2. La escolarización del alumno con SPW

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AHORA (LOGSE)
Educación Básica Obligatoria (de 6 a 12 años)
3.er Ciclo (de 10 a 12 años)
5.º Ed. Primaria (10-11)
6.º Ed. Primaria (11-12)
Educación Secundaria Obligatoria (de 12 a 16 años)
Primer Ciclo (de 12 a 14 años)
1.º Ed. Secundaria (12-13)
2.º Ed. Secundaria (13-14)
Segundo Ciclo (de 14 a 16 años)
3.º Ed. Secundaria (14-15)
4.º Ed. Secundaria (15-16)
Educ. Secundaria No Obligatoria (de 16 a 18 años)
Bachillerato (1.º y 2.º)
ANTES (LEY DE 1970)
Educación General Básica
5.º EGB
6.º EGB
7.º EGB
8.º EGB
1.º BUP ó 1.º FP I
2.º BUP ó 2.º FP I
3.º BUP (17-18)
1.º FP II de Ens. Esp
Acceso FP I a FP II
COU
2.º FP II de Ens. Esp
1.º FP I de Rég. General.
FP (ciclos formativos de grado medio –duran de 1.000 a 2.000 horas)
Programas de Garantía Social (1 ó 2 cursos)
2. LA ESCOLARIZACIÓN DEL ALUMNO CON SPW
Aunque la tendencia sea a escolarizar a los alumnos/as con necesidades educativas
especiales asociadas a discapacidad psíquica en los centros y programas ordinarios,
existen varias alternativas para la escolarización de los niños con SPW. Decidir cuál es
la mejor opción depende de las necesidades del niño y de los sistemas que cada centro sea capaz de ofrecer. Dado que las necesidades suelen variar con el tiempo, es conveniente realizar periódicamente revisiones del modelo escolar.
A partir de la convicción de que lo óptimo es que el niño construya su personalidad
en un ambiente normalizado surge la Integración Escolar. Pero el que se haya optado
por integración o por educación especial no debe ser impedimento para que se incorporen comprensión y apoyo al desarrollo educativo, emocional y social, procurando que
las experiencias del educando sean lo más normales posibles, optimizando, así, su calidad de vida del niño.
Nuestro objetivo es ofrecer información médica, conductual y educativa básica, acerca del SPW y esbozar estrategias específicas que ayuden a que los niños alcancen un
buen potencial educativo, y, cómo no, personal y social. Sólo cuando los educadores
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comprenden que cada niño es un individuo con necesidades y puntos fuertes
especiales, dando de este modo una respuesta educativa ante la diversidad,
podrán determinar qué cualidades contribuyen a obtener logros que ayuden —a
padres y educadores— a encarar los
retos asociados a la presencia del síndrome y a maximizar su funcionamiento,
independencia y felicidad.
3. ASPECTOS MÉDICOS QUE AFECTAN
AL PROCESO EDUCATIVO
Sea cual sea la opción elegida, tanto
los educadores como el resto del personal
de la escuela deben estar informados
sobre las características médicas (alteraciones orgánicas) del SPW. Entre ellas destacan las dificultades de atención, el problema de apetito, la hipotonía y los problemas de conducta asociados al síndrome.
Fig. 1. Todo el personal del colegio debe
estar informado de las características del SPW.
Los alumnos con SPW presentan hambre intensa asociada a un comportamiento conflictivo por tratar de conseguir
comida. La mayoría de las personas con SPW sienten hambre continuamente. Esta fuerte compulsión por comer tiene una base biológica y está fuera de su capacidad de razonamiento y autocontrol. Probablemente para ellos es tan difícil mantener algún control
sobre su apetito como lo es para cualquiera evitar un estornudo. Así, estos niños pueden
robar la comida de otros niños o dinero para comprarla, cambiar sus pertenencias por
algo de comer e incluso ingerir sustancias no comestibles (de papeleras, de la basura,
congelados, comida para mascotas, etc.). Debemos limitar su accesibilidad a la comida, y afrontar de una manera realista los robos de comida al tiempo que reforzamos positivamente al niño cuando haya demostrado algún autocontrol. Otro rasgo físico asociado a este síndrome es el bajo tono muscular y poca capacidad para realizar tareas que
requieren ejecución motora. Tienen dificultad para mantener la atención en tareas que no
les resultan suficientemente motivantes ni estimulantes. Parecen somnolientos la mayor
parte del tiempo, durmiéndose en situaciones con poca estimulación (situaciones monótonas como escuchar una lección larga, ver la televisión, el trayecto del autobús).
Todos estos rasgos afectan a su rendimiento escolar y a la percepción que de él tienen profesores y compañeros de clase. Conocer estas dificultades inherentes al síndrome
y saber sobre ellas ayudará a los profesores a desarrollar al máximo las posibilidades
del niño, a prevenir dificultades, y a evitar frustraciones por no conseguir eliminar algunos comportamientos problemáticos.
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