N° 47 - Poder Judicial de la Provincia de Santa Fe

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1
Acuerdo N°
10
47
En la ciudad de Rosario, a los
días del mes de
Marzo
de dos mil once,
se reunieron en Acuerdo los señores miembros de la Sala
Primera
de
la
Cámara
de
Apelación
en
lo
Civil
y
Comercial de la ciudad de Rosario, doctores Ricardo A.
Silvestri, María Mercedes Serra y Ariel Carlos Ariza,
para dictar sentencia en los autos caratulados “OVEJERO,
Ramón
contra
9
DE
JULIO
S.R.L.
y/o
resp.
LÍNEA
TRANSPORTE 35/9 sobre Daños y perjuicios” (Expte. Nº
256/2009), venidos para resolver los recursos de nulidad
y
473
de
de
apelación
fecha
25
interpuestos
de
contra
el
fallo número
marzo
de
2009,
proveniente
del
Juzgado de Primera Instancia
de
Distrito en lo Civil y
Comercial Nº 2 de Rosario.
Realizado
el
estudio
de
la
causa,
se
resolvió
plantear las siguientes cuestiones:
Primera: ¿Es nula la sentencia recurrida?
Segunda: En su caso, ¿es ella justa?
Tercera: ¿Qué pronunciamiento corresponde dictar?
Correspondiendo
votar
en
primer
término
al
señor
vocal doctor Silvestri, sobre la primera cuestión dijo:
El recurso de nulidad interpuesto por la demandada a
2
foja 110 vta. no ha sido sustentado en esta instancia. A
todo evento, las críticas que enuncian los recurrentes
refieren
a
procedendo
la
vía
vicios
y
pueden
apelatoria.
existencia
in
de
iudicando
obtener
Por
y
no
adecuada
ello,
irregularidades
y
no
a
vicios
respuesta
advirtiéndose
procedimentales
in
por
la
que
justifiquen un pronunciamiento oficioso, corresponde su
desestimación.
Voto, pues, por la negativa.
Sobre esta primera cuestión, la señora vocal doctora
Serra, a quien le correspondió votar en segundo lugar
dijo: Que coincide con los fundamentos expuestos por el
señor vocal doctor Silvestri, y vota por la negativa.
Concedida la palabra al señor vocal doctor Ariza, a
quien le correspondió votar en tercer término, y a esta
cuestión dijo: Que habiendo tomado conocimiento de los
autos y advertir la existencia de dos votos totalmente
concordantes,
invoca
la
aplicabilidad
al
caso
de
lo
dispuesto por el art.26, ley 10.160, absteniéndose de
emitir opinión.
Sobre la segunda cuestión, el señor vocal doctor
Silvestri, dijo:
3
1.
Mediante
la
sentencia
recurrida (fs.107/108),
el juez de grado rechazó la pretensión resarcitoria de
daños
y
perjuicios
e
impuso
las
costas
al
actor.
Mencionó el sentenciante que la indemnización reclamada
tenía su causa en los daños que el actor dijo haber
sufrido en un accidente de tránsito ocurrido mientras
era
transportado
en
un
vehículo
de
propiedad
de
la
demandada. Remarcó que, para la aplicación al caso del
artículo
184
del
Código
de
Comercio, que establece
una responsabilidad de carácter objetivo, asumiendo el
transportador una obligación de resultado consistente en
trasladar sano y salvo al pasajero desde el punto de
partida
al
destino,
resultaba
necesario
que
el
demandante probara la existencia del hecho generador de
responsabilidad, la existencia del daño y su cuantía, y
la relación causal entre el hecho y el daño. Juzgó que
si bien el actor demostró que el hecho del accidente
efectivamente ocurrió, no logró acreditar la relación de
causalidad
con
el
perjuicio
que
dijo
haber
sufrido,
señalando que a tal fin debería haber producido prueba
pericial médica o al menos haber citado a los médicos
que suscribieron las historias clínicas acompañadas en
4
copia a fojas 35 y 50 para su debido reconocimiento,
destacando
que
ello
era
imprescindible
en
razón
de
tratarse de instrumentos privados.
Contra el fallo interpusieron recurso de apelación
el actor (a fs.109, concedido a fs.110) y la demandada
(a fs.110 vta., concedido a fs.111). Radicada la causa
en esta Sala, expresó sus agravios en primer lugar la
parte actora (fs.124/129, con aclaración a fs.131/137).
A su turno, la demandada contestó los agravios de la
demandante
y
expresó
Contestados
los
los
propios
(fs.139/140).
agravios de la accionada (fs.142/144)
y consentida la providencia de autos (fs.146), quedaron
los
presentes
en
condiciones
de
resolver.
No
hubo
impugnación al relato de los antecedentes de la causa
que contiene la sentencia de grado, razón por la cual se
hace la remisión correspondiente en este acto.
2.
Se queja el actor, en primer lugar, por la
deficiente motivación que le achaca a la sentencia de
grado.
Afirma
que
la
misma
carece
de
referencias
concretas al hecho ventilado en la causa y a las pruebas
rendidas,
y
que
la
única fundamentación
consiste en
la transcripción de dos precedentes jurisprudenciales.
5
Agrega que el fallo incurre en autocontradicción porque
tiene por ocurrido el accidente pero no así el daño
porque
no
se
produjo
prueba
pericial
médica.
Sostiene que tal medio probatorio habría contribuido a
cuantificar
el
daño
pero
que
el
mismo
no
goza
de
exclusividad en orden a probar la existencia del mismo.
Remarca
que
el
hecho
quedó
acreditado
no
sólo
con
testimonios sino también mediante confesión, y expresa
que
las
causa
historias
mediante
clínicas
prueba
fueron
introducidas
informativa
emitida
a
por
la
los
centros médicos respectivos, resultando erróneo exigir
además
médicos
que
que
sean
reconocidas
las
firmaron.
A
por
su
los
profesionales
entender,
la
razón
principal del rechazo de la demanda fue la falta de
prueba sobre su cuantía pero no sobre su existencia,
arguyendo que ésta quedó acreditada con certeza a través
las historias clínicas, de las que surgiría la fecha de
la
atención
asimismo
mediante
circunstancia
servicio
médica
de
de
la
y
el
las
que
línea
motivo
de
la
testimoniales
haya
35/9
sido
la
quien
misma,
rendidas
como
y
concesionaria
pagara
los
la
del
gastos
médicos. Recuerda que la carencia probatoria sobre la
6
cuantía del daño no es óbice al deber de los jueces de
proceder a su dimensionamiento. En segundo lugar, le
endilga al fallo la falta de valoración de la prueba
producida
y
relevante,
en
torno
a
la
relación
de
causalidad entre el accidente y los daños. Señala que
los daños físicos resultan de la copia de la historia
clínica remitida por Sanatorio Güemes S.A. a fojas 35/46
y del informe de Clínica Médica Privada Asistencial de
fojas 50/55, debidamente incorporados al proceso y con
el correlativo deber del juez de valorarlos. Agrega que,
de acuerdo con el informe obrante a foja 83, fue la
concesionaria
del
servicio
de
la
línea
35/9
quien
pagó los gastos de los tratamientos médicos recibidos.
Menciona el apelante que también está probado, mediante
las pruebas testimoniales, que fue el mismo colectivo
que
protagonizó
el
accidente
el
que
lo
trasladó
de
inmediato al Instituto Regional de San Lorenzo, donde
recibió los primeros auxilios antes de ser trasladado al
Sanatorio Güemes. Agrega que los testigos presenciaron
el siniestro porque viajaban con el actor al momento del
hecho, y declararon que el colectivo sufrió un accidente
al
toparse
con
una
rueda
de
camión
en
el camino,
7
y que como consecuencia de ello él resultó golpeado.
Dice también que al absolver posiciones la demandada
reconoció que el conductor del ómnibus lo trasladó hasta
el Instituto Médico Regional de la ciudad de San Lorenzo
para que recibiera atención médica. Sostiene, en fin,
que la relación causal entre los daños físicos y el
accidente es indubitable conforme a la doctrina de la
causalidad adecuada y que no era necesaria una prueba
pericial
médica
ni
el
reconocimiento
de
las
firmas
puestas en las historias clínicas incorporadas por la
vía
del
artículo
228
del
Código
Procesal.
En
tercer
término, se queja por el rechazo de la indemnización del
daño
moral.
Aduce
que
quedaron
acreditados
los
fuertes dolores costales y el tratamiento al que debió
someterse,
espiritual
todo
y
su
lo
cual,
afirma,
tranquilidad.
afectó
Finalmente,
su
impugna
faz
la
condena en costas derivada del rechazo de la demanda,
solicitando
que
sea
modificada
conjuntamente
con
los
demás puntos del fallo cuestionados.
La demandada, por su parte, pese a que la parte
resolutiva
del
fallo
le
resultó
favorable,
expresa
agravios con relación a los considerandos del veredicto.
8
En
tal
sentido,
sostiene
que
el
fallo
carece
de
referencias concretas al hecho, dando por sentado que el
mismo
ocurrió
y
formulando
una
vaga
referencia
a
la
responsabilidad derivada del contrato de transporte y
agrega que tan sólo se rechazó la demanda por falta de
prueba de los daños. Se queja entonces porque el a quo
no
atendió
a
la eximente de responsabilidad invocada,
de
interrupción
del
nexo
causal.
Afirma
que
quedó
demostrado que una rueda se desprendió de un camión que
circulaba en sentido contrario al ómnibus, impactándolo.
Sostiene que esa fue la única causa del accidente y que
se trató de un hecho imprevisible e inevitable. Remarca
que el juez descartó la existencia de relación causal
entre el hecho y los daños invocados por insuficiencia
probatoria,
pero
aduce
que
debió
rechazarse
la
responsabilidad imputada en función de la culpa de un
tercero por el cual la demandada no debía responder.
3.
Ante
todo
se
impone
señalar, con referencia
al recurso de apelación interpuesto por la demandada
vencedora en primera instancia y concedido por el juez
de
grado,
que
es
requisito
de
admisibilidad
de
la
apelación la existencia de interés en el impugnante, por
9
hallarse con agravio respecto de una decisión judicial,
careciendo de tal modo de interés para apelar aquél para
quien la resolución es plenamente favorable (ALVARADO
VELLOSO,
Adolfo,
Estudio
Jurisprudencial
del
Código
Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Santa Fe,
T.III, Rubinzal Culzoni, 1987, p.1557; CCCRos, Sala IV,
27.04.1982,
Zeus
29-R-22;
CCCSF,
Sala
I,
11.03.1974,
Zeus 4-J-154; CCCSF, Sala II, 01.03.1974, Zeus 2-J-298).
Por ello la doctrina y la jurisprudencia nacionales han
destacado que, en principio, sólo es apelable la parte
dispositiva de la sentencia y no sus fundamentos salvo
supuestos
excepcionales,
no
teniendo
el
vencedor
el
deber ni el derecho de apelar los fundamentos del fallo
que en definitiva le dan la razón aunque le resulten
agraviantes, pues no existe perjuicio y por lo tanto se
carece de interés para recurrir cuando se ha obtenido
plena
satisfacción
de
las
pretensiones,
aun
cuando
puedan no coincidir los fundamentos expuestos por la
parte y los vertidos por el juez, en la medida en que
ellos
no
tengan
efectos
sustanciales
(cfr.
LOUTAYF
RANEA, Roberto G., El recurso ordinario de apelación en
el proceso civil, 2da. ed, Astrea, 2009, T.1, p.353, y
10
sus citas: COUTURE, Fundamentos, p. 362; MORELLO, PASSI
LANZA,
SOSA,
p.341;
COLOMBO,
DE
BERIZONCE,
Código
Códigos
¿Son
apelables
sentencias?,
J.A.
1945-I-536;
p.219;
T.III,
Procesal, T.II, p.454, n° 17;
NEVARES,
Procedimiento,
procesales,
COSTA,
los
fundamentos
FERNÁNDEZ,
El
recurso
de
las
Código
de
ordinario
de
apelación en el proceso civil, p.43; ALSINA, Tratado, T.
IV, p.210; PODETTI, Tratado de los recursos, p.126 y
127;
LASCANO,
Jurisdicción
y
competencia,
p.189;
PALACIO, Lino, Derecho procesal civil, T.V, p.87; CCCSF,
Sala I, 29.09.1977, RepLL 1978-1640, n° 24; CTrabRos,
Sala I, 08.10.1964, RepLL 1964-1257, n° 41; CNCom, Sala
D,
25.11.1999,
L.L.
2000-C-362;
CNCom,
Sala
A,
20.03.1979, L.L. 1979-C-388; CNCiv, Sala E, 14.03.1969,
L.L. 136-115; CNCiv, Sala D, 04.10.1970, E.D. 80-515;
SCBA,
L.L.
28.09.1976,
136-1082,
E.D.
entre
76-169;
otros).
TSNeuquén,
Sólo
por
19.11.1968,
excepción
los
fundamentos del fallo pueden causar agravios y habilitar
la apelación del vencedor, cuando la parte dispositiva
se
remite
constituyen
inseparable
a
ellos
un
de
o
la
integran
antecedente
lo
dispositivo
implícitamente,
lógico
o
o
absolutamente
influyen
en
su
11
interpretación,
orientar
existe
el
o
contienen
cumplimiento
decisión
sobre
directivas
de
un
la
punto
enderezadas
sentencia,
de
interés
o
a
cuando
para
las
partes emitida en los considerandos, o en general cuando
de lo expuesto en los considerandos deriva un perjuicio
concreto (cfr. LOUTAYF RANEA, ob. cit.).
Fuera
de
los
supuestos
excepcionales,
las
inquietudes que los fundamentos de la decisión de grado
pudieran
causarle
posibilidad
Código
que
vencedor
brinda
Procesal
cuestiones
al
de
el
quedan
artículo
replantear
oportunamente
a
246
en
planteadas
la
y
salvo
in
con
fine
alzada
rechazadas
la
del
las
u
omitidas en la sentencia, en la oportunidad de contestar
los eventuales agravios de la contraria, de lo cual se
le debe conferir traslado a esta última. En relación con
el tema se ha señalado que el artículo 246 del Código
Procesal local, en tanto otorga a la parte totalmente
vencedora
en
primera
instancia
la
posibilidad
de
solicitar en segunda instancia, al contestar agravios,
que se reexamine el rechazo de alguno de sus planteos
argumentales,
constituye
también
una
valla
para
el
funcionamiento de la “apelación implícita” –denominación
12
utilizada para designar al deber funcional eventual de
la
alzada
de
analizar
todas
aquellas
cuestiones
oportunamente planteadas por el vencedor y que fueron
rechazadas o no consideradas por la decisión de grado,
implícitamente sometidas al tribunal de alzada en virtud
del recurso interpuesto por la otra parte en razón de no
encontrarse el vencedor legitimado para apelar de la
sentencia que ha acogido todas sus pretensiones-, cuya
aplicación es razonable ante un posible desmedro del
derecho de defensa de la parte vencedora a raíz de la
impotencia de ésta para lograr por otros conductos que
el ad quem tenga en cuenta los argumentos que fueron
olvidados o repelidos por el a quo, pero no cuando dicho
eventual desmedro se ve erradicado por la disposición
legal
citada,
la
que
resultaría
superflua
si
se
considerara que, pese a no haber pedido nada –en tiempo
y
forma-
el
vencedor
integral
en
baja
instancia,
igualmente la alzada debería ponderar los alcances de la
apelación implícita (v. PEYRANO, Jorge W., Apostillas
sobre la denominada “apelación implícita”, en Problemas
y
soluciones
sentido
procesales,
concordante:
Juris,
MORELLO,
2008,
p.125/131;
Augusto
M.,
en
SOSA,
13
Gualberto L., BERIZONCE, Roberto O., Códigos Procesales
en lo Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
y
de
la
Nación
comentados
y
anotados,
2da.
ed.,
Platense, 1982, T.I, p.117-118, nota 17; COLOMBO, Carlos
J.,
Código
Procesal
Civil
y
Comercial
de
la
Nación
comentado y anotado, T.II, Abeledo Perrot, 1969, p.574575;
también
sobre
la
necesidad
del
replanteo
de
la cuestión al contestar agravios: FASSI, Santiago C.,
YÁÑEZ,
César
comentado,
D.,
anotado
Código
y
Procesal
concordado,
Civil
T.2,
y
Comercial
Astrea,
1989,
p.503/504; FASSI, Santiago, Límites de los poderes del
tribunal de segunda instancia, LL 156-635; ACOSTA, José
V.,
Procedimiento
civil
y
comercial
en
segunda
instancia, T. II, Rubinzal Culzoni, 1982, p.93).
Más allá de tales digresiones, lo cierto es que en
el sub examine el actor, vencido en primera instancia,
también
contra
apeló
las
el
fallo
y,
consideraciones
a
de
su
la
vez,
las
sentencia
objeciones
expuestas
como agravios por la demandada al contestar los agravios
expresados por el actor fueron debidamente sustanciadas
en esta sede como si del dispositivo del artículo 246 in
fine se tratase, por lo que corresponde dar tratamiento
14
a las mismas en su oportunidad.
4. Con referencia a la deficiente fundamentación
achacada al fallo se observa que, más allá de que se
compartan
o
no
se
pronunciamiento
compartan
recurrido
sus
contiene
fundamentos,
los
el
requisitos
básicos del artículo 244 inciso 4 del Código Procesal en
relación
al
artículo
95
de
la
Constitución
de
la
Provincia, reuniendo las condiciones mínimas necesarias
para satisfacer el derecho a la jurisdicción, habida
cuenta que se sustenta a sí mismo de modo racional. No
se
advierte
conviertan
que
de
el
tal
fallo
modo
contenga
en
vicios
irracional,
que
ilógico
lo
e
infundado en los hechos o el derecho, cumpliendo con los
requisitos
de
legalidad
impuestos
por
las
normas
citadas.
A todo evento, cabe poner de relieve que la Corte
local en reiteradas oportunidades ha considerado que la
exigencia constitucional de que los fallos se motiven no
impone
al
juzgador
desarrollos
minuciosos,
no
siendo
necesario que el Tribunal se haga cargo de todas y cada
una de las alegaciones de las partes, como tampoco que
explícitamente se desechen argumentos, toda vez que la
15
motivación
suficiente
exigida
por
la
Ley
Suprema
no
impone un cartabón de quantum sino de calidad de las
argumentaciones
supone
que
le
correlación
sirven
entre
de
sustento,
aquéllas
y
lo
lo
cual
resuelto,
bastando que mediante las proposiciones formuladas en
torno a los hechos y al derecho del caso la sentencia se
sostenga por sí misma y no aparezca como pura afirmación
caprichosa y subjetiva de la voluntad judicial, y la
parquedad
de
un
pronunciamiento
no
importa
falta
de
fundamentación, pues no debe confundirse “fundamentación
breve” o “sucinta” con una fundamentación raquítica o
insuficiente, reñida con el debido proceso (C.S.J.S.F.,
A.
y
S.
171-489,
171-342,
164-127,
158-81,
111-261,
entre muchos otros).
5.
fuera
En lo que hace al fondo del asunto, ha quedado
de
discusión,
por
ausencia
de
impugnaciones
concretas de las partes en esta sede, la conclusión del
a
quo
acerca
de
la
existencia
del
hecho
accidental
invocado por el actor. En tal sentido, puede tenerse por
firme
y
consentido
que
el
día
7
de
junio
de
2004,
aproximadamente a la hora 20:45, el actor abordó en la
localidad
de
Andino
un
ómnibus
de
la
línea
“35/9
16
Expreso”
con
destino
a
la
localidad
de
Granadero
Baigorria, como asimismo que viajaba sentado en la parte
posterior del ómnibus y que, en el trayecto por la ruta
N° 11, luego de traspasar el puente del río Carcarañá,
el ómnibus embistió con una rueda de camión. Ello surge,
por lo demás, de las declaraciones testimoniales de Juan
Carlos Mareco y Juan Antonio Muñoz -compañeros laborales
del actor, quienes dijeron viajar en el mismo colectivo
qué él al día del hecho al salir del lugar de trabajo
(fs.30)-,
y
de
la
absolución
de
posiciones
de
la
demandada (fs.31). Lo que se encuentra en tela de juicio
en esta instancia es el razonamiento y la valoración
probatoria
efectuada
existencia
y
por
conexión
el
a
quo
causal
de
en
torno
los
a
daños
la
cuyo
resarcimiento fuera reclamado y a la responsabilidad de
la demandada por el hecho.
Pues
bien,
la
demandada
al
absolver
posiciones
reconoció su carácter de concesionaria de la línea de
transporte de referencia y, asimismo y tácitamente, el
carácter
de
pasajero
ocurrido
el
hecho
dolores,
el
conductor
y
del
en
actor
razón
del
cuando
de
ómnibus
que
admitió
Ovejero
debió
que,
aducía
trasladarlo
17
hasta el Instituto Médico Regional de la ciudad de San
Lorenzo.
A
su
vez,
los
testigos
Mareco
y
Muñoz,
que
no han sido objeto de tacha en la instancia anterior,
expusieron que como consecuencia del impacto entre el
ómnibus
y
la
rueda
de
camión,
Ovejero
sufrió
un
sobresalto y resultó golpeado en su región costal, por
lo que fue llevado en el transporte colectivo hasta el
hospital
regional
de
San
Lorenzo,
donde
permaneció
mientras el ómnibus y los demás pasajeros prosiguieron
su curso (fs.30 vta.), no existiendo en autos elementos
que induzcan a dudar de la sinceridad de los testimonios
ponderados.
Por
otro
lado,
de
los
informes
emitidos
por
Sanatorio General Güemes S.A. con historia clínica y
facturación adjuntas (fs.35/46 y 59/61), se desprende
que Ovejero fue recibido por dicho centro asistencial la
madrugada
de
la
del
hora
día
2:00,
siguiente
ingresando
(08.06.2004), alrededor
con
dolor
en
hemitórax
izquierdo y en hipocondrio izquierdo de cuatro horas de
evolución
secundario
tránsito,
donde
a
traumatismo
permaneció
en
en
accidente
habitación
y
se
de
le
18
realizaron
ecografía
distintos
exámenes
abdominal,
suministrándosele
(radiografías
análisis
analgésicos
a
de
través
de
tórax,
sangre),
de
solución
fisiológica, obteniendo el alta el mismo día con egreso
a la hora 19:00, con indicación de reposo, analgésicos,
faja estabilizadora torácica y control por consultorio
externo en diez días.
Seguidamente, según surge del informe de Cli.M.P.A.
S.R.L. Clínica Médica Privada Asistencial, también con
historia clínica adjunta (fs.50/55), en fecha 09.06.2004
Ovejero
Sanatorio
consulta
al
Climpa
servicio
con
orden
de
de
traumatología
Asociar
del
A.R.T.,
permaneciendo internado allí hasta el día siguiente, con
diagnóstico de traumatismo costal y síntomas de dolor.
Se relata en la epicrisis que previamente, mientras el
paciente
viajaba
en
ómnibus
el
día
07.06.2004
a
las
20:30, al ocurrir un accidente, sufrió traumatismo de
tórax
y
contusiones
varias,
recibiendo
los
primeros
auxilios en el Instituto Médico Regional de San Lorenzo
por cuatro horas y derivándose luego al Sanatorio Güemes
de Rosario, donde fue medicado y permaneció internado
por 24 horas. En el Sanatorio Climpa se le practicaron
19
radiografías,
analgésica
exámenes
y
control
de
de
laboratorio,
traumatología
medicación
por
24
horas,
continuándose luego con el control de su evolución en
forma
ambulatoria
16.06.2004,
los
días
11.06.2004,
19.06.2004,
22.06.2004,
14.06.2004,
25.06.2004,
01.07.2004, 07.07.2004, con indicación de reposo y faja
costal, hasta el 12.07.2004 en que obtuvo el alta.
No resulta ajustada a derecho la ponderación hecha
por el a quo con relación a dichas historias clínicas,
al descartar su eficacia probatoria en razón de que los
médicos
autos
que
a
las
suscribieron
reconocerlas
imprescindible
en
no
fueron
y
al
considerar
razón
de
tratarse
citados
que
de
ello
en
era
instrumentos
privados.
Ello
así
porque,
cabe
remarcarlo,
las
historias
clínicas no fueron aportadas a la causa como documentos
en
poder
de
una
de
las
partes,
sino
que
fueron
incorporadas al proceso a través del medio probatorio
regulado
prueba
en
de
el
artículo
informes,
228
prevista
del
Código
en
nuestro
Procesal.
La
ordenamiento
procesal en el artículo 228, no es una especie dentro de
la
prueba
documental,
sino
que
implica
un
medio
de
20
prueba autónomo, dotado de caracteres específicos, que
en
definitiva,
permite
incorporar
al
proceso
copias,
datos, resúmenes, o conclusiones extraídas de documentos
fehacientes
poseídos
por
el
informante.
Tiene
carácter autónomo que consiste en el aporte de datos
preexistentes al juicio y que constan registrados en los
archivos de la entidad oficiada (cfr. ALVARADO VELLOSO,
Adolfo,
Estudio
Jurisprudencial
del
Código
Procesal
Civil y Comercial de la Provincia de Santa Fe, Rubinzal
Culzoni,
T.II,
p.789;
PEYRANO,
Jorge
W.,
VÁZQUEZ
FERREYRA, Roberto A., Código Procesal Civil y Comercial
de
la
Provincia
jurisprudencial,
Roland,
La
de
Santa
Juris,
prueba
en
Fe.
1997,
el
Análisis
T.1,
proceso
doctrinario
p.606/607;
civil.
y
ARAZI,
Teoría
y
Práctica, La Rocca, 2001, p.431; PALACIO, Lino, Derecho
Procesal
Civil,
Abeledo-Perrot,
1972,
T.IV,
p.655;
CCCSF, Sala I, LLLitoral 1998-2-283). Por ello no le son
aplicables
sobre
a
la
prueba
ofrecimiento
y
informativa
recepción
de
las
disposiciones
prueba
documental
(ALVARADO VELLOSO, ob. cit.; CSSF, 28.12.1951, J.T.S.F.
30-70; CCCSF, Sala I, Zeus 47-J-229; CCCSF, Sala I, Zeus
61-J-99).
Así,
nuestra
ley
ritual
no
exige
como
21
requisito de validez formal de los informes que éstos
sean reconocidos por sus firmantes, sino que confiere
autenticidad
a
procedimiento
las
respuestas
regular
(ALVARADO
recogidas
VELLOSO,
por
ob.
un
cit.,
p.793; CTrabRos, Sala II, 16.10.1956, Juris 10-95). En
tal
sentido,
autenticidad
para
basta
poder
con
apreciar
que
debidamente
conste
la
firma
su
del
respectivo responsable de la entidad requerida (CCCLab
Venado Tuerto, Zeus 70-J-6) y mientras no sea impugnado,
el
informe,
como
regla,
se
considera
fidedigno
(CHIAPPINI, Julio, Código Procesal Civil y Comercial de
la Provincia de Santa Fe comentado, 3ra. ed., FAS, 2009,
T.2, p. 856; CNCiv, Sala D, E.D. 25-560; CNCom, Sala A,
J.A.
1960-III-19).
impugnación,
que
si
Cabe
acotar,
el
interesado
en
cuanto
considera
a
la
que
la
entidad a la que se dirige la solicitud no reúne las
condiciones
pertinentes
emanará
de
sus
observación
en
libros,
tiempo,
o
presume
es
que
necesario
esto
es,
el
informe
no
que
formule
la
ofrecerse
o
al
practicarse la prueba, a fin de que su proponente tenga
oportunidad de demostrar la existencia de tales libros o
probar que las circunstancias denunciadas no concurren
22
efectivamente, pues fuera de ese momento precluye la
oportunidad para hacerlo (ALVARADO VELLOSO, ob. cit.,
p.793; CHIAPPINI, ob. cit., p.849; CCCSF, Sala I, Juris
24-213; CCCRos, Sala II, Juris 7-305; CámPazLetSF, Zeus
33-J-98).
En el sub examine, los informes de ambos centros
asistenciales, a través de los cuales se ingresaron las
historias clínicas antes reseñadas, aparecen firmados en
nombre
de
las
mismos
no
por
que,
lo
respectivas
fueron
en
entidades
blanco
función
de
de
lo
oficiadas
impugnación
expuesto,
no
y
los
alguna,
resulta
atinado denegarles validez probatoria. En consecuencia,
apreciados tales informes conforme a las reglas de la
sana crítica y en confrontación con los demás elementos
aportados a la causa, no se advierten razones para dudar
de la veracidad de los datos allí contenidos respecto de
las
dolencias
padecidas
por
Ovejero
posteriores
al
accidente. Sólo cabe destacar que no surge de ellos ni
de
las
demás
probanzas
de
autos
la
permanencia
de
secuelas como producto de las lesiones, extremo que por
lo
demás
partes.
tampoco
fue
objeto
de
invocación
por
las
23
Sentado
aquí
que
lo
el
anterior, no resulta ocioso recordar
Código
Civil
adopta
el
sistema
de
la
causalidad adecuada (arts.901 a 906, C.C.), que supone
la
confrontación
consecuencias,
ha
sido
entre
con
eficiente
un
hecho
el
objeto
o
idóneo
de
y
determinadas
indagar
para
si
aquél
producirlas
en
un grado de probabilidad suficiente. Es decir, que ante
un acontecimiento determinado o una conducta, debe ser
previsible, normal, verosímil que las consecuencias que
se le atribuyen acostumbren a suceder, por lo que el
juicio
de
causalidad
adecuada
se
sustenta
en
la
valoración sobre la congruencia entre un suceso y los
resultados que se le imputan (v. LLAMBÍAS, Jorge J.,
Tratado
1973,
de
Derecho
p.306).
No
Civil.
es
Obligaciones,
menester
certeza
T.I,
Perrot,
absoluta,
sino
seria de probabilidad, que supere el nivel conjetural.
El
nexo
causal
no
requiere
la
prueba
acabada
de
la
existencia de una causa de orden físico, sino que es
ante todo un juicio de probabilidad: el que dadas las
circunstancias de modalidad, tiempo y lugar, el efecto
dañoso
curso
debe
atribuirse
natural
y
al
ordinario
hecho
de
ejecutado,
las
cosas.
según
No
ha
el
de
24
confundirse
la
causalidad
material,
propia
de
las
ciencias físicas, con la causalidad jurídica, que no
exige
la
demostración
de
aquélla
para
imputar
a
una
persona determinadas consecuencias jurídicas, sino que
basta con demostrar que éstas ordinariamente siguen al
hecho ejecutado (cfr. CCCRos, Sala II, 25.06.1998, Zeus
78-J-404).
Trasladando
tales
directrices
al
sub
iudice
y
teniendo en cuenta que, según las probanzas aportadas a
la
causa,
Ovejero
sufrió
un
golpe
en
su
región
costal en el momento del accidente de tráfico vehicular
protagonizado
por
el
ómnibus
en
el
que
aquél
era
transportado, ocurrido el 07.06.2004 después de la hora
20:45, y que a escasas horas, a partir de las 2:00 de la
madrugada del día siguiente, pasó por distintos centros
de
un
atención
par
de
médica
días
donde
a
permaneció
raíz
de
los
internado
por
dolores
que
acusaba en el hemitórax izquierdo y en el hipocondrio
izquierdo secundarios a traumatismos, continuando luego
un tratamiento médico ambulatorio por más de un mes,
aparece
dolencias
como
normal,
mencionadas
natural
y
su
y
verosímil
posterior
que
evolución
las
hayan
25
tenido su causa eficiente en aquel hecho del tránsito,
no resultando por ello necesario un dictamen pericial
médico que así lo asevere.
6.
de
del
En
lo
conformidad
Código
transporte
de
tocante
con
al
lo
Comercio,
colectivo
juicio
normado
de responsabilidad,
en
aplicable
de
el
artículo
analógicamente
pasajeros
por
184
al
medios
automotores, el transportista se encuentra obligado a
trasladar al pasajero sano y salvo al lugar de destino.
Esta Sala ha resuelto antes de ahora que “Ante el claro
precepto
Comercio)
legal
la
que
rige
el
responsabilidad
caso
del
(art.184,
Cód.
transportista
es
de
de
naturaleza contractual (ALTERINI, Atilio, AMEAL, O. J.,
LÓPEZ CABANA, R. M., Curso de las obligaciones, T.II,
p.506; BUSTAMANTE ALSINA, Jorge H., Teoría general de la
responsabilidad civil, p.443; BORDA, Guillermo, Tratado
de derecho civil. Obligaciones, T.III, p.561; BREBBIA,
Roberto H., La responsabilidad civil en el transporte
automotor, en Estudio en homenaje al doctor Borda, ps.
38 a 39; ACUÑA ANZORENA, A., Transporte en ómnibus y
naturaleza jurídica de la responsabilidad del porteador,
J.A. 70-119, entre otros), pese a la opinión sumamente
26
aislada
de
cierta
doctrina
(SALAS,
Acdeel,
La
responsabilidad en el transporte oneroso de personas,
J.A.
76-678).
Tal
responsabilidad
contractual
es
objetiva a favor del pasajero lesionado en un medio de
transporte, naciendo de la ley, el contrato es el que
pone
en
funcionamiento
el
sistema
de
derechos
y
obligaciones de las partes y, entre ellas, es la que
corresponde al porteador de trasladar sano y salvo al
pasajero a su lugar de destino (FERNÁNDEZ, R. y GÓMEZ
LEO,
Osvaldo,
Tratado
teórico-práctico
de
derecho
comercial, T.III-B, p.561; FERNÁNDEZ, R.L., Transporte
de
personas.
1967-III-62;
económico.
Responsabilidad
ETCHEVERRY,
Contratos.
del
R.A.,
Parte
transportador,
Derecho
especial,
J.A.
comercial
T.2,
y
p.314).
Significa lo expuesto que tal obligación objetiva del
porteador
asumida
en
la
convención,
es
netamente
de
resultado (BORDA, op. cit., T.II, p.372; LLAMBÍAS, Jorge
J., Tratado de Derecho Civil. Obligaciones, T.III, 572;
BREBBIA, op. cit., ps. 35 y 39; ETCHEVERRY, op. cit.,
p.300 y sigtes.; CAZEAUX y TRIGO REPRESAS, Derecho de
las
obligaciones,
L.M.R.,
La
T.III,
responsabilidad
p.52;
civil
GARRIDO
en
el
CORDOBERA,
transporte
27
de
pasajeros,
L.L.
1989-D-121;
GOLDEMBERG,
I.,
Indemnización por daños y perjuicios. Nuevos perfiles
desde la óptica de la reparación, p.47; DRAJER, I., La
prescripción
del
transporte
oneroso
en
el
libro,
en
homenaje al doctor Mosset Iturraspe, ‘Contratos’, p.467,
entre otros). Este tipo de responsabilidad contractual
objetiva,
riesgo
de
resultado,
creado
explicado
está
sobre
fundada
la
en
base
la
de
idea
del
razones
de
política legislativa en materia de transportes, con la
finalidad
de
precauciones
inducir
respecto
a
de
las
la
empresas
buena
a
extremar
calidad,
las
perfecto
estado, funcionamiento adecuado de sus vehículos y su de
personal,
y
el
estricto
cumplimiento
de
las
leyes
y
reglamentos, y por otra parte en amparo de las posibles
víctimas para quienes el resarcimiento sería ilusorio en
la mayoría de los casos si debieran probar la culpa del
transportador (FERNÁNDEZ-GÓMEZ LEO, op. cit., T.III-B,
p.561
y
sigtes.;
GHERSI,
C.
A.,
Contratos
civiles
y
comerciales, T.II, p.339; ETCHEVERRY, op. cit., p.315;
BUSTAMANTE ALSINA, op. cit., p.443, entre otros)” (v.
CCCRos, Sala I, 10.03.1998, “Perrota c. Las Delicias”,
LLLitoral 1998-1-868; v. tb. de esta Sala, Acuerdo N°
28
463 del 24.11.2009, autos “Travacio c. Paternó”).
Con respecto a la obligación de seguridad que tiene
su causa en un contrato de transporte de pasajeros, ha
dicho la Corte Suprema de la Nación que su extensión
debe ser interpretada teniendo en cuenta el derecho a la
seguridad previsto en el artículo 42 de la Constitución
Nacional para los consumidores y usuarios, precisando
que
el
razonamiento
ponderación
de
los
constituyen
una
guía
judicial
debe
valores
partir
de
constitucionales,
fundamental
para
solucionar
la
que
los
conflictos de fuentes, de normas, o de interpretación de
la ley, y que la incorporación del vocablo “seguridad”
-entendida como un valor que debe guiar la conducta del
Estado así como a los organizadores de actividades que
directa o indirectamente se vinculen con la vida o la
salud
de
las
Constitución
obliga
a
personas-
Nacional
los
es
en
el
una
decisión
prestadores
de
artículo
42
de
valorativa
servicios
públicos
la
que
a
desempeñar conductas encaminadas al cuidado de lo más
valioso que existe en ella: la vida y la salud de sus
habitantes,
ricos
o
pobres,
poderosos
o
débiles,
ancianos o adolescentes, expertos o profanos, puesto que
29
los usuarios y consumidores son sujetos particularmente
vulnerables a los que el constituyente decidió proteger
de
modo
especial.
Expresó
el
Alto
Tribunal
que
el
ciudadano común que accede a un servicio de transporte
tiene una confianza fundada en que el organizador se ha
ocupado
razonablemente
de
su
seguridad,
porque
la
prestación de servicios masivos presenta un grado de
complejidad y anonimato que resultan abrumadores para
quienes los reciben, pero que se ven simplificados y se
hacen posibles gracias a la apariencia jurídica generada
por su funcionamiento regular y por el respaldo de las
marcas y del Estado, resultando esenciales para estos
sistemas el fortalecimiento de la apariencia jurídica y
de
la
confianza
(C.S.J.N.,
22.04.2008,
“Ledesma
c.
Metrovías S.A.”, Fallos 331:819).
Así
y
pues,
objetiva
de
en
virtud de esa obligación contractual
seguridad,
en
el
supuesto
de
daños
personales sufridos por el viajero, el empresario del
transporte sólo se libera de responsabilidad acreditando
cabalmente
la
ruptura
del
nexo
causal
mediante
la
existencia de fuerza mayor o de la llamada culpa de la
víctima o de un tercero por quien no debe responder,
30
jugando la duda a favor de la víctima (art.184, Cód.
Com.;
art.40,
Ley
24.240
según
Ley
24.999;
cfr.
FERNÁNDEZ, Raymundo L., GÓMEZ LEO, Osvaldo R., Tratado
teórico práctico de Derecho Comercial, T.III-B, Depalma,
1991, p.555 y ss.; TRIGO REPRESAS, Félix A., LÓPEZ MESA,
Marcelo J., Tratado de la Responsabilidad Civil, T.II,
La
Ley,
2004,
p.227
y
ss.;
ANDORNO,
Luis
O.,
La
reparación de daños por responsabilidad por el contrato
de transporte, Zeus 46-D-15; CCCRos, Sala I, “Perrota c.
Las Delicias”, cit.; CSJN, Fallos 327:5082, 323:2930,
322:139, 321:1462, entre otros). Sobre el particular ha
señalado recientemente esta Sala (in re
Alemi
N°
Tours”
103
y
y
104
“Moreyra
del
c.
Alemi
29.03.2010)
que
“Gallegos c.
Tours”, Acuerdos
la
presunción
de
responsabilidad del transportista normada en el artículo
184
del
Código
de
Comercio,
debe
ser
destruida
por
prueba categórica por aquél sobre quien recae, lo cual
debe ser asertivamente demostrado por el transportista,
en punto a las causales de exoneración que contempla la
normativa
citada,
no
siendo
suficiente
a
los
fines
indicados el estado de duda (TRIGO REPRESAS, Félix A.,
LÓPEZ MESA, Marcelo J., Tratado de la Responsabilidad
31
Civil, T.II, La Ley, 2004, p.252; CNCiv, Sala E, D.J.
1999-I-201). En la misma dirección se ha sostenido que
las directivas emergentes del artículo 184 del Código de
Comercio
conducen
a
la
inversión
de
la
carga
de
la
prueba, en tanto no es ya quien alega el daño el que
debe probar la culpa del que lo originó, sino que es el
transportador quien deberá probar que el hecho provino
de fuerza mayor, culpa de la víctima o de un tercero por
quien la empresa no sea civilmente responsable (CNCiv,
Sala M, J.A. 2000-II-síntesis). Además, tales causales
han
de
reunir
algunos
requisitos
propios
para
que
resulten exculpatorias, debiendo tratarse de un hecho
extraordinario,
fuera
de
lo
común,
de
lo
corriente,
imprevisible e inevitable, exterior y extraño al riesgo
de la actividad (TRIGO REPRESAS, Félix A., COMPAGNUCCI
DE CASO, Rubén, Responsabilidad civil por accidentes de
automotores, T.2ª, Hammurabi, 1986, p.92). En cualquier
caso,
carácter
debe
ser
de
probado
imprevisible
por
e
el
invocante su
inevitable
(sobre
el
particular es reiterada la jurisprudencia de la Corte
Suprema
de
Justicia
de
la
Nación,
Fallos:
313:1184;
317:1139; 308:1597; 316:912, entre otros; Corte Suprema
32
de Justicia de la Provincia de Santa Fe, “Monzón c.
Taulet”, 02.07.2009, y remisión al fallo de la Corte de
la
Nación,
entre
el
“Fernández
otros).
hecho
y
inevitable,
Y
si
las
c.
se
Vallejos”,
abrigara
características
siempre
aquélla
del
alguna
de
jugará
11.06.1993,
duda
sobre
imprevisible
a
favor
de
e
los
pasajeros víctimas.
En el sub examine, la demandada viene sosteniendo a
lo largo de todo el proceso -y lo mantiene en esta
instancia- la eximente de responsabilidad derivada de la
culpa de un tercero, en razón de que el ómnibus encontró
en
su
camino
una
rueda
de
camión
que
ocasionó
el
impacto. Se limita a expresar que corresponde aplicar la
eximente de responsabilidad por culpa de un tercero,
pero no definió quién era ese tercero ni mucho menos
solicitó
su
esclarecido
citación
si
la
en
estos
rueda
de
autos.
Tampoco
camión
quedó
mencionada
se
encontraba quieta e inerte en medio de la ruta o si se
encontraba
en
movimiento
como
producto
del
repentino
desprendimiento del camión al que accedía. Sobre este
tema
afirmó
el
actor
en
la
demanda
que
el
ómnibus
embistió “con una llanta de camión que se encontraba
33
tirada
en
la
cinta
asfáltica”
(fs.8
vta.),
y
la
demandada en su responde dijo que “el chofer del ómnibus
encontró en su paso nada menos que la llanta de un
camión”
(fs.17)
reiterando
pliego
presentado
para
tal
punto
que
el
de
vista
actor
en
el
absolviera
posiciones (fs.27). Ya al absolver posiciones (fs.31) y
en
el
alegato
desprendimiento
repentina
y
(fs.106),
del
en
la
demandada
neumático
esta
de
instancia
un
habla
camión
agrega
que
en
el
del
forma
camión
circulaba en sentido contrario al ómnibus (fs.139). A su
vez,
de
los
dos
testigos
presenciales
del
hecho
que
declararon en la causa, uno dijo que “pasando el puente
del Carcarañá había una rueda de camión (…) el colectivo
chocó contra una rueda” y el otro expresó que “a un
camión se le salió una rueda y se metió debajo del
colectivo”
(v.
fs.30
vta.),
no
pudiendo
determinarse
cuál de los testimonios resulta más verosímil, por lo
que
en
este
ALVARADO
punto
VELLOSO,
debe
prescindirse
Estudio
de
Jurisprudencial
ellos
del
(cfr.
Código
Procesal Civil y Comercial Provincia de Santa Fe, T.II,
Rubinzal
Juris
Culzoni,
32-110).
1986,
Así
p.776;
pues,
no
CamTrabSF,
se
conoce
27.06.1967,
cómo
fue
el
34
accidente, no se sabe si la rueda de camión permanecía
inmóvil en la ruta o si se encontraba en movimiento, no
se conoce la velocidad del ómnibus ni eventualmente del
supuesto
camión
y
de
su
rueda
desprendida,
ni
la
distancia entre ambos, ni la zona o lugar de impacto o
roce, ni se sabe a ciencia cierta si el colectivero
tenía o no espacio suficiente para eludir la presencia
del obstáculo. En suma, no hay ninguna prueba de que el
hecho o conducta atribuida a un tercero, resultante en
la presencia de una rueda de camión en la ruta del
colectivo, hubiese tenido en el hecho una incidencia
causal
con
las
características
de
imprevisibilidad
e
inevitabilidad propias de la eximente invocada, razón
por la cual debe desecharse el planteo argumental de la
demandada.
7.
En cuanto al daño resarcible, el actor reclamó
en su demanda las sumas de $ 15.000,- en concepto de
daño
material
y
$
5.000,-
por
daño
moral,
más
los
respectivos intereses, rubros todos ellos rechazados en
la
sentencia
apelada
en
función
del
razonamiento
del a quo sobre el aspecto causal.
En la alzada el apelante sólo expresó agravios por
35
el rechazo del daño moral, consintiendo así tácitamente
el rechazo del rubro patrimonial. Por toda eventualidad
cabe acotar, con respecto al daño material, que en la
demanda el actor no formuló reclamo por daño emergente
sino
que,
al
contrario,
admitió
que
no
debió
abonar
costo alguno por la asistencia médica recibida en el
Sanatorio Güemes y que tales gastos fueron atendidos por
la
aseguradora
de
la
concesionaria
de
la
línea
de
transporte y, a su vez, los datos consignados en la
historia clínica de Cli.M.P.A. S.R.L. permiten suponer
que
la
atención
en
dicho
sanatorio
fue
brindada
por
cuenta de Asociart A.R.T. (v. fs.53/55). Por otro lado,
respecto del lucro cesante, si bien el actor sí expresó
en la demanda que durante el período transcurrido desde
el
accidente
de
los
dos
ambulatorio
hasta más de un mes después -comprensivo
días
de
de
internación
rehabilitación
más
el
tratamiento
subsiguiente-
no
pudo
asistir a su trabajo, lo cierto es que no produjo prueba
alguna
en
relación
a
los
impedimentos
laborales
invocados ni, menos aún, sobre la efectiva pérdida de
ingresos.
Es
que
la
prueba
de
las
lesiones
a
la
integridad física y de la consecuente inmovilización de
36
la víctima, por sí sola, no permite concluir sin más en
la producción de un lucro cesante. Conforme a la opinión
prevaleciente en doctrina y jurisprudencia, es menester
la
demostración
de
la
tarea
productiva
anterior,
su
interrupción a raíz del hecho lesivo y la frustración de
los
ingresos
Matilde,
personas.
1990,
consiguientes
Resarcimiento
Integridad
p.313
y
ss.;
de
(cfr.
ZAVALA
daños.
2.a.
sicofísica,
KEMELMAJER
2da.
DE
DE
GONZÁLEZ,
Daños
ed.,
a
las
Hammurabi,
CARLUCCI,
Aída,
en
Código Civil y leyes complementarias. Comentado, anotado
y concordado, dir. Augusto C. BELLUSCIO, coord. Eduardo
A.
ZANNONI,
desprende
reunidos
de
en
T.5,
Astrea,
los
recibos
el
1994,
de
expediente
p.217).
sueldo
en
el
que
y
se
Según
se
testimonios
tramitó
el
beneficio de litigar sin gastos (fs.4/5 y 26 de los
autos “Ovejero, Ramón c. 9 de Julio S.R.L. s. Pobreza”,
agregados por cuerda a los presentes y que tengo a la
vista) y de las declaraciones testimoniales producidas
en estos autos, el actor se desempeñaba como empleado
semicalificado
hecho,
bajo
indeterminado
de
la
y
un
frigorífico
modalidad
al
de
parecer
a
la
contratación
se
encontraba
época
por
del
tiempo
registrado.
37
Pero no hay probanza alguna que permita concluir que las
lesiones padecidas en el accidente hubiesen interrumpido
su desempeño productivo más allá de los dos días de
internación, durante toda la etapa ambulatoria de su
rehabilitación. Sin perjuicio de ello, de la demanda
resulta
además
que
el
propio
accionante
afirmó
que
durante el mencionado período de rehabilitación gozó de
licencia por enfermedad (v. fs.9), lo que implica la
continuidad de las retribuciones laborales normalmente
percibidas (arg. art.208 L.C.T. o art.13 L.R.T.). Sobre
este
particular
se
ha
dicho
que
el
trabajador
subordinado que, a pesar de la lesión de su integridad,
conserva su puesto y su remuneración durante el período
terapéutico y no padece ninguna incapacitación residual,
no sufre lucro cesante alguno (cfr. ZAVALA DE GONZÁLEZ,
ob. cit., p.326; C1°CCCórdoba, 06.05.1986, LLC 1987-284;
C3°CCCórdoba,
14.06.2007,
Estero,
09.09.1997,
tampoco
se
productivas
LLNOA
invocaron
y/o
LLC
ingresos
ni
2007-750;
C2°CCSgo.
1998-1130).
se
Finalmente,
probaron
adicionales
y
del
actividades
ajenos
a
los
provenientes de dicha relación laboral.
En lo concerniente al rubro extrapatrimonial, es
38
criterio de esta Sala que, si bien en la órbita de la
responsabilidad
contractual
la
prueba
del
daño
moral
generalmente pesa sobre quien se considera damnificado,
debe hacerse la salvedad de supuestos muy excepcionales
en
los
que
la
presunción
podría
resultar
del
incumplimiento mismo, por ejemplo, en casos donde se
afecten
directamente
derechos
personalísimos (v. Ac.
N° 57 del 05.09.2002, autos “Capucci c. Galavisión VCC
S.A.”; Ac. N° 319 del 09.06.2006, autos “Enrique c. Fata
Seguros
S.A.”).
aparece
acreditada
integridad
Por
física,
ello
la
cuando,
existencia
cabe
inferir
como
de
el
en
el
lesiones
daño
moral
caso,
a
la
in
re
ipsa, siendo innecesario exigir la prueba directa de
padecimientos,
sufrimientos,
llantos,
etc.
(ZAVALA
DE
GONZÁLEZ, Matilde, Resarcimiento de daños. 5a. Cuánto
por daño moral, Hammurabi, 2005, p.383; PIZARRO, Ramón
D., Daño moral, Hammurabi, 1996, p.563/568), extremos
que a lo sumo podrán requerirse a fin de establecer una
particular
gravedad
e
intensidad
del
daño
a
modo
de
permitir evaluarlo y cuantificarlo en su justa medida,
para
lo
cual
podrá
resultar
conveniente
suministrar
prueba pericial o testimonios de los allegados (ZAVALA
39
DE GONZÁLEZ, ob. cit., p.386/388). Corresponde destacar
también que para la procedencia del resarcimiento del
daño moral no es menester que en el demandante subsista
una
lesión
física
o
que
le
queden
secuelas,
ya
que, como lo entiende la jurisprudencia prevaleciente,
la indemnización procede cuando se han comprobado las
lesiones
dejen
aunque
éstas
consecuencias
hayan
curado
incapacitantes,
rápidamente
sin
y
no
perjuicio
de
valorar dicha circunstancia a los fines de establecer el
quantum
indemnizatorio
(v.
DARAY,
Hernán,
Derecho
de
daños en accidentes de tránsito, 2da. ed., T.2, Astrea,
2008, p.693/697; v. de esta Sala, Acuerdo N° 511 del
30.12.2009, autos “Marti c. Medero”).
También a los fines de la fijación del quantum debe
tenerse
en
naturaleza
no
cuenta
la
índole
resarcitoria
necesariamente
proporcionalidad
con
tiene
la
de
del
la
que
hecho
generador,
la
indemnización, la cual
guardar
relativa
al
relación
daño
de
material,
incluso puede faltar éste ya que el daño moral no es un
elemento
accesorio
del
daño
material, debiéndose
evaluar las condiciones personales de la víctima tales
como su edad, su condición social, sexo, entre otras
40
consideraciones,
y
el
sufrimiento
y
mortificación,
aunque hayan sido temporarios (conceptual sobre el daño
moral y los elementos para la fijación de su quantum:
Corte de la Nación, Fallos 308:698; 316:2894; 318:1598;
321:1117; 325:1156; 326:847; 329-2-2088 y T.329-2-2702,
entre
otros;
también
se
sigue
los
parámetros
de
la
doctrina de la Corte de la Provincia de Santa Fe, causa
“Quiroga
c.
precedentes
Municipalidad
de
esta
Sala
de
Rafaela”,
“Corbellini
c.
cit.;
y
Serrani”
y
“Villarreal c. Pérez” cit., entre otros). Como dijo la
Corte Federal que “por no ser el daño moral susceptible
de
apreciación
relativa
una
suma
económica,
satisfacción
de
dinero
del
que
sólo
debe
agraviado,
no
deje
buscarse
una
proporcionándole
indemne
el
agravio”
(Fallos 329:1179), entendido como lo más cercano a la
reparación integral del perjuicio padecido por la parte
damnificada.
En el caso, se trata la víctima de una persona
humilde sin bienes de fortuna, sostén de una familia con
cuatro hijos, que a la época del hecho se desempeñaba
como
de
empleado
los
de
elementos
un
frigorífico, según se desprende
aportados
al
expediente
conexo
de
41
declaratoria de pobreza. Por otro lado, conforme a la
prueba producida en autos, el accidente vehicular no
aparece
como
gravemente
mortificante
consecuentes
curaron
gravedad
permanencia.
ni
circunstancias,
que
permitan
como
rápidamente,
inferir
sin
Teniendo
asimismo
una
y
la
en
las
lesiones
secuelas
cuenta
ausencia
alteración
del
de
de
tales
datos
equilibrio
existencial de especial gravedad e intensidad, conforme
a
las
facultades
conferidas
Código
Procesal,
estimo
por
el
prudente
artículo
fijar
245
el
del
monto
indemnizatorio por daño moral en la suma de $ 5.000,- a
valores
actualizados
a
la
fecha
de
la
sentencia
de
primera instancia.
En lo concerniente a los accesorios reclamados, sin
postulación de una tasa en especial, a la luz del cambio
de circunstancias económicas surgidas desde el año 2002
hasta el presente y de la evolución de la jurisprudencia
de este Tribunal sobre la materia -reflejada en la causa
“Menna c. Vecchio” (Acuerdo N° 330 del 24.08.2010) a
cuyas consideraciones corresponde remitir por razones de
brevedad-, corresponde establecerlos por el período que
va
desde
la
mora
hasta
el
fallo
de
primera
42
instancia a la tasa pasiva -sumada- del Banco de la
Nación Argentina, incrementándose a la tasa mixta entre
la activa y la pasiva del Banco de la Nación Argentina
-sin capitalización- desde la fecha del fallo de primera
instancia y hasta el efectivo pago.
8.
tema
y
la
Respecto de las costas de primera instancia,
que
dado
también
su
propuesta
ha
sido
carácter
que
juez
de
grado
de
impugnación,
accesorio, en caso de prosperar
vengo
corresponderá modificar
el
objeto
y
la
proponiendo
imposición
distribuirlas
al
acuerdo,
dispuesta
en
proporción
por
a
los recíprocos vencimientos (art.252, C.P.C.C.), siendo
oportuno recordar que la proporcionalidad con la que
deben distribuirse las costas en caso de vencimientos
recíprocos debe ponderarse prudencialmente con criterio
jurídico y no meramente aritmético (ALVARADO VELLOSO,
ob.
cit.,
T.II,
p.942;
PAGNACCO,
Eduardo,
en
Código
Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Santa Fe.
Análisis doctrinario y jurisprudencial, Peyrano, Jorge
W.,
director,
Vázquez
Ferreyra,
Roberto
coordinador,
T.1, Juris, 1997, p.781/782). En tal sentido corresponde
tener en cuenta que la demandada resultó vencida en la
43
cuestión principal del juicio de responsabilidad y en lo
relativo
al
rubro
indemnizatorio
extrapatrimonial,
mientras que el actor salió perdidoso en lo tocante al
resarcimiento del daño material, derrota que no objetó
en
esta
instancia.
Por
tales
consideraciones
y
atendiendo al criterio jurídico de distribución antes
mencionado,
corresponderá
imponer
las
costas
de
la
primera instancia en un 75% a cargo de la demandada y en
un 25% al actor.
Así voto.
Sobre la misma cuestión, la señora vocal doctora
Serra, dijo: Que coincide con lo expuesto por el señor
vocal doctor Silvestri, y vota de la misma manera.
Sobre esta misma cuestión, el señor vocal doctor
Ariza, dijo: Que se remite a lo expuesto en la primera
cuestión, absteniéndose de emitir opinión.
Sobre la tercera cuestión, el señor vocal doctor
Silvestri, dijo:
En
atención
al
resultado
obtenido
al
tratar
las
cuestiones anteriores, corresponde desestimar el recurso
de nulidad, rechazar el recurso de apelación interpuesto
por
la
demandada
y
acoger
el
recurso
de
apelación
44
interpuesto
por
el
actor,
revocando
parcialmente
la
sentencia de primera instancia y, en su lugar, condenar
a la demandada a pagar al actor, dentro del plazo de
quince
días,
la
suma
de
$
5.000,-
en
concepto
de
indemnización por daño moral, más intereses equivalentes
a
la
tasa
pasiva
-sumada-
del
Banco
de
la
Nación
Argentina por el período que va desde la mora hasta el
fallo de primera instancia y a la tasa mixta entre la
activa y la pasiva del Banco de la Nación Argentina -sin
capitalización-
desde
la
fecha
del
fallo
de
primera
instancia y hasta el efectivo pago.
Las costas de esta segunda instancia se impondrán a
las
partes
en
función
de
la
regla
del
vencimiento
objetivo (art.251, C.P.C.C.). A esta altura corresponde
remarcar que el actor no insistió en esta sede con el
reclamo
por
plenamente
daños
favorable
materiales,
a
sus
obteniendo
reclamos
respuesta
apelatorios.
Por
tales consideraciones corresponde imponer las costas de
esta
segunda
instancia
totalmente
a
cargo
de
la
demandada.
Los honorarios profesionales por la intervención en
segunda instancia serán regulados en el 50% de los que
45
en definitiva resulten regulados en primera instancia
(art.19, ley 6.767).
Así me expido.
Sobre la misma cuestión, la señora vocal doctora
Serra, dijo: Que coincide con la resolución propuesta
por el señor vocal preopinante, y vota en igual forma.
Concedida la palabra al señor vocal doctor Ariza, a
esta cuestión dijo: Que se remite a lo considerado en la
primera cuestión, y se abstiene de votar.
En
mérito
a
los
fundamentos
del
acuerdo
que
antecede, la Sala Primera de la Cámara de Apelación en
lo Civil y Comercial de Rosario, RESUELVE: 1) Desestimar
el
recurso
de
nulidad.
2)
Rechazar
el
recurso
de
apelación interpuesto por la demandada. 3) Acoger el
recurso de apelación interpuesto por el actor, revocando
parcialmente la sentencia de primera instancia y, en su
lugar, condenar a la demandada a pagar al actor, dentro
del
plazo
de
quince
días,
la
suma
de
$
5.000,-
en
concepto de indemnización por daño moral, más intereses
equivalentes a la tasa pasiva -sumada- del Banco de la
Nación Argentina por el período que va desde la mora
hasta el fallo de primera instancia y a la tasa mixta
46
entre la activa y la pasiva del Banco de la Nación
Argentina -sin capitalización- desde la fecha del fallo
de
primera
instancia
y
hasta
el
efectivo
pago,
con
costas en un 75% a cargo de la demandada y un 25% a
cargo del actor. 4) Imponer las costas de esta segunda
instancia
a
honorarios
los
que
parte
demandada.
profesionales
en
instancia.
la
definitiva
Insértese,
de
alzada
resulten
hágase
5)
Regular
en
regulados
saber,
y
el
50%
los
de
en
primera
bajen.
(Expte.
Nro. 256/2009).
mm.
SILVESTRI
SERRA
ARIZA
-art.26 ley 10.160-
47
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