar tierras para ese fin” (PA, 1992; 197). Así, el artículo 90 de la Ley Agraria establece la posibilidad de estos nuevos ejidos, sobre la base de la aportación individual de tierras, que haga
un mínimo de veinte individuos que cuenten con un proyecto de reglamento interno y
que deberán estar inscritos en el Registro Agrario Nacional (RAN). De esta forma, individuos que hubiesen adquirido tierras como propiedad privada, podrían optar por la conversión de sus tierras adquiridas bajo el régimen de domino pleno al régimen ejidal,
conformando con esto ejidos legalmente constituidos e inscritos en el RAN. Esta legisla5
Para mayor información sobre los Acuerdos Agrarios ver María Eugenia Reyes Ramos, “Los acuerdos agrarios en
Chiapas: ¿una política de contención social?”, Ma. Eugenia Reyes, Reyna Moguel y Gemma van der Haar (coords.),
Espacios disputados: transformaciones rurales en Chiapas, UAM-X, ECOSUR, México, 1999, 21-47 pp.; Ma. Eugenia
Reyes, “La oleada zapatista: acuerdos agrarios y estrategias de las organizaciones campesinas en Chiapas”, en
Manuel Alcántara, Política en América Latina, Ediciones Universidad de Salamanca, Salamanca, España, 2002;
Ma. Eugenia Reyes, “Reconfiguración del espacio agrario en Chiapas: las consecuencias del levantamiento zapatista”,
en Tejiendo historias: tierra, género y poder en Chiapas, Pérez Ruiz, Maya Lorena (coord.), INAH, 2005, pp. 71-90.
6
Durante 1994 se invadieron poco más de cien mil hectáreas en la mayoría de los municipios del estado dirigidas
por organizaciones campesinas como CNPA, CIOAC, SOCAMA, CNPI, CNC, entre otras.
7
“En 1995, en el marco de una política de diálogo y responsabilidades compartidas, los gobiernos federal y estatal
instrumentaron una mesa interinstitucional agraria, la cual permitió atender de manera abierta y plural a campesinos y poblados que presentaron alguna demanda agraria. Fue así como a través de esta acción interinstitucional,
en la que han participado la Secretaría de la Reforma Agraria, la Procuraduría Agraria y el gobierno del estado,
conjuntamente con las organizaciones campesinas, se creó el sistema de los Acuerdos Agrarios”, Luis Enrique
Pérez Mota, Secretario de Desarrollo Agrario en el estado de Chiapas, “Algunas presiones económicas y sociales
sobre la tierra en Chiapas”, en Estudios Agrarios, Revista de la Procuraduría Agraria, núm. 10, mayo-diciembre
1998, México, p.197.
8
Con los Acuerdos Agrarios, 58,000 familias campesinas fueron dotadas de alrededor de 235,000 hectáreas con
un promedio de 4 hectáreas por beneficiario. Para mayor información ver María Eugenia Reyes Ramos, “La oleada
zapatista: acuerdos agrarios y estrategias de las organizaciones campesinas en Chiapas”, en Manuel Alcántara,
Política en América Latina, Ediciones Universidad de Salamanca, Salamanca, España, 2002.
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ción será la que abrirá las puertas para la firma de los Acuerdos Agrarios en Chiapas y
para la constitución, posteriormente, de los nuevos ejidos en la entidad.
Los acuerdos agrarios oficialmente son:
Convenios suscritos ante la Secretaría de la Reforma Agraria y las organizaciones
campesinas, que tenían como objetivo, con motivo del rezago agrario jurídico o
administrativo, establecer vías alternas de solución a los núcleos afectados por
dichos rezagos, mediante apoyos para proyectos productivos, compra de tierras,
compensaciones económicas, expropiación de terrenos, regularización de posesiones precarias, etcétera. Actualmente, son atendidos los planteamientos de las
referidas organizaciones por dicha dependencia en el marco del Acuerdo Nacional
para el Campo de abril de 2003, formalizado por las centrales campesinas, productores rurales y el Gobierno Federal (PA, 2006; 16).
En el caso de Chiapas, la vía alterna que se privilegió para dar solución a la demanda
agraria y sobre todo al conflicto social desatado en el campo por las invasiones agrarias,
fue la compra de tierras. Así, se abrió el camino para un acceso negociado a las tierras
que se plasmó en lo que se conoció como los Acuerdos Agrarios pactados entre las
organizaciones campesinas y las autoridades agrarias. El siguiente paso fue la creación
del Programa de Regularización de la Propiedad Fideicomitida en Chiapas el cual definieron las autoridades agrarias como una contribución a:
…la reconciliación y paz social en el estado de Chiapas, teniendo como objetivo
primordial el atender la demanda de tierra y solucionar los conflictos agrarios en la
entidad. Con base en los recursos federales de este Programa, se adquirieron vía
fideicomiso tierra para beneficiar a grupos campesinos; formalizada la compra de
terrenos mediante escritura pública, éstos son incorporados al régimen de los ejidos
y comunidades ya constituidos, o bien creando nuevos núcleos con las tierras adquiridas (PA, 2006; 115).
Se definieron tres grandes objetivos con la creación de estos fideicomisos:
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) Adquirir terrenos rústicos para transmitir su dominio a los fideicomisarios;
) Garantizar los créditos contratados con la institución acreditante, y
) Agrupar, planificar y fraccionar las porciones correspondientes que resulten de
los terrenos rústicos (PA, 2000; 4).
Los fideicomisos creados fueron: Justicia Agraria, ProChiapas, Fondo 94 y Fondo 95,
mediante los cuales se dio respuesta a las demandas agrarias de los grupos campesinos.
Así, los fondos se convirtieron en el mecanismo por el cual el Estado inyectó capital para
fomentar el acceso a grupos campesinos a la tierra. La idea de la creación de estos fideicomisos fue generar las condiciones para que cada campesino pudiese adquirir alrededor
de cinco hectáreas,9 cubriendo los requisitos de ser ciudadano mexicano, avecindado en
una comunidad rural, no ser ejidatario ni comunero, no tener ocupación distinta al trabajo de la tierra y aceptar que los pagos directos de PROCAMPO se constituyeran como
garantía de la compra a crédito.
A lo largo de 1994 y 1995 se pusieron en marcha los mencionados fideicomisos, se
constituyeron en los mecanismos por medio de los cuales el gobierno pudo negociar con
las organizaciones campesinas la compra de tierras y la desocupación de los predios
invadidos. Para 1998, las autoridades informaron que con los Acuerdos se logró la participación de 60 organizaciones campesinas y 95 grupos independientes representantes
de 60 mil familias campesinas y que a través de los fideicomisos creados se realizaron
alrededor de 2,300 operaciones de compra-venta de tierras.10 Tal magnitud de operaciones hace evidente que el movimiento social desatado con el zapatismo provocó un mercado forzado de tierras en la entidad que llevó al traslado de tierras de propietarios privados
a manos campesinas de una cifra nada despreciable, pues según los datos de ese entonces, se llegaron a negociar poco más de 235,000 hectáreas. Cabe señalar que este tipo
de mercado se efectuó en situaciones de excepción, inserto en un contexto de alta
9
Sin embargo, no en todos los casos se llegó a la meta de cinco hectáreas por ejidatario. Los Acuerdos firmados
establecieron que del valor del predio dependería el acceso a la superficie considerada como óptima. “...acuerdan
aplicar el criterio de la equivalencia cuando el avalúo practicado a los predios involucrados arroje un valor por
hectárea mayor a $4,000.00 (cuatro mil pesos 00/100 m.n.); lo que significa que se adquirirá menor superficie a
las 5-00-00 ha., por beneficiario. Acuerdos Agrarios, op. cit.
10
Palabras de José Becerra O’Leary, Representante Especial en el estado de Chiapas de la SRA, “Proceso de conclusión de los Acuerdos Agrarios: La producción, el nuevo reto”, en Estudios Agrarios, Revista de la Procuraduría
Agraria, núm. 9, octubre 1997-abril 1998, México, p. 172.
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conflictividad social y polarización entre los actores sociales y, por ende, las operaciones
mercantiles se dan de una forma inducida por el estado, que obliga a los propietarios
privados a la venta de las tierras, en tanto que esta medida es considerada como la mejor
opción para la solución del conflicto social.11
En términos formales, todos los Acuerdos signados con cada organización incorporan una cláusula en la que se establece que:
…la organización campesina es responsable de la búsqueda, negociación y propuesta de los predios a adquirir, por lo que la participación de las dependencias se
reduce a realizar los censos correspondientes, la localización topográfica y el avalúo de referencia (SRA, 1995; s/p).
En esta modalidad de acceso a la tierra, el Estado margina su papel antaño protagónico,
al de árbitro en la negociación de este sui generis mercado de tierras.
Representantes del Sector Agrario describían así el proceso:
…es el grupo campesino quien busca y selecciona la tierra a adquirir, a su gusto, la
que crea que realmente va a satisfacer sus necesidades; nunca más es ya un funcionario de gobierno quien escoge y compra la tierra para después asignarla a algún grupo campesino. (…) Con los fideicomisos agrarios, cuando el grupo
campesino ha pactado con algún propietario la compra de su predio, éste se mide
antes de comprarlo; ya no más pago de predios que en la escritura dice 100 ha y en
el terreno sólo existen 70 u 80; se paga exclusivamente lo que se localiza en campo. De igual manera, el precio se pacta una vez que la Comisión de Avalúos de
Bienes Nacionales ha practicado los avalúos correspondientes y el monto resultante es el tope referencial para que el grupo campesino y el propietario negocien
su operación; no más ya tampoco un funcionario pactando los precios a su arbitrio
(Becerra, 1997; 171).
11
En otros trabajos hemos mostrado cómo un punto polémico entre los propietarios privados invadidos fue la
decisión de vender las tierras a fin de que éstas fueran adjudicadas a los grupos de campesinos que las tenían en su
poder. En 1994, informes de la Comisión Ejecutiva Agraria registraron que de 340 propietarios privados con invasión sólo 89 estaban dispuestos a vender sus predios. Ver María Eugenia Reyes Ramos, “Los propietarios privados
y la tierra en Chiapas: posiciones y estrategias frente al zapatismo”, en revista Debate Agrario, número 36, Lima,
Perú, 2003.
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Cabe mencionar que los Acuerdos fueron un espacio aprovechado por las organizaciones para reactivar soluciones a las añejas demandas agrarias marcadas por un rezago importante. Así, los acuerdos firmados entre organizaciones y gobierno, no se limitaron
a establecer la compra de tierras y la creación de fideicomisos, aunque era el eje central
de los mismos, sino que incorporaron, dependiendo de cada organización y su problemática, acuerdos también en cuanto a la agilización de resoluciones pendientes en el Tribunal Superior Agrario; representación de la Procuraduría Agraria en demandas de restitución
de tierras (como en el caso de Venustiano Carranza) o en juicios por conflictos parcelarios
ante el Tribunal Unitario Agrario; comprometieron a la Procuraduría Agraria a brindar
asesoría legal en juicios de amparo y a la Coordinación Agraria a realizar trámites e investigaciones para la resolución de conflictos; a realizar trabajos de localización topográfica
de las superficies reclamadas por grupos de campesinos; a acelerar procesos en la regulación vía terrenos nacionales, en fin, a buscar alternativas de solución a la compleja
problemática agraria del estado.12
Cuadro 1
Principales organizaciones con Acuerdo Agrario
Organización
Superficie
autorizada
Poblados
beneficiados
Númer
Númeroo de
beneficiados
Regiones principales
27,409
110
11,818
Centro, Fronteriza
SOCAMA
13,650
65
2,700
Selva, Soconusco
CIOAC
14,626
71
4,050
Norte, Fronteriza
ARIC Unión de Uniones
8,125
21
1,866
Fronteriza, Selva
ARIC Independiente
2,440
14
488
CNC
Xi’Nich
OCEZ-CNPA
OPEZ
Selva
7,258
31
1,838
Selva
13,720
47
3,299
Fronteriza, Sierra
7,385
29
1,712
Soconusco
Fuente: Datos elaborados con base en cada uno de los Acuerdos firmados por las organizaciones campesinas.
Acuerdos Agrarios, Secretaría de la Reforma Agraria, 1996.
12
De acuerdo con las autoridades agrarias, de los asuntos tratados en el marco de los Acuerdos Agrarios, “…47%
corresponde a asuntos que tuvieron como respuesta la compra de tierra mediante el fideicomiso; 38% a gestiones
diversas y asuntos acordados en sentido negativo; 4.5% corresponde a asuntos de procedimientos jurídicos y
administrativos, así como a conciliación, y 10.5% asuntos no incluidos dentro de los acuerdos.” Becerra y Pérez
Mota, op. cit., p. 165.
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Finalmente, cada Acuerdo firmado también contiene una cláusula, en la que se
estableció que:
El acuerdo de cada poblado que implica la compra de tierras, reconoce a los sujetos
su capacidad agraria con base en los censos levantados o que habrá de levantar la
Procuraduría Agraria, así como su libertad para constituirse en nuevos ejidos, de
conformidad con el artículo 90 de la Ley Agraria (SRA, 1995; s/p).
Así, queda claro que desde la misma firma de los Acuerdos, el objetivo medular no está
en la activación de un mercado de tierras sino en la reedición de un proceso social
redistributivo de las mismas con el objetivo último de la creación de ejidos.
El pr
oceso de creación de ejidos
proceso
El proceso de constitución de los nuevos ejidos en la entidad chiapaneca ha transitado
por momentos claves que conviene establecer con claridad:
) La etapa de la invasión agraria efectuada, principalmente, en los primeros
cuatro meses de 1994 y continuada en menor medida en 1995;
) La negociación entre autoridades, organizaciones, grupos campesinos y propietarios privados afectados que se inician en abril de 1994 con la firma del
Convenio del 14 de abril y concluyen en 1996 con la firma de los Acuerdos
Agrarios;
) Entre 1996 y 2000 se dará paso a la consolidación de los fideicomisos como el
mecanismo que permitió la creación de copropiedades como opción legal de
tenencia de la tierra;
) A partir de 2000 y hasta 2005 la tarea primordial ha sido la transformación de
esas copropiedades en nuevos ejidos, y
) Paralelamente y hasta la fecha,* la incorporación de los nuevos ejidos al
PROCEDE .
Precisando un poco más el proceso, a la firma de los Acuerdos se procedió al establecimiento de un techo financiero y a la definición del número de beneficiados a los que se
*N. del E. El PROCEDE concluyó en 2006.
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podría dar respuesta con el presupuesto definido. Los grupos y organizaciones en posesión de las tierras establecieron los predios que se adquirirían y se dio paso a la compra de
éstas mediante fideicomisos inmobiliarios,13 en el contexto de un arduo proceso de negociación con los propietarios privados, estos fideicomisos se crearon con una vigencia
de diez años con el objetivo claro de la creación de grupos de copropietarios.
En una evaluación del funcionamiento de estos fideicomisos, informes de la Secretaría de la Reforma Agraria reconocieron que la creación de los fideicomisos no obtuvo los mejores resultados, ya que: “El hecho de haber entregado las tierras a través de la
figura del fideicomiso no fue el mejor mecanismo, ya que los beneficiarios tuvieron el
carácter de usufructuarios. Se estima que 40% abandonó las tierras y llegaron nuevos
poseedores” (SRA, 2006; 12).
En enero de 2000, el Sector Agrario acordó la instrumentación del Programa de
Regularización de la Propiedad Fideicomitida en Chiapas, el cual dio paso a la transformación de las copropiedades en nuevos ejidos. Este proceso inició con la extinción de los
fideicomisos, la liberación de la hipoteca de los predios, el traslado de propiedad y la
aportación de los predios para la constitución de ejidos. El proceso concluye con la integración de la carpeta básica con escritura del ejido, planos, reglamento interno, el acta de
la asamblea de constitución del ejido y la inscripción en el RAN. Finalmente, la acción de
las instituciones agrarias ha continuado con la incorporación de estos nuevos ejidos al
PROCEDE, el considerar que los ejidos cumplen los requisitos legales como el resto de los
creados en la entidad, que no presentan situaciones de conflictividad y acceder al Programa permite a los ejidatarios contar con los documentos que les permitan acreditar su
calidad agraria.
La conclusión del Programa de Regularización se dio no sólo con la creación de
nuevos ejidos, sino también se hizo la incorporación de tierras a 36 ejidos ya constituidos, 109 casos que optaron por mantener la copropiedad y 122 asuntos que quedaron
pendientes por no existir condiciones para su escrituración (SRA, 2006; 12).
13
La SRA define un fideicomiso como “Contrato en virtud del cual un sujeto denominado fideicomitente destina
ciertos bienes a un fin lícito determinado, encomendando la realización de ese fin a una institución fiduciaria y en
beneficio de un sujeto llamado fideicomisario”, SRA, Informe Nacional 1995-2005, op. cit., p. 37.
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Los nuevos ejidos en Chiapas
Ahora bien, la particularidad que encontramos en el estado de Chiapas y que lo diferencia de procesos semejantes en América Latina, es que este mercado de tierras forzado
sólo dio lugar temporalmente a propiedades privadas mediante la forma de las
copropiedades, pues pocos años después, la lógica es la conversión de esas tierras en
propiedad social. Esto es, el mercado es un mecanismo para reeditar el proceso de reforma agraria en la entidad y con ello inaugurar un nuevo modelo de acceso a la tierra
donde el Estado asume el papel regulador entre comunidad y propietarios enfrentados
en el campo del mercado.
En la dinámica nacional, la creación de nuevos ejidos a partir de 1992 es un proceso que cobra relevancia, particularmente en el estado de Chiapas. Los datos disponibles
de 2006 y 2007 muestran lo siguiente: en 2006 se crearon en el país un total de 1,242
ejidos con 399,777 hectáreas, de los cuales 781 correspondieron al estado de Chiapas y
en menor medida en San Luis Potosí y Veracruz, por mencionar los casos más significativos. El RAN reportó en 2007 1,406 ejidos creados en el país con 494,206 hectáreas,
ocupando nuevamente Chiapas el primer lugar, con 891 ejidos y un total de 217,493
hectáreas, esto es, 63.4% del total de nuevos ejidos y 44% de la superficie.
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Cuadro 2
Creación de ejidos por estado, 2007
Estado
Númer
Númeroo de
ejidos
Hectáreas
Estado
Hectáreas
Campeche
1
200
1
161
Coahuila
2
4,808
Oaxaca
58
8,827
Colima
3
589
Puebla
17
3,488
Chiapas
Nuevo León
Númer
Númeroo de
ejidos
891
217,493
Querétaro
Chihuahua
4
32,929
San Luis Potosí
Durango
9
6,980
Sinaloa
Guanajuato
1
124
109
24,076
12
35,494
37
21,475
Sonora
8
47,000
Guerrero
6
2,030
Tabasco
34
7,370
Hidalgo
6
433
Tamaulipas
42
26,792
Jalisco
22
10,470
Tlaxcala
2
150
México
5
422
Veracruz
117
24,119
16
17,510
1
255
2
1,011
1,406
494,206
Michoacán
Nayarit
Zacatecas
Total
Fuente: Constitución de nuevos ejidos, RAN, corte al 30 de junio de 2007.
En 2002, el entonces subsecretario de Desarrollo Agrario del estado, Jorge Arturo
Luna, explicó el proceso de creación de nuevos ejidos en la entidad: en el marco del
programa de regularización de la propiedad adquirida a través de 1,200 fideicomisos
establecidos con grupos campesinos se crearían igual número de nuevos ejidos en Chiapas.
El proceso había consistido en la compra, por parte del gobierno federal y estatal, de 300
mil hectáreas para beneficiar a organizaciones campesinas que se posesionaron de la
tierra en el contexto del levantamiento zapatista de 1994. Hasta entonces, las tierras
legalmente se reconocían como copropiedades. La primera etapa del proceso consideró
la creación de 800 ejidos, proceso en el cual debía de participar la Procuraduría Agraria
para “garantizar la certidumbre jurídica a los beneficiados y la rentabilidad de las tierras
que en la actualidad son trabajadas de manera parcial”. Y al mismo tiempo, “se avanza
con el PROCEDE en los ejidos constituidos, lo que permite otorgar sus títulos a los ejidatarios,
resolver las controversias y promover la estabilidad social en el campo”.14
14
Periódico Cuarto Poder, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 1 de septiembre de 2002.
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Los nuevos ejidos en Chiapas
La Dirección General de Registro del RAN, al 31 de marzo de 2006, reportó 781
nuevos ejidos en Chiapas, la cifra más importante y sin comparación alguna con lo acontecido en el resto del país, en donde salvo unos pocos casos de núcleos agrarios en
proceso de regularización, ya no se crearon nuevos ejidos desde 1992.15 La acción emprendida en Chiapas, benefició a 34,395 nuevos ejidatarios con una superficie total de
152,498 hectáreas en 84 municipios. El año siguiente, 2007, se reportaron las siguientes
cifras: 891 nuevos ejidos que beneficiaron a 40,432 ejidatarios con un total de 217,493
hectáreas. El promedio estatal de hectáreas en estos nuevos ejidos fue de 244 hectáreas, por lo tanto, estamos ante ejidos pequeños en sus dimensiones. En cuanto a beneficiados, cada ejido tiene en promedio 45 ejidatarios.
Cuadro 3
Creación de nuevos ejidos por región
Númer
Númeroo de
municipios
Total de
ejidos
Total de
beneficiarios
Total de
superficie
Región
11
38
1,461
5,562
Altos
17
231
10,311
62,539
Centro
4
91
4,502
20,685
Frailesca
8
143
7,216
28,113
Fronteriza
2
49
2,278
5,600
Istmo-costa
17
76
2,913
9,362
Norte
11
190
8,688
76,594
Selva
1
3
142
489
Sierra
13
70
2,921
8,549
84
891
40,432
217,493
Soconusco
Total
Fuente: Datos elaborados con base en Constitución de nuevos ejidos, RAN, corte al 30 de junio de 2007.
15
El avance del PROCEDE en Chiapas, sobre todo en su recta final, va a ir de la mano de la creación de nuevos ejidos,
como lo muestran los datos siguientes. En 2003 se reportaron 968 ejidos y 43 comunidades certificados por el
PROCEDE en Chiapas. En 2004 las cifras fueron de 1,003 ejidos y 45 comunidades. En 2005, los ejidos certificados
fueron 1,212 mientras que las comunidades certificadas llegaron a 55. Estos datos reflejan un salto espectacular,
sobre todo en lo que concierne a ejidos certificados para 2006, pues se pasa de 1,212 a 2,891 en 2006, ¡1,679
certificados en tan solo un año! Estas cifras sólo se explican si añadimos otro dato: la creación de nuevos ejidos y
su incorporación al controvertido Programa en la entidad chiapaneca.
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Encontramos como características generales de estos ejidos, las siguientes: hay un
predominio de ejidos pequeños en cuanto a superficie; no todos los ejidos cuentan con
áreas para asentamiento humano; algunos ejidos parcelaron económicamente sus tierras,16 y estas tierras se aportaron en derechos comunes.
Mapa 1
Municipios más beneficiados con la creación de ejidos
Acala
Ocozocuatla
Cintalapa
Palenque
La Concordia
Pijijiapan
64 % de los
beneficiarios
Chiapa de Corzo
Salto del Agua
Acala
O
Cintalapa
P
La Concordia
P
61 % de los
ejidos creados
Chicomuselo
Tonalá
Chilón
La Trinitaria
Jiquipilas
Venustiano C
71 % del total
de hectáreas
Las Margaritas
Villa Corzo
Ocosigo
Villaflores
Fuente: Elaboración propia con base en Constitución de nuevos ejidos, RAN, corte al 30 de junio de 2007.
Las regiones más beneficiadas con la creación de nuevos ejidos, como se puede observar en el mapa, son: en primer lugar la Centro, seguida por la Selva, y finalmente la
región Fronteriza. Tan sólo en estas tres regiones se crearon 63% del total de ejidos del
estado. Ahora bien, los municipios en donde la creación de ejidos fue mayor son: Acala,
Cintalapa, La Concordia, Chiapa de Corzo, Chicomuselo, Chilón, Jiquipilas, Las Margaritas,
Ocosingo, Ocozocoautla, Palenque, Pijijiapan, Salto de Agua, Tonalá, La Trinitaria,
Venustiano Carranza, Villa Corzo y Villaflores, en conjunto en estos municipios se crearon
61% de los ejidos, con 64% de los beneficiados y 71% del total de hectáreas en la entidad.
16
“Es el parcelamiento de hecho de las tierras del núcleo, efectuado por los ejidatarios, comuneros y posesionarios,
quienes detentan y usufructúan cada una de las parcelas resultado de ese fraccionamiento sin contar con un
certificado que legitime de manera precisa su derecho sobre el bien que ocupa”. PA, Glosario de términos jurídicoagrarios, 2006, p. 107.
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Los nuevos ejidos en Chiapas
Gráfica 1
Comportamiento regional en la creación de ejidos,
por número de ejidos
250
Altos
200
Centro
Frailesca
150
Fronteriza
Istmo-costa
100
Norte
Selva
50
Sierra
Soconusco
0
Total de ejidos
Fuente: Datos elaborados con base en Constitución de nuevos ejidos, RAN, corte al 30
de junio de 2007.
En cuanto a la extensión de los nuevos municipios, encontramos variaciones significativas, por ejemplo, se constituyeron 96 ejidos con 50 hectáreas y menos. Las estadísticas oficiales consultadas reportan casos extremos como el ejido 3 de septiembre en
el municipio de Chilón y el ejido Ampliación Santa Julia en Ocosingo con una extensión
de dos hectáreas; con ocho hectáreas el ejido Arroyo grande II en Pueblo Nuevo
Solistahuacán, el ejido San Miguel el Palmar en Simojovel y el ejido San Antonio Cipresal
en Teopisca. Los datos muestran que la mayor incidencia de creación de “ejidos” minúsculos se dio en los municipios de Chilón, Huehuetán, Las Margaritas, Ocosingo, Pantelhó,
Salto de Agua, Simojovel, Sitalá y Tapachula. En promedio, estos 96 ejidos cuentan con
34.4 hectáreas por ejido; en cuanto a los beneficiarios, el promedio es de 26.8 por ejido,
y por tanto, en este grupo de ejidos cada ejidatario tiene en promedio 1.28 hectáreas.
La tendencia a la conformación de pequeños nuevos ejidos, se podría observar
desde la adquisición de predios por medio de los fideicomisos, ya que según evaluacioVivir
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ESTUDIOS AGRARIOS
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nes oficiales, el promedio de hectáreas de los predios adquiridos en 1995 fue de 102, en
1996 el promedio fue de 86 hectáreas, en 1997 bajó a 71 hectáreas y en 1998 se estaban
adquiriendo predios de 70 hectáreas en promedio. Ante esta situación se afirmaba:
Esto nos muestra cuál es el tipo de propiedad existente en nuestro estado y nos
indica igualmente las dificultades crecientes que los propios grupos campesinos
han experimentado para seguir consiguiendo predios con el fin de concretar sus
acuerdos agrarios (Becerra, 1997; 172).
En contraste, observamos que se crearon 123 ejidos de 300 hectáreas y más en Chiapas.
El total de hectáreas de estos ejidos fue de 111,711 y se benefició a 11,301 nuevos
ejidatarios, con un promedio de 9.88 hectáreas por beneficiario. El tamaño promedio de
estos ejidos es de 908 hectáreas. Los municipios con mayor número de ejidos que resaltan por su tamaño son: Acala, Chicomuselo, Chilón, Cintalapa, Concordia, Trinitaria, Margaritas, Ocosingo, Ocozocoautla, Palenque, Tecpatán, Venustiano Carranza y Villa Flores.
Dentro de éstos, los ejidos de mayor extensión son: Loma Bonita en Ocosingo con 1,731
hectáreas; en el mismo municipio, el ejido 13 de septiembre con 1,125 hectáreas; el ejido
Jacinto Tirado II en Cintalapa con 19,353 hectáreas; el ejido Horizonte Amaguito con
27,104 hectáreas y el ejido Mukulum Bachajon con 1,638 hectáreas en Chilón y el ejido
Nueva Zacualpa en Socoltenango con 10,012 hectáreas.
La disputa por los nuevos ejidos
Aunque en la inmensa mayoría de los casos de creación de nuevos ejidos, la conflictividad
no ha sido la tónica y se ha transitado directamente hasta la inscripción de estos ejidos al
PROCEDE, en los últimos tiempos, el conflicto agrario se ha desatado, sobre todo en aquellos ejidos ubicados en la zona de control zapatista. A fin de ilustrar las formas del conflicto suscitado, mostramos el caso del predio que formó parte de una finca propiedad del
ex gobernador de la entidad, Absalón Castellanos Domínguez. Este predio es denominado por los zapatistas como 24 de diciembre y Nuevo Gracias a Dios por la Unión Ejidos
de la Selva con quienes se disputan la propiedad. El predio ubicado en el municipio de
Las Margaritas estuvo incorporado en los programas de fideicomisos Fondo 95 y
PROCHIAPAS.
60
Vivir
Mejor
Los nuevos ejidos en Chiapas
En los datos oficiales, el nuevo ejido Nuevo Gracias a Dios cuenta con 525 hectáreas que benefician a 121 ejidatarios. El antecedente inmediato de este ejido es la finca El
Momón propiedad del ex gobernador Absalón Castellanos Domínguez que fue invadida
por grupos zapatistas en 1994 y entregada por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) a varias familias el 17 de abril de 1994. Menos de un año después, las
tierras fueron abandonadas ante la instalación de un campamento militar en la zona en
44 hectáreas del predio.
En el marco de los Acuerdos Agrarios, las tierras fueron negociadas por la organización de productores de café “Unión de Ejidos La Selva”, a tal efecto se realizó la compra al ex gobernador y se constituyó el “Fideicomiso Inmobiliario Nuevo Momón, Cruz
del Rosario y Nuevo Paraíso y el Edén” durante 1998. En abril de 2003 se realizó la
transmisión de propiedad a los campesinos, quienes a su vez donaron la tierra para crear
un ejido. El 20 de diciembre de 2005 celebraron la primera asamblea donde se reconocieron a los nuevos ejidatarios. Una característica de este ejido es que no cuenta con
núcleo de población, pues los nuevos ejidatarios provienen de las comunidades cercanas, Nuevo Momón y Cruz del Rosario.
El 24 de diciembre del 2006, “al menos 200 personas, bases de apoyo del EZLN invadieron un predio en el ejido Nuevo Gracias a Dios desde el pasado 25 de diciembre…”17 y
las tierras entregadas por la Junta de Buen Gobierno Madre de los Caracoles del Mar.
Cuando nosotros llegamos a nuestras parcelas a trabajar, donde tenemos plantíos
de café, maíz, frijol y plátano, las tierras estaban tomadas por los zapatistas, que
colocaron una manta que dice que la Junta de Buen Gobierno les dio el terreno e
iba a ser denominado Poblado Zapatista 24 de Diciembre, municipio de San Pedro
Michoacán.18
El conflicto ha continuado en los últimos meses en este nuevo ejido. La invasión de
tierras para unos o la recuperación de las mismas para otros, se continuó ante la llegada
de familiares y simpatizantes del primer grupo. Ante la pérdida de la cosecha de los
17
Periódico Cuarto Poder, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 5 de enero de 2007.
Declaraciones de Efraín Méndez López, miembro del consejo de vigilancia del ejido, Periódico Cuarto Poder,
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 5 de enero de 2007.
18
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ESTUDIOS AGRARIOS
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ejidatarios, el gobierno estatal otorgó un apoyo de 504 mil pesos a los afectados, ante la
falta de acuerdos entre los dos grupos en disputa. Asimismo, la presencia de la Policía
Estatal Preventiva ha sido requerida para evitar el enfrentamiento entre los campesinos.19
En fechas recientes (octubre 2007) se reactivó un añejo conflicto desatado en el
nuevo ejido de Emiliano Zapata ubicado en el municipio de Ocosingo, el cual fue creado
después de 1994 a solicitud de pobladores de Chavarico Las Palmas, con 308 hectáreas.
En el mes de octubre, según información hemerográfica, 64 familias acreditadas como
ejidatarias tomaron posesión de las tierras y construyeron viviendas, hecho que no habían realizado, después de 1994, campesinos bases del EZLN pertenecientes al municipio
zapatista de San Manuel, se posesionaron de las tierras.
Ante la llegada de estas 64 familias, los grupos zapatistas las desalojaron y destruyeron las chozas y un nuevo intento de ocupación, un día después, tuvo la misma respuesta.
Estos enfrentamientos tuvieron como saldo campesinos lesionados y el desalojo y desplazamiento de las familias. En un conflicto que enfrenta a organizaciones como la Organización Regional de Cafeticultores de Ocosingo (ORCAO), Organización para la Defensa de los
Derechos Indígenas y Campesinos (OPDDIC) y OCPAZ en contra del EZLN.20 Pero este conflicto se ha sostenido por largo tiempo, disputándose y tomando posesión de las tierras un
grupo u otro. En marzo de este mismo año, el Centro de Derechos Humanos “Fray
Bartolomé de Las Casas” (CDHFBC) denunció que miembros de las organizaciones OPDDIC y
Unión Regional Campesina Indígena (URCI) agredieron a bases zapatistas en tierras recuperadas del municipio de Ocosingo. Para este centro, la agresión la han estado realizando
las organizaciones campesinas en contra de los municipios autónomos del Caracol de Resistencia Hacia un Nuevo Amanecer de La Garrucha: San Manuel, Ricardo Flores Magón,
Francisco Gómez y Francisco Villa.21
Es posible observar, entonces, que el proceso de legalización de los nuevos ejidos y
su incorporación al PROCEDE ha ocasionado otro tipo de conflictos, principalmente en la
zona zapatista. Es la disputa por las tierras entre grupos y organizaciones campesinas
favorecidos por la reapertura del reparto agrario y grupos zapatistas reclamando las tie19
Periódico Cuarto Poder, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 24 de julio de 2007.
Periódico Cuarto Poder, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 20 de octubre de 2007.
21
Periódico Cuarto Poder, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 6 de marzo de 2007.
20
62
Vivir
Mejor
Los nuevos ejidos en Chiapas
rras como un producto del proceso de recuperación por ellos desatado en la zona. A
escala microrregional, en un nuevo orden rural hay una reproducción de la disputa entre
las acciones que son consideradas legales y aquellas que son definidas como legítimas,
unos y otros reclaman el reconocimiento de estas categorías que en los hechos aparecen
escindidas en la base de la argumentación del reclamo agrario.
Conclusiones
A En Chiapas, se inaugura un nuevo ciclo en el reparto agrario local a partir de
los Acuerdos Agrarios firmados en 1996. Esta etapa del ciclo está marcada por
el conflicto social y el inicio de un esquema de acceso a la tierra que pone en el
centro de la acción, la negociación entre campesinos solicitantes y propietarios afectados por la invasión. El papel del gobierno se modifica sustancialmente,
limitándose a fungir como mediador entre las partes y apoyando, mediante
créditos, las transacciones de tierras.
A Los Acuerdos no sólo permitieron la creación de nuevos ejidos sino que abrieron el paso a la resolución del rezago agrario. El establecimiento de mesas de
negociación agraria permitió a las organizaciones no solamente reabrir el proceso de reparto de tierras, sino al mismo tiempo trabajar en la búsqueda de
soluciones al importante rezago agrario característico del campo chiapaneco.
Con ello se logró dar un impulso a la negociación de añejos asuntos agrarios
no resueltos, que si bien no se resolvieron del todo, sí gestó un espacio para el
planteamiento de los mismos.
A El proceso chiapaneco está inserto en la lógica de la problemática latinoamericana de persistencia de demandas agrarias. Es posible observar que políticas
públicas muy semejantes se aplicaron al paralelo en otras latitudes del continente. Parecería que en los gobiernos latinoamericanos hay un consenso en
torno a la negativa de reabrir los procesos de reforma agraria característicos de
décadas anteriores, pero sí hay una concordancia en no cerrar completamente
el acceso a la tierra, aunque abriendo nuevos ciclos donde el objetivo es dinamizar el mercado de tierras.
Vivir
Mejor
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ESTUDIOS AGRARIOS
REVISTA DE LA PROCURADURÍA AGRARIA
A Los nuevos ejidos, por sus características (pequeños, sin núcleo de población,
etcétera) revelan que la necesidad de tierra, en su mayoría la presenta la población ya asentada al interior de ejidos constituidos y, por tanto, estos nuevos ejidos son una extensión de los mismos. Es decir, los nuevos ejidos son un
reflejo de la presión sobre la tierra que se vive en la mayoría de los ejidos
chiapanecos y que presentan con mayor agudeza los avecindados y los
posesionarios. En los casos en que los nuevos ejidos se crearon en lugares
alejados y distintos a los del asentamiento, se dio un fuerte proceso de abandono de las tierras.
A El proceso particular, en el caso de Chiapas, reside en que el mercado de tierras
que se genera a partir del establecimiento de los Acuerdos es de carácter temporal, en tanto que desde el inicio del Programa se contempló la posibilidad de la
conformación de nuevos ejidos, hecho que pocos años después se concretó.
A La creación de nuevos ejidos, en el sentido político, fue producto del pacto
entre organizaciones dispuestas a negociar con el gobierno a cambio de alcanzar el beneficio agrario, por tantos años perseguido. Pacto en el cual el movimiento zapatista no participó y, por tanto, la ocupación de tierras por sus
miembros sigue sin legalizarse.
A Lo anterior explica que en los territorios zapatistas se ha desatado la disputa
entre el EZLN y distintas organizaciones por la tierra, que para unos son nuevos
ejidos y para otros territorios recuperados por el movimiento social. Situación
que en el último año, ha generado fuertes tensiones en la zona y desestabilizado el frágil equilibrio de la vida comunitaria ante el riesgo latente de enfrentamientos entre los grupos.
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