Lectio Divina viernes 22 de marzo 2013

Anuncio
Lectio Divina viernes 22 de marzo V semana de Cuaresma- Ciclo –C - Lecturas:
JEREMÍAS 20, 10-13; SALMO 17; JUAN10, 31-42
PALABRA QUE DA VIDA
SI HACEMOS LAS OBRAS DEL PADRE…
1. Hagamos las LECTURAS
Los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús. Él les replicó: - «Les he hecho ver
muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de ellas me apedrean?» Los
judíos le contestaron: - «No te apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia:
porque tú, siendo un hombre, te haces Dios.»
Jesús les replicó: - «¿No está escrito en su ley: "Yo les digo: Son dioses"? Si la
Escritura llama dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y no puede fallar la
Escritura), a quien el Padre consagró y envió al mundo, ¿dicen ustedes que blasfema
porque dice que es hijo de Dios? Si no hago las obras de mi Padre, no me crean, pero si
las hago, aunque no me crean a mí, crean a las obras, para que comprendan y sepan que
el Padre está en mí, y yo en el Padre.» Intentaron de nuevo detenerlo, pero se les
escabulló de las manos. Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde
antes había bautizado Juan, y se quedó allí. Muchos acudieron a él y decían: - «Juan no
hizo ningún signo; pero todo lo que Juan dijo de éste era verdad.» Y muchos creyeron
en él allí.
2. MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
En muchos hombres y mujeres la religión se convierte en una realidad alienante, que se
expresa en el mero cumplimiento de normas, disciplinas, ritos, tradiciones carentes de
vida y sin fuerza transformadora en la propia vida, la vida de la familia o de la sociedad.
A este tipo de creyentes se les hace imposible aceptar la invitación a un compromiso
mayor. Jesús se da cuenta de que sus conciudadanos viven efectivamente una
experiencia religiosa alienante. Viven la experiencia de fe como una realidad estática,
individual, sin compromiso histórico. Jesús mueve el piso de la gente, pero la gente
siente rabia contra él. Por eso no encuentran otra salida que apedrearlo y acabar con su
vida.
b. ¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
Está bien; el conflicto sigue, aún se ven las piedras que toman los judíos para lanzarlas a
Jesús; se constata el peligro que corre la persona de Jesús. Pero vamos a presenciar la
defensa que él mismo hace y el final, casi de película rosa: el protagonista gana esta
vez: muchos creyeron en él.
¿Qué llegarán a ser los que escuchan la Palabra que Dios envía? Serán dioses. Pero, a
veces, nos obstinamos en lo de abajo. Nos contentamos con comer, nosotros que
estamos hechos para la altura y la belleza de Dios. Recordemos la parábola del
aguilucho que se crió en el gallinero: no podía aceptar el sentir en sus alas el llamado de
la altura y se resignaba a picotear el piso. Así somos en la mayoría de los casos. No nos
creemos la posibilidad que se nos da, no arriesgamos, no asumimos la Palabra con lo
que ella implica y nos quedamos en la crítica.
Al final, de todas maneras, la Palabra tiene que huir al otro lado del Jordán, allá, donde
Juan bautizaba, donde Jesús fue ungido por el Espíritu para anunciar Buenas Nuevas,
donde se inicia la vida pública. La palabra se esconde porque no queremos aceptar la
gran oportunidad.
¿Qué actitud tenemos nosotros hoy? ¿Seguimos encasillados? ¿Buscamos la Palabra?
¿Tenemos el espíritu y la gana y la garra de asumir eso de ser "dioses"?
3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del
corazón
Vivir en fidelidad a Dios es colocarse en contravía del mundo y, muchas veces, de la
propia religión. La Cuaresma, al ser un tiempo de encuentro con Dios y de revisión
profunda, nos exige nuevas actitudes en el creer, en el vivir y en el compromiso por la
transformación del mundo y de la propia Iglesia. Es precisamente lo que nos está
diciendo el Papa Francisco con palabras y gestos. No es para que digamos: qué lindo el
Santo Padre, qué humilde… sino para que nos atrevamos a imitar sus gestos y hacer ya
el cambio que Dios quiere.
4. OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Señor, Dios nuestro: Tú eres un Dios leal, siempre fiel a tus promesas. Robustece
nuestra fe, para que, con Jesús, sigamos siempre confiando en ti a pesar de los
prejuicios, del ridículo y de la contradicción. Otórganos la firme convicción de que tú
estás irrevocablemente comprometido con nosotros en Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy?
Motivación: ¿Cuántas piedras tiramos a quienes no piensan o no hablan como
nosotros? Tendríamos, como Jesús nos dice, que “mirar las obras” y aprender a
reconocer en ellas el único signo inequívoco del Reino: el amor. NUNCA NOS DEJAS
HUÉRFANOS
No nos dejas huérfanos, Señor, nunca nos dejas huérfanos.
Cuando amamos y seguimos tus mandatos, tu Espíritu de amor nos hace compañía y es
para nosotros fuerza y aliento, soplo gratuito de vida y tregua en el trabajo para
continuar en amor y fidelidad.
Cuando obramos mal, tu Espíritu de verdad remueve nuestras entrañas y es para
nosotros luz en la oscuridad, agua viva para limpiarnos, bálsamo para las heridas y
garantía de tu amor y fidelidad.
No nos dejas huérfanos, Señor, nunca nos dejas huérfanos.
Vivimos el presente con serenidad y miramos el futuro con esperanza, porque tú no te
olvidas de nosotros aunque nosotros nos olvidemos de Ti. Tú estás en lo más hondo de
nosotros mismos.
Aunque pasemos dificultades, aunque fracasemos en nuestros intentos, aunque la
desgracia nos visite, aunque nos rompamos a jirones, aunque la muerte nos recoja antes
de tiempo, nos fiamos de Ti. Confiamos en tu promesa.
No nos dejas huérfanos, Señor, nunca nos dejas huérfanos.
Descargar